"Vivir como un rey" significa no saber en absoluto de ansiedades,
de conflictos interiores, vivir sin tensiones, sin presiones, sin
desconcierto, sin congoja. - Antony De Mello, escritor indio-
Vivir a cuerpo de rey, según una de las definiciones de esta expresión es vivir con todas las comodidades y lujos, no <<como un rey>, que al fin y al cabo también tiene alma y mente, y de vez en cuando piensa, y se preocupa, sino como su cuerpo, que disfuta de todos los placeres sin ningún género de turbación mental. La mente esta ofuscada en la soberbia de ser rey, considerándose por el mero hecho de serlo un sujeto de raza superior. Y de alma, ¿qué decir? Recordando el título de la novela de Alberto Insua: "El negro que tenía el alma blanca", suelen ser el blanco que tiene el alma negra.
de conflictos interiores, vivir sin tensiones, sin presiones, sin
desconcierto, sin congoja. - Antony De Mello, escritor indio-
Vivir a cuerpo de rey, según una de las definiciones de esta expresión es vivir con todas las comodidades y lujos, no <<como un rey>, que al fin y al cabo también tiene alma y mente, y de vez en cuando piensa, y se preocupa, sino como su cuerpo, que disfuta de todos los placeres sin ningún género de turbación mental. La mente esta ofuscada en la soberbia de ser rey, considerándose por el mero hecho de serlo un sujeto de raza superior. Y de alma, ¿qué decir? Recordando el título de la novela de Alberto Insua: "El negro que tenía el alma blanca", suelen ser el blanco que tiene el alma negra.
Vivir como una reina, ya es otra cosa. No deja también de vivir a cuerpo de rey -o reina-, y tanto si es consorte como si es reina efectiva, lo que se llama en la historia reina propietaria, que ni siquiera tiene, de vez en cuando, que pensar algo. Claro que, desde que no gobierna, es poquito lo que un rey tiene que pensar, y preocuparse, y encima tiene mentores. Rey y reina disfrutan de todos los placeres, a excepción del sexual en adulterio, ya sea reina consorte, ya sea reina en propiedad.
La reina generalmente respeta la fidelidad conyugal; el rey, no. El rey practica el donjuanismo en lo que se refiere a hacer lista de mujeres burladas, que no de muertos como espadachín. El Don Juan de la literatura, en cualquiera de sus versiones, es ambas cosas. Vivir como una reina es vivir -perdón por la redundancia- tolerando infidelidad conyugal constante y variada; puede servir de paradigma la que fue reina de España como cónyuge de don Juan Carlos de Borbón y Borbón, padres del actual monarca, que no deja de ser una más en tan dolorosa situación. Ella lo ha tolerado hasta cierto punto, aunque este no del todo se limite a ocultas grescas en el matrimonio -no tan ocultas ante los palaciegos-, riñas que, antes o después, pasan a conocimiento de los ciudadanos, a su publicación. Hoy día es de dominio general que don Carlos y doña Sofía están separados desde que ella le pilló in fraganti poniéndole los cuernos, como vulgarmente se dice, incluso pintada está la escena de este descubrimiento. Se señala como la coprotagonista de aquella ocasión a Sara Montiel. Ésta al enumerar sus amantes, en sus Memorias , no se atrevió a incluir al rey.
Corona con odio conyugal es lo propio del matrimonio real.
Como consigné en otro artículo, aquello ocurrió al poco de morir Franco, o sea, de ser rey, siendo, por tanto, niños los hijos, y desde entonces separados están en alcobas y en todo lo posible aun cuando viven bajo el mismo techo. Esto último hubo de ser para no perder la corona, que bien vale la pena aun hallándose en esta circunstancia. Compartieron corona y odio en un alarde de histrionismo, en lo que se destacó ella. Todo el reinado fue amargura matrimonial. Según escribe Andrew Morton, en "Ladies of Spain - Sofía, Elena, Cristina y Letizia : entre el deber y el amor".
Carlos III, excepción de vivir "a cuerpo de rey".
¿Quién de esta dinastía no ha sido un donjuán? Por aquello de que no hay regla sin excepción, podemos citar a Carlos III, hijo de Felipe V y de su segunda esposa Isabel de Farnesio, casado con María Amalia de Sajonia y con la que tuvo trece hijos, llegando a adultos siete. He aquí su prosopografía y parte de su etopeya presentada por el catedrático de Historia Moderna, Roberto Fernández Díaz.
