miércoles, 29 de agosto de 2018

Se legisla para todos los ciudadanos, reyes incluidos.

Por si tuvieran pocos problemas  don Juan Carlos y su hijo, vigente monarca, se encuentran uno más con la reclamación de sus derechos y los de sus hermanos que hace Blanca de Borbón, hija del primer matrimonio de don Leandro de Borbón y Ruiz Moragas, fallecido en Madrid el 18 de junio de 2016. Ella expone: 'Estoy bien asesorada y llegaré a las altas instancias que haga falta'. Está dolida del trato que sus familiares reales han dado a su padre. Y expone. 
'Los hijos fuera del matrimonio a los que antes se llamaba bastardos tienen los mismos derechos que los concebidos en el régimen conyugal.  Y en el caso de la Familia Real son tan infantes como todos los demás'.
Murió su padre -informa- sin recibir la alegría que deseaba: ser enterrado donde le corresponde como Infante, es decir, en el panteón de infantes de San Lorenzo de El Escorial. Alega la hija que 'es un derecho que no se le puede quitar a nadie'. Pero fue enterrado en el cementerio de La Almudena con su madre xx
Asegura esta sobrina de don Juan de Borbón y Borbón, que
 ' su padre y sus hermanos nunca han recibido ningún favor económico de la Familia Real. Y no solo eso, sino que siempre han sido invisibles. Es una vergüenza cómo le han tratado. 
 Se lamenta del olvido en que su primo el Rey emérito tuvo a su padre
 'Ni siquiera una llamada de la Zarzuela: '¿Don Leandro cómo está usted?' Jamás han tenido un detalle con lo fácil que hubiera sido. No han sido generosos'.
 Evidentemente la familia de su padre, sus descendientes,  siempre le ningunearon, a excepción de quien indica esta noticia dada el 19 de junio de 2016 por Martín Alegre: 'Entierro de Leandro de Borbón: triste final para el último hijo de Alfonso XIII que aún vivía`. Dice literalmente la noticia: 
 Poca gente y de poco empaque, ningún aristócrata y ausencia clamorosa de la familia Borbón y Borbón o de los Borbón y Grecia en el madrileño cementerio de La Almudena. [...] Los restos mortales de Leandro de Borbón y Ruiz Moragas tendrían que haber recibido sepultura en el Pabellón de los Infantes en El Escorial, pero este destino le ha sido vetado.
Por supuesto, y tampoco cabe la menor duda que tuvieron que concederle ser infante de España con el correspondiente tratamiento de Alteza Real. Porque todos sabemos que en la legislación española ha desaparecido el término de "hijo natural" o "bastardo". Por ello va a partir ahora de todo derecho Blanca de Borbón. A lo que parece, el único Borbón que no le ha ninguneado es el hijo de Alfonso de Borbón Dampierre y Carmen Martínez Bordiú Franco. El autor de la noticia aludida dice al respecto. 
Solo Luís  de Borbón, otro de sus sobrinos nietos, fue atento y cercano con su pariente y cada vez que coincidían en público le demostraba cariño y respeto. Luís Alfonso sabe también lo que es que le ignore la familia de su padre. Nadie de la familia del Rey asistió a su boda con Margarita Vargas en República Dominicana y a sus tres hijos todavía no les conocen en palacio.  
No será, digo yo, por menosprecio al matrimonio que Luís Alfonso ha hecho con María Margarita Vargas Santaella, hija de un célebre banquero, coyunda matrimonial que para su hijo hubiera querido don Juan Carlos, se llevaría mejor que con su nuera Letizia y familia, La realeza quiere dinero, verdad también, y lo tenemos en el caso de Luís Alfonso y su esposa, que el dinero quiere realeza. Pero prosigamos con la polémica que se suscita al pretender  los reyes marginar a don Leandro e hijos, tan Borbones unos como otros. No basta, matrimonio Borbón - Grecia, y matrimonio Borbón - Ortiz, con enviar sendas coronas de flores, es que se ha de aceptar que son igualmente herederos de Alfonso XIII como familiares. Y ni que decir tiene que, como tales, debieron asistir al entierro.  

Blanca de Borbón Vidal  defiende sus derechos.

La ley debe ser como la muerte, que no
exceptúa a nadie - Barón de Montesquieu.

Blanca está escribiendo 'El bastardo que me parió', y en este libro revelará quejas de su padre que, como buen Borbón, tuvo bastantes fallos familiares. Pero fuera de ellos, se siente noblemente atraída por su sangre: padres, hermanos y medio hermanos; quiere reivindicar a todos ellos. Declara, en entrevista, que 'luchará basta la muerte por la herencia de Leandro de Borbón, que también le corresponde a su hijo'. Y por la herencia de su abuelo Alfonso XIII, la que nunca pudo conseguir su padre. Ahí es nada, tiene que luchar contra su primo el ex monarca y contra el hijo de éste hoy el trono. Por supuesto que para litigar a nivel judicial no debe contar que en España haya monarquía o que deje de haberla   

No fue poco lo conseguido por Leandro Alfonso Luís Ruiz Moragas, nada menos que pasar a ser Leandro Alfonso Luís de Borbón Ruiz el 24 de abril de 2004 en que fue reconocido como hijo de Alfonso XIII 《con todos los derechos que le fueran favorables》 y sin necesidad de  ninguna prueba de ADN. Estos derechos favorables y que son inherentes a la resolución judicial es la consideración de Infante y, por consiguiente,  el tratamiento de Alteza Real. Juan Balansó sostiene que la resolución judicial que le permite ostentar los apellido Borbón Ruiz no indica nada sobre tratamiento concedido, y, por otra parte, que tal concesión corresponde al rey. Pero Leandro de Borbón siempre consideró que se le debía reconocer condición de infante y el tratamiento del mismo. Por nuestra parte estimamos que si no fuera, como opina el malogrado estudioso de modernas dinastías reales, el reconocimiento de Infante cuestión de derechos civiles, sí lo es, y claramente, el tema de herencia económica. Y aquí no hay el 'ponerse en la fila', o 'ponerse  en la cola' , como en los Derechos sobre la Corona. Por supuesto que en éstos no dejan de figurar los descendientes de Alfonso XIII con  Carmen Ruiz Moragas.

