lunes, 27 de noviembre de 2017

Indignante mixtificación de la Historia a causa de capricho político. (Primera Parte)

Contra el absurdo proceder de algunos segovianos, que no hay quién les apee del burro, sosteniendo que el arcosolio que en la iglesia parroquial de Santa María la Real de Nieva, eregido sin fundamento, contiene los restos de Blanca I de Navarra, está mi rechazo de plano sin haber conseguido se actúe como demandan de consuno la razón y la honestidad . Ya he dejado expuesto en más de un artículo que, a mis instancias de que no se vulnere la verdad, sólo he recibido salidas por peteneras. Por ejemplo, el actual alcalde del pueblo me contestó que le importaban más los vivos que los muertos.. El hecho clama al cielo, pues hay que añadir que, además de despreciar la Historia, menosprecian la Ciencia. Pero estos señores indiferentes a Clío sí entienden, por lo visto, que son muy dueños de mixtificar la Historia, dado su poder. Craso error, ya que como escribe el jesuita, teólogo e historiador español, Juan de Mariana: Como la virtud, así también el poderío tiene sus medidas y sus términos. Y si los pasa, no solo no se fortifican, sino que enflaquecen, y menguan.. (...). No hay rey ni señor en la tierra que tenga poder sobre su estado de imponer un maravedí sobre sus vasallos sin consentimiento de la voluntad de lo que le deben pagar, sino  tiranía y violencia'. Se ha dicho que este aserto es toda una lección para Raghi, Rajoy y Maduro. 

Extrapolando de pecunia numerata al pensamiento, se ha de respectar la verdad, y es evidente que imponer la mentira valiéndose del poder, es tiranía. Tiranía en acepción de 'abuso, imposición en grado extraordinario de cualquier poder, fuerza o superioridad' (RAE).                                                                                
Entiendo que haya políticos de medio y, a veces, alto nivel –no debiera haberlos- incultos en Historia, pase con los que tienen cargos modestos, pero no, y a ningún nivel, que cuando en esta faceta  se ha metido la pata –valga la loc. verb. coloq.-  y se les muestra y demuestra para que se proceda de modo racional y honesto, actúen rebelándose a la evidencia, aferrados a que perdure lo científicamente probado como falso. Me refiero al sepulcro que exhiben en Santa María la Real de Nieva y para colmo de la mayúscula MENTIRA que el mismo implica, hacer propaganda de él. Item. Llega la cosa al extremo de que en el Ayuntamiento hay constancia desde el primer momento -si al registro de correspondencia no escamoteó el alcalde cartas a él dirigidas-  de quién pueden ser los restos del sepulcro en cuestión, pero el alcalde de entonces no se apeó del burro, absurdamente continuó con el infundio creado por él y sus corifeos. Incrementó el dislate, le  llevó al summum, enviando un artículo –irrisorio tanto en la forma como en el fondo- a la prensa local, defendiendo la autenticidad de los restos al poco tiempo de haber dado rotundo mentís el ADN a la falsa inscripción del aludido monumento funerario. La noticia se difundió urbi et orbi, mas ni en el pueblo ni en Segovia, los señores con los que he contactado, se han enterado. O no quieren enterarse y optan por seguir sosteniendo el engaño, el cual desde el 9 de septiembre de 2008 no se puede mantener no solo honestamente, también cuerdamente. 

Mi decepción sufrida en el pueblo se repite a escala de la capital de provincia, dejándome la antigua 'universidad popular', pasmado con su inhibición. 

 A mi solicitud de que se tape la falsa inscripción no obtengo respuesta de las personas a quienes me he dirigido en Segovia, y la que antes formulé al cura y al alcalde del pueblo salieron ambos por los cerros de Übeda. Al pretender que entraran en razón, dejaron de contestarme. El Sr. Pérez Esteban hizo hincapié en que no le interesaba la cuestión, que tiene temas interesantes de que ocuparse, que le interesan más los vivos que los muertos, y otras lindezas. Le respondí que puede dar opciones a sus tareas, pero que ha de interesarse por todo lo que es de su incumbencia. El párroco, que al principio se hizo el ignorante  -crasa, indisculpable, ignorancia la suya- terminó erigiéndose en paladín de la mentira, llegando a la osadía de darme a entender que él tiene la demostración de la verdad, no el equipo que realizó lo que él llama la autopsia. (Un día me preguntó con quien se había hecho la autopsia). 

