miércoles, 12 de agosto de 2015

Santa María la Real de Nieva, su mentira crónica y la indiferencia de su alcalde a un ataque a la propiedad y seguridad personal

Empezaré por decir que no acuso, ni he acusado ni acusaré, lo que no pueda probar. Me quejo una vez más de que el alcalde y el cura párroco mantienen a ultranza la MENTIRA en el presbiterio de la iglesia parroquial. ¡Y va a cumplirse el séptimo aniversario de tan vituperable aferramiento! Todo el mundo sabe que quedó probado científicamente que los restos contenidos en el arcosolio que se construyó en el indicado recinto no son de la reina Blanca I de Navarra. Digo que es unánimemente conocido porque la noticia se emitió en toda clase de prensa, asimismo circuló por internet, habiendo numerosos comentarios. Había una pugna a nivel jurídico discutiéndose el derecho de Navarra a llevarse dichos despojos mortales y el de Segovia a que permanecieran en la localidad donde murió y fue enterrada, pero este lite se truncó al revelarse la verdad, evidentemente ya había desaparecido el motivo.

Aun a trueque de ser reiterativo consignaré por enésima vez -lo he efectuado en varios artículos- que los restos de Blanca I de Navarra no son los que están en el sepulcro de la iglesia parroquial de Santa María la Real de Nieva. Trato de que les quepa en la cabeza a los aludidos señores, e igualmente a sus secuaces, quienes para seguir cobijando la MENTIRA llegan al extremo de no admitir como prueba el ADN mitocondrial. Para ellos, entonces, no existe la Ciencia, lo que únicamente podría admitirse si fueran capaces de demostarar su ineficacia. ¡Cuánto atrevimiento, caramba, ya dicen que la ignorancia es muy atrevida! Pero más que ignorancia es insensatez u obrar de mala fe. Lógico y natural es que se haya quejado la líder del equipo -Mariona Ibars y Puga profesora de Historia Madieval de la UAB- del estudio genético de que no se haya tapado en Nieva la inscripción del sepulcro. Es indubitable que no es honesto defender el infundio; perdonable que este fuera generado por el error, mas una vez vez aparecida la verdad ni siquiera es posible de un modo sensato. Infundio fue, o sea, mentira, patraña, noticia falsa tendenciosa, que los restos hallados eran de Blanca I de Navarra. 

Puede ser que alguno metiera la pata, con perdón de la vulgar loc. verb. coloq.., de buena fe, rectitud, honradez, tal como la que otrora fuera alcaldesa de la villa en cuestión, contra la que no tengo nada en el orden personal sino todo lo contrario, simpatía, y buen recuerdo de su padre de quien conservo cartas de amistad. De ella, que a la sazón se encontraba ocupando un relevante cargo político en Valladolid, no he conseguido leer la conferencia que dio en el pueblo y que luego editó en dicha patria chica de los grandes poetas Gaspar Núñez de Arce y José Zorrilla y Moral. Yo por entonces apenas tenía contacto con el pueblo; recuerdo que años después se la pedí para leer y me expuso no tenerla. No puedo precisar la fecha, es decir, si con anterioridad al resultado de la prueba de ADNm. al Príncipe de Viana; supongo que sí, toda vez que no hubiera tenido el más mínimo interés en leerlo tras la misma. Esta conferencia lleva por título Referencias históricas sobre la sepultura de la reina Blanca de Navarra en Santa María de Nieva y su relación con los restos hallados recientemente en la capilla mayor de la iglesia. La dio el 31 de octubre de 1994, siendo la pionera de la publicidad sobre el hallazgo. La aludida Carmen Muñoz García estuvo siempre en primera línea en cuanto a estos restos, y a partir del desmentido adoptó postura prudente, en su pregón en las fiestas locales de 2011 no hizo mención a este evento. Lástima que ello no quiera decir que acepta el inequívoco mentís dado por la ciencia; en este año quise tratar la absurda obstinación de no tapar la inscripción de referencia y lo rehusó, no quería hablar del tema pero sí me decía que no estaba de acuerdo con mis artículos sobre el mismo, lo que quiere decir que disiente de los señores que practicaron el estudio genésico. Me dejó estupefacto, no lo esperaba de ella. Como no ha querido saber nada de la práctica de internet, le remití el último artículo que había  escrito, y silencio al canto. No nos hemos encontrado, si me niega el saludo lo siento. Pero, eso sí, repito la consabida frase latina de amicus Plato, sed magis amica veritas, amigo soy de Platon, pero más amigo de la verdad. 

Probable venganza del citado pueblo contra mí.    

