viernes, 23 de noviembre de 2018

De Santa María la Real de Nieva (Segovia) ha de desaparecer la falsa inscripción del sepulcro de la iglesia. Es una ignominia a la Historia. (Segunda parte)

Hablé finalmente de que continuaré doliéndome de la tergiversación de la Historia que se está cometiendo, y para colmo cuando efectuarlo implica caer de plano en el ridículo. Para cualquier persona de cultura en dicha materia los restos mortales de Blanca I de Navarra probablemente en la iglesia de la localidad segoviana de Santa María la Real de Nieva, pero sin localizar. Y digo que probablemente por aquello de su debatido traslado. En cuanto a éste nos inclinamos con Eloísa Ramírez Vaquero, de la Universidad Pública de Navarra,  en que no se verificó. También es extraño, irrisible, no ya insólito sino  inaudito lo que me ocurre con mi solicitud de que no se noticie erróneamente en Información y Turismo respecto a este punto.

Digo que es un caso inaudito, o sea, no oído, no visto, y no estoy muy seguro de ello pues los hay extraños, raros, chocantes, de todo tipo; nihil novum sub sole, nada nuevo bajo el sol, adagio atribuido a  Salomón, en la Biblia. Es superlativamente sorprendente, sensacional,  el hecho de que se me haya expuesto que presente pruebas de mis afirmaciones. Y, por añadidura, de una manera rimbombante, aparatosa, enfática, Literalmente así:

… me comunica que se le ha requerido como interesado, para acompañar avales científicos a sus afirmaciones sin que hasta la fecha se haya realizado ninguna aportación al respecto.

Lo único que tiene de bueno es que no se ha dado tal caso improcedente, impropio, infundado. Ni que decir tiene que de haber recibido tal comunicación no hubiera dejado de darle la adecuada respuesta. Pero hay más, y esto es estampado al principio, en esta notificación hecha por el delegado de la Junta de Castilla y León, en Segovia, respecto a mí. Veámoslo.

Me confirman desde dicha Delegación Territorial que los trabajos arqueológicos  realizados allí realizados por la Junta de Castilla y León, avalados por la Universidad de Granada y un equipo de paleontólogos de reconocido prestigio, hacen compatibles esos restos con los de Blanca de Navarra.

Lo de ‘reconocido prestigio’ no deja de tener gracia que se consigne. Tan reconocidos son como paleontólogos los señores a que alude como los que intervinieron en el Equipo Poblet. 


Di una contestación exhaustiva al comunicante, mas no he obtenido respuesta. He aquí algunos fragmentos de mi correo electrónico.

Obtengo la primera noticia de que ‘los trabajos arqueológicos allí realizados por la Junta de Castilla y León, avalados por la Universidad de Granada y su equipo de paleontólogos de reconocido prestigio, hacen compatibles esos restos con los de Blanca de Navarra.’. Esto nunca me lo comunicó, como ahora lo hace usted, la Delegación Territorial de Segovia. Esto es ya darme una respuesta, por su parte, y no evasivas de unos y silencio de otros; se lo agradezco y le doy mis más expresivas gracias. 

Seguidamente clarifico que mi interés en el evento se limita a que se imponga la verdad. Le expongo lo siguiente:

Yo me pronuncio sin otro interés que hallar la verdad y que ésta se imponga, que no se mienta en Historia. Ello en concordancia con este aserto de Cervantes en ‘el Quijote’: ‘Uno es escribir como poeta y otro como historiador: el poeta puede contar o cantar las cosas como no fueron, sino como debían ser, y el historiador las ha de escribir no como debían ser, sino como fueron, sin añadir ni quitar a la verdad cosa alguna’. (II, 3, lo pone en boca de Sansón).

Remacho el clavo de la siguiente manera.

No procedería de ningún modo pedirme que acompañe avales –desquiciada petición sería- científicos a mis afirmaciones. La base de mi afirmación está súper repetida en mis artículos. La documentación científica de el ADN mitocondrial puede pedirla la Delegación Territorial de Segovia, o quien quiera, al Abad del Real Monasterio de Poblet . A él le fue presentado el estudio genético, que no a mí. Yo no tengo porqué tenerle.  Yo vengo solicitando algo que anule el ADN que se verificó con la archiduquesa de Austria Johanna de Habsburgo, decimoquinta hija de la reina Ana de Jagellón—Foix y Fernando de Habsburgo. ¿Me lo puede presentar la Delegación Territorial de Segovia? 

Lo más desconcertante, perturbador.

