jueves, 28 de septiembre de 2017

Continuando a vueltas con los Trastámara (Primera parte)

Delictiva entrada de la dinastía Trastámara en la Historia. 

Nació esta dinastía bastarda del crimen los campos de Montiel. En su "haber" existen tres robos de coronas o tronos: Enrique II, a Pedro I de Castilla; Juan II de Aragón, a su hijo el Príncipe de Viana y, muerto éste, a su hija Blanca, ex esposa del Príncipe de Asturias; la princesa Isabel, a su media sobrina e hijasta,  la Princesa de Asturias Juana de Trastamara Avis. Eran tiempos de la Reconquista, había que echar de la península al moro, pero también de guerras intestinas entre los reinos medievales. ¿Qué hacer in illo tempore sino la guerra y crear conventos y monasterios? Era de enorme injusticia social, y la manera de huir del hambre -¡aquellas terribles hambrunas!- era ser guerrero o fraile.  O medrar en la guerra o con dignidades eclesiásticas, algunos simultanearon ambas vías, tal como el Gran Cardenal de España, don Pedro de Mendoza, que sirvió a Enrique IV y, después, a sus sucesores los Reyes Católicos, amén de las Órdenes Militares.  En lo que a la mujer se refiere, las amantes y las hijas ilegítimas de los monarcas fueron superioras de monasterios, lo que perduró con los Austrias, así, por ejemplo, el de Santo Domingo el Real, de Toledo, fundado por Inés García de Meneses, viuda del aguacil Sanz de Velasco, hija de García Suárez de Meneses y de María Fernández Barroso, monasterio al que gran impulso dio Pedro I. Refiere El P. Florez en sus `Memorias de las reinas católicas de España´:   
Otra amiga del rey don Pedro se llamó doña Teresa de Ayala, señora ilustrísima, hija de don  Diego Gómez de Ayala, alcalde mayor de Toledo, y de doña Inés de Ayala señora de Casarrubios,, la cual doña Teresa fue dama de la madre del rey don Pedro, que, siendo príncipe, la galanteó por cuantos medios pudo sugerirle el amor ; pero siendo tos inútiles para la constancia y honestidad de la nobilísima señora, no la pudo gozar sino dándola primero palabra de casamiento, bajo cuya seguridad tuvo con ella una hija, llamada María. La madre conoció luego la poca sinceridad del príncipe, y viéndose burlada, sin tener modo de afianzar su honor, se fue a Portugal, donde casó con don Juan Núñez de Aguilar, de quien enviudó luego sin tener sucesión, y se volvió a Toledo., donde ya su hija, doña María era religiosa en Santo Domingo el Real
Fiar en palabra de príncipe o de rey es ingenuidad pura, máxime si se trata de lascivia, en cuanto a deleite carnal, porque estos """elegidos de Dios""" se creen con derecho a poseer la mujer, soltera, casada o viuda, que les atraiga sexualmente. Y así en todas las Edades de la Historia. Su conciencia es aún peor que la de cualquier plebeyo. Continúa El P. Florez contándonos con referencia a la hija monja de la dama de la reina consorte doña María  esposa de Alfonso XI, nos dice: 
Doña Teresa compró unas casas junto al monasterio, donde vivió algún tiempo muy recogida, hasta que resolvió entrar religiosa con la hija, y ambas fueron prioras. Esta hija del rey, doña María, se halla mencionada en la Crónita del rey don Juan II, en el capítulo LV del año 22, con la madre doña Teresa, que era priora en 1422, y el rey hizo que ambas concurriesen en aquel año a Illescas para asistir a primer parto de la reina doña María, y a los años siguientes fallecieron madre e hija. como expresan los epitafios que tienen en aquel real convento.         
No solo en él profesó María de Castilla de Ayala, sobrina materna del canciller y cronista Pero López de Ayala.

María de Ayala

sino también busco cobijo su madre, y ambas asistierona Illescas  - -
                                                                                  
Aquí yace la muy noble señora doña Teresa de Ayala, priora de este monasterio, hija de don Diego Gómez de Ayala, alcalde mayor de Toledo, y de doña Inés de Ayala. Murió a últimos de de agosto del año 1424. 
La hija falleció en el mes siguiente, a diecisiete días del mismo año,  como prueba el letrero.
Aquí yace la muy noble señora doña María, hija del magnífico rey don Pedro, que fue monja en este monasterio,. Murió a los diecisiete días de septiembre de del año 1424.
Este capítulo sobre `Amigas del rey don Pedro´ le acaba con una descripción de  la muerte del rey.
Así madre como hija sobrevivieron muchos años al rey don Pedro, pues este fue muerto por su hermano don enrique el viernes 23 de marzo de 1369, habiéndole vencido en el campo de Montiel. [...] Su cabeza fue llevada a Sevilla. El cuerpo quedó sepultado en Montiel; después le pasaron a la puebla de Alcocer, de donde le trajeron a Santo Domingo el Real, de Madrid.
Inicio del asesinato regio. 
 
