domingo, 3 de diciembre de 2017

Indignante mixtificación de la Historia a causa de capricho político. (Segunda Parte)

Acerca de la prueba de ADN mitocondrial que se aferran a obviar en Segovia.

No voy a manifestar yo en cuanto a la forma la falsedad de los restos que inicial y erróneamente se atribuyeron a la reina de referencia y que desde la indicada fecha de hace nueve años no es posible discutirlo; opto por transcribir ad pedem litterae, al pie de la letra, viejas noticias dadas:
'El estudio genético del Príncipe de Viana se ha basado en el ADN mitocondrial, que únicamente se transmite por vía materna. Esta pista la ha seguido la historiadora barcelonesa Mariona Ibars desde la reina Blanca de Navarra (1391-1441) hasta la actualidad, a lo largo de 800 años. Ha detallado la ascendencia y descendencia de la madre del Príncipe de Viana .
En su investigación dio con Ana de Jagellón -Foix, sobrina en cuarto grado del Príncipe. Casada con el archiduque Fernando de Austria , fue madre de quince hijos, de los cuales Ibars localizó a dos: Bárbara Beatrice y Johanna . Ibars anunció que la prueba se realizaría con Bárbara Beatrice, pero su cadáver, que había permanecido durante más de veinte años en Ferrara, fue finalmente incinerado. Desechada esta posibilidad, se recurrió a Johanna de Habsburgo, que se encontraba enterrada en la Capilla de los Médicis (Florencia). 
Esta información es dada por diariodenavarra.es , con fecha 10 de septiembre de 2008. Proclama: 
Los restos momificados que supuestamente pertenecían al Príncipe de Viana, conservados en el Monasterio de Poblet (Tarragona), no se corresponden con él. Tampoco los atribuidos a su madre, la reina Blanca de Navarra, de la que se creía que estaba enterrada en Santa María la Real de Nieva (Segovia). Así lo han determinado los resultados de las pruebas de ADNque presentaron ayer en Poblet los repronsables de la investigación, dirigida por la historiadora barcelonesa Mariona Ibars.  

A ver si ya de una vez por todas  se acata la Ciencia, se deja de continuar insumiso, rebelde sin causa, a ella por parte de las personas aludidas.

La Sr. Ibars me expuso: Han sido 14 años de estudio. Qué más me hubiera gustado a mí que fueran los suyos. Pero no, no lo son. El Sr. Eduardo Toda unió los restos de dos o tres sujetos y los devolvió al monasterio el mes de julio de 1939, haciéndolos pasar por suyos. Si no llegan a venir los hermanos Llorente para extrerle una muestra para cotejarlos con los restos de Santa María de Nieva, para identificar a su supuesta madre (que tampoco lo es) , estaríamos convencidos de que eran los auténticos restos del Príncipe de Viana. Yo escribí a ese testaduro alcalde para decirle que esos restos deberían cotejarse con una descendiente de doña Inés de Ayala, hermana del canciller Pero de Ayala y mujer del alcalde Toledo, ya que dicha Señora murió en Nieva acompañando a su Señora, la reina Catalina de Lancaster. Se sintió indispuesta, y quedó allí enterrada. El trabajo que costó encontrar una descendiente suya , pero lo conseguimos. Yo no digo que que lo sea,, pero debería hacerse esa prueba, porque a lo mejor lo es. 

Por supuesto que el alcalde se negó, pensaría no es lo mismo tener en la iglesia el sepulcro de una Señora, por muy importante que sea, que el de una reina,. tanto más por cuanto él no admitía, a lo 'alcalde de Monterilla', que los restos dejaran de ser de Blanca I de Navarra. Recordemos la paremia. 'Alcalde de Monterilla ay de aquel que por su acera pilla'. Previene contra el autoritarismo caciquíl, como el de aquel alcalde que, a despecho de la voluntad del padre de la novia, casó a ésta con un muchacho, y cuando el padre, invocando el concilio de Trento, se negó a reconocer la legitimidad del enlace, exclamó el de Monterilla: Si es por eso, desde este instante queda derogado el Concilio de Trento'. A lo que parece, el alcalde anterior del pueblo en cuestión ha derogado el ADN mitocondrial, ha dejado anulado lo útil de dicha prueba científica en la que un equipo ha trabajado intensamente los años que dicen. Al fin consiguieron descubrir y demostrar 'la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad' -¡que gran servicio a la Historia está prestando en nuestros días dicha prueba genética!-. Entiendo, creo saber con perfección, que en este caso, como en otros, resolvió la duda. Y ya por extensión, que no basta ser un político -de relieve pequeño, mediano o grande- para actuar ad libitum, a gusto, a voluntad, si ello va contra lo razonable,  justo, legal. Esto tanto más si el político se considera, cual debe ser, al servicio del ciudadano  -no a su mero servicio y medro-, ya dice Thomas Jefferson,, tercer presidente de los Estados Unidos,  considerado uno de los Padres Fundadores de la Nación, que cuando alguno ocupe un cargo político debe considerarse a sí mismo como propiedad pública. 

