jueves, 2 de enero de 2014

La discriminación de la infanta Cristina hiere enormemente

Si el rechazo de su imputación no se esperaba la primera vez, menos aún, si cabe, que vaya a ser impedido también en la segunda. Todo lo barurunta. Cuando nos hallamos en la semana víspera de la decisión a seguir es de temer que se dé la más rotunda prueba de que en España democracia cero. En opinión de la sociedad sobran razonamientos para haberlo sido la primera vez y ve con diáfana claridad que de entonces a hoy ha aunado el juez Castro material y más material, documentación fehaciente, que harto justifica el ser imputada.Se ha dejado el sí o el no seguidamente a terminar el ciclo navideño; no cabe duda que el mejor regalo que a la infanta Cristina pueden echar los Reyes Magos es que se dé el carpetazo a su asunto. Pero un regalo que envenena, que deja en evidencia, en ridículo, en situación desairada nada menos que al artículo 14 de la Constitución sobre la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. Se rectifica este artículo en cuanto al rey, no referente a sus hijos. ¡Y, sin embargo, es tan palpable las discriminaciones que se hacen!...   
                                                                             
(Lo inserto en tamaño muy grade para que su texto presente para todos fácil lectura)






Que Cristina de Borbón era joven -lo es- durante los años de enriquecerse ignorándolo es notorio, claro que si era ciega y sorda. Pero entonces pasará lo que dice la siguiente viñeta, y 

                                                                        

es que tiene que dejar su empleo en la Caixa y fichar en la ONCE. Únicamente al quedar demostrado que se da tal hecho -yo no se le deseo ni creo en él- puede explicarse importante atenuante -no más- para no ser imputada. Con todo, firmó.

A Urdangarin se le ha de suponer bastante sordo, pues por tal se libró de hacer la mili, mas buena vista tiene tratándose de negocios, tanto es así que firmaba sus contratos como Su Alteza Real, Ignacio Urdandagarín. ¡Así cualquiera hace negocios!  


El quid de la no imputación de la Sra. Urgandarín, infanta Cristina.

La aplicación de la ley a la esposa del ínclito Urdangarín no es que sea otra, es que no hay indicios para aplicársela, administrársela, queda patente que es inocente y, como dice la Fiscalía Anticorupción y repite la defensa, no se le puede condenar por el solo hecho de "ser quien es". Entonces, en tal caso, la sociedad no tiene porqué quejarse de que la ley no sea igual para todos, ha de serlo porque lo dice la Constitución y lo corroboró el rey, no seamos malpensados. Lo que no está muy claro es que habiendo ido el dinero en un 50% a su bolsillo no se haya enterado, ¡ya es inocencia la suya! Sí sabe que su primer jefe en la Caixa la distingue como a ninguna otra.
                                                                      
  
El rey en persona  -se informó en su día- hizo las gestiones en la Caixa y con el Aga Khan para una nueva vida profesional en Ginebra.     
                                                                         

Se proyectaron entonces otro baremos, en lo que afecta a la Caixa y no sólo a la Caixa, con tanta más justificación cuanto que su marido está en el paro. En ello, sin que se sepa porqué, fallaron dos tentativas de empleo, Dacar y lo de la cuñada de su suegra. ¿Por qué si a través de la familia del ex rey Pablo, hermano de doña Sofía, iban a colocar en Inglaterra a Urdanga no se colocó él, pese a tener que haber sido tan ayudado? Pero, bueno, esto es ya otro tema. No hay que separar a los duques de Palma, día llegará en que él sea colocado, que en una misma localidad trabajen ambos, pero mientras esté encausado sería demasiada burla a la ciudadanía, previniera del monarca, previniera del Gobierno. El caso es que también para Cristina de Borbón ha encarecido la vida.    
                                                                                

Ante todo ello, el rey por medio y habiéndose ganado por su esfuerzo una brillante vida en el extranjero, la pregunta de la viñeta que inserto a continuación
                                                                              

es capciosa. Ni por asomo cabe pensar que la infantada esposa del ex balonmanista posee motivo para ser imputada, y el de infanta es palmario -innecesario, por ende, que lo exponga el fiscal Pedro Horrac y el abogado de la infanta, Miguel Roca- que no lo constituye. De modo visible sería absurdo imputarla por ser la infanta Cristina de Borbón. 

La sociedad española, ni la extranjera, calan el porqué de no imputarla.

Acaso no sea cómo lo he referido, acaso los políticos y parte de los jurídicos nos vienen con una milonga en su sentido coloquial de engaño, cuento. Lo que está muy penetrado en el criterio la gente de toda índole es que no imputar a la infanta Cristina es una arbitrariedad. Se ha visto que la intención primigénia del juez Castro no era imputarla, sino que trató de hacerlo cuando le resultó muy violento a su buena ética profesional dejar de efectuarlo, cuando en la marcha del proceso se reveló  que ella es también culpable. Surgió ipso facto la bandería de quienes tratan de blindarla y es de temer lo van a conseguir al ser los que tienen la sarten por el mango. Con esas de tener la política mando sobre la Justicia... Pues nada menos que el fiscal se le rebela al juez manifestándole en el escrito que le presenta esta salida destacada que leemos.
                                                                                

Distan sideral distancia de opinar tan peregrinamente, tanto más raro e insólito en un fiscal -¡y el de la causa!-, numerosos jurídicos, vaya como ejemplo el decano de los jueces de Zaragoza, el cual ha expuesto que si la infanta Cristina hubiera sido un ciudadano o ciudadana cualquiera hubiese sido imputada, y con bastante menos motivo, desde el primer momento. En fin, ocurre en esta monarquía y con este bipartito donde sólo puede haber, y hay, un espejismo de democraia. ¡Cuán lejos de esta tesis del gran político y orador ateniense!
                                                                            

Estas palabras de él redondean cuanto queda expuesto en este asunto. Y algo más.      

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