Aparte de Leandro, tuvo Carmen otra hija, María Teresa, que también se supone hija del Rey. Por el gran parecido no cabe duda que Leandro lo es, ya que aunque "realmente"   -por lo de real y realidad- eran pareja, ella , como él, alternaban su relación con otras personas. Se veían en Madrid en el chalet que su regio amante le regaló al finad de la Avenida Reina Victoria, Parque Metropolitano, 'que los hermanos Otamendi, promotores del Metro de Madrid, socios y buenos amigos de Alfonso XIII, acaban de construir al oeste de Madrid'.  En julio de 1925 nacía en Florencia la niña María Teresa Ruiz Moragas, estando el Rey presente, realizando un viaje privado. En 1929 murió María  Cristina de Habsburgo-Lorena; dos meses después-en abril- nació Leandro Alfonso. Vino el 14 de abril de 1931 la Segunda República, que les separó radicalmente, y ella quedó con su otra pareja, Juan Chabás (1928-1936) hasta su muerte treinta y siete días antes de la Guerra Civil, en pleno éxito como actriz y en plena juventud: 39 años. Más de estas cuatro décadas escasas de ella hablaremos en otra ocasión. 

Es el leitmotiv, o motivo, tesis, de este escrito, es la opinión de la igualdad ciudadana ante el cumplimiento de la ley; como matiza el texto de la Constitución, 'sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión,opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social'. (art. 14). Lo mismo puede acompañarle la ley a un justo que a un pecador, no se requiere óptima calidad humana para ser acreedor a un derecho por ella concedido. Desde Carmen Ruiz Moragas con todas sus faltas, pasando por su hijo, que también las tuvo graves, ha de hacerse justicia a todo ciudadano que la precise. Los descendientes de don Leandro de Borbón, y obedeciendo a su padre, que no pudo luchar más contra su sobrino, han de defenderse, en lo económico y en todo, contra los reyes,  padre y/o hijo. Porque es ley de vida suceder los hijos a los padres, si bien no con referencia a la institución monárquica, lo que depende de la ciudadanía. Únicamente en la mentalidad de los señores de  la realeza es herencia, como si de una finca se tratara. No pueden cambiar de  mentalidad, vean caer coronas y coronas.  

Repito, se halle la jefatura del Estado en Monarquía o en República, está dentro de lo más lógico y natural que se legisle para todos. No ha de existir tiranía el la segunda acepción de éste vocablo: 'abuso o imposición de cualquier poder, fuerza  o superioridad (RAE). Como dice el citado barón de Montesquieu, 'no hay peor tiranía que que la que se ejerce a la sombra de las leyes y bajo el calor de la justicia'.  

                                                                        
 Ante los Tribunales de Justicia consiguió el hijo de la gran actriz lo que no consiguieron los de la gran cantante de ópera Elena Sanz amante de Alfonso XII: ser hermanos de Alfonso XIII. Tanto Victoria Eugenia de Battembeg como su suegra María Cristina de Habsburgo-Lorena sabían de las amantes de sus respectivos maridos, pues no lo fueron entre las pasajeras, pero a los hijos de la Sanz hundió la hipócrita declaración de doña María Cristina de que ignoraba que su marido tuviera una amante. ¡Esto "doña Virtudes"!"- Ella lo desconocía, Madid en pleno lo sabía.  

La contralto no fue una amante del momento; con ella tuvo Alfonso XII dos hijos, Alfonso y Fernando. Debido a la ayuda de María Luisa Sanz Limanteur, hija de Alfonso, y nieta de Elena y Alfonso XII, ha escrito José María Zavala su nueva obra. 

Así como la actriz Ruíz Moragas no amaba a Alfonso XIII, Elena Sanz amaba a Alfonso XII, y a tal extremo que abandonó los escenarios por él. La puso piso en la calle de Alcalá y tuvieron los dos hijos mencionados,el primero siendo viudo de su prima Mercedes, y el segundo ya casado en segundas nupcias. Elena en pleno triunfo como cantante tenía  ingentes ingresos, mas se conformó con limitarse a sesenta mil pesetas anuales que le pasaba su amante. Al morir Alfonso, la reina le retiró la pensión. Surgieron los pleitos. En lo económico algo consiguió. Por parte de su hijo Alfonso el fracaso fue rotundo para la consecución del reconocimiento de paternidad, litigio que emprendió ya fallecida su madre para reclamar sus derechos como hijo de Alfonso XII. La Reina viuda tuvo que prestar declaración ante la Sala Primera del Tribunal Supremo. Ya sabemos cómo mintió.  Por lo que entendió aquel juez, "Un monarca no está sujeto a Derecho alguno". Belcebú le conservaría sus entendederas Evidente desafuero. Ya dice Quevedo que 'menos mal hacen los delincuentes que un mal juez". Bastante mejor suerte encontró con los Tribunales los hijos de la Ruiz Moragas. 
 

miércoles, 22 de agosto de 2018

Acerca de aquella Trinidad nefasta que originó la batalla de Trafalgar

El hijo de la amante de Godoy se casó con una hija de la amiga íntima de la amante de Horacio Nelson. 

