miércoles, 8 de mayo de 2013

DOS FALLOS, DEFICIENCIAS, MÁS DE LA MONARQUÍA ESPAÑOLA ACTUAL

Me dejó perplejo la noticia sobre el Pacto Casa del Rey. Luego se trató de echar marcha atrás en lo posible, quedando peor por cuanto fue una chapuza; lo que no admite buen arreglo es mejor no intentarlo. La extemporánea salida de su majestad ha motivado réplicas como estas:
El rey no tiene ninguna capacidad para hablar, para hablar está el Parlamento. El rey está para representar a España fuera de España, y si vienen maldades está para defender la unidad de España. ¿Qué va a hacer en Cataluña? (Jiménez Losantos)-
¡Que manía de no someterse a la Constitución! A ella ha de someterse también el rey. De ello hay que lamentarse un día sí y otro también. No se hizo, aunque lo parezca, para que fuera interpretada ad libitum por él y por el Gobierno, siguiéndose otros caminos y por ellos arribar al paraje economico y político en que nos encontramos. Y sin salir aún de la mentira y de la corrupción. Quousque tandem!, ¡hasta cuándo! El escepticismo se adueñó del sufrido ciudadano que paga, sin deberse a él, los errores de los políticos y los robos que proliferaron en muchos políticos, banqueros, grandes empresarios, inmobiliarias -a éstas favoreció una Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU)- y demás de la familia de corruptos. 
Cuando los españoles dicen que no creen en la monarquía, que no creen en los jueces, que no creen en el Parlamento, que no creen, sobre todo, en los partidos políticos, es que tienen razón, pero toda la razón. ¿Cómo van a creer si vas dando bandazos incluso en las postrimerías? Pero si están en las últimás y todavía van engañando al personal, improvisando y haciendo la primera tontería que se tercie. (El mismo).


Es al Gobierno al que corresponde imponer la verdad y la honestidad, controlarlo todo, incluida la institución monárquica -el rey reina, pero no gobierna, aunque, al parecer, esto último se lo creyó recientemente-, pero véase que nada más lejos de los gobernantes actuales. Bajo el punto de vista económico y político la Constitución continúa vulnerándose, y así pudimos oir este lamento:
Y pensar que la Constitución habla del papel modelador de la Corona... ¡pero cómo va a moderar nada la Corona si es incapaz de moderarse a sí misma. Cataluya dejó a la Casa del Rey a la altura del betún. (El mismo)
        
 No hubiera estado mal que la Constitución de 1978 hubiera servido para algo más que para justificar la implantación de la monarquía, ¡y luego dicen que las leyes son para cumplirse... 
En la línea de salir por peteneras, Miguel Ángel Sacaluga, se expone que se da por cerado el debate de la abdicación. Tal debate es cosa de los ciudadnos y del rey no depende abrirle ni cerrarle. Que la monarquía se deje de pactos; la oposición si puede hablar de ellos, pero en esto también opino como el susodicho.
España no necesita ningún pacto, lo que necesita es una política económica que funcione, y la de Mariano no funciona. [...] Es que ha creado en menos de año y medio un millón doscientos mil parados cuando ya pensábamos que era casi imposible que hubiera más parados. Sí, los hay, los sigue habiendo y los va a haber más, porque la política de Mariano de recaudar, recaudar y recaudar y no tocar en absoluto los privilegios de la clase política -privilegios naturalmente encabezados en razón de su rango por su majestad- ha demostrado no un fracaso, sino un criminal fracaso.
En cuanto a hablar del estado de transparecia de la familia real y de sometimiento a la ley y al Estado de Derecho, son temas también ridiculizados por el citado, y cuyo criterio comparto. La transparencia total está por ver, y si ni ahora la democracia, en este asunto, consigue llevarse el gato al agua, será cosa de hablar en su momento. La injerencia de don Juan Carlos, como es lógico, no ha dejado de sorprender y no gratamente, como también es lógico, al Ejecutivo, que, nunca se dirá lo bastante, tan transigente fue siempre con él. El artículo 123 de la CE, en torno al Tribunal Supremo, adjudicando al rey el nombramiento de su presidente, asi como el 124. 4. El fiscal general del Estado será nombrado por el rey, resulta claramente contraproducente a la independencia de la Justicia. Y es indudable que debiera serlo para ostensible mejora de la misma.  

 Un hecho más que se encona de don Juan Carlos de Borbón y Borbón.    

