miércoles, 31 de mayo de 2017

Un vistazo a LOS AUSTRIAS MENORES (Felipe III - Felipe IV - Carlos II) Segunda parte.

F E L I P E  IV, 'el Grande', o 'el Rey Planeta'. 

Grande, a decir de Quevedo,  solamente lo fue como los pozos profundos ; porque se les quitó mucha tierra. Ya he consignado dónde y cuándo nació. 

Matrimonios e hijos.

Siendo príncipe se desposó con Isabel de Borbón, hija de Enrique IV de Francia y de María de Médicis, en 1615. Hubieron de espera la edad matrimonial en 1620 y comenzó el matrimonio en El Pardo Un mes después volvió la Corte a Madrid y muere Felipe III -31de marzo de 1621, a las 9:15-.

Tuvieron siete hijos, pero solo dos llegaron a adultos: Baltasar Carlos, Príncipe de Asturias, que muere a punto de cumplir 17 años, y María Teresa de Austria, que casó con Luís XIV de Francia. 

Isabel de Borbón era inteligente, como indica el hecho de que al ostentar la regencia de la Monarquía española en la Guerra de Cataluña fue en su política partidaria del duque de Nochera y estuvo en contra del Conde Duque de Olivares. Poseía también una gran belleza física, muriendo en la flor desu vida -a la edad de 40 años- de la enfermedad de erisipela, ´que se apoderó del rostro, garganta y pecho'. 

Leyendas sobre esta reina y el conde de Villamediana

No puede extrañar la leyenda de que Juan de Tarsis Peralta, conde de Villamediana, estuviera enamorado de la reina y que al representarse en Aranjuez 'La gloria de Niquea', incendiera premeditadamente el teatro para salvar, sacándola en brazos, a la reina, asimismo la de que se presentó a un baile con una capa cubierta de reales de oro, con lo que aludía a su suerte en el juego, y con la leyenda "Son mis amores reales". Con este título y y tal episodio ha escrito Joaquín Dicenta un drama. Otra leyenda hay sobre la expresióm 'Picar muy alto' : Alababa la reina al conde como picador, y el rey le respondió: 'Pica bien, pero pica muy alto'. 

Luís Carandel, que tanto ha escrito sobre Madrid, dice al respecto:
Este es el madrid donde tuvo lugar el episodio de los amores de del conde de Villamediana, misteriosamente asesinado en la calle del Arenal. Por los mentideros de la corte se decía que el conde, que era un exquisito poeta, estaba enamorados de la reina Isabel, esposa de Felipe IV. En los días precedentes, el conde se había paseado por las calles de Madrid con un mote enel escudo que decía: <Son mis amoresreales>. Cuentan que el rey, cuando lo supo, aludiendo dijo aludiendo a los reales de vellón, la moneda de la época: 'Pues yo se los haré cuartos'. Sea o no cierto que Villamediana tuviera amores con la reina o que el rey fuera vengador de la ofensa, la verdad es que en Madrid nadie dudó de ello. Don Luís de Góngora, gran amigo del conde, escribió es décma que corrió de boca en bocapor toda la ciudad: 
¿Quién que medianamente conoza la Histora de la Literatura ignora esta composición de Góngora? 

'Mentidero de  Madrid, / decidme, ¿quién mató al conde? / Ni se sabe ni se esconde / mas el caso discurrid, / Dicen  que le mató el Cid / por ser el conde lozano; / disparate chabacano, / la verdad del caso ha sido / que el matador fue Bellido / y el impulso, soberano'.               

(De este poeta y palaciego, que contrajo matrimonio, en 1601, con Ana de Mendoza, descendiente del marqués de Santillana, tan mujeriego como el mismo Felipe IV, y que no dejó de estudiar el doctor Marañón en su 'Don Juan', trataré equis día, es figura muy interesante de la época, tanto en la Historia propiamente dicha, como en las Letras. No será mi primer artículo sobre él, ya en internet, ya en papel. Aquí me limitaré a lo enunciado el el título de este artículo).           

Casó, Felipe IV,  en segundas nupcias con su sobrina Mariana de Austria, hija del emperador Fernando III y de su esposa la infanta María, hija a su vez de Felipe III y de su mujer Margarita de Austria, efectuándose la boda en Navalcarnero (Madrid) el 7 de octubre de 1649 y trasladándose a El Escotial a pasar la noche de bodas. Estaba comprometida con su primo Baltasar Carlos, Príncipe de Asturias, pero murió en 1646. Al verificarse el matrimonio contaba Mariana la edad de 15 años, y su tío la de 44, la diferencia era notable. Como refiere el P. Florez:
Al modo que el rey don Felipe II, por muerte de su hijo, casó con la destinada para el príncipe, así don Felipe IV tomó en segundas nupcias para sí a la que estaba tratada de casar con el príncipe don Baltasar Carlos: su hijo: Ambas de la Casa de Austria y y ambas últimas mujeres de estos reyes. La presente era hija del emperador Fernando III y de doña María, hermana de nuestro monarca, y, por consiguiente, era la novia sobrina Llámabase Mariana y fue la primera de este nombre. 
Tuvieron cinco hijos; sobrevivieron tres: Margarita Teresa de Austria, casada con el emperador Leopoldo; Felipe Próspero de Austria, Príncipe de Asturias, que muere a corta edad; y Carlos, rey de España: Carlos II.  

