jueves, 23 de enero de 2014

Mariano Rajoy calla en lo que tiene que hablar, y, por el contrario, habla en lo que ha de callar

Me hallo en absolutata identidad de criterio con Manos Limpias en cuanto que es una "injerencia intolerable" la declaración que Rajoy ha hecho sobre la infanta. Como presidente del Gobierno su extemporánea salida es lo más lamentable que ha emitido, y, en opinión  muy generalizada, en él no hay nada que deje de ser despropósito y/o mentira. La autoridad moral que le granjea su actuación política no es para tirar cohetes, casi todo lo conseguido con la mentira, en la campaña electoral, lo tiene hoy día perdido, tema que tengo harto tratado. En Mariano se encuentra, palpablemente, el seguimiento de la política de Rodríguez Zapatero, él ha culminado, por ejemplo, la libertad de los presos de ETA y mirar a otro lado respecto al País Vasco y Cataluña, de cuya pasividad están sacando ventaja ambas regiones. El enfrentamiento actual de "Estados" españoles -que no son "estados unidos", como en América del norte, sino desunidos moralmente y que pretenden serlo geográficamente, independizarse de España- es problema que requiere una inmediata reacción del Estado español, y es muy triste que se desatienda, que se mire a otra parte para no verlo. Y para mayor dolor que tan funesto proceder se quiera tapar, de cara a la nación, con la mentira, el engaño. 

Engaño ya muy relativo, porque ¿quiénes creen ya a Rajoy? Los suyos, por obvia conveniencia, y a veces le llevan la contraria. Que valiéndose de su aplastante mayoría, su poder político, que no en el intectual, ni ningún otro, aplaste, sea una apisonadora, es otra cosa, pero ojo, cuidado, atención, Mariano, no tanto allanar a un Estado de Derecho y ciscarse en su aparente democracia. Jamás gobierno alguno, en esta monarquía impuesta por el general Franco, desfraudó tanto a sus votantes ni tan pronto; las manifestaciones han sido y son constantes; bueno, en todo ello se mueve la información, que si la hay falaz, de tapadera, también existe la veraz. Y la cosa para la política va mal, e iría aún peor, si cabe, si ésta no frenara a los jueces. Aquí radica su aferramiento a no independizar el poder Judicial. El ciudadano tiene claro que son los Tribunales de Justicia quienes tienen que sanear la política, tan corrupta, y sálvese quien pueda. Ya el robo, que es en lo que estriba la corrupción aludida, ha calado hasta en Sindicatos. Estamos ante noticias de lo más repugnante y alarmante. ¡Y si la familia real, que es la primera obligada a tener una conducta ejemplar, es tachada e incluso imputada..., pues apaga, y vámonos.        

Palpable osadía extrema de Rajoy. 

Por si fuera poca falta de sindéresis -discreción, razón, cordura, la que le es duramente reprochada constantemente en materia política, empezando por el autoritarismo con que está desgobernando-, se ha ergido en paladín de la infanta Cristina. Nada más contrario a su función de presidente del gobierno central. Dado este paso contra el juez que ha reincidido en la imputación de la Sra. Urdangarín, ha dejado también en mal lugar a los otros tres jueces que igualmente cumplen perfectamente su cometido.
                                                                             
De izquierda a derecha:José Castro (Córdoba, 1947), el magistrado que lleva el caso Nóos; Pablo Rus (Madrid, 1975), encargado del asunto Bárcenas; Javier Gómez Bermúdes (Málaga, 1962), en cuyas manos estuvo el extraño juicio sobre el 11-M; y Mercedes Alaya (Ëcija, 1963), la juez que carga sobre sus hombros el marcoproceso de Mercasevilla.   

domingo, 19 de enero de 2014

La falta de rectitud moral que se reprueba a algunos políticos , con el caso del matrimonio Urdangarín-Borbón al fondo

¿En dónde ve el pueblo español su peligro más eminente?
En el poder dejado por una tolerancia mal entendida.
-Larra, padre- 

Ahora voy a referirme a los que no han sido catalogados como corruptos, pero que no tienen buena prensa, que incurrieron en hechos como este:
                                                                      
 
Se trata, como es sabido, del kamikaze Ramón Josge Ríos Salgado, primo del consejero de Sanidad de Castilla La Mancha, el cual dio por toda explicación de su delito de homicidio: No recuerdo por qué hice algo así. ¡Qué falfa de memoria la de todo delincuente! Tampoco se percató de las señales que los conductores le hacían, con luces y claxon, indicándole que conducía en sentido contrario. Chocó con el coche que conducía José Alfredo Dolz.       

