La corona no se sustenta con criterio racional alguno. Ningún motivo existe para
conceder la condición de hereditario y vitalicio al puesto de primer funcionario de
la nación en monopolio a una familia. Todo se reduce a una supuesta ecuación de
coste-beneficio entre el mantenimiento de tal privilegio y el de su derrocamiento.
- La monarquía inútil, de Enrique de Diego -
La elección en definitiva de que sean reyes depende de la voluntad de los españoles.
Pudo imponer ante su padre a Leticia, en la disyuntiva de "o ella o renuncio a todo". El autor de sus días pasó por las horcas caudinas, esta vez le valió. Quiso también renunciar a la corona por Eva Sannum. Consiguió casarse con Leticia Ortiz Rocasolano, señora divorciada, lo que se ocultó mientras fue posible, siendo lo importante que no apareciera obstáculo que la imposibilitara. Acerca del noviazgo del príncipe Felipe con ella, como de la vida de su elegida, se sabe ya todo, publicándose principalmente en "negro sobre blanco", es decir gráficamente, pero también oralmente. Se sabe todo de toda la familia real, habéndose abierto el paso a la investigación e información tras los acontecimientos del rey con su amiga Corina, con safari incluido, y las consecuencias de éste, así como también los del matrimonio Urdangarin-Borbon. No todo, por supuesto, es investigación, descubrimiento, novedad, tambén está lo que es meramente informativo y que se repite de un libro en otro. Sí que en el libro de que hablo en mi artículo anterior: La intocable, hay revalaciones; también en su "primera parte": Urdangarin, un conseguidor en la corte del rey Juan Carlos.
¿Serán reyes?
Sólo puede escribirse interrogativamente, no afirmarse. Ahora quieren los dos ser reyes de España. Me parece bien -es un decir-, ya tiene a Letizia, pues con ella, tan amada, que no falte la corona. Parece no recordar el ultimátum que ya he dicho dio a sus padres: no quería corona sin Letizia. Pero la ya princesa es, como se consigna por doquier, de origen plebeyo, divorciada y, para colmo de inadecuada reina de España, atea. Según el escrito de Ana Isabel Aguayo, "Diez años agridulces", apuntando las pruebas más sobresalientes de la primera década de matrimonio de Felipe, dice en la número 8:
Tampoco creo que ella pueda evitar la caída por su ateismo. Precisamente por lo uno y por lo otro tiene cerrado el camino al trono. En principio lo tiene por ser un matrimonio morganático o matrimonio de la mano izquierda, que, según el DAE, es el desigual socialmente entre los contrayentes, en el que cada cónyuge conserva su condición anterior. Existe la Pragmática Sanción, de Carlos III, de 1776, llamada "Pragmática Sanción para evitar el abuso de contraer matrimonios desiguales", la cual, con referencia a los matrimonios morganáticos de la familia real, se ha discutido con motivo de la boda del Príncipe de Asturias con Letizia si continúa vigente o no. Cierto que la Constitución actual reconoce la igualdad ante la ley, pero cierto igualmente que mantiene el derecho histórico de la institución monárquica. Es una entelequia, en su sentido de cosa irreal, que la Sra. -antes Alonso, ahora Borbon- doña Letizia se convierta en reina de España.
En La Familia Real y la familia irreal -una brillante aportación sobre las vicisitudes inéditas de la dinastía española desde Alfonso XIII hasta hoy -1992-, de Juan Balansó, hace este epígrafe: "¿Quién será la futura reina de España? La normativa de matrimonios de la Familia Real Española". Lo inicia presentado la amplia probabilidad de elección con que cuenta Felipe.
En posteriores obras, este gran concedor de la historia de las dinastías reales europeas, ha comentado los inadecuados noviazgos del príncipe, todos con plebeyas más o menos vulgares o chicas modestas, con la sola excepción de Carolina de Waldburg. En "Los diamantes de la Corona" escribe al respecto.
Confía Balansó en la inteligencia de
Si viviera vería en el matrimonio de don Felipe, cómo este Príncipe de Asturias se ha saltado a la torera en este aspecto los cánones de la monarquía. Por otra parte, y acumulando... "méritos", toda la familia, para el arraigo de la institución, el hecho de haber caído de bruces en la corrupción la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín y la defensa a ultranza que le hace el rey frente al juez instructor del caso Nóos, el de ellos, en el que uno y otro tanto monta, monta tanto. En fin, mucho tendría de qué tratar.
conceder la condición de hereditario y vitalicio al puesto de primer funcionario de
la nación en monopolio a una familia. Todo se reduce a una supuesta ecuación de
coste-beneficio entre el mantenimiento de tal privilegio y el de su derrocamiento.
- La monarquía inútil, de Enrique de Diego -
La elección en definitiva de que sean reyes depende de la voluntad de los españoles.
