domingo, 12 de marzo de 2023

Amadeo I de Saboya y María Victoria del Pozzo.

La reina más culta de la Historia de España y con su marido se perdió la oportunidad de hacer del nuestro un país demócrata cien años años antes -'La reina de las lavanderas', novela de Carmen Gallardo -..  

Encaja su reinado cronológicamente del 2 de enero de 1871 al 11 de febrero de 1873 , sucedió la regencia del general Serrano, y le sucedió la Primera República.  Fue presentado por el general Juan Prim, el héroe de la guerra de África, y elegido por votación en las Cortes. Prím no vió a su protegido, pues en la víspera de su llegada fue asesinado en le calle del Turco -hoy Marqués de Cubas. En la iglesia de Nuestra Señora Atocha hay una inscripción en la que se puede leer: "Aquí en su entrada en Madrid el Rey Amadeo I visitó el cadáver de Prím". El templo fue quemado en la Guerra Civil de 1936 y reconstruido en la década de los cincuenta.                                         

 
 

De no haber sido asesinad Prím, contando con su apoyo quizá su reinado no hubiera sido efímero. Tuvo la nobleza de abdicar al verse como persona non grata, sobre todo para un sector de españoles. Léase a este respecto la novela del P. Coloma, titula 'Pequeñeces'. ¡Esa puñetera Currita de Albornoz! ¡Esos aristócratas soberbios, mimados, parásitos y viciosos! No hubo empatía con un matrimonio tan sencillo y demócrata como eran aquellos reyes, nada protocolarios; la clasista aristocracia no podía llevarse bien con ellos y se confabularon contra Amadeo de Saboya y su esposa. Ingratitud evidente, ya que, lejos de beneficiarse económicamente de la Corona, la reina hace caridad con sus propias rentas, según podemos ver en la biografía 'Amadeo I, el rey efímero', del conde Romanones. Cuando el marqués de Dragonetti le advertía que se estaban acabando lo fondos, a causa de las constantes sumas que la reina repartía -no había solicitud de la gente humilde que no fuese atendida-, ella le contestaba imperturbable: "Telegrafía a mi administrador en Turín y que envíe más dinero" También evidencia que no iban al negocio  el hecho de que el rey Amadeo dijo: "Todo lo que hemos adquirido en España que se quede a beneficio de la nación y ojalá otros puedan triunfar donde nosotros no lo hemos conseguido"    

De su sencillez -rara avis, y más en los monarcas- puede darnos idea el siguiente proceder que chocaba con el pueblo debido al concepto reverencial que de la monarquía tenía. Amadeo se levanta al amanecer, hace gimnasia, se lanza a chapotear en la heladas aguas del Manzanares, viaja en tranvía y acude a desayunar al Café Suizo. María Victoria visita conventos, asilos y hospitales sin previo aviso, acompañada tan solo por una dama de honor, y si penetra a rezar en alguna iglesia toma ella misma un reclinatorio y se coloca entre el público.                                       


La mayor parte de las habitaciones del alcázar permanecen cerradas, Cuando Isabel II, en París, supo que los Saboyas y sus hijos ocupaban en el palacio de Oriente un total de siete habitaciones , dicen que exclamó: "¡pobres jóvenes, no van a poder moverse!" (Juan Balansó). Si os reyes fueran como éstos , tan demócratas y altruistas, que "realmente" quieren servir, y no servirse, nadie tendría inconveniente -yo desde luego- en ser monárquico. 

No todo ejemplar, edificativo, plausible, en Amadeo de Saboya.

Fue, cual rey, mujeriego. Vino solo a Madrid, su mujer se quedó por el momento en Turín con los dos hijos que tenía el matrimonio -en Madrid nacería un tercero- y, aunque estaba muy enamorado de su mujer, se enamoró apenas de su llegada de una belleza madrileña con la que entabló una importante relación, al extremo de que cuando tres meses después llegó su esposa la obligó a pasar por la plaza de consentidora. Sí, como Alfonso XII y su hijo Alfonso XIII con sus respectivas cónyuges, las tres tuvieron que soportar el desaire de comprobar que todo el mundo estaba enterado de la infidelidad conyugal. 