Gallardón que, como es notorio, mientras fue alcalde de Madrid, se embarcó en proyectos faraónicos, llevado de megalomanía, que formó entre los alcaldes de despilfarro que endeudaron sus respectivos Ayuntamientos, ha sido elegido por Rajoy como ministro de Justicia, sin que sea justo que no haya cumplido lo que ofreció hacer en mejora de la misma. Por otra parte, está disgustando con su conducta en funciones de su cartera, empezando por los jurídicos, y siéndolo él, aunque optara por la política, no se entiende su contraposición entre la rama judicial y el ministro, que le hayan hecho juelga junto con el público por sus disposiciones perjudiciales a impartir justicia, perjudicando a la vez al ciudadano y a los profesionales. Por añadidura los indultos, así como  su participación, más o menos soterrada, en el escándalo dado por la monarquía respecto a la primera imputación de la infanta Cristina. No sólo se ha de tener ejemplaridad no siendo un corrupto, también en el ejercicio de un cargo, tanto más si es político, ya lo dice Ortega y Gasset: El mando debe ser un anexo de la ejemplaridad.   
                                                  

Todo ello es como consecuencia de abuso de poder, ejerciendo despotismo contra una sociedad que hasta aquí lo ha sufrido, lo que les llevó a creerse que ésta ha de servirles, es decir, entendieron su cometido al revés.
                                                           

Lejos de entenderla, el bueno es tomado, en efecto, por idiota. Ocurre entre la gente en general, y de una manera especial en los políticos. Hay que ser bueno con los buenos, pero sin perder de vista en la vida  la circunspeción. E incluso con los buenos. 
                                                       

Basados en esta idea, pasándose de listos, han estado muy tranquilos hasta que han tenido que dejar de estarlo, porque el ciudadano ha tenido que empezar a defenderse al ver que el Gobierno ha llegado a un punto intolerable, empezando, y desde el jefe del Estado, a tenerle amordazado. Era caminar hacia una esclavitud moderna o haber arribado en ella. Desde la familia real, políticos a toda escala, del alto a un alcalde de pueblo, los cuasi políticos banqueros, bastantes también empresarios del ladrillo, por doquier, en fin,  se desplegaba la corrupción destrozando la economía, abocando a la crisis; llegada ésta, había que destrozar más al pueblo y, así, se le ha obligado, sin culpa en ella y siendo, obviamente, el que más ha de sufrirla, a ser totalmente el pagano de la misma. Y cuando la ciudadanía hace pública su lamentación, el Gobierno pone barreras morales y materiales entre él y la misma.     
                                                   

El Gobierno asfixia económicamente al ciudadano: aumenta el paro, reduce todos los servicios sociales hasta los primordiales, como es la salud y la enseñanza, y, así, tantos y tantos españolitos de a pie, en la más monstruosa injusticia social, se ven hasta sin casa. Sucede, por otra parte, que el robo no cesa, y en las frecuentes manifestaciones hay pancartas como la que tenemos a la vista. Pero el robo no se recorta, ya hice referencia en otro artículo de la por demás reprobable vista gorda del Gobierno y de la impunidad con algunos, cuando no indultos a los condenados por los jueces.      
                                                          


Los medios de comunicación, la sociedad, en suma, tiene que controlar al Gobierno, a cuyo servicio está, que no al contrario como éste se creee y actúa, con evidente desprecio a la misma a lo largo de su legislatura. La comunicacón -oral, papel, internet- es primodial, pero, cual todo cristo, procediendo con  honestidad, porque
                                                           
                                                    
la prensa falaz, la que sigue o hace una política innoble, no la queremos. Y de todo hay en la viña del Señor; la humanidad, lamentablemente, no se compone, ni mucho menos, de personas íntegras, es decir rectas, probas, intachables. Tontos y/o malos hay en todas partes, en todas las profesiones, y... a sembrar daño. Eso sí, ningún tonto tira cantos a su tejado. Bueno, alguno sí -excepciones de la regla- por ser ya rematadamente tonto.