El destino de ambas esposas fue soportar el summum de la infidelidad conyugal. Otras lo soportarán más o menos, ¿qué reina no ha pasado el sino en este aspecto? Las excepciones son raras, escasas.

Sublevación de Cataluña.      

A causa de las guerras en el exterior y del mal trato  que daba el el valido, atropeyando los fueros catalanes, alojando tropas en los pueblos del Principado y permitiendo los desórdenes a que se entregaba la soldadesca. Más aún: mandaba a los virreyes castigar duramente las venganzas contra estos actos por parte de los altivos catalanes. Quería el Conde-duque que se sublevaran para para que le sirviera de pretexto para quitarles sus antiguos fueros. Ante su provocación se rebelaron, empezando por dar muerte al virrey, marqués de Santa Coloma, extendiéndose la rebelión por toda Cataluña, con reunión en Barcelona. Pidieron protección al enemigo de España número uno, que en secreto impulsaba toda insurrección, el astuto y prudente ministro del rey de Francia, cardenal Richeliieu, quien se la prometió enérgica y decidida. 

Había efectuado Pau Claris la proclamación de la República catalana, y seguidamente, considerando que las tropas castellanas penetraban por el sur de Cataluña, se realizó la entrega del Principado a Luís XIII de Francia. El 26 de enero de 1641, el marqués de Vélez fue derrotado por lo catalanes en montjuic. Se ampliaba la guerra, cuyo final Modesto Lafuente describe de esta manera: 
Barcelona, y casi todo el principado de Cataluña, volvieron a la obediencia del rey de Castilla a los trece años de una guerra sangrienta y tenaz, y volvieron más por el odio a los franceses que por afición a los castellanos. Sin rebajar el mérito del marqués de Mortara y de don Juan de Austria en el sitio de de Barcelonaque produjo su rendición, de cierto no habría sido fácil., dado que fuera posible sujetar al Principado, a no haber precedido el grito de popular de <mueran los franceses> Tan abominablemente se hbían éstos conducido [...], que les pareció a los catalanes cien veces más soportable y preferible la dominación de Castilla. [...] Discreto y político, como no tenía de cstumbre, anduvo Felipe IV de Castilla en confirmar a los catalanes sus fueros tan luego como se sometió Barcelona. 
Apenas terminada la insurrección de Cataluña, estalló la de Nápoles, por el cabecilla, pescador y analfabeto, Masaniello, apoyada por Francia, y que fue sofocada por don Luís de Haro. 

Fue, como veremos, el reinado de Felipe IV  un cúmulo de guerras.  Y ello en busca de recuperar  la grandeza que se iba perdiendo, con tal idea tomó parte en la guerra de los treinta años con sus pretensiones a los Países Bajos, pero perdimos la batalla de Rocroi, viéndonos obligados a aceptar la paz de los Pirineos, conseguida mediante el casamiento de María Teresa, hija de Felipe IV -ya señalada en el primer matrimonio de nuestro monarca- con Luís XIV de Francia.         
 
Conspiración de Aragón.

En Aragón la misma canción: los altos impuestos que imponía el valido, y por lo que los nobles decidieron disvincularse de Castilla, ergiéndose en líder de esta sublevación el duque de Hijar, proclamándose rey, Fue rápidamente vencida la revuelta por las tropas castellanas, y al no tener gran transcendencia al duque no se le condenó a muerte, solo fue recluido a sus feudos, prohibiéndole participar en la Cortes Aragonesas. En este evento jugó un papel importante el hecho de que el rey siguiera los prudentes consejos que le daba la célebre monja, mediante correspondecia epistolar que ambos sostenían, Sor María de Agreda, abadesa del convento de Madres Concepcionistas de Agreda (Soria). . 
                                                                                                
Pérdida de Portugal.

Fue debida a la torpeza gubernativa del Conde-duue de Olivares.Los portugueses, que no se consideraban españoles, estaban predispuestos a tratar de independizarse en la ptimera ocasión propicia que se les presentara, y, así, aprovechando la sublevación de Cataluña y que el valido les impuso abusivos tributos, más su mandato de que todos los nobles con sus respectivas tropas se presentaran en Madrid para ir a luchar a Cataluña, ocasiomó la sublevación de Portugal. Alistaron sus tropas pero para sublevarse en Lisboa, y dueños de la ciudad proclamar al duque de Braganza rey de Portugal, denominándole Juan IV. En principio el duque vaciló en ponerse al frente del movimiento planificado por Juan Pinto Ribeiro, pero su mujer hija del duque de Medina Sidonia, acabó de decidirle conestas palabras que se han hecho históricas: 'Mejor quiero ser reina una hora, que duquesa toda la vida'.

