viernes, 30 de noviembre de 2018

Dios y la vida y muerte del hombre

La fe, incluso la profunda, nunca
es completa  - J. P. Sastre- 


Al versar sobre la muerte, ya he indicado que nos lleva a necesitar a Dios, ansiamos su existencias para no morir del todo, desaparecer tras la vida terrena, que en orden a lo que nos promete nuestra religión -y todas hablan de un Más Allá- la muerte sólo sea una mutación, un cambio de vida. 'Semillas somos los hombres del árbol de la humanidad', dice Unamuno. Yo me pregunto: ¿Le importará este árbol a Dios? Sí  le importó el de la Ciencia del Bien y del Mal, que hizo a los padres del género humano perder el paraíso terrenal. En él no existía la muerte, el dolor, físico y moral, ninguna clase de mal. Perdido el Edén, donde presidieron Adán y Eva, pasamos a este valle de lágrimas', y ya irremisiblemente. Si ha habido una redención -la que Jesucristo hizo del género humano por medio de su pasión y muerte-, ésta no ha implicado el levantamiento de nuestra condena en la tierra. ¿Importamos a Dios cada uno de nosotros? Pensemos que sí, y ojalá no estemos equivocados, San Agustín dice al respecto que 'Dios nos ama a cada uno de nosotros como si sólo existiera uno de nosotros'. 

Creer a pies juntillas en cuanto expone nuestra religión, y cualquier otra, es difícil, más bien es un 'querer creer'; así lo considera Unamuno:
          Un justo puede decirse en su cabeza: ¡Dios no existe! Pero en el corazón solo puede decírselo un malvado. No creer que haya Dios o creer que no le haya es una cosa, resignarse a que no le haya es otra, aunque inhumana y horrible, pero no querer que le haya excede a toda otra monstruosidad moral. 
Inconcebible no encontrar a Dios, creo con Descartes que 'la existencia de Dios es más cierta que todos los teoremas de la geometría'. Así, por otra parte, que en tal tema hemos de proceder con circunspección, tal como deja claro Blas Pascal con su consideración al respecto: 'Prefiero equivocarme creyendo en un Dios que no existe, que equivocarme no creyendo en un Dios que existe'. Y lo fundamenta de la manera inteligentemente: 'Porque si después -dice- no hay nada, evidentemente nunca lo sabré, cuando me hunda en la nada eterna; pero si hay algo, si hay Alguien, tendré que dar cuenta de mi actitud de rechazo. 

El problema no es la existencia de Dios, es nuestra falta de entenderle.

La razón me dice que Dios existe, pero también
me dice que nunca podré saber lo que es.
                          - Voltaire - 

Interpretado Dios a escala humana, no puede ser de otra manera, cabe entender su existencia, pero no el mundo que hizo. Él es, como ve el filósofo griego Heraclito de Efeso, como vemos todos, 'noche y día, invierno y verano, paz y guerra, abundancia y hambre. ¿Por qué no hizo un mundo mejor, siendo cual le retrata el Catecismo de Astete? Padre Gaspar de Astete, de la Compañía de Jesús, publicado en 1599.  Nos le presenta así: -- ¿Quién es Dios? / -- Es una cosa, la más excelente y admirable que se puede decir, ni pensar; un Señor infinitamente bueno, sabio, justo, poderoso, principio y fin de todas las cosas. 

De su poder no cabe dudar, estamos en manos de Dios, otra cosa es lo que la humanidad signifique para Él, y ello independientemente de que todo lo controla, que, según expresión de Cervantes, 'no se mueve la hoja de un árbol sin la voluntad de Dios'. ¿La muerte fue para siempre? Dijo Dios a Eva
'Multiplicaré tus trabajos y miserias en tus preñeces: con dolor parirás los hijos, y estarás bajo la potestad o mando de tu marido, y él te dominará (3:17). Y a Adán: 'Por cuanto ha escuchado la voz de tu mujer, y comido del árbol de que te mandé de que te mandé no comieses, maldita sea la tierra por tu causa: con grandes fatigas sacarás de ella el alimento en todo el discurso de tu vida. Espinas y abrojos te producirá, y comerás de los frutos que den las hierbas o plantas de la tierra. Mediante el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a confundirte con la tierra de la que fuiste formado: puesto que polvo eres y a ser polvo tornarás' (3: 17, 19).
 De Dios no entendemos la bondad que se le asigna ante la maldad del mundo. Del libro 'Controla Dios todas las cosas?', de R. C. Sprour, en uno de sus capítulos, titulado '¿Es Dios responsable de la maldad humana?' Trata a fondo el tema. Esta lectura, que naturalmente recomiendo, es en la que más razonamientos convincentes encontré, empezando por separar a Dios y al hombre: 
La gran diferencia entre el Creador y la criatura es que Dios es eterna e inmutablemente bueno, mientras que la criatura fue hecha mutablemente buena. Es decir, fue creada con la posibilidad de cambiar en su conformidad con la ley de Dios.
 Y según continúa en sus disquisiciones se infiere que hay que partir de la concesión del libre albedrío. Sigue considerando:
Vemos, pues, que no podemos entender la desobediencia sin tener primero un concepto de obediencia. La ilegalidad se define por la legalidad. La injusticia depende de una definición previa de justicia. El anticristo no puede existir sin una relación antitética con Cristo. Entendemos que el mal se define como una negación o falta de conformidad con los estándares de lo bueno.     
 El hombre conoce la muerte a medias. Solo desde el Más Acá.

viernes, 23 de noviembre de 2018

De Santa María la Real de Nieva (Segovia) ha de desaparecer la falsa inscripción del sepulcro de la iglesia. Es una ignominia a la Historia. (Segunda parte)

Hablé finalmente de que continuaré doliéndome de la tergiversación de la Historia que se está cometiendo, y para colmo cuando efectuarlo implica caer de plano en el ridículo. Para cualquier persona de cultura en dicha materia los restos mortales de Blanca I de Navarra probablemente en la iglesia de la localidad segoviana de Santa María la Real de Nieva, pero sin localizar. Y digo que probablemente por aquello de su debatido traslado. En cuanto a éste nos inclinamos con Eloísa Ramírez Vaquero, de la Universidad Pública de Navarra,  en que no se verificó. También es extraño, irrisible, no ya insólito sino  inaudito lo que me ocurre con mi solicitud de que no se noticie erróneamente en Información y Turismo respecto a este punto.

Digo que es un caso inaudito, o sea, no oído, no visto, y no estoy muy seguro de ello pues los hay extraños, raros, chocantes, de todo tipo; nihil novum sub sole, nada nuevo bajo el sol, adagio atribuido a  Salomón, en la Biblia. Es superlativamente sorprendente, sensacional,  el hecho de que se me haya expuesto que presente pruebas de mis afirmaciones. Y, por añadidura, de una manera rimbombante, aparatosa, enfática, Literalmente así:

… me comunica que se le ha requerido como interesado, para acompañar avales científicos a sus afirmaciones sin que hasta la fecha se haya realizado ninguna aportación al respecto.