Pudo imponer ante su padre a Leticia, en la disyuntiva de "o ella o renuncio a todo". El autor de sus días pasó por las horcas caudinas, esta vez le valió. Quiso también renunciar a la corona por Eva Sannum. Consiguió casarse con Leticia Ortiz Rocasolano, señora divorciada, lo que se ocultó mientras fue posible, siendo lo importante que no apareciera obstáculo que la imposibilitara. Acerca del noviazgo del príncipe Felipe con ella, como de la vida de su elegida, se sabe ya todo, publicándose principalmente en "negro sobre blanco", es decir gráficamente, pero también oralmente. Se sabe todo de toda la familia real, habéndose abierto el paso a la investigación e información tras los acontecimientos del rey con su amiga Corina, con safari incluido, y las consecuencias de éste, así como también los del matrimonio Urdangarin-Borbon. No todo, por supuesto, es investigación, descubrimiento, novedad, tambén está lo que es meramente informativo y que se repite de un libro en otro. Sí que en el libro de que hablo en mi artículo anterior: La intocable, hay revalaciones; también en su "primera parte": Urdangarin, un conseguidor en la corte del rey Juan Carlos.
¿Serán reyes?
Sólo puede escribirse interrogativamente, no afirmarse. Ahora quieren los dos ser reyes de España. Me parece bien -es un decir-, ya tiene a Letizia, pues con ella, tan amada, que no falte la corona. Parece no recordar el ultimátum que ya he dicho dio a sus padres: no quería corona sin Letizia. Pero la ya princesa es, como se consigna por doquier, de origen plebeyo, divorciada y, para colmo de inadecuada reina de España, atea. Según el escrito de Ana Isabel Aguayo, "Diez años agridulces", apuntando las pruebas más sobresalientes de la primera década de matrimonio de Felipe, dice en la número 8:
La relación poco cordial entre el Rey Juan Carlos y su nuera va de mal en peor. En el más reciente caso de "agresión", el año pasado, Felipe hizo un brindis público por su padre y Letizia ni siquiera acercó la copa a los labios. El Rey, ofendido, amenazó a su hijo: "O controlas a tu esposa o nunca serás Rey".Se encuentra don Juan Carlos tan engreído como equivocado de su poder si piensa que de él solamente depende que le suceda. Contra toda presión que la Casa Real y el propio Rey hagan para camuflar conductas nefastas llevadas a cabo que destruyen la institución, ésta puede hundirse y de hecho se encuentra en la actualidad en inminente ruina. Se emiten mentiras y tonterías sin cuento, tal como que Letizia es la que salvará la monarquía. No será por el aborto que su primo hermano le atribuye y señalando como padre a su ex novio, tras estar divorciada, David Tejera.
Tampoco creo que ella pueda evitar la caída por su ateismo. Precisamente por lo uno y por lo otro tiene cerrado el camino al trono. En principio lo tiene por ser un matrimonio morganático o matrimonio de la mano izquierda, que, según el DAE, es el desigual socialmente entre los contrayentes, en el que cada cónyuge conserva su condición anterior. Existe la Pragmática Sanción, de Carlos III, de 1776, llamada "Pragmática Sanción para evitar el abuso de contraer matrimonios desiguales", la cual, con referencia a los matrimonios morganáticos de la familia real, se ha discutido con motivo de la boda del Príncipe de Asturias con Letizia si continúa vigente o no. Cierto que la Constitución actual reconoce la igualdad ante la ley, pero cierto igualmente que mantiene el derecho histórico de la institución monárquica. Es una entelequia, en su sentido de cosa irreal, que la Sra. -antes Alonso, ahora Borbon- doña Letizia se convierta en reina de España.
En La Familia Real y la familia irreal -una brillante aportación sobre las vicisitudes inéditas de la dinastía española desde Alfonso XIII hasta hoy -1992-, de Juan Balansó, hace este epígrafe: "¿Quién será la futura reina de España? La normativa de matrimonios de la Familia Real Española". Lo inicia presentado la amplia probabilidad de elección con que cuenta Felipe.
Cuando llegue el momento de echarse novia en serio, Felipe de Borbon podrá elegir entre una veintena de princesas. Si se tiene en cuenta que si bisabuelo, Alfonso XIII, sólo pudo encoger entre ocho, su abuelo, el onde Barcelona, entre seis, y su padre, el rey Juan Carlos, entre diez, no cabe duda de que el príncipe de Asturias es un joven afortunado.De nada le valió serlo; si le ha valido a doña Letizia aun cuando no llegara a compartir como reina consorte el trono con su marido, aunque no lleguen a ser reyes.
En posteriores obras, este gran concedor de la historia de las dinastías reales europeas, ha comentado los inadecuados noviazgos del príncipe, todos con plebeyas más o menos vulgares o chicas modestas, con la sola excepción de Carolina de Waldburg. En "Los diamantes de la Corona" escribe al respecto.
