viernes, 27 de septiembre de 2013

Abudando en el escándalo de la Familia Real, porque éste no tiene límite en el volumen ni en el tiempo

No es el oficio el que dignifica al hombre, sino el 
hombre el que dignifica el oficio. -Jorge A. Livraga -

El futuro de la monarquía española está en un hilo, aunque haya quien no quiera verlo, ya por tonto, ya por estómago agradecido, arrivista. Claro que tal sujeto está cerrando lo ojos, por  cuanto a la vista está lo imprevisible de la sucesión, lo probable es que don Juan Carlos conserve el trono.en su ya ancianidad y mal estado de salud. Obviamente, propaganda monárquica no falta, el príncipe heredero por aquí, el príncipe heredero por allá, pero la monarquía se va aproximado a su fecha de caducidad, reducida como todo viene a indicar, a la vida del rey nombrado por Franco, que no elegido en las urnas. 
                                                                              

España en principio no quiere monarquía, pero ésta motiva su desaparición.
 
El descrédito moral del monarca se ha incrementado en gran manera en los últimos días al comprobarse que no era ignorante de la actuación de Iñaki Urdangarin y que  ésta era secundada por la infanta. (Ya comenté que desde el primer momento que se descubrió el "caso Nóos" Jaime Peñafiel, tan al tanto de los manejos de las familias reales, escribió: "No sólo Ignacio, también Cristina"). Ante la nueva documentación investigada por el juez Castro, puede terminar ella siendo imputada pues la Audiencia de Palma que la libró de serlo, dejó una puerta abierta acerca de investigar su implicación. La aparición de pruebas en este sentido, la de actuación conjunta, hizo que el rey atacara la independencia del juez Castro, como dije en reciente artíclulo. Este proceder no es el pertinente a la realeza. 

Un nuevo traslado para la infanta Cristina.

También he consignado que ha puesto entre ella y el juez tierra por medio. Pensemos que aun logre llevarse el gato al agua en cuanto convertir a su hija en tabú como él, asimismo "refrendado" por el Gobierno, tendrán éste y la Corona que dejar en aguas de borrajas la causa penal contra el marido. De ser condenado, y con notable condena, como es de justicia, a Cristina de Borbón se le presenta la disyuntiva de renunciar a sus derechos dinásticos y a cuanto le atañe como infanta, o abandonar al amado esposo. Que es tal puede ser por cuanto ya tenía que haberlo efectuado. Cabe también considerar que acaso no ha sido por amor, sino por temor, ya que teniéndole de emigo podía declarar...; bueno, pues lo que ha llegado a saberse, que en el "negocio" han sido "dos en uno". Se puede estar convencido de que el tercer domicilio que tenga el matrimonio no será el que ha anunciado la revista Hola. Pero si no residir en Alcalá-Meco los duques de Ponlapalma, si tenía que radicar él bastantes años en tal residencia.                                                                                                 

Igualmente que es de suponer, visto lo visto, que el juez Castro no va a conseguir llegar a imputar, acaso ni siquiera que declare como testigo, a Cristina de Borbón, tampoco ingresar en la cárcel al yerno del rey, tan odiado por los españoles y persona non grata en parte alguna, mas de sufrir condena, y alguna se le impondrá, ya sería el colmo de la injusticia que también él se fuera de rositas, tendrá el rey que pedir disculpa a la nación por el abuso que un miembro de su familia ha hecho en su nombre y en el de la institución. Verdad que no es para él esfuerzo alguno, pues ya hubo de pedirlo por él mismo.
                                                                       

