sábado, 30 de noviembre de 2019

Siglo de Oro de las Letras. Siglo de Oropel de la Política - Tratado a vista de pájaro -

A este tiempo infame le llaman siglo de Oro. Mas lo cierto es que, quienes lo vivimos y Sufrimos, de oro vimos poco; y de plata, la Justa. Sacrificio estéril, gloriosas derrotas, Corrupción, picaresca, miseria y poca vergüenza, de eso sí que tuvimos a espuertas.. - Arturo Pérez Reverte, en ‘El capitán Atatriste – 

 'Fue aquel Siglo de Oro un tiempo de esplendor en el arte y la literatura, pero de pésima política; ocurre, eso sí, que como dice el autor del epígrafe ‘lo que pasa es que luego uno va y mira un cuadro de diego de Velázquez, oye unos versos de Lope de Vega o de Calderón, lee un soneto de don Francisco de Quevedo, y se dice que bueno, que tal vez mereció la pena', dice Pérez Reverte.. Incuestionable, sobre todo visto en el Museo del Prado (Madrid) el cuadro; en las suntuosas salas teatro de nuestros días –sin que deje de admirar el Corral de Comedias de Almagro (Ciudad Real) – la obra teatral; el libro en cómodas, para su lectura, ediciones modernas –con perdón del bibliófilo-, incluido el libro electrónico. El Siglo de Oro está a caballo entre el Renacimiento y el Barroco, siglos XVI y XVII respectivamente, para la historiografía moderna sometiéndole a fechas de acontecimientos claves, parte de la publicación de la Gramática castellana de Nebrija (1492) hasta la muerte de Calderón de la Barca (1681). 

En ‘Don Juan’, de Gregorio Marañón, encontramos un buen retrato de la etapa más importante de tal auge de las Letras. El reinado de Felipe IV y de Isabel de Borbón corresponde al apogeo del siglo de oro de la literatura española. Jamás tantos ingenios de primera magnitud coincidieron para dar lustre a un pueblo como en aquellos años en que las compañías de actores de Madrid ponían en escena las comedias y los autos sacramentales de Lope de Vega, de Calderón de la Barca, de Tirso de Molina y de cien ingenios más Sobre el temblor mortal que agotaba a la monarquía se elevaba, inhiesta como un milagro, la preocupación intelectual de toda la Corte. […] Y cada nueva desgracia de las armas españolas en los vastos campos de batalla de Europa, servía de consuelo una de aquellas fiestas, maravillosas'. Según Marañón  la Corte de los Austrias era austera y, a decir de Voltaire, la reina contagió a su esposo la afición literaria y teatral, siendo ésta muy arraigada en ella desde temprana edad. En España vuelve a actuar de actriz en aquella comedia representada en Aranjuez de la que, entre otros autores, no deja de tratar nuestro médico historiador: Villamediana había invertido en la construcción del rústico pero lujoso teatro en que se representaba la comedia, un fabuloso caudal. […] Eran aquellos los días en que se corría de boca en boca el rumor de que el noble estaba enamorado de la reina. Nuestro historiador da por cierto este enamoramiento. El conde escribió para ella ‘La gloria de Niquea’, y en plena representación prendió fuego a los bastidores para lanzarse a la heroica hazaña de arrancar entre las llamas ‘a la joven soberana y tener así la gloria de estrecharla entre sus brazos. Para Marañón, Isabel de su madre recibió la virtud de castidad. Madre e hija fueron esposas ejemplares. […] 'Ni María de Médicis fue la amante de Concinii , ni Isabel de Borbón la del conde de Villamediana, a pesar de que ambas Cortes, la de París y la de Madrid, eran una invitación permanente al adulterio'. Pese a estar enamorado de la reina, cuando Enrique IV de Francia  fue asesinado, el 14 de mayo de 1610, escribió la composición titulada ‘Esto que con los arnés de su acero’, ‘Cuando el furor del iracundo Marte’ o ‘El roto arnés y la invencible espada’.

Era Juan de Tarsis  Peralta, conde de Villamediana,  agresivo, pendenciero, por tanto, persona non grata y su asesinato, consecuentemente, no produjo el menor sentimiento Individuo eminentemente vicioso incurría, como se descubrió finalmente, incluso en sodomía. Antonio Hurtado de Mendoza, dramaturgo y poeta, tras su muerte le pinta así: ‘Ya sabéis que era don Juan / dado al juego y a los placeres; / amabánlo las mujeres / por discreto y por galán. / Valiente como Roldan / y más mordaz que valiente…/ más pulido que Medoro / y en el vestir sin segundo, / causaban asombros al mundo / sus trajes bordados en oro… / Muy diestro en rejonear, / muy amargo en reír, / muy ganoso en servir, / muy desprendido en el dar. / Tal fama llegó a alcanzar / en toda la Corte entera, / que no hubo dentro ni fuera / grande que le contrastara, / mujer que no le adorada, / hombre que no le temiera”. No era el enamorado de la reina persona ejemplar ni mucho menos, pero ‘si queréis –Jardiel Poncela dixit- los mayores elogios moríos’. , De su enamoramiento existen estas dos anécdota: - - En una fiesta taurina, que tenían lugar en la Plaza Mayor, con asistencia de los reyes, alabando doña Isabel las habilidades del conde como picador, le contestó el rey: Pica bien, pero pica muy alto. Otra anécdota es aquella en que en una fiesta de cañas se presentó con el vestido bordado de reales de plata y la divisa: Son mis amores… Había vuelto Don Juan de uno de sus destierros cuando Felipe IV ocupó el trono, siendo nombrado gentil-hombre de la reina Isabel de Borbón. Del aborrecido Villamediana parece que el conde-duque de Olivares informó al rey del atrevimiento de aquél y le instó a vengarse. Viene a empeorar la situación el hecho de que en una ocasión yendo don Felipe en silencio por un corredor de palacio tras de su esposa la cubrió con la manos los ojos e Isabel creyendo que era Villamediana, le dijo: “Estaos quieto, conde”. Ya fue el fulminante. ¿Tuvo parte Felipe IV en el asesinato del conde? Surgió esta décima: 'Intenciones de Madrid No busquéis quién mató al conde, Pues su muerte no se esconde; Con discurso discurrid:, Que hay quien mate sin Cid Al insolente Lozano; Discurso fue chabacano Y mentira haber fingido Que el matador fue Vellido Y el impulso soberano'. Es atribuida a Lope de Vega contestando los comentarios que se hacían en el Mentidero de Madrid o gradas de San Felipe. 