Uno de sus hijos, concretamente Felipe Antonio, duque de Calabria, hubo de ser exluido de la sucesión al trono de España y al de Nápoles por ser deficiente mental. A Carlos III amargó sus últimos años ver las veleidades de su nuera María Luisa de Parma y el papel matrimonial de su hijo homónimo y sucesor.¿Fue un ménage à trois el de María Luisa, Carlos IV y Manuel Godoy? Dejo en el aire la pregunta en este artículo. Tantos hijos -uno más- tuvo el hijo como el padre, pero los de Carlos III eran hijos biológocos, y los de Carlos IV vaya usted a saber. En nuestros días podía salirse de esta duda mediante la prueba de ADN mitocondrial. Aparte de este "pequeño" detalle, ambas reinas cumplieron con creces su papel, que es prioritariamente el de parir. No todo va a ser riquezas -propias y/o prestadas- y placeres. Reina -consorte o propietaria- la hay que tiene su placer sexual no solo con su marido, aunque la regla general de la infidelidad conyugal, repito, radica en el rey. En éste, pues, es tan corriente tener hijos bastardos que casi es admitido como corriente y natural, Incluso por la esposa. (No, como hemos visto, doña Sofía de Grecia).
La Corona como garante de los hijos del monarca, legítimos y bastardos.
No preocupa a un rey el número de hijos; por grande que sea, todos cuanto nazcan tienen la vida en lo mateterial asegurada y un título nobiliario, así como una colocación revelante los bastardos. ¿Qué rey no los tiene? Pero no todos se ocuparon de ellos: no voy a referirme a quienes observaron lo uno y lo otro, lo imporante es consignar que en vivir a cuerpo de rey entra de lleno el ser un donjuán y con el agravante de estar casado, porque "Don Juan Tenorio" no lo estaba. Los reyes, como D. Juan o Casanova, no respetaban casadas; tampoco los de nuestro tiempo, como hemos visto, por ejemplo, en don Juan Carlos y Marta Gayá. Aprovecho aquí para exponer que el número de conquistas del referido deja en ridículo, en la acepción de escaso, corto, de poca estimación, al de Don Juan, si bien se le aproxima Casanova. Éste en su autobiografía señala 1321, mientras de don Juan Carlos se habla de 1,500 amantes. Recientemente afirma este número el diario Daily Mail, del Reino Unido, manifestando que entre ellas está la princesa Lady Di. Tambien la incluye Andrew Morton. Don Juan y Casanova quisieron también vivir a cuerpo de rey pero, al no serlo, no llegaron a... tanto placer corporal.
Los reyes a través de los siglos atendieron a algunos hijos bastardos y se desentendieron de otros, ya dándoles fortuna, ya situándoles en cargos importantes, cual otrora fue la Iglesia. Don Juan Carlos de Borbón y Borbón no se ha preocupado de hijo bastardo alguno, escudándose en su invunerabilidad ante la ley. Perdida al dejar la jefatura del Estado, idea el Gobierno la forma de blindarle. De momento, ya hay dos demandas presentadas reclamando el apellido Borbón. Tienen los Borbones reputación de erotómanos, mas el delirio erótico de los reyes es de todas las Edades de la Historia, de todas las dinastías, así, por ejemplo, y referiéndome a la actualidad, el rey Carlos Gustavo XVI de Suecia, aludo al libro "El monarca reticente", de Thomas Sjöberg, de que habla Amadeo Martínez Inglés extrañándose de la sorpresa que han recibido los suecos al saber por esta publicación que el tal Gustavo ha estado años y años poniéndole los cuernos a su santa esposa. Y dice:
Desde su galaxia, reyes y familia real ven con aberración.
Para los reyes el mundo está muy simplificado.
Todos los hombres son son súbditos.
- Aristain De Saint Exupery, escritor francés -
Hasta el último que desaparezca, y por muy rey constitucional que sea, no se dará por enterado que ya no hay súbditos, sino ciudadanos cual ellos mismos lo son.