Que "no volverá a ocurrir" lo que ocurrió, ya es de pensar que nequaquam, de ninguna manera, de ningún modo, la cadera le ha quedado mal para ir de safari a matar elefantes, mientras, por otra parte, su avanzada edad y en muy mal estado de salud se lo impide, así como su donjuanismo, de que hablan las crónicas desde que pudieron hablar por caída en picado de la censura que protegió a la monarquía. En lo que atañe a la colección de mujeres que a su lista de donjuán se le atribuye, entiendo que puede darse por hecho que Corina ha sido su canto del cisne. Es asombroso que reinar consista en pedir perdón, debiendo haber además propósito de la enmienda, y pasar a cumplir enteramente como rey. Y en esta línea está dejar que se cumpla la Constitución, Se imposibilitó en cuanto a la familia real el cumplimiento del artículo 20 de la misma -libertad de expresión-, y al juez Castro imputar a la esposa de Urdangarín, claramente posibilitado en su artículo 14 -igualdad ante la ley-. Por añadidura, ahora que vuelve pujante el separatismo catalán, nombra un abogado catalán como defensor de su hija. Por supuesto que no debiera admitir intromisión del Gobierno contra el juez Castro en el asunto. Ante su conducta al respecto, no se concibe que un día -a raiz de descubrise el "caso Nóos"- se hablara de lo mucho que le había enojado que la reina se trasladase a Washington, casa de su hija y yerno, a consolarles.                                                               
  
Craso error político-monárquico, ¡y esta es la llamada "reina profesional!. Todos ellos han cometido errores enormes. También la reina, pues, tendría que pedir disculpa. Los hijos con sus bodas sumamente inadecuadas, y que dos de ellas ya trajeron secuela.  



Es palpable, hasta para el de más cortos alcances, que el rey Juan Carlos ha recibido de su yerno y de su hija Cristina un gran golpe, tanto es así que podría ser mortal en cuanto a su reinado. Sin la vituperable conducta del matrimonio -sea cual fuere el resultado judicial quedará siempre la mancha para la sociedad y para la historia- la vera efigies, imagen verdadera, no era, ni mucho menos, ejemplarizante, que digamos, a presentar por manifestaciones gráficas -artículos y libros- de españoles y extranjeros. La bibliografía es amplia, y desde el "caso Urdangarin", de fácil acceso; no obstante, en alguna obra se ha tratado de dificultarle, cual ha ocurrido con "Adiós princesa", de David Rocasolano, por lo que de grave sorpresa tiene la revelación que hace del voluntario aborto de la hoy princesa Letizia -del cual aporta datos, clínica, coste y demás- un año antes de casarse con el príncipe y siendo novia de David Tejera, el cual, naturalmente, era el padre del hijo que abortó.Tanto Letizia como Felipe encargaron a David Rocasolano hacer desaparecer pruebas, que nunca se supiera, pero..., ya se ha hecho notorio. Bueno, de ello ya he comentado en otro artículo. 

No es Urdangarín, es lo que quiero resultar en este, el único que ha causado desdoro al prestigio que ha de tener la institución monárquica. El cese temporal de convivencia -que con este eufemismo designó la Casa Real la separación, divorcio, de la infanta Elena y Jaime Marichalar- tampoco viene a abrillantarla. Asimismo la fortuna que desde su cargo de monarca, jefe de Estado, ha conseguido levantar, estándole prohibidos los negocios. 
                                                                                       

Por supuesto que también a los políticos, pero ahí están los chorizos de esta clase que se han valido de su colocación, así la avaricia trajo la crisis, injusticia a que se añade la de que quienes no la motivaron, la sufran y hayan de pagar lo vidrios rotos. Item. Vemos que muchos políticos, los altos desde luego, se evaden de la Justicia. Es incontrovertible que gran parte del dinero trincado se halla en parísos fiscales, pero también en bienes raíces de España o del extranjero, como tampoco admite duda que con su recuperación se paliaba la crisis.
                                                                            
                                                           
Otro medio eficaz sería que los políticos no fueran "La bien pagada" -¡cómo no, si ellos se ponen la paga!-; es incuestionable que se podían permitir que las tijeras de Rajoy les recortara 1.000 €/mes.                                                                                                                                            

Ni reinar ni gobernar sin control. 