Huelga decir que se está dando un hecho inaudito, por lo que tiene de ‘nunca oído, sorprendente por insólito, escandaloso y vituperable’, todas las acepciones que presenta la RAE. ¡Ya es fanatismo el ir incluso contra un adelanto de la Ciencia que enormemente valioso resulta a la Historia y a la Vida. Bueno, lo rechaza el Sr. Agueda Martín. Ya le he dicho que de cura de pueblo pasaría a ser una gran figura internacional si demuestra que el ADN, incluido el mitocondrial, no vale para nada. Asimismo alcanzarían la gloria como científicos  los políticos que me dan la callada por respuesta. Ello no lo autoriza, y menos justifica, el poder, y me hace recordar esta aserción de José de San Martín, libertador de América: La soberbia es una discapacidad que suele afectar a Pobres Mortales, que se encuentran de golpe con una miserable cota de Poder.  La Academia de San Quirce carece de carácter político y habla de su interés por el arte y la historia de la provincia, no entendiendo yo la excepción de tal preocupación, que en el caso del falso sepulcro hace, que de ello se despreocupe. Ya me cuesta mucho creer que el actual director se encuentre en la ignorancia que me indicó. Se enteraría y contestaría, mas al parecer lo ha dejado ad calendas graecas.  

Continúan sin encontrarse los restos mortales de Blanca I de Navarra, según ha dictaminado la Ciencia. 

Ella falleció de modo sorpresivo en Santa María de Nieva hacia el 1 de abril -se discute el día- de 1441. ¿Se quedó en este lugar segoviano o se la llevaron? De momento, quedó su cadáver en depósito. Lo que a este respecto hay sobre sí los restos fueron o no trasladados lo analiza a fondo la medievalista Eloísa Ramírez Vaquero en su artículo titulado 'Los restos de la reina Blanca de Navarra y sus funerales en Pamplona', mayo-agosto de 1996, Nº 208, en la revista 'Príncipe de Viana'. Pero la incógnita queda sin despejar. Lo fundamental es que continúan desaparecidos. En cuanto al funeral en Santa María de Nieva, donde murió, dice:
Al año siguiente, en un solemne funeral, se reunieron lo más granado de la realeza y nobleza castellana para recordarlo, ya que no pudo hacerlo en la fecha de la muerte. Un cabo de año con la propia Nieva no tenía, por otra parte, nada de extraño, estuviera o no la reina enterrada allí; la corte castellana y el rey de Navarra se movían habitualmente por diversos focos del entorno: Segovia, Coca, Olmedo, Peñafiel, Valladolid, ejerciendo cada uno distintas influencias. Recién alcanzados los acuerdos entre las fracciones en lucha, era el momento oportuno para ofrecer el funeral que no tuvo en su día en Castilla, al que fue fácil después para todos los presentes, reticentes siempre, reunirse para cualquier cosa, y al que no acudió naturalmente la familia que residía en Navarra, el heredero principalmente. 
 Garibay refiere sobre la ubicación de su provisional de doña Blanca.
Habiendo esta católica reina fallecido  en la dicha villa de Santa María de Nieva fue luego en depósito sepultada en el monasterio de la misma villa , que desde la orden de Predicadores, y enteránla en medio de la capilla mayor, pegado a las gradas del altar mayor, . En tanto, que yo escribía esta obra, me sucedió tener que pasar de la villa de Valladolid a la de Madrid, , y de camino entrando en el monasterio, a encomendarme a la Virgen María, hablé luego con fray Martín de Carate..., y pidiendo de su sepultura, me mostraron él y el Superior el lugar arriba señalado donde ahora no hay tumulo ni tumba, ni otra insignia, no solo  de Real sepultura, mas ni de otra  cualquier persona, que fuese señalada, sino en el suelo una enladrilladura vieja. Certificarónme por cosa muy constante, haber sido trasladada, aunque no sabían a donde. 
(Obviamente, no he mantenido la ortografía de la época). 

El testamento, que vino a ser papel mojado.  