Casi todo suele guardar relación, conexión, con el pasado; el padre de Pedro I de Castilla, Alfonso XI,  vivió  simultaneando a su esposa y prima hermana, doña María de Portugal,  con la bellísima sevillana doña Leonor de Guzmán, viuda de Juan Sánchez de Velasco, pero muy joven y sin haber tenido descendencia, mientras la reina paliaba su amargura con  su devoción religiosa, sobre todo en esta época que refiere el susodicho autor de las ´Memorias de la reinas católicas´:
La reina había vivido con el sinsabor de la distracción a los amores de doña Leonor de Guzmán, los cuales subieron al más alto punto de celos cuando, con motivo de la guerra de los moros, pasó doña María a Sevilla, residiendo en el mismo lugar donde estaba la dama. [...] Muerto el rey amante de la dama y reinando el hijo de la reina, quedó aquella hecha víctima de los enojos de ésta, desamparando los más prudentes a la que ya no tenía rey amante, sino rey nacido para terror de España. Viose la dama presa en el palacio  de la reina; viose luego cerrada en el alcázar de Talavera, y presto no se vio, pasando allá un escudero de la reina, que le quitó la vida el 1351, contribuyendo mucho esta venganza a las funestas inquietudes que se fueron siguiendo.
Con su prima y esposa solo tuvo dos hijos: Fernando, nacido en Valladolid el año 1332,  muerto al siguiente, y Pedro I de Castilla, que nace en Burgos el 30 de agosto de 1334.  Pero con su amante tuvo diez, a partir de 1330: 
Pedro de Aguilar - Sancho Alfonso de Castilla - Enrique II de Castilla, señor de Trastamara, fundador de la Casa de Trastamara - Fabrique Alfonso de Castilla, gemelo del anterior, de quien descienden los almirantes de Castilla, y que es el primero de los hermanos asesinados por orden de Pedro - Fernando Alfonso - Tello Alfonso - Juan Alfonso, a quien también mandó matar Pedro I - Juana Alfonso de Castilla - Sancho Alfonso - Pedro Alfonso, a quien también mando matar su hermano de padre.


Doña Leonor (1310-1351) y doña María de Portugal (1313- ) que dio apellido a la Talavera, regalo de su marido al que unió Guadalajara y Olmedo (Valadolid)

¿Dónde están la sepulturas de quienes generaron la dinastía Trastamara?  

miércoles, 20 de septiembre de 2017

Detallando más sobre los Trastamaras, centrado en la madre del Príncipe de Viana

La ingenuidad de Blanca I de Navarra.

Al morir el rey de Navarra Carlos III el Noble, heredó el reino su hija doña Blanca, viuda de Martín I de Sicilia, que casa en segundas nupcias con el infante don Juan, hijo de Fernando I de Aragón, por lo que  pasó a ser rey consorte de Navarra, mas la reina no halló ayuda alguna en su nuevo marido, sino todo lo contrario: daño económico y soledad. No ya se desentendió del reino, durante el matrimonio, que no después, sino que gastaba en sus empresas los recursos de Navarra, a la vez que dejaba sola a su esposa. Sus ocupaciones eran su intervención en disputas y guerras civiles que desgarraban a Castilla, para derrocar a don Álvaro de Luna, e intervenir también en las guerras que su hermano Alfonso, rey de Aragón, sostenía con todos los príncipes de Italia por la corona de Nápoles. 

Las treguas de Majano vinieron a poner lapsos de paz entre Castilla y Aragón. En 1429 Alfonso V y su hermano Juan invaden Castilla por Ariza hasta Sigüenza e Hita, siguiéndose otros combates, pero agotados por las distintas guerras iniciaron negociaciones. En julio de 1430 se firmaron las mecionadas treguas, que duraron cinco añosen ellas se estipulaba, entre otras cos, que los infantes de Aragón no podrían residir en Castilla; sus bienes en ella fueron confiscados  y repartidos: Pedro Fernández de Velasco recibió el condado de Haro; Pedro Ponce de León y Haro, recibió el condado de Medellín; Fabrique de Luna, recibió los señorios de Villalar y Cuellar; Rodrígo Alonso Pimentel, Mayorga; Luís González de Guzmán, Andujar; Iñigo López de Mendoza recibió varias aldeas al norte de Guadalajara; Pedro de Zúñiga, el condado de Ledesma.

