miércoles, 2 de julio de 2014

¿Dónde está el respeto y a quién se respeta?

Ceíamos que, como teníamos poder, teníamos
también sabiduría. -Stephen Vincent Benét- 

 Andaré muy mal de cacumen, pero yo no veo que se respete lo que se debe respetar. ¡Así con muchas cosas! Pero, sin ir más lejos, el affaire Nóos-Aizoon  entraña un tremendo escándalo, éste, yendo in crescendo, ha llegado al colmo. Ya he dicho por activa y por pasiva lo que tiene de inaudito tanto en su acepción de extremadamente vituperable como en la de nunca oído. Realmente es un caso único en la Historia de España, en la que pudo haber, y las hubo, infantas ligeras de cascos e incluso alguna adicta a la República, pero no que tuviera que ir a declarar a un Juzgado como imputada, y de aquí todo el historial judicial en que se ve envuelta la infanta Cristina de Borbón y Grecia. Para inri la rebeldía que adopta ante la Justicia y que en tal actitud sea protegida por su padre, quien como rey tiene la obligación de evitar que se descarrie ningún miembro de la familia real. Si no supo impedirlo -o no se hallo con fuerza moral para ello, cabe pensar recordando aquella respuesta de Urdangarín-, lo que no puede hacer es blindar a su hija contra los Tribunales de Justicia, miccionarse en la Constitución. Lo hace y, no obstante, dijo al felicitar por Navidad a la nación, que la ley es igual para todos. Debió añadir: salvo para mí. ¡Qué cosas tan increíbles están sucediendo con la referida señora llena de amor por su cónyuge!  
                                                                                        
  
Es un caso de atropello a la razón; cuánto tango y cuánto tongo tiene lo que afecta a la infanta en el escándalo financiero Urdangarín-Torres y sus respectivas esposas. Habiendo afanado ambas, quiero decir trabajado con afán, en la sociedad que tenían ellos sin ánimo de lucro, o sea, por amor al arte, Cristina ha de ser respetada y no por ser quien es, sino porque si ha resultado un artificio para trincar a lo grande, lo ignoraba, y de aquí que el fiscal haya dejado de serlo respecto a doña Cristina y transformado en su abogado defensor y con celo exagerado. Luego tendría también como abogado a Miguel Roca, catalán, separatista y amigo de su padre. Prepare, sobre el recurso contra la imputación, la defensa éste o su colaborador el también destacado jurisconsulto Jesús María Silva, les está dando ganado el litigio Horrach y el Gobierno, tratando, como expuse en mi artículo anterior, de complacer al rey saliente, aunque la injusta impugnación de la imputación de la infanta por el Juez Castro traerá cola, o sea, consecuencias graves 
                                                                              


Porque grave es la conducta política que se vino empleando con el juez Castro y que ha llegado a su culmen con el enfrentamiento que contra él protagoniza el citado fiscal. Fiscal contra Urdangarín, su ex socio, Diego Torres, y la mujer de este Ana Tejeiro, pero se ha operado la dicha metamorfosis de fiscal a abogado defensor; ha cerrado los ojos para no ver ninguno de los motivos que se ponen de relieve, y sostener que es ajena, libre, de los milagros del duque & Compañía, aunque figurase en la de la dirección de Nóos. "Casualmente" se trata de la visión que los políticos en el poder afectan tener de la celebérrima infanta entre todas las que han sido y actuales: es intachable.
                                                                               

Ni Iñaki ni Cristina han respetado nada con tal de enriquecerse; no pueden decirnos que no se han enriquecido ilícitamente, pero nos quieren hacer tragar que sólo hay un culpable: él, sin que ella se percatara porque estaba muy enamorada. A lo que parece sigue enamorada y sin apercibirse de que han actuado en comandita. Por supuesto que hace falta ser tonto de capirote para tragarse las patrañas con que la quieren salvarla la Casa Real y el Gobierno, porque sus salidas, las del fiscal y demás defensores, son muy difíciles de tragar. No somos tontos la inmensa mayoría de los ciudadanos, y, sin embargo, parece que el Gobierno da por hecho que la gente da fácilmente crédito a las cosas, aunque sean inverosímiles. Que, que no, que España no es una nación de incautos, y de ahí el encautarse hasta de  sus derechos, el cometerse tantos abusos, tantas ilegalidades. De aquí también que, ante la situación caótica a que se ha llegado, el bipartidismo monárquico está en peligro; es un triángulo de corrupción, y si ahora se evita mediante martingala  de los políticos que no sea condenada la Infanta en cuestión batallona -vergüenza que en tal clase de asunto se haya convertido el caso Nóos-, ya qué cabe hacer contra la corrupción y la injusticia que clama al cielo. 