El testamento tiene fecha 17 de febrero de 1439.          
Dispone que su cuerpo sea enterrado en la iglesia de Santa María de Ujué en un sepulcro de alabastro que mandó construir debajo del coro; encima de dicho sepulcro ordena que se ponga una imagen suya. A la iglesia de Ujué deja los paños que durante la ceremonio religiosa del entierro han de cubrir su ataúd, que se colocará en el suelo hasta que sea metdo en el sepulcro. Las ropas de la mortaja, que también dona a dicha iglesia de Ujié, serán las mismas que vistió el día de su coronación. Quiere que el día de su entierro vistan de paño a sesenta pobres; que se hagan tres lámparas de plata para alumbrar delante del altar mayor. [...]. Manda asimismo que en ciudades, villas, lugares y monasterios del reino se celebren mil misas por la salud de su alma y establece los pagos y donativos que habrá de hacerse por ello. 
La fatal cláusula testamentario que facilitó  a su viudo arrebar el trono de Navarra  a los hijos. 
Según el fuero de Navarra y lo dispuesto en el contrato matrimonial de la reina Blanca con Juan de Aragón, el trono debía heredarle el hijo mayor de los reyes, en este caso su primogénito Carlos, Príncipe de Viana, si éste fuera menor de edad en el momento e la muerte de Blanca. A su vez pide a Carlos que acceda al trono con la benevolencia y bendición de su padre 
Al subrayarlo quiero indicar  que aquí se halla el quid de la usurpación del trono al Príncipe de Viana primero, y, muerto éste, a Blanca, a lo que hay que añadir que muriera envenenada. 
En caso de que Carlos muriera sin hijos de legítimo matrimonio , nombra heredera del reino a su hija Blanca, y, si tampoco ésta los tuviera legítimos, a su tercera hija,  Leonor. 
He de hacer aquí alusión a un texto de Mariona Ibars i Puga y Assumpcio Malgosa i Morera, a unos interrogantes muy sustanciosos. Dicen: ¿Acaso eran contrarias las resoluciones de la reina y don Juana raíz del matrimonio de sus hijos? ¿Era doña Blanca contraria al matrimonio de su hija con el príncipe de Asturias? ¿Habían hablado ambos esposos sobre la coronación de su primogénito entre 1436 a 1439, cuando se trataron los pactos matrimoniales del Príncipe de Viana con Inés de Cleves? Al concertarse las bodas de sus hijos ¿había podido intuir la reina como madre que, si moría ella primero, el traspaso de poderes entre padre e hijo podría entrañar dificultades, por no estar su esposo dispuesto a renunciar a aquel título real en vida, y de ahí, aquel ruego en su testamento? Sí que es un problema no aclarado, una cuestión dudosa. Lo que está claro es el daño que causa al hijo en mucho casos la muerte de un padre es más atento a intereses que al cariño filial. 


jueves, 23 de noviembre de 2017

Dos grandes reinas propietarias Trastamara, desemejantes en cuerpo y alma.

Isabel I de Castilla
Blanca I de Navarra
                                                                      
                                



Lo primero a considerar es que doña Blanca fue reina de Navarra por legítima herencia de su padre, mientras que doña Isabel debe el ser reina de Castilla a haber obtenido la victoria de una guerra de sucesión contra la hija y, por ende, sucesora del rey. Se lo debe, de modo irrefutable, al golpe de Estado que perpetró con ayuda de su cónyuge."Dos buenos católicos"
   
Se ha comparado a Blanca I de Navarra e Isabel la Católica, equiparándolas como dos grandes reinas propietarias. Partiendo de que las comparaciones son odiosas. paso a significar lo que va de una a otra. Moralmente una es la antítesis de la otra; todo lo que de apática tiene la esposa de Jua II de Aragón, la nuera de dicho rey y de su segunda esposa está, por el contrario, dotada de ferrea voluntad. Don Juan ejerció el machismo del reino de Aragón -no reinar la mujer-, doña Isabel no se lo permitió al hijo de éste, que inicialmente no dejó de pretenderlo, y para no romper relaciones hubieron de llega al <tanto monta - monta tanto, Isabel como Fernando>. Pero en primer lugar mandaba en Castilla, y era su reina, Isabel. Igualmente Fernando era el rey de Aragón, e Isabel la reina consorte. No hubo unificación de ambos reinos , y si Fernado, viudo y casado con Germana de Foix, hubiera conseguido descendencia, doña Juana la Loca no hubiera hererado el reino aragonés.

Blanca I de Navarra e Isabel la Católica eran tan desiguales moralmente como físicamente, la  primera era una mujer de pequeño cierpo, mientras la segunda era alta. José María Zavala, en 'Isabel, intima - las armas de la mujer y reina más célebre de la historia de España', la describe así. 
... una niña bellísima, de alta estatura, rostro ovalado y larga y sedosa melena rubia, que engatusaba a los hombres con su expresiva mirada, entre bondadosa y complaciente. Sus ojos eran azules, verdosos a cierta distancia, enmarcados por unas finas y largas cejas que señalaban el inicio de su proporcionada frente, de un blanco perlado como el resto de la piel; la nariz grande, sin los excesos borbónicos de Francia, y la boca bien perfilada, si acaso más protuberante el labio inferior. 
Para el cronista coetáneo Fernando del Pulgar no es de alta estatura, véamos su descripción en 'Claros varones de Castilla'.
Esta Reina era de mediana estatura, bien compuesta  en su persona y en la proporción de sus miembros, muy blaca y rubia; los ojos entre verdes y azules, el mirar gracioso y honesto, las facciones del rostro bien puestas, la cara muy hermosa y alegre
En el orden moral añade: 
Era mesurada en la continencia y movimiientos de su persona; no bebía vino; era muy buena mujer, y le placía tener cerca de sí mujeres ancianas que fuesen buenas y de linaje 
Esto sobre todo y plenamente justificado, porque en caso contrario cuernos al canto. A pesar de que se amaban, como dice en cronista.
Amaba mucho al rey su marido, y celábalo fuera de toda medida.
Harto motivo tuvieron madre e hija para ser celosas conpulsivas, ya que Fernando el Católico y Felipe el Hermso eran a cuál más mujeriego. El mismo cronista, en el capítulo destinado a 'Don Fernando el Católico', dice: 
Placíale jugar todos los juegos de pelota y ajedrez y tablas, y en esto gastaba algún tiempo más de lo que debía; e como quiera que amaba mucho a la Reina su mujer, pero dábase a otras mujeres.
¡Pues si no llega a amarla!... Isabel soportó hijos de su marido antes de estar casada y durante su matrimonio. El citado Zavala dice en su biografía
El doctor Enrique Junceda expresa en sus reservas sobre la completa seguridad de este regio enamoramiento. en lo que respecta al esposo.: "Es discutible que este enlace tuviese un fondo de amor, al menos por parte de don Fernando, a quien le nació un hijo natural el mismo año de sus bodas; ahora bien, no podríamos decir lo mismo por parte de ella, y la misma Isabel así lo reconoce cuando suyo aquel conocido romance: "El que se casa por amor, siempre vive con dolor". 
Refiere Zavala, siguiendo a Junceda, los hijos bastardos de Fernando. Ya casado tuvo a Ana de Aragón, cuya madre era de la villa de Tárrega, denominada <la muchacha de la media noche>. Tiene además dos niñas, las dos llamadas María, una con una señora vizcaína, y la otra con una portuguesa. Cita el autor de 'Isabel íntima' al historiador y coetáneo Lucio Marineo Sículo la prevencion que advierte: 
Amaba de tanta manera a su marido, que andaba sobre aviso con celos a ver si él amaba a otras, y si sentía que miraba a alguna dama o doncella de su casa con señal de amores, con mucha prudencia buscaba medios y manera con que despedir a aquella tal persona de su casa con mucha honra y provecho   
No conoció el matrimonio de su hija Leonor.