Hay que traer a juicio las acciones y obras de un rey y de un presidente. El hecho de que el PP, PSOE y CIU adoptaran un día cerrar filas para excluir a la Casa del Rey de debates parlamentarios es la decisión más antidemocrática que verse pueda. Culpables son en gran parte del Caso Urdangarin-Borbón, pero siéndolo continúan en el error de seguir de tapadera, error tanto más condenable puesto que reviste injusticia y tremenda vergüenza. Al poder hay que controlarle; de lo contrario, difícilmente puede darse este aserto de Ortega y Gasset: El mando debe ser un anexo de la ejemplaridad. Pero, como considera lord Acton, el poder tiende a corromper, el poder absoluto corrompe absolutamente. Sí, es evidente que nada respeta, bueno, diré engarzando otra cita, que la única cosa que respeta el poder es el poder. De aquí la clase política -como si se transformara en casta, superior- haya trado de anular a la sociedad. Para ello, obviamente, le ha venido muy bien la pereza de ésta. Y adiós democracia.                                                                                     
 
Diríamos que como el Ave Fénix la democracia está renaciendo de sus propias cenizas, tanto es así que Rajoy que nunca se preocupó de la corrupción del PP, si es que no está inmerso en ella -en cuanto a la mentira, sí- ha empezado a hablar de combatirla. Se ha dicho que Gallardón es el rey de los indultos, supongo que le llamará al orden.        
                                                                           
  
Mientras la sociedad civil siga bajo la bota política, tendrá voto pero no palabra. Los partidos políticos que han venido gobernando en la monarquía de Juan Carlos I no quieren, naturalmente, que cese la institución; unos apetecen la continuidad del monarca, otros sostienen que nos encontramos en el momento propicio de que se verifique su abdicación y surja un Felipe VI. El caso es no desaparecer de escena el PP y el Partido "Socialista" Obrero Español. Vemos lo reacio que es el rey a abdicar -tanto como Mariano Rajoy a dimitir, ¡que ya es decir!-; puede que no quiera por no perder la Corona, conservarla hasta la muerte y que sólo entonces la herede su hijo, mas puede también ser debido a que vea muy problemática la sucesión, como así resulta. Puede ser consciente de que la ciudadanía detesta de los políticos, y, por otra parte, de la situación de desprestigio, con el "Caso Urdangarin e infanta" por medio, en que se encuentra la institución. Ya es bastante suerte -para él y su familia- que de momento se sostenga la monarquía en su persona. 

Esto se dificulta al fallarle la capacidad física y mental, encontrándose por su edad y delicado estado de salud, inhábil para continuar en la jefatura del Estado, se cae en los actos oficiales, concedió dos veces la palabra al fiscal general del Estado en la apertura del año judicial. ¿Mejorará su pésima salud tras su vigésima tercera intervención quirúrgica o, por el contrario, seguirá su declive? Si ya no es notable el juancarlismo, la pequeña parte que existe es refugiada en el miedo al futuro, es inexistente la atracción de la monarquía. España hace mucho tiempo que dejó de ser monárquica; no cuando los Borbones jamás, jamás, jamás, de Prim, que no dejaba de ser monárquico y sustituyó a Isabel II por Amadeo de Saboya, pero sí en gran medida cuando Ortega y Gasset escribió a finales de 1930 su artículo en diario "Sol" titulado Delenda est monarchia, la monarquía ha de ser destruida. Fue republicana, fue socialista, fue falangista, pero no manárquica. Pudo en generaciones pasadas, nuestros abuelos, quedar algún monárquico nostálgico, pero se "cambian" continuamente y la juventud de nuestros días rechaza de plano tan absurdo régimen de características medievales.  