Doña Blanca que había acompañado a su hija en las bodas con el príncipe de Asturias, ya no regresó a Navarra. De Valladolid fue en peregrinación a Guadalupe. Su salud se resintió. Coincidía con uno de lops momentos más agudos de la lucha por el poder en Castilla, entre la liga de nobles, a la que apoyaba el rey de Navarra, y don Álvaro de Luna. En marzo de 1441 hizo algunas gestiones para evitar el rompimiento, pero sin éxito. Dos meses después fallecia la reina en Santa María de Nieva. Su marido no pareció enterarse. Metido de lleno en la lucha castellana, la liga de nobles logrará capturar al rey en Medina del Campo (28 de junio) y en adelante, y durante dos años y medio, don Juan de Navarra dispondrá como amo y señor del gobierno de Castilla.
Por ingenuidad y/o inconcebible amor a su esposo incurrió Blanca I en un hecho del que tomó base su cónyuge al enviudar para impedir pasara la corona a su heredero, es decir, que infamemente se la robó a su propio hijo. 
Doña Blanca dejaba a su hijo don Carlos como heredero universal en el reino de Navarra y ducado de Nemours, y en todos los otros bienes que tuviera o pudiera tener, bienes que serían trasmitidos a sus hijos y descendientes de legítimo matrimonio, prefiriendo los hijos a las hijas. Aunque el príncipe -dice- pueda titularse y nombrarse después de nuestra muerte, a título de heredero y por derecho reconocido, rey de Navara y duque de Memors, no obstante, le ruega encarecidamente que por el honor debido al rey su padre, no tome esos títulos sin su benevolencia y bendicióni. Si el primogénito Carlos moría sin hijos o descendientes legítimos, el reino de Navarra y el ducado de Nemours  y demás bienes irían a su otra hija la infanta doña Blanca. 
Don Carlos en su testamento ratifica como heredera a su hermana Blanca, y cuando muere tampoco el padre suelta la corona, lejos de permitirle reinar ya sabemos cuán vilmente actúa con ella, encerrándola en  el castillo de Orthez. Ya escribí -2 de diciembre de 2012- un artículo titulado `En torno a la patética vida de la princesa Blanca de Navarra´  También he publicado algún otro al respecto en prensa de papel.  

Ampliando el curriculum vitae de Blanca I de Navarra.

Contrajo matrimonio la primogénita hija de Carlos III el Noble de Leonor de Trastamara,  hija a su vez del Enrique el Fraticida y de Juana Manuel, con Martín I de Sicilia, el 1402, quedando viuda en 1409. Tuvieron un hijo, llamado como su padre, que falleció a los ocho meses de nacer. Nombrado rey de Aragón Fernando el de Antequera, éste se adjudica Sicilia con el apoyo del papa Benedicto XIII. En 1415 abandona Blanca el reino de Sicilia después de trece años de vivir en él. En Navarra solicita a su padre que convoque Cortes para su proclamación como heredera de Navarra.  Así lo hace el 28 de octubre de 1416, y en Olite es jurada como tal. Su nombramiento despierta interés, constituye un reclamo, para el reino de Aragón. y el infante Juan, duque de Peñafiel, hermano menor de Alfonso V, acude al reclamo. El 5 de noviembre de 1419 se establece el enlace; un mes después se celebra la boda por poderes en Olite -no había que dejarla escapar- y el 18 de junio de 1420 se casan, en persona, en la catedral de Pamplona

Había entre ellos una diferencia notable de edad, él tenía veintidós años, y ella treinta y cinco, lo que no dificultó, dado el fuerte carácter de él, que se impusiera a su esposa desde el primer momento. Se trasladan a Peñafiel donde el 29 de mayo de 1421 nace su segundo hijo -primogénito en se segundo matrimonio- al que ponen por nombre el del abuelo materno. Al año siguiente vuelven a Navarra, y el rey decide instituir el título de Príncipe de Viana para su nieto, documento fechado en Tudela el 20 de enero de 1423. Todos los autores adjudican a doña Blanca abulia (pérdida de iniciativa), y así se dejó dominar por su marido, como ya queda reflejado. Él fue con ella, incontrovertiblemente, mal esposo y peor padre de sus hijos , el Príncipe de Viana y Blanca. Fatal para ellos y beneficioso para él la muerte de Blanca I de Navarra, habida cuenta de la cláusula testamentaria que hemos visto, convirténdose en rey propietario de Navarra. 

Blanca I, en su última ocasión, pasó a Castilla acompañando a su hija homónima, que contrae nupcias con el príncipe Enrique, cuyo matrimonio se verificó en en Valladolid el 16 de septiembre de 1440, y aprovecha para visitar el santuario de Guadalupe, asimismo, como ya he dicho, emplea la oportunidad para tratar de pacificar las disputas de su marido con los nobles castellanos. Como vemos, le queda medio año de vida. Pronto tendrá, y más pronto hubiera sido por su voluntad, otra esposa su marido, a la que estará más unido en política, más encauzado en una misma meta. Quizá también enamorado.
                                                                                     
Tal parecido de fisonomía existía en la abuela y la
nieta que Isabel la Católica burlonamente llamaba
a su hija Juana `mi suegra´.
     







 
Juan II de Aragón retuvo hasta su muerte la corona de Navarra. 

viernes, 15 de septiembre de 2017

Acerca de los padres de Isabel la Católica

Juan II de Castilla.
                                                                                  