Leonor contrajo matrimonio con el conde Gascón IV de Foix en 1442, o sea, después de la muerte de su madre. En 1445  es declarada por  Juan II, su padre, heredera de la corona a la muerte de su hermana Blanca, que había caído en desgracia por su separación matrimonial con el Príncipe de Asturias a finales del 1453. Ya separada conoció la muerte de su ex suegro y al príncipe Enrique como Enrique IV. Su hermana  Leonor se convierte en el arma  del rey de Aragón contra ella.. Proclamó don Juan a Leonor y a Gascón de Foix herederos del reino. Por estos años con la guerra gobiernan más bien Martín y Pierres de Peralta, jefes de los agramontes. En abril de 1462 Juan II , su hija y su yerno firman el Tratado de Ólite por el que se concede rey a Juan -no suelta el reino ni a tiros- al que sucederá Leonor. Como para ello constituye obstáculo la legítima heredera, ésta es entregada a su cuñado y presa en la torre de Moncada, fallece en 1464, a decir de Zurita, 'con gran nota e infamia del conde Foix y de y de la infanta doña Leonor, su mujer '. Ya indiqué recientemente, pues que de de los Tratámara venimos hablando,  lo que al respecto expone el P. Florez en 'Memorias de las reinas católicas de España':
El mismo rey don Juan fue el que entregó a la inocente hija en víctima de la ambición de su hermana doña Leonor, y ésta, por no perder lo que ideaba usurpar, la sacrificó en el castillo de Orrtes, en Bearne, donde la tuvo en miserable prisión más de dos años, desde esta muerte civil hasta que llegó la natural el 2 de diciembre de 1464, en que se publicó la muerte, sin ocultarse el modo, de haber sido con veneno por medio de una dama de la condesa de Foix, que la asistía.
Mientras otros historiadores dejan entrever que fue envenenada, Florez de Setien lo expone sin ambages.
 

Al año siguiente padre e hija entran en pugna por el trono; el rey se apoya en los agramonteses, y ella en los beamonteses. Juan II destituye a Leonor del cargo de lugarteniente, y lo pasa al hijo de ella, Gascón. Cuando murió, hubo de designar nuevamente a Leonor. Pero la guerra del reino continuó. Gascón de Foix falleció en julió de 1472. ¡Y esta era la hija predilecta y sumisa de Juan II! Leonor I de Navarra, tercera hija de la entonces infanta heredera Blanca y de su segundo marido, el infante Juan de Aragón, duque de Peñafiel. salió a imagen y semejanza del autor de sus días.  

La truncada satisfacción del matrimonio de la infanta homónima de su madre.

jueves, 16 de noviembre de 2017

Una pincelada sobre el entorno familiar de Blanca I de Navara

Entre la inexorable muerte y los enlaces matrimoniales giraba, se desviaba, en un sentido u otro, la marcha de la Historia in illo tempore, en aquel tiempo, sin descartar el golpe de Estado, dado manu militari, por la fuerza de las armas,  que si alguna vez hizo triunfar la razón, otras sirvió para implantar la sinrazón, la ilegalidad. La guerra, siempre mala per se, por sí mismo, llevó múltiples veces inherente la injusticia. 