Este convento de monjes agustinos data de 1546 y su nombre era en honor de Felipe II siendo príncipe. Fue derribado en 1838 para ensanchar la calle Mayor. El impulso de la muerte del conde no fue el soberano. En tal sentido escribe Marañón: El rey Felipe IV era muy frívolo, también un poco Don Juan, pero era muy bueno; y no hay nada en la historia de su alma, que conocemos hasta el repliegue más recóndito por su correspondencia confesional con Sor María de Agreda, nada, que permita sospechar que fue él, el instigador del asesinato. Por el contrario, acabamos de ver que él, el propio rey, fue quien caritativamente, ordenó el silencio sobre la deshonra de su rival. Líneas antes ha escrito: Los documentos hallados no dejan lugar a duda de que Villamediana estaba complicado en un proceso de lo que entonces se llamaba el pecado nefando . El delicado asunto se descubrió este año de 1622. Gran número de perdonas conocidas de Madrid fueron inculpados de homosexualidad. Desde criados y bufones de las casas aristocráticas, hasta los mismos señores de éstas. Uno de ellos era Don Juan de Tarsis. Es la primera vez que el nombre de Villamediana aparece sin una mujer a su lado. Él era, ¡quién pudiera pensarlo!,, el jefe de la banda. Los más humildes fueron condenados a muerte y ejecutados en Madrid: que entonces lo exigía así el rigor incomprensible de la ley. 

 Por su parte Luís Astrana Marín, en ‘El cortejo de Minerva’, nos dice: Ahora Narciso Alonso Cortés, con abundantes documentos y copiosa erudición, demuestra, sin lugar a dudas, la sospecha que a teníamos de que de que el conde de Villamediana, el alter ego de Góngora, no murió asesinado por amores con la reina Isabel, mujer de Felipe IV (crimen que falsamente se imputó al Conde-Duque) , sino que fue delito en que intervino solamente la masonería blanca; es decir, fraguado en las repugnantes capas sociales de la más abyecta moral. Nos hallamos, pues, ante un Oscar Wilde del siglo XVII, sino que el irlandés entró en la cárcel de Reading y el lisboeta acabó frente al portal de Pellejeros, en la calle Mayor de Madrid. Dónde y cómo fue asesinado en compañía de D. Luís de Haro, primogénito del marqués del Carpio. El citado cervantista lo expone así: '… avanza el coche más, y, por fin, se se apea el de Haro en la esquina inmediata, donde saca la cabeza para llamar a sus sirvientes. Al volverse hacia el conde es el instante de la agresión. Acaban de dar las ocho: obscurece. Se hallan junto a la calle de Coloreros, que da al callejón de San Ginés. Al otro extremo, entre las sobras de Pellejerías (antes calle de Botoneros, hoy de Felipe II) salió un individuo, mandó parar el carruaje, se acercó a Villamediana, que iba un poco recostado, y no bien le conoció, embistióle con un arma como ballesta. Fue el golpe de una violencia tan extraordinaria que destrozó la manga y carne del brazo hasta los huesos, penetró en el pecho, atravesó el corazón y vino a salir por las espaldas. Herida de una anchura que cabía por ella el brazo de un hombre. Don Luís y el conde se alzaron para la defensa. Villamediana en vez de pedir confesión, exclamó valerosamente: ¡Esto es hecho! ¡Jesús! No le dio lugar a más. Saltaba la sangre a borbotones. Y empezando a sacar la espada y quitando el estribo, cayó sobre el arroyo y desangróse en un momento, entre la fiereza de aquel ademán, muestra de su temple. Era domingo 21 de agosto de 1622. Tenía cuarenta años de edad El pintor de Historia y de costumbres, gran taurófilo, Manuel Castellanos (Madrid 1826 – ibídem 1880) plasmó el Asesinato del conde de Villamediana, en 1868. Se depositó el féretro en San Felipe el Real y fue conducido a Valladolid, siendo enterrado en la Capilla Mayor del Convento de San Agustín, patronato de la familia. 

Siglo de Oropel. Como el Siglo de Oro no le engendró la política, o sea, reyes y ministros, sino los hombres de Letras, es de los escritores y poetas, y poetas eran los comediógrafos y dramaturgos, ya que el teatro in illo tempore en España se escribía en verso, es de los que hay que hablar preferentemente, mientras, por otra parte, ya he tratado en este blog específicamente los tres Austrias menores –Felipe III el Piadoso, Felipe IV el Grande, Carlos II el Hechizado- con sus respectivos validos, duque de Lerma, éste, a su vez, tenía otro valido personal, don Rodrigo Calderón, que acabaría en la horca por ladrón. Después el duque de Uceda, en tanto que Francisco de Sandoval y Rojas, duque de Lerma, se vestía de colorado. Recordemos del susodicho Juan de Tassis Peralta, II Conde de Villamediana, su tercetillo:.' El mayor ladrón del mundo, por no morir ahorcado, se vistió de colorado'. Y le fue bien en su cardenalato, no tuvo que abandonar sus riquezas. El Siglo de Oro es, pues, el de una España hambrienta y con una corrupción sin igual en las altas esferas, empezando por la nobleza palaciega. Ello en cuanto al séptimo mandamiento del Decálogos de la Iglesia católica. Ya no digamos referente al sexto. pues Felipe IV, pese a tener una bella, honesta e inteligente esposa, es un mujeriego impenitente que no hace ascos a mujer de ninguna escala social, desde aristócratas hasta criadas, artistas o prostitutas. 
                                                                                