 
Según la descripción que de él hace Fernán Pérez de Guzmán, Crónica del Señor Rey don Juan
Fue este ilustrísimo Rey de grande y hermoso cuerpo, blanco y colorado mesuradamente, de presencia muy real : tenía los cabellos de color de avellana mucho madura: la nariz un poco alta, los ojos entre verde y azules, inclinaba un poco la cabeza, tenía piernas i pies y manos muy gentiles. Era hombre muy trayente , muy franco, é muy gracioso, muy devoto, muy esforzado , dábase mucho a leer libros de Filósofos é Poetas : era buen ecliástico, asaz docto en la lengua latina, mucho honrador de las personas de sciencia: tenía muchas gracias naturales, era gran músico, tañía é cantaba é trovaba, é danzaba muy bien , dábase mucho a la caza, cavalgaba pocas veces en mula, salvo habiendo de caminar: traía siempre un gran bastón en la mano, el qual le parecía muy bien. 
Es inclinado a instruirse, pero no a la polltica y a la guerra -en aquel tiempo la política era pura guerra-, su aptitud y afición se enmarcaba en estudios literarios, y en absoluto a cuestiones de gobierno ; él mismo se conocía y pintó cuando próximo a morir decía a su médico: 'Naciera yo hijo de un mecánico, y hubiera sido fraile del Abrojo y no rey de Castilla'. Fue su mano derecha para gobernar quien desde ñiño había sido su paje -muy estimado, por tanto, por doña Catalina de Lancaster- don Álvaro de Luna, hijo de un magnate del mismo nombre, señor de Cañete, que le había tenido de una mujer de de umilde condición y no de buena fama. 

Descripción que del valido  hace Fernán Pérez de Guzmán:
Fue pequeño de cuerpoe menudo de rostro, pero bien compuestode sus miembros , de buena fuerza e muy buena cabalgadura, asaz diestro en las armas e con los juegos de ellas. Muy avisado en palacio, muy graçioso e buen razonador, como quier que algo dudase en la palabra, muy discreto, gran disimulador, fingido e cabtelosoe que mucho se deleitava en usar de tales artes e cabtalas así que pareçe que lo había natural.
Referente a su etopeya Federico Carlos Sainz de Robles hace este retrato: 
Notable poeta, músico, historiador y prosiuista español. [...] De simpatía arrolladora, de soberano talento, de audacia y de ambición inconmensurable. [...] Sus riquezas y faustos asombraban al mundo. Llegó a tener más de veinte mil vasallos y más de cien mil doblas de oro de renta. Los nobles más poderosos le adularon y le temieron. No nos interesa   aquí insistir en la proyección de su valor histórico enotme. Álvaro de Luna tuvo una gran cultura y protegió las artes y las letras hasta transformar la corte de Juan II en un gran centro cultural. Su nombre consta en el `Catálogo de autoridades ´ del idioma, publicado por la Academia Española. / De don Álvaro de Luna, como poera, se conservan dieciséis composiciones en en `Cancionero de Baena´que fue amigo personal del condestable. Además, dejó una obra en prosa; `Libro de las claras e virtuosas mujeres´, de estilo noble, de construcción correcta. [...]   De esta obra, de tanta erudición como buen gusto, se hizo -1891- una impresión por la "Sociedad de Bibliófilos Españoles", con prólogo de Menéndez Pelayo.  
Su vida amorosa.

Ésta fue en línea con la época, caracterizada sobre todo en las personas relevantes, de hijos naturales y adulterio. Antes de su matrimonio definitivo con Juana Pimentel estuvo casado, y no tuvo hijos, con Elvira de Portocarrero (1420), hija de Martín Fernández Portocarrero, señor de Moguer y III señor de Villanueva de Fresno, y de Leonor de Cabeza de Vaca. Durante el matrimonio tuvo una hija:: la casó con un sobrino suyo. Viudo tuvo otro hijo en Margarita Manuel, viuda de Diego García de Toledo Barroso, e hija de Enrique Manuel de Villena y Beatriz de Sousa. Este Pedro de Luna y Manuel, señor de Fuentidueñas, casó con Mencia de Ayala.   

En la historiografía suele juzgarse de más de una forma; el padre Mariana juzga a Álvaro de Luna como un ambicioso favorito, mientras que para otros historiadores fue un fiel servidor de su rey, reforzando la autoridad de la corona. En mi opinión son válidos, y la Historia nos lo presenta, ambos juicios. Por envidia en un caso y en otro brotó y creció contra él el odio de los infantes de Aragón y de los levantiscos nobles -nobles innobles-. Dentro de lo más  negativo se comenta que el valido y el rey eran homosexuales. Ambos, no obstante, contrajeron dos matrimonios respectivamente, Juan II casó en primeras nupcias con su prima María de Aragón, hija de su tío y ex tutor Fernando I de Aragón y de su esposa Leonor de Alburquerque, y tuvieron a Enrique IV, asimismo tres hijas que murieron en la infancia..Su segundo matrimonio fue, con Isabel de Portugal, hija del infante don Juan de Portugal  y de su esposa  doña Isabel de Barcelos, y tuvieron a Isabel (1451-1504) y a Alfonso (1453-1468), el llamado, por poco tiempo, Alfonso XII, ambos desleales a su medio hermano. Éste unido a los nobles prestandose a la farsa de Ávila. A tal "monarca" le llegó la muerte en 1468 a los 15 años de edad. 

Echando un vistazo a la historia de este reinado.

