-Antonio Gala-
Lo experimento incluso a escala local, como referente el pequeño, importancia aparte, pueblo mencionado. A la patrona del mismo, advocación mariana de Nuestra Señora de la Soterraña
me emcomiendo para conseguir que el alcalde, el cronista y sus correligionarios abdiquen de la mentira que a trochemoche, disparatada e inconsideradamente mantienen en la iglesia parroquial. Es, evidentemente, algo de que se debió rectificar desde que se presentó en Poblet el Estudio genético del Príncipe de Viana; lo que desde aquel día viene ocurriendo en Santa María la Real de Nieva es para exclamar, gemir, lamentarse, gritar, elevar el grito al cielo, que es lo que vengo haciendo en contra de los habitantes de la localidad que se han instalado callar, silenciar, y sus sinónimos
En una página de internet, "El país que nunca se acaba", agosto 2013, leí::
El (supuesto) sepulcro de Blanca de Navarra. A la madre del Príncipe de Viana la muerte le llegó a los 56 años en pleno viaje por Castilla. En teoría fue enterrada en esta iglesia, pero a la ubicación del sepulcro se le perdió la pista. Se sospechaba, se especulaba, que sus restos descansan en la Soterraña, pero no fueron "hallados" hasta una restauración acometida en el templo a comienzos de la década de los 90. Sin embargo, no son pocos los que defienden la falsedad de estos restos con un montón de argumentaciones que nunca está de más conocer. Está claro que, en términos turísticos, una iglesia con huéspedes insignes parece más notable.
La de Santa María la Real de Nieva (Segovia) carece de sepulcros que eleven su notabilidad, realce de tantos templos, especialmente, catedrales. Buen reportaje, principalmente fotográfico., es un pasear por el centro de la localidad, omitiendo su ampliación en curso y, actualmente, en suspenso por la crisis económica. Buenas fotografías las del interior de la iglesia, así como de lo que queda del monasterio -hay fotógrafo y tema- que fundaron los primeros príncipes de Asturias: Catalina de Lancaster, nieta de Pedro I de Castilla, y Enrique III, hijo de Juan I de Trastamara, fundiéndose asi la rama legítima con la bastarda.
En la indicada página escribí el siguiente comentario. "En un caso que raya en lo patológico no tapar, cuando menos, la inscripción del arcosolio a Blanca I de Navarra, habida cuenta de que mediante la prueba de ADN mitocondrial ha quedado demostrado que los restos que contiene no son de dicha reina. Llevo largo tiempo combatiendo esta ignorancia y atentado contra la Ciencia, pero que si quieres. Ya se alude aquí a mi rebelión y se presenta mi artículo titulado "El infundio del sepulcro de Blanca I de Navarra".
Una ligereza al escribir "Blanca de Navarra, reina prudente y peregrina".
También consigné aquí otro comentario al respecto:
(Cuantas tentativas hice para contactar con el Sr Tanco Lerga fracasaron. Puede ser que algún comunicado mío haya recibido, y haya preferido no entrar en polémica, ya que el error publicado, publicado está).
Confluencia en esta irreflexión con la página web del Ayuntamiento.
En ella leemos:
Este templo posee la suerte de servir de mausoleo a una de las reinas más importantes que ha tenido España. En él están depositados los restos de doña Blanca de Navarra, fallecida en esta villa el 1 de abril de 1441. [...] En las obras realizadas en la iglesia en octubre de 1994 se encontraron unos restos que, después de numerosos estudios antropológicos hechos por el Dr. don José Manuel Reverte han confirmado que efectivamente son los restos de tan importante reina. [...] El día 6 de abril de 1997, en una sencilla ceremonia oficial fueron nuevamente depositados en una urna con copias de la documentación que acreditan la personalidad de doña Blanca. Después se entrega la página a aportar una idea del devenir de la familia -Trastamaras de Aragón, Trastamaras de Castilla, ello es exacto, a excepción de la unión de Aragón y Castilla por el matrimonio de Isabel y Fernando, aquí también incurre en error tal página municipal.