Isabel de Borbón, por Diego Velázquez
Nuestro susodicho autor, en su aludido 'DON JUAN' hace los mayores elogios de esta reina: 

Fue Isabel de Borbón, modelo de lealtad y de intrepidez; mujer adorable por su belleza y por su gracia; y por su egregio sentido de responsabilidad. Su figura, patéticamente humana, pasa por la penumbra de la Historia con un prestigio  de leyenda, sin rozar milagrosamente el lodazal de aquella Corte pecadora.
Titula este epígrafe de su obra 'Las tres isabelas'.
Fue la primera, Doña Isabel de Castilla, la de Don Fernando, la de Cisneros y Colón la que dio al mundo una visión profética de la Historia. [...] La segunda fue aquella divina emperatriz Isabel, que vemos retratada con su belleza transparente y melancólica, de marfil vivo, en el lienzo de Tiziano, que ya en Yuste, hacía traer ante ss ojos, fatigados de todas las grandezas humanas, el gran emperador. [...] Aquella que en plena juventud y en plena gloria se convirtió, porque Dios lo quiso, en montón de gusanos, acaso solo para que el alma del Duque de Gandía encontrara el camino de la santidad.
Señala como la tercera gran Isabel a  la hija escribe:
La tercera fue ella, Isabel de Borbón, la mujer y la reina llena de gracia que los historiadores han olvidad y que he querido , en estas páginas, revivir.
La que pudo dejar como epitafio de su breve vida, la dos palabras santas y solemnes: "Amó y sufrió". Por ello también la amamos ahora, a través del tempo insondable: porque amar y sufrir es, a la larga, la única forma de vivir con plenitud y con dignidad.       
Como resultado de su erotomanía tuvo Felipe IV treinta hijos. A María Inés Calderón, actriz llamada la Calderona, hija adoptiva del dramaturgo Pedro Calderón de la Barca, la conoció y se enamoró de ella viéndola trabajar en el Corral de la Cruz. Pasó a ser su favorita; con ella tuvo a Juan de Austria, que reconoció. A corta edad le separó de su madre y a ésta la hizo ingresar en el monasterio de Valfermoso (Guadalajara) del que llegó a ser abadesa. 

En el reinado de Felipe IV se dio el 19 de marzo de 1643 la Batalla de Rocroi, la cual implica el fin de la hegemonía de España en Europa, un gran revés para los gloriosos tercios españoles, la derrota de Francisco de Melo por el francés Luís II de Borrón-Condé. Hay que añadir la pérdida de Portugal, que tras la batalla de Aljubarrota, época del Trastámara Juan I, había sido recuperada por Felipe II, ello como consecuencia de la sublevación de las tropas que se reclutaban en Lisboa para ir a luchar contra Cataluña, que reclamaba su independencia, proclamando rey al duque de Braganza. Éste titubeó en la traición, pero su mujer, Luisa Fernanda de Guzmán, hija de os duques de Medina Sidonia, le animó diciéndole: 'Prefiero ser reina por un día que duquesa toda la vida'. Andalucía intentó seguir el ejemplo de Cataluña y Portugal, como traición del duque de Medina Sidonia, pero la conjuración fue descubierta y no llegó a estallar. Llegó a ser execrado el Conde-duque de Olivares y pide el retiro del gobierno; le reemplaza su pariente don Luís de Haro que consigue aplacar la insurrección de Cataluña. Surge otra en Nápoles, apoyada por Francia, pero consigue sofocarla. Este favorito de Felipe IV fue el que ajustó con Francia la paz de los Pirineos, garantizada por el casamiento de María Teresa, hija de Felipe IV, con el rey Francés Luís XIV. 

En medio de amargas experiencias, la Corte -ya lo hemos visto en parte- estaba entregada a diversiones y costumbre inmorales. 

Tras la muerte de su primera esposa contrajo matrimonio con Mariana de Austria, hija de su hermana María Ana de Austria y del emperador Fernando III de Habsburgo, o sea, sobrina carnal. Tuvieron cinco hijos -con la primera,  diez-                                                                            
La reina Mariana de Austria - Velázquez - Museo del Prado

La salud de Felipe IV muy pronto fue deficiente,  enfermó de artritis,  aparte de enfermedades venéreas que arrastraba, dada su vida de crápula la cual siguió hasta la muerte, por lo que esta reina consorte no fue feliz en su matrimonio y no solo por los treinta años de diferencia de edad. En principio planeado estuvo su matrimonio con su primo Baltasar Carlos, Príncipe de Asturias,, hijo de su marido, pero murió. Por lo que al monarca se refiere, nada tiene de raro que engendraran ese otro sucesor que llegó a  a ser Carlos II el Hechizado.  ¡Triste remate de la dinastía! Tuvo un preludio
                                                                             
Retrato de Juan Carreño de Miranda

Felipe IV murió el 17 de septiembre de 1665 a la edad de sesenta años, y la reina queda convertida en Regente hasta el 17 de septiembre que ocupa el trono Carlos II hasta su muerte el 1 de noviembre de 1700. Treinta y ocho años vivió esta piltrafa humana que a fin de tener sucesión le casaron dos veces, primero con María Luisa de Orleans, sobrina de Luís XIV, inteligente y bella, un año menor que el rey, y murió supuestamente de apendicitis a la edad de 27 años. Carlos II, que fue incapaz de aprender a leer y a escribir, se sintió enamorado de ella y le afectó mucho su muerte. 
                                                                               
María Luisa de Borbón
De ella refiere el P. Florez, ap. 'Memoria de la Reina Católicas de España':
En aquel gran cúmulo de prendas que hacían a la reina amable para Dios y para con los hombres, solamente le faltaba lo que acaso no consistía en ella. Hallábase el reino sin sucesión, y todos suspiraban porque Dios se la concediese. Pasaba un año,  y pasaba otro sin lograrla; y como si esto consistiese en la voluntad de la reina, se atrevió un poeta a instarla con la copla conservada hasta hoy en la memoria de de los que la alcanzaron : 
Parid, bella flor de lis,
en aflicción tan extraña;
si parís, parís a España;
si no parís, a París

