martes, 26 de julio de 2022

LA SANGRÍA PECUNARIA O COSTO DE UNA GUERRA. CON VISTAS A NUESTRA GUERRA CIVIL DE 1936

Pecunia nervus belli, el dinero nervio de la guerra. -Cicerón - 
                                                                         
Banco de España,  c/. Alcalá, 48 , con cuatro fachadas:Paseo del Prado, c. Madrazo y calle Marqués de Cubas. 
 
Decía Napoleón I que "para ganar una guerra hacen falta tres cosas: dinero, dinero y dinero". ¡Ah, el dinero!, el oro -dice un catedrático de Historia Económica- ha movido montañas, ha encumbrado imperios, ha hundido naciones y ha financiado las mil y una guerras que han jalonado la historia de la humanidad. Hay que objetar al Corso que no sólo hace falta dinero para ganar la guerra, también para perderla. que se puede perder por mucho que se invierta en ella Indalecio Prieto estaba en la misma línea de opinión que el referido caudillo francés que con sus guerras y encumbrarse al Imperio tenía arruinada a Francia, llena de muertos, dolor en tantas familias, cansados de él. El líder del PSOE en un discurso emitido por radio el 8 de agosto de 1936, y que al día siguiente publicaba 'El Socialista' afirmaba:

Si las guerras se ganan principalmente a base de dinero, dinero y dinero, la superioridad financiera del Estado, la del Gobierno de la República es evidente. Aun dando por cierto las ayudas financieras que se dice han recibido los rebeldes para preparar la subversión, esos medios son notoriamente insuficientes para sostenerla. Podría juntarse todo el alto capitalismo español en voluntad suicida y todos los medios serían escasísimos ante los muy dilatados del Estado- Todo el oro de España, todos los recursos monetarios españoles, todos, absolutamente todos, están en poder del Gobierno. Ese tesoro nacional permite al Gobierno español una resistencia ilimitada, en tanto que la capacidad financiera del enemigo es nula.

                                                                                  

Juan Marrch Ordinas
[Él financió el traslado del general Franco de Canarias a Marruecos en el hidridroavión inglés Dragon Rapide. Azaña había nombrado a Franco capitán General de la Islas Canarias para alejarle de Marruecos. Muy generosa fue en el apoyo económico de los sublevados].  

 En esto sufrió un tremendo despiste por muy ministro de Hacienda que fuera que había sido en 1931, pues al terminar la guerra el tesoro se había agotado. No se trataba, además, de los auxilios que los sublevados recibieron de Carlos Marx y otros potentados que, por supuesto, hubieran sido insuficientes para financiar la guerra, es que no contó, no podía contar, con la conquista de Hitler por los rebeldes para que fuera su "prestamista".  La obra más importante que puede leerse para documentarse sobre el costo de la guerra española de 1936 a 1939 es la titulada 'El oro de Moscú y el oro de Berlín', de Pablo Martín Aceña -Taurus -historia 2001-. Ya en el prólogo podemos leer:


La reservas metálicas del Banco de España, depositadas en una cámara acorazada a treinta metros bajo el suelo de la Olaza de la Cibeles, sirvieron para que la República pudiese comprar armas en la Unión soviética y en otras partes del mundo con las que defenderse durante tres años frente a los militares sublevados el 18 de julio de 1936. [...] La República perdió la guerra y el Banco de España sus monedas. Unas terminaron en los cofres del Banco de Francia y otras fundidas y transformadas en toscas barras de baja aleación en las arcas del Gosbank, en la capital rusa. En el Gosbank, de Moscú, pagaba Negrín los suministros de material bélico que le vendía Stalin, mientras que a través de la Banque Commerciarle pour l' Europe du Nord, en París, atendía los gastos hechos en armas y provisiones de toda índole realizados en cualquier otra parte del mundo.

Franco además de conocer con qué recursos financiaba el gobierno de la República su defensa se opuso a tal realización de las reservas metálicas del Banco de España -obviamente no se hubiera opuesto a utilizarlas para "su" guerra de haber ganado el general Fanjul la rebelión en Madrid. Franco -refiere Martín Aceña- denunció a los tribunales de París que la exportaciones de oro eran ilegales , acusó a Nicolau d' Olver  (fue el gobernador de Banco de España durante la guerra) y a Carabias (Julio Carabias era el subgobernador) de liquidar el patrimonio español, trató de atemorizar al Banco de Francia por aceptar oro español, tildó de canalla a Vicent Auriol por colaborar con los "rojos" de Madrid, presionó al Banco de Inglaterra para que bloquease los fondos españoles en Londres y maniobró cerca de los banqueros ingleses y franceses para  que no prestasen auxilio a los marxistas del Frente Popular.