Lo único que tiene de bueno es que no se ha dado tal caso improcedente, impropio, infundado. Ni que decir tiene que de haber recibido tal comunicación no hubiera dejado de darle la adecuada respuesta. Pero hay más, y esto es estampado al principio, en esta notificación hecha por el delegado de la Junta de Castilla y León, en Segovia, respecto a mí. Veámoslo.

Me confirman desde dicha Delegación Territorial que los trabajos arqueológicos  realizados allí realizados por la Junta de Castilla y León, avalados por la Universidad de Granada y un equipo de paleontólogos de reconocido prestigio, hacen compatibles esos restos con los de Blanca de Navarra.

Lo de ‘reconocido prestigio’ no deja de tener gracia que se consigne. Tan reconocidos son como paleontólogos los señores a que alude como los que intervinieron en el Equipo Poblet. 


Di una contestación exhaustiva al comunicante, mas no he obtenido respuesta. He aquí algunos fragmentos de mi correo electrónico.

Obtengo la primera noticia de que ‘los trabajos arqueológicos allí realizados por la Junta de Castilla y León, avalados por la Universidad de Granada y su equipo de paleontólogos de reconocido prestigio, hacen compatibles esos restos con los de Blanca de Navarra.’. Esto nunca me lo comunicó, como ahora lo hace usted, la Delegación Territorial de Segovia. Esto es ya darme una respuesta, por su parte, y no evasivas de unos y silencio de otros; se lo agradezco y le doy mis más expresivas gracias. 

Seguidamente clarifico que mi interés en el evento se limita a que se imponga la verdad. Le expongo lo siguiente:

Yo me pronuncio sin otro interés que hallar la verdad y que ésta se imponga, que no se mienta en Historia. Ello en concordancia con este aserto de Cervantes en ‘el Quijote’: ‘Uno es escribir como poeta y otro como historiador: el poeta puede contar o cantar las cosas como no fueron, sino como debían ser, y el historiador las ha de escribir no como debían ser, sino como fueron, sin añadir ni quitar a la verdad cosa alguna’. (II, 3, lo pone en boca de Sansón).

Remacho el clavo de la siguiente manera.

No procedería de ningún modo pedirme que acompañe avales –desquiciada petición sería- científicos a mis afirmaciones. La base de mi afirmación está súper repetida en mis artículos. La documentación científica de el ADN mitocondrial puede pedirla la Delegación Territorial de Segovia, o quien quiera, al Abad del Real Monasterio de Poblet . A él le fue presentado el estudio genético, que no a mí. Yo no tengo porqué tenerle.  Yo vengo solicitando algo que anule el ADN que se verificó con la archiduquesa de Austria Johanna de Habsburgo, decimoquinta hija de la reina Ana de Jagellón—Foix y Fernando de Habsburgo. ¿Me lo puede presentar la Delegación Territorial de Segovia? 

Lo más desconcertante, perturbador.

Lo que ya queda dicho: El hecho de avalar la Universidad de Granada los trabajos arqueológicos realizados por la Junta de Castilla y León con respecto a Blanca I de Navarra. Esto me dejó de una pieza, e hizo que manifestara a mi comunicante lo que paso a transcribir.

¿Ignora que un participante del Equipo Poblet  -concretamente el Dr. Miguel Cecilio Botella López- es catedrático de Antropología de la Universidad de Granada ¿ No puede ignorar nada al respeto; se publicó urbi et orbi el resultado del estudio genético del Príncipe de Viana con todos sus pormenores. Ello motivó que el lite existente entre Navarra y Castilla y León por los restos de Blanca I de Navarra fuera anulado por los navarros, dando crédito,  indubitadamente, al ADN. Si otorgaran credibilidad a que a posteriori  se ha quedado devaluado ante una nueva prueba –ahora por parte de la comunidad autónoma-  ¿no cree que muy probablemente Navarra hubiera vuelto a reclamar los restos?

Nunca se ha dado el caso –es algo imposible- de que falle el ADN debidamente aplicado, o sea, en cuanto prueba. Los trabajos arqueológicos a que se alude no han impugnado y anulado el ya referido estudio genético hecho por la Universidad Autónoma de Barcelona y por la de Granada. Además, y por otra parte, quede claro que la arqueología es: ‘Ciencia que estudia las artes, los monumentos y los objetos de la antigüedad, especialmente a través de sus restos’. (DAE). La Paleontología se define como: ‘Ciencia que trata de los seres orgánicos desaparecidos a partir de sus restos fósiles’. (DAE). Parentesco aparte, no cumple igual cometido. Los señores que han realizado esos trabajos arqueológicos  a que se refiere el delegado de la Junta de Castilla y León, en Segovia, deben saber que el médico antropólogo José Manuel Reverte Coma emitió un dictamen sobre los restos en cuestión, con fecha 15 de diciembre de 1994, en el cual consigna.

… la prueba definitiva y segura, sería el estudio de ADN, tanto en este esqueleto  como en los restos que puedan existir del padre de doña Blanca, don Carlos III, enterrado en la catedral de Pamplona y del hijo de la Reina, don Carlos, Príncipe de Viana, enterrado en el Monasterio de Poblet.

Queda palmario que es conditio sine qua non, condición indispensable, la prueba de ADN.

Se ha de tener también en cuenta lo ya apuntado al principio en cuanto a la inseguridad de que los despojos mortales continúen en el lugar de referencia, ya que el cronista segoviano Diego de Colmenares (1585-1651), estudiado por Manuel González Herrero, en ‘Cinco cronistas para un pueblo‘, habla de que fue trasladada por orden de su hija Leonor en 1480. Ni fuera ni dentro, ni dentro ni fuera, aparece lo que quede del sistema óseo de la reina muerta y enterrada en la provincia de Segovia.

De los restos del arcosolio son varios especialistas de Historia Medieval los que suponen que corresponden a doña Inés de Ayala, sobrina del cronista don Pedro López de Ayala, el prisionero de Aljubarrota, y que por su larga vida –lo era alcanzar  la edad de 75 años en su época- cubrió las crónicas de Pedro I de Castilla, los Trastámara: Enrique II, Juan I, y dejó incompleta la de Enrique III.