En mayo de 1410 falleció el rey  de Aragón Martín el Humano. Su hijo Martín el Joven había muerto un año antes ', escribe literalmente Juan Valdeón Baruque, apud 'La dinastía de los Trastámara'. Deseaba el monarca aragonés que le sucediera su nieto Fadrique, hijo bastardo de Martín el Joven. Éste contrajo segundo matrimonio en 1402 con  Blanca de Navarra, hija de Carlos III el Noble y de su esposa Leonor de Trastamara, viudo  de María de Sicilia que falleció en 1401 a los treinta y siete años de edad. 

Martín el Joven fue el primogénito de los cuatro hijos de Martín I de Aragón con su primera mujer María de Luna, los otros son: Jaime, Juan y Margarita. Ninguno sobrevivió a su padre, por lo que éste se volvió a casar ipso fato en busca de un heredero. Lo efectuó con Margarita de Prades, pero inútilmente. Pese a su primer matrimonio con hijos, se le cataloga como impotente sexual; entre siete casos célebres de monarcas citados por el historiador L. Alonso Tejada, figura este primer suegro de Blanca como reina consorte de Sicilia. El autor expone:
En julio de 1409 murió su único hijo, Martín el Joven. El rey se quedó así a sus cincuenta años, viudo y sin heredero. Obsesionado por el problema de la sucesión, Martín I se casó de nuevo, un mes más tarde, con Margarita de Prades, bellísima y noble joven de diecinueve años. Sus esfuerzos para engendrar un heredera fracasaron, a pesar del ahinco de los esposos. El rey demasiado obeso y con un estado de ansiedad aguda, no logró satisfacer a Margarita, que según todos los indicios salió doncella del tálamo real. Se recurrió entonces a estimulantes, ungüentos, fricciones, y otros ingeniosos artificios que tampoco dieron otro resultado que algunas movidas de cama. Consecuencia de la impotencia de Martín el Humano fue otro cambio de dinastía de indudable trascendencia, que sancionaría el Compromiso de Caspe.
De tal problema traté recientemente, cómo originó la implantación de la dinastía Trastamara en Aragón. 

En Martín el Joven se da la casualidad de morir el dia de su trigésimo quinto cumpleaños; nació el 25 de julio de 1374, y falleció en la misma fecha en 1409. Fue rey de Sicilia de 1390 a 1409. Con su primera esposa, a la que había retomado el trono, reinó conjuntamente hasta que ella murió, y fue unos nueve años reina consorte su segunda esposa. Con la primera tuvo a el infante Pedro de Sicilia, que no pudo ser heredero por morir a los seis años (en 1400). Con Blanca tuvo otro hijo, el infante Martín de Aragón (1403-1407). Solo le sobrevivió Fabrique, Tuvo además una hija ilegítima: Violante de Aragón y Pesce, en la noble Agata de Pesce. 

Segundo matrimonio.

Este fue planeado por Fernando I de Aragón. He aquí como "ve" a Blanca I de Navarra la historiadora Eloísa Ramírez Vaquero, biógrafa del Príncipe de Viana. 

Blanca resulta ser una soberana más o menos presente en la mente de la mayor parte de la gente y de la que se conocen rasgos más o menos generales: madre del príncipe Carlos de Viana, y relacionada con la raíz de su conflicto sucesorios; interesada por obras constructivas del calibre de la catedral de Pamplona,; residente habitual, como reina, de uno de los palacio más emblemáticos del reino -Olite-; con fama de una religiosidad exaltada, casi mística, que se encarna  en una fuerte tendencia a las perigrinaciones, piadosas y a la atención de los necesitados, etc. En el fondo, sin embargo, estas no son más que pinceladas, más o menos anécdóticas, que han trascendidido a una personalidad y a una trayectoria  vital que, en cambio, permanece frecuentemente en la sombra.
Apunta que se vio eclipsada.
Blanca tuvo a su lado, como reina de Navarra, a la personalidad sin duda más arrolladora del siglo XV peninsular, y una de las más singulares de todo el Occidente europeo. [...] La figura de la reina, por tanto, ha quedado, en buena medida, minimizada, opacada, como en un contraluz, de forma que siempre la vemos por contraposición a don Juan.
Establece comparación entre la prosografía y epopeya de ambos
... es un hombre incombustible, de una vitalidad desbordante y una actividad incesante de punta a punta de la Península, dotado de una mente privilegiada que maneja siempre todos los hilos a su alcance. 
La reina, en cambio, es una mujer muy menuda, de salud muy fragil, de pocos gestos políticos conocidos, a la que hay que intuir en muchas ocasiones, y cuyas acciones tampoco tienen relevancia aparente. [...] Lo único que se suele añadir sobre la reina es que se ocupó tranquilamente del reino mientras su marido atendía sus asuntos particulares en Castilla y en Aragón. Y que, antes de eso, claro, había sido reina de Sicilia, en una especie de paréntesis de su vida, cerrado y olvidado, de donde había vuelto diez años antes de asumir el trono Navarro. 
Como no deja de detallar la citada autora, habiendo perdido Carlos III el Noble a sus hijos varones, le quedan dos hijas, y pues Blanca, viuda y sin hijos, es la designada a sucederle, considera de suma importancia el mejor matrimonio para ella, y elige al infante de Aragón, don Juan, duque de Peñafiel, hijo de Fernando I de Aragón, ya muerto, al que sucedió el hermano de don Juan, Alfonso V. 
                                                                       