En fin, el que haya escrito esta nota informativa se habrá quedado tan pancho después de consignar por su cuenta y riesgo afirmaciones gratuitas. Diré una vez más que la gran figura de la antropología, doctor José Manuel Reverte Coma, no aseguró que los restos pertenecian a Blanca I de Navarra; en definitiva, lo que expuso es que sólo la práctica de la prueba de ADN podía resolver la incognita. También se saca de la manga el redactor de la web del Ayuntamiento, que en varias universidades españolas se han realizados pruebas de ADN. ¿Qué idea tiene tal persona respecto a esta prueba? Ya he expuesto en artículos anteriores qué equipo llevó a efecto dicho trabajo y cómo fue realizado, superando inconvenientes surgidos, los cuales alargaron su verificación. Al concluirse se dio al traste con la mentira a que se aferraban interesados en ella. Debió, entonces, desaparecer por ensalmo, pero no ha sido así sino que a la vista la han dejado. Quosque tandem?, ¿hasta cuándo? Vaya usted a saber.
No puede concebirse en el plano moral, religioso y cultural. Al párroco debiera preocuparle esta imagen de la Mentira instalada en el presbiterio de la iglesia. (Dicho sea entre paréntesis que Alfonso Águeda Martín,que así se llama y apellida el aludido sacerdote católico, realizó un papel en un vídeo sobre Catalina de Lancaster). Si, como parece, le atrae el pueblo, ha de atraerle en primer lugar los diez Mandamientos de la Ley de Dios; pues bien, el octavo es: No dirás falsos testimonios ni mentirás. Ha de tenerlo en cuenta él y sus superiores jerárquicamente hablando.
Postura que se adopta en la villa ante el sepulcro equivocado.
A pesar de que el alcalde anterior ha dejado una monumental deuda al actual, no vaciló en la construcción del sepulcro no estando comprobada aún la autenticidad de los restos. Luego surgió en contra de la pretensión de haber sido encontrados los restos de Blanca I de Navarra, iniciarse la dicha prueba científica que echó por tierra lo deseado y que se trataba de justificar tergiversando la Historia, con premisas a voluntad. Si ya bajo el punto de vista de ésta no se podía probar la cosa, vino lamentablemente la Ciencia a dar el mentís. Ocurrió este aserto de la verdad fue un descubrimiento. El engaño un invento.
Ante la no rectificación del error y/o engaño existe plena indiferencia por parte de los santamarieños; ésta resulta sumamente vituperable en cuanto la segunda acepción de la palabra: acción o circunstancia que causa afrenta o deshonra. Es incontrovertible que no honra ni enaltece al pueblo; existe el amor a la tierruca pero sería un malentendido pensar, considerar, que es amar a nuestra patria chica lo que está ocurriendo en Santa María la Real de Nieva respecto a los restos mortales de la susodicha reina medieval de Navarra. Lo pertinente es solicitar que desaparezca la falsa inscripción -lo efectuo con este artículo nuevamente- y no estaría de más corregir el error en los escritos; sencillamente, se ha de rectificar lo hecho y lo escrito. No dudo que hubiera quien actuara de buena fe, sin pretender engañar -no experto en Historia, desde luego-, pues "nadie tiene más posibilidad de caer en el egaño -según Jorge Bucay- que aquel para quien la mentira se ajusta a sus deseos".
Desde el poco tiempo de publicarse que los restos atribuidos al Príncipe de Viana, en el monasterio de Poblet, y los de su madre, en Santa María la Real de Nieva, son falsos, quedó notorio porque se difundió amplia y continuadamente en todos los medios de comunicación. ¿Quieren seguir engañando, quienes lo pretendieron -entre éstos quien nombró cronista de la villa el anterior alcalde- quien tuvo la osadía de publicar: "Los restos de Blanca de Navarra descansan en la iglesia parroquial". Ya sólo pueden autoengañarse, puesto que, a decir de Nietzsche, "la mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo. Engañar a los demás es un defecto relativamente vano".