Ninguna de estas acciones rindió los frutos que esperaban, pues ni el caserón de la vetusta Old Lady (Banco de Inglaterra) ni el imponente edificio de la Vielle Dame (el Banco de Francia, se dejaron intimidar por los generales rebeldes Tanto el Banco de Inglaterra como el Banco de Francia desoyeron las amenazas que lanzaron desde Burgos Franco y sus secuaces. Por otra parte, no dio fruto tampoco el Acuerdo de no intervención el pretendido bloqueo, pese a intervenir en ello con toda insistencia los alemanes, italianos y portugueses. Los dos primeros formaban "el Eje", y los terceros unidos a los ingleses.Se encomendó al Foreign Office que no cediese ante los aliados de Franco.

En el orden económico -al menos en las transacciones bancarias-se quería ayudar a la República. ¿Cómo despreciar lo que en el fondo constituye buen negocio para sus respectivos Bancos?  No fue así en cuanto a proporcionar material bélico, sintieron miedo ante la guerra europea que se temían, el respeto que infundía Alemania, que se armaba a marchas forzadas. Cando dimite el efímero Gobierno de Martínez Barrio -aún no se habían publicado los nombres de los componentes de en la Gaceta de Madrid- y Manuel Azaña cuenta con un hombre de confianza en José Giral, que forma Gobierno, éste toma tres decisiones: la distribución de armas entre los organismos políticos y sindicales ; emplear las reservas de oro del Banco de España y lanzar una petición de ayuda urgente a Francia Cursó el siguiente telegrama a su colega León Blum: <Hemos sido sorprendidos por peligroso golpe militar. Solicitamos se pongan inmediatamente de acuerdo con nosotros para suministrar armas y aviones. Fraternalmente, Giral>.

No han faltado quienes consideran se diera opción a Rusia para depositar las reservas del Banco de España ; a este respecto leemos en la obra de referencia: 'Largo Caballero, Indalecio Prieto, Julián Álvarez del Vallo, Juan García Oliver, Marcelino Pascual, Mariano Ansó, y Julián Zugazagoitia manifestaron al terminar la guerra que Rusia fue la única opción que tuvo la República, porque fue la única nación dispuesta a enviar recursos materiales y humanos sin los cuales aquélla no hubiera podido sobrevivir, y también porque temieron que si  depositaban el oro en Francia o en Gran Bretaña, o incluso en los Estados Unidos, la República quedaría expuesta a la eventualidad de un embargo financiero similar al impuesto al tráfico de armas por el Acuerdo de No Intervención , del mes de agosto de 1936. ¿Cómo podía fiarse Negrín de Francia Gran Bretaña, los principales paladines de un acuerdo que dejó al Gobierno republicano inerme ante Franco, Hitler y Mussolini? Nicolau d' Olver en la única Junta General de Accionistas que la mudanza obedecía a las circunstancias.

Cuando el rápido avance faccioso sobre Madrid ponía un trágico interrogante a los destinos de la capital, el Gobierno de la República, único conocedor exacto de la situación, hubo de preocuparse de hallar un emplazamiento absolutamente seguro para la custodia de las reservas y del efectivo del Banco..., porque si Madrid hubiera caído en poder de los rebeldes, nuestras reservas, garantía del crédito público, hubieran servido como elemento decisivo para el triunfo de la facción. (HABE. Secretaría legajo 4002).

Por su parte, Carabias pensaba que el denuedo que desde el comienzo de la lucha se mostraba en el asalto a Madrid (por parte de Franco) respondía, sin duda, al propósito de apoderarse del oro del Banco de España y reducir así a la impotencia al Gobierno republicano.
 
En la última Junta General de Accionistas del Banco de España, celebrada en Barcelona el 6 de enero de 1939, quiso Nicolau d' Oliver exponer que el Banco de España había cumplido con su deber apoyando al Gobierno legítimo de la nación. Con tristeza contenida dijo:

La cuartelada de los primeros momentos, convertida luego en guerra civil, se transformó por fin en cruenta lucha entre españoles e invasores, que obliga a todos los ciudadanos, para suprema defensa de la libertad y el régimen, a poner en ejercicio todos los medios disponibles. Esta fue, esta es, y no podía ser otra, la actitud del Banco de España. En los durísimos meses que hemos atravesado, el Banco de España no ha seguido las órdenes del Gobierno, sino que se ha adelantada ella para salvar la economía nacional y el crédito público.