'El valido doró la funesta noticia de esta forma:  'El duque de Braganza ha perdido el juicio: acaba de hacerse proclamar rey de Portugal, y esta locura da a V. M. algunos millones de sus haciendas'. El rey le contesto: 'Pues es necesario poner remedio'. Por el hecho de tener varias guerras simultáneas se demoró más de la cuenta el tratar de sofocar la sublevación, en tanto los portugueses se hicieron reconocer por varias naciones y prepararon una gran defensa militar. Llegado el momento del encuentro, y ayudados por Francia e Inglaterra, se empezó a perder batallas. Se sostuvo la lucha todo el reinado de Felipe IV, aunque vislumbrándose con el tiempo que era inevitable la segregación. En esta guerra de veintiocho años el ejército español fue derrotado en la batalla de Montijo (1644), em la batallalla de las Líneas de Elvas (1659), en la batalla de Ameixial (1663), en la batalla de Castelo Rodrigo (1664) y en la batalla de Villaviciosa (1665) Esta quinta victoria portuguesa, llamada también batalla de Montes Claros, por parte española dirigida por Luís de Benavides Carrillo de Toledo, marqués de Caracena, y por la portuguesa Antonio Luís de Meneses, marqués de Marialva, tuvo lugar el 17 de junio del ya mencionado año. Fue una aplastante derrota -cuatro mil bajas y seis mil prisioneros por parte de España, y solo setecientas en los portugueses, y condujo a la independencia de Portugal, firmada tres años más tarde por ambos países en el Tratado de Lisboa, 15 de febrero de 1668, principio del siguiente reinado, firmado por la regente Mariana de Austria. Durante la guerra -1656- murió Juan II, la continuación de ésta y la victoria corresponde al reinado de su hijo Alfonso VI de Portugal.  Murió Felipe IV a los tres meses justos de la batalla que implicó la pérdida de Portugal, Moreno, en su Historia , escribe:  
... quería sin duda aturdirse con el bullicio de la orgía para no oír los ayes de un pueblo que agonizaba. Mas, aunque no supo evitarlos, mostró Felipe IV no ser insensible a las desgracias de la nación; pues la pérdida de Portugal le produjo una melancolía tan profunda, que le llevó al sepulcro. 
Y Lafuente es del mismo criterio:
Felipe IV, no obstante la resignación religiosa con que exclamó: ¡Dios lo quiere, cúmplase su voluntad! no oudo resistir aquel golpe, y sucumbió de pesadumbre. Bajó, pues, a la tumba, dejando, dejando la monarquía menguada de reinos, desplobada de hombres, agotada de caudales, desprovista de soldados, extenuada de fuerzas, desmoralizada, abatida,, y pobre dentro, menospreciada y escarnecida fuera.
He aqui el fiasco dado al rey por el citado Benavides, tal como lo presenta el recién citado texto de Historia: 
Como un remedio heroíco se hizo venir de Flandes al marqués de Caracena, que prometió con presuntuosa arrogancia marchar en derechura a Lisboa, y conquistar todo el reino con la rapidez de un César. Al poco tiempo el soñador de tan rápida conquista, comunicaba al rey desde Badajoz el desastre que había sufrido en Villaviciosa. [...] La poderosa monarquía de Carlos V y de Felipe II, la nación a cuyo nombre y ante cuyas banderas había temblado el orbe entero, después de agotar todos sus recursos acabó por ser anonadada en Villaviciosa por un puñado de Portugueses. Ell infortunio de Vilaviciosa fue el resumen de un siglo entero de política infausta, consumido en empresas temerarias y ruinosas; fue el fruto y como el compendio de los errores y de los desaciertos de tres reinados.   
Conspiración de Andalucía.

En Andalucía se pensó seguir el ejemplo de Cataluña y Portugal. Era en esta región el duque de Medina Sidonia gran terrateniente. Ante el éxito de su pariente el duque de Braganza,, planeó otra conjuración separatista, mas ésta fue descubierta y se fue al traste. Los comprometidos pagaron con la vida, aunque el de Medina Sidonia pudo salvarse gracias a su parentesto con el valido. Éste era cuñado del duque de Braganza -Juan IV- y sobrino del Conde-duque. Se le indultó al traidor a condición de que dirigiera un cartel de desafio al otro duque traidor, quien no hizo caso de tal reto.  

Caída del Conde-duque de Olivares. 

Era llamado por Francisco de Quevero, 'el segundo Nerón' . Había nacido don Gaspar de Guzmán, como aquél, también en Roma. Bueno, en  el caso del emperador en Anzio.  Motivo para detestar de él tenía. Muy conocido es el atropello que con él cometió en 1639 el valido por haber dejado bajo la servilleta del rey un escrito denunciando su pésima política. Precipitadamente le detuvo, confiscó sus libros, y le envió al convento de San Marcos de León donde hubo de permanecer hasa 1643 en que el tirano fue desterrado a Loeches.   