Su segunda esposa fue Mariana de Neoburgo, hija de Felipe Guillermo de Neoburgo elector del Palatinado, y de Isabel Amalia de HHesse-Darmstadt. Obtuvo de los españoles menos simpatía que su predecesora, dado su carácter autoritario y altivo. 
                                                                           
 Mariana de Neoburgo
                                                                               

Y tampoco tuvo el afecto de los españoles por no dar un descendiente a la dinastía. Ella para ir tirando simuló algunas veces embarazos. Cuando ve aproximarse la muerte de su marido, ella se inclina por heredero a su sobrino Carlos de Austria, pero su marido opta por Felipe V.  Surge la Guerra de Sucesión, que gana Felipe V y envía a Mariana a Bayona. Aquí se casó en secreto con Jean de Larrétegy, miembro de su séquito, y fue madre. Vuelve a España en 1739, alojándose en el Palacio del Infantado, en Guadalajara, donde fallece un año después. Está enterrada en el Monasterio de El Escorial. Le facilitó su regreso a España la circunstancia de casarse Felipe V en segundas nupcias con Isabel de Farnesio, sobrina suya, hija de su hermana Dorotea Sofía.  


Doña Mariana de Austria  que había sido la reina gobernadora conoció a ambas nueras, pues murió cuatro años antes que su hijo. "Tres días antes de morir el rey (Felipe IV) otorgó su testamento -a decir del P. Florez de Setien- en que mirando a lo que podía suceder y que su hijo no había cumplido cuatro años, nombró gobernadora de todos sus Estados a la reina [...] para que como tal tutora del hijo o hija suyo y mío que me sucediere tenga todo el gobierno y regimiento de todos mis reinos en paz y en guerra, hasta que el hijo o hija que me sucediere tenga catorce años cumplidos para poder gobernar".  En cuanto a las vicisitudes de esta regencia no voy a parar mientes, porque no viene a cuento del tema tratado.   

Si el Siglo de Oro corresponde cronológicamente a la dinastía de los Austrias -dura, obviamente, mas de un siglo- es grandioso  en lo que a política se refiere solo con Carlos I y Felipe II, perdió España su dominio -reitero- en la batalla de Rocroi, pero se considera que el Siglo de Oro español va de 1492, descubrimiento de América, a 1659, es decir, al reinado de Felipe IV: 11621-1651. Es del siglo XVI al XVII en el que coinciden autores del gran relieve de Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Calderón de la Barca. Con la muerte de este dramaturgo madrileño, ya lo dijimos, suele considerarse, literariamente, que termina el Siglo de Oro. Murió en 1681 a la edad de 81 años, reinado, pues, de Carlos II.

jueves, 21 de noviembre de 2019

Alquiler de vivienda: evidente explotación, auténtico latrocinio

Lo que figura como una de las normas a seguir en el preacuerdo entre PSOE y Unidas Podemos -ocuparse de la vivienda- es algo que además prescribe la Constitución. Su artículo 47 promete taxativamente:

Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada Los poderes públicos promoverán. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo con el interés general para impedir la especulación.

Sobre esta especulación del suelo habría mucho que hablar, pero vamos al meollo de la cuestión.

Múltiples veces se ha dicho, e incluso en el ámbito de la política, que este artículo, como algún otro, ha sido papel mojado. Circunscribiéndonos a la vivienda salta a la vista el problema de abuso, de injusticia, que constituye el arrendamiento urbano. Se parte de un precio exorbitante para seguir con otras concesiones tendenciosas que la vigente LAU hace al arrendador y que convierte al arrendatario en verdadera víctima, ello por si fuera poco una renta leonina.

Si la Ley de Arrendamientos Urbanos es tendenciosa, la picaresca existente sobre este particular la empeora. Así por ejemplo, el artículo 17 sobre la determinación de la reta dice: ‘La renta será la que libremente estipulen la partes’ Y, no obstante, y como es notorio, la impone a troche y moche, disparatada e inconsideradamente, el arrendador. ¿Y si solo fuera esta su desmedida exigencia! La verdad es que los hay que cometen cuantos abusos, atropellos, ilegalidades, les viene en gana., ya sea directamente el arrendador, ya su administrador. Mal dirige el uno al otro, porque la arbitrariedad no ha de dictarla el administrado a su administrador, ni éste debe admitirla. Citando un caso más de vulneración de la ley, lo efectúo referente a la fianza, cuyo artículo 36 de la LAU advierte:

A la celebración del contrato será obligatoria la exigencia y prestación de fianza en metálico en cantidad equivalente a una mensualidad de renta en el arrendamiento de viviendas y de dos en el arrendamiento para uso distinto del de viviendas.

Queda claro que en los contratos de vivienda habitual la fianza legal es de una mensualidad de renta. Yo puedo demostrar un  arrendamiento en el que como fianza se ha cobrado doce meses –un año- en tal concepto.  Y para colmo el contrato le hizo el administrador, y éste en nombre de una inmobiliaria.

Estamos hartos de leer líneas como las que seguidamente transcribo. No lo digo yo, pues, sí lo corroboro:

Hoy en día los contratos de alquiler incluyen muchas cláusulas ilegales que vulneran los derechos de los inquilinos y que, con la ley en la mano, son totalmente absurdos e ilegales. 

Por lo que tiene de punto clave lo he subrayado. No voy a señalar cláusulas ilegales, ¡son tantas las que innumerables caseros de tres al cuarto, estirpe moderna, se sacan de la manga! Valga de ejemplo ‘exigir al inquilino un año de permanencia en la vivienda’. Y ya para colmo someterle como conditio sine quam non, condición indispensable, al pago por adelantado de tales doce meses, que con el de fianza suman trece. Constituye evidentemente una ilegalidad que implica el summum de la inverecundia. Ya en la reforma de la LAU de 2013 se legisló que la obligación de ocupar la vivienda es de seis meses. Y, por supuesto, no se trataba de abonar el semestre por adelantado.