En opinión del autor de "El oro de Moscú y el oro de Berlín", los militares sediciosos creyeron que el golpe de Estado triunfaría en todo el territorio nacional, permitiéndoles obtener inmediatamente el poder. Como se equivocaron, desencadenaron una devastadora Guerra Civil de tres años.

El pueblo en armas hizo fracasar el golpe de Estado en las principales ciudades: Madrid, Barcelona, Valencia y Málaga, evitando la rebelión en gran parte de España. Eso sí, había de repercutir, repercutió, en el Estado, en la República, adquirieron en su zona victoriosa prepotencia y preponderancia en el poder las organizaciones políticas de izquierdas, el PSOE, Partido Comunista, y los sindicatos UGT y CNT. Juan Zagazagoitia indica en su 'Historia de la guerra en España' que 'el poder político, pulverizado, estaba en la calle, y un fragmento del mismo en las manos y a disposición de cada ciudadano incorporado al antifascismo que usaba de él a la manera que mejor cuadraba a su temperamento'. No cabe duda que ello fue en menoscabo de la República y que dio gran base a los sublevados para su montaje, para su éxito.

La guerra no sólo lleva inherente un desbarajuste económico, también lleva consigo muchas víctimas que de un modo u otro lo son, y los propios muertos y mutilados. 'La guerra -Nietzsche dixit- vuelve estúpido al vencedor, y rencoroso al vencido'. De otros trastornos que causa la guerra hablaré en  el próximo artículo.  .


domingo, 10 de julio de 2022

Un error de ilusión que continúa como mentira de vanidad

He aquí un artículo mío que otrora publiqué y que saco a relucir hoy cuando se ha hecho imposible continuar sosteniendo el infundio, la patraña, de un sepulcro. En rectitud moral lo fue desde que le dio mentís la ciencia.

EL INFUNDIO DEL SEPULCRO DE BLANCA I DE NAVARRA

Dicen que la mentira prevalece hasta que la verdad aparece, mas ésta apareció hace cuatro años en este mes de septiembre y, no obstante, continúa la mentira, patraña, noticia falsa, patentemente tendenciosa en el caso que nos ocupa. Me refiero al tema de mi reciente artículo titulado: “Sepulcro con restos falsos o no correspondiente con la inscripción del mismo”. Ya dije que se incurrió en ello buscando y manteniendo tesis caprichosas, y, así, se dio por resuelto lo que no lo estaba, a conceder razón al Dr. Reverte Coma. Interpretando datos históricos ad libitum, conformándolos también a nutum, a voluntad, desconociendo, o afectando desconocer, otros, se llegó a proclamar contra viento y marea la autenticidad de los restos. Y claro, falsedad al canto, pues hay un principio de Lógica según el cual, partiendo de premisas falsas, no se puede llegar a una conclusión verdadera.


Incongruencia sin fin.

Dentro de los desvaríos llegó a opinar el alcalde de entonces que el esqueleto encontrado pertenecía a Blanca I de Navarra porque en el lugar donde fue descubierto sólo se enteraban personas importantes. ¿Pero por qué esta persona relevante había de ser infaliblemente dicha reina? En época de Catalina de Lancaster falleció en la localidad por ella fundada una amiga suya, señora de alta entidad económica, social y política, siendo enterrada en la misma, y se supone que a tal señora corresponde estos restos mortales que constituyeron cuestión batallona entre segovianos y navarros hasta la retirada de éstos cuando quedó probado que los restos no son de Blanca I de Navarra. De tal dama no quiero hablar por ahora, ya que no es fundamental para dar un rotundo mentís a que tales despojos mortales sean de la hija de Carlos III el Noble y de Leonor de Trastámara, hija ésta de Enrique II el Fraticida el de las Mercedes -¡tantas tuvo que hacer para captarse a la nobleza a pesar de su crimen!- e iniciador de la bastarda dinastía que en Catalina de Lancaster y Enrique III el Doliente, primeros Príncipes de Asturias, queda fusionada con los Castilla. Así pudo Juan I salvar la Corona, pues después del desastre de Aljubarrota se vio muy atacado y débil ante los descendientes de Pedro I de Castilla. que junto a los portugueses le invadían.


Se ha de delatar la mentira.

