A la infanta Cristina no le ha salvado ni la paz ni la caridad, no ha tenido posibilidad de zafarse de la verecundia harto merecida de ser imputada por irregularidades legales. Cierto que la imputación no significa el banquillo ya -sólo que está en su camino-, que aún puede demorarse el que se siente en él, e incluso evitarlo, sacarla de este camino.
Simultáneamente a emitirse la noticia de que el juez Castro imputa a la infanta Cristina para que sea juzgda por fraude fiscal y blanqueo, surge la increíble noticia de que Anticorrupción y la defensa de la infanta recurrirán la imputación. Por parte de su abogado defensor lo entiendo. Los de tal profesión unas veces tienen que defender a una persona decente, y otras a un delincuente. Pero me resulta inconcebible que Anticorrupción se situe del lado de la cónyuge de Hurtanga; es anticorrupción, no procorrupción. Por lo que afecta al fiscal que con el juez Castro lleva el caso nada más raro que se haya erigido en su defensor, ya tiene como abogado defensor el que la facilitó su padre cuando "regía" como monarca, lo que escribo entrecomillado por cuanto hoy día un rey no dirige, no gobierna, no manda, es en el fondo una figura decorativa. Se le adjudican equis funciones, mas siempre respaldadas por el Gobierno. Con motivo del cambio de jefe de Estado es tema que se ha tratado ampliamente; entonces, en tal caso, ha podido ver hasta el ciudadano más obtuso lo mucho que en el reinado de Juan Carlos I se ha tergiversado la marcha política, que, claramente, se convirtió en "marcha trinfal" para la familia real y el bipartito, triángulo del desastre a que hemos llegado. Para Marcha Triunfal ya tenemos la del poeta nicaragüense Rubén Darío, muy bella para todos, mientras que la que nos han hecho padecer sólo lo es para dicho trío del que largo y tendido he hablado desde todas sus facetas.
Hace hincapie el juez en la colaboración de Cristina de Borbón en las hazañas de su marido, la considera colaboradora indispensable. No puede haber nada más evidente, no es posible que para el fiscal Horrach y demás no sea así. Hay que pensar, considerar -no se puede discurrir de otra manera- que se ve, pero no se acepta, se niega verlo. Cristina de Borbón no sólo ha sido la coautora de la obra de Hurtanga, o hurto del duque de Palma -en-palma-do- como prefiere él-, sino que ha constituido su alma mater, madre nutricia. "Tú que exageras -Ángel Ganivet dixit- la parte que el amor tiene en el arte, hay que reconocer que yéndose Dulcinea nos queramos sin Don Quijote"; así con Urdangarín: yéndose Cristina nos quedamos sin Iñaki. ¿Quién hubiera fiado en entregarle un céntimo al ex jugador de balonmano? Se lo entregaban al duque de Palma -duque de pacotilla, por pura vanidad real, por no poder ser infante Urdangarín-, y ello ya ha sido declarado por algunos de los encartados en el affaire Nóos-Aizoon, escándalo tan real -de realidad- y real -de realeza- que ha asombrado, y no de admiración, a los cuatro vientos.
Hace hincapie el juez en la colaboración de Cristina de Borbón en las hazañas de su marido, la considera colaboradora indispensable. No puede haber nada más evidente, no es posible que para el fiscal Horrach y demás no sea así. Hay que pensar, considerar -no se puede discurrir de otra manera- que se ve, pero no se acepta, se niega verlo. Cristina de Borbón no sólo ha sido la coautora de la obra de Hurtanga, o hurto del duque de Palma -en-palma-do- como prefiere él-, sino que ha constituido su alma mater, madre nutricia. "Tú que exageras -Ángel Ganivet dixit- la parte que el amor tiene en el arte, hay que reconocer que yéndose Dulcinea nos queramos sin Don Quijote"; así con Urdangarín: yéndose Cristina nos quedamos sin Iñaki. ¿Quién hubiera fiado en entregarle un céntimo al ex jugador de balonmano? Se lo entregaban al duque de Palma -duque de pacotilla, por pura vanidad real, por no poder ser infante Urdangarín-, y ello ya ha sido declarado por algunos de los encartados en el affaire Nóos-Aizoon, escándalo tan real -de realidad- y real -de realeza- que ha asombrado, y no de admiración, a los cuatro vientos.