La desastrosa política seguida por él trajo la consecuencia de que llegó a ser execrado públicamente, creándose en la Corte un partido que consiguió en el ánimo del rey desafección, por desconfianza, respecto de su favorito. Percatándose éste de que palidecía su estrella, y pensando pudiera tener el mismo fin que don Rodrigo Calderón, solicitó retirarse del gobierno, lo que ipso facto le fue otorgado. Fue desterrado a Loeches (Madrid) y posteriormente a Toro -en aquel entonces ciudad-, donde murió en 1660. Todos los bienes que dejó fueron confiscados, y Felipe IV se quedó con una posesión que tenía a las afueras de Madrid, la cual recibió el nombre de 'Buen Retiro'.  

En artículo aparte, que tengo in mente, sobre este personaje hablaré de él ampliamente; ahora bien, no he de dejar de mencionar la biografía que de él hizo el doctor Marañón, titulada 'En conde-duque de Olivares - La pasión de mandar'. Expone en el Prólogo, por él mismo escrito:
Mi pretensión no ha sido convertir al político que vio deshacerse el Imperio español en un heroe. Sino demostrar que al lado de sus grandes defectos, Don Gaspar de Guzman tuvo virtudes notables y algunas excelsas; y que, por estas virtudes, fue muy superior a la casi totalidad de los españoles de su tiempo. Fue el que recogió, por designio iinescrutable de Dios, en sus fuertes manos, un mundo que estaba ya deshecho. Su ambición de mandar no le impidió darse cuenta de que todo se venía abajo, porque é lo vio, y más que lo dijo, lo gritó; y lo sufrió en su alma de gran español. Lo que no supo fue sacrificar a tiempo su disfrute del poder, y convertir en sacrificio en transaciones convenientes al bien público.    
Intentó el rey gobernar, pero no tardó en poner otro valido, efectuándolo en el pariente de Olivares, D. Luís de Haro. (Había nacido en Valladolid en 1598, obtuvo el título de duque del Carpio en galardón de haber conseguido la paz de los Pirineos; adoptó medidas loables- Murió en 1661). 

 España en plena decadencia.




La constante guerra en el exterior y en el interior, la lucha contra los protestantes y la católica Francia llevó a la ruina a España, mientras nuestro vecino país de los Pirineos nos quitó nuestra hegemonía en Europa, que ostentará Luís XIV de Francia, 

ROCROI, la puntilla del Imperio español y de sus gloriosos Tercios.  

La Paz de Westfalia puso fin a la guerra de los Treinta Años -Alemania- y la de los Ochenta Años, entre España y los Países Bajos; ella por lo que tiene de compleja y benefatora no puede comentarse en corto número de líneas. 
España continuará desplomándose.durante el reinado siguiente, que se inicia con la regencia de Mariana de Austria desde la muerte de Felipe IV hasta el 17 de septiembre de 1675 que ocupó el trono el último hijo de ambos.


                    

jueves, 25 de mayo de 2017

Un vistazo a LOS AUSTRIAS MENORES ( Felipe III - Felipe IV - Carlos II ) Primera parte.

Dferencia abismal con los Austrias Mayores.

El contraste le deja perfectamente marcado Modesto Lafuente en su 'Historia general de España. 
'No conocemos, dijimos ya en otra parte, una raza de principes en que se diferenciaran más los hijos de los padres que ladinastía austriaco-española'. De Carlos I a Carlos II se ha pasado de la robustez más rigurosa a la mayor flaquezay extenuación, como si hubieran transcurrido muchos siglos y muchas generaciones; y sin embargo, el que estuvo a punto de hacer desaparecer la monarquía española no era más que el tercer nieto del que hizo a España señora de medio mundo. Mas no fue la culpa solamente del segundo Carlos. Su abuelo y su padre le habían dejado la herencia harto menguada. Pasemos una rápida revista a cada uno de estos tres últimos infelices reinados.
Felipe III el Piadoso. 
                                                                       

Contrajo matrimonio con Margarita de Austria-Estiria  En cuanto a religiosidad no pudo haber hallado un mujer más homogénea a él. Según el P. Enrique Florez deSetien, 
Como su crianza había sido dedicada a Dios, crecía en ella de día en día la virtud: cada ocho días confesaba y comulgaba; pero con tal ternura y con tan ardiente devoción que se deshacía en lágrima; en la confesión, de compunción; al comulgar, de amor.
Abundando en la consignación de su religiosidad, refiere estas dos anécdotas:
Una mañana de invierno, a cosa de las seis, oyendo la campanilla que avisaba pasar el Santísimo por la calle, se levantó de la cama para adorarle, por ser mayor el fuego de la devoción de su pecho que el frío de la cruda estación.Otra vez, hallándose con cantidad de piedras muy preciosas con que hacer ua joya para sí, la movió su tierna devoción a desprenderse de ellas para adornar una custodia , a quien tenía por más preciosa joya. 
Apunta Lafuente que su religiosidad le convertía en un buen hombre , no en el rey que se necesitaba. En esto están de acuerdo todos los autores,el propio rey no lo ignoraba, y así a la horade la muerte pensó: ¡Buena cuenta daremos a Dios de nuestros gobiernos!  Ya Felipe II había lamentado: Dios, que me ha concedido tantos Estados, me niega un hijo capaz de gobernarlos. 

