lunes, 18 de diciembre de 2017

La monarquía constitucional y su ejemplaridad, mas la modélica política de la actual España (Primera Parte)

No hay un rey que, teniendo fuerza suficiente,  no
esté siempre dispuesto a convertirse en absoluto. 
                          Thomas Jefferson -

No conciben los estadounidenses la monarquía. Y menos su existencia en una democracia. De este híbrido no se entiende su funcionamiento conjunto. No lo comprende este tercer presidente, uno de los fundadores de Estados Unidos, según se deduce de sus palabras: 'Yo era bastante enemigo de la monarquía antes de ir a Europa, pero desde que he visto lo que las monarquías son, lo soy diez mil veces más. Apenas hay un mal en estos países europeos  cuyo origen no pueda atribuirse a su rey, ni un bien que no se derive de las pequeñas fibras de republicanismo que entre ellos existe'. Puede decirse que, en términos generales -ya lo dijo José Francisco  Morazán Quezada, militar y político hondureño-  que ''con los reyes nació la tiranía'.
   
Cuando la institución monárquica no tiene razón de ser, porque son muy otros los parámetros del gobierno, y de hecho dejó de existir en cuanto a gobernar al quedar anulada la monarquía absoluta tras la muerte de Fernando VII, pretende mantenerse como referente de ejemplaridad, pero ¿dónde está la ejemplaridad? Ni con la linterna de Diogénes se encuentra.  La fórmula 'el rey no gobierna, el rey rige', es la que se emplea. Bajo el punto de vista semántico no queda muy claro, que digamos, ya que, según el diccionario de la RAE, la palabra 'regir' significa dirigir, gobernar o mandar, guiar, llevar o conducir algo. Y tiene sinónimos como administrar,  dirigir, regentar, disponer, conducir, guiar, mandar. Queda claro que su propio princiipio, causa, origen, de monarquía absoluta es: "A Deo rex, a rege lex", de Dios el rey, del rey la ley". Sí, se sacaron de la manga lo del origen divino. De semejante modo, con contravertido fundamento, surgió el papa. Y reyes y papas ejercieron el mando en la humanidad, mas como cada uno miraba pro domo sua, por sus intereses, no siempre estuvieron de acuerdo, e independientemente del tema de la Fe, se motivaron discordias. Los reyes, tanto más en la Edad Media, cuyo referente era la religión, eran muy creyentes, en contraste con ser muy pecadores, no seguir, ni de lejos, la moral cristiana, ya en cuanto a ellos, ya en cuanto al prójimo, y otro tano puede decirse de los papas.     

A lo largo de la Historia, los reyes actuaron nada menos que como ministros de Dios, su lugarteniente en la tierra. Por medio de ellos Dios ejerce su imperio. Por ello, el tirano real no es el trono del hombre, sino el de Dios mismo. Se desprende de todo ello que la persona del rey es sagrada y, por consiguiente, atentar contra ella es un sacrilegio. Menos mal que la Iglesia no les canoniza sistemáticamente.     
                  
    
Del Rey emérito aparecen sin cesar amantes e hijos bastardos, el coronel retirado e historiador Amadeo Martínez Inglés  recientemente publicó  un libro referente al Rey emérito tulado ?El rey de las cinco mil amantes' .
                                
                                                                                     
Y Pilar Eyre ha revelado que una hija ilegítima del rey Juan Carlos es una famosa aristócrata                     



   
No se calló nunca  este ex militar, ex profesor de Historia Militar en la Escuela de Oficiales de Estado Mayor, ante la no ejemplaridad, y a alto nivel, de quien designó como rey el dictador Francisco Franco, quien en el aspecto sexual, dicho sea de paso, era la antítesis de un Borbón, especialmente desde Fernando VII. (Lésae, dicho sea entre paréntisis, la  publicación 'Franco confidencial', de Pilar Eyre, donde indica el defecto  fisiológico que tuvo para practicar el sexo, por lo que, como dice, su vida sexual es casi inexistente)  a lo que parece parece en lo de coleccionar amantes  Juan Carlos se lleva la palma de sus ancestros. Ya se puede hablar -con todo respeto, pero sin ocultar verdades- del ex monarca.   
                                                                                 

Ciertamente por no callarse, y sobre todo en época pasada que hablar de la monarquía y/o del rey, así como de cualquier miembro de la anterior Familia Real, era pecado mortal, censura que afortunadamente fue cediendo hasta que cayó en picado con la cacería en Bowsuana con Corina y cuyo hecho inadmisible remató el matrimonio  Borbón-Urdangarin. Hhubo de sufrir Martínez Inglés grandes disgustos. Siempre, en fin, es menos expuesto -no está ni tiene porqué estarlo censurado- hablar de la monarquía como institución que del monarca reinante.  

Pilar Urbano ha publicado un libro que titula 'La pieza 25. Operación salvar a la Infanta'.  Informa que recoge sus entrevistas con los principales protagonistas del caso Nóos que salpicó a la Casa Real. Entre equis protagonistas ocupa un papel preponderante el juez Castro que instruyó el caso. 'Yo siempre pensé. e incluso se lo dije a Horrac, que la Infanta Cristina, para mí, no solo estaba en el ajo, de la trama y sus enjagues, sino que era la eminencia gris. Eso sí, muy discreta, muy gris', le aseguró Castro a Urbano durante estas conversaciones. 