Cuatro fechas posterior a la presentación en Poblet del resultado ADN, apareció el aludido artículo titulado "Los restos de Blanca de Navarra descansan en la iglesia parroquial". En el primer punto lo afirma rotundamente. Lo transcribo:
Dice el cronista que no se equivocó en que seguirían las polémicas; menos mal que en algo no había de equivocarse, pues referente a Blanca I de Navarra se equivocó siempre de medio a medio, sosteniendo que sus restos descansan en la iglesia parroquial. Se equivoca totalmente afirmando que son los del arcosolio; distinto sería si hablara de la iglesia en general, por cuanto pueden hallarse en el templo santamarieño continuándose sin localizar. Lo que racionalmente no se puede afirmar, con la ignorancia de rechazar de plano el ADNm, es -repito, y nunca se repetirá lo bastante ante actitud tan disparatada- que sepulcro e inscripción se corresponden. Por favor, seamos cuerdos y concedamos el valor que tiene el campo científico que cultivan los mencionados señores. Es unánimemente admitido por cuantos conforman esta rama del saber humano, y pertenecer a ella sería conditio sine qua non, condición idispensable, para impugnarlo o invalidarlo. No creo que sea el caso de nadie de Santa María la Real de Nieva, y allende sus fronteras, nadie ha tenido, por supuesto, tal pretensión. Insisto en que mediante la Historia no hay lo que el Sr. Molinero llama "hechos probados" Jajay. Ni él ni persona alguna ha probado que los restos en cuestión sean de la susodicha reina, porque indicios caben pero prueba no. Sólo la Ciencia puede aportar -no otra cosa consideró el Dr. Reverte Coma- la prueba afirmativa o negativa, y la ha aportado negativa, nota bene. Entonces no cabe ya andarse en disquisiciones -sería divagación, digresión-, que si caben en un sentido, caben también en el otro, las hay de ambos gustos y voluntades. Pero en vano, desde ha ya más de un lustro, todo esfuerzo por arrimar el ascua a nuestra sardina.
Una ligereza al escribir "Blanca de Navarra, reina prudente y peregrina".
También consigné aquí otro comentario al respecto:
Me gusta bastante esta biografía -obra, desde luego, de información, no de investigación- que ha tenido el gusto de escribir por simpatía al personaje. La publicación data de 2011, No me he dirigido antes a usted en espera de ver si el presidente del Ayuntamiento mandaba quitar o borrar la falsa placa, ya que la continuidad constituye sobrado motivo para incurrir en el ridículo y en algo peor. No debió colocar de portada la fotografía del arcosolio; sencillamente, porque no guarda los restos mortales de la hija de Carlos III el Noble y su esposa Leonor de Trastamara, hija, a su vez, de Enrique II el Fraticida y de su esposa la infanta Juana Manuel. Se mantiene, asegura, a tontas y a locas lo que ya es neta ignorancia o afán de engañar, engaño que, evidentemente, no puede continuar practicándose con un mínimo de cordura después de haber hablado la Ciencia. Quedo a su disposición para hablarle de lo que ha pasado por alto a pesar de lo mucho que se ha escrito sobre la osamenta hallada en la iglesia de dicha cabeza de partido segoviana. También, por supuesto, de su vida.No recibí su respuesta. Es increíble que en el último punto y aparte del epígrafe "La muerte de la reina" diga que:
En Santa María la Real de Nieva descansa su cuerpo, identificado en 1994 por un equipo dirigido por el Dr. José Manuel Reverte. El 6 de junio de 1997 en una cerermonia sencilla se procedió a la instalación de la urna en el sepulbro de la capilla funeraria.Tan a la ligera habla y se queda tan pancho. Debiera enterarse de que el doctor José Manuel Reverte Coma no aseguró, ni mucho menos, la autenticidad de estos despojos, lo que fue cuestión batallona. Vino la paz cuando en septiembre de 2008 al quedar probado científicamente que del sepulcro de la iglesia santamarieña miente la inscripción. ¡Caramba con el autor de la biografía: Jesús Tanco Lerga! Y tras de versar tan inducumentadamente sobre la suerte corrida por dicha reina pone la fotografía del falso arcosolio en la portada del libro. Otras vistas hay bonitas en la villa, mas esto es sumo desacierto.
(Cuantas tentativas hice para contactar con el Sr Tanco Lerga fracasaron. Puede ser que algún comunicado mío haya recibido, y haya preferido no entrar en polémica, ya que el error publicado, publicado está).
Confluencia en esta irreflexión con la página web del Ayuntamiento.