En el Preacuerdo entre PSOE y Unidas Podemos para formar Gobierno ya se señala la vivienda como ‘derecho y no como mera mercancía’, y alquileres a precios asequibles. El susodicho artículo 17 hay que rectificarlo para que contraviniendo la ley el arrendador  y fijando la renta ad libitum, a su voluntad, a su capricho  -su capricho de explotar, robar- no convierta en su víctima al arrendatario, que éste deje de hallarse en la situación que se encuentra y queda expuesta. Ni que decir tiene que forma parte de la variopinta corrupción existente. Sí, es una corrupción multiforme

Da en la diana el escritor de Segovia, Enrique de Diego, ap. ‘El suicidio de España’.

… se ha dejado de pensar y se vive una farsa. Parece como si la sociedad se ha salido de sus goznes y estamos gobernados y dirigidos por locos, que nos traicionan  y encima nos saquean. El pecado ha tomado carta de naturaleza. No se habla de él. No existe y está más presente que nunca, con exhibición de conductas degeneradas.

En esta conducta degenerada se encuadra la picaresca que se viene practicando con la vivienda Este autor de ‘La inútil casta política’ nos dice ahora:

Nos gobierna una casta política, económica, mediática, sindical, patronal, de asociaciones y chiringuitos subvencionados. La persona es aplastada, sin libertad política, obligada a ser de histerias morales, agitada frecuentemente al unísono de las televisiones.

No todos hemos dejado de pensar –empezando por él mismo-, y menos podemos dejar de efectuarlo los que de un modo u otro nos están dañando en nuestros intereses y en nuestra moral. Así, por tanto, yo considero que no cumplir la Carta Magna es mentir en aquella que se incumple. Y acerca de la mentira la vilipendia el autor de este modo:

La mentira domina el mundo. Y Satanás es el padre de la mentira. Se miente a toda hora. Mentir se considera ya normal, ha tomado carta de naturaleza. Mienten los políticos a todas horas, en todo momento, sin que ello tenga penalización alguna; al contrario, se considera una muestra de inteligencia. Se miente en las relaciones personales con las familias destruidas por la lacra del divorcio.

Lleva el título de este artículo la palabra ‘latrocinio’; pues bien, ella significa según la RAE ‘acción propia de un ladrón o de quien defrauda a alguien gravemente, y, a su vez, ‘defraudar’ es ‘privar a alguien, con abuso de su confianza o con infidelidad a las obligaciones propias, de lo que le toca de derecho’ En cuanto a la Ley de Arrendamientos Urbanos el casero de nuevo cuño está  usurpando al arrendatario los derechos que le concede dicha LAU.  Lo repito una vez más, y nunca se repetirá lo bastante tal queja, porque ello no puede ser más ignominioso. Ha de haber un Gobierno que ponga coto a dicho casero de tipo reciente, a sus desafueros, desmanes, vicios, abusos. Repugna la falta de conciencia que tienen, y no digamos la de un administrador que en nombre y representación de su administrado se salta la ley a la torera. A éste se le aúna falta de ética profesional. Es palmario que, caso de que le sea impuesto el abuso, la ilegalidad, por el administrado, él no ha de acceder a tal mandato, tanto menos si es administrador oficial, colegiado.

¿Pero en qué país vivimos? Pues en uno donde  la corrupción fluye por todos sus poros y, a lo que parece, ‘el que no roba es un gil, simple, incauto. El pobrecito carece de astucia, maña y sutileza para engañar. Como dice Camón Aznar, en uno de sus ‘Aforismos del solitario’: ‘Hombre bueno. Entrega el cuerpo y el alma al canibalismo del mundo’. A la persona honrada no se la concibe y hay que sacar fruto de ella, devorarla. Estoy pensando, claro está, en el muy conocido tango titulado ‘Cambalache’, de que es autor el dramaturgo y compositor argentino Enrique Santos Discépalo, el cual empieza: 

                                      
                                                                

El siglo XX ha pasado, ya vivimos una veintena del XXI, pero la situación continúa tan problemática y febril. Y en la espera angustiosa de que haya un Gobierno, del signo político que fuere, que se ocupe en serio de erradicar la corrupción y de implantar justicia. Hay que pedir a voz en grito la rectificación de la LAU por su tendenciosidad. Se ha de tener muy en cuenta el siguiente aserto de Montesquieu: ‘Una cosa no es justa por el hecho de ser ley;  debe ser ley porque es justa’. Data el desbarajuste legal de los arrendamientos urbanos de la época de la dictadura franquista; entonces la injusticia caía en el casero, después ha reincidido en el inquilino Antaño, verbigracia, lejos de consignarse tiempo de caducidad, el arrendamiento pasaba de padres a hijos sin dificultad, con lo que la renta se iba desfasando hasta quedar en irrisoria. Tal eran también las subidas del alquiler concedidas por Franco. La fianza fue siempre de un mes de la renta establecida. Los contratos habían de ser el oficial, y su baremo de precio estaba en función del importe de la renta. Pero otro día podemos hablar de lo que va de ayer a hoy.
                                                                    
Hay en este Cambalache unas líneas que se ajustan a lo que ocurre con el alquiler de vivienda, al cinismo y desfachatez de que he venido hablando, y son estas: ‘¡Qué falta de respeto / Que atropello a la razón! / Cualquiera es un señor. / Cualquiera es un ladrón’. Se ha llegado a señor y a ladrón desde que cualquiera es un ladrón de guante blanco, como los que vemos  en la obra teatral ‘Los ladrones somos gente honrada’, de Enrique Jardiel Poncela, y que ofenden al vulgar ladrón que al lado de ellos se considera honrado. Hoy existe también en el vulgo el ladrón de negocio  en el vulgo necio, concretamente  en la clase de mini-casero ya indicada. Es visible también que por señor que se sea, un ladrón no es señor a falta de dignidad en su comportamiento, de recti
                                       
                                                                                        Muy relativamente estos “””señores””” que alquilan pisos o apartamentos a su voluntad non sancta, es decir, indecente, inmoral, no son otra cosas que presuntos delincuentes. Su violencia no será física pero es moral, la de logrero en el sentido de ‘persona que procura lucrarse por cualquier medio’, y caiga quien caiga.