Si esos arqueólogos a que se alude adjudicándoles nada menos que haber invalidado la infalible –hacer posible lo imposible-  prueba científica de ADN mitocondrial que demostró la falsa inscripción del sepulcro en cuestión, fuera cierto que tal hecho se hubiera conseguido, los habría llenado de gloria. ¡Ahí es  nada probar un fallo de un estudio genético!. Y de la misma manera que todo tipo de prensa, incluido Internet, difundió la noticia –puede acudir el delegado de la Junta, en Segovia, a hemerotecas y a su computadora personal para comprobarlo– del resultado del ADN mitocondrial obtenido por el Equipo Poblete, se hubiera publicado por todos los medios de comunicación lo que aún es más importante: la descalificación del genoma humano. Esos arqueólogos hubieran hecho su suerte, y no hubiera habido, en nuestros días de raros acontecimientos, una noticia más sensacionalista. Pero menos mal que el señor de referencia da la noticia al Director General de Información y Turismo de la Junta de Castilla y León, y éste a mí. Que yo sepa, no se ha hecho público, no es notorio. Entonces, continua mi súplica a dicho centro en cuanto a que evite la falta de rigor histórico en la oficina de Información y Turismo tocante al tema que sigue en píe. Después de manifestarme lo que queda dicho, y, como también queda expuesto, darle yo la contrarréplica, ha impuesto el silencio. ¡Y yo que esperaba ser atendido, ya que no lo fui por parte de Segovia!

jueves, 15 de noviembre de 2018

De Santa María la Real de Nieva (Segovia) ha de desaparecer la falsa inscripción del sepulcro de la iglesia. Es una ignominia a la Historia. (Primera parte)

La historia es como cosa sagrada,
porque ha de ser verdadera, y donde
está la verdad está Dios en cuanto
a verdad.  -Cervantes, en 'el Quijote' -

Quienes contacten con mi blog tienen conocimiento de mí constancia y perseverancia en solicitar que se tape la falsa inscripción del arcosolio existente en la iglesia de dicha localidad, y de la página WEB de su Ayuntamiento se borren las líneas que acerca del mismo informan con carencia absoluta de veracidad, a pesar de ser conscientes de que a partir del 9 de septiembre de 2008 se sabe a ciencia cierta que no contiene los restos mortales de quien dice la placa. Ya han transcurrido diez años y el error es mantenido en pie. Tristemente vienen resultando estériles mis constantes suplicas de que se corrija la equivocación. Se dijo a tontas y a locas que los restos cadavéricos encontrados durante aquella obra de albañilería eran de la reina que a primeros de abril de 1441 falleció en el pueblo, suegra del entonces Príncipe de Asturias, hijo de Juan ll y de su esposa y prima hermana María de Aragón.

Concluidas las bodas en 1440, empezaron unas funestas disensiones contra el condestable don Álvaro de Luna, por quien el rey don Juan se gobernaba, teniendo el condestable contra sí la la reina doña María, al príncipe, al rey de Navarra, al infante don Enrique, su hermano, y a otros muchos señores, que no so lo podían ser formidables contra un particular, sino para el mimo rey, que nunca vive en más riesgo que cuando padece por los suyos. Nuestra reina, María; la de Navarra, doña Blanca, (que, desde las bodas de su hija con el Príncipe de Asturias, perseveraba en Castilla ), y la de Portugal,, doña Leonor , hermana del rey de Navarra (que también se hallaba acá, viuda de su marido, el rey don Eduardo) , procuraron interponerse  para que no pasara a las armas en alguna sangrienta acción, donde venciese quien venciese, había de llorar la muerte del hermano o del marido, y acaso ni tener el desahogo de llorar al difunto vencido por no disgustar al vencedor.

No deja de consignar que ‘aunque trabajaron mucho, no lograron concordar las partes. Señala el asalto a la villa de Medina del Campo posteriormente a la muerte de la reina propietaria de Navarra. Efectivamente, la Sentencia de Medina del Campo –condiciones impuestas por el infante de Aragón, don Juan, impone condiciones a los derrotada Castilla- se firmó el 3 de julio de 1441 cuando se cumplía un trimestre  del fallecimiento de la aludida reina de Navarra. Dos años después tuvo lugar el golpe de Rámaga, y en 1445 la batalla de Olmedo, contundente y definitiva derrota de los revoltosos infantes de Aragón que costó la vida al belicoso Enrique de Trastámara, conde de Alburquerque, duque de Villena, conde de Ledesma y maestre de la Orden de Santiago. Herido en una mano y de huida tras la batalla, murió en Calatayud el 3 de junio de 1445, a las dos semanas de la misma, pues la primera batalla de Olmedo fue el 19 de mayo de dicho año. Está enterrado en e Monasterio de Poblet. No llegaron a conocer este desenlace la reina y su hermana. El citado padre agustino escribe al respecto:

La reina doña María no llegó a ver este suceso por haber muerto en Villacastín antes de la batalla, como también su hermana, la reina viuda de Portugal, doña Leonor, que falleció en Santo Domingo el Real, de Toledo, antes que nuestra reina, el 18 de febrero de aquel año 1445

María de Aragón dispuso ser enterrada en el Monasterio de Guadalupe, y de ello traté al escribir sobre su hijo Enrique IV, inhumado también allí, y el estudio que de este tan controvertido rey hace el doctor Marañón en su obra ‘Ensayo biológico sobre Enrique lV de Castilla y su tiempo’.

Llegó el fin de la guerra civil castellana de 1437 a 1445 el cual no vieron las referidas: Blanca I de Navarra, la reina de Castilla y la de Portugal, pero sí la hija y homónima de la primera, cuyo matrimonio duró hasta el 11 de mayo de 1453 en que el juez don Luís Acuña dicta la sentencia de nulidad de este enlace matrimonial en la muy amada para don Enrique ciudad de Segovia. En los ocho años transcurridos había contraído, en agosto de 1447, segundas nupcias Juan II de Castilla con Isabel de Portugal. ‘Esta negociación la fraguó con el despotismo acostumbrado contra la voluntad del soberano, pues antes de saber nada el rey, ya estaba el casamiento concertado. Cuando el condestable le dio cuenta, no fue de su gusto la proposición por hallarse inclinado a casar con Radegunda, hija del rey de Francia, como expresa la crónica. [La del rey don Juan II]. Esto expone el P. Florez, así como que se celebró la boda en Madrigal de las Altas Torres, cuya villa, con las ciudades de Soria  y Ciudad Real,  había recibido en arras la novia.   

¡Mala mano tuvo el inteligente autor de ‘Libro de las claras y virtuosas mujeres’, fue decisiva la influencia de la reina consorte sobre su muy enamorado marido para que terminara su vida decapitado en Valladolid el 2 de junio de 1453. Poco más de un año después el matrimonio por el creado se fue a pique: el rey muere el 2 de julio de 1454 y la reina pasa a Arévalo (Ávila) donde es presa la locura. Se le oía clamar por la noche: ¡Don Álvaro! ¡Don Álvaro! Al menos este matrimonio tuvo remordimiento. Acostumbrada ingratitud de rey fue la del hijo de Enrique III y Catalina de Lancaster; como dice el tercer duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, ‘los reyes no tienen los sentimientos y la ternura en el lugar en donde nosotros los tenemos’.   