Castilla y Aragón emparentadas, y viva la endogamia, que harto tengo explicada. 
                                                                                

Quede claro, para cualquier lector, que son los Trastamara de Castilla, origen de la dinastía: Enrique II, Juan I, Enrique III, Juan II, Enrique IV, Isabel I. Y los de Aragón: Fernando I, Alfonso V, Juan II, Fernando II.  
                                                                               
 

Introducidos los Trastamara en Aragón con Fernando el de Antequera, trató de medrar en política concertando para sus hijos ventajosos matrimonios:  Alfonso, que heredaría su corona, casó con María, hermana de Juan II de Castilla; Juan con la infanta Blanca; Enrique con Catalina, hermana de su sobrino el rey castellano. De sus dos hijas, María contrajo matrimonio con Juan II, y Leonor casó con Duarte, rey de Portugal. Entronizados estaban los Trastamara en Castilla, Aragón y Navarra. Gran riqueza poseían los infantes de Aragón en  Castilla. Digamos referente al predestinado a casarse  con la ex reina de  Nápoles -antes lo estuvo con su hermana la infanta  Isabel- que por el testamento de su padre estaba en posesión de una fabulosa herencia. Era duque de Peñafiel, conde de Montblanc, conde de Mayorga, señor Castrojeriz, Medina del Campo, Cuéllar y Villalón, en Castilla, y Haro, Velorado, Briones y Cerezo, en la Rioja. No es de extrañar llegara a exponer que estimaba su herencia más que el reino de Navarra. Juan II de Castilla con su valido, don Álvaro de Luna, le cortó por algún tiempo las rentas, y a Enrique la vida, tras la primera batalla de Olmedo -19 de mayo de 1445-. batalla que no conoció la reina María, por haber fallecido, en Villacastín, tres meses antes justamente.     

Eran los padres, en fin, los que maquinaban el matrimonio de sus hijos, y en gran medida ha ocurrido, ocurre y ocurrirá  con los no príncipes o reyes. Fueron, pues los padres de él y de ella los que llevaron a efecto la elección, y por lo que afecta al de ella sacrificando a una hija. También pretendía a Blanca su cuñado, viudo de su hermana, el conde Juan I de Foix. Se llevó la viuda el pariente Trastamara. Se casaron el 10 de julio de 1420 en la catedral de Pamplona. Enseguida hubieron de trasladarse a Castilla por fechoría del belicoso infante Enrique siempre hostigando a su primo hermano el rey Juan II de Castilla

En Peñafiel nació el 29 de mayo de1421 el primer hijo, al que se puso el nombre de su abuelo materno; actuaron de padrinos el rey castellano y el condestable Álvaro de Luna (¡!). Doña Blanca abandona Castilla, se traslada a Navarra. Don Álvaro ya estaba en peligro por sus sempiternos enemigos y la abulia del rey, falta de firmeza de voluntad para defenderle, no pudo contradecir a su nueva y reciente esposa, Isabel de Portugal, que fue convencida por los enemigos del condestable y, lejos de agradecer que era reina consorte de Castilla por elección de él, fue la promotora de su muerte, ya que Juan II, bastante más enamorado de su segunda esposa que de la primera, su prima María de Aragón, no le negaba nada. Ya anidaba en Isabel de Portugal su patología mental, y su remordimiento por tal crimen la incrementó, siendo un año después, viuda y confinada en Arévalo (Ávila),  'la loca de Arévalo'.

En Tudela Carlos III instituyó para su nieto el Principado de Viana -20 de enero de 1423-. Ya en Europpa se concedía al primogénito un título y, acompañándole de renta El heredero de Inglaterra se denominaba 'Príncipe de Gales' -1283-. El heredero de Francia se llamaba 'Delfin' -1346-, y 'Príncipe de Asturias' al heredero de Castiilla -1388-. 

Blanca Evreux Trastamara ocupa el trono de Navarra.

lunes, 6 de noviembre de 2017

Se cumplió el centenario de la traída de agua potable a Santa María de Nieva

En este lugar  de Segovia ha pasado inadvertido un centenario que de alguna manera debió evocarse, y es nada más, y nada menos, que disponer de agua potable, aspecto en el que sus vecinos las estaban pasando moradas, si bien es cierto que el instalarse dos fuentes en el pueblo únicamente significaba paliar la pésima situación en que se hallaban, ya que continuó sin la correspondiente red de agua y alcantarillado para suministrarla a las viviendas, y, por consiguiente, la insaluble, antihigiénica, vida de las aldeas y de los pueblos al estilo de la Edad Media, la Moderna y parte de la Contemporánea. 