La tal belleza madrileña era Adela Larra Vertoret, hija de Larra y de su esposa. Mariano José de Larra se hizo célebre por sus artículos y aumentó su celebridad con el suicidio a que le llevó la bella sevillana Dolores Armijo cuando decidió dejarle como amante y volver con su marido que la perdonaba. El amor, más bien la vanidad y la soberbia no lo resistió y de la calle de Santa Clara, número 3, donde residía separado de su mujer, Pepita Vertoret, pasó tras darse un pistoletazo en la sien, su cadáver a la iglesia de Santiago. En su entierro en la Sacramental de San Nicolás leyó un joven desconocido un poema en el homenaje que se le rindió y con esta composición nació como poeta. Se llamaba José Zorrilla, por lo que un día, ya en plena fama y gloria, recordó y escribió: Nací como una planta maldecida al pie del sepulcro de un malvado. Este malvado tenía dos hijas: Adela y Baldomera, las cuales también se hicieron célebres , aunque por otros... "artículos". Por amor Adela que salió tan libre como su padre

Tenía un pasado turbio que dio mucho que hablar, aunque fuera lo que se llama una cocotte, era más de diez años mayor que  quien sería su amante regio, constante en lo que cabe en un veleidoso. El amante estaba casado, lo que para muchas mujeres, y más para las de carácter liberal, no constituye el mas ligero impedimento, y para ninguna si de un rey se trata. Y Amadeo de Saboya acababa de estrenarse como tal. Salvo el placer sexual que encontraba en Adela, la convirtió ante todo en un paño de lágrimas, ella lo soportaba, pero el asunto fue declinando por parte de ambos, él se encaprichó de una cantante de ópera, y ella retomaba sus costumbres non sanctas. Se habló del desvío de dinero público para que la prensa silenciara esta historia, lo que se sabe es que la dama de las patillas, alias por el que era conocida,recibió dinero y un pasaporte para que abandonara España hasta que cesasen los murmullos. 

                                         

Adela Larra Vertoret

 

De Baldomera conocido es el hecho de su negocio de inversiones; de haber vivido en nuestro tiempo hubiera sido colega de Javier de la Rosa, Mario Conde y tantos otros que menciona Fernando Vizcaíno Casas en su novela 'Alibabá y los cuarenta ladrones'. En un reclamo de inversores no vaciló en la engañifa de ofrecer unos beneficios del treinta por ciento de interés mensual. Claro, la que se benefició fue ella, pues se fugó con todas las cantidades recibidas de los incautos depositantes

A los tres años de su abdicación y de su vuelta a Italia, murió la ex reina, que pese a la animadversión hacia ellos, dejó un buen recuerdo. Falleció en San Remo con la amargura que la había dejado cuanto había sufrido como reina, y minada por la tuberculosis a lo ventinueve años. Amadeo un año después contrajo matrimonio con Leticia Bonaparte, veinticuatro años más joven que él, de cuya unión conyugal tuvo un hijo. Este  segundo matrimonio fue breve como su reinado; ya que murió en su ciudad natal (Turín) el 18 de febrero de 1890 a los 44 años de edad. 

Había visto la Primera República, con sus cuatro presidentes: -Estanislao Figueras, Francisco Pi y Margall, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar-, la Restauración, el reinado de Alfonso XII y parte de la Regencia de María Cristina. (Ya que he mencionado al tercer presidente de la  República española del siglo XIX, recordemos que es antítesis del dictador Francisco Franco, son visiblemente antagónicos: el militar no se inmutaba al firmar una sentencia de muerte, las firmó en gran cantidad desde la guerra y hasta su muerte, mientras que Salmerón prefirió dimitir antes que firmar una sentencia de muerte). 