Lo que ya queda dicho: El hecho de avalar la Universidad de Granada los trabajos arqueológicos realizados por la Junta de Castilla y León con respecto a Blanca I de Navarra. Esto me dejó de una pieza, e hizo que manifestara a mi comunicante lo que paso a transcribir.

¿Ignora que un participante del Equipo Poblet  -concretamente el Dr. Miguel Cecilio Botella López- es catedrático de Antropología de la Universidad de Granada ¿ No puede ignorar nada al respeto; se publicó urbi et orbi el resultado del estudio genético del Príncipe de Viana con todos sus pormenores. Ello motivó que el lite existente entre Navarra y Castilla y León por los restos de Blanca I de Navarra fuera anulado por los navarros, dando crédito,  indubitadamente, al ADN. Si otorgaran credibilidad a que a posteriori  se ha quedado devaluado ante una nueva prueba –ahora por parte de la comunidad autónoma-  ¿no cree que muy probablemente Navarra hubiera vuelto a reclamar los restos?

Nunca se ha dado el caso –es algo imposible- de que falle el ADN debidamente aplicado, o sea, en cuanto prueba. Los trabajos arqueológicos a que se alude no han impugnado y anulado el ya referido estudio genético hecho por la Universidad Autónoma de Barcelona y por la de Granada. Además, y por otra parte, quede claro que la arqueología es: ‘Ciencia que estudia las artes, los monumentos y los objetos de la antigüedad, especialmente a través de sus restos’. (DAE). La Paleontología se define como: ‘Ciencia que trata de los seres orgánicos desaparecidos a partir de sus restos fósiles’. (DAE). Parentesco aparte, no cumple igual cometido. Los señores que han realizado esos trabajos arqueológicos  a que se refiere el delegado de la Junta de Castilla y León, en Segovia, deben saber que el médico antropólogo José Manuel Reverte Coma emitió un dictamen sobre los restos en cuestión, con fecha 15 de diciembre de 1994, en el cual consigna.

… la prueba definitiva y segura, sería el estudio de ADN, tanto en este esqueleto  como en los restos que puedan existir del padre de doña Blanca, don Carlos III, enterrado en la catedral de Pamplona y del hijo de la Reina, don Carlos, Príncipe de Viana, enterrado en el Monasterio de Poblet.

Queda palmario que es conditio sine qua non, condición indispensable, la prueba de ADN.

Se ha de tener también en cuenta lo ya apuntado al principio en cuanto a la inseguridad de que los despojos mortales continúen en el lugar de referencia, ya que el cronista segoviano Diego de Colmenares (1585-1651), estudiado por Manuel González Herrero, en ‘Cinco cronistas para un pueblo‘, habla de que fue trasladada por orden de su hija Leonor en 1480. Ni fuera ni dentro, ni dentro ni fuera, aparece lo que quede del sistema óseo de la reina muerta y enterrada en la provincia de Segovia.

De los restos del arcosolio son varios especialistas de Historia Medieval los que suponen que corresponden a doña Inés de Ayala, sobrina del cronista don Pedro López de Ayala, el prisionero de Aljubarrota, y que por su larga vida –lo era alcanzar  la edad de 75 años en su época- cubrió las crónicas de Pedro I de Castilla, los Trastámara: Enrique II, Juan I, y dejó incompleta la de Enrique III.

Si esos arqueólogos a que se alude adjudicándoles nada menos que haber invalidado la infalible –hacer posible lo imposible-  prueba científica de ADN mitocondrial que demostró la falsa inscripción del sepulcro en cuestión, fuera cierto que tal hecho se hubiera conseguido, los habría llenado de gloria. ¡Ahí es  nada probar un fallo de un estudio genético!. Y de la misma manera que todo tipo de prensa, incluido Internet, difundió la noticia –puede acudir el delegado de la Junta, en Segovia, a hemerotecas y a su computadora personal para comprobarlo– del resultado del ADN mitocondrial obtenido por el Equipo Poblete, se hubiera publicado por todos los medios de comunicación lo que aún es más importante: la descalificación del genoma humano. Esos arqueólogos hubieran hecho su suerte, y no hubiera habido, en nuestros días de raros acontecimientos, una noticia más sensacionalista. Pero menos mal que el señor de referencia da la noticia al Director General de Información y Turismo de la Junta de Castilla y León, y éste a mí. Que yo sepa, no se ha hecho público, no es notorio. Entonces, continua mi súplica a dicho centro en cuanto a que evite la falta de rigor histórico en la oficina de Información y Turismo tocante al tema que sigue en píe. Después de manifestarme lo que queda dicho, y, como también queda expuesto, darle yo la contrarréplica, ha impuesto el silencio. ¡Y yo que esperaba ser atendido, ya que no lo fui por parte de Segovia!

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