miércoles, 16 de agosto de 2023

MARÍA CRISTINA DE BORBÓN - Segunda parte -.

 

Monumento a María Cristina de Borbón - WWP

Monumento a María Cristina de Borbón, en Madrid

Similares eran madre e hija en lascivia y en inclinación al negocio ferroviario, pues que era la iniciación de ferrocarril.

Consecuentemente, el periódico satírico "El Murciélago" habló de su codicia en el robo, y cuando la Vicalverada  las iras del pueblo se dirigieron contra los corruptos,empezando los respectivos palacios del Marqués de Salamanca y de María Cristina, que fueron saqueados y echado  a la calle todo su mobiliario , destrozado y quemado. Tranquilizada la situación, se exigió el procesamiento de María Cristina, mas las nuevas autoridades, por ser la madre de la Reina, optaron por permitirle a ella y a su detestable familia que abandonaran al amanecer su refugio en Palacio y salir de España. Isabel llena de miedo estuvo a punto de abdicar Este impresentable matrimonio, segundo de la Reina Gobernadora,  era echado de España. Se compraron un castillo en Normandia con cuanto habían ... "ganado en los negocios"  y vivieron confortablemente. 

Vuelta a Madrid  y definitivo destierro. Se establecieron en Francia, en Saint Adresse, cerca del Havre, hasta la muerte de María Cristina el 22 de agosto de 1878. Su segundo esposo había muerto el 13 de septiembre de 1873, siendo  trasladado a España. Conforme refiere Martínez Olmedilla, "a uno de los sarcófagos dispuestos en la ermita de Tarancón, <la Corte manchega> donde transcurrieron tal vez los días más felices de María Cristina. En el frontis del mausoleo, guardador de los restos del bien amado, la que fue Reina Gobernadora,  hizo esculpir la siguiente inscripción, redactada, sin duda, por ella misma:

                                                    


El otro sepulcro está vacío, María Cristina fue fue enterrado por Razón de Estado junto a su primer esposo                                                                                                                    

Tarancón.  Ermita de Riánsares.


 Última estadía en España ex Reina Gobernadora y Muñoz. 

Hicieron una corta estancia en España cuando Alfonso XII subió al trono, impidiéndoseles instalarse definitivamente. Ni su hija Isabel ni su nieto Alfonso se relacionaron bien con ellos en cuanto les desagradó su segundo matrimonio. En estos resentimientos familiares, recordemos que Isabel II no se habla con su hermana María Luisa, casada con el duque de Montpensier, porque éste mató en  duelo al infante don Enrique, hermano del rey consorte Francisco de Asís. por ello montó en cólera al enterarse que su hijo Alfonso se había enamorado de Mercedes 

Epílogo. 

De esta época del reinado de Fernando VII, de la Regencia de María Cristina, reinado de Isabel II y Francisco de Asís, he hablado en este blog en otros artículo,; hoy, pues, he recordado algunos rasgos significativos de estos Borbones que vienen a ser los de nuestros días, como ya suele orientarse en su  ikusi. 

                                                                            


martes, 1 de agosto de 2023

MARÍA CRISTINA DE BORBÓN - Primera parte -.

                                                            

Fernando VII, María Cristina y el oficial Agustín Fernando Muñoz
 

A dicha esposa última de Fernando VII le dedicó un libro el marqués de Villa Urrutia, y, modernamente, entre otros, e comediógrafo, novelista e historiador Augusto Martínez Olmedilla, autor menos conocido de lo que por la relevancia de su pluma debiera ser. Este libro lle. va como Titulo "La cuarta esposa de Fernando VII" y es el segundo de las cuatro biografías con que cubre la historia del siglo XIX: "Nuevas memorias de un afrancesado; "La cuarta esposa de Fernando VII (Madrid del Romanticismo) ; "Barbieri (Madrid isabelino); "Echegaray" (Madrid fin de siglo). Cada uno viene a cubrir un cuarto de siglo  

En este siglo XIX, según Ricardo de la Cierva, la dialéctica de los reyes ha cedido el paso a la dialéctica de los generales . La Reina Regente choca con Espartero, el cual la sustituye como Regente; bueno, la viuda de Fernando VII tiene bastante con su... Fernando Muñoz al que ya ha encumbrado con generosidad y ridiculez. Desagradecido fue Espartero a las mercedes que María Cristina le concedió, y esta hubo de decirle: "Te hice Grande de España pero no pude hacerte caballero". ¡Y a ella quién la hubiera podido hacer señora! El caso de su vergonzosa viudez lo expone José María Solé sucintamente y por las claras: 

"La Reina Regente María Cristina era una joven y coqueta viuda de veintisiete años, todavía con muchas ganas de vivir. El testamento de su marido la había nombrado regente durante la minoría de edad de Isabel , pero al mismo tiempo la prohibía nuevo matrimonio so pena de perder su puesto y la misma tutela de la Reina niña. Mujer llena de vida, no cabe la menor duda de que la muerte de Fernando fue sin duda para la napolitana una absoluta liberación. Dada su naturaleza, seguro que María Cristina estaba deseando ardientemente tener a su lado a un hombre su edad".

