viernes, 18 de septiembre de 2015

Endogamia y vida golfa de los reyes de la Casa de Austria

La cosa es de siempre pero no me ocuparé de la Edad Media, de los enlaces matrimoniales entre familias de distintos reinos peninsulares:  me limitaré a la Edad Moderna y a la Edad Contemporánea. Ya los Reyes Católicos eran primos, Isabel de Trastamara y Avis es hija de Juan II y de su segunda mujer, y ellos, a su vez, lo eran: Juan, de Enrique III y Catalina de Lancaster; Isabel de Avis era hija de Juan de Portugal y de su esposa Isabel de Barcelos. Se casaron en Madrigal de las Altas Torres (Ávila) en 1447 necesitando la dispensa del papa, Eugenio IV, por ser consanguineos los contrayentes. Tuvieron a Isabel y a Alfonso. Juan II de Castilla tuvo en su primer matrimonio con su prima hermana María Aragón, a Enrique IV.  

Los hijos de Isabel de Trastamara y Fernando de Aragón, que de momento se casaron burlando la licencia papal, fueron: Juana I de Castilla, Catalina de Aragón, Isabel de Aragón, María de Aragón, Juan de Aragón. Salió el príncipe don Juan de Trastamara y Trastamara  completamente enfermo, por mucho que se haya dorado la píldora; se casó con la archiduquesa Margarita de Austria, hija del emperador Maximiliano I de Habsburgo y de la duquesa María de Borgoña, hermana de Felipe el Hermoso, matrimonio que sólo duro seis meses y del que nació una hija póstuma muerta. El príncipe fue enterrado en el Real Monasterio de Santo Tomás, Palacio Real de los Reyes Católicos, y no tardando encargó Fernando el Católico a Domenico Fancelli el sepulcro que contenía los restos mortales hasta que, violado en la Guerra de la Independencia, éstos se perdieron. Margarita, aunque se ocupó en Flandes de la educación de su sobrino, el futuro Carlos V de Alemania y I de España, se casó en segundas nupcias con Filiberto de Saboya, matrimonio que duró tres años, y ya no quiso volver a casarse.

Su cuñada, por partida doble, Juana de Trastamara y Trastamara hereró la demencia de su abuela materna, que al enviudar se retira a Arévalo (Ávila), localidad que había recibido como regalo de matrimonio, donde padeció su locura hasta su muerte -15 de agosto de 1496-. Con ella estuvo Isabel hasta que su hermanastro Enrique IV la liberó de estar en dicha población abulense. La locura de Juana fue exacerbada, que no generada -históricamente ha de quedar anulada la versión romántica literaria-, por su esposo Felipe el Hermoso, ya que ella no se resignaba a soportar cuernos y más cuernos, que es el general destino de las reinas. Este rey de España efímero pasa a la Historia como Felipe I. Juana por su vesania fue víctima de su marido y de su padre, a quienes por encima de ella interesaba el trono. Bueno, de ello ya me ocupo en mi escrito sobre la controvertida heredera de Isabel la Católica, que finalmente lo  sería también de su padre a falta de descendencia en el segundo matrimonio de éste. 

Casa de Austria.

Carlos I fue general y rey, Felipe II solo rey, Felipe III y Felipe IV
ya no supieron ser reyes, y Carlos II ni siquiera fue hombre. 
                        - Mignet, historiador-    

Carlos I.

Tuvo varios hijos naturales: con su madrastra, la reina viuda Germana de Foix a Isabel de Castilla. Margarita de Austria con Juana Van der Glleest. Juana de Austria con una dama de Nassau de supuesta noble cuna. Tadea de Austria, con Orsina della Penna. Y Juan de Austria con Bárbara Blomberg casada con un tal Jerónimo Piramo Kegel. Juan de Austria fue reconocido por el emperador como hijo bastardo. El marido de Bárbara encubría los amores de su esposa con Carlos V, opteniendo a cambio el cargo de comisario en la corte de María de Hungría, en Bruselas.. Al quedarse viuda a los 42 años pasa a recibir, a petición del duque de Alba -Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel- una pensión del emperador, la cual se reanudó con Felipe II. Por la vida que seguía de escándalo y despilfarro, Juan de Austria se la trae a España

Felipe II. 