La falta de agua, que es decir lo fundamental para la higiene, para retretes y aseo personal, continuó hasta algunos años después de la Guerra Civil. Ya hubo lo que corrientemente se llama agua corriente, no había que ir a tirar lo excrementos a la calle de tercera o cuarta clase, callejón, que para ello destinaba el Ayuntamiento -desagradable menester para aquellas criadas treintarrealeras-. Se disponía de grifo en el fregadero. No con gran prontitud, pero posible era, se instaló en los hogares lavabo con grifo, bañera, cuarto de baño, mas en esto entran en juego otras circunstancias que no hacen ahora al tema de este este escrito, el cual se circunscribe a recordar una fecha que me parece importante para el pueblo:  17 de junio de 1917. 

Ya evoqué el 8 de enero de 1993 en  'El Adelantado de Segovia' la efeméride del septuagésimo quinto aniversario, no por santamarieño, que  madrileño soy, sino por ser nieto paterno de quien debe el pueblo tal evento. ¿Que antes o después hubiera ocurrido? Sin duda, pero indudable también que el feliz acontecimiento se adelantó gracias a mi abuelo que notificó al alcalde del pueblo pasara a solicitarla provisión de agua potable, porque él por su reciente destino en el Canal de Isabel II, lo concedería. Era, además, por aquel entonces, profesor de la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, en la asignatura de 'puertos y faros'. Con destino en puertos había estado anteriormente. No solo concedió a su pueblo la traída de agua, también diseñó gratuitamente esta primera captación.

En fin, todo cual dejé expuesto en el aludido artículo titulado: 'Se cumplió el 75 aniversario de la traída de agua potable a Santa María de Nieva'.


A pesar de las nevadas las mujeres y las mozas del pueblo tenían que acudir a las fuentes para recoger agua en cántaros. 

Entonces, entre otras informaciones, expuse:
Se trajo el agua del manantial Viñuelas , situado entre las carreteras de Pinilla y Segovia, término municipal de Pasuales, instalándose un depósito general que abastecía a la fuente de la Plaza Mayor, a la llamamada Fuente Santa y al Colegio de los Dominicos. En Pascuales, distante poco más de dos kilómetros, había otro caño, suscribió un convenio en virtud del cual esta fuente se abastacería de retroceso de la villa, es decir, al cerrar la llave del depósito de Pascuales, recibiría el agua. Si se sufría escasez, los dominicos llenaban su depósitos particular, con capacidad para dos mil litros, abasteciendo al colegio de Enseñanza Media   
.Llevado el agua al pueblo, la manera de llevarla a casa.
A las fuentes del pueblo acudían sus habitantes con cántaros, principalmente las mujeres y chicas de servir esperando en la cola que se formaba, y los llenaban lentamente cuando salía poca cantidad por los grifos. Existían carretillas portadoras de dos, tres o cuatro cántaros, de que casí todos disponían, como cantareras y tinajas para provisión de agua. 
Constituyó, naturalmente, un acontecimiento inusitado la inauguración. En la crónica del semanario 'El Adelantado de Segovia' se expone:
... a las once de la mañana se organizó en el Ayuntamiento lucida comitiva que, seguida del pueblo en masa, se dirigió a las afueras para recibir al Ilmo. Sr. Obispo de la Diócesis. Apenas se divisó el automóvil, dispararon infinidad de cohetes, las campanas echáronse al vuelo y la multitud prorrumpio en vivas al prelado. [...] Cuando el Sr. Gandásegui descendía del auto, La Popular interpretó la Marcha de Infantes y el pueblo, enardecido, vitoreaba al sabio  Prelado.
Tras la presentación de autoridades, se dirigen a la iglesia donde el ilustre clérigo había de revestirse de pontificial.. 
En el centro de la Plaza Mayor, al lado de la artística fuente. 
La fuente no era artística, como tampoco el obispo era un sabio, pero si así lo entiende el vecino corresponsal de  'El Adelantado de Segovia' en el pueblo que mandara la nota informativa... Sigamos:
Se había levantado una tribuna, desde la cual el Sr. Obispo verificó la ceremonia de la bendición de aguas. Hizo girar el caño y fue apoteósico el aflorar del agua. Acto seguido de la ceremonia de bendición, pronunció un discirso congratulándose del gran paso dado por Santa María la Real de Nieva con el motivo que les reunía. 
A continuación habló el cura vicario -se informa, o sea, el cura párroco-, Plácido González Mateos. Véamos qué dice de ello el corresponsal.
En breve pero afortunadísismas frase, hizo un símil de lo que significaba este acto recordando, empleando un epitafio bíblico. Aquí -decía- habéis de encontrar el agua que os apaga la sed y purifique vuestros cuerpos. Allí enfrente, donde tiene su trono la Virgen de la Soterraña, vuestra patrona, encontraréis el agua que purifique vuestras almas.
Como es de rigor, cerró el acto inaugural el alcalde. Toma la palabra
citando al ilustre hijo de esta villa don Manuel López Martín, Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, quien promovió la dotación de aguas a su pueblo, haciendo al efecto los oportunos estudios y proyectos que permitieron la realización de esta gran obra.
Retrato del ingeniero López Martín
  
Origen y consideración del pueblo.