Se suspira por auténtica democracia, lo que tenemos no es ni espejismo de la misma.  Respecto a ello ya comenté cómo le contestó Antonio Gala a Mariano Rajoy cuando se le ocurrió decir que tenemos una democracia perfecta. Bueno, Rajoy por una mentira más... Nada más impropio de aquella que la "ley del silencio" que pretende imponer el PP. Es, además, vejatorio que el presidente de la Cámara, Jesús Posada, haya vetado el debate de las mociones sobre el caso Bárcenas. El ex jefe de éste, Mariano Rajoy, mintió respecto al extesorero y... "mañana será otro día". Como dice Santos Discepolo en "Cambalache", ¡que falta de respeto, qué atropello a la razón!  Y qué decir de que la Fiscalía se oponga a que declare como testigo. Mejor nada, el hecho es suficientemente elocuente. Eso sí, un papel más que anda por internet: 
                                                                              
En fin, lo que sobran son papeles que implican al PP en general, y a Rajoy en particular. 

¿Qué régimen hay en nuestro país arruinado e hipotecado: y hasta cuándo esta situación límite en uno y otro aspecto?

La monarquía que hay en España tiene más de absoluta que de constitucional. En la monarquía constitucional el rey ha de estar controlado por las Cortes y supeditado a sus decisiones. Don Jan Carlos ha estado en tierra de nadie, y, por ello, ha podido actuar, y ha actuado, libremente. Ha habido un pacto tácito entre gobierno y monarquía, en pos de la libertad de acción de ambos, quedando libre uno de otro, lo que se conolido en tiempo de Felipe González. La monarquía por su parte se blindó, empezando por hacer callar a la Prensa; en suma, se vio libre de todo control. Así se llegó a lo que se ha llegado: tutti al trinque. 

Por parte de los gobernantes -PP o PSOE- no existe el menor interés en ocuparse de modificar la Carta Magna; lo requiere ahora imperiosamente en cuanto al Título II, "De la Corona", tan lleno de lagunas. Hay, por ejemplo, que regular la figura del Príncipe. Sgún García Margallo, se ha presentado el momento de acabar con este vacío legal, pero Rajoy le ha llevado la contraria; ha declarado: "No tenemos ninguna intención de hacer eso, no hay ninguna razón". A Federico Jiménez Losantos le hace exclamar:
La Corona es el símbolo de la destrucción de España, la Corona es un desbarate, es una cosa que nos tomamos a broma, puesto que hay cosas en España que siempre te dan risa o por lo menos te ponen una sonrisa. Pero claro, la nación está morunda y el Estado se ha ido a freír espárragos hace ya mucho tiempo.
También hace mucho tiempo que se debió legislar enteramente todo lo concerniente a la Corona. Siempre existió pleno rechazo a tocar la Constitución, sobre todo en este Título, porque tal como está va bien al rey y al gobierno. Ahora que por la gravedad de la salud del rey se hace de imprescindible necesidad y es proclamado políticamente por doquier, el abstruso y detestado presidente niega que haya motivo. Razón y motivo los hubo siempre, no digamos actualmente. Para el citado comentarista de Libertad Digital lo que está bien de salud es la corrupción: 
La corrupción, empezando por la corrupción de la Casa Real, como Nóos, pero sobre todo siempre asentada en la corrupción sistemática de los partidos políticos que tienen garantizada su impunidad gracias a jueces que ellos nombran en los altos tribunales, o a los fiscales llamados anticorrupción, que son más bien procorrupción cuando se trata de sus partidos políticos, pues ayer tuvimos varios episodios en la mesa. Nunca ha tenido la corrupción política mejor salud que ahora. 
Todo ha sido juego de compadres, pero, eso sí, extrapolando la frase de Salomón respecto a la vanidad, con que inicia su "Eclesiastés",  se puede decir: Corrupción de corrupciones, y todo es corrupción.                                                                           

Y en Nóos estaban implicados don Juan Carlos de Borbón y su "querida" Corina Sayn-Wittgenstei. Si, efectivamente, la justicia fuera igual para todos, él no hubiera llegado a decir tal 
 

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