Más sobre Blanca I de Navarra, sus perdidos restos, el enigmática motivo de su fallecimiento.   

Continuando con Blanca I de Navarra, y mis diálogos al respecto con la Sra. Ibars i Puga, paso a transcribir algo más:

De momento, esos restos, desgraciadamente, están perdidos ¿Ha pensado usted que la reina Blanca I de Navarra pudo ser envenenada por sus cuñadas María y Leonor de Aragón, reina de Castilla y ex reina de Portugal, aliadas de su hermano el infante don Juan ?  Ambas firmaron en 1440 un pacto de confederación contra su privado don Álvaro de Luna y que en 1443 permitió el secuestro de su marido Juan II de Castilla por su hermano, que lo tenía secuestrado, en el Portillo, después del golpe de Estado de Ramaga. 

La perdición de la reina pudo ser la de haber firmado un manifiesto en Castilla poniéndose de parte del monarca castellano y en defensa de la legitimidad. Personalmente, no me extrañaría nada que esas dos perlas se encargaran de ella después de la peregrinación que hicieron al monasterio de Guadalupe. Porque, en realidad, de qué murió la madre del Príncipe de Viana. Se sintió indispuesta, y adiós. Perdida. 

Con tan importante reina ni se sabe a dónde fueron a parar sus restos ni de qué murió. No creo yo que de tan triste circunstancia constituya recompensa la farsa que implica el sepulcro a su nombre, pero no con sus restos. 

Insistiendo en la visible equivocación con los restos encontrados en octubre de1996. 

Pasado el tiempo, se atendió tan mal  la sepultura de la reina -fue una o fueron dos- que quedaron sus restos en ignorada localización. En 1994 descubrió tales restos humanos el albañil Carlos Moreno, contratista residente, in illo tempore, en Cobos de Segovia, estando entonces de párroco un tal José María Martínez Nieto. De tal evento, así como de la trayectoria del esqueleto he hablado en diversos artículos y en ello no entro hic et nunc, aquí y ahora, por hallarse al margen de mi tesis, que es la de opinar sobre la afirmación en que se continúa en tierra de Segovia en cuanto a que los restos de Blanca I de Navarra se hallan  en este 
 
FALSO ARCOSOLIO - TÁPESE LA INSCRIPCIÓN
Es esta una petición que, seguidamente al resultado del estudio genético, formuló a los segovianos la líder del mismo. Lo podemos leer en más de una publicación. Transcribo de una de ellas: 'Mariona Ibars recomienda que en Segovia, en donde la tumba de la reina se puede visitar, se cambie al menos la placa que la identifica. Respecto al enterramiento del supuesto príncipe, no es accesible por lo que los monjes de Poblet no prevén hacer nada. 

Incuestionablemente Navarra estaba en su derecho de reclamar los restos de doña Blanca, y no dejó de reclamarlos ipso facto. 

Opinando ecuánimemente he de inclinarme a Navarra, con perdón de Carlos de la Casa, titular -entonces- de la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, el cual, en Valladolid,  manifestó tajantemente que 'los restos arqueológicos encontrados en esta comunidad no saldrán de Castilla y León'. Ello en total contradicción con el Consejero de Cultura del Gobierno navarro, Jesús Javier Marcotegu, que 'cortesmente apela a la sensibilidad de Castilla y León , pero sin que deje de ser en base al consenso entre ambos gobiernos autónomos'. Débil era la base de Castilla y León : el haber permanecido el cadáver en su demarcación desde un principio, mientras, por otra parte, los navarros presentaban el aplastante alegato de que la reina había dispuesto en su testamento -ya lo hemos visto- ser inhumada en su reino. ¿Por qué no respetarse en Segovia el testamento de doña Blanca? Se considerarían libres de algo tan pertinente en aras de lo "bien guardada y cuidada" que ha estado su -desaparecida- sepultura-. Surgió el pleito tras los estudios antropológicos realizados por el profesor Reverte Coma, y estando pendiente el resultados de la prueba de ADN que estaba practicando el Equipo Poblet. Al ser descubierto que los huesos en cuestión batallona NO SON de Blanca I de Navarra, sino que siguen ilicalizados, Navarra se retiró, claro está, de la contienda. 