Criticando dicho texto esta piedad, la deja como relativa en las siguientes líneas:
Poblaba conventos y desplobaba lugares. Enriqueció a España trayendo a ella los cuerpos o reliquias de más de doscientos santos, pero la empobreció echando del reino cerca de un millón deagricultores. No sabía cómo podía acostarse tranquilo el que hubiera cometido un pecado mortal, pero no reparaba que su indolencia y mal gobierno ponía a muchos hombres en la necesidad de darse al robo para comer, y a muchas mujeres en la de vender su honestidad para vivir.
Felipe III se quejó de lo debilitada hacienda que su padre había dejado, mas ésta fue empeorando; su inutilidad para reinar y aun para elegir y dominar a sus validos, hizo el resto:  la situación precaria a que llevó a España. Y también dañó con su religiosidad.
Hasta qué punto llegará la multiplicación de los conventos y de las comunidades religiosas de ambos sexos, fundadas y dotadas porel tercer Felipe , manía que a ejempolo del monarca dieron también los grandes del reino, muestránlo las contínuasreclamaciones de las cortes y del consejo de Castilla, pidiendo que se pusiera límite y coto y aun prohición absolutaa la fundación de nuesvos institutos monásticos, por perjudiciales a la población y a la moral, por recaer las cargas de los tributoscon peso desigual sobre los ddemás vasallos.
Ocurre algo más que no es solo de eso tiempo, y que seguidamente dice el autor:
... y por haberse hecho el centro y el asilo de la holganza, donde se refugiaban si vocación y acudían sin llamamiento de Dios los que buscaban la seguridad del sustento sin la fatiga del trabajo. Tales medidas proponían y de tales frases usaban los más resetables cuerpos del reino, asustados de ver el suelo español baldío e inculto, y sembrado de monasterios.

Expulsión de los moriscos. España cae en la miseria, ellos en la crueldad. 

En ningún momento de la historia, en ningún lugar del planeta, las
 religiones han servido para que los seres humanos se acerquuen
unos a los otros. Por el contrario, solo han servido para separar, 
para quemar, para destruir.
                          - José Saramago. Premio Nobel -   

A los moriscos les iba muy bien. Vvivían desde el reinado anterior y como castigo por su rebelión diseminados; en los pueblos y ciudades ocupaban barrios aparte, incluso algunos lugares eran ocupados solo por ellos. Para quedarse en España habían renunciado a su lengua, costumbre y religión.  Eran trabajadores, dados a la labranza y a la industría. Por la properidad que alcanzaron despertaron envidia, y, lo que, según el poeta latino Terencio, ésta produce: odio. Parti´de éste una cruzada de denigración contra ellos; se les acusó de toda clase de abominaciones, pero lo peor fue la imputación de falsos cristianos, afirmándose que ocultamente celebraban ritos y ceremonias de la religión mahometana Mal se portba España con ellos. El canónigo Navarrete, en su obra titula Conservación de monarquías, dice que 
a no haber sido los moriscos tratados como infames, todos ellos se habrían venido a la religión católica ; pues, si la miraban con horror, era porque, aun aceptándola, se veían tan despreciados como antes, no quedándoles ni aun la esperanza de que el tiempo llegase a borrar la mancha de su origen.
En la confabulación contra ellos se llegó a infundir el miedo de una segunda invasión, ya que creciendo el número de estos cristianos nuevos, mientrs, por otra parte, disminuía el de los cristianos viejos por emigrar a mérica y por las guerras, cabría la posibilidad de que se pusieran en contacto con África e intentar la recuperación de la península. Pensando en ello el rey y sus ministros, se firmó un decreto de expulsión, el cual se suspendió ante las reclamaciones en contra de muchos nobles que tenían por vasallos moriscos, y advirtiendo los males que sobrevendrían para la agricultura y la industria. Pero años después se dio de improviso la orden de que todos los moriscos en el plazo de tres días abandonaran sus hogares para ser embarcados a Orán. No se les permitió llevarse más recurso que los bienes muebles que pudieran efectuarlo sobre sus personas. 