Pedro Amador Vázquez cuidaba el rebaño de ovejas de María Crespo, vecina de Nieva, y encontrándose a poco más de kilómetro y medio del término del pueblo, lugar del pizarral, donde las llevó a pastar, se le apareció la Virgen y le encomendó desenterrar el cuadro que de ella había enterrado, aparición a que  se añade el  milagro que acompaña a la actuación del pastor cumpliendo sus órdenes. Todo ello está popularizado en el pueblo y su entorno, pero no mucho más de la faceta religiosa y que causó que la reina Catalina de Lancaster creara el pueblo. Se está constantemente repitiendo estos parámetros. y no se ahonda en el tema, saliendo de lo meramente religioso. 

Cronológicamente ocurrió en 1392, por lo que correspnde al reinado de Enrique III (1390-1406), El obispo de Segovia informó a la reina, que en aquella ocasión se hallaba en el alcázar, la cual con él y demás acompañamiento se desplazó al lugar. Nació en ella la idea de erigir un templo para la iñagen, y, de momento, una pequeña hermita bajo la advocación de Santa Ana, así como una hospedería para los peregrinos. El templo se amplió en monasterio. Surgieron problemas territoriales, en los que el rey obviamente intervino a favor de su mujer, Catalina de Lancaster, y en  1395 hay una aldea llamada la Puebla de Santa María. Concluidas las disensiones entre la Ciudad y Tierra de Segovia y la reina, se llevó a efecto un acta fundacional, 11 de agosto de 1395. Sobre la misma, Manuel González Herrero, en 'Breviario Segoviano' , expone.
Aparece redactada con un sentido eclétictico y trasanccional. Los representantes de Segovia, entre los que figuran los comarcanos Gómez Fernández, vecino de Nieva, Domingo Hernández , de Hermoro, y Velasco Gómez, de Pascuales, por devoción a Santa María y a los muchos milagros que demostraba, por el ruego de la reina y por la mercedes que debió prometer que haría a Segovia y su Tierra, y a sus vecimos y moradores, consienten y dan su conformidad a la creación de la nueva villa, si bien dejándola limitada a un territorio extremadamente reducido : 0,138 leguas cuadradas, equivalente a poco más de cuatro kilómetros cuadrados.
El citado autor ha estudiado la intervención del monarca en el pleito de referencia. Dedica un capítulo, por otra parte,en la citada obra a 'Santa María la Real de Nieva' en el que relata el modus vivendi, o medio de ganarse la vida, que tuvo el lugar desde su fundación. Fue primero  la artesanía, fabricación de trillos y alfarería. También la industrial rextil -recordemos que Catalina de Lancaster introdujo las ovejas merinas-, persistiendo ésta hasta el siglo XIX. Nuestro historiador hace mención de la fábrica de don Hipólito Mompin, y acerca de este particular he de manifestar que se trata de un ascendiente del autor teatral, escritor y poeta Alfredo Marquerie Mompin  (1907-1974) , cuya infancia y pubertad transcurrió en Segovia y fue alumno de Antonio Machado en dicha ciudad. Su madre se llamaba Josefina Mompin Rey y es pariente de mi padre, Manuel López Rey, o sea, por vía materna. La hermana de Josefina, Adelina, se casó con un santammarieño y en la Plaza de la Media Luna residió con su marido -familia Escudero- y tuvieron una pañería hasta avanzado el siglo XX. Al quedarse viuda y con un hijo pequeño, se trasladó a Madrid. (Veo está escrito el apellido Mompin con eme, y lo respeto, pero, como Adelina me decía, se escribe con ene, pues es de origen francés. Tal su ancestro.

Desaparecida la importante industria texttil, la actividad de los habitantes del pueblo se limitó al comercio de primera necesidad y, pues es cabeza de partido, es pueblo de funcionarios, de burócratas.  Por lo reducido de su término, carece de agro, no cabe pensar vivir de la agricultura, como en general ocurre en los pueblos y aldeas de aquella latitud eminentemente agrícola. Cesada la industria de trillos, se defendió económicamente el pueblo, en cuanto al comercio, con ferreterías que abordaban la venta de apeos de labranza. Pero, ¡ay!, ésta, años despúés de la Guerra Civil, se mecanizó. Adiós tal comercio y adiós veterinarios de tanto encaje en los pueblos. 

Panorama del pueblo al cumplirse el centenario de que he hablado.