Si es el colmo de la mala fe .doblez- el hecho de mantener a trancas y barrancas el cuento chino o embuste de los restos de Blanca I de Navarra, no digamos lo que tendría de infamante para sus ejecutantes que constituya represalia  -hay quien ello me da a entender, ¿lo sabrá?- los atentados contra mi domicilio y persona, los súper escraches que vengo sufriendo de vez en cuando y de noche, arrojando objetos -no valiosos, por supuesto- a mi balcón-galería. A lo que parece entenderán que soy merecedor a tal castigo o venganza por solicitar al alcalde y al cura que se tape la placa del susodicho sepulcro. 

En correspondencia con una amistad refiriéndole el insólito cuanto delictivo hecho, me respondió: 
Acabo de leer tu correo y estoy alucinado con lo leído. ¿Pero qué clase de gente se mueve por esa zona? No entiendo cómo en una localidad de tamaño medio no se puede controlar un salvajismo así, sin motivo alguno. ¡Tirando líquido y hasta piedras contra las persianas! Amenazando tu integridad. 
El alcalde parece escudarse en que no conoce a los salvajes y que dará parte a la Guardia Civil, pero aun asi si esta no hace un seguimiento preciso del problema no van a poder solucionarlo nunca. Saben dónde ocurre, sólo tienen que ir de incógnito (no en un coche con las luces a tope, espantándolos) y así cazarlos de imprevisto. 
Sería muy grave que esta gente actuara bajo las órdenes del alcalde. 
Le contesté en el sentido de que es seguro que la intervención de la Benemérita, por supuesto que en servicio especial de indagación, cazaría de in fraganti, en el momento de la acción del delito, a tales salvajes. Si no ocurre así es porque el alcalde no lo denuncia, entonces tendré que hacerlo yo, aunque le deje en mal lugar. ¿Por qué no se auxilia de quienes en el ámbito rural es la única policía para la seguridad personal? Su indiferencia ante este acto de barbarie, crueldad, es debida a que está dirigida a mí. En todo caso pone de relieve que se identifica con tales salvajes en cuanto a tener los mismos propósitos y deseos; en suma, la misma falta de humanitarismo. No puedo probarle de modo fehaciente que es una actuación mandada por él; ahora bien, indicios hay de sobra, empezando por inhibirse de cumplir su obligación como alcalde. ¿Por qué se abstiene, por que deja que actuen así en el pueblo? Por añadidura, y en cuanto a mis últimos correos electrónicos dirigidos a él reprochándole que la cosa sea el cuento de nunca acabar por su inactividad, el que ha adoptado someterme al silencio, echarse fuera del asunto, abstenerse de tratarlo. Más claro agua. Necedad integral que se crea con derecho  a actuar así, es decir, a no actuar. No pudo asegurar que actúen a las órdenes del alcalde, sí que el barrendero me dijo que saben quienes son tanto él como el alcalde. Se lo dije a éste y no me lo negó, calló, y como reza el dicho, quien calla, otorga.

sábado, 8 de agosto de 2015

El viaje como medio de cultura es una engañifa

Dice Cervantes por boca del caballero andante Alonso Quijano, que el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho. Don Quijote es tan acérrimo lector que, leyendo 'se pasa llas noches de claro en claro, y los días de turbio en turbio'. Y como, según el clásico, nada con exceso, ocurrió que en su demasía de lector enfermó de rara locura, pero, como se ha dicho, 'salvo su graciosa locura, era un dechado de buen juicio y de rectitud moral'. Para nuestro Príncipe del Ingenio cuenta en primer lugar para cultivarse, en la acepción de 'desarrollar, ejercitar el talento, el ingenio, la memoria, etc.' la lectura, se entiende la lectura-estudio. El viaje por la geografía viene como añadidura, asimismo el que de un modo inexoable realizamos por la cronología. Pero. ojo, el viaje por la lectura, por la geografía, por la vida, aprovecha en función de nuestra inteligencia natural. Si ésta se halla bajo mínimos, ni siquiera el cultivarla vale gran cosa; muy conocido es  Quo natura non dat, Salamantica non praestat, lo que la naturaleza no da, Salamanca no presta, lo que viene a respaldar este otro refrán: Ignorante graduado, asno albardado, aclarándonos el paremiólogo su significado, algo que todos estamos cansados de ver, y es que las titulaciones no siempre son sinónimos de sabiduría y, a veces, encubren la falta de inteligencia. Han de aunarse lo más posible el "hombre fábrica" y el "hombre almacén", según la distribución que hace Jaime Balmes en 'El Criterio', es decir, la inteligencia, el talento, con el hombre culto, con la erudición, o amplios conocimientos en una ciencia o arte, así como 'lectura varia, docta y bien aprovechada', que es la tercera acepción del término.La verdad es que si de poco sirve el estudio sin talento, tampoco sirve gran cosa éste sin aquélla. 

Distintos móviles al viaje, la vanidad es el general.