El mundo es un pañuelo y a veces
no muy limpio.   - Antonio Gala -


María Antonia, llamada familiarmente 'Totó, hija de Fernando IV de Nápoles, hermano de Carlos IV, y de su esposa María Carolina de Austria, contrajo matrimonio con su primo el Príncipe de Asturias. No oculta a su madre la decepción que ha sufrido; estaba en la idea de que era feo, pero lo es mucho más. Sumase a este desagrado el fracaso de la noche de boda y la permanencia del mismo durante un año. La reina napolitana no deja de difundir la mala nueva: 'Mi hija -escribe- es completamente desgraciada. Un marido inculto, ocioso, mentiroso, envilecido, solapado y ni siquiera hombre físicamente, y esta fuerte cosa que a los diez y ocho años no sienta nada y que a fuerza, a orden y persuasión se hayan hecho inútiles pruebas sin consecuencias: ni placer ni resultado. No entiende que 'ni es siquiera animalmente su marido'. Tampoco que sea 'por añadidura un patoso, que no hace nada y no sale de su cuarto'. Si mal sayo el príncipe Fernando Borbón y Borbón a su suegra no mejor estimación tenía Totó de la suya, la adúltera María Luisa de Parma.Y ambas consuegras lo eran por partida doble: La boda de María Antonia con Fernando estaba condicionada, por parte de la reina de Nápoles, a la de María Isabel, hermana de Fernando, con el príncipe heredero de Nápoles. Esta infanta y su hermano Francisco de Paula Antonio procedían del lío amoroso de la reina con Godoy, lo que era público dado el <indecente parecido> de los dos infantes con el Ministro universal. 
                                                                             


Al enterarse ésta del fracaso de su hijo en la intimidad conyugal, llegó a tratar de crearla un amante, pero esta jugarreta, mala pasada, no cuajó ante la virtud de la princesa, que era, por otra parte, de una de muy superior intelecto a todos ellos. Temió María Luisa que su amante pudiera girar, valiéndose de la impotencia sexual de su hijo, hacia su nuera. En principio estaba por fastidiarla, ocasionar la daño, y así la privó un día de las dos camareras que trajo de Nápoles, Susana y Magdalena Dehier, que, aparte de servidoras, eran, salvando las distancias, confidentes y amigas.

Leemos del heredero de la corona que a los diez y  seis años -dos antes de casarse- 'era un mozuelo enclenque y desvaído, con nariz prominente y nuez fenomenal, poco aficionado al estudio, y por ende, dotado de enciclopédica incultura, sin más ideas que las poquísimas que logró inculcarle  su maestro, el canónigo Escoiquiz'. Le tocó a la buena María Antonia cargar con este adefesio, que lo era por fuera y por dentro. El mismo autor establece la comparación.
La princesa María Antonia -Totó como la llamaban sus deudos en la intimidad- No era una belleza; pero tenia, además de juventud, indudables encantos, entre los que figuraba el busto, erguido y prominente, que ella procuraba administrar con hábil picardía, gracias a la moda de talle alto, propicia para tales menesteres, mereciendo por ello acres censuras de su suegra, que acabó ordenándola que vistiese de 《menos indecente manera》. ¡Ella era tan decente, tan pudorosa! Jajay.  
En cuanto a dotación mental y formación cultural.
Gustábale la música y la lectura. Venciendo graves obstáculos, consiguió que se contratase al maestro Federice, con el que estudio el clavicordio y el arpa. Esto pareció disgustar a Carlos IV, a quien molestaban 《aquellos ruidos》. En vista de ello, dedicábase a ratos a la lectura. Pero María Luisa veía un germen de peligros nefandos en esa costumbre《tan poco española y nada femenina》. Menos mal, si la Princesa hubiese hallado apoyo en su marido. Pero es el caso que a Fernando le disgustaba por igual la música y la lectura. Verdad es que no sentía afición a nada, ni sabía nada de nada, ni se interesaba por nada. Su padre, por lo menos, se iba de caza. Él, tenía como único deporte la ociosidad más absoluta.
Como excepción, algo hay por lo que se interesó, y es en frecuentar los burdeles de baja estofa, género ínfimo. No deja de apuntarlo el biógrafo. Lo efectuaba  acompañado del duque de Apagón o del zafio Chamorro -aquí uno de su igual aún fallándole ser real - de raleza-.

Me place resaltar aquí y ahora, y pienso que a mis estimados lectores, leerlo, que parece ser va en los genes de los reyes, la caza y la erotomanía, pero sobre todo lo primero. Carlos III que, como excepción, no fue un donjuán ni un visitador de prostíbulos, gustó también de la caza. 