Contrajo cuatro matrimonios y en este orden: Con María Manuela de Portugal, su prima hermana como hija que es de Juan III de Portugal y de Catalina de Austria. Con María I de Inglaterra, o sea, María Tudor, hija de Enrique VIII de Inglaterra y de Catalina de Aragón; según su biógrafo José Miguel Carrillo de Albornoz, "La reina triste". Es, por tanto, su tía segunda. Con Isabel de Valois, hija de Enrique II -continuador de la guerra de su padre, Francisco I , contra España- y de su esposa Catalina de Médici, llamada también Isabel de la Paz por cuanto su boda la creó entre España y Francia.  Su cuarto y último matrimonio lo verificó con la archiduquesa Ana de Austria, hija de su primo Maximiliano II de Habsburgo y su hermana María de Austria y Portugal, por consiguiente su sobrina. Ésta es la madre del futuro Felipe III. 

Tuvo varias amantes; tras su primer viudez lo fue Isabel de Osorio, dama de la corte. Se le atribuye relación con Elena Zapata; en "Historia de reyes y reinas", Carlos Fisas lo refiere así:
... hija de unos monteros de condición hidalga, vino con unos dineros de su hermano a vivir en un palacio de las afueras de Madrid, el conocido como el de las Siete Chimeneas, y emparentó con los Zapatas. / Para librarse del estorbo del marido, capitán de su guardia, don Felipe le destinaría a los tercios, y aquél no regresaría del sol de Italia. La relación con esta, consentida, de serlo duró varios meses y se cortó al tiempo que don Felipe partió para Inglaterra./ La bella moriría en su cama apuñalada por un pretendiente, y se dice que su padre emparedó el cadáver en la propia casa del cerro de Buenavista. Todo, pues, parece una "nouvelle" al gusto de Pirandello. 
Años antes, a raíz de su primera viudez, se hallaría en tratos con una tal Catalina Lénez, soltera e hija de uno de sus secretarios, que, embarazada de una niña, se casaría e iría a vivir a Italia con su marido. / Durante su periplo europeo, se le atribuyeron relaciones con una dama de Bruselas, de la que nacería una hija cuya crianza sería secreta. / Posterior es su encuentro sentimental con doña Eufrasia de Guzmán, dama de doña Juana. Este correspondería al tiempo en que el rey aguardaba a que Isabel de Valois fuera mujer, entre 1559 y 1564. Encinta de Felipe II, su matrimonio con el príncipe de Ascoli, acallaría la maledicencia. El cuarto príncipe de Ascoli, pendenciero y en problemas con la justicia sería hijo del monarca.
Los hijos de Felipe II fueron: Con la infanta María Manuela de Portugal tuvo a Carlos de Austria. Con María Tudor no tuvieron hijos. Con Isabel de Valois nacieron Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela. Con Ana de Austria, Fernando, Carlos Lorenzo, Félix, Felipe, María. Ésta y Carlos murieron en la niñez. 

Felipe III.  

Se casó con su prima Margarita de  Austria -no pueden prescindir de la endogamia-, hija de Carlos II de Estiria y de su mujer María Ana de Baviera, tuvieron ocho hijos: Ana María Mauricia que casaría con Luís XIII de Francia; María de Austria, que muere de dos meses; Felipe, futuro Felipe IV: María Ana, que, casada con Fernando III, fue emperatriz del Sacro Imperio Romano Germánico; Carlos; Fernando, conocido como el Cardenal infante; Margarita de Austria, que fallece a los siete años de edad; Alfonso de Austria, muerto prematuramente.

    
Felipe IV. 