Sobre casi todos estos monarcas tengo artículos publicados en la prensa de papel. Pero  ad rem, a la cosa, a los hechos del falso mausoleo, que es lo que quiero difundir e invitar a la vez a no transigir  con la mentira, imponiendo vergonzoso silencio. Dice el filósofo Julián Marías que la mentira reiteradamente repetida y no contrarrestada termina por ser verdad. En este caso no puede darse este efecto por mucho que hagan para tal logro quienes son poco amigo de la verdad y mucho del amiguismo. Por amiguismo se favoreció in illo tempore, en aquel tiempo, la mentira de los restos; a mí, concretamente, se me vedó –dicho sea en la segunda acepción: impedir, dificultar, estorbar- escribir  contrarrestando la mentira, a pesar de que era asiduo colaborador de El Adelantado de Segovia. Procuró el director con ciertas martingalas que nos indispusiéramos días antes de aparecer la prueba de la no autenticidad de los restos atribuidos a Blanca I de Navarra –no prescindo del ordinal porque, como es sabido, hay otras Blancas de Navarra-, conducta que no le califica muy alto, que digamos, como individuo al frente de un periódico. Se trata de algo que fue tan corriente en provincias: el intrusismo, y el que entonces hacia de director era individuo ajeno a todo periodismo y literatura  Fue, en suma, una confabulación contra mí, sabiendo los confabulados que se me puede aplicar el proverbio latino: Amicus Plato, sed magis amica veritas, amigo soy de Platón, pero más amigo de la verdad. Los lazos de amistad de los conchabados para la mentira resultó insalvable obstáculo para impedirme exponer la verdad.  Por nadie fue expuesta. Casos de estos son muy de pueblos y de pequeñas ciudades, aunque ahora éstas hayan crecido por aquello de lo “polígonos”.


La extensión de la cacicada.

El tal director del mencionado periódico local a las pocas fechas de darse a conocer la prueba científica sobre los restos de la susodicha reina publicó a un vecino de Santa María la Real de Nieva, nombrado cronista por el alcalde, un artículo titulado:: “Los restos de Blanca de Navarra descansan en la iglesia parroquial de Santa Maria la Real de Nieva,", y se atrevió a escribir en él:: "Pienso que estos “restos regios” se merecen un descanso eterno, aunque ya vaticiné que no tardando mucho saldría la polémica nuevamente. No me equivocaba”. Esto deja estupefacto a un muerto, ¡ya es despiste u osadía! A tal director, tal cronista, o viceversa. ¡Cuán documentados –y eso que se trataba de tema de la provincia- estaban y cómo despreciaban la ciencia! El santamarteño publicó el mismo artículo, sin cambiar ni una coma, en otro periódico local. Al día de hoy tanto el alcalde como su amigo quizá continúen en sus trece. Ya sería necedad integral, pero, como dice Gustavo Flaubert, la necedad es un obstáculo indestructible; todo lo que contra ella se lanza, se estrella. 


Los ultrajados en su obra histórico-científica.

El equipo le formaba el profesor Miguel C. Botella, doctor en Antropología de la Universidad de Navarra, la profesora Asunción Malgosa, de la Universidad Autónoma de Barcelona, bajo la dirección de la profesora de Historia medieval de la UAB, Mariona Ibars i Puga, que es la que ha seguido la pista por vía materna desde Blanca I de Navarra, ascendencia y descendencia, a lo largo de 800 años en busca del ADN del Príncipe de Viana, ya que a tal número años alcanza el ADN mitocondrial. No tiene límite cronológico. Es el único fiable y se transmite de madres a hijas. No encontrados en Poblet los restos del Príncipe, hubo finalmente que realizarse la prueba con los de la archiduquesa de Austria, Johanna de Habsburgo, décima quinta hija de la reina Ana Jagellón-Foix y Fernando de Habsburgo.

El 9 de septiembre de 2008 se publica urbi et orbi que los supuestos restos del Príncipe  de Viana son falsos  como asimimo . los restos de su progenitora, Blanca de Navarra, tampoco son auténticos. Más adelante se recalca: Los restos de la reina, su supuesta madre, hallados en 1994 y enterrados en el monasterio de Santa María de Nieva (Segovia) tampoco son los de Blanca I de Navarra. En dicho artículo podemos leer algo que también merece subrayarse: Mariona Ibars recomienda que en Segovia en donde la tumba de la reina se puede visitar, se cambie al menos la placa que la identifica. Respecto al enterramiento del supuesto príncipe, no es accesible por lo que los monjes de Poblet no prevén hacer nada. Es incontrovertible que se debe quitar la inscripción.


Ininteligible inhibición de la Iglesia. 