De la numerosa bibliografía existente sobre el rey más ofendido por aquella aristocracia –algunas excepciones aparte-, que no por el pueblo, en la que varios autores le reivindican, ninguno, en mi opinión, lo realiza tan brillantemente como el ilustre segoviano Manuel González Herrero en ‘CASTILLA: negro sobre rojo – De Enrique IV a Isabel la Católica’. Aquí aporta una claridad meridiana a muchos hechos; ya en la cubierta podemos leer:

Así, negro sobre rojo culminó, la conjura, se consumó el  golpe de Estado, el alzamiento isabelino, la usurpación de la Corona de Castilla

Deja demostrada la  conjura, la culminación de la conjura, consumación del golpe de Estado el alzamiento isabelino, la usurpación de la Corona de Castilla. También otro hechos reprobables. En torno al rey “segoviano” –aunque nacido en Valladolid y fallecido en Madrid, su otra localidad amada con Segovia – construye una inmejorable defensa, no en balde fue un eminente abogado, como indica el serle concedida la Cruz de San Raimundo de Peñafort, así como persona de rectitud moral. Amaba la justicia, amaba la verdad, amaba la Historia. Fundamental es la verdad en el ámbito del Derecho, no se puede sentenciar sin verdad –tristemente ocurre a veces, mas esto se llama desafuero  -en su acepción de ‘acto violento contra la ley’ (DAE) – Presenta su evidencia un juez de muy elevada responsabilidad llamado José Castro Aragón al manifestar –véase  ‘Pieza 25: Operación Salvar a la Infanta’, libro de Pilar Urbano-: ‘Si no me empeñase en buscar la verdad por encima de la justicia, no solo sería un mal juez: sería un mal hombre’. Vemos cómo tilda a quien le resulta indiferente la verdad. Como licenciado en Derecho, como historiado  y como persona íntegra no hubiera permitido la susodicha personalidad –por sus propios méritos, que no por el cargo- que no se hubiera corregido lo que el ADNmt. tiene demostrado como falso. Él gustaba de pasear por la Historia, y no dejó de hablar de Enrique III y de Santa María la Real de Nieva. Etcétera. Gustaba especialmente de la Edad Media, tiene, por ejemplo, unas apreciaciones del Arcipreste de Hita que son muy de mi gusto. 

En homenaje a su memoria creo la Diputación el Instituto de Cultura Tradicional Segoviana Manuel González Herrero  Era verdaderamente necesario, y es de suponer que de no haberlo creado este organismo, lo hubiera efectuado cualquier otro. Falleció don Manuel el Día de los Enamorados –ya queda dicho que lo era del Derecho y de la Historia propiamente dicha- de 2006, faltaban, pues, algo más de dos años y medio para que fuera probado científicamente que en tierra segoviana se estaba adulterando, falseando, la Historia. Al principio pudo ser por error, sin la intención de mentir, ahora bien, el error quedó transformado en mentira en la susodicha fecha que nunca repetiré lo bastante en tanto nada signifique para quienes a troche y moche, es decir disparatada e inconsideradamente, desprecian su significado con relación al evento de referencia. La data es: 9 de septiembre de 2008. Tratase de  una mentira añeja que honestamente ha de enmendarse, pues, como dice Voltaire, ‘ama la verdad pero perdona el error’.

Lo contrario, lo que está sucediendo, ¿qué significa? Me recuerda el siguiente comentario de Fernando Díaz-Plaja, ap. ‘El español y los siete pecado capitales’. Cita estos versos de ‘Las mocedades del Cid’, de Guillén de Castro: ‘Procure siempre acertarla / el honrado y principal: / pero si la acierta mal / defenderla y no enmendarla’. Seguidamente dice: ‘¡Sostenerla y no enmendarla sabiendo que uno está equivocado! ¿En qué mente cabe esto? En la que valora más  el corazón que el cerebro, la mente que no concibe rectificar porque es humillante…, la española en suma.

En la segunda parte de este artículo continuaré en este marco histórico del medievo y rechazando de  plano lo que considero repelente en tanto no me sea demostrado la ineficacia del estudio genético realizado por el Equipo Poblet. No son estos antropólogos, ni yo siguiéndoles, los que hemos de presentar pruebas, sino los segovianos, incluido el representante de la Delegación Territorial de Segovia de la Junta de Castilla y León.

domingo, 11 de noviembre de 2018

LIBERTAD DE EXPRESIÓN

En un Estado verdaderamente libre,
el pensamiento y la palabra
deben ser libres.
- Suetonio, biógrafo -

Que libertad no ha habido siempre es evidente. La falta de libertad se concibe en una dictadura; yo recuerdo que en la del general Franco, en el Ministerio de Información y Turismo, de aquel tiempo, me fueron censuradas unas líneas de un libro, y hube de reconstruirlas. Pero superada aquella larga etapa  dictatorial –treinta y nueve años- no puede comprenderse que se coarte al ciudadano uno de los derechos humanitarios inalienables. Ya su vigente Constitución tiene a este respecto su artículo 20, el cual voy a transcribir íntegramente para su mejor comprensión. Debió entenderse y respetarse siempre, que no para otra cosa, se creó, amén de para dar entrada a la monarquía. Dice:

1.     Se reconocen y protegen los derechos :
a)    A exponer y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de de reproducción.
b)      A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica.
c)      A la libertad de cátedra.
d)     A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto  profesional en el ejercicio secreto de estas libertades.
2.     El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa.
3.     La ley regulará la organización y el control parlamentario de los medios de comunicación social dependientes del Estado o de cual ente público y garantizará el acceso a dichos medios de los grupos sociales y políticos significativos, respetando el pluralismo de la sociedad y de las diversas lenguas de España.
4.     Estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos reconocidos en este título, en los preceptos de las leyes que lo desarrollan y, especialmente, en el derecho al honor, a la intimidad , a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia.
5.     Solo podrá acordarse el secuestro de publicaciones, grabaciones y otros medios de información en virtud de resolución judicial. 

Saltarse este artículo a la torera es quebrantar también el número 14 que proclama:

Los españoles son iguales ante la ley , sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier  otra condición o circunstancia personal o social.

Queda bien, pero no es así, y sin ir más lejos hago referencia a una visible desigualdad: los aforamientos. Es obvio que no deben existir, y España es el país de mayor número de aforados. Ello de entrada para este epígrafe de ‘igualdad ante la ley’. A lo que parece está a punto de conseguirse su eliminación. Asimismo tenemos delante de los ojos numerosas personas –hombres y mujeres- que en gran medida se han beneficiado, y benefician, por su nacimiento y/o alguna circunstancia personal o social. Incuestionable injusticia al canto. En la mente de todos está que por los mismos motivos unos están en la cárcel, y otros, no. 
 
Sabido es que hay innúmeras quejas al incumplimiento de la Carta Magna; en ella hay bastantes artículos incumplidos, y, a tal extremo, que resultan ridículos. Se ha dicho que es papel mojado, en más de una ocasión el muy conocido en los medios de comunicación Federico Jiménez Losantos la tildó de papel miccionado. La Constitución, en general, está bien, lo reprobable es que no se cumpla; en varios artículos, y pese a su capital importancia, ni por lo más remoto. El mismo Serrano Anguita, tan disconforme con el sistema y acérrimo republicano, admite que no todo iría tan mal si, al menos, se cumpliera la Constitución.Evidente, por otra parte, que no ha de ser inmutable, dado el cambio de las cosas que hace experimentar el transcurso del tiempo.