 Al fin Fernando llegó al matrimonio rato y Totó pudo albergar la ilusión de ser madre. Pero ésta fue a pique por dos veces: en El Escorial, en 1804, y en Aranjuez al siguiente año. Ya se creyó más segura, con algún relieve. Surgió la formación del partido fernandino, inicialmente con estos oponentes al válido tan odiado por el príncipe, conocedor del devaneo de su madre: el canónigo Escoiquiz, el duque de San Carlos, el de Ayerbe, el conde de Montijo y el duque del Infantado. Acabaron con la privanza de Godoy, en el motín de Aranjuez, precursor 

Quizá a esta conspiración se debió la muerte de la princesa napolitana. Augusto Martínez Olmedilla, ap. 'La cuarta esposa de Fernando VII', lo ve así. 
Al poco, hallándose en Aranjuez, la Princesa de Asturias se siente enferma. No es cosa grave. Al parecer, tercianas.¡Son tan húmedos los jardines de la Isla! El médico Núñez no concede gran importancia al padecimiento de Totó. Días y días transcurren, sin lograr alivio. Con el mal tiempo, se agravó. Ya pasando el invierno, y la primavera, con alternativas, pero siembre depauperándose la no muy robusta naturaleza de María Antonia. ¿Tisis, acaso? Hasta que un día dejó este mundo, en el que tanto había padecido. Entre la gente palatina corrió como seguro que el triste fin de la princesita napolitana debióse a un 《jicarazo》 administrado por su suegra, de acuerdo con Godoy.
Lo que no lograron es erradicar el partido fernandino, sino que por el contrario, con este presunto asesinato, incrementó su pujanza. Murió a los diecinueve años de edad en 1806, vio la victoria de Nelson tan funesta para España. No figura en 'Memorias de las reinas católicas de España', de Enrique Florez de Setien, porque no fue reina,  Fernando VII no ocupo el trono hasta mayo de 1814, salvo el corto periodo  entre marzo y mayo de 1808, y pues falleció en septiembre de 1833, reinó diecinueve años. Desastrosa monarquía la de este monarca que de una parte fue <el Deseado> y de otra <el Rey Felón> y también la de su hija tan falta de preparación cultural como él. Y tan ligera de cascos como su abuela. Con ambas, adiós la pureza de sangre de los Borbones. Pero sigamos en la época de aquélla, la enamorada de Godoy. 

Caída en picado de la monarquía de Carlos IV y del amante de María Luisa de Parma y supuesto padre biológico de sus hijos. 

María Luisa había comunicado a su confesor, Fray Juan de Almaraíz, :
"Ninguno de mis  hijos lo es de Carlos IV y, por consiguiente, la dinastía
Borbón se ha extinguido en España".   

Es llamado  Carlos  IV, 'el rey cornudo'. Desde luego María Luisa no se molestó lo más mínimo para que dejara de serlo al menos  en apariencia. Historiadores hay que no tienen a Godoy como su único amante, era muy... dada al cambio. En cuanto a esta declaración de ella a su confesor -colocada como epígrafe- es tema de que ya traté en otro artículo. Me refiero a la obra 'Bastardos y Borbones', de José María Zavala. Me limito ahora a hacer alusión al documento citado por Juan Balansó, y que Zavala llegó a encontrar en el Archivo del Ministerio de Justicia. Dejan evidente tales papeles que: de los catorce hijos que tuvo la reina, ninguno había sido engendrado por su marido. Ya sabemos cómo procedió contra dicho fraile Fernando VII. Continuamos parando mientes en la caída del odioso y odiado sujeto de referencia que tanto daño a España.  

En 1803 Godoy, prácticamente soberano de España, crea con Francia el tratado de San Ildefonso, que viene a ser un pacto de familia -funesto como el de Carlos III- por el cual entregaba a Francia quince navíos y veinticuatro mil hombres. Napoleón estaba engañando a Godoy, que, al fin, se dio cuenta de sus asechanzas. Pero es tarde, demasiado tarde. Quiere salvar sus tesoros y a los soberanos, que con él eran tan favorecedores, y decide el viaje de la corte de Aranjuez a Andalucía y de aquí a Méjico. Es el Motín de Aranjuez en el que interviene parte de la población e importantes nobles rebelándose contra Carlos IV y su primer ministro Manuel Godoy. Entre los varios factores que generaron este movimiento popular está la mala economía debida a torpe administración y a las constantes guerras que ha asumido España desde el inicio de la Edad Media. De manera muy importante figuran las secuelas de la derrota franco-española en Trafalgar y la aversión al parvenu sujeto de referencia. Por último y para colmo el tratado de Fontainebleau entre Godoy y Napoleón. ¡Que indecente manera por parte francesa de querer legalizar la invasión de España!

He aquí cómo describe un antiguo texto de Historia. Editado en 1863
El pueblo de Aranjuez viendo los preparativos de viaje se alarma también, y deja estallar la violenta explosión popular tanto tiempo deprimida Godoy. El valido abandonó el palacio; se esconde en uno de los desvanes de su magnífica casa; empero hostigado por la sed preséntase pálido y moribundo ante las turbas que lo perseguían, y hubiera sido hecho pedazos a no ser por la intervención del Príncipe de Asturias, que con gran trabajo logra arrancarle de las manos del pueblo, golpeado y herido.  / Carlos IV para salvar la vida del favorito, abdica la corona en su hijo primogénito, Fernando. Jamás monarca alguno fue saludado con más universal alegría a su advenimiento al trono [...] y en todas partes quema, saquea, y destrozan las casas de los favorecidos y adictos al ministro Godoy, quien fue conducido al castillo de Villaviciosa para ser juzgado por los tribunales
El general Murat le libertó y le envía a Bayona, donde le hace redactar el acta de abdicación de Carlos IV. El rey abdicó para salvar a Godoy, ya era el preludio de la Guerra de la Independencia española, la ruptura con Francia. Napoleón observaba las torpezas y las discordias familiares de la corte española e iba sacando partido de ello. Y <la Trinidad en la Tierra>, como, de la manera más inverecunda,  María Luisa denominaba el ménage á trois, constituido por ella, su marido y su amante, pasaron a Francia, y, en 1812 les concedió Napoleón vivir en Roma en el palacio Borghese. Luego pasaron al palacio Barberini. fueron los últimos cuatro años de su vida y vivían de la pensión que les otorgó su hijo Fernando VII  La ex reina muere al empezar el año 1819, a la edad de sesenta y ocho años, y Carlos IV el Cazador le siguió pronto: diecinueve días después, con tres años más de edad. 