Absoluta transparencia ha de tener el poder.
                                                       

Esta es la disyuntiva. O, como diría Hamlet, ser, o no ser, es la cuestión. Una cosa u otra, transparencia como conditio sine qua non, condición indispensable, para cuentas claras, o robo al canto, lo cual desemboca en crisis. El robo de décadas pasadas ha sido gigantesco y, consecuentemente, gigantesca es la crisis de actualidad. Aparte el robo, no deja de haber coadyuvado erróneas políticas. Éstas más o menos encaminadas a algo parecido, el pro domo sua ciceroniano. Ha de haber honestidad y transparecia
                                                                     
 
sin ambas cosas no quedará lo más posible reducida la corrupción, y, asimismo, poderse abrigar la idea de erradicarla. En que el poder corrompe están de acuerdo todos los autores, el robo -Fernando Savater dice- está siempre asociado a la idea de poder. Piensa, no obstante, un políco español de nuestros días, Juan Barranco, que el poder corrompe a los corruptos, hace golfos a los que son golfos e inmorales a los que ya lo eran. Obviamente si ya hay predisposición, si se lleva en los genes... De todos modos, ya lo he dicho, las personas intachables no abundan, mientras sí las seducidas por la avaricia.  Según Ruben Blades, el poder no corrompe; el poder desenmascara. No puede corromper, desde luego, al que ya va  a él corrompido, mas cierto que, antes o después, corrompe y desenmascara.  

miércoles, 15 de enero de 2014

El "paseíllo" se impone moralmente; hiere a la ciudadanía que el Gobierno trate de evitarlo

Irá a declarar doña Cristina voluntariamente porque no tiene nada que ocultar. 

Si en algo, a mi parecer, tiene razón la defensa de la infanta Cristina es en que no tiene nada que ocultar ante el juez instructor. Nadie de Espña ni del extranjero lo ignora, habida cuenta de que ésteya lo ha descubierto todo. Ahí está, en los 227 folios que lo patentizan- Puede la "reimputada" afirmar o negar, en este último caso mentir, pero le resultará imposible que halle crédito a lo que probado está que miente. Ante las pruebas existentes puede decirse que la señora de Urdangarín va de cráneo en relación directa con lo que le apriete el magistrado. Si dice la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, no hace más que lo que moralmente, sirviéndola para no quedar por ocultante de la misma. Reitero que la verdad está vista, la confirme o no, y propagada a los cuatro vientos, otra cosa es -esto también se verá a la rosa de los vientos- que se emita una sentencia adecuada a los delitos que se le imputan. El ciudadano honesto y ecuánime lo que quiere es, sencillamente, estar lejos de ver un caso más de injusticia en cuanto a la corrupción dominante. Y en ellos, matrimonio Urdangarín-Borbón, el de mayor relieve social del país por tratarse de la realeza.
                                                                           
  
Lo de """voluntariamente""" hay que entrecomillarlo al máximo. Hasta para la mente más obtusa está muy claro que no le queda otra alternativa que ir a declarar, recurrir la imputación daría un pésimo resultado visto lo visto. Ello aparte del tiempo que ha hecho perder con esquivar la primera imputación. 

Un Gobierno que no arropa a la infanta, que habla de permanecer neutral.

¡Pues si llega a parecerle mal las discriminaciones!... No quiere enterarse de que es constantemente acusado de conceder "trato de favor" a la hija del rey; da un pasoen falso que tiene gran motivo para indignar a la ciudadanía ¿Por qué regla de tres o de la Constitución solicitan que se le permita acceder al Juzgado sin hacer el paseíllo? Lo hizo, y es tan duque como ella duquesa, el infante consorte, su muy amado esposo. Supongo que ella no querrá que le distingan de él, es lo imperativo en el amor, y del amor de ellos habla uno de sus abogados, José María Silva. En cualquier caso, ¿por qué lo teme tanto el Gobierno? ¿Por qué se ocupa de algo tan secundario? Es, además, cuanto concierne a la llegada de la Alteza reimputada, su estancia en el Juzgado, del mando del juez decano de las Islas Baleares, y algunos del Ejecutivo parecen ignorarlo. Hay que permitir la existencia, en algún lugar situados, de los medios de información, empezando por las plataformas televisivas. Esto como la vez anterior con Urdangarín. Hay que contar con la seguridad, sí, y también con la Prensa, su importancia es de primera línea, máxime en este acontecimiento inécdito en España. 