Yo también estoy en mi derecho, repito, y nunca lo repetiré lo bastante, de luchar contra la mentira, prohibida, además, por el Decálogo cristiano. 

Está visto que se hallan dispuestos en el pueblo y en la capital de provincia a no salir de lo que en principio fue un error, y por mi parte una vez más recuerdo la frase latina 'cuisusvis hominis est errare: nullius nisi insipientis, in errore perserverare', errar es cosa propia de cualquier hombre, pero perseverar en el error sólo es privativo de los necios. No lo digo yo, lo dice Cicerón. Tanto más inconcebible el evento cuanto que en el Ayuntamiento santamarieño, además de la carta de la líder del Proyecto Poblet a que he aludido, debe existir el informe del estudio antropológico y paleopatológico que hizo el Dr. José Manuel Reverte Coma, director del laboratorio de Antropología Forense y Paleopatología de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense, el cual emtió sus conclusiones con fecha 15 de diciembre de 1994. En éstas no deja de asentar que la prueba definitiva y segura sería el estudio de ADN realizado en el padre o con el hijo. Con éste no fue posible por  la ya dicha ilocalización de su cadáver. ¿Y por qué no se efectuó con  el padre? Contesto como lo efectuó conmigo literalmente la Líder del Proyecto: 'Los restos de la catedral de Pamplona están dentro de una cámara tapiada, debajo del presbiterio.Para abrirla, habría que levantar media catedral. Y los enterrados en la catedral de Lescar, están todos mezclados bajo el altar de la catedral. porque sus tumbas fueron profanadas  De ello, y no aparecer de Blanca de Navarra (hija) el nombre en la relación de enterrados, hablé recientemente.       

Soy muy dueño -reitero-,  tengo libertad para ello, de seguir el criterio del equipo de Historia y Ciencia que ha dado el mentís, siempre irrevocable, al capricho, determinación arbitrariamente tomada, de continuar sustentando el error y aun haciendo gala de él. No solo no se tapa la falsa inscripción, sino que se promociona, se eleva, se hace valer,el sepulcro como medio de incrementar turismo a los restos que quedan del otrora monasterio. Ya ha bastante tiempo protesté de un irrisorio vídeo. Me duele la mentira que viene practicándose contra la ley de Dios y de los hombres, y como, puedo decir, con Ghandi, que 'estoy comprometido con la verdad, no con la consistencia', trato de que se imponga la primera. Y como, por otra parte, considero, con el historiador romano Salustio, que 'es mísero callar cuando importa hablar', e importa primordialmente hablar en defensa de la verdad histórica,  no me callo a una mentira de lo más abusiva, protesto, pero mi lucha es la clásica vox clamanti in deserto, la voz que clama en el desierto. Pienso con Mahaltma Ghandi que 'más vale ser vencido diciendo la verdad, que triunfar con la mentira', porque, igualmente discurro con el emperador Marco Aurelio que 'el hombre verdaderamente virtuoso debe salir de esta vida sin haber practicado la mentira, ni el disimulo, ni la malicia, ni la ostentación, y a falta de una virtud semejante, hay otra; la de morir aborreciendo esas miserias'. 

Daño que hace esta mentira a la sociedad. 

Este desaforado mentir está generando un perjuicio descomunal. No se ha de engañar al visitante del pueblo, ni al que lea algo sobre el mismo. Esto es política ni religión -ES HISTORIA-, y lo practica el alcalde y el sacerdote, siendo en balde mi esfuerzo en impedirlo, solicitándoles, con todos mis respetos, que se proceda a tapar la mentira. Vituperable a todas luces es, -entiendo, y así lo entendiera el menos entendedor- este aferrarse a llevar la contraria  -de hecho, que verbalmente imposible- a un conciezudo estudio genético que ha nueve años dejó descartada la infundada, absurda, vana, inmotivada, descabellada, afirmación en que aún persisten en tierra segoviana. Se requería una prueba de ADN, y cuando ésta se realizó no la hacen caso, por no adaptarsr a la voluntad de Segovia. 

Ante este caso inverosímil de falta de respeto a los señores que constituyeron el equipo que realizó el estudio genético del Príncipe de Viana, no cabe salir de la estupefación que ello motiva. Para más inri, mayor burla, no hacen caso a historiador y/o científico, de la rama de antropología, que  confluya con ellos. Tal el caso, por ejemplo, de la profesora de la Universidad Complutense de Madrid, Balbina Martínez Caviró, que en su artículo sobre Inés de Ayala escribe que en trance de muerte dictó un codicilio en el que dispone que su cuerpo sea puesto en depósito en el monasterio de Santa María de Nieva (Segovia), dentro, en el paño de la clausura... ante el postigo del altar de cuerpo de Dios ... con el hábito de dicha Orden ..