Mucha guerra dieron, hicieron y perdieron los infantes de Aragón a su primo el de Castilla, pese a lo bien que, siendo tutor y después de serlo, se había portado su tío -bien merece los apelativos de Fernando el Justo, o Fernando el Honesto-, fatal fue que muriera a los cuatro años de su reinado. Algo cedió la tensión familiar al verificarse entre el Príncipe de Asturias y la infanta María de Aragón, mas ello no impidió que cuando murió Catalina de Lancaster llegaran a secuestrar al rey y a don Álvaro, entrando una mañana en la cámara el infante Enrique y ordenado a Juan II vestirse rápido; le llevaron a Ávila, juntamente con don Álvaro de Luna, empezando a gobernar en nombre de su primo secuestrado. La reina huyó a Valencia. Lo pasaron, en  fin, muy mal hasta que gracias al infante Juan las aguas volvieron a su cauce. Y entre treguas de paz e invasiones de Castilla por los infantes de Aragón  estuvieron Aragon y Castilla  hasta que estas luchas entre los infantes de Aragón, originarios de Castilla y afincados en ella por razón de su padre, hermano de Enrique III, concluyeron con la: 

Batalla de Olmedo (1445).

El fulminante de la batalla de Olmedo entre Juan II de Castilla y los infantes de Aragón fue que el rey y su valido Álvaro de Luna confiscaron las rentas de Juan de Navarra en Medina del Campo. Entonces éste apoyado por su hermano Alfonso V de Aragón invadió Castilla. De Medina del Campo parte el rey castellano para detenerles, produciéndose el encuentro en Olmedo -extramuros- el 19 de mayo de 1445, siendo rápidamente derrotados los infantes de Aragón y perdiendo con la aplastante derrota el control de Castilla. Por parte de este reino lucharon: Juan II, Íñigo López de Mendoza, Príncipe Enrique, Alvaro de Luna, Gutiérrez de Sotomayor, Juan Pacheco, López Barrientos, Fernández Álvarez de Toledo, Pedro Fernández de Velasco. De lado de Aragón, los infantes Juan de Navarra y Enrque de Trastamara, Fabrique Enriquez. Éste era un noble castellano, hijo de Alfonso Enriquez y, almirante de Castilla, y de Juana de Mendoza. Tuvieron una hija, Juana Enriquez, que contrajo matrimonio con Juan II, viudo de Blanca I de Navarra, y tuvieron a Fernando el Católico. 

Esta primera batalla de Olmedo no la conoció dicha reina de Navarra, que falleció en Santa María la Real de Nieva (Segovia) el 1 de abril de 1441, pero tampoco la reina María de Aragón 
La reina doña María no llegó a ver este suceso por haber muerto en Villacastín antes de la batalla como también su hermana, la reina viuda de Portugal doña Leonor, que falleció en Santo Domingo el Real, de Toledo, antes que nuestra reina, en 18 de febrero de de aquel año 1445.  Una y  otra murieron de veneno, según la prontitud y efectos de la muerte, pues doña Leonor acabó de repente, después de recibir un remedio casero; doña María no sintió más enfermedad que dolor de cabeza, y al cuarto día murió. Los cuerpos de las dos se lenaron igualmente de ronchas después de fallecer, y, por tanto, se creyó haber fallecido por veneno; y aun leemos que en el proceso actuado contra don Álvaro de Luna se halló haber influido en dar herbas a las dichas señoras. 
 A consecuecia de una herida en una mano murió en Calatayud el ´ìnfante `sin reino´ Enrique de Aragón. 15 de junio, poco menos de un mes de la batalla. Por parte de Castilla salieron beneficiados, Pacheco recibió el Marquesado de Villena, y su hermano, Pedro Girón, el cargo de maestre de la Orden de Calatrava, Íñigo López de Mendoza recibió el título de Marqués de Santillana, Álvaro de Luna salió muy favorecido, aunque sus enemigos. en la propia Castilla no cejaban -ya he dicho que llevados de la envidiaa- en su animadversión, ojeriza.contra él. Como conmemoración de esta victoria se erigió la ermita de "Sancti Spiritus de Batalla", la cual quizá se refiere al convento ya existente en la ciudad -entoces era ciudad- de Toro desde 1307  perteneciente a la Orden de Predicadores, cuyo edificio está muy relacionado con la batalla de Toro -1 de marzo de 1476- entre el ejército de los Reyes Católicos y el de Alfonso V de Portugal  y del Príncipe Juan, su hijo. 

No tardaría en caer en picado la grandeza, poderio, del Condestable, a lo que coadyuvó decisivamente la nueva reina consorte Ya temía que la futura segunda esposa del rey se inclinara a quienes le combatían. Con esta idea y sentimiento consiguió que Juan II tomase por esposa a la susodicha Isabel de Portugal. Como refiere Alfredo Opisso, en su `Historia de España y de las Repúblicas Latino-Americanas´, mala mano tuvo D. Álvaro de Luna en la elección, en lugar de agradecerle Isabel sus buenos oficios para elevarla al trono de Castilla, la faltó tiempo para declararse en favor de los grandes y mover contra el Condestable el ánimo de su real esposo´. Éste estaba muy enamorado de su joven esposa, que tiene 19 años, y él con 42  la que dobla la edad con creces. El reinado de este matrimonio fue del 17 de agosto de 1447 al 22 de junio de 1454, o sea, solo siete años. Muy joven,, pues, se quedó viuda, siendo muy triste su viudez; apartada en Arévalo (Ávila) durante cuarenta y dos  años, como lo sería la de su nieta  en Torrecillas (Valladolid) durante cuarenta y seis.  