Seguidamente Manuel Godoy, ya solo, se fue a vivir en París. Su esposa, Pepita Tudó, no quiso acompañarle en el destierro, se quedó en Madrid, habitando un piso de la calle Fuencarral en el que murió, a consecuencia de unas quemaduras al prender sus ropas por un brasero, el 20 de septiembre de 1869 a la edad de 90 años, siendo inhumada en un nicho de la Sacramental de San Isidro. Su amante y, luego, esposo, falleció en París el 4 de octubre de 1851 a los ochenta y cuatro años de edad, siendo enterrado en el cementerio del Père Lachaise, cuya lápida tiene esta inscripción. 'Aquí reposan los restos de don Manuel Godoy'. Ha cuarenta y cuatro años que había perdido sus riquezas y sus honores. Tras la muerte de Carlos IV vivió 'libre de la miseria -consigna Olmedilla- gracias a la pensión de seis mil francos que le señala Luís XVIII, dedicado a  redactar sus <Memorias críticas y apologéticas para la historia del reinado del Señor Don Carlos IV de Borbón>.

Volveré, sine die, a versar sobre estos reyes de Espada, que fueron María Luisa de Parma y Manuel  Godoy. Carlos IV siempre estuvo cazando. Si, como se puede leer, tenia ella 'un carácter fuerte, muy dominante y con tendencia a ser manipuladora y muy intrigante, tanto en lo personal como en lo político', se explica su calidad de suegra como asimismo por su educación un tanto heterogénea, recibida del abad Etienne Bonnot de Condillac, lo... libre que era. Ya se entiende menos su rechazo de plano a la lectura. Que los Borbones tienen repelús a la lectura es algo que se puede subrayar; del ex monarca Juan Carlos I se ha escrito que nunca leyó un libro. De los monarcas actuales, otro tanto, de ellos lo expone, por ejemplo, su primo hermano David Rocasolano. 
                        

sábado, 18 de agosto de 2018

Horacio Nelson y Lady Hamilton. Dos grandes figuras de la Historia.

El largo reinado de Jorge III de Inglaterra.

Fue su vida de ochenta y dos años (1738-1820) y cincuenta y ocho  de reinado, a partir de su coronación en septiembre de 1761. Es una época histórica muy turbulenta en la política internacional: la revolución francesa, que duraría diez años (1789-1799). Napoleón en su afán imperialista, practicando engaño y guerra . Primero alianza con España para la batalla de Trafalgar, después ... el Dos de Mayo madrileño. El 'Pacto de Familia', Luís XV, el 'Tratado de París' (1763), la emancipación de las colonias americanas, el problema del té en que fuera arrojado al mar, cerca de Boston, grandes cargamentos de esta planta rompiendo el comercio con Inglaterra. Francia, España y Holanda se declararon contra Inglaterra. El almirante inglés Rodaey se apodera de cuatro buques de guerra españoles en Europa, ataca la escuadra francesa en las Indias y conquistó San Eustaquio a los holandeses.. Tras algunos superficiales reveses Whasington y el marqués de  Lafayette, militar y político francés,  derrotaron al general inglés Cornvallis, rindiéndose éste con siete mil hombres. Etcétera de este ambiente de política belicosa.            

En 1805 Nelson salvó su patria de ser invadida por los franceses -la tercera coalición de Pitt, que, como la segunda y tercera, había sido  derrotada  en 1805- con la victoria que obtuvo este mismo año en la batalla de Trafalgar. Es al artífice de la misma y a su impulsora, incitadora, estimuladora, amantes entre ellos de abstrusa comprensión, dada la marcada heterogeneidad social entre ellos -aun ya ascendida ella a embajadora consorte-. Esta diferencia era muy notable también en orden a las cualidades físicas. En esta liaison, aventura, romance, que fue un auténtico affaire, es en lo que vertebraré este artículo. Porque, pese a todo, no deja de ser uno de los célebres amores de la Historia. Claro que aquí tiene razón el actor y humorista estadounidense Groucho Marx: '¿ Por qué lo llaman amor cuando quiere decir sexo?' ¡Tantas veces nos tendríamos que hacer esta pregunta de cara a la historia y a la vida!       

Prosopografía de Nelson.
Horacio Nelson era uno de los hombres más feos del mundo:un verdadero monstruo, en realidad. No fue con el demasiado galante la Naturaleza al otorgarle facciones incorrectas y desgarbado continente. Pero esto, después de todo, era lo de menos, si se tiene en cuenta que su profesión belicosa le había estropeado el físico de una manera lamentable. En el sitio de Calvi había perdido un ojo [...] En el de Tenerife se quedó sin el brazo derecho. En la batalla del Nilo [...] una verga, desprendida por un cañonazo francés, cayoóle encima, arrancándole la piel del rostro desde la frente hasta la boca. Providencialmente quedó indemne el cráneo; pero la cara llena de cicatrices y costurones resplandeciö con la más formidable de las fealdades. 
Parte del brazo derecho perdió al recibir una herida en el codo, perdiendo la mitad inferior. En el museo de Tenerife se conserva el 'Cañón Tigre' con que se efectuó el disparo. Este repelido ataque a la isla por el general Antonio Gutiérrez de Otero fue del 22 al 25 de julio de 1797. 
                                                                           
 

 Perdió el brazo y perdió su intento de conquistar las Islas Canarias. Ya había perdido el ojo derecho en el ataque a Calvi (Francia) en 1794, y al parecer le afectaba al otro ojo, él escribió: 'La vista me está fallando dramáticamente. En pocos años estaré totalmente ciego'. Había perdido también la audición del oído izquierdo. 