Hoy -¡ya era hora!- está en juego, en peligro, los chanchullos de estos alquiladores agente -¡ay del pasivo, del que toma en alquiler!, dolámonos una vez mas-, la continuación de sus chanchullos. Entre estos manejos para conseguir su fin de lucrarse más y más, está el de imponer el arrendamiento del piso o del apartamento amueblado. Ni que decir tiene que de modo de cubrir el expediente, salir de este paso, en el que se apoyan para disimular lo leonino del contrato. De este disloque, de este sacar algo de su lugar, confusión, desorden, ya hablé en un artículo de mayo de 2016 titulado ‘Acerca del problema de la vivienda, que se ha hecho arduo, espinoso y de extrema iniquidad’. En él no dejo de consigna esta circunstancia, este caso absurdo, esta estratagema tan dañina para el ciudadano. .Éste, ya sea soltero, ya casado, ha de tener su mobiliario y enseres tras emanciparse del hogar paterno, entonces, ¿qué hacer con ellos? A lo que parece estos alquiladores quieren que únicamente se tenga la ropa personal. ¿Y qué pasa si se trata de quien tiene su biblioteca particular? Entre los cuatro muebles de salir del paso que le hacen … tragar -“alquilar”- no suele haber precisamente un armario librería. En fin, es todo tan desconcertante en lo de alquiler de vivienda. A ver si deja de hallarse en el absurdo y en la arbitrariedad.

Y algún otro día hablaremos algo más de la LAU y de la vigente Constitución, mas no dejaré de exponer hic et nunc, aquí y ahora, la opinión  del Gran Wyoming, que recientemente ha presentado su nuevo libro 'La furia y los colores', de que 'si los gobernantes se hubieran empleado contra la corrupción con la milésima parte de la fuerza desplegada contra los independentistas, ya no habría corrupción'.

jueves, 14 de noviembre de 2019

La engañifa de Franco como modelo de católico y de monárquico y la veracidad, realidad, de su desmedido enriquecimiento.

La pena de muerte, y esto es una verdad incontrovertible, se opone al quinto precepto del Decálogo de la Iglesia Católica: 'No matarás'. Y, como es notorio, el dictador firmó sentencias de muerte durante toda su dictadura, la cual duró nada menos que de 1939 a 1975. Y siempre lo efectuó  de modo impasible, ya su sobrina Pilar Jaraíz Franco, fallecida en 1996 a la edad de 93 años, no dejó de comentar que 'su tío despachada las sentencias de muerte tranquilamente después de comer mientras que se tomaba el café'.
                                                                             

Maneras de matar, que no solo el fusilamiento.

Existió la horca fue el medio de ejecución de la pena de muerte desde tiempos remotos a nuestros días, recordemos, por ejemplo, que tras  la Segunda Guerra Mundial, en 1946, fueron ahorcados los nazis juzgados en los juicios de Nurenberg, así como posteriormente los japoneses  igualmente acusados de crímenes contra la humanidad.   
                                                                               

El garrote vil data de la Edad Media. Estuvo vigente desde 1820 hasta la abolición de la pena de muerte en 1978. Salvador Puig Antich fue el último que así murió; fue ejecutado en la Cárcel Modelo de Barcelona  por el verdugo titular de la Audiencia de Madrid, Antonio López Sierra, el 2 de marzo de 1974. Tenía 25 años, era licenciado en Ciencias Económicas. Fue solicitado su indulto por  varios mandatarios extranjeros, incluido el Papa y el  canciller alemán Willy Brandt, colectivos de derechos humanos, mas Franco permaneció impertérrito. En muchos países de Europa tuvieron lugar manifestaciones de protesta contra su ejecución. Está enterrado en un nicho del cementerio de Montjuic.
                                                                               
Barcelona inaugura un monumental dedicado a Salvador Puig Antich, 5 de marzo de 2016.
Era así la ejecución por garrote:
Estuvo vigente en España desde 1820 hasta 1978. 

Los asesinatos durante la guerra civil.

De la bibliografía que al respecto existe, puede servir de paradigma este libro: 
                                                                     

 En él se habla de la más feroz represalia. El balance de víctimas mortales de la guerra civil gira en torno a 150.000 personas, de las cuales corresponden unas 50,000 a la zona republicana, el doble a la sublevada. A  ésta hay que sumar 50.000 ejecuciones de la represalia de la victoria. Se identificaron las victimas del bando vencedor, pero no las del vencido; éstas se dieron por ignoradas durante la dictadura, pasando a resultar de difícil cuantificar  e identificación. Por ello se viene batallando, con su altibajos, a lo largo de la transición, como se informa en las obras de referencia en  este artículo.       


¿Puede un país democrático permitir que miles de ciudadanos asesinados como animales por un régimen dictatorial permanezcan enterrados al borde de las cunetas? ¿Puede soportar que eso suceda mientras quien amparó y propició la matanza descansa bajo el altar mayor de una basílica cristiana? La respuesta es tan evidente que casi ofende hacer la pregunta. Pero lo que ofende de verdad la memoria de quienes fueron masacrados , a sus mujeres y maridos, a sus hijos, a sus nietos, es que la pregunta aún pueda plantearse hoy, seis décadas después. Solo los verdugos o quienes comulgan con su ideología podrían responder afirmativamente, sin matices. Pero entre el resto hay mucha gente de buena voluntad que, por el desconocimiento o por la distancia que proporciona el tiempo, opina que es mejor dejar las cosas como están, no reabrir viejas heridas aparentemente cicatrizadas; personas que creen que el tiempo hace soportable el dolor, que el olvido todo lo cura.
No tal, hay heridas que no cicatrizan, y aun las que cicatrizan dejan huella. Y aquí falla algo este aserto de nuestro Premio Nobel don Jacinto Benavente: 'El mágico reloj de la vida corre demasiado deprisa, y hasta las más cruentas heridas llegan a cicatrizar'. Por otra parte, no  cabe, no tiene lugar o entrada, el olvido del dolor. .      