Pienso que el clero tenía que tomar cartas, o seguir tomándolas, pues así lo hizo cuando la Junta de León decidió volver a inhumar los restos, y el obispo de Segovia terció y se opto por custodiarlos en una caja fuerte de la entidad de ahorro del pueblo. Al decidirse el enterramiento, fueron llevados desde el Ayuntamiento por la citada santamarieña Carmen Muñoz García junto con otro vecino del pueblo desde el Ayuntamiento donde se exhibieron de vuelta de ser analizados en Madrid por el antropólogo Dr. Reverte Coma. Por cierto que al ser descubiertos estos restos humanos y femeninos por los albañiles que realizaban una obra y llevarlos a buen recaudo el párroco de entonces, José María Martínez Nieto, que cesó como tal en 2001, se extendió la noticia del hallazgo y la mencionada Srta. Muñoz García pronunció una conferencia en el pueblo, dando por hecho la aparición de los restos de la reina. Luego se imprimió en Valladolid,, donde ella ejercía un cargo político en la Junta de Castilla y León,, con el largo título de Referencias históricas sobre la sepultura de la Reina Blanca de Navarra en Santa María la Real de Nieva y su relación con los restos hallados recientemente en la Capilla del Altar Mayor de la iglesia. Procedió muy a la ligera y se equivocó de medio a medio.

lunes, 4 de julio de 2022

ANTE LA CIRCUNSTANCIA DE HABERSE HECHO AÚN MÁS INNEGABLE QUE MIENTE LA INSCRIPCIÓN

El artículo de William Navarrete, titulado ‘Una visita al monasterio segoviano de Santa María la Real de Nieva’, publicado a últimos de junio retropróximo, contiene estas líneas:

Muchos escritos insisten en que el sepulcro de Doña Blanca de Navarra, fallecida en 1441, se encuentra dentro del templo. Se ha demostrado que, a pesar de que la reina se encontraba de romería en el pueblo el día antes de su muerte, los restos allí encontrados no corresponden con los de la reina.  

Estos escritos son los míos –algunos otros de diferente pluma- documentando, instruyendo, acerca del tema. Éste no debía ser ignorado por persona alguna, por de pocos alcances que fuere, ya que se comunicó por todos los medios  de información el resultado del estudio genético realizado al Príncipe de Viana que vino a demostrar que los supuestos restos de él en el monasterio de Poblet, ni los que se afirmaba ser de su madre, en Santa María la Real de Nieva, les correspondían. Pero en el pueblo segoviano, su capital de provincia y comunidad autónoma de Castilla y León, se hicieron los sordos y los ciegos para no enterarse.

Yo choqué con todos en los tres ámbitos y referente al pueblo se llegó a apedrear mi casa, encontrándome yo en ella, más de una vez, hasta que exponiéndolo a la Guardia Civil puso fin. El alcalde –in illo tempore Jaime Pérez Esteban, residente de la aldea cercana de Villoslada de la Trinidad me habló por correo electrónico de exponerlo en el cuartelillo. Mentía, hube de efectuarlo, como digo, yo.

Cuán cierto este aserto de Platón: nadie es más odiado que aquel que dice la verdad. Tal vez pueda ser por ello por lo que, como dice el Eclesiastés, aquellos que defienden la verdad son un pequeño remanente en cualquier parte. Muy conocido es este aserto de Terencio: veritas odiun parit. La verdad engendra odio.

Supongo que ante la declaración del Sr. Navarrete –aunque quizá peque de ingenuo- ya se habrá procedido a tapar la falsa inscripción del sepulcro. La osadía de la comunidad en cuestión alcanzó límites increíbles, inconcebibles, que no dejan de reflejarse, incluso en Wikipedia, cuando lo adecuado, oportuno, lógico, hubiera sido atender la petición que formuló en su día la Sra. Ibars i Puga: tapar la falaz inscripción.

Lo que aún cabe preguntar y preguntar, y pregunto, ¿se ha borrado ya la artidicha inscripción?


Se ha de afirmarme para el cese de mi lucha contra la más inverecunda de las mentiras que ésta se ha tapado en el presbiterio de la iglesia. ¡Ya es osadía, descaro, y, nunca se repetirá lo bastante,  la enorme desfachatez que encierra contra la ciencia a lo bobo. Se hacen los bobos, sí, ¡se habían hecho tantas ilusiones! 'A veces la gente -Nietzsche 
dixit - no quiere escuchar la verdad porque no quiere que sus ilusiones se vean destruidas'.