Su intelecto.  
De meollo tampoco estaba muy sobrado el héroe [...] Era, en suma, un soldadote que sabia su oficio, aunque careciese de inteligencia para los demás menesteres de la vida. [...] Feo y bruto, era Nelson un pasional
Cuando Emma Lyon conoció a Nelson era esposa del embajador de Inglaterra en Nápoles, Williams Hamilton.También él estaba casado, había contraído matrimonio con una viuda, Fanny Nisbet, el 11 de marzo de 1787, La viuda tenía un hijo  que fue a la Marina y estuvo con su padrastro bastante tiempo.                                                                     


 Al hacerse amante de Emma la abandonó. Ella le dio a elegir entre Emma o ella, y eligió a la amante.  En Nápoles vivieron los tres -el matrimonio Hamilton y Horacio-; en 1800 pasearon a Gran Bretaña. Continuaron viviendo los tres juntos. Primero en una vivienda alquilada por el marido en Clzarges Stree, 23, Picadilly. Poco después adquirió Nelson una casa en las afueras, continuando, ya abiertamente, el mėnaje à trois, muriendo Sir William muere el 29 de enero de  1803, a los 72 años de edad, y el 29 de enero de 1801 había nacido Horacia Nelson, hija del héroe y de la Sra. Hamilton. Tal William Douglas Hamiton pese a su talento polifacético: antropólogo, diplomático, arqueólogo, vulcanólogo y político, era bastante ingenuo, pues muere más de dos años después de dicho natalicio sin enterarse del mismo. 

En la biografía 'Lady Hamilton - La mujer que nos venció en Trafalgar, cuyo autor ya hemos aludido, describe así el evento y el engaño al marido.
El almirante, que ya estaba en antecedentes, anhelaba con vehemencia el momento de abrazar a la madre de su hijo. [...] Hasta entonces no había conocido el goce de verse reproducido en un ser, carne de su carne, y  la perspectiva de tener un hijo colmaba sus anhelos venturosos. Pero los azares de su penoso deber alejarónle de Emma en el instante de su alumbramiento. El Almirantazgo le envío al Báltico, como segundo jefe de la poderosa escuadra que mandaba el almirante Parker. Emma dióse trazas para alejar de Londres a sir Guillermo Hamilton.
Aquí surge lo irrisorio. Ella era una buena pájara, lo que le faltaba de cultura le sobraba de astucia. Y práctica de picaresca le sobraba en gran medida.
Cuando regresa a Londres sir Guillermo, se sorprende viendo a Emma guardar cama, al parecer enferma. Ella sabe convencerlo con una patraña más. El viejo imbécil escribe a Nelson: "La pobre Emma está algo mejor: ha expulsado gran cantidad de bilis." El almirante se reiría al leer la epístola. "¡No es mala bilis la que ha expulsado!"
 Retrocediendo cronológicamente,  recordemos que en el verano de 1799 Nápoles fue reconquistado por los franceses y hubo represalias contra los que habían apoyado a la República Partenopea. Hamilton, junto con el rey -Fernando I de las Dos Sicilias- y la reina consorte y Nelson, permanecieron en Palermo, a excepción de una breve visita a la bahía de Nápoles. Hamilton estaba anhelando regresar a Gran Bretaña. A primeros de 1800 Sir Arthur Paget le envió un sustituto y los Hamilton y Nelson regresaron por tierra a Inglaterra. Es la época en que los amantes, como ya he indicado, están en su apogeo.de lascivia. 
    
Cuando vuelve a Inglaterra es padrino de su hija  para mejor engañar y la hacen pasar como hija de la nodriza , la cual se apellida Gibson y fue elegida por el médico de Nelson. Tras la muerte del viejo pasan a la quinta de Merton, 'finca de recreo, deliciosa, pero exenta de productos. Allí reside año y medio sin separarse de Emma y de Horacia.  Y vuelve a la mar, escribiéndola cartas de verdadero enamorado. Al fin a finales de agosto de 1805 obtuvo permiso para descansar en Merton. Fluctúa en su mente no separarse ya de su amante e hija, pero también se halla preocupado por la pretensión de Napoleón a quien considera con mucho poder, a pesar de haberle destrozado su escuadra en Abukir. Teme su alianza marítima con España, pensando que nuestro país dispone de una formidable flota y de marinos de positivo mérito. Pinta Martínez Olmedilla, como escritor de teatro que también es, el diálogo entre los amantes al recibir él la la notificación del Almirantazgo:. La escuadra española y la francesa estaban en Cádiz preparando presentarles combate. Nelson se encuentra renuente, remiso, está cansado y se encuentra feliz al lado  de ellas, pero también siente la responsabilidad de acudir al combate. Emma lo comprende y no trata de retenerle, todo lo contrario, le anima a aceptar la llamada, rompe su indecisión diciéndole: 'Un día más de gloria que te espera'. Al siguiente se embarca para el Sur. Le espera la gloria, sí, pero también la muerte, y a ella una restante vida patética. Arrancó de ella y a la misma volvería.