En ella leemos:
Este templo posee la suerte de servir de mausoleo a una de las reinas más importantes que ha tenido España. En él están depositados los restos de doña Blanca de Navarra, fallecida en esta villa el 1 de abril de 1441. [...] En las obras realizadas en la iglesia en octubre de 1994 se encontraron unos restos que, después de numerosos estudios antropológicos hechos por el Dr. don José Manuel Reverte han confirmado que efectivamente son los restos de tan importante reina. [...] El día 6 de abril de 1997, en una sencilla ceremonia oficial fueron nuevamente depositados en una urna con copias de la documentación que acreditan la personalidad de doña Blanca. Después se entrega la página a aportar una idea del devenir de la familia -Trastamaras de Aragón, Trastamaras de Castilla, ello es exacto, a excepción de la unión de Aragón y Castilla por el matrimonio de Isabel y Fernando, aquí también incurre en error tal página municipal.
En fin, el que haya escrito esta nota informativa se habrá quedado tan pancho después de consignar por su cuenta y riesgo afirmaciones gratuitas. Diré una vez más que la gran figura de la antropología, doctor José Manuel Reverte Coma, no aseguró que los restos pertenecian a Blanca I de Navarra; en definitiva, lo que expuso es que sólo la práctica de la prueba de ADN podía resolver la incognita. También se saca de la manga el redactor de la web del Ayuntamiento, que en varias universidades españolas se han realizados pruebas de ADN. ¿Qué idea tiene tal persona respecto a esta prueba? Ya he expuesto en artículos anteriores qué equipo llevó a efecto dicho trabajo y cómo fue realizado, superando inconvenientes surgidos, los cuales alargaron su verificación. Al concluirse se dio al traste con la mentira a que se aferraban interesados en ella. Debió, entonces, desaparecer por ensalmo, pero no ha sido así sino que a la vista la han dejado. Quosque tandem?, ¿hasta cuándo? Vaya usted a saber.
No puede concebirse en el plano moral, religioso y cultural. Al párroco debiera preocuparle esta imagen de la Mentira instalada en el presbiterio de la iglesia. (Dicho sea entre paréntesis que Alfonso Águeda Martín,que así se llama y apellida el aludido sacerdote católico, realizó un papel en un vídeo sobre Catalina de Lancaster). Si, como parece, le atrae el pueblo, ha de atraerle en primer lugar los diez Mandamientos de la Ley de Dios; pues bien, el octavo es: No dirás falsos testimonios ni mentirás. Ha de tenerlo en cuenta él y sus superiores jerárquicamente hablando.
Postura que se adopta en la villa ante el sepulcro equivocado.
A pesar de que el alcalde anterior ha dejado una monumental deuda al actual, no vaciló en la construcción del sepulcro no estando comprobada aún la autenticidad de los restos. Luego surgió en contra de la pretensión de haber sido encontrados los restos de Blanca I de Navarra, iniciarse la dicha prueba científica que echó por tierra lo deseado y que se trataba de justificar tergiversando la Historia, con premisas a voluntad. Si ya bajo el punto de vista de ésta no se podía probar la cosa, vino lamentablemente la Ciencia a dar el mentís. Ocurrió este aserto de la verdad fue un descubrimiento. El engaño un invento.
Ante la no rectificación del error y/o engaño existe plena indiferencia por parte de los santamarieños; ésta resulta sumamente vituperable en cuanto la segunda acepción de la palabra: acción o circunstancia que causa afrenta o deshonra. Es incontrovertible que no honra ni enaltece al pueblo; existe el amor a la tierruca pero sería un malentendido pensar, considerar, que es amar a nuestra patria chica lo que está ocurriendo en Santa María la Real de Nieva respecto a los restos mortales de la susodicha reina medieval de Navarra. Lo pertinente es solicitar que desaparezca la falsa inscripción -lo efectuo con este artículo nuevamente- y no estaría de más corregir el error en los escritos; sencillamente, se ha de rectificar lo hecho y lo escrito. No dudo que hubiera quien actuara de buena fe, sin pretender engañar -no experto en Historia, desde luego-, pues "nadie tiene más posibilidad de caer en el egaño -según Jorge Bucay- que aquel para quien la mentira se ajusta a sus deseos".
Desde el poco tiempo de publicarse que los restos atribuidos al Príncipe de Viana, en el monasterio de Poblet, y los de su madre, en Santa María la Real de Nieva, son falsos, quedó notorio porque se difundió amplia y continuadamente en todos los medios de comunicación. ¿Quieren seguir engañando, quienes lo pretendieron -entre éstos quien nombró cronista de la villa el anterior alcalde- quien tuvo la osadía de publicar: "Los restos de Blanca de Navarra descansan en la iglesia parroquial". Ya sólo pueden autoengañarse, puesto que, a decir de Nietzsche, "la mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo. Engañar a los demás es un defecto relativamente vano".