Nada tan claro. Hay varias versiones de la iniciación de estas relaciones, incluida la de su nieta la infanta Eulalia en su memorias. Una de ellas afirmaba que "el trato"se inició viviendo el marido Tuvo, según algún autor, la sobrina y viuda de Fernando VII -de endogamia estás dinastías reales invadidas- la desfachatez de casare en secreto en una habitación del Palacio Real con la sola presencia de Muñoz y el sacerdote. Suponiendo válido un matrimonio que no lo era, acalló su conciencia cristiana Pero vinieron los hijos, así durante varios años la prolífica María Cristina  -dice Solé- asiste a solemnes actos en las Cortes , presidía consejos de ministros y se mostraba en audiencias, ceremonias religiosas,sesiones de teatro, fiestas y saraos de toda clase: disimulando en lo posible las formas evidentes de sus sucesivos e incesantes embarazos que llegaron a alcanzar un nada desdeñable total de siete. Sus continuos desmayos y la extraña amplitud de sus faldas no cesaban de dar lugar a muchos comentarios, sin contar con las veces en que la viuda estuvo muy sensiblemente a punto de romper aguas durante un acto oficial. ¡Claro! no se ve lo que no se quiere ver. De momento, el Gobierno adoptó hacer la vista gorda ante la grave situación en que se hallaba el país. 

El matrimonio no fue tan secreto ni reducido -sólo los contrayentes y el sacerdote-, no hay que ignorar lo que escribe el ya citado marqués de Villa Urrutia al respecto, cuya página paso a transcribir como hace más de un biógrafo:

Los cristianos sentimientos de la Reina le apartaban del trillado camino que siguió su abuela y la empujaban hacia el que siguió después su madre, la cual casó en segundas nupcias con Del Balzo [la infanta doña María Isabel, viuda, el 8 de noviembre de 1839 de Francisco I de las Dos Sicilias, casó en segundas nupcias, con autorización de su hijo el rey Fernando II, el 15 de enero de 1839, frisando los cincuenta años, con el general napolitano Francisco del Balzo, que contaba apenas treinta y cuatro años] , por lo que, a los pocos días del trato con Muñoz, le significó su deseo de desposarse con él. Pareciole al guardia un sueño lo que oía, pero viendo que era serio el propósito de la señora y que se le metía encasa la fortuna, sólo pensé en abrirle de par en par la puerta, que arrancó luego para que no se le escapara.

Todas sus relaciones en la Corte se reducían al marqués de Herrera, al escribiente del Consulado , don Miguel López Acevedo, a cuya mujer cortejó cuando era simple guardia, y al clérigo don Marcos Aniano González, su paisano que estaba accidentalmente en Madrid, recién ordenado. Dirigióse a´este último Muñoz , ofreciéndole una capellanía de honor si hallaba modo de casarlos y de confesar a la reina, que no tenía confianza en los de la rea capilla. Intentóse el medio de pedir licencia al patriarca, el cual, noticioso de la vida relajada del joven clérigo, y sospechando el misterio, por las personas que mediaban, se negó rotundamente. El obispo de Cuenca, a quien se pidió después como diocesano de Gonzáléz, se negó del mismo modo.; pero antes de que viniese su repulsa, urgía tanto el caso, que acudieron al nuncio de Su Santidad  , el cardenal Tiveri. Resistióse al principio Pretextando con socorranería italiana , que era muy joven el demandante ; mas repetida la instancia con esquela autógrafa de la real novia , se concedió la licencia González para una sola vez. Estas diligencias se practicaron del 25 al 27 de diciembre , y el día 28 a las siete de la mañana, es decir, a los tres días del trato (no siempre "las cosas de palacio van despacio") y a los tres meses de fallecer el rey Fernando, se verificó el matrimonio morganático de su viuda, siendo el ministro del sacramento el presbítero don Marcos Aniano González  y testigos el marqués de de Herrera y don Miguel López Acevedo, y haciendo de asistente el presbítero don Acisclo Ballesteros Tersita Valcárcel y la moza de retrete llamada Antonia, guanicionista que había sido de la Teresita. / No tardó Muño, y procuró alejar a los que estorbaban. La Valcárcel fue llevada a Bayona por escribano que dió fe de su entrega a su marido. un francés de quien vivía separada; a su cortejo don Nicolás Franco ascendido a teniente coronel se le destinó a la Tenencia del Rey en Jaca , y al gentil hombre Carbonell lee hizo marchar a Andalucía La única que continuó en Palacio y a favor con con la Reina fue Antonio Robledo ascendida de moza de retrete a barrendera.

El pueblo se enteró de la boda  mucho después y en sorna empezó a llamar al guardia Fernando VIIi. Sencillamente, fue una vergüenza nacional

Acabada la primera guerra carlista, finales de 1840, urgía poner algún orden en la desastrosa gobernación de la Reina Gobernadora, y para ello era imprescindible destituir a la impresentable . En "Los pícaros Borbones" leemos: "Privada de su cargo fue metida en un barco que la llevó desde Valencia camino del exilio [...] Desde París, la Ex gobernadora se apresuró a declarar que la habían obligado a marcharse y que se iba con la conciencia tranquila y la frente muy alta". ¡Que cara dura tan majestuosa! Obligarla a marcharse era lo más benévolo que con ella se podía hacer, pues, como veremos,, pasado tiempo y volviendo a España se pidió procesarla con motivo de que tenía las uñas muy largas. 

Aparte de la vergüenza nacional que constituyó su lío erótico y matrimonio con el otrora escolta Fernando Muñoz  -no ha sido sólo en nuestros días la de Mónaco-, era también vergonzoso que se había convertido en unión con su marido -¿quién pervirtió a quién?- en auténticos cacos Cayó Esparteros en 1843 ante sus enemigos progresistas y el moderado Olózaga, González Bravo, y los generales Serrano, Narváez, (a) el Espadón de Loja, y Prím, como los jefes más relevantes, colocan en el trono a Isabel II, aunque sólo tiene trece años. Como revelan las cartas de la Nunciatura en Madrid a la Santa Sede -escribe escribe Ricardo de la Cierva- la educación de Isabel II había sido lamentable y corruptora; uno de sus ayos, de sus generales favoritos, la inició en el secreto del sexo, terreno donde se convertiría pronto en una gran maestra.       

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