Se le denomina El Grande, ¡ya es adulación! Grande, según Quevedo,  a manera de un pozo: cuanto más tierra le quitan. Portugal que había recuperado Felipe II, la pierde en 1640. Su calamitoso reinado de algo más de 44 años, fue el más largo de  la casa de Austria. Se casó con Isabel de Borbón, hija de Enrique IV de Francia y de su segunda esposa María de Médici.
"El reinado de Felipe IV y de Isabel de Borbón corresponde al apogeo del siglo de oro de la literatura española", hace notar Gregorio Marañón, en su "Don Juan". He aquí lo que en esta obra consigna sobre la desgraciada fecundidad de  esta reina.
... de los seis hijos que vivieron, murieron todos a las pocas horas o a los pocos mese, salvo el príncipe Baltasar Carlos, que vivió hasta los 17 años, y la princesa María Teresa, que fue, con el tiempo, junto a Luís XIV, reina de Francia. / Esta catástrofe hace pensar en la causa que más frecuentemente la produce, la sífilis, infección que entonces andaba suelta y sin tratamiento eficaz, por toda Europa. Y si se admite esta hipótesis habría que achacarla a herencia paterna nada improbable, dada la vida aventurera de  Enrique IV. Que el marido, Felipe IV, no tuvo culpa alguna en el desastre no se puede dudar, ya que los hijos que Felipe IV hubo con otras mujeres se lograron casi todos; dos llegaron a obispos; uno, a general de artillería; otra fue superiora del convento de la Encarnación; otro, fraile, famoso por el parecido con el monarcasu padre, murió, ya viejo, en Nápoles; y don Juan de Austria, el hijo de la Calderona, que era muy fuerte, sucumbió a un accidente agudo que casi con certeza podemos afirmar que fue una apendicitis.       
En segundas nupcias contrajo matrimonio con Mariana de Austria, hija de Fernando III del Sacro Imperio Romano Germánico y de la infanta María Ana de España, hija a su vez de Felipe III de España, la cual estaba comprometida a su primo Baltasar Carlos, pero éste muere, el rey queda viudo de Isabel, y la aprovecha para desposarse con ella. Con Mariana tuvo seis hijos pero el que no nacia muerto, moria de niño. Sobrevivieron la infanta María Teresa y su majestad Carlos II. No mejor suerte tenía Mariana con los hijos, que Isabel.

Pero vamos a lo que nos ocupa: la endogamia y la golfería. En cuanto a mujeriego lo era desaforadamente Felipe IV, un sinvergüenza nato. El citado doctor Marañón, autor de la biografía "El conde-duque de Olivares", sostiene que el tal Gaspar de Guzmán y Pimentel le proporcionaba aventuras para aplacar su "devorante fuego" con otras mujeres y que dejara en paz a la reina cuando estaba encinta para no dañar el embarazo. Apunta la historia entre treinta y sesenta hijos bastardos, conocido de ellos sobre una docena. El padre Flórez cita a ocho con nombre y apellidos. Léase en sus "Mamorias de las reinas católicas de España" el epígrafe "Hijos del rey fuera del matrimonio". A los 19 años se enamoró de la hija del conde Chiret, envió a su padre a la guerra de Italia y así la sedujo fácilmente; tuvieron un hijo: Francisco Fernando Isidro de Austria, que muere a los 8 años, reconocido póstumamente y enterrado en El Escorial. 

Muy conocido es su "amor" por la actriz María Inés Calderón, la Calderona, que a los 16 años de edad estaba casada y tenía como amante a un Grande de España, el duque de Medina de las Torres, viudo de la hija del conde-duque de Olivares. Un día se encontró el rey con este en la alcoba de la Calderona, simultaneaba a ambos, y el final de ella fue que se le ordenó ingresar en el monasterio benedictino de San Juan Bautista en Valfermoso de las Monjas, del que fue abadesa de 1543 a 1646. Según la leyenda, huyó del convento y se refugió en la sierra que lleva su nombre en zona al norte de Valencia camino de Aragón. Con esta señora tuvo a Juan José de Austria a cuyo bastardo llegó el rey a reconocer y favorecer, se safó de la religión, sirvió a las armas y a la  polítca, si bien en la Batalla de Ameixial fue derrotado por los portugueses y ello terminó con su carrera militar. Fue virrey de Sicilia. A Juan José también llegó a reconocerle, no a más. 