Continúa exponiendo:Desde hace años, nuestras pesquisas para encontrar su lauda sepulcral, fueron infructuosas. La razón es que, a pesar de tal disposición testamentaria, no fue enterrada en este convento toledano, sino en Santa María la Real de Nieva (Segovia). Asimismo consigna que nunca debió ser trasladada a Toledo. En esta ciudad y en el convento de Santo Domingo el Real, se conserva su testamento, y es donde quería ser enterrada. Pero ella y su hija, Mencía, acompañaban habitualmente a la reina, doña Catalina de Lancaster, en las ocasiones que visitaba el lugar por ella fundado. 

Escribe taxativamente:
Este dato, inédito hasta ahora, era desconocido, inclusive para la comunidad toledana. Como hipótesis cabe pensar que los restos de mujer encontrados en Santa María de Nieve hace unos años no pertenecen a la reina Blanca de Navarra, como se sospechó sin fundamento, sino a nuestra Inés de Ayala. 
(El subrayado es mío, que convengo, con esta autora nonagenaria, en toda línea). Léase con vistas a cuanto expongo hoy, mi artículo de fecha 19 de septiembre de 2012, titulado 'El infundio del sepulcro de Blanca I de Navarra'. 

En suma, queda como hipotético que los restos del faso sepulcro sean de Inés de Ayala, pero no lo es respecto a Blanca I de Navarra. Me molesto en pedir por enésima vez que se respete la Ciencia. ¿Hasta cuándo voy a predicar 'in deserto'? ¿Cuándo se va a poner dique de contención a esta mentira desbordada? Está siendo bastante maléfica, pues no mucha gente -políticos incluidos- dispone de una cultura en Historia que le inmunice de la mentira de referencia. 

Recientemente tropecé con un blog, más bien fotográfico, -omito el título y el autor para no ponerle en evidencia- en el que se deslizaba la siguiente opinión: 'Un asunto polémico, con encendidos argumentos a favor y en contra, es si los restos que se localizan en el interior del templo pertenecen o no a la reina Blanca I de Navarra. Le apostillé asi: - Le animo, Sr. (¿?) a documentarse respecto los restos de de la reina medieval Blanca I de Navarra, que efectivamente murió en Santa María de Nieva (Segovia), porque constituye craso error exponer que está en el arcosolio de la iglesia. Entérese, por internet mismo, que el ADN mitocondrial dio mentís a que tal monumento funerario contenga sus restos, ello con fecha 9 de septiembre de 2008. [...] Puede ver en mi blog mi artículo actual y el que, como segunda parte, le seguirá. [...]. Saludos. La respuesta del referido fue: 'Tomo nota. Saludos'. Y este señor lo ponía en duda: otros se tragan la mentira, sin más. ni más. 

Lo que ya es para dejar turulato al sursuncorda. 

No hay más que un poder: la conciencia al servicio
 de la justicia; no hay más que una gloria: el genio
al servicio de la verdad. 

El alcalde del pueblo se negó a aplicar el ADN a los restos del sepulcro, tras el resultado obtenido por el Equipo Poblet. La Sra. Ibars i Puga tenía el cadáver para el cotejo de los restos y sostenía, como hemos visto, la hipótesis de que fueran de Inés de Ayala. El aludido que dejó las arcas municipales esquilmadas no sólo se negó a esto, sino también a tapar la inscripción del sepulcro. ¿Por qué no hacer caso a  dicha líder del equipo, y en general al equipo, así como a la recién citada académica, Balbina Martínez  Caviró, que dicho sea de paso y con todos mis respetos, tienen una base cultural en  Historia infinitamente superior a los señores a que me he dirigido suplicando no se mixtifique la misma? ¿Por qué ningunearles, y por sistema a cuantos defienden -ego quoque, yo también- la certeza descubierta por el avance científio que hoy día lo permite?  

Habían transcurrido cuatro años del mentís científico, y el cura párroco del pueblo me dijo, al cruzarnos correo electónico, que eran restos supuestos. Insisto en  que hipótesis es que los restos del falso sepulcro correspondan a Inés de Ayala, pero no cabe suponer posible o imposible que lo sean de Blanca I de Navarra, pues probado está que no lo son. Nunca pudo probarse documentalmente que lo fueran, y afirmo, por enésima vez, que la prueba de ADN mitocondrial despejó la incognita.  Es de conciencia, de justicia -y ésta es una de las cuatro virtudes cardinales-, de razón, que no se persista en llevar la contraria al estudio genéico, que insuperable buen servicio presta a la Historia y a los Tribunales de Justicia 
               

No hay comentarios:

Publicar un comentario