¡Cuántos crímenes, cuánta crueldad ha motivado el fanatismo religioso! Se les llevó a la ruina y a un trato cruel por doquiera. Así lo describe el texto de Hitoria de España, de Moreno
Durante su triste viaje fueron los poscriptos, como antes los judíos, objeto de toda clasede vejaciones. Eran robados en los caminos, y los patrones de barcos mataban a los más ricos para hacerse dueños de su dinero y alhajas; y los que llegaron a África encontraron muy mal recibimiento por parte de los berberiscos, que los echaban en cara haber apostatado de su religión y les reducían a esclavitud
Del maltrato que recibían de los cristianos habla Francisco Martínez de la Rosa en su drama titulado  Abén Humeya, o La rebelión de los moriscos. No es cosa de entrar en él, cuya lectura está al alcance de cualquiera; sí consignaré para corroboración de la cruel conducta que se tenía con ellos, el inicio de la sinopsis que hace Artruro del Hoyo en su obra de consultas de las mismas: Teatro Mundial. 
Los moriscos andaluces sufrían afrentas cada vez mayores de los cristianos, los cualees proclaman bandos severos prohibiéndoles todo, hasta cantar sus sus romances. Los soldados cristianos, sin poder que los contenga, cometen tropelías con ellos, y últimamente osaron alzar el velo que cubría el rostro de varias doncellas moras, una de ellas la hija de Abén Humeya, descendiente de lo Abderrahmanes gloriosos. Abén Humeya lleva sufriendo mucho tiempo  su forzada sumisión, pero llególe el momento de sublevarse. su padre ha sido detenido en Granada. Su esposa Zulema trata en vano de contenerle y ahuyentar de él sus inquietudes. Está decidido a actuar, y su pueblo le nombra caudillo. .
Lo de siempre:  ' Vae victis, '¡ay de los vencidos!
 
Miseria en España.            

En España el agro quedó convertido en erial -privaba, ya lo he dicho, la afición a la vida monástica y el poco amor al trabajo- y muchas industrias desaparecieron. 

Rodrigo Calderón, marqués de Siete Iglesias, impuso múltiples tributos, y de ello se quejaron los procuradores en las Cortes que se celebraron para el jurmento del rey, siendo el resultado que este favorito impuso nuevos tributos; entre ellos, el llamado censos sueltos, producto de las tierras de los moros cedidas a los cristiannos; la farda, pagadas por los pueblos del litoralpara los guarda-costas; y la renta de la abuela, que recaía en los materiales de construcción. Enseguida se agregó la denominada renta de población, a pagar por los residentes en los lugares abandonados por los moriscos. Otra medida fue aumentar el valor del dinero. Y otra, apoderarse del oro y la plata de las coorporaciones religiosas y aun de particulares. (Ahora quien tanto había hecho por el clero fue por el mismo calificado de usurpador; no atendieron su llamada de ayuda para sacar de apuros al Estado). Ya para colmo, abrir suscripciones de donativos voluntarios, lo que significaba que 'en el cuarto año de reinado de Felipe III se pedía limosna de puerta en puerta para socorrer al soberando de dos mundos,tal el resultado de la política de Felipe II que dejó a España una deuda de ciento cuarenta millones de ducados. 

El balance económico de la monarqu´ía del tercero de los Felipes le hace Lafuente de esta forma:
Resultaba, pues, que sieno la suma total de las rentas de la monarquía 15.648.000 ducados, había empleados en 1610, los 8.308.000, y que con lo que se debía a los genoveses quedaban quedaban reducidas las rentas de la corona a 3.330.000 ducados para el mantenimiento de los ejércitos de mar y tierra, y gasto ordinario de la casa,y para el pago de las deudas que dejaron Carlos V y Felipe II. 
Corroborando la diferencia entre los Austris mayores y los Austrias menores.

Al parecer no comparte enteramente Ricardo de la Cierva la notable diferencia, que, por supuesto, no puedecompensar la cumbre cultural a que se llegó en estos reinados.
Durante el siglo XVII el siglo del barroco, la Casa de Austria en España mantiene en teoría y en la práctica la misma organización (con una exceción importante), la misma visión universal y el mismo sentido de la misión de España en el mundo que sus grandes antecesores del siglo XVI. La gran excepción es el sistema del valimiento, en el que los reyes del siglo XVII, si excepció, descargan las responsabilidades supremas del Estado en un valido o favorito.
Ahí es nada, querer del hecho de reinar únicamente la parte de vida muelle y placentera.
Felipe III bien dotado para la política (sic), pero abúlico y nada aficionado a la política, prefirió dedicarse a las funciones representativas de la Corona y a los grandes festejos de la Corte que a la dirección de los asuntos públicos, encomendados a don Francisco Gómez de  Sandoval, duque de Denia, a quien el rey hizo duque de Lerma, El valimiento llevaba consigo la corrupción generalizada, a ejemplo del propio valido: la compraventa de los cargos y funciones públicas ; la concepción del funcionariado como medio de riqueza personal, y no de servicio. 
Parece ser que este rey, que vivió a cuerpo de rey, y sin molestarse en reinar, le remordió la conciencia a la hora de la muerte. 'Instrumento toda su vida de un valido a quien dio el gobierno y hasta la  firma parano hacer nada. reverso de su padre Felipe II que quiso hacerlo todo por no fiarse de nadie'. Cumplió éste como sus antepasados, a partir de la Edad Moderna, con su buen oficio de rey, siendo mejor o peor operario pero ejerciéndole. Felipe III...; bueno, sigamos leyendo a Lafuente: 
Felipe III acabó de reinar sin haber sido rey, y solo al tiempo de morir abrió los ojos y exclamó con dolorido y pesaroso acento: '¡Oh! si al cielo pluguiera prolongar mi vida, cuán diferente fuera mi conducta de la que hasta ahora he tenido'. Al cielo no le plugó prolongar su vida. 
Vivió del 14 de abril de 1578 al 31 de marzo de 1621. Fue rey del 13 de septiembre de 1598 hasta su muerte. Tras quedarse viudo, no volvió a casarse, ni se le conoció "amiga" alguna. Casi tuvo con su esposa un hijo por cada año de matrimonio, pues fueron ocho vástagos: Ana María, reina consorte de Francia; una segunda hjia, de vida efímera; el tercer hijo fue Felipe -8 de abril de 1605- heredero de la Corona; Ana María, emperatriz del del Sacro Imperio Germánico, esposa de Fernando III; Carlos; Fernando, conocido como el Cardenal-infant; Margarita Francisca; que murió a la edad de7 años, y Alfonso de Autria, no logrado.                                                                       
El cardenal-infante en la batalla, Fernando de Austria, en la batalla de Nördengen. Por Rubens. Museo del Prado.. 
                                                                     