Lo de igualdad ante la ley no solo choca frontalmente con los aforados, sino con el artículo 56, cuyo apartado 3, reza:

La persona del Rey es intocable y no esta sujeta a responsabilidad.  Sus actos estarán siempre refrendados en la forma establecida en el articulo 64, careciendo de validez sin dicho refrendo, salvo lo dispuesto en el artículo 65, 2.

Veamos 64 de ‘Refrendo de los actos del Rey:

1.     Los actos del Rey serán refrendados por el presidente del Gobierno, y, en su caso, por los ministros competentes. La propuesta y el nombramiento del Presidente del Gobierno , y la disolución prevista en el artículo 99, serán refrendados por el presidente del Congreso.
2.     De los actos del Rey serán responsables las personas que los refrenden.  

Parece ser que ello va hasta contra el principio religioso, y nada más entroncado con el Catolicismo que la monarquía hispana. Es de lo más juicioso que cada uno sea responsable de sus propios actos para dar cuenta ante los Tribunales de Justicia. Si existe Dios y ha de someternos a juicio, del uso que hemos hecho del libre albedrío que Él nos dio, no ha de ser responsable exclusivo por nosotros un tercero.

¿Van a responder aquí, en la tierra, de cuanto se le imputa al rey emérito los presidentes de Gobierno o los ministros? Éstos responden por ellos, por su conducta, así acabamos de ver el ingreso en prisión del ex vicepresidente del PP Rodrigo Rato. Ha pedido perdón a la sociedad por sus hechos delictivos, como en su día –en el caso del safari a Botsuana con su ‘amiga’ Corina Ardesen lo pidió don Juan Carlos, pero esto y el caso Nóos, que involucró a ojos vistas a la Corona en la corrupción, ya fue la gota de agua que colmó el vaso de cuanto se le venía imputando al monarca, y se vio en la conveniencia de abdicar como medio de salvar la institución por el momento. Visiblemente continúa estando en el alambre. Durante largo tiempo fue ‘una monarquía protegida por la censura’, según deja patente Iñaki Anasagasti en su libro así titulado, publicado en 2007 cuando aún la censura, implícita pero dura, para hablar de la Familia Real continuaba en todo su vigor. O casi. Ya no corrió riesgo su autor con ‘Una monarquía nada ejemplar’, publicado siete años después.

Hoy día la corrupción  persiste golpeando la monarquía, amen de lo que ésta tiene de obsoleta, extemporánea. En el orden político va resurgiendo la libertad de expresión, va resurgiendo de sus cenizas, como el ave fénix, ya hay una prensa que habla sin miedo. Al respecto ha expuesto Mario Vargas Llosa que ‘todas la dictaduras, de derechas y de izquierda, practican la censura y usan el chantaje para controlar el flujo de información’. Ocurre, como tenemos visto, que no solo las dictaduras. El presidente de los tristes recuerdos, Mariano Rajoy, quien presidió entre la corrupción, la mentira y los recortes a la ciudadanía, pretendió poner mordaza a ésta. Recordemos la ley mordaza, que tumbó el Congreso, aquella pretendida tiranía.



Se ha pretendido contrarrestar algún artículo de la Constitución, empezando por el número 20, en ello se esforzó Rajoy, nefasto gobernante que cayó desplomado por el plúmbeo peso de  la mentira y la corrupción que se venía padeciendo, insisto. .¿Cesaron en algún momento de la Transición? Nequaquan, de ningún modo, de ninguna manera.

De corrupción a corrupción, ‘y tiro porque me toca’. Sí, es el juego de la oca. Acción retrospectiva.

Se está recriminando ‘los tratos de favor dados por la monarquía como por los distintos gobiernos de la democracia al dictador y a sus herederos’. Así ha sido en la marcha cívica que en la Coruña tuvo lugar poco tiempo atrás. Se criticó la permisión que se ha hecho respecto a esta familia en cuanto a que disfruten de bienes expoliados y, por otra parte, acceder a títulos nobiliarios y pensiones vitalicias. Fue el rey ad libitum, a gusto, a voluntad, elegido por dictador, y esto sí que es incuestionable, quien otorgó el título de duquesa de Franco a la hija del dictador, y el de ‘Señora de Meiras’ a la viuda. Dijo Balansó  que el reinado de Juan Carlos I pasaría a la Historia como el reinado de la corrupción, mas ésta existía con la dictadura y se ha permitido su duración con la familia Franco, si hemos de dar crédito a lo que en la actualidad está apareciendo en la prensa, la cuestión es de lo más alucinante. Mal resultado dio la indulgencia con qué los Gobiernos de la Transición han tratado a don Juan Carlos, pero ¿qué decir de los Franco? Conservan bienes materiales y más humos que don Rodrigo en la horca. (Que no fue ahorcado, sino degollado, y a cuya muerte el conde de Villamediana dedicara un soneto: ‘Viviendo pareció digno de muerte, / muriendo pareció digno de vida’). 

La corrupción política es veterana: en el siglo XVII un Rodrigo fue a la muerte por chorizo; hoy día, que está abolida tal sentencia, otro Rodrigo acaba por el mismo motivo de ir a la cárcel. Don Rodrigo Calderón era marqués de Siete Iglesias, conde de Oliva, y Rodrigo Rato no es título pero también político. Los Franco no están en la política, pero sí en el mundo de las finanzas, que tiene con ella importante parentesco, aspecto en el que no han perdido nada de importancia, tanto más continuando el título de duquesa de Franco, y al morir ésta, en su hija mayor, homónima de ella. Por ello pisan fuerte y hablan alto, vienen con fueros. Es más, están entroncados con los Borbones, ¿Quién ignora que el primer matrimonio de Carmen Martínez Bordiu Franco fue con Alfonso de Borbón Dampierre, nieto de Alfonso XIII como hijo de Jaime de Borbón Battemberg y de Emanuela de Dampierre, matrimonio morganático que le apartó a él y sus descendientes de la línea de sucesión monárquica, aunque como la instauración de la Monarquía dependía de realizarse en el elegido por Franco, ello dio lugar a que algunos familiares concibieran durante algún tiempo la esperanza de que la nietísima llegara a ser reina. Todo tomó un giro muy distinto e inesperado. El susodicho Balansó no la concebía como reina.   
 