Contra las opiniones contradictorias del fiscal Horrach y de sus jefes Torres Dulce y Gallardón respecto a la imputación de la Infanta, está, por citar un ejemplo, cuanto en programas de tertulia en televisión ha expuesto el abogado Javier Nart, el cual habla de los chanchullos de la infanta. Chanchullo es lenguaje coloquial "manejo ilícito para conseguir un fin, y especialmente para lucrarse". (DAE). Y como él tantos y tantos jurídicos, incluidos catedráticos de tal o cual asignatura de Derecho. Decir que la mujer de Urdangarín no se ha lucrado, sólo éste, es absurdo, arbitrario, disparatado, mueve a risa y a indignación. ¡Qué gran lección dan Gallardón y Torres Dulce -pero irrisoria, irritante- a importantes jurídicos! Estábamos hartos de oír a  los señores del Gobierno que respetan las decisiones judiciales; por añadiruda hablan de respetan la independencia del poder judicial -ja, ja, ja-, cuando es algo que prometen al pueblo ansioso de ello, pero que no conceden porque los políticos quieren estar blindaddos a a la acción de la Justicia. 

Que no  respeten tanto y de esta manera, y pasen a conceder la independencia del Poder Judicial. Es alucinante leer que "Torres Dulce destaca la "coherencia" de fiscal al recurrir la imputación de la infanta". Ya la noticia lo de coherencia lo escribe entre comillas. Increíble leer: El fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, ha destacado la "coheencia" (sigue muy bien entrecomillándose) del fiscal anticorrupción  Pedro Horrach al recurrir la imputación de Cristina de Borbón en el Caso Nóos. Bueno, si él entiende que tal es el papel del fiscal anticorrupción que con el juez lleva un caso..., yo no digo nada; ya le indican que no es así eminentes figuras del  Derecho. Aunque no hace falta serlo para ver que el fiscal está actuando al margen de su cometido, incumbencia u obligación moral. Para defender a Cristina de Borbón como a cualquier ciudadano está el abogado dedicado a la defensa del cliente. Éstos sí que suelen salir -todo sea por la defensa del cliente- por peteneras; ahora bien, no tenemos gobernantes para que digan y/o hagan algo fuera de propósito. No hay que valerse del cargo -menos, si cabe, cuando es a dedo-, por grande que sea el puesto -Baltasar Gracián dice-, ha de mostrar que es mayor la persona. 

Asegurar que la infanta Cristina es económicamente inmaculada es asegurar algo así como que no existe el sol que nos alumbra a lo largo del día. Que no tiene mancha en lo que señala el 7º Mandamiento de la Ley de Dios no puede creerse porque lo afime un cargo político por alto que sea, y, desde luego, es, por ejemplo, como afirmar que dos y dos son tres o seis -cuando no pecan por defecto, pecan por exceso-, y ello fue, es y será, no es únicamente fruta de esta época. Ya dediqué un artículo a la mentira en el político. Rajoy que fue gafe en cuanto dijo:                                                                         

 ¿Acertará Mariano en que a la infanta Cristina por su inocencia le irá bien? 

Visto lo visto, que, como se decía de aquella obra de don Ramón de la Cruz, es un drama para reir y un sainete para llorar, creo que por primera vez no se va a equivocar. Resulta incomprensible para cualquiera con un mínimo de intelecto que esté convencido de la inocencia de la Sra. Urdangarín, pero, en fin, tenemos un presidente tan inteligente como fiel a su palabra y de gran actividad, mas en esta ocasión y con los ayudantes de que dispone para llevar a término su pronóstico,  la referida va a ser inocente de las imputaciones que le hace el juez Castro. ¿Por qué está tan segura? Da que pensar.   
                                                         

Según Horrach and company no es la hermana del rey colaboradora silenciosa; no se ha lucrado en su beneficio y ha facilitado medios para que lo hiciera su marido; no ha negado la evidencia, apelando a la ignorancia y la falta de memoria, así como la participación de doña Cristina en Aizoon no tenía por objetivo tener un escudo frente a Hacienda, ni nada de nada. Al fiscal no le ha hecho falta leer previamente los 167 folios del auto de imputación para preparar su recurso. Esto a cualquiera, profesional del Derecho o no, le resultaría raro; se basará en el concepto en que la tiene el susodicho presidente:
                                                                        

Y, repito, Rajoy no miente; eso sí, lo que pasa con él es que suele decir y hacer lo contrario de lo que piensa. Y esto cuando no incurre en equivocación. No es que no respete ni a sus votantes por el hecho de no haber cumplido una sola de sus promesas electorales, y, por añadiruda haber hecho todo lo contrario. Respeta a los ciudadanos igual que dice respeta las deciciones judiciales.  

Absoluta falta de respeto a la ciudadanía. 