"Era -leemos- un enamorado irremisible que se encaprichaba de cualquier mujer hermosa que viese, sin que ni siquiera la Grandeza de España o la clausura del convento fuese barrera para sus amores. Las crónicas de Madame D´Aulnoy relatan las aventuras galantes del rey y dan detalles como que pagaba a las prostitutas 20 escudos, cantidad rácana para un soberano, que enfadó a alguna meretriz de lujo". Que para satisfacer su lascivia no reparaba en nada, es algo que está a la vista, era un auténtico desaprensivo, es lo corriente en los reyes. Ya el citado "Don Juan", de Marañón, se divide en tres partes: "Los misterios de San Plácido - Gloria y miseria del conde de Villamediana - La novia de Don Juan".    

 Carlos II.

Contemplando aquella galería se reconoce en Carlos V la penetración fina,
la voluntad obstinada, la fuerza tranquila; en Felipe II la celoza suspicacia,
la voluntad poderosa aún, pero astuta y vengativa; en Felipe III el conato de
voluntad,  pero  incierta,  insuficiente, el   querer sin poder; en  Felipe IV la 
debilidad indolente; y en Carlos II la imbecilidad. 
                      - Luís Viardot escritor e hispanista francés -

Contrajo matrimonio con María Luisa de Orleans, de valía física e interior, hija de Felipe I de Orleans y de Enriqueta Ana de Inglaterra, de la que se enamoró el birrioso monarca al ver el retrato de ella que le mostró su hermanastro Juan José de Austria. ¡Pobre María Luisa! Sin embargo llegó a estimarle o a sentir amor de caridad; en el lecho de muerte llegó a decir: Muchas mujeres podrá tener Vuestra Majestad; pero ninguna que le quiera más que yo. Podía ser también mentira piadosa. María Luisa muere de una apendicitis a los 26 años de edad. No quedaba embarazada y deseperados pueblo y corte por la falta de heredero, surgió este verso popular: 

  Parid, bella flor de lis,
                                                                  que en aflicción tan extraña,
                                                                  si parís, paris a España,
                                                                  si no parís, a París.  

¿Cómo había de parir! Tras diez años de matrimonio falleció virgen, según reveló su autopsia. Carlos padecía eyaculación precocísima, así como de no producir líquido espermático, era, en suma, un compendió de patologías. A su nacimiento comunicó el embajador de Francia a Luís XIV: "El Príncipe parece bastante débil; muestra signos de degeneración; tiene flemones en llas mejillas, la cabeza llena de costras y el cuello le supura (...) asusta de feo". 

Este es el resultado de la endogamia que practicaron sus acendientes, la cual describe así García-Aguelles:
En el tronco familiar figuran repetidos los nombres de Felipe el Hermoso y Juana la Loca ocho veces; los de Fernando I y Ana de Bohemia, nueve; Carlos V e Isabel de Portugal, cuatro; Felipe III y Margarita de Austria son, a la vez, sus abuelos y bisabuelos. Su padre estaba casado con una hija de su hermana, por lo que, a la vez, era tío segundo de su hijo y su madre resulta ser prima de su propio hijo.
He aquí su genograma:

                                                                 
Si constituia una sinrazón que este ser fisiológicamente anormal en toda línea fuera rey por ser hijo de rey -locura de que la monarquía sea hereditaria-, lo es también el casarle. Y ante lo ocurrido con su primera esposa, ¿a qué un segundo matrimonio. ¡Caray con las normas monárquicas, qué manera de barrer hacia adentro! 