Al día y hora de hoy el paseíllo está pendiente, pues, de decisión judicial, pero desde un primer momento el Gobierno ha influenciando al máximo para evitar que, como todo cristiano, Cristina de Borbón recorra la rampa. Manos Limpias exige que no se le conceda trato de favor y que llegue a pie. Por su parte, Soraya Rodríguez opina que "Todos los españoles son iguales ante la ley" y que "según esa premisa hay que actuar". Dice la pura verdad, lo demás es "trato de favor" a la vista. Podemos leer también que Rosa Díez y Aitor Esteban también rechazan de plano que la infanta pueda entrar en coche. Así otros políticos sostienen igualmente que haga el recorrido de la cuesta. Lo más importante, lo fundamental, es que ya forma  parte, o va a entrar a formarla, en la causa judicial de su marido, algo que, en contra de su amor, parece ser no tenía demasiado deseo, pues siempre tuvo a su alcance haberle acompañado también en este aspecto. La Casa Real tampoco tuvo prisa en obligarla a renunciar a su derecho sucesorio. En el fondo no constituye problema, ¡lo tiene tan distante y, por otra parte, tan difícil, goza la institución de tan poca salud! Y la espera golpes demoledores, tal como en su día la declaración de Diego Torres.      

sábado, 11 de enero de 2014

¿Se continuará con el absurdo de evitar la declaración? Lo que va de ayer a hoy: ayer sí; hoy, no

                                                                                    
Opino como el autor de este blog, cuya viñeta copio, y cuyo texto obedece a un trabalengua muy conocido. Evidentemente que la suspensión de la primera imputación de la esposa de Iñaki Urdangarín fue un "regalo envenenado para la infanta y la Casa Real". Quedó, sí, suspendida la imputación, pero no solventada; como bien dice, no se dio luz verde a la imputación pero tampoco se anuló. No hubo desimputación, sino una "suspensión temporal" como la Casa del Rey llamó al divocio de la infnta Elena -:"Suspensión temporal de convivencia"-. Lo de hace nueve meses fue un quite, valga el término taurino, pero la brega continuó y se ha vuelto a la situación apurada, como, por ejemplo, anuncia en esta imagen de un importante blog.                                                                       

¿Se conseguirá esta segunda vez que declare? Que la dejen, que ella lo quiere, lo malo que es de la misma manera que el rey quiere someterse a la ley de transparencia. De la transparencia que él quiera conceder, que, por supuesto, no será jamás la de sus negocios a lo largo de su reinado. Un rey constitucional no puede hacer negocios, quizá lo sepa pero puede ser que no se haya apercibido de su enriquecimiento -tiene infinitas fuentes en que informarse, por ejemplo la revista estadounidense FORBES, especializada en el mundo de los negocios y de las finanzas, señala que acumula una fortuna de 1.790 millones de euros-, que sea genético lo de ser inconsciente. Nadie en la familia se ha dado cuenta del enriquecimiento del pater faliae ni de Cristina y Urdangarín; lástima porque así ni han podido felicitarse entre ellos. No ya lo malo, lo funesto es que dichos y hechos irreflexivos imprudentes hayan redundado en generar enorme daño al país y a la institución a la que ella debe todo: su empleo con paga súper extraordinaria y los... "negocios" que conjuntamente con su marido han hecho. 

Como dije en escrito anterior, nuevamente la Audiencia Provincial de Palma se verá comprometida a decidir sobre la imputación de la esposa del ex jugador de balonmano, Iñaki Urdangarín, hombre que por toda propiedad cuando se casó tenía un modesto restaurante en copropiedad con otro ex jugador. Viene a cuento recordar aquí una consideración repetidamente hecha en un programa televisivo en cuanto a que si Cristina quiso ser rica que se hubiera casado con un hombre de fortuna, lo que por ser infanta no le hubiera sido muy díficil. No le fue birlar el novio a Carmen Cami con la que Urdanga estaba a punto de casarse. Confía el juez Castro en que la Audiencia valide la imputación de la infanta; sobrado fundamento tiene para concebirlo, no ha podido realizar mejor el encargo que ésta le hizo y es de todos conocido. 

Lo que falta para indignar más a la sociedad -si cabe porque ya lo está a muy alto nivel-, tras una política de torpeza y corrupción que nos ha traído al pareje de desastre económico y social -lo tengo muy dicho pero nunca se repetirá lo basante- es ver la discriminación que ante la igual de la ley  se viene haciendo con la infanta Cristina y en lo que están de acuerdo multitud de jurídicos, muchos de ellos de relevancia, que no ocultan su criterio. También lo tengo señalado. Pero contra jurídicos que no estén incondicionalmente con Cristina de Borbón y la ciudadanía en general se encuentra la defensa del rey Juan Carlos y de los dos partidos que han venido gobernando, empecinados en hacernos creer que la cónyuge de Urdangarín es inocente, ignoraba lo """negocios""" de él, por lo que no se está haciendo discriminación alguna. Es notorio que 