En lo que atañe al sometimiento de la ley no se ve que el rey haya predicado con el ejemplo; lo que tristemente, hemos visto es la intromisión de la monarquía contra el juez que juzga al matrimonio Urdangarín-Borbón. De ello hablo suficienetemente en mi reciente artículo "La monarquía que padecemos". En España, también allende nuestra frontera, estábamos a la expectativa del fallo de la Audiencia de Palma sobre la imputación de la esposa y copropietaria de propiedades ilícitas de Udangarín. Otra cosa es que, como se dice ahora, hubieran contraido matrimonio en régimen de separación de bienes, pues nada tiene que ver con ello, ni con la ayuda real -tan de realeza como de realidad- que a los trinques proporcionó auténtico éxito. Su copropiedad y acción en común nada tiene que ver con que se casaran con separación de bienes. 

Se predijo al 20 de mayo la emisión de la sentencia, y apereció el 7. Ha sido lo esperado y temido. Decepcionante, pero, bueno, no todo es -no podía serlo- malo, se da una de cal y otra de arena, tratando a ultranza de soslayar la imputación de la infanta, mas queda una puerta abierta y, en general, se encuentra ya inmersa en el procedimento penal. Si la Casa Real expresa su máximo respeto ante la decisión de suspender la imputación de la infanta, antes debió respetar que se hubiera producido -que no se produjo- la inhibición en dicha acción judicial. Improcedentemente el rey ayudó a su hija a rebelarse contra el hecho de que, colaborando con la Justicia, declarase ante el juez instructor del caso Noos y dieron la defensa a quienes ambos mejor entendieron. 

Cualquiera puede leer el extenso e intenso, minucioso, auto que yo leí tan pronto se publicó en pdf, hallándome plenamente de acuerdo con el magistrado Juan Jiménez Vidal que votó en contra y en él podemos ver el cómo o porqué de su discrepancia, lo que del mismo rechaza. Por supuesto en este documento tiene el juez Castro mucha base para la continuación de su empresa, e incluso a ello le insta la Audiencia de Palma. 
                                                          

La cosa queda delimitada, pues, a rechazar imputarla ahora, pero sin excluir pueda serlo por débito fiscal si Hacienda da datos que lo requiera. Le va a ser a la monarquía muy difícil desligarla de culpabilidad en las utilidades de su amado que útiles les fueron a los dos. Ahora la han hecho un quite -de mucho esfuerzo, muy estudiado, y que el magistrado en discordia de lo tres de la sala de la entrever-, quite que levanta ampollas en la sociedad; ahora bien, que se le pueda hacer sistemáticamente va a resultar imposible si el juez instructor no se arredra. y continúa con su tesón de hacer justicia. En definitiva, tampoco se la ha vedado la Audiencia de Palma, que muchos extremos de la causa ha ratificado. No deja de estar la esposa del universalmente detestable Urdangarín, no ya en el punto de mira, que también, sino en la probabilidad de verse sentada en el banquillo: 
                                          

Aunque sea materialmente más confortable que el del profesor Diego Torres y su seudo ducal alumno -no pasó de tal- Iñaki. 

En su artículo "La infanta a salvo, la Justicia desigual" de Pablo Sebastián, leemos:
Todo apunta a que la presión e intromisión política del Gobierno ha logrado evitar que la Infanta fuera a declarar y no solo por el mal trago y los efectos mediáticos de su comparecencia sino por el riesgo de ser procesada tras su declaración ante el juez Castro.
Con criterio realista hemos de ver que había algo más que riesgo, ¡es tan diáfana su cooperación! Ya he hecho mención de la nobleza del voto del magistrado Jiménez Vidal contra sus dos compañeros; pues bien, Pablo Sebastián asegura que deja en evidencia al fiscal (y al gobierno de Rajoy). Y en su punto final dice:
Y esto ocurre en un país tan necesitado de ejemplaridad y bajo un gobierno del PP -y un ministro de Jsticia, Gallardón, que se está luciendo en esto y otras cuestiones como la del aborto- con más de seis millones doscientos mil parados y más de 1.600 casos de corrupción en los tribunales. Sin perder de vista indultos a ciertos políticos corruptos y a torturadores., y donde acabamos de ver este caso que exculpa a una Infanta con la ayuda del fiscal general del Estado.          
Por su parte, José Oneto, en Repúbloca.es, escribe "Una imputación que traerá cola". Recrimina lo visiblemente recriminable, y es que la Casa Real, según fuentes juríricas, debiera haber observado una absoluta neutralidad. 

Esto es incontrovertible. Lo ocurrido no ha dejado muy bien, que digamos, a la Justicia, pero la monarquía ha reforzado el pésimo lugar de abrojos y hundimiento en que se halla.          

 

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