Cardenal-infante como cazador, por Velazquez. Museo del Prado.

 No confundir con el otro Cardenal-infante. Si nos extrañamos del belicismo de este cardenal y de su afición a la caza, tendremos también que sorprendernos de que fuera tan dado al bello sexo como sus hermanos Felipe IV y el infante don Carlos. Tuvo un hijo y una hija. El niño, al que puso su nombre, se ha esfumado en la Historia hasta el día de hoy. La hija nació en Bruselas en julio de 1641, poco antes de la muerte de su padre, poniéndola por nombre Mariana, la cual ingresó a la edad de cinco años en el monasterio de las Descalzas Reales, de Madrid, y profesó a la de 18 con el nombre de sor Mariana de la Cruz. 

No sentía don Fernando gran vocación, que digamos, por el estado eclesiástico; se pensó en casarle pero no se encontraba 'no se encontraba en Europa una princesa a la altura de su rango en estirpe y dinero'. Evidentemente, ello hubiera evitado la guerra de sucesión al morir Carlos II, el cambio de dinastía.    .  

La conjuración de Venecia de 1618.

Apunto la fecha para no confundirla con la de 1310, que es la referida en el drama del citado  Martínez de la Rosa. 

También es denominada como conjuración de Biedma, nombre del embajador español. Se trata de una supuestra intriga diplomática entre la Monarquía Hispana y la Serenísima República de Venecia. Pretendieron los españoles provocar una situación que permitiera la intervención militar de la flota española que se hallaba en el Atlántico; se manipuló a franceses que  asentados en Venecia, algunos de ellos hugonotes. Según los italianos, el virrey de Nápoles, duque de Osuna (asistido por Francisco de Quevedo), el gobernador de Milán, marqués de Villafranca 

Fue un escándalo que alimentó la leyenda negra. Intentaron asaltar la embajada española, y Quevedo hubo de huir disfrazado de mendigo y gracias también a su dominio del dialecto veneciano.       


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Los validos creados por la abulía de los Austrias menores. Su papel en concepto de Fernando García de Cortázar y José Manuel González Vesga, en su 'Breve Historia de España' - tomo I -
... la abulia regia se compensó en época de Felipe III con la escalada de los validos. Especie de primer ministro, reclutado entre la alta nobleza, el valido sobrepasó el poder otorgado anteriormente a los secretarios, al tratarse de un cargo político y ejecutivo. Pese a su dominio del Estado, ninguno de ellos  -Uceda, Zúñiga, conde-duque de Olivares, Luúis de Haro, Medinaceli, Oropesa- alcanzó la prerrogativas del duque de Lerma (1598-1628), cuya firma sería equiparada por Felipe III a la suya propia.
Consideran que, corrupción aparte, no dejó de ser el valimiento eficaz para el Estado en aquellas horas difíclles de la de la dinastía. No ven negativa la actuación del infante don Juan José 'encaramado al poder merced a un golpe militar' en el gobierno de su hermanastro Carlos II. Terminan diciendo:
Su empuje, unido al fortalecimiento de la figura del secretario del rey y la propia dinámica institucional, explican que la administración española siguiera su marcha a pesar de la holganza real.
Bien, pero estamos  todavia en el reinado de Felipe III.
 
Traslados de la Corte.