Comodidad y lujo no falta a las reinas; ahora bien, vivir como una reina es menos cómodo que vivir como un rey. Con mira al cuerpo, se entiende, ya que el alma de los reyes -tenga o no el alma género- es angosta, está reducida a su voluntad de serlo, y a ello también su entendimiento, son presa de esta obsesión. Las potencias de su alma se unifican en recordar que son reyes, en entender que han de serlo y en querer no dejar de serlo, tal su memoria, tal su entendimiento, tal su voluntad. Vemos en la Historia cuán crueles suelen ser los reyes, aunque les puso dique de contención la caída de la monarquía absoluta; repetiré lo que en otro lugar expuse, y es esta opinión del tercer duque de Alba acerca de Felipe II: Los reyes no tienen los entimientos y la ternura en el lugar en donde nosotros los tenemos. No, evidentemente.
La Historia nos muestra que viven en su mundo de ensueño, o sea, de ideal fantástico, maravilloso, pero mientras se lo consintamos y paguemos..., a seguir el cuento de elegidos de Dios. Y mimándoles tienden a ser rey absoluto. En el alto puesto que se les da desde que el absolutismo fue a pique y dejaron de gobernar, se les exige una conducta ejemplar que los justifique de alguna manera. ¿Cómo cumplen este cometido? Nequaquan, de ningún modo. Dejar de ser un donjuán, dejar de ser un hombre de negocios, fue un imposible para el anterior rey de España. Y ya para colmo ha caído en manos de la Justicia su hija menor y el marido de ésta por presunto trinque de que hablan bienes muebles e inmuebles ilícitamente adquiridos. Mucho se le da a un rey en dinero y "especies", amén de las colocaciones a dedo que se le facilita para hijas y yernos -Marichalar tuvo que dejarlas al salir de la familia- y con salario devengado con súper largueza.
¡Y encima a trincar, que todo es poco! A hacer chanchullos como firmar un contrato de inquilinato como arrendadora y arrendataria, pero no por actuar ilícitamente sino por ser inocente, que en lenguaje coloquial es también ignorante; lo es a tal punto que ignora qué es el IPC y qué es una cuenta corriente. Eso, por ejemplo, para empleados de Bancos y Cajas. (Por su crónica amnesia olvida que lleva mucho años "trabajando" en la Caixa) Su inocencia, su ignorancia, está reforzada por el alto grado de amnesia que padece, entonces acaso tenga razón el abogado de su marido el duque -bueno, es duque por el braguetazo dado, sin Borbona tampoco hubiera hecho los... "negocios"- al afirmar, tras de ser preguntado si cree que el escrito de Tejeiro exculpa a la infanta Cristina, <yo creo que viene exculpada por si. No necesita ninguna exculpación adicional>.
La monarquía española está en apuro, conflictividad.
Es mucho y muy vergonzoso cuanto vemos y se le recrimina verbal y gráficamente, en España y en el extranjero. Felipe VI quiere salvar la monarquía; esto es comprensible de su parte, mejor modus vivendi no va a encontrar en el ancho mundo. El diagnóstico y tratamiento que ha apuntado es acertado, dé resultado o no. Pero los medios de cura no se están empleando, se siguen los anteriores, porque el viejo rey y el Gobierno quieren neutralizar la justicia, evitando que Cristina de Borbón y Grecia se siente en el banquillo y sea condenada.
Con lo que gravita sobre el padre del actual monarca, que tiene como último sumando el escándado del matrimonio Urdangarín-Borbón, si el PP desimputa por segunda vez a la infanta será una tremenda burla para la sociedad, que, por otra parte, tan decepcionada está del bipartito, tan en entredicho como la monarquía. Implicaría tal desafuero dar la puntilla al nuevo rey por no actuar acorde a lo expuesto. Si él, efectivamente, no gobierna y le pueden vetar, y vetan, todo cambio que proponga, por beneficioso que sea, que al presidente del Gobierno no le interese, ¿para qué queremos un rey -tanto lujo, superfluo- como jefe de Estado? Sobre lo que de inutilidad e innecesaria tiene la monarquía raciocina de modo similar apud Mario Conde, en "De aquí se sale". Véamos:
La reina generalmente respeta la fidelidad conyugal; el rey, no. El rey practica el donjuanismo en lo que se refiere a hacer lista de mujeres burladas, que no de muertos como espadachín. El Don Juan de la literatura, en cualquiera de sus versiones, es ambas cosas. Vivir como una reina es vivir -perdón por la redundancia- tolerando infidelidad conyugal constante y variada; puede servir de paradigma la que fue reina de España como cónyuge de don Juan Carlos de Borbón y Borbón, padres del actual monarca, que no deja de ser una más en tan dolorosa situación. Ella lo ha tolerado hasta cierto punto, aunque este no del todo se limite a ocultas grescas en el matrimonio -no tan ocultas ante los palaciegos-, riñas que, antes o después, pasan a conocimiento de los ciudadanos, a su publicación. Hoy día es de dominio general que don Carlos y doña Sofía están separados desde que ella le pilló in fraganti poniéndole los cuernos, como vulgarmente se dice, incluso pintada está la escena de este descubrimiento. Se señala como la coprotagonista de aquella ocasión a Sara Montiel. Ésta al enumerar sus amantes, en sus Memorias , no se atrevió a incluir al rey.