La batalla de Trafalgar - 21 de octubre de 1805 -. 
                                                                              
                                                                              
España aportó los mejores marinos y la peor escuadra, ésta era antigua y abandonada en su conservación, ello descuidado como las pagas, por motivo de la mala economía del país a causa de tantas guerras. El planeamiento de esta acción bélica  lo fue por Napoleón, que sabía como general pero no como almirante, y por Villaneuve cuyo marino se comportó torpemente en el desarrollo de del plan concebido. No confiaba demasiado, que digamos, Napoleón en su almirante e intentó quitarle el mando de la batalla, mas Villaneuve no se dio por enterado.

No voy a entrar en el desenvolvimiento de esta batalla, me limitaré a relatar cómo fue la muerte del almirante inglés. Se dice, aunque es versión cuestionada, que debida a un disparo de fusil desde la cofa del palo mesana, de un tal Robert Guillermad, sargento, del navío Redoutable. Era la una y cuartocuando fue herido, hacía quince minutos que había empezado el combate. Al acudir el cirujano ve la gravedad de la herida y ordena bajarle al sollado. Al reconocerle a fondo, encuentra que la herida es mortal de necesidad: una bala de fusil le penetró por el hombro izquierdo y pasó a incrustarse en la columna vertebral, que rompió. Murió a las cuatro y media, continuando atendiendo la marcha del combate y entregado al recuerdo de Emma. En pleno fragor del mismo, hizo llamar al capitán Hardy para encomendarle que tan pronto muera corten un mechón de sus cabellos para entregárselo a Lady Hamilton juntamente con los objetos de su pertenencia. Asimismo le pide que no arrojen al mar su cadáver.  En cuanto a transportarle muerto, véamos en la indicada biografía cómo es expuesto, pues lo hace el autor a todo detalle. 
Como no se disponía de elementos para embalsamar el cadáver, fue encerrado en un tonel de aguardiente que quedó bajo la vigilancia de un centinela. Horas después, la presión de los gases producidos por la descomposición hizo saltar la tapa del ataúd improvisado.. En Gibraltar se sustituyó el aguardiente por alcohol puro. Al llegar a Inglaterra fue colocado el cadáver en la cja que regaló a Nelson el capitán Ben Hallowell después de la batalla del Nilo. Se tributaron al héroe honores dignos de su categoría, sepultándose los restos mortales en la Catedral de San Pablo, inaugurada entonces como panteón de Inglaterra.
A su amada amante no se le permitió asistir al entierro. El invicto en el mar -si vencido en tierra, aquí su mayor derrota fue la de Tenerife- no tuvo tras su muerte el respeto que le tributaron en vida. Al morir dejó encomendadas a Inglaterra a su amante y a su hija adoptiva -Lady Hamilton y Horacia Nelson, respectivamente-, pero tan puritano país no le hizo el menor caso. Ya con el marido sufrió Emma la sorpresa de que dejó heredero a su sobrino, y a ella una pequeña pensión vitalicia. Nelson dejó el grueso de su fortuna a su hermano, y Merton Place a Emma, que intentó mantenerlo como homenaje a él, pues era una manirrota.  Ya su marido tenía que frenarla en sus caprichosos gastos. Viuda se encontró a los treinta y ocho años de edad, y sin Nelson a los cuarenta. Ni Inglaterra atendió la petición de  Nelson de prestar amparo a su amante y a la hija de ambos, ni su hermano el reverendo William Nelson. A éste dejó escrito que se destinara parte de su herencia a ellas, pero el eclesiástico no soltó un céntimo.  Por deudas contraídas pasó Emma un año de prisión, en compañía de Horacia, huyendo a Francia para escapar de sus acreedores. Se dio a la bebida y murió, de insuficiencia hepática,  en Calais en enero de 1815. 