La conducta del dictador con la monarquía.

En cuanto a este caduco régimen político -se mire por donde se mire y clase de monarquía de que se trate- la relegó a su dictadura, extendiendo su voluntad y poder a la elección de un rey a su plena satisfacción, para lo que el elegido había de adoptar principios de la dictadura. Pero en esto de 'dejarlo todo atado y bien atado', le salió el tiro por la culata.

Hoy día se ha permitido uno de los nietos del dictador decir que si Juan Carlos I reinó, y  reina su hijo, Felipe VI, es gracias a su abuelo.Verdad también que éste no quiso que volviera Alfonso XIII, que gran esperanza concebía en  ello de ganar la guerra los sublevados, con cuyo bando fue muy generoso económicamente y seguía su desarrollo al detalle. Junto al desengaño recibió la recriminación de su cobarde proceder de abandonar el país, salir huyendo. Cierto igualmente que impidió reinar al Príncipe de Asturias y creó un Príncipe de España. Todo a medida de su voluntad, como dictador se consideraba con todos los poderes políticos. 

De su lucha para evitar la monarquía ya hablé en artículo anterior; no puede, en definitiva, ser más controvertible, el ideal monárquico del dictador Franco  

Ceguera o pasión de sus descendientes.

Todo ello a lo que parece es ignorado por su descendientes, y en primer lugar por su bisnieto Borbón que protesta de que su familia es humillada como si se tratara de delincuentes. Humillados no son, pero venerados, tampoco. Parece ser que el no ser respetados en sumo grado por su representación y recuerdo es para esta estirpe familiar humillar, rebajar, abusar, vilipendiar. Acabada la dictadura con la muerte del dictador -tanta buena suerte tuvieron él y su familia-no hay porqué ensalzar, enaltecer, a sus descendientes, ya se han encargado ellos de encumbrarse a golpe de negocios desde un principio 'por ser vos quien sois' y, por otra parte, con un sentido de la propiedad de un jefe de Estado un tanto equivocado, cual ocurre en tomar por tal los regalos. Pero, además, no todo son regalos, sino que unánimemente se dedicaron a amasar fortuna, lo que ya Cicerón rechazaba duramente: 'Servirse -dixit- de un cargo público para enriquecimiento personal resulta no ya inmoral, sino criminal y abominable'. Y ya, al margen de la política, de una manera general asegura Balzac que 'detrás de cada gran fortuna hay un robo.

¿Cuándo se van a percatar de que viven en un país de Derecho y que éste existe también para ellos; en suma, que ya de nada sirve ser nietos y bisnietos de dictador. Han de acatar ser sometidos a la Justicia, respetar todos los Poderes del Estado como todos y cada uno de los ciudadanos. En lo que atañe al orden de sentimientos y costumbres son igualmente seres corrientes y molientes, con sus virtudes y fallos humanos. Difícil es ser una persona íntegra. recta, proba, intachable,  tanto más siendo dada a los negocios, ya dice Santiago Ramón y Cajal: 'Se ha dicho hartas veces que el negocio es el dinero de los demás. De igual modo podría afirmarse que el poder y la felicidad son el infortunio y la angustia del prójimo'. Si algo hubiera que agradecer a Franco no sería precisamente el enriquecimiento que logró.
                                                                              
Francisco Franco S. A., un negocio más de 40 años después...  

Hizo la guerra y con la guerra y por la guerra una gran fortuna, o sea, luchó también pro domo sua. 


Fueron todos en comandita a acumular fortuna, así el  'yernísimo', aparte de los varios altos cargos que tenía como médico -no es necesario decir a qué o a quién se debía- y que malamente atendía, en primer lugar por falta de tiempo, se dedicaba a negociar con lo que fuere. Él introdujo en España la moto Vespa, por lo que fue apodado el 'marqués de Vespaverde'. No menos irresponsable fue como esposo por sus descarados devaneos , mas hay  que decir algo a su favor, y es que cuando su hija primogénita cometió la felonía matrimonial se  concienció puso del lado del yerno y nunca dejó de estarlo, tanto es así que a la muerte del ex yerno  se trasladó, con otros, a EE. UU. para traer el cadáver. Nunca se rompió la relación entre uno y otro. 

Algo positivo respecto del vínculo matrimonial hay que señalar en su esposa al no pensar jamás romper dicha atadura, a pesar de sufrir infidelidad. Al principio todos contentos al hallar lo que deseaban. Circuló esta coplilla: 'La niña quería un marido, / la madre quería un marqués, / el marqué quería dinero, ¿ya están contentos los tres!'. No tardó el marqués -pero marqués en busca de fortuna crematística-  en defraudarles en cuanto a su compromiso de fidelidad conyugal, y Carmen Franco se resigno a ello. Duró el matrimonio cuarenta y ocho años al fallecer él en 1998, sobreviviéndole ella como viuda veintiún años. Quiso, además, ser enterrada junto a su marido con el que tanto tiempo había vivido. Todos vieron, a excepción del dictador, las separaciones y divorcios de hijos y nietos, algo que no se admitía en el franquismo. En este sentido no se dirigió nunca la nieta que, se dice, era la preferida de Franco, María del Mar, 'la ferrolana', como lo efectuó el día del traslado de sus restos, comunicando a su abuelo que profanaban su sepultura. Demostrado está que no ha habido tal profanación, mientras ella no puede demostrar que no se ha divorciado por dos veces. E igualmente los divorcios habidos en la saga Franco.

Ni el dictador ni la familia Franco son católicos ejemplares, que digamos. Y tampoco intocables para siempre.