Proceso y muerte de don Álvaro de Luna.

Consintió Juan II la caída y muerte de su valido -paso por alto los tejemanejes políticos-, y el 4 de abril Álvaro de Estúñiga detuvo al Condestable en Burgos, por  orden del rey; y fue trasladado al castillo del Portillo. Entonces su esposa, Juana Pimentel, y su hijo, Juan de Luna, se refugiaron en Escalona (Toledo) , pidiendo ayuda al papa, porque la Orden de Santiago, de la que era Gran Maestre, contaba con la protección papal. Juan II hubo de partir desde el Portillo hasta Fuensalida para sofocar la rebelión de los partidiarios del Condestable. Tras una parodia judicial, que no otra cosa fue el juicio para condenarle, fue decapitado en la plaza Mayor de Valladolid el 2 o 3 de junio de 1453. El citado historiador Opisso recrimina duramente al pusilámine monarca después de consignar que la muerte del valido fue un ejemplo de nobleza y estoicismo, expone: 
Don Juan que tan mal pago había dado a aquel a quien le debía todo, en vez de llorar a su amado favorito, solo se le ocurrió ir a poner sitio a Escalona, para llevarse proso a la viuda y al hijo del Condestable, pero todo se arregló a condición de que habían de entregarle la mitad de los tesoros y bienes de su antiguo ministro. /  Fuese por los remordimientos, fuese por otra causa más prosaica, poco sobrevivió D. Juan II al Condestable, cuya política había sido precisamente librar al Poder Real de la opresión de la nobleza.                               
 Apenas sobrevivió un año Juan II al Condestable; murió también en Valladolid, el 22 de julio de 1454, depositado en la iglesia de San Pablo, de  dicha ciudad, y  trasladado a la Cartuja de Miraflores junto a su segunda esposa y su hijo el infante don Alfonso, es decir, sus padres y hermano. Recordaré aquí que al ser restaurada la Cartuja en 2006 decidió la Dirección General de Patrimonio y Bienes Culturales de la Junta de Castilla y León se efectuara un estudio antropológico de los restos mortales del matrimonio. Éste se realizó por Luís Caro Lobón y María Edén Fernández y Suárez, investigadores del área de Antropología Física de la Universidad de León, encontrando el esqueleto de Juan II casi completo, en tanto del de su segunda esposa solamente quedaban algunos huesos.   
                                                                          
Sepulcro de los padres de Isabel la Católica
La loca de Arévalo.


jueves, 7 de septiembre de 2017

La incontrovertida Isabel la Católica (Segunda y última parte)

Pensar canonizar a Isabel I de Castilla, delirar es.

En el seno de la dinastía Trastámara 'el que este libre de pecado que tire la primera piedra'. Se inició  por el crimen de los campos de Montiel, la taición de Duglesquín de llevar a Pedro I al campamento enemigo, así como la ayuda al bastardo Enrique cuando éste, en lucha entre ambos hermanos de padre, vencía en la pelea personal  -era más fuerte y corpulento don Pedro- les dio la vuelta, poniendo al rey debajo de Enrique, pronunciando esta frase que se ha hecho histórica: 'Ni quito ni pongo rer, pero ayudo a mi señor'. Claro que puso nuevo rey, más aún, nueva dinastía, cuya línea de sucesión fue:

El que pasó a ser Enrique II, con el sobrenombre de 'el Fraticida' o 'el de las Mercedes', por las que tuvo que hacer para facilitarse reinar, estaba casado con doña Juana Manuel, hija de don Juan Manuel y de su esposa doña Blanca de la Cerda y Lara. Juan I, que contrajo matrimonio con Leonor  de Aragón, y segundas nupcias con Beatriz de Portugal. Enrique III, que casó con  Catalina de Lancaster, hija de Juan de Gante, duque de Lancaster, hijo de Eduardo III de Inglaterra, y de esposa Constanza de Castilla, hija, ésta  de Pedro I y María de Padilla. Juan II, que se unió matrimonialmente con su prima hermana Maria de Aragón, hija de su tío Fernando I de Aragón y de su mujer Leonor de Alburquerque.  Enrique IV, que siendo príncipe se casó con la princesa Blanca de Navarra, hija de Juan II de Aragón y de su esposa Blanca I de Navarra, a la cual repudió, tras más de doce años de matrimonio  (1440-1453),  contrayéndole nuevo (1455), siendo ya rey, con Juana de Portugal, hija de don Eduardo, rey de Portugal, y de doña Leonor, infanta de Aragón. Isabel la Católica, unida a Fernando V de Aragón. Y Doña Juana I, casada con Felipe el Hermoso, hijo de Maximiliano I de Austria y de esposa María de Borgoña.  