Contrariamente a cuanto la prensa especializada ha venido especulando, el heredero de la Corona española no ha mantenido relación amorosa con diversas princesas europeas que se le han achacado: Tatiana de Liechtenstein, Catalina de Austria y un largo etcétera. Sólo una alteza supo conquistarlo, pasjeramente: Carolina de Waldburg, una condesa alemana con rango principesco a la que Felipe frecuentó desde abril de 1996 hasta octubre de 1997. [...]No era unpartido excesivamente brillante, pero era católica, pertenecía a la realeza europea y el elemento monárquico puso sus ojos en este matrimonio que respetaba la norma dinástica tradicional. [...] La revista francesa Point de Vue, pionera de las revistas especializadas en la realeza, publicó una portada muy pesimista: "¿Por qué todas le dejan?", se preguntaba a grandes titulares.Asimismo los desiguales matrimonios de sus hermanas las infantas, a cuyos cónyuges denominaba "bisutería fina". No pudo ver quién sería la Princesa de Asturias. Pero sigamos recordando su opinión sobre la futura reina de España. Escribe en dicha ubicación ("La Familia Real y la fmilia irreal").
Se ha venido comentando últimamente, a raíz del romance de don Felipe e Isabel Sartorius, en la prensa española y extranjera, sobre la peculiaridad de los "matrimonios morganáticos", vedados para los miembros de la Casa real de España que desean conservar sus derechos a la sucesión dinástica.Ya, pero es que, como estamos viendo, en este reinado quiere la familia real poseer sus derechos y también los de no ser realeza, algo que, como luego veremos, no deja de combatir el autor. Sigo transcribiendo.
Ninguna de nuestras constituciones -subrayo-, desde la primera, de 1812, se ha hecho eco para nada del contenido de la pragmática de matrimonios. Es más, dicha disposición se ha aplicado de una manera ininterrumpida y su vigencia ha sido reconocida expresamente por los predecesores de don Juan Carlos: su bisabuelo, Alfonso XII, su abuelo, Alfonso XIII, su padre, el conde de Barcelo, como jefe de la Casa real en el exilio. Si se derogase ahora, no ignora la Familia Real que, aun teniendo en cuenta los imperativos del presente, no faltará quien reproche que se haga en provecho de la Sartorios, por ejemplo, lo que no se hizo en beneficio de la Dampierre...Repito lo anterior, derechos de realeza, porque de la realeza soy, pero no deberes, y a la vez quiero ser como cualquier persona. Llegaron a decir: "Somos una familia como otra cualquiera"; causó, obviamente, efecto de ironía. Y como tal dijeron algo cierto si lo consderamos en la acepción de figura retórica que consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice. Aquí mismo Balansó consigna. Y subrayándolo con mayúsculas:
NO SON IGUALES AL RESTO DE LOS CIUDADANOS, PUESTO QUE TIENEN UNOS DERECHOS Y UNAS OBLIGACIONES QUE SUS COMPATRIOTAS NO TIENEN (Ni usted, amable lector, ni yo, ocupamos un lugar en el orden sucesorio, ni estamos destinados a ser reyes, ¿verdad?En otra ocasión opinando sobre esa cuestión menciona el siguiente aserto de Antonio Gala -ego quoque, yo también, tratando tema semejante-, que bien vale la pena repetir: Si las familias reales, además de sus altos y estáticos privilegios, quieren tener los de los pequeños burgueses (amores, celos, cuernos, divorcios, suicios falsos y otros modestos aditamentos de la vida) por mal camino van. Porque, si todos fuésemos iguales, salta a la vista que todos seríamos iguales para todo.
Confía Balansó en la inteligencia de
Felipe de Borbón para ignorar las obligaciones que coomo príncipe heredero debe a España. Y una de las principales obligaciones de su alteza es, sin duda alguna, proporcionar al país una buena reina. Como también es indudable que el príncipe sabrá conjugar sus obligaciones dinásticas con sus deseos personales.No pudo ver que todo ello falló a blancas, porque falleció a últimos de junio de 2003. Y vuelvo a formularme la pregunta que ya deslicé en otro artículo. ¿Qué hubiera escrito sobre el noviazgo y matrimonio del príncipe Felipe y doña Letizia? Acaso entonces, con enorme dificultad para hablar de la familia real no siendo laudatoriamente, poco, pero desde que cayó la mordaza... ¡Y era de los más arriesgados, pero siempre, claro está, escribía con más libertad de otras monarquías que de la española. No dejó de consignar que "la monarquía de Juan Carlos pasaría a la Historia como la monarquía de la corrupción".
Si viviera vería en el matrimonio de don Felipe, cómo este Príncipe de Asturias se ha saltado a la torera en este aspecto los cánones de la monarquía. Por otra parte, y acumulando... "méritos", toda la familia, para el arraigo de la institución, el hecho de haber caído de bruces en la corrupción la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín y la defensa a ultranza que le hace el rey frente al juez instructor del caso Nóos, el de ellos, en el que uno y otro tanto monta, monta tanto. En fin, mucho tendría de qué tratar.