Tan controvertido es el catolicismo de Franco como su ideal monárquico. Si bien se mira, ni siquiera parece controvertido, de opiniones contrapuestas, sino que resulta evidente que su fe y su ideal monárquico dejó mucho que desear. Asimismo sus descendientes que, si no firmaron muertes, sí incurrieron en "negocios" -todos en común, y cada uno por su parte-. ¡Con qué frialdad firma las penas de muerte todo dictador! Y ello me recuerda algo tan contrapuesto como la dimisión del tercer presidente de la Primera República Española, Nicolás Salmerón, quien antes que firmar una sentencia de muerte, dimitió. Los Franco no tuvieron la potestad de firmar sentencias de muerte, pero sí enriquecerse fácilmente, y es obvio y notorio que a ello se aplicaron. Cayeron, pues, de bruces contra el séptimo y el noveno mandamiento de la Ley de Dios. Encontrándose la familia en la cumbre de pode, nadar podía intimidarles. Que hoy día no entiendan que el abuelo ha muerto hace cuarenta y cuarenta y tres años, ya es otra cosa. ¿Cómo pueden perdurar tanto los resabios autoritarios? 

Velis nolis, quieras o no quieras, han de rendirse a la evidencia. Les ha llegado la hora de oír lo que no quieren por hacer lo que no debieron. Próximamente se publicará el libro cuya portada coloco a continuación. Su autor ha ahondado en los entresijos de los turbios negocios de esta familia tremendamente seducida por el lujo y la riqueza  
                                                                       

En los extractos de este libro que adelanta Vanitaty Fair vemos que Martínez Bordiú y su hijo Francis fueron los principales hombres que dirigieron los negocios. Se relata bastante de la vida y milagros de él, quien un día reclamó judicialmente al hoy autor de este libro una indemnización de diez millones de pesetas por vulnerar su honor. Pero la información difundida era cierta y además no afectaba al honor. El magistrado juez emitió:
'No cabe declarar que la información difundida por los demandados, y especialmente por don Mariano Sánchez Soler, constituya una intromisión ilegítima en el derecho al honor del actor (Francisco Franco Marnez Bordiú)en cuanto que la misma es veraz. [...]
Quedó patente -patente y marca- que ya había desaparecido el poder omnímodo de esta familia. Empero parece ser, a deducir por el comportamiento que ha/n tenido con motivo del traslado del cadáver del dictador, que ellos se creen todavía omnipotentes. piensan que continúan siendo lo que fueron: la familia más poderosa de España bajo la dictadura.  En orden a hacer negocio, ninguno vaciló en paso a dar.  


Ya dejé indicado lo que de busca-dotes tuvo el marqués, quien fue para ellos gran acicate para crearles desmedido afán de lujo y riqueza, que ya anidaba bastante en Carmen Polo, la cual se hizo insaciable en  ello. Acerca de lo cual opinaba el general Muñoz Grandes:
Me parece muy mal que la señora del Caudillo lleve tanto lujo de alhajas. No puede sentar bien a nadie y entre los militares se comenta con disgusto porque nosotros defendemos la austeridad en todo, y más en la vida de un gobernante en el que se fija todo el mundo.. ¡Mucho lujo, mucho lujo y ostentación! ¡Y eso le está dañando mucho! 
En otra parte expone:
El poder tan enorme que tiene un dictador, rodeado por un sinfín de malos amigos hace que estos le animen, por afán de lucro, a desviarse de la vida de austeridad y buen ejemplo que debe llevar. 
La realidad nos dice, en este sentido, que su primer enemiga fue su esposa hasta que surgió a la familia el marqués que tomó la batuta en los negocios. Yerno y suegra se llevaron muy bien y trataron de que el dictador colocara de reina -a posteriori, obviamente- a la nieta tras su primer matrimonio Alfonso de Borbón. La Señora, con pueril vanidad, ya rendía a su nieta honores de princesa. En cuanto a ella y su conducta de cristiana dice algo en su contra esta exposición de Eva Perón:   
A la mujer de Franco no le gustaban nada los obreros, y cada vez que podía los tildaba de rojos, porque habían participado en la guerra civil. Yo me aguanté un par de veces hasta que no pude más y le dije que su marido no era un gobernante por los votos del pueblo sino por imposición de una victoria. A la gorda no le gustó nada.
Tan torpemente se significaba Carmen Polo contra la humanitaria primera dama argentina muy  relacionada con sectores populares, incluidos los 'descamisados', como se conocía entonces al obrero argentino, Dicha inconsciencia, improcedencia, de ella tuvo lugar en la visita que la referenciada hizo a España en 1947 que ayudó sobremanera a afianzar a Franco aislado internacionalmente. En orden a servir a su país eran diametralmente opuestas estas damas homólogas.

Se ha dado a conocer que Muamar el Gadafi, dictador de Libia tenía 87 millones,  Fidel, 900, Chávez, 3,200, ¿Y los Franco solo 100? Pero no deja de ser más reprobable  en Franco y familia dado que este dictador ha sido el único en la Historia, no ya de España sino universal, el único dictador a quien la Iglesia brindaba la entrada al templo bajo palio. Aparte de que de fortuna es bastante más; se habla de 400, también de más de 500 millones. 

El susodicho Mariano Sánchez Soler habla en concreto de ello.

   
Indigna ver cómo se volcó España con a que fue su primera dama durante el franquismo, ver que llegó a percibir una pensión de viudedad muy superior a la paga de su  marido es algo que clama al cielo. La familia generada por el dictador nada hizo por España, todo 'pro domo sua', a su propio beneficio. 'La Señora', que de viuda sería 'La Señora de Meirás', vivió únicamente para ir de tiendas de joyas y muebles. En cuanto a las joyerías ya manifiesta Sánchez Soler que elegía, se llevaba y decía que fueran a cobrar a El Pardo. En su día se comentaba sotto voce, en voz baja y en secreto, esta actuación de ella, y, en consecuencia, la determinación de los joyeros.para aliviar la pérdida. 

Si deja mucho que desear la familia Franco como cristianos ejemplares, ¿qué decir de él como autor  de una dictadura repleta de víctimas -cruentas y no cruentas-, cual es todo dictadura. Si por algo sintieron adoración fue por el becerro de oro.