Cuán tristemente ha quedado destruida la Familia Real de antes a manos del yerno del Rey emérito y cuñado del monarca; éste creyó que podía hacer... "negocios" -léase corrupción- impunemente, sin tener en cuenta que el único miembro de la familia que goza de impunidad es el Rey, en base al punto 3 del artículo 56 de la Constitución, que dice: 'La persena del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad'. Luego alude al refrendo de sus actos, artículo 64, y de entrada tenemos esto: 'Los actos del Rey serán refrendados por el presidente del Gobierno, y en su caso, por los ministros competentes'. ¿Se controló al Rey o estuvo en zona de nadie? Hay quien ha sostenido esto último, lo evidente es que ciertas visitas y algunos viajjes no estuvieron -no pudieron estarlo- controlados por el presidente del Gobierno o por equis ministro. 

Por las muestras que el hoy rey emérito dio de donjuan y de hombre de negocios llegó a verse en el trance de abdicar, algo que por su voluntad no haría jamás, ya llegaría esa formula regia de 'el rey ha muerto - Viva el re'. A las muestras de modelar su monarquía constitucional coadyuvó su yerno Urdangarin, que quería hacer mucho por España -en el deporte y en lo que fuere- con toda generosidad, 'ad honorem', sin retribución, por solo la honra; por tanto, sin ánimo de lucro, como él gustaba decir, Eso sí, si llega a lucrarse... De momento, vivía bastante mejor que el Príncipe de Asiurias y su esposa. """La ejemplaridad""" -hay que entrecomillarla al máximo- del que perteneció a la Familia Real -familia que ha sido remodelada de otra forma por el monarca sucesor-  confluyó en varois delitos penales por error. 

El error de que se creyó al margen, como su suegro, de la ley. Apartado de la misma no ha estado, pero sí se da lamentablemente el caso de que goza del beneficio del 'por ser vos quien sois', que viene a modificar el aludido artículo 20, libertad de expresión, en 'la justicia es igual  para todos'. Con alusión al libro de referencia, que aún no he leído: '¿La justicia es igual para todos? Sí, es igual... para todos los iguales. Como de Urdangarín he de volver a tratar un día, dejo procrastinado a entonces el golpe mortal que recibirá la institución de la monarquía al ingresar en la cárcel, cuya sentencia ha de cumplirse. El infortunio, el revés, para la monarquía ya ha acaecido: el yerno del Rey emérito y cuñado del monarca en la cárcel. Y si le evitan el ingreso, tanto peor para la Institución..  

Los inadecuados matrimonios de las Infantas y sus resultados tampoco ha sido un ejemplo muy bueno, que digamos. Fue criticado en su día por Juan Balansó, erudito en monarquías actuales, echándole valor porque entonces existía, principalmente en el centro del país, lo que indica el título de la obra de Iñaki Anasagastí: 'Una monarquía protegida por la censura' (2009) al que ha sucedido sobre el tema. 'Una monarquía nada ejemplar' (2"014). Balansó denominó, en su obra titulada 'Los diamantes de la Corona', a los cónyuges de las Infantas Elena y Cristina, Jaime de Marichalar e Iñaki Urdangarín, respectivamente, 'bisutería fina.  Dedica un epígrafe a 'El balonmanista zurdo', al que sigue el titulado 'La impostura de los duques'. De esta imputación falsa traté con detenimiento tiempo ha, y acaso vuelva al asunto a ver si acaba de enterarse la ciudadanía, principalmente en el ámbito de la Prensa, de que el uno y el otro nunca fueron duques.  Y de un  fingimimiento a otro: He aquí este vídeo titulado, 'Bronca en la Familia Real, el rey Felipe prohibe un homenaje a don Juan Carlos'. 

                                                   17 de diciembre de 2017                                                                     
Es juiciosa, sensata, prudente, la postura de Felipe VI. ¿Cómo no se percata don Juan Carlos de que exagera? Podía ver, y no es necesario para ello un gran intelecto, a cualquiera se le alcanza, que no es el momento, realmente -de realidad que no de realeza- no le hay. 'No ha lugar', por emplear una expresión de Derecho                                                   

Ramón Cotarelo opinando sobre la monarquía que ha sucedido a la dictadura de Franco expuso.

                                    
                                 
Queda todo dicho, y que no es lo peor la cuestión la infidelidad conyugal de los reyes, que hay que dar por hecho.  Pero además hay que decir y mucho de la política de nuestros días, la situación a que se ha llegado. José Luís Sampedro -fallecido hace cuatro años- opina que 'tendríamos que indignarnos mil veces más'. También pensaba que 'el sistema ha organizado un casino para que ganen siempre los mismos'. En concepto de toda persona con un mínimo de meollo, se trata del casino de políticos en connivencia con las grandes empresas que con ellos sean generosos. Se ha elegido una elite y quien la ha designado -el Gobierno, obviamente- gobierna para ella. Nada más lejos de guiar y dirigir, y, como es  axiomático, así no se dirige un país, ni siquiera una colectividad política. 
                                                                         

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