miércoles, 8 de enero de 2014

Acerca de la segunda imputación de una hija del monarca

Si la discriminación de la infanta Cristina hiere enormemente, ha sido un alivio ver que el óptimo juez Castro no ha sido abatido, que si combatido sin destruir, por los políticos cortesanos, de gran servilismo a la monarquía, propio de cuanta ésta era absoluta, época final de Fernando VII, el rey Felón. Ha disminuido, sí, la aflicción de ánimo de la ciudadanía, pero... ¿continuará la mejoría?, ¿se salvará el que se haga justicia?, ¿se le respetará al juez instructor? La Casa Real y el Gobierno hablan de neutralidad; ahora bien, como expone la paremia, del dicho al hecho va mucho trecho. La vez pasada, que se prometió lo mismo, no pudo mediar mayor distancia. ¡Como para confiar ahora! Chamfort, en sus "Máximas y pensamientos", dice: No concibo la sabiduría sin la desconfianza. Las Sagradas Escrituras dicenque el principio de la sabiduría es el temor de Dios; pero yo creo que es el temor de los hombres. Soy de su mismo criterio, y, sobre todo, cuando son como los que han generado la brutal crisis que padecemos. ¿Cómo creer la inhibición de la Casa Real cuando el monarca ha elegido abogado defensor de su hija? Lamentable también, en su papel de rey, que lo haya efectuado en un catalán ex político separatista.
                                                                      

¿Por qué no le habla del actual proble catalán liderado por Artur Mas? De ello silencio por parte del jefe del Estado y del presidente del Gobierno.
                                                                         
Ante estos acontecimientos familiares un jefe de Estado no rey hubiera tenido velis nolis, de grado o por fuerza que dimitir. ¿Tiene don Juan Carlos esta disyuntiva? De momento no, y menos mientras el bipartito que turnándose gobiernan el país, sean el PP y el PSOE, ambos muy satisfechas de tener como jefe de Estado al rey. Y la Constitución sin cumplirse ad peden litterae, al pie de la letra, ni mucho menos.

                  
  
La Constitució requiere llenar lagunas y rectificar artículos, mas los sucesivos presidentes de la nación nada hicieron al respecto: Quizá porque de la manera progresiva que se ha ido incumpliendo consideraron mejor no ir a tal paraje. Desde el estado de decrepitud del rey hay quien ha señalado que se hace necesario completar el Título II, De la Corona, pero que si quieres, repelús a la vista. Se comprende que así sea ante la situación que nos hallamos de crisis económoca, social y política. Y pudiéndose decir, extrapolando la frase de rey Salomón en cuanto a la vanidad, que vivimos inmersos en la corrupción, corrupción de corrupciones, y todo es corrupción. 

jueves, 2 de enero de 2014

La discriminación de la infanta Cristina hiere enormemente

Si el rechazo de su imputación no se esperaba la primera vez, menos aún, si cabe, que vaya a ser impedido también en la segunda. Todo lo barurunta. Cuando nos hallamos en la semana víspera de la decisión a seguir es de temer que se dé la más rotunda prueba de que en España democracia cero. En opinión de la sociedad sobran razonamientos para haberlo sido la primera vez y ve con diáfana claridad que de entonces a hoy ha aunado el juez Castro material y más material, documentación fehaciente, que harto justifica el ser imputada.Se ha dejado el sí o el no seguidamente a terminar el ciclo navideño; no cabe duda que el mejor regalo que a la infanta Cristina pueden echar los Reyes Magos es que se dé el carpetazo a su asunto. Pero un regalo que envenena, que deja en evidencia, en ridículo, en situación desairada nada menos que al artículo 14 de la Constitución sobre la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. Se rectifica este artículo en cuanto al rey, no referente a sus hijos. ¡Y, sin embargo, es tan palpable las discriminaciones que se hacen!...   
                                                                             
(Lo inserto en tamaño muy grade para que su texto presente para todos fácil lectura)






Que Cristina de Borbón era joven -lo es- durante los años de enriquecerse ignorándolo es notorio, claro que si era ciega y sorda. Pero entonces pasará lo que dice la siguiente viñeta, y 

                                                                        

es que tiene que dejar su empleo en la Caixa y fichar en la ONCE. Únicamente al quedar demostrado que se da tal hecho -yo no se le deseo ni creo en él- puede explicarse importante atenuante -no más- para no ser imputada. Con todo, firmó.

A Urdangarin se le ha de suponer bastante sordo, pues por tal se libró de hacer la mili, mas buena vista tiene tratándose de negocios, tanto es así que firmaba sus contratos como Su Alteza Real, Ignacio Urdandagarín. ¡Así cualquiera hace negocios!