Nelson y lady Hamilton vistos por Ortega y Gasset. 
... era  Nelson un hombre pequeño y duro de gesto, áspero como una valva de marisco, con alma sombría y tempestuosa de tritón inglés. Un ser que no necesita para vivir de poesía, que la detesta y se la sacude, como el polvo del camino durante el día o los cínefes musicantes durante la noche. (Después de vivir en Nápoles las horas más deliciosas de su vida horas de incendio amoroso sobre el área ya un poco desértica de la madurez, todo lo que le ocurre decir de Italia es que es un insoportable país de violinistas, de poetas y truhanes.)
Claro, no había en él, ni por asomo, un Stendhal ni un Castelar, no pasaba de ser, ya lo ha  dicho Martínez Olmedilla, un soldadote. Por excepción, y desde la Edad Media, algunos amaron las Letras y las Armas. Y prosigue diciéndonos nuestro filósofo.
Su vida de nauta se compone de ráfagas violentas que pasan sobre él llevándose algo de él: ahora un miembro, luego otro.¡Fuera este brazo! ¡Fuera este ojo! Y lo curioso es que cada una de estas amputaciones y ausencias subraya más lo que en este pequeño hombre había de hombre enterizo. Su bravura se recogía sobre los miembros que le quedaban.
He aquí cómo pinta el encuentro y lo que la formación de tal pareja tiene de inconcebible.
Nelson es presentado a la embajadora y por primera vez el tritón se siente mordido por un poder indefinible. Bien : ya tenemos planteada la fábula, una fábula esencial que todos los escritores y todos los filósofos se han afanado por esquivar. Yo también, por supuesto. La fábula es esta : Nelson y Hamilton, los dos tipos más opuestos de varón que cabe imaginar, se han enamorado de la misma lady Hamilton. Claro es que todos los demás tipos intermediarios han sucumbido también a su magia.
Se enfrenta a la fábula partiendo de ella, ya triunfante como esposa del embajador inglés. Se pregunta: ¿Quién es lady Hamilton?
Lady Hamilton es una dama que pasa ahora con un penacho blanco, galopando sobre una jaca baya. Es íntima, demasiado íntima amiga de la reina napolitana María Carolina, hermana de María Antonieta, que ha forjado dieciocho hijos y aún reserva fuego para amar a esta inglesa. Emma Hamilton es la mujer más bella del Reino Unido, una 《belleza oficial》, que las gentes se señalan desde lejos como los monumentos nacionales. 
Hemos visto que es, mejor o peor, amazona y ello está a tono con el encubrimiento alcanzado; tiene también otros valores 'canta con una grata voz, posee alguna aptitud histriónica, pero su pasado y su cultura... Se pregunta Ortega en cuanto a Emma '¿qué era antes? 
Pues era querida del sobrino de Hamilton, del caballero Greville, que la traspasó a su tío. Él la había encontrado en casa de un curandero que, mediante sacudidas eléctricas, devolvía la turbulencia a los decrépito. Ante el sofá medicinal donde el paciente recibía las descargas, posaba de 《Higea》, de 《Salud》 esta muchacha maravillosa, que había sido criadita humilde, nacida de una cocinera. Ahora es embajadora de Inglaterra. No es fácil de menos llegar a más.
Lleva al lector a pensar en que tuviera un gran talento, dado que para su meteórica ascensión no basta la belleza física. Y argumenta.
Para mí es este el punto de la fábula, el que todos solemos esquivar. Porque la verdad cruda es que lady Hamilton no tuvo nunca talento, ni siquiera fina educación, ni apenas gusto y buen sentido. Es la perfecta casquivana. Vivir es para ella oponerse y quitarse trajes, ir y venir de una fiesta a otra fiesta. Gastar dinero. No parar. Baile, gestecitos, invitar y ser invitada. Es la eterna mundana que, bajo uno u otro nombre, todos hemos conocido y de que casi todos nos hemos enamorado alguna vez. Por eso digo que la fábula es esencial y no una mera anécdota.  
Continúa con disquisiciones -no divagación con digresión sino haciendo un examen riguroso-  al respecto de este anómalo hecho pero corrientemente consumado, preguntándose ¿cómo una mujer que únicamente poseía belleza física puede enamorar a dos hombres de importancia, cada uno en su línea? Ya se lamenta Cyrano de Begerac de los estragos que produce la belleza física en la mujer, ¡pues anda que en hombre! Los caballeros andantes llaman al amor 'la razón de la sinrazón'. Pensemos con Pascal que 'el corazón tiene razones que la razón desconoce'. O, como dice Cervantes en el Quijote: 'La razón de la sinrazón que a mí razón se hace, de tal manera  mí razón enflaquece que con razón me quejo de la vuestra fermosura'. No corresponde a la temática de este artículo introducirse en el análisis sobre el amor de que en su libro  'Estudios sobre el amor' hace Ortega una amplia y compleja disección, lo importante a esta evocación que he hecho del trío Horacio Nelson - Emma Hamilton - es presentar el curriculum vitae de ellos y cómo eran física y moralmente.   

Insistiendo en la gran belleza facial que poseía la cito como musa del pintor George Romney (1734-1802), que, como refiere Martínez Olmedilla en  su 'Anecdotario femenino' -no solo habla de ella en su biografía-, 
se enamoró de la gentilísima, copiando su rostro en bellos cuadros, tantas veces reproducidos para gloria de su autor, ilustre... que al alejarse de Emma vio extinguida su imaginación, cuya musa exclusiva era ella. 
Sir Hamilton, por Emerson Kent
Por aquel entonces vivía con Charles Greville, sobrino, como ya hemos dicho de de Hamilton, ya había estado empleada con el médico Grahan, discípulo de Mesmer, como quedó dicho, cuyos devaneos mitológicos motivaron que a sus diecinueve años tuviera que retornar a su aldea natal, Howarden, bajo el cobijo de se abuela mientras cuidaba a su hijo. Pero detestando la vida rural y con gran nostalgia del bullicio londinense, escribió a su citado amigo, que la instaló en un confortable hotelito de Edgwre Road. Refiere Olmedila en su 'Anecdotario femnino.
Nada huraño Greville y Emma extremadamente sociable, por el nido de sus amores desfiló la más florida representación del Londres artístico y literario  
Pese a la belleza y a todo -ella, obviamente, le servía de amante y de  criada- se cansó de la situación.  En la idea de desprenderse de ella fueron a Nápoles, y se la transfirió a su tío. Emma ejecutó desnuda bailes inspirados en elementos clásicos para él y sus invitados, entre ellos Goehe. No llego a 'confianza' en su relación con ella hasta que le aceptó. A sus 60 años se casó con Emma, de 26, el día 6 de septiembre de 1791 en Londres. No dejaría de sorprenderle sobremanera que su familiar diese tal paso, más, como hemos visto, no por ello perdió la herencia, que, evidentemente, de una parte no merecía percibir la esposa adultera,  de otra, la hubiera malgastado en cuatro días. Otro tanto, como hemos visto, hizo el último y celebérrimo amante, a pesar de la hija que  tuvieron y que murió en 1881 a la edad de ochenta años. Tal vez un día le dedique un artículo, ahora queda cumplido el de sus famosos padres.