De las disquisiciones hechas se infiere que el provecho del viaje depende de la inteligencia y cultura de cada cual, otra cosa es que puede gustar a más de los que pueden obtener gran beneficio de él, incluso a aquellos de los que se dice que viajan como las maletas. Siempre, en fin, y aún para el más ignaro y de cortos alcances proporciona distración, ya lo dijo nada meno que Séneca: El cabalgar, el viajary el mudar de lugar recrean el ánimo. No existe sólo en el viaje el placer y mejora cultural, si bien Miguel de Unamuno repulsa al turista que no persigue meta cultural. En Andanzas y visiones españolas escribe:
¿Para que viajan la mayoría de los que viajan? ¿Hay algo más azarante, más molesto, más prosaíco que el turista? El enemigo de quien viaja por pasión, por alegría o por tristeza, para recordar o para olvidar, es el que viaja por vanidad o por moda, es ese horrible e insoportable turista que se fija en el empedrado de las calles, en las mayores o menores comodidades del hotel y en la comida de éste. Porque hay quien ciaja, horroriza el tener que decirlo, para gustar distintas cocinas. Y otros para correr teatros, cafés, casinos, salas de espectáculos, que son en todas partes lo mismo y en todas igualmente infectos y horrendos. Y hay quien viaja, lo he dicho antes de ahora, por topofobia, para huir de cada lugar, no buscando aquel a que va, sino escapándose del aquel de donde parte. 
Admite, como vemos, aparte del viaje por pasión, el que tiene por móvil la alegría o la tristeza, recordar u olvidar. George Sand habla en su libro 'Un invierno en Mallorca' de la evasión que proporciona el viaje.
Le diré, pues, sin más a mi lector por qué yo iba en aquella galera, y aquí lo tiene en dos palabras es que tenía ganas de viajar. Y a mi vez haré una pregunta a mi lector: -Cuando usted viaja, amigo lector, ¿por qué viaja? - Desde aquí le oigo contestarme lo que yo respondería en su lugar: viajo por viajar. - Yo sé muy bien que el viaje es un placer en sí mismo.; pero, en fin, ¿quién le empuja a ese placer caro, fatigoso, peligroso a veces, y siempre sembrado de decepciones sin número? 
Se autocontesta que la necesidad de viajar obedece a una huida de la amarga realidad. Relativamente se consigue, pues, como dice el escritor polaco Stanislaw Ignacy Vittkiewiez, pensáis escapar de vuestros problemas yéndoos de viaje. Y ellos partirán tras vosotros. Pero sigamos "oyendo" George Sand.
Si no quiere usted contestarme, yo me tomaré la libertad de hacerlo en su lugar. Es que no estamos realmente bien en parte alguna en los tiempos que coren [pues como en nuestros días], y que de todas la facciones que adopta el ideal (o, si esta palabra le irrita, el sentimiento de lo mejor), el viaje es una de las más sonrientes y más engañosas. Todo va mal en el mundo oficial [...]. No obstante, la divina esperanza sigue siempre su camino, prosiguieno su obra en nuestros pobres corazones e insuflándonos siempre este sentimiento de lo mejor, esta búsquda del ideal.  
Sí, en el tren de la vida vamos en busca de un ideal. Recordemos la composición titula 'El tren eterno', del libro 'Dudas y tristezas', ápub  Manuel de la Revilla: ¡Alto el tren! - Parar no puede. / - ¿Ese tren adónde va? / _Caminando por el mundo en busca de un ideal. / -¿Cómo se llama? / - Progreso. / - ¿Quién va en él? / -La Humanidad. / -¿Quién lo dirige? / -Dios mismo. / -¿Cuándo parará? / -¡Jamás!  
... cada uno por su parte - continúa diciéndonos Aurora Dupin, que tal era el nombre de la gran novelita francesa- va adonde le place. Aquél se sumerge en el arte, el otro en la ciencia, la mayoría se aturde como puede. Todos, cuando tenemos un poco de tiempo y de dinero, viajamos, o más bien huimos, porque no se trata tanto de viajar como de partir. [...] ¿Quién de nosotros no tiene algún dolor que distraer o algún yugo que sacudir? Nadie. [...]  En una palabra, cualquiera que se sienta vivir o languidecer está poseído de la fiebre del judio errante y muy pronto va a buscar lejos algún nido para amar o algún refugio para morir.
Mucho se ha escrito sobre él, abundante literatura ha inspirado esta leyenda varias veces llevada al séptimo arte y a la música. Dentro de este área Wagner compuso su ópera titulada 'El buque fantasma', tomado del libro de Enrique Heine, sobre tan triste y solitario navegante. En la obra operística halla a la mujer que con su amor le redimirá. Una vez más en los anales de la literatura la mujer redimiendo al condenado por su vida de soberbia. Senta le prometió serle fiel hasta la muerte, hubo un aparente motivo de celos y el holadés, cayendo en la desesperación, hunde su buque y Senda, llena de angustia, se arroja al mar desde un pricipicio, gritándole su fidelidad. El Océano, en plena tempestad, se calma, sale el sol, y emergen del agua el holandés y Senta abrazados.