No me extrañó nunca el rata en la política -basta acudir a la Historia-, mas la estadística a que se ha llegado en nuestros días, y que fue in crescendo, en aumento gradual, a lo largo del reinado de Juan Carlos I es aterradora, motivando, como es lógico y natural, que la prensa haya roto su silencio que propiciaba la monarquía y que en parte protegía también a los partidos políticos, especialmente al bipartito. El rey muy a gusto con el PP y con el PSOE monárquico. Pero un día se fue a pique el silencio de la prensa, y ya la política está controlada, siendo en su primer momento atacada por la familia real. Si hasta Urdangarín se enfrentó a la misma. Y ahora desde el jefe del Estado hasta cualquier político de relieve -o modesto si cae en corrupción- tenemos noticia de su actuación. En cuanto a la monarquía opina el profesor de Derecho Internacional de la Universidad de Sevilla, Joaquín Urias, que los periodistas son precisamente los encargados de controlar a la institución real, ante la aussencia de responsabilidad jurídica del monarca, y se queja de en su día de que no lo hagan. Pedrojota, como es sabido, inició tal control. Tuvo que admitir el rey la culpabilidad de su yerno; y en la actualidad la cosa se ve extendida familiarmente.
De momento en las navidades antepasadas se transformó ante conductas de trinque como un indignado.Cuando Eduardo Inda y y Esteban Urreiztieta revelaban que Urdangarín evadía impuestos en Belice a traves de una fundación para descapacitados, tuvo la Zarzuela que pasar a indignarse con el marido de la infanta Cristina. Hemos visto que sólo ha sido de puertas para fuera, tan inexactamente como lo que únicamente ha sido un alarde: la "transparencia" tras 36 años de reinado, ya comentado en mi artículo anterior. Si diré que en un diario de Mallorca se formularon las siguientes preguntas: "¿Quién ha amasado más fortuna en los últimos años, el Rey o Urdangarín? ¿Tiene el monarca cobijado su patrimonio en España, o hace como su yerno y lo deposita en algún paraíso fiscal? ¿Quién ha engañado más a los españoles, el que presenta sus acuerdos con los gobiernos regionales ante la prensa, o el que nunca ha hecho público alguno de sus negocios? Tener respuesta a estas preguntas sí sería "transparencia" y denotaría que la Justicia es realmente igual para todos".
No se puede generalizar.
Generalizar es siempre equivocarse.
-Hernann Keyserling-
Pero sí que su extensión espeluzna y que si se investigara exhaustivamente quedaría destruido. En su artículo "La ilegalización del Partido Popular", expone Gabriel García Sánchez.
Es cierto, y así hay que reconocerlo, que la corrupción es consustancial a toda la sociedad, pero ha atacatado fundamentalmente a los partidos políticos y a los empresarios en sus relaciones con éstos, y con las distintas administraciones del Estado legando, en el límite, hasta a la institución monárquica.
El caso Noos, que instruye el juez Castro, y en el que el fiscal Horrac actúa como un abogado defensor más de la infanta Cristina, tendrá un final que en estos momentos no está claro, pero no por el resultado, porque al final la infanta, en la instancia judicial actual o en la siguiente, saldrá absuelta, ya se moverá lo que sea para que las cosas le vayan bien. Al final, el "cabeza de turco", Iñaki Urdangarín, se comerá el marrón, pero un pacto extrajudicial posterior se encargará de que no sufra demasiado. Si es así, se verá claramente que en la justicia hay dos varas de medir, lo cual será muy malo para la democracia y también para la justicia.
Habla que en lo referente al PP el mal está tan extendido, que la metástasis hace que la enfermedad sea irreversible. Estima que en el caso Bárcena, con los últimos informes de la policía, podían salir a la luz muchos implicados, "yendo desde el ex presidente Aznar al presidente Rajoy, y un largo etcétera en el que estarían incluidos los secretarios generales Álvarez Cascos, Aceves y Cospedal". En mi opinión no se atreverá el juez Rus a tanto, probablemente si se hubiera atrevido Baltasar Garzón al que botaron. Concibe el articulista esperanza, y así no deja de consignar al respecto: Nada es seguro pero todo es posible. No, como vemos,entiende que la infanta deje de salir absuelta.
Cristina de Borbón ha mucho tiempo que está condenada por la opinión pública, y al serlo por el juez Castro es opinión general que la institución se desplomaría inexorablemente, ya de por sí esta sumamente dañada. De aquí el esfuerzo de la Casa Real y del Gobierno de imposibilitar lo sea judicialmente, pese al alarde que no dejan de hacer de inhibirse.Tenemos que leer, por ejemplo, líneas cmo estas: La Zarzuela ya ha manifestado por activa y por pasiva su respeto al proceso y a las decisiones que se tomen, y no tendrá más que decir. Está por ver, pero no lo veremos. Seguidamente se expone: Naturalmente, y aunque asesorado por su equipo, la última palabra la tiene el rey. Sí, y la penúltima el Gobierno, ello cuando con razón y justicia únicamente debiera haber una palabra: la del juez instructor del "Caso Nóos" al que, como su secretario, Carlos García Revenga, ha quedado adscrita Cristina de Borbón. Recordemos que Elena y el citado, que es secretario de ambas infantas, iniciaron un negocio que el rey cortó; si lo hubiera hecho con Urdangarín y Cristina...
Lamentablemente no se puede ilegalizar al Partido Popular.
No, no se puede por mucho que sea acreedor a ello.salvo que saliera a la luz como implicado en el "Caso Bárcenas" su íntimo amigo y protector Mariano Rajoy. Se ha de tener en cuenta lo que venimos viendo: que para su defensa constituye un arme muy valiosa el haber obtenido la mayoríaa bsoluta en la Elecciones Generales. Por su poder físico es el PP una apisonadora política, gracias a lo cual ha salido de muchos apuros, sale y saldrá en lo que queda de su legislatura.
Es incontrovertible que debiera ser ilegalizado, pero no existe una ley que a ello faculte. Aunque existiera de poco valdría mientras el poder judicial dependa del ejecutivo. Precisamente la independencia de ambos poderes fue una de las promesas incumplidas de Rajoy. (También del ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón).
Nunca un Gobierno ha mentido tanto, en la Elecciones y gobernando, así como equivocado en su conducta pasada. El "Caso Gürtel", descubierto por el diario El País, fue la carta de presentación del PP.
Coincido plenamente con el autor del artículo comentado en que una regeneración del PP es un imposible, está por doquier podrido, nada se puede aprovechar. Cabe decir lo mismo del PSOE, es también un partido podrido. Ante esta situación política -nos encontramos como en la Dinamarca de Hamlet, o peor- del triunvirato que rige y gobierna -rey y bipartito- ¿qué esperar, qué hacer? La monarquía no tiene futuro; Letizia no es idónea para reina, la infanta Elena es una divorciada, La infanta Cristina es una imputada. El "cacao" que tiene España -dicho sea en la acepción coloquial de "desorden, confusión en la ejecución de un trabajo o en las ideas"- es mayúscula. En las ideas no sale cada político del pro domo sua, egoistamente, en su exclusivo provecho. Empezando por el príncipe Felipe y quienes abogan porque sustituya ya a su padre y que debieran entender que, siguiendo los cánones de la monarquía, la actuación a seguir del Príncipe de Asturias es la de Eduardo VIII de Inglaterra al casarse con Wellis Simpson. Bueno, tampoco Cristina quiere reniunciar al trono después de lo sucedido.
Ante estos parámetros, de corrupción en primer lugar, muchas son las sorpresas que pueden surgir. Que sea con el lema franciscano: PAZ Y BIEN.
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