Se quiso tapar la corrupción a base de la  mentira y la censura, y únicamente se consiguió parcialmente en el tiempo y en la cantidad. Hubo un tiempo en el que solo se podía escribir de la Familia Real –y ésta era más extensa que en la actualidad-de modo laudatorio, y, por ende, así era lo que se publicaba sobre todos sus miembros ya en el artículo, ya en el libro, aun cuando algún valiente dijo alguna verdad corriendo riesgo, tal el caso del malogrado, y vuelvo a citarle, Juan Balansó, que no dejó de consignar tal riesgo. ¿Qué no diría si hubiera conocido lo que vino después de su muerte, ocurrida a últimos de junio de 2003 a la edad de 61 años? No conoció el matrimonio morganático del Príncipe de Asturias, el celebérrimo safari del Rey con su amiga Corina, el Caso Nóos, en cuya corrupción queda involucrado un matrimonio de la realeza –infanta Cristina y su esposo, aunque la primera fue salvada mediante montaje en opinión de Pilar Eyre- y tantos otros casos que no alcanzó cronológicamente.

Según Suetonio, historiador y biógrafo romano, autor de ‘Vida de los doce césares’, ‘en un Estado verdaderamente libre, el pensamiento y la palabra deben ser libres’. Ni que decir tiene que el aserto, pese al tiempo transcurrido, continúa siendo acertado. Hoy día están apareciendo, insisto, verdades y más verdades en torno a la Monarquía y a los Gobiernos de la Transición. Sin duda da en el clavo nuestro Premio Nobel, Camilo José Cela, al afirmar que nadie, impunemente, puede fingir porque el tiempo es ácido que corroe lo no auténtico para mostrar, a quien quiera mirarlo, el indeleble grabado de de lo verdadero’. En la vida apasiona el becerro de oro, cuya adoración sigue cambiándose por Dios, ya dice Francisco Delicado, en su obra ‘La lozana andaluza’ que Omnia per pecuniam falsa sunt, todo es falso a causa del dinero. Se quiere el poder, porque vale tanto como el dinero y en él se traduce. ‘Poderoso caballero es don dinero’, y lo dijo un poeta. Y Bécquer en su Rima XXVI: ‘Voy contra mi interés al confesarlo; / no obstante, amada mía,/ pienso, cual tú, que una oda solo es buena / de un Billete del Banco al dorso escrita. […] Tú sabes y yo sé que en esta vida / con genio es muy contado el que la escribe, / y con oro cualquiera hace poesía’. Y de nuestros poetas podemos ir al “rey” de los pesimistas: filósofo Schpenhauer: ‘La riqueza es como el agua salada, cuanta más se bebe, más sed produce’. Partiendo de estas premisas se deduce que los Tribunales de Justicia han de ser independientes del Monarca y del Gobierno, habida cuenta de que a la Justicia y a los medios de Información corresponde vigilar la conducta de un jefe de Estado –rey o no- y del Gobierno, que ambos no son sino servidores del país. Incalificable, por lo que tiene de aberrante, de injusto, el hecho de que el Poder Judicial haya dejado de ser independiente. Su recuperación se solicita en las Elecciones y es prometido. Luego una mentira más de las electorales. ¿Prometió Rajoy, dicho sea de paso, algo que cumpliera?

¿Desde cuándo la monarquía y la democracia se complementan? Pensar con verdad y justicia.

Empezando por la  Monarquía y siguiendo
por la Iglesia, ningún poder nacional ha
pensado más que en sí mismo.
       - Ortega y Gasset -   

Es un híbrido, o sea ‘producto de elementos de distinta naturaleza’ (DAE) La democracia puede ser, entre otras, democracia cristiana, democracia, democracia liberal, democracia popular. Ésta me resulta odiosa. Es: sistema de gobierno de los regímenes políticos de inspiración marxista. Odiosa y relativa democracia y, en ella, una libertad sui generis. hecho a medida ellos. No es libertad la que comete crímenes, cruentos y/o incruentos. Ya Madame Roland ante la guillotina, y antes de colocarse para la amputación de su cabeza, dirigiéndose a la estatua de la Libertad -Plaza de la Revolución, hoy Plaza de la Concordia- emitió: '¡Oh, Libertad! ¡cuántos crímenes se cometen en tu nombre!'.      
Si hay libertad para mentir, ¿por qué no ha de haberla para decir la verdad?  Libertad es hasta un derecho humano, ¿quién lo ignora?, lo que no es, ni ha ser, libertinaje, es decir, y tal como define el DAE, 'desenfreno en las obras o en la palabras'. Amemos la fuerza de la razón, odiemos la razón de la fuerza; ésta es bastante bruta y no debe desencadenarse. Y repelemos también, rechazándolo vivamente, esas censuras encubiertas que son el silencio y la mentira, ya sea imposición monárquica, ya sea gubernamental. Se ha hablado de 'Una Monarquía protegida por la censura' -libro de Iñaki Anasagasti-, pero de este medio no dejó el Gobierno en alguna ocasión de servirse en su protección; tal el de Rajoy, como queda visto. Y esto en cronología reciente; su Gobierno cayó por la corrupción, el silencio, la mentira. 

Dice uno de los 'Aforismos morales', de Lucio Anneo Séneca, que 'nunca es demasía publicar lo que es necesario que se sepa'. Nuevamente volví a verme desatendido en mi voluntad de conseguir la corrección de esa milonga, dicho sea en sentido coloquial de 'engaño, cuento', que constituye el sepulcro ubicado en la iglesia del pueblo segoviano de Santa María la Real de Nieva. No se me oponen pruebas -no se me pueden presentar contra la que yo aludo-, pero se me contradice con el silencio, por parte de alguno, y con la mentira, por la de otro. Yo vengo solicitando, y bien lo saben quienes contacten con mi blog, que se tape la falsa inscripción y, asimismo, las erróneas líneas de la página WEB del Ayuntamiento respecto a ello, pero que si quieres. Ya para colmo del ninguneo en que me se me sitúa, el hecho de pretender sea envuelto implicando contradicción. No ha lugar a que me sea expuesto que presente prueba de lo que imputo, Precisamente es un aserto, o sea, 'afirmación de la certeza de algo', y en mí caso la afirmación de que el ADN mitocondrial dio rotundo mentís a esa fabulación contra la verdad de la Historia.         
                                      
Libertad de expresión, pero con verdad y justicia. Bajo ningún régimen político es lícito abusar del poder, 'el abuso del poder -Salvador de Madariaga dijo- es una enfermedad, al parecer incurable, del ser humano, y claro que produce desorden'.

viernes, 2 de noviembre de 2018

La muerte es pavorosa (Segunda parte)

¿Es la muerte nuestro final?
 La única certeza común a todos los individuos es
la  muerte.  [ ... ]   ¿Por qué parece entonces tan 
terrible?  Por el ansia ancestral de no desaparecer
enteramente, por la arrogante manía de permanecer,
por las dudas sembradas  a lo largo de fes inverosímiles
no confirmadas nunca.   -Antonio Gala - 


Como vemos, nada más cuestionable, controvertible. Siempre se pondrá en duda si morimos del todo y para siempre Es de gran complejidad, enmarañado, difícil, el tema de la muerte. Tanto es así que no es solo asunto de Religión -y son varias, se dividen y subdividen, las religiones-, sino también de la Ciencia Ésta se opone al Creacionismo, o explicación bíblica de los orígenes del mundo y del ser humano., el Génesis, y adopta el Evolucionismo, o formación de la vida por evolución. 