Corona con odio conyugal es lo propio del matrimonio real.
Como consigné en otro artículo, aquello ocurrió al poco de morir Franco, o sea, de ser rey, siendo, por tanto, niños los hijos, y desde entonces separados están en alcobas y en todo lo posible aun cuando viven bajo el mismo techo. Esto último hubo de ser para no perder la corona, que bien vale la pena aun hallándose en esta circunstancia. Compartieron corona y odio en un alarde de histrionismo, en lo que se destacó ella. Todo el reinado fue amargura matrimonial. Según escribe Andrew Morton, en "Ladies of Spain - Sofía, Elena, Cristina y Letizia : entre el deber y el amor".
Durante la década de los ochenta, al rey le gustaba desaparecer del país en compañía de la decoradora mallorquina Marta Gayá. La amistad entre ambos, que duró dieciocho años, provocó, según Jaime Peñafiel, periodista especializado en la realeza, grande broncas entre el rey y la reina. <<Te odio>>, se dice que exclamó el rey. A lo que doña Sofía supuestamente respondió: <<Ódiame, pero nunca podrás separarte de mí>>Marta estaba casada y trascendió a la sociedad mallorquina; no le importó, pues, a don Juan Carlos, romper un matrimonio. Sigue Morton, hablando de las amantes
En una ocasión en que el marido de Marta se lamentaba ante un amigo de que su esposa le estaba engañando, su amigo le dijo: <<Ve y dale un puñetazo al tipo>>. Según Jaime Peñafiel, la respuesta del marido fue: <<No puedo, estamos hablando del rey>>.
En el Reino Unido, el prícipe Felipe de Edimburgo, esposo de la reina Isabel II, ha sido objeto de mil chismorreos sexuales durante casi toda su vida -igual que don Juan Carlos-.Algo dice de ellos, y continúa citando amoríos del donjuanesco Borbón, ya tan referidos gráficamente.
Carlos III, excepción de vivir "a cuerpo de rey".
¿Quién de esta dinastía no ha sido un donjuán? Por aquello de que no hay regla sin excepción, podemos citar a Carlos III, hijo de Felipe V y de su segunda esposa Isabel de Farnesio, casado con María Amalia de Sajonia y con la que tuvo trece hijos, llegando a adultos siete. He aquí su prosopografía y parte de su etopeya presentada por el catedrático de Historia Moderna, Roberto Fernández Díaz.
En cuanto a su apariencia personal, bien puede decirse que no era nada agraciado. Bajo de estatura, delgado y enjuto, de cara alargada, labio inferior prominente, ojos pequeños ligeramente achinados, su enorme nariz resultaba el rasgo más distintivo de toda su figura. A todo ello había que añadir un progresivo ennegrecimiento de su piel a causa de la actividad física de la caza, práctica cinegética que continuamente realizaba no sólo por motivos placenteros, sino como una especie de terapia que él consideraba un preventivo para no caer en el desvario mental de su padre y de su hermanastro. [...] La pintura de Goya, presentádolo en taje de caza, con una leve sonrisa en los labios entre burlona y bondadosa, lo ha inmortalizado como un rey campechano y poco preocupado por la elegancia en el vestir.Este rey no solamente fue un marido ejemplar, también, en pos de ello, renunció a casarse nuevamente a pesar de quedarse viudo a los 44 años de edad. "La sucesión en el trono -dijo- está asegurada, y nunca hallaré otra esposa equiparable a la difunta reina". ¡Ya es estar enamorado! No se le conoció amante ni de soltero, ni de casado, ni de viudo. Un día dijo al prior de El Escorial: "Padre, yo no he conocido nunca más mujer que la que Dios me dio; a ésta la amé y estimé como dada por Él, y después de que ella murió me parece que no he faltado a la castidad, aun en cosa leve". Era, como queda expuesto, empedernido cazador, era a lo que más tiempo dedicaba A la reina le gustaban las corridas de toros; "yo creía -expuso- que me darían miedo, pero mirando la sangre fría y la habilidad de estas gentes, todo temor desaparece, y yo gozo mucho de este espectáculo". Poco pudo disfrutar del mismo, pues murió a menos del año de encontrarse en España.
