lunes, 31 de octubre de 2022

TERRORÍFICA Y ABSURDA MUERTE (visión de varios autores)

El mundo y la eternidad son un sueño infinito.
-Federico García Lorca- 

No entiendo que Meterlinck, en su ensayo sobre la muerte considere que vivir en la ignorancia de qué es de nosotros tras la muerte dé motivo a alegrarnos, Tampoco me causa -a él sí- satisfacción la doctrina de la reencarnación. Miguel de Unamuno decía: "No sé lo que daría por saber que después de morir seguiría siendo Miguel de Unamuno". Lo único que sabemos es que vamos a ser podredumbre bajo tierra o en nicho, quedando en los huesos -casi a tal punto nos vemos en la senectud-, aunque últimamente se ha puesto de costumbre la cremación, la cual evita la podredumbre de la carne, de la que nos dice el dogma ha de resucitar. 

¿Qué dice nuestra religión de la cremación

La incineración o cremación, o sea, quemar el cadáver, está prohibida por las leyes de la Iglesia; no existe en la tradición judaica ni en la cristiana. En Japón sí lo permite la Iglesia por ser costumbre del país. Tal práctica implica la falta de un entierro eclesiástico  La Iglesia católica prohíbe tener las cenizas en casa, también tirarlas al mar. Se incinera con ataúd porque así lo obliga la ley en España. El cuerpo es reducido a trozos de huesos y polvo; estos trozos de huesos los transforma en polvo una máquina. La religión católica insiste en enterrar las cenizas. Los ateos, los que no creen en un Dios en forma alguna, toman aquí pie, principio, base, fundamento para rechazar la creencia de la resurrección de los muertos. ¿Pero acaso el paso del tiempo, los años que tiene la Creación, no ha pulverizado la humanidad en esta su primera fase. O en la transformación del hombre, evolucionismo,  con su obra capital 'El origen de las especies', de Carlos Darwin? Ello es algo que, dicho sea de paso, contrasta con el Génesis, de una parte, y Apocalipsis, de otra? Si acaso se levantarán del sepulcro los de aquellas necrópolis que existan cuando llegue la anunciada fecha de juzgar a toda la humanidad. 

En cuanto a este Día del Juicio Final será el fin de la humanidad y el del tiempo. Dios nos juzgará todos y sentenciará nuestro destino para toda la eternidad. Previamente habrá resucitado la carne. Después, él destruirá el cielo y la tierra antiguos y procederá a una nueva Creación. 


Techo de la Capilla Sixtina - Miguel Ángel.

Creación. Dios hizo Sol, Luna y Estrellas  4º día.
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En la del Génesis leemos: "Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto".  

Todo esto es muy complejo y contradictorio, y más que a mi conocimiento, pues tengo leído bastante lectura al respecto, escapa a mi inteligencia, que no alcanza la suficiente capacidad para entender a Dios. Ya dice Baruch Spinoza que "un entendimiento finito no puede comprender lo infinito".       

Del pavor que causa la muerte en nuestra corta vida

Y me agobian dos penas infinitas: un disgusto infinito de la vida, / y un temor infinito de la muerte. - Amado Nervo, en 'Místicas II' -

Aterroriza, y esta premisa es tan real como ella misma. Estoy de acuerdo plenamente con esta afirmación de María Bashkirtsell, ap. 'Diario de mi vida': "¡cuando pienso que vivimos una sola vez y que cada minuto nos acerca a la muerte, me siento enloquecer!" Cómo no lamentarse también  con ella: "¡vivir, tener tanta ambición, sufrir, llorar, combatir, y al fin... el olvido, Cómo si yo nunca hubiera existido!" Con la perspectiva de la eternidad cabe preguntarse si existimos; comparemos lo que es el tiempo para nosotros y lo que es para Dios. En la Segunda carta de san Pedro leemos: "... no debéis ignorar una cosa, y es que un día respecto de Dios es como mil años , y mil años como un día" (cap. 3, vers. 8).   He citado a Unamuno, obseso de la muerte y, por ella, de Dios; pues bien, él  en su obra ''Del sentimiento trágico de la vida' dice:  "semillas somo los hombres del árbol de la humanidad". 