De ellos no se puede elegir a ninguno por su santitiad, todos fueron mujeriegos, y alguna de ellas ligeras de cascos.  El que menos practicó extra conyugalmente el sexo fue Enrique III, o dio menos ruido, el P. Enrique Florez de Setien, en sus 'Memorias de la Reinas Católicas' no le adjudica lo que el llama amigas. Se conoce el adulterio que praticó  con la mujer de Enrique de Vilena el Nigronante, cuyo linaje de este pariente se remonta a Jaime I de Aragón y a la reina Blanca de Anjou. Es hijo de Pedro de Aragón y de Juana Manuel de Castilla; éste murió en la batalla de Aljubarrota (1385), cuando Enrique apenas tiene un año. Se crió con su abuelo Enrique II y después con Enrique III Le casaron con María de Albornoz,  a cuya parienta tenía gran cariño este monarca, y enamorándose de ella ofreció a Enrique  el título de  Gran Maestre de Calatrava, a condición de que se declarase impotente, y así el matrimonio quedaría anulado legalmente, Villena accedió. Tanto en su formación como en su nulidad fue esta coyunda con la Allbornoz mera conveniencia. Se habló de escarceos que tuvo con damas de la nobleza y fueron conocidas como hijas suyas Beatriz de Villena e Isabel Leonor de Villena. De escarceos, nada, que no  es 'aventura amorosa superficial' o 'inicio de una relación amorosa' (RAE) tener un hijo. Como, ademas, es dudosa su impotencia, solo puede darse. El cronista Fernán Pérez de Guzmán, en 'Generaciones y semblanzas', nos informa de que tenía el defecto de la glotonería y de su constante dedicación a los placeres del amor. (sic). Don Enrique de Villena, dice literalmente, "fue pequeño de cuerpo e grueso, el rostro blanco e colorado y, según lo que la experiencia en él se mostro, naturalmente fue inclinado a las sciencias y artes, más que a la caballería e aún a los negocios del mundo".     

En la biografía -ojo, novelada- titulada "Catalina de Lancaster - primera Princesa de Asturias", de María Teresa Álvarez, pone la autora en boca de esta reina estas palabras: 
Dios mío, cuánto tiempo acallando unos celos que me detruían, cuántos disimulos, cuánta mentira. ¿Por qué no tuve el valor de preguntarle? ¿Habría estado dispuesta a creer lo que me dijera? Mi respuesta es no. Siempre me quedaría la duda, sobre todo teniendo en cuenta la vida de María Albornoz, que no volvió a casarse. Además debo reconocer que no le plamteé el problema a mi marido porque yo ya era una mujer deformada por la enfermedad y tenía miedo de lo que pudiera decirme. También es verdad que no sé qué hubiera pasado si Enrique no hubiese muerto a los dos años de desatarse estos desgraciados rumores. Pero fueron suficientes para romper la imagen que poseía de él.
Enrique III el Doliente murió en muy señalado día, 25 de diciembre de 1406, a los 27 años de edad. Catalina se quedaba viuda a la de 33, y murió el 2 de junio de 1418 a los 43 años y 28 de reinado. Había nacido Catalina el 31 de marzo de 1373, y el primer Príncipe de Asturias el 4 de octubre de 1379, era, pues, Catalina seis años y medio mayor que él. 

De haber vivido más de esos dos años que don Enrique dejó a su entera y fácil disposición a María Albornoz, podía haberse enterado doña Catalina de los cuernos, de la forma que fuere. pero en lo fundamental nada hubiera cambiado, ya que el sino de las reinas era aguantarlos. ¿No los soportó de por vida matrimonial la nieta de ambos, Isabel la Católica, es decir, a lo largo de - - años? Y era reina propietaria, que no consorte. Ni que decir tiene que constituye el destino de las reinas en la Edad Media, Edad Moderna, Edad Contemporánea. Si 'París bien vale una misa', que dijera el hugonote Enrique IV de Fracia, digamos, extrapolando la frase, que 'reinar bien vale soportar cuernos'. Dice, en la biografía de referencia, la cuitada reina ante el sufrimiento que le supone la  sola idea de adulterio de su cónyuge: 
Nunca me permití pensar en la posible infidelidad de mi marido y tendría que estar acostumbrada a este tipo de comportamientos, no por ser generales -que sí lo eran-, sino por cuestiones famiares. Mi admirado abuelo, el rey Pedro I era un genio en eso de la infidelidad y mi padre, Juan de Lancaster, lo mismo.
No deja de anotar que:
 Después de la separación se sabe que María se fue a vivir al convento de Santa Clara, en Guadalajara, aunque en algunos textos se dice que pasados unos años y cuando su ex marido se encontraba totalmente arruinado volvieron a vivir juntos. 
En cuanto a infidelidad, tanto monta la dinastía de Castilla como la de Tratamara y los Habsburgos, o Casa de Austria (Carlos I -1526- a Carlos II -1700-). E igualmente la de Borbón, exceptuando a Carlos III, que, casado con María Amelia de Sajonia, expuso un día, ya viudo, a su confesor no haber "conocido" a otra mujer. A ello estaba dispuesto, y así fue.
  
Retomando el tema de los encendidos, intensos,  elogios a Isabel de Trastamara.