Uno de sus hijos, concretamente Felipe Antonio, duque de Calabria, hubo de ser exluido de la sucesión al trono de España y al de Nápoles por ser deficiente mental. A Carlos III amargó sus últimos años ver las veleidades de su nuera María Luisa de Parma y el papel matrimonial de su hijo homónimo y sucesor.¿Fue un ménage à trois el de María Luisa, Carlos IV y Manuel Godoy? Dejo en el aire la pregunta en este artículo. Tantos hijos -uno más- tuvo el hijo como el padre, pero los de Carlos III eran hijos biológocos, y los de Carlos IV vaya usted a saber. En nuestros días podía salirse de esta duda mediante la prueba de ADN mitocondrial. Aparte de este "pequeño" detalle, ambas reinas cumplieron con creces su papel, que es prioritariamente el de parir. No todo va a ser riquezas -propias y/o prestadas- y placeres. Reina -consorte o propietaria- la hay que tiene su placer sexual no solo con su marido, aunque la regla general de la infidelidad conyugal, repito, radica en el rey. En éste, pues, es tan corriente tener hijos bastardos que casi es admitido como corriente y natural, Incluso por la esposa. (No, como hemos visto, doña Sofía de Grecia).
La Corona como garante de los hijos del monarca, legítimos y bastardos.
No preocupa a un rey el número de hijos; por grande que sea, todos cuanto nazcan tienen la vida en lo mateterial asegurada y un título nobiliario, así como una colocación revelante los bastardos. ¿Qué rey no los tiene? Pero no todos se ocuparon de ellos: no voy a referirme a quienes observaron lo uno y lo otro, lo imporante es consignar que en vivir a cuerpo de rey entra de lleno el ser un donjuán y con el agravante de estar casado, porque "Don Juan Tenorio" no lo estaba. Los reyes, como D. Juan o Casanova, no respetaban casadas; tampoco los de nuestro tiempo, como hemos visto, por ejemplo, en don Juan Carlos y Marta Gayá. Aprovecho aquí para exponer que el número de conquistas del referido deja en ridículo, en la acepción de escaso, corto, de poca estimación, al de Don Juan, si bien se le aproxima Casanova. Éste en su autobiografía señala 1321, mientras de don Juan Carlos se habla de 1,500 amantes. Recientemente afirma este número el diario Daily Mail, del Reino Unido, manifestando que entre ellas está la princesa Lady Di. Tambien la incluye Andrew Morton. Don Juan y Casanova quisieron también vivir a cuerpo de rey pero, al no serlo, no llegaron a... tanto placer corporal.