Difícil pero certero, perfecto el primer matrimonio.

Conseguida bajo la Casa de Saboya la unificación de Italia, no gozaba de simpatía de las dinastías de Europa : los Habsburgos no perdonaban la expulsión de sus archiduques de los tronos de Módena y Toscana, ni los Borbones el exilio de su dinastía  en las Dos Sicilias y Parma. Ante esta situación de hostilidad, Víctor Manuel II, el primer rey de Italia, tuvo que casar a su heredero, Humberto, con una prima hermana, Margarita de Saboya. A una de sus hijas con el rey "ilegítimo" de Portugal, y a la otra con Bonaparte. La elección, pues, para Amadeo, su segundo hijo, duque de Acosta, se le presenta dificilísima, mas aquí se le apareció la suerte de cara con el flechazo instantáneo entre una patriota italiana y Amadeo. Entroncar con la única heredera -había muerto la otra hija- de los príncipes de la Cisterna -él había fallecido en 1864- le llenaba de satisfacción al rey por los caudales de dicha familia, y en su contento concedió el rango de alteza a su futura nuera, haciéndole 

extensivo a la suegra. 

El portentoso, pasmoso, cerebro de María Victoria. 

En cuanto a verse, se habían apenas entrevistado e Turín  paseando por el Prado de San Mauro, o en la misa de seis celebrada en el oratorio de San Felipe Neri. Una vez ella le sonrió, lo que traducido a lenguaje del cortejo quería decir que no le desagradaba, Amadeo tomó buena nota. Pero su noviazgo había sido inexistente. Cuando al fin tuvieron ocasión de tratarse, María Victoria confió a su prometido que le atraía la Economía, el Derecho Internacional, y el Álgebra y disfrutaba haciendo ecuaciones.. A mayor abudamiento, leía y escribía en latín y en griego , hablaba correctamente el francés y el ingles e iba a comenzar el alemán y el español, pues le gustaba leer los libros de cada país en su propia lengua. Amadeo se quedó mudo; él era fundamentalmente un militar, poco inclinado por las ciencias y menos por la literatura. ¡Tremendo contraste! No existía en orden a la belleza física, pues él era alto, esbelto, de cabellos y ojos negros, recia y blanca dentadura. Como militar era valiente, quedando demostrado en el atentado que tuvo                                        

Los Reyes Amadeo de Saboya y María Victoria. (Importante nota biográfica la que lleva esta fotografía, ¡se ha escrito tanto acerca de ellos!

Si en el orden cultural eran opuestos, no así referente a buenos sentimientos y generosidad, como en ambos hemos vistos, pero también en contraste en cuanto a virtud cifrado en el ya mencionado donjuanismo de él. En cuanto a la generosa reina no todo fue desagradecimiento, ingratitud hacia ella, puesto que en el epitafio de su tumba en la Basílica de Superga (Turín) podemos leer: 'En prueba de respetuoso cariño, a la memoria de doña María Victoria, las lavanderas de Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante, Tarragona A la Señora'..                                                            

'Monumento fúnebre de María Victoria, Reina de España'

 Corrobora el agradecimiento de este humilde sector social esta novela en la que su autora saca al introito que;

Cuando murió su padre-el de María Victoria- su madre perdió el juicio y se negó a enterrarlo . Pasó las noches velando el cuerpo de acompañada de sus dos hijas. La menor murió un mes después de tifus y de pena. La mayor vivió en el luto y el silencio hasta que se casó con el príncipe Amadeo de Saboya.    . 

                                                           

 

Aun cuando voy a poner ya punto final, no deja de haber en este escrito algunas lagunas biográficas ya reseñas en otro articulo de mi blog y otro en papel. Es algo que impone la extensión de un artículo. Pero traté de dejar una imagen diáfana de estos monarcas y de su reinado, el cual denomina el historiador e hispanista  británico Raymond Carr, <La monarquía artificial>.