Si de la Ciencia pasamos a la Filosofía, no nos permiten los filósofos con sus concepciones al respecto, pensar que la muerte no sea nuestro final. Probablemente lo revisaré en un artículo sine die; ahora bien, no dejaré de exponer aquí la opinión que el ya citado Schopenhauer tiene al respecto, y es: 
El que ahora, después de no haber existido un tiempo infinito, deba continuar durante toda la eternidad, es una hipótesis excesivamente audaz, Si, en mi nacimiento, vine y fui creado de nada, es muy probable que, en la muerte, vuelva a ser nada. Duración infinita a parte post, y nada a parte ante, no concuerdan. Solo lo que es primordial, eterno, increado, puede ser indestructible.
Dejemos a Teresa de Cepeda y Ahumada, obsesa a lo divino, en su 'Muero

El problema del cuerpo y el alma. 

Una de las acepciones que de la muerte da el diccionario de la RAE es, como punto 1. 'Cesación o término de la vida'. 2. 'En el pensamiento tradicional, separación del alma y el cuerpo'. De lo más dubitativo es el dogma de la resurrección de la carne. 'En ningún punto la fe cristiana encuentra más contradicción -San Agustín dice- que en la resurrección de la carne'. Se acepta muy comúnmente que después de la muerte, la vida de la persona continúa de una forma espiritual. Pero ¿cómo creer que este cuerpo tan manifiestamente mortal pueda resucitar a la vida eterna? 

En el Catecismo de la Iglesia Católica, del Concilio  Vaticano II,   dice literalmente el punto 997: 
¿Qué es resucitar? Es la muerte, la separación del alma y el cuerpo, el cuerpo del hombre cae en la corrupción, mientras que su alma va al encuentro con Dios, en espera de reunirse con su cuerpo glorificado. Dios en su omnipotencia dará definitivamente a nuestros cuerpos la vida incorruptible uniéndolos a nuestras almas, por la virtud de la Resurrección de Jesús.
Spinoza fue el primer filósofo que pensó en el alma y el cuerpo como una misma cosa. De ser una misma cosa, no cabe separarse. ¿En qué parte del cuerpo está el alma? Ningún gran anatomista lo sabe. La RAE lo define como: 1. 'Principio que da forma y organiza el dinamismo vegetativo, sensitivo e intelectual de la vida'. 2. 'En algunas religiones y culturas, sustancia espiritual e inmortal de los seres humanos'. 

Continuando con la resurrección, sigamos viendo qué nos dice el Catecismo. Nos informa de 
¿Quién resucitará? Todos los hombres que han muerto.: "los que hayan hecho el bien  bien resucitarán para la vida , y los que hayan hecho el mal, para la condenación". (Jn.5,29; cf Dn 12.2). 
Y en el punto siguiente -999- viene lo fundamental. lo básico, lo principal: No resucitaremos en nuestro cuerpo.
¿Cómo? Cristo resucitó con su propio cuerpo: "Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo" (Lc24,39); pero Él no volvió a una vida terrenal. Del mismo modo, en Él "todos resucitarán con su propio cuerpo, que tienen ahora" (Cc. de Letrán IV: DS 801), pero este cuerpo será "transfigurado en cuerpo de gloria" (Flp. 3, 21), en "cuerpo espiritual" (1 Co 15, 44).
Con el punto siguiente (1000) tampoco llego a captar
Este "como" sobrepasa nuestra imaginación y nuestro entendimiento; no es accesible más que en la fe. 
En cambio es perceptible para cualquier intelecto el 1007.
La muerte es el final de nuestra vida terrena. Nuestras vidas están medidas por el tiempo, en el curso del cual cambiamos, envejecemos y como en todos los seres vivos de la tierra, al final aparece la muerte como terminación normal de la vida. Este aspecto de la muerte da urgencia a nuestras vidas : el recuerdo de nuestra mortalidad sirve también para hacernos pensar que no contamos más que con un tiempo limitado para llevar a término nuestra vida. 
¿Quién lo ignora? Es visible para el más ignorante. Así como la mente más privilegiada, en múltiples temas de la Religión -de la católica y de otras-, ha de limitarse a la fe. Pero Einstein dice: 'No puedo aceptar ningún concepto de Dios basado en el miedo a la muerte o en la fe ciega. ¿Por qué, digo yo, aboga tanto el clero a la fe? Hay que rechazar la llamada <fe del carbonero> 

Religión y Ciencia. 
 La ciencia sin religión esta coja, y
la religión sin ciencia está ciega.
               - Einstein -

La Ciencia rechaza de plano el Génesis. Robet M. Hazen y James Trefil exponen en su libro 'Temas científicos': 
La historia bíblica de la creación tiene una gran belleza poética y un gran poder metafórico. La historia bíblica de la creación (religión) y la historia de la evolución (ciencia) tienen maneras diferentes y complementarias de responder a cuestiones acerca de los orígenes de la vida y de los humanos.
Bajo el punto de vista de la ciencia la muerte es nuestro final, y así lo manifiesta, por ejemplo, Stephen Hawking, físico, astrofísico, cosmólogo, británico -fallecido en marzo de este año-, dejando en mal lugar los dogmas de nuestra Iglesia  y de alguna otra. ¡Ay del Credo! Él afirma: 'Creo que creer en la vida después de la muerte es una ilusión'. 

Al poeta Amado Nervo, de gran misticismo, no deja de inquietarle el Más Allá. En 'El arquero divino' escribe: '¡Pensar que los dos seres más hondamente íntimos de mi ser: mi madre y la mujer que me amó, saben ya, desde años, el misterio de la muerte, y no pueden descubrírmelo ...!'. Pues no, nunca lo supieron Ana Cecilia Luisa Dailliez, su 'Amada Inmóvil', desapareció para siempre, y como desaparecemos todos, cuando ocupó su última morada: nicho 213 de la Sacramental madrileña de San Lorenzo y San José. 