Cuatro fechas posterior a la presentación en Poblet del resultado ADN, apareció el aludido artículo titulado "Los restos de Blanca de Navarra descansan en la iglesia parroquial". En el primer punto lo afirma rotundamente. Lo transcribo:
Los restos de la reina de Navarra permanecen en la Capilla Mayor de la iglesia parroquial de esta villa, a pesar de las informaciones aparecidas estos días que pudieran sembrar dudas y que se repiten cada cierto tiempo, no sé con qué motivos ocultos. Desde 1994, año del descubrimiento, hasta 1997, año de la inhumación después de las polémicas pruebas de ADN, han sido innumerables los artículos escritos sobre este asunto, más de una decena por este autor que suscribe. Pienso que estos "restos regios" se merecen un descanso eterno, aunque ya veticiné que no tardando mucho saldría la polémica nuevamente. No me equivoqué.El escrito sigue en esta línea de anclaje en lo absurdo, arbitrario, disparatado, tanto es así que llega a decir que "no se puede tirar por tierra hechos probados sin dar nuevos argumentos". Para Felipe Molinero Rodríguez son "hechos probados" sus argumentaciones y, por el contrario, no constituye prueba el ADN mitocondrial. Es visible que desprecia olímpicamente la Ciencia. Además parece ser que considera: ¡qué sabrá de Historia la profesora de dicha asignatura en la UAB (Universidad Autónoma de Barcelona) Mariona Ibars i Puga, que lideró el equipo. De éste y de su trabajo ya he hablado en varios artículos, sin dejar de referirme a este caso de humorismo en su lado ridículo. Que yo sepa, los demás engañados y/o engañadores han cerrado el pico, pero el cronista no. Para el cronista sólo son válidas las """pruebas""" que él presenta; por supuesto, no la presentada por Asunción Malgosa, miembro del Grupo de Investigación en Osteobiografía de la UAB, y el doctor Miguel Cecilio Botella, director del Laboratorio Antropológico de Granada; en definitiva, la Ciencia nada significa, en concepto de los representantes de Santa María la Real de Nieva, para resolver problemas de la Historia. Dice el cronista en cuestión que restos e inscripción se correspnden y todos se callan, otra cosa es que siga engañando a todos. Y en los más sencillos en el aspecto cultural está la duda, que tanto molesta a Felipe Molinero. No, no, lo dijo Blás, punto redondo, NO.
Dice el cronista que no se equivocó en que seguirían las polémicas; menos mal que en algo no había de equivocarse, pues referente a Blanca I de Navarra se equivocó siempre de medio a medio, sosteniendo que sus restos descansan en la iglesia parroquial. Se equivoca totalmente afirmando que son los del arcosolio; distinto sería si hablara de la iglesia en general, por cuanto pueden hallarse en el templo santamarieño continuándose sin localizar. Lo que racionalmente no se puede afirmar, con la ignorancia de rechazar de plano el ADNm, es -repito, y nunca se repetirá lo bastante ante actitud tan disparatada- que sepulcro e inscripción se corresponden. Por favor, seamos cuerdos y concedamos el valor que tiene el campo científico que cultivan los mencionados señores. Es unánimemente admitido por cuantos conforman esta rama del saber humano, y pertenecer a ella sería conditio sine qua non, condición idispensable, para impugnarlo o invalidarlo. No creo que sea el caso de nadie de Santa María la Real de Nieva, y allende sus fronteras, nadie ha tenido, por supuesto, tal pretensión. Insisto en que mediante la Historia no hay lo que el Sr. Molinero llama "hechos probados" Jajay. Ni él ni persona alguna ha probado que los restos en cuestión sean de la susodicha reina, porque indicios caben pero prueba no. Sólo la Ciencia puede aportar -no otra cosa consideró el Dr. Reverte Coma- la prueba afirmativa o negativa, y la ha aportado negativa, nota bene. Entonces no cabe ya andarse en disquisiciones -sería divagación, digresión-, que si caben en un sentido, caben también en el otro, las hay de ambos gustos y voluntades. Pero en vano, desde ha ya más de un lustro, todo esfuerzo por arrimar el ascua a nuestra sardina.