Lo que eres, eso eres;  y  por más que te
estinen los hombres, no puedes ser, ante
Dios, más grande de lo que eres.
              - Tomás de Kempis -  

Hay que tener en cuenta que los cronistas de los Reyes Catolicos estaban bajo su control y a su servicio. Federico Carlos Sainz de Robles en su 'Ensayo de un diccionario de la literatura ', tres tomos, el primero dedicado a 'términos, conceptos, <ismos> literarios, define al cronista com o 'nombre dado al que escribe los anales de a vida y de los anales de los reyes . Anota que en España fue prestigioso el título de cronista, éste le concedían los reyes, y existieron los cronistas reales hasta el siglo XVIII, Después las Diputaciones Provinciales y los Ayuntamientos son los que nombran cronistas oficiales de la provincia o de la ciudad, respectivamente. Los pueblos, y por humildes que sean, también los nombran.  Ningún cronista real, pues, había de decir la verdad, si ésta era molesta, a su rey, mientras, por el contrario, la adulación se imponía, más o menos ad libitum,  y ello tanto más cuanto que el poder de aquellos monarcas era omnímodo, parejo al de un dictador del siglo XX: Stalin, Hitler, Mussolini, Franco. 

Enumeraré los cronistas tal como lo hace nuestro historiador, ensyista, novelista y poeta. He aquí la transcripción: 
Cronistas famosos de reyes fueron: Juan Rodríguez, de Cuenca  -'Sumario de los reyes de España'- ; Alfonso de Palencia -'Crónica de Enrique IV-; Diego Enriquez del Castilla -'Crónica del rey don Enrique IV de este nombre'-; Mosén Diego de Valera -'Crónica de los Reyes Católicos'-; Hernando del Pulgar -'Crónica de los señores Reyes Católicos don Fernando y doña Isabel'-; Andrés Bernáldes -'Historia de los Reyes Católicos don Fernando y doña Isabel'-; Alonso Flores -'Crónica de los Reyes Católicos'-; las cronistas generales: Ocampo, Zurita, Morales, Vaseo, Garibay y Mariana; los de Carlos I : Alonso de Santa Cruz, Pero Mexía, Juan Ginés de Sepúlveda, Francesillo de Zúñiga, fray Prudencio de SAndoval; los de Felipe II: Calvetede Estrella, Juan Ginés de Sepúlveda , Luís Cabrera de Córdoba, Antonio de Herrera.
También hubo cronistas de Indias  - Colón , Cortés, Oviedo, Las Casas López de Gomara, Díaz del Castillo, Herrera-; de sucesos pariculares, Pedrode Alcocer, Luís de Mármol, Ávila y Zúñiga, Carlos Coloma, Benardino de Mendoza.  
Tratando de la 'Crónica', informa Sainz de Robles, que:  
España cuenta con un número considerable de excelentes cronistas : La 'General de España', de Alfonso X; las de Carbonell,  -1546-, Garibay -1534-, B enter -1546- , Ocampo y Morales -1554-, López de Ayala -1495-, Pérez de Guzmán -1517-, Salazar -11552-, la del Rey Alfonso XI -1514-, la del Conde Fernán González -1545-, la de Don Ávaro de Luna  -1546-, la del Rey Don Rodrigo -1511.
No voy a consignar más alabanzas a Isabel la Católica, que, ya digo, fueron orquestadas. ¿Ayudó a ello Alejandro VI al darle el título de Católica? Parece que sí.

Hablaré un día, aquí ya no hay espacio, de la 'Carajicomedia'
La parte erótica, obscena y vulgar, de la Carajicomedia, es la que más ha llamado la atención entre sus pocos comentadores. Son pocos lo que, como Carlos Varo, defienden que en esta obra hay una crítica "velada"  a la reina Isabel I y a sus actuaciones en el periodo de su reinado: a su tiranía, a su ambición, a la expulsión y bautismo masivo y <obligatorio> de judíos, a la implantación de la Inquisición, a la regulación de la prostitución y los abusos de los encargados de los burdeles... Se establecen analogías entre la reina y las prostitutas, éstas v ende su cuerpo a cambio de dinero, y aquella vendía su integridad a cambio de dinero y poder, dominada por la ambición. Ambición que, a pesar de encontrarse en estado avanzado de gestación, la movió a montar  en un caballo y correr por los pueblos de Castilla buscando adeptos a su causa; este esfuerzo le provocó un aborto entre las ciudades de Toledo y Ávila.
Se manifiesta finalmente: 'Conexiones siempre existen, solo es cuestión de querer encontrarlas,'. y, en efecto, como opina el escritor y filósofo británico Aldeus Huxley, 'en la mayoría de los casos la ignorancia es algo superable . No sabemos, porque no queremos saber.  Continuaré ocupándome de la Carajicomedia, coplas que soterradamente critican a Isabel tras su muerte, pero que se deseaba continuar ocultando, pues se temía a su viudo. Por cierto por poco tiempo, ya que rápido sustituyó a Isabel, cuyo matrimonio había durado treinta y cuatro años , y con la ya citada Germana de Foix duraría once. .

      
De cómo surgió lo que, en mi opinión, es nada menos que una pachotada.