El amor y la muerte. 
Si nada nos salva de la muerte, al menos que
el amor nos salve de la vida.  -Pablo Neruda - 
 
En 'El sentimiento trágico de la vida', establece Unamuno similitudes con la muerte. Escribe: 
Es el amor lo más lo más trágico que en el mundo y en la vida hay; es el amor hijo del engaño y padre del desengaño; es el amor el consuelo en el desconsuelo, es la única medicina contra la muerte, siendo como es de ella hermana. [...] Porque lo que perpetúan los amantes sobre la tierra es la carne de dolor, es el dolor, es la muerte. El amor es hermano, hijo y a la vez padre de la muerte, que es su hermana, su madre y su hija.
Nuestro pensador, que enlaza el amor con la muerte, se preocupa intensamente por su destino, y en dicha obra expone: 
¿Por qué quiero saber de dónde vengo y adónde voy, de dónde viene y adónde va lo que me rodea, y qué significa todo esto? Porque no quiero morirme del todo, y quiero saber si he de morirme o no definitivamente.
Analiza posibilidades
Y si no muero, ¿qué será de mí?; y si muero, ya nada tiene sentido. Y hay tres soluciones: a) o sé que me muero del todo, y entonces la desesperación irremediable, o b) sé que no muero del todo, y entonces la resignación, o c) no puedo saber ni una ni otra cosa, y entonces la resignación en la desesperación o ésta en aquélla, una resignación desesperada, o una desesperación resignada, y la lucha.
Unamuno, en fin, analiza y analiza sobre Dios y la muerte, y en este referente vive en la duda como deja constancia en varias de sus composiciones, tal el 'Salmo II', con estos versos: 
Fe soberbia, impía / la que no duda, / la que condena a Dios a nuestra idea. [...] La vida es duda, / y la fe sin la duda es solo muerte. / Y es la muerte el sustento de la vida, / y de la fe la duda.
 O esta otra titulada 'Hay que recoger la vida': 
Hay que recoger la vida, / la que se nos va / cual se nos vino, escondida / del más allá al más acá. / Y se va por donde vino. / Embozada en el misterio, / va abriéndose su camino, / mira siempre al cementerio. / Hay que recoger la vida / que otra vez ya no vendrá, / como o se nos va escondida / del más acá al más allá.
No sé la fe que tendría Gustavo Adolfo Bécquer en la inmortalidad del alma y la resurrección de la carne; como cristiano que era, rezaría el credo. Lo que todos sabemos es cuán grandemente le impresionaba la muerte. Esa rima LXI : 
[Melodía ,. Es muy triste morir joven, y no contar con una sola lágrima de mujer] Al ver mis horas de fiebre / e insomnio lentas pasar, / a la orilla de mi lecho, / ¿quién se sentará? -[...] Cuando la campana suene / (si suena en mi funeral) /una oración, al oírla, / ¿quién murmurará? - Cuando mis pálidos restos / oprima la tierra ya, / sobre la olvidada fosa, / ¿quién vendrá a llorar? - ¿Quién en fin, al otro día, / cuando el sol vuelva a brillar, / de que pasé por el mundo / quién se acordará? 
No le oprimió la tierra, pues fue enterrado en un nicho de la Sacramental de San Lorenzo y San José en aquella víspera de Nochebuena de 1870. Aquí, en el Patio del Cristo, nicho 470, quedó, cementerio en el que había ocupado otro nicho unos tres meses antes su inseparable hermano Valeriano,  en tanto ambos fueron en 1913 a su Sevilla natal, capilla de la Universidad, pasando en 1972 al Panteón de lo Sevillanos Ilustres. Pasaron a ser muy visitados, ¡y hoy día que apenas se visitan los cementerios! Ya el poeta se dolía de la soledad de los muertos. Una de su más conocida Rima es la que suele ser clasificada como la LXXIII, dedicada a la hija del general Narváez 

Murió Consuelo en Aranjuez el 21 de abril de 1864 a los diecisiete años de edad. En la biografía 'Narváez y su época', de Jesús Pabón y Suárez de Urbina, podemos leer el capítulo 'La hija de Narváez'. He aquí dos fragmentos, uno sobre la ocultada madre -solo era conocida como hija de Narváez- y otro sobre la aludida rima.
En un viaje a Loja, en el panteón de Narváez, ante la lápida de Consuelo, rodeado de autoridades e intelectuales, discurrió sobre el misterio de la niña. Digo, a media voz: <¡Creo que fue hija de Mamá Concha!> / Todos se sublevan: <¡Mamá Concha era una santa!> / Les aplacar diciendo: <Esa es la razón de la ira de ustedes y del silencio guardado por todos los suyos.> Pregunto: <¿Imaginan ustedes por qué la señora X de Campos no me deja ver el retrato de Mamá Concha joven, y el de Consuelo a los dieciséis años?> 
Uno de mis acompañantes habla, en un murmullo, por primera vez: <Sí: por lo que se parecen.>
Tras la muerte de Consuelo. 
Cuatro años vivió Narváez -y dos veces gobernó- desde que Consuelo quedó depositada en el panteón de Loja, a la espera de la compañía de su padre.
Un joven poeta, protegido de Narváez y de los, dejó unos versos -que todos conocemos de memoria- y que parecen registrar el estado de ánimo del duque de Valencia y el de cuantos conocen la vida y la muerte de Consuelo:
En las largas horas / del helado invierno, / cuando la maderas / crujir hace el viento / y azota los vidrios / un fuerte aguacero,/ de la pobre niña / a solas me acuerdo. 
Pasajes tiene esta composición emotivos, muy impactantes, sensibles, calan en nuestra mente. Ya su estribillo nos apena: -¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos! Esta Rima termina así:
¿Vuelve el polvo al polvo?/ ¿Vuela el alma al cielo?/ ¿Todo es sin espíritu, / podredumbre y cieno? / No sé; pero hay algo / que explicar no puedo, /algo que repugna/ aunque es fuerza hacerlo, / el dejar tan tristes, / tan solos los muertos.
<Todo es mortal> fueron las dos últimas palabras que pronunció Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida, es decir, Gustavo Adolfo Bécquer 

Mucho es de temer que lo sea el alma humana -y qué decir del instinto de los animales irracionales-. El novelista psicólogo por excelencia, Dostoievski, dice: 'Hay una sola idea superior en la tierra: la de la inmortalidad del alma humana. Todas las demás ideas de las que puede vivir el hombre surgen de ella'. En efecto, esta idea lleva inherente la de Dios; ahora bien, su existencia no implica de un modo indefectible la inmortalidad del alma y menos aún  la resurrección de la carne. Ya vemos que ello a lo largo de la historia ha sido -continuará siéndolo sin duda- un debate sin fin. Yo coincido, pues no puedo dejar de comprometer mi opinión personal, con el inventor estadounidense Thomas Edison, el cual expone: 'No puedo creer en la inmortalidad del alma. No, todo lo que se dice sobre la existencia después de la tumba está mal. Es sólo el producto de nuestra tenacidad hacia la vida. Nuestro deseo d seguir viviendo. Nuestro pavor de llegar al final'. 

La vida se puede amar más o menos, según nos vaya en ella, pero la muerte causa pavor. Éste llega a tal extremo que a Cicerón le lleva a exclamar: 'Si estoy equivocado en mi creencia de que las almas de los hombres son inmortales, me alegro de mí error, y no quiero que, mientras yo viva, nadie me saque de este error que me hace dichoso'. Sócrates no duda de estar equivocado y proclama tajante, concluyente, que 'Las almas de todos los hombres son inmortales, pero las almas de los justos son inmortales y divinas'. Ahí es nada.