Los reyes a través de los siglos atendieron a algunos hijos bastardos y se desentendieron de otros, ya dándoles fortuna, ya situándoles en cargos importantes, cual otrora fue la Iglesia. Don Juan Carlos de Borbón y Borbón no se ha preocupado de hijo bastardo alguno, escudándose en su invunerabilidad ante la ley. Perdida al dejar la jefatura del Estado, idea el Gobierno la forma de blindarle. De momento, ya hay dos demandas presentadas reclamando el apellido Borbón. Tienen los Borbones reputación de erotómanos, mas el delirio erótico de los reyes es de todas las Edades de la Historia, de todas las dinastías, así, por ejemplo, y referiéndome a la actualidad, el rey Carlos Gustavo XVI de Suecia, aludo al libro "El monarca reticente", de Thomas Sjöberg, de que habla Amadeo Martínez Inglés extrañándose de la sorpresa que han recibido los suecos al saber por esta publicación que el tal Gustavo ha estado años y años poniéndole los cuernos a su santa esposa. Y dice:
Pero bueno. ¿Qué pensaban hasta primeros de noviembre del año pasado (fecha en la que salió el citado libro a la venta) los pacíficos, demócratas y monárquicos ciudadanos de ese país? ¿Que a los reyes en general y al suyo en particular (aparentemente un hombre más serio que un plato de habas) no les han gustado históricamente, y les sigue gustando a rabiar a los pocos que quedan, acostarse a mansalva con estupendas señoras de alto nivel y ligeras de cascos? ¿Pero qué creían que han hecho, y siguen haciendo hoy en día los monarcas, esa especie residual en vías de extinción, esos irredentes vagos con corona, uniforme de diseño plagado de condecoraciones falsas [....]. Pues qué van a hacer [...] lo normal, lo propio de su alto cargo, lo que la mayoría de los europeos (sobre todo los del Sur) sabemos muy bien que han hecho siempre porque lo hemos aprendido en el libro de historia de primer curso de primaria: Darle a la colilla (regia, desde luego), fornicar como leones, trajinarse a destajo señoras enjoyadas de muy buen ver normalmente adscritas al espectáculo internacional...Apunta seguidamente lo que de borrachos suelen tener, y en verdad que todos le dieron a la gula acompañada de vinos viejísimos traidos de las mejores bodegas del mundo y con el comer sin recato alimentos carísimos. En esto dejó de ser austero el casto Carlos de Borbón de Farnesio. La nación les costea su cara vida de lujos y vicios. En cuestión de cuernos a la reina Sofía -éstos expuestos por varios autores-, y a la reina/azafata Silvia puede añadirse Isabel II de Inglaterra, y ésta no siendo reina consorte, cuyo ya citado príncipe consorte, Felipe de Edimburgo, ha sido un buen competidor de los dos citados. A este sobre todo con 93 años de edad, Juan Carlos con 76 y un "chasis", sistema óseo, muy destrozado, es como si fuera tambien nonagenario, y Carlos Gustavo con dos años menos que su esposa, la cual tiene 70, es como para invitarles a que vayan pensando en poner fin a coleccionar amantes, ya ocasionales, del momento, ya de algún tiempo. Ya están para sopitas, que no esquisiteces gastronómicas, y buen vino; bueno, pues esto es de lo que antecesores tiraron de largo independientemente de su longevidad, tanto ellos como ellas, y lo soportaronn sus muchos años, seguir bebiendo como cosacos.
Desde su galaxia, reyes y familia real ven con aberración.
Para los reyes el mundo está muy simplificado.
Todos los hombres son son súbditos.
- Aristain De Saint Exupery, escritor francés -
Hasta el último que desaparezca, y por muy rey constitucional que sea, no se dará por enterado que ya no hay súbditos, sino ciudadanos cual ellos mismos lo son.
Comodidad y lujo no falta a las reinas; ahora bien, vivir como una reina es menos cómodo que vivir como un rey. Con mira al cuerpo, se entiende, ya que el alma de los reyes -tenga o no el alma género- es angosta, está reducida a su voluntad de serlo, y a ello también su entendimiento, son presa de esta obsesión. Las potencias de su alma se unifican en recordar que son reyes, en entender que han de serlo y en querer no dejar de serlo, tal su memoria, tal su entendimiento, tal su voluntad. Vemos en la Historia cuán crueles suelen ser los reyes, aunque les puso dique de contención la caída de la monarquía absoluta; repetiré lo que en otro lugar expuse, y es esta opinión del tercer duque de Alba acerca de Felipe II: Los reyes no tienen los entimientos y la ternura en el lugar en donde nosotros los tenemos. No, evidentemente.
La Historia nos muestra que viven en su mundo de ensueño, o sea, de ideal fantástico, maravilloso, pero mientras se lo consintamos y paguemos..., a seguir el cuento de elegidos de Dios. Y mimándoles tienden a ser rey absoluto. En el alto puesto que se les da desde que el absolutismo fue a pique y dejaron de gobernar, se les exige una conducta ejemplar que los justifique de alguna manera. ¿Cómo cumplen este cometido? Nequaquan, de ningún modo. Dejar de ser un donjuán, dejar de ser un hombre de negocios, fue un imposible para el anterior rey de España. Y ya para colmo ha caído en manos de la Justicia su hija menor y el marido de ésta por presunto trinque de que hablan bienes muebles e inmuebles ilícitamente adquiridos. Mucho se le da a un rey en dinero y "especies", amén de las colocaciones a dedo que se le facilita para hijas y yernos -Marichalar tuvo que dejarlas al salir de la familia- y con salario devengado con súper largueza.