Fundamentalmente a su beneficio trasladó la Corte el duque de Lerma a Valladolid en 1601, y por el mismo motivo la restituyó a Madrid en 1606. Durante este lapso de tiempo ocurrieron varios eventos notables, tal como que los tercios españoles pusieron sitio a la ciudad de Ostande en 1601 y en 1604 es finalizado, cayendo en poder de los tercios, al mando de Ambrosio de Espinola desde 1603. 
                                                                     
La Rendición de Breda o, Las Lanzas, pintado por Velazquez de 1634 a 1635. Museo del Prado
En dicho 1604 se había firmado el Tratado de Londres entre Jacobo I de Inglaterra y Felipe III que pone fin a la guerra anglo-española de 1585-1604. Como hemos visto por la fecha de su natalicio, tuvo lugar el de Felipe IV en Valladolid. Durante la Corte en Valladolid a él acudieron Francisco de Quevedo, Luís de Góngora Miguel de Cervantes, el pintor Rubens y el escultor Gregorio Fernández. 

                                                                               

Está visto que el duque de Lerma es un gran especulador del ladrillo en todas sus  vertientes y en sentido peyorativo.                                                                    
 

Referencia a la Plaza Mayor de Madrid.

En esta olaza ubicada en el Madrid de los Austrias puede verse una de las mejores estatuas encuestres en el que ha tiempo es una megalópolis. 
                                                                                 
Empedrado siglo XXI
En el pedestal de la estatua figura la siguiente inscripción: ' La reina Isabel II, a solicitud del Ayuntamiento de Madrid, mandó colocar en este sitio la estatua del señor rey don Felipe III, hijo de esta villa, que restituyó a ella la Corte en 1606, y en 1619 hizo construir esta plaza Mayor. Año 1848'. Sufrió tres incendios con sus correspondientes rehabilitaciones. Se celebraron en ella diversos espectáculos, incluido el taurino. El más triste la instalación del patíbulo. Entre las penas de muerte que se ejecutaron está la de don Rodrigo Calderón, marqués de Siete Iglesias, que tuvo lugar el 21 de octubre de 1621, o sea, ocurrido ya en tiempo de Felipe IV Era el hombre de confianza del duque de Lerma. Su valentía ante la muerte pasó al refranero español: Tener más orgullo que don Rodrigo en la horca. No fue ahorcado, pues, al ser de condición noble, se le degolló. Había nacido en Amberes en 1576. 


Como refiere el gran cronista de Madrid, Pedro de Répide:
Las ejecuciones capitales se celebraron en esta plaza hasta fines del siglo XVIII , en que fueron trasladadas a la plaza de la Cebada. Mientras fueron en la Mayor, se levantaba el cadalso frente a la Casa Panadería, si la pena era de garrote; delante del portal de Paños, si era de horca, y a la parte de la Carnicería para los degollados. 
Volveré a hablar de esta plaza, de importante escenario también en el reinado siguiente. Realmente siempre.     

Inverecundio latrocinio de los validos de Felipe III.

El indolente Felipe III llegó a recomendar al duque de Lerma en 1618 se retirase del gobierno. Le sucedió su hijo Cristobal Gómez de Sandoval y de la Cerda, duque de Uceda. 
Los últimos años del reinado de Felipe III no fueron otra cosa que una continuada serie de miserables intrigas y vergonzosas rivalidades palaciegas entre grandes sin grandeza de alma y magnates sin magnanimidad de espíritu que se disputaban el favor del monarca reinante y del príncipe sucesor. La lucha del favoritismo entre los duques de Lerma y de Uceda, padre e hijo, es uno de esos episodios bochornosos que pasan a veces en los regios alcázares, y que degradan la majestad que los tolera, deshonran a los que lo ejecutan, y ruborizan hasta el que los lee. 
Lerma fue agraciado con el capelo cardenalicio y, así, salvó su responsabilidad, ya que im illo tempore, en aquel tiemoo, el clero gozaba de inmunidad eclesiástica. Tuvo, empero, que restituir al tesoro parte de lo que había desfraudado. Al pasar a cardenal apareció esta copla: 'El mayor ladrón de España , para no morir ahorcado, se vistió de colorado'.   


Catalina de la Cerda

Catalina es hijja del Iv duquue de Medinaceli. Tuvieron dos hijos: Cristoba, duque de Uceda, contrincante de su padre, como hemos; y Juana, que casó con el duque de Medina Sidonia, unión de la que nació Luisa de Guzmán que se convirtió en reina de Portugal al casarse con el VIII duque de Braganza, lo que convirtió a ella y a su padre en ancestros de la dinastía de Braganza y de otras casas europeas.                                                                   
 El conde-duque de Olivares aprovechando la llegada de Felipe IV ordenó embargar todas las rentas y bienes del Cardenal-duque y le restringió el desplazamiento únicamente por sus posesiones de Valladolid y de Burgos. Ya con mala salud y septuagenario se quejó al papa en una carta: Yo estoy destruido en reputación, en salud y en hacienda, sin que nadie haga caso de mi dignidad y desgracia (sic). Su desgracia se la buscó él con el tráfico de influencias, su corrupción extendida también a la venta de cargos públicos y la especulación urbanística, cual ya expuse. ¿Dónde estaba su dignidad? No estuvo en parte alguna y hoy día hubiera sido uno más de los perseguidos por la UCO. Estos validos parece que son de nuestros días, hoy como ayer, ayer como hoy.