Pensemos que la existencia de ésta, proceda de la Creación (Génesis),, dejándonos hic et nunc, aquí y ahora,del Evolucionismo,  En cuanto a este citado primer libro de la Biblia, la muerte, la razón de su existencia, es el castigo de Dios por haberle desobedecido cuando nos prohibió comer de la fruta del árbol del Bien y del Mal


¡Qué pena, ya era suficiente castigo ser echados del paraíso!  No podemos hacernos cuentas de nada, y muy bien nos lo aclara -ya que estamos con la Biblia en la mano- la Carta católica de Santiago: "He aquí que vosotros andáis diciendo: Hoy, o mañana iremos a tal ciudad, y pasaremos allí un año y negociaremos, y aumentaremos el caudal; estos decís vosotros, que ignoráis lo que sucederá mañana. Porque, ¿qué cosa es vuestra vida? Un vapor que por un poco de tiempo aparece y luego desaparece. (Cap. 4, vers. 13, 16). Buena explicación del tempus fugit, el tiempo huye, (Virgilio) , cuya cita que ampliada en Tempus fugit sicut nubes, quasi naves, velut umbra", el tiempo se escapa como una nube, como las naves, como una sombra.aforismo éste que es referencia al Libro de Job, y deriva a concepciones de otros pueblos; asimismo crea la filosofía vitalista. [Ya trataré otro del vitalismo, que entra tanto en la Biología como en la Filosofía].

La muerte en la Religión y en la Filosofía- 

Tiene una relación directa, íntima, están conexionadas, Veámoslo en algunos autores: José Saramago piensa: Sencillamente, creo que la muerte es la inventora de Dios. Si no fuéramos mortales no tendríamos ningún motivo para inventar a Dios. Para qué. Nunca le conoceríamos". La Religión más que la Filosofía  nos alienta --- frente a la muerte. Y así el susodicho Unamuno, en su 'San Manuel Bueno, mártir', dice: "Todas las religiones son verdaderas en cuanto hacen vivir espiritualmente a los pueblos que la profesan, en cuanto les consuelan de haber tenido que nacer para morir, y para cada pueblo  la religión más verdadera es la suya, la que le ha hecho".  Para Schopenhauer, "la muerte es el genio inspirador, el musagetes de la filosofía... Sin ella difícilmente se habrá filosofado". Él habla in extenso de la muerte,

'Nacimiento y muerte pertenecen por igual a la vida y se contrapesan : uno es condición de la otra; forman ambos los dos extremos, los dos polos de todas las manifestaciones de la vida. Esto es lo que la más sabias de la mitologías, la de la India, expresa como un símbolo, dando como atributo a Siva, el dios de la destrucción, juntamente con su collar de cabezas de muertos el Lingam, órgano y símbolo de la generación: porque el amor es la compensación de la muerte, su correlativo esencial; se neutralizan, se suprimen el uno al otro. 

De nuestra conducta en el mundo y de nuestra vida de ultratumba.

Siguiendo a este efecto con las disquisiciones de este filósofo, paremos mientes en su idea clave:

Hay dos puntos que preocupan , no sólo a todo hombre que piensa, sino también a los partidarios más  decididos de cada religión , y en los que, por eso, residen las fuerzas y el sostén de las religiones. En primer lugar, la significación moral transcendente de nuestra conducta; en segundo, nuestra continuidad después de la muerte. . . 
Dejando aparte las virtudes teologales de nuestra religión católica  -fe, esperanza y caridad-, salvarse por la fe y la caridad, aquí entra nuestro filósofo  estudiar si somos o no responsables de nuestra conducta. Partiendo de  disquisiciones sobre el teísmo, llega a proclamar:
 El que ahora púes de no haber existido un tiempo infinito, deba continuar durante toda la eternidad, es una hipótesis excesivamente audaz.  Si, en mi nacimiento, vine  y fui creado de nada, es muy probable que, en la muerte, vuelva a ser nada. Duración infinita a parte post, y nada a parte ante, no concuerdan. 

Haya tal o cual tipo de inmortalidad o no la haya, la idea de la muerte no deja de contar en nuestra conducta, y así lo considera Arturo Pérez Reverte  al exponer que "bien mirado, el hombre ha dejado de pensar en la muerte. Creer que no vamos a morir, no hace débiles y peores". 