El reinado de Carlos II pésimo; tenía 4 años cuando murió su padre y María de Austria asumió la regencia poniendo el gobierno en manos del jesuita Nithar, que ya era su confesor siendo la duquesa Mariana y con ella vino a España, el cual fue nombrado inquisidor general. Fue, no obstante, expulsado por su mal gobierno. Dice Moreno, en su "Historia de España" que si como gobernante fue impopular, nadie le acusa de interesado, pues hizo justo alarde de haber salido de España tan pobre como vino a ella. Esto no deja de ser un mérito; sobre todo viendo tanto político inútil como hay en nuestros días, y, además, "chorizo". El bastardo Juan José de Austria se hizo con el poder, pero el valido Valenzuela no mejoró la política; en su tiempo Luís XIV nos arrebató, con sus generales Turena y Condé, de una parte de Flandes y del Franco-Condado. Por mediación de Inglaterra, Francia tuvo que aceptar la paz de Aquisgrán devolviéndonos el Franco-Condado. Pero al poco los franceses declaran nuevamente la guerra y se apoderan del Franco-Condado; penetran por Cataluña y simultáneamente sublevan Sicilia. España se ve obligada a pedir la paz, firmada en Nimega, renunciando definitivamente al Franco-Condado. Funesta minoría la de Carlos II. 

Llegado a su mayor edad consigue de él la nobleza la destitución del valido y alejamiento de la Corte de la reina madre. Valenzuela fue preso en El Escorial y seguidamente desterrado a Filipinas: la reina madre fue llevada a Toledo. Pero en seguida vino el descontento, pues se comprobó que el bastardo no valía mucho más que Nithard y Valenzuela. Ello unido al ascendiente que la reina madre ejercía sobre su hijo, hizo que volviera a la Corte y se alejara a don Juan de Austria, que murió al poco. Vuelta a las intrigas, favoritos, gobernantes ineptos y espanosa anarquía. Francia, que se halla con Luís XIV en el zenit de su grandeza trae a España por la calle de la amargura; Cataluña fue invadida por un gran ejército que se apoderó de Barcelona y de otras. Los moros, a su vez, atacaban nuestras plazas de África, mientras tambien los filibusteros dirigían frecuentes expediciones a nuestras colonias americanas. Carlos II pide la paz: concedióla el monarca francés generosamente, ya que devolvió sus conquistas en Cataluña y algunas poblacione de Flandes. 

Su segunda esposa fue Mariana de Neoburg. El padre Flórez lo refiere así: "La gran necesidad que el reino tanía de sucesión no permitió dilaciones en buscar nueva consorte para el rey. Tan prontamente se hizo la elección y los tratos, que el 15 de mayo del mismo año 1689, en que falleció la precedente, se publicó en Madrid el casamiento con doña Mariana de Neoburg , hija de Felipe Guillermo, duque de Neoburg, conde elector palatino del Rin, y de Isabel Amalia. Hallábase la princesa en la proporcionada edad de veintidós años no cumplidos, pues nació el 28 de octubre de 1667, y el rey la excedía en cerca de seis años". Haría  la Neoburg la comedia de los embarazos fingidos, cuando no podían ser ni por inseminación artificial. 

Está claro que el sucesor de Felipe IV no pudo ser como su padre, ni un donjuán, era una piltrafa física, así como aquél lo era amoral y, en consecuencia, engendró tal hijo en esfuerzo final y como ancla de salvación. Mal esfuerzo y ninguna salvación, se desvaneció la dinastía, ni la viuda de Felipe IV ni la de Carlos II pudieron sostenerla, aparte de que éste hizo testamento a favor de su sobrino nieto Felipe de Borbón, duque de Anjou, surgiendo a su muerte la Guerra de Sucesión Española (1702-1713) tras la que quedó confirmada la dinastía borbónica española en dicho nieto de Luís XIV el Rey Sol. 
         

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