Ha quedado revelado en el "repugnante recurso del fiscal Horrach", título del artículo de Marcello, en "Diario de opinión e influencia". 
Para justificar su, y esta sí que presunta prevaricación, al ponerse del lado de la presunta delincuente, la infanta Cristina, Horrach -imaginamos que siguiendo las órdenes del fiscal general, Torres Dulce 'de membrillo' y del ministro Gallardón (otro fiscal)-, ha recurrido el procesamiento, pero sus modales le delatan porque con su furia se ha pasado veinte pueblos en agresiones, insultos y descalificaciones, en vez de defender el dinero público estafado y la legalidad vigente, como sería su obligacón.
Este es el segundo punto del escrito 
................................................................................................................................................ En toda España crece la sospecha  de que la Zarzuela y la Moncloa están preparando, con las diatribas de Horrach, el ambiente para que la Audiencia Provincial de Palma se cargue el procesamiento de la infanta Cristina, tal y como al parecer figura en un guión escrito desde hace tiempo, y ese sí con evidente prevaricación. 
El Gobierno y la monarquía de Juan Carlos, que, como queda evidente, aún colea lo han delimitado todo a la decisión de la Audiencia Provincial de Palma y, al parecer por su soberbio comportamiento, abanderado por el fiscal Horrac (seis vocales de CGPJ piden se actúe contra él),  están muy confiados en que Cristina de Borbón no se sentará en el banquillo. ¡Y con el salvavidas de la monarquía de cambio de rey, y habiendo expuesto Felipe VI su deseo de regeneración de la institución!, tema que ya traté. Felipe VI lo querrá, o dice quererlo, lo que implicaría respeto de él a la ciudadanía, pero no gran cosa, que digamos, puede hacer él frente al Gobierno. Éste no nos respeta, mas sí nos da la pista de a quién respeta: a presuntos delincuentes. 

Terrible la campaña llevada a cabo contra el juez Castro, y ya veremos a dónde conducirá. De momento a una pésima imagen de España, como vengo diciendo y nunca se repetirá lo bastante."Quieren cargarse la Corona cuando aún no se ha sentado el nuevo Rey". Esto es, reitero, accesible para cualquiera, y es título de un videoblog de Federico Jiménez Losantos, que en sus mañanas  L D concede amplios espacios a lo pasado hasta aquí con la infanta Cristina para librarla de que acudiera a declarar, luego para evitarla ser imputada, y cuando al fin lo es, el espectáculo de absoluta falta de respeto a la Justicia para hundir, destruir, la imputación. Eduardo Inda, a quien Federico invita a escribir su tercer libro sobre el matrimonio Urdangarín-Borbón, prevé, porque no deja de haber indidicios, que la Audiencia Provincial será presionada, lo está siendo ya. Por doquiera se está invitando a la prudencia, o, lo que es lo mismo, a que no se ponga a salvo, con la mayor inverecundia, a la infanta Cristina. Como opina Jaime Peñafiel en su artículo "
Ninguno de ellos tiene fe ni en la inocencia de Cristina ni en su inteligencia. / Falta de ella demostró en su comparecencia, sin saber cómo responder a ninguna de las preguntas que el buen juez Castro le hizo. Todo eran evasivas, olvidos, mentiras, no me consta, no sé, no recuerdo... ¡una cínica! / Lo que nunca se entenderá es el empecinamiento del fiscal-defensor contra el juez José Castro. Tampoco lo entienden la mayoría de los jueces españoles, indignados contra el fiscal-defensor Horrach. Nadie sabe a quién quiere servir. A la justicia, por supuesto, no. / ¿No se da cuenta el fiscal-defensor que si Cristina sale absuelta, como él pretende, el primer perjudicado sería su hermano Felipe VI, a quien salpicaría su desimputación?   
Ya he dicho que el fiscal Horrach es el abanderado, pero no por sí solo quien promueve la acción de abortar la imputación, y, con ello, frustar el presunto delito de "amor y compañía". Él solo no podía atreverse a la incoherencia de ser fiscal anticorrupción para Iñaki Urdangarín y tornarse en fiscal-defensor para su esposa y coautora, además de copropietaria de Aizoon al 50%, de los hechos delictivos que el juez atribuye al uno y a la otra, a la otra y al uno. 

He aquí este vídeoblog del ya citado Jiménez Losantos, titulado "La justicia en España era un asco, ahora es una porquería".      

 

Muy bien describe este caso vergonzoso de vulnerar la acción de la justicia, truncarla sin dejarla llegar al final, o que éste sea... en falso. Ello a mayor gloria de un miembro de la familia real, ya familia del rey, de quien por evitarla, políticamente, sentarse en el banquillo y el riesgo de ser condenada, nadie va a dejar de creer en lo que a la vista está. En definitiva, en lo que el intachable, como juez, José Castro, deja probado. Son hechos, no "meras conjeturas" como dice el sui generis fiscal-defensor. 
                                                               

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