A tal extremo llega la preocupación por nuestro tránsito del Más Acá al Más Allá que se ha llegado a decir que la muerte no existe. Tal, por ejemplo,Cicerón, ap. 'El tratado de la República', escribe: "La verdadera vida comienza cuando se rompen los lazos del cuerpo que nos mantiene en cautiverio; lo que tú llamas vida es, en verdad, muerte ; pero mientras Dios , de quien es templo todo, lo que ves, no te haya libertado de la prisión corporal no puedes penetrar en esas moradas". Seguidamente hace unas consideraciones entre la gloria humana y la divina:

Las almas de aquellos que se entregan a los placeres de los sentidos se hacen exlavas del deleite, y, arrastradas por las pasiones, violan todas las leyes divinas y humanas; por lo cual, cuando se separan del cuerpo, vagan errantes alrededor de la Tierra y no vienen a estas mansiones hasta después de muchos siglos de expiación 

De nuestros días citaré otra pluma que niega la existencia de la muerte, la del paleontólogo Juan Luís Arsuaga en su libro en colaboración con el periodista Juan José Millás, 'La muerte contada por un sapiens a un neandertal'. Entresaco estos puntos claves: 

-- La muerte no existe porque el ecosistema permanece. La vida es inmortal. Los individuos se desplazan, pero el sistema permanece. No hay muerte, hay renovación, los sistemas biológicos están muy por encima del individuo.

-- Dios dice que la muerte es un invento de los hombres. Lo que vosotros llamáis muerte, son desplazamientos en el interior de la vida.

-- El individuo muere, claro que muere. desde que somos multicelulares.

-- No muere, se transforma, se recicla, tú mismo lo has dicho. Lo que muere es la autoconsciecia. 

-- Díselo a los deudos en un funeral.No se preocupe, que su padre no ha muerto, continúa en el ecosistema y se perpetúa en la bioesfera.

-- Ya, ya, ¿pero es verdad o no que ese baile de átomos sea la vida dentro de la vida? 

-- Ahora estás hablando como un epicúreo. 

Retomando el susto, miedo, que produce la muerte.

 Ni al sol ni a la muerte puede mirarse fijamente. - Larrochofocauld - 

Pese a esta cita del autor de las 'Máximas, algo sobre nuestro inexorable fin hemos examinado. Hemos visto que no únicamente los filósofos meditan sobre ella, sino toda la Literatura; toma en ésta tanta parte como el amor. He citado a Unamuno, y él, precisamente, une amor y muerte al definir al primero. En su otra cumbre, 'Del sentimiento trágico de la vida', dice: 'Es el amor, lectores y hermanos míos, lo más trágico que en el mundo hay; es el amor hijo del engaño y padre del desengaño; es el amor el consuelo en el desconsuelo; es  la única medicina contra la muerte, siendo como es de ella hermana'. 

En la misma obra manifiesta algo a que yo me sumo: 'no comprendemos -expone- - a los hombres que me dicen que nuca les atormentó la perspectiva de la muerte, ni el anonadamiento propio les inquieta, y por mi parte no quiero poner paz entre mi corazón y mi cabeza, entre mi fe y mi razón, quiero más bien que se peleen entre sí'. Esto es algo que pone de relieve en toda su obra.  

Lo único que a ciencia cierta sabemos de la muerte es que implica, supone, olvido por parte de este mundo. El emperador Marco Aurelio, en sus 'Meditaciones',  nos alecciona: "Esta cerca que tú te olvides de todo, y también lo está que todo te olvide". Contradice esta premisa Cicerón al afirmar que 'la vida de los muertos perdura en  la memoria de los vivos'. Y en nuestros días vino a repetir esta idea el escritor estadounidense J- Campbel: 'Vivir en el corazón de los que dejamos atrás, no es morir' Pero esta vida  del recuerdo es también efímera vida", puesto que las generaciones van cayendo en la muerte indefinidamente. Nuestro tiempo puede ampliarse al de nuestros hijos y al de nuestro nietos, no más generalmente.; desapareceremos en el olvido indefectiblemente En cuanto a este mundo. En cuanto a olvidarnos de él nosotros al morir es muy triste pensar tener que olvidar a nuestros seres queridos. 

Al visitar la tumba de ellos nos angustia siempre el mudo diálogo que no dejamos mentalmente de establecer   O más bien monólogo que quisiéramos fuera diálogo. Duele no visitarles, y duele visitarles.