¡Y encima a trincar, que todo es poco! A hacer chanchullos como firmar un contrato de inquilinato como arrendadora y arrendataria, pero no por actuar ilícitamente sino por ser inocente, que en lenguaje coloquial es también ignorante; lo es a tal punto que ignora qué es el IPC y qué es una cuenta corriente. Eso, por ejemplo, para empleados de Bancos y Cajas. (Por su crónica amnesia olvida que lleva mucho años "trabajando" en la Caixa) Su inocencia, su ignorancia, está reforzada por el alto grado de amnesia que padece, entonces acaso tenga razón el abogado de su marido el duque -bueno, es duque por el braguetazo dado, sin Borbona tampoco hubiera hecho los... "negocios"- al afirmar, tras de ser preguntado si cree que el escrito de Tejeiro exculpa a la infanta Cristina, <yo creo que viene exculpada por si. No necesita ninguna exculpación adicional>.
La monarquía española está en apuro, conflictividad.
Es mucho y muy vergonzoso cuanto vemos y se le recrimina verbal y gráficamente, en España y en el extranjero. Felipe VI quiere salvar la monarquía; esto es comprensible de su parte, mejor modus vivendi no va a encontrar en el ancho mundo. El diagnóstico y tratamiento que ha apuntado es acertado, dé resultado o no. Pero los medios de cura no se están empleando, se siguen los anteriores, porque el viejo rey y el Gobierno quieren neutralizar la justicia, evitando que Cristina de Borbón y Grecia se siente en el banquillo y sea condenada.
Con lo que gravita sobre el padre del actual monarca, que tiene como último sumando el escándado del matrimonio Urdangarín-Borbón, si el PP desimputa por segunda vez a la infanta será una tremenda burla para la sociedad, que, por otra parte, tan decepcionada está del bipartito, tan en entredicho como la monarquía. Implicaría tal desafuero dar la puntilla al nuevo rey por no actuar acorde a lo expuesto. Si él, efectivamente, no gobierna y le pueden vetar, y vetan, todo cambio que proponga, por beneficioso que sea, que al presidente del Gobierno no le interese, ¿para qué queremos un rey -tanto lujo, superfluo- como jefe de Estado? Sobre lo que de inutilidad e innecesaria tiene la monarquía raciocina de modo similar apud Mario Conde, en "De aquí se sale". Véamos:
Si ante situaciones de agravio personal o institucionl derivadas de un abuso cierto, claro y terminante del poder político, motivado en finalidades espurias, la Monarquía permanece impasible, utilizando el argumento de que no puede hacer n ada, si en esos casos límites carece de poder efectivo, es lógico que muchos se pregunten para qué queremos una institución que en tales situaciones, cuando más se la necesita, se considera vana.Claro el ex amigo de don Juan Carlos habla por su herida, a él no pudo salvarle, tuvieron mejor suerte los Albertos. Con tal que se salve Felipe VI, porque últimamente se ha complicado la situación de su hermana con la determinación del contable de Nóos. Soy del mismo criterio que Pablo Sebastián, el cual ha escrito:
Desde luego la confesión de Tejeiro ha tenido gran impacto mediático y de opinión pública porque confirma todas las sospechas sobre la trama estafadora, y ello obliga al Gobierno de Rajoy y a la fiscalía a no hacer más presiones, ni movimientos extraños en este proceso, que ya figura entre los motivos de la abdicación del Rey Juan Carlos I no vaya a ser que acaben manchando o llenando de sospechas al nuevo reinado de Felipe VI. / Este país no está para bromas y el nivel de indignación ciudadana con la corrupción puede acabar desbordando la política y las actuales instituciones, si no se actúa con prudencia y respeto a la justicia.Ha de precisarse el papel de la imputada Cristina de Borbón. Está plenamente justificada su imputación, el juez instructor no ha procedido a la ligera, sino, todo lo cotrario, sin prisa y con reflexión. Sería un escándalo sobre el escándalo de Nóos-Aizoon que por segunda vez se la desimputara.
¿Cómo queda esto?----Es vivir con todas las comodidades...no trabajar esperar que te mantengan los demás?
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