La corrupción es causa directa de la pobreza de los pueblos
Nihil novum sub sole, nada nuevo bajo el sol. Los Borbones españoles, a excepción de Carlos III, fueron dados al trinque. Unos más que otros, claro está, y alguno fue expulsado de España por su cleptomanía, tal como la sobrina y cuarta esposa de Fernando VII el Felón, la cual contrajo segundo matrimonio -por un tiempo secreto para continuar su regencia-con un individuo de la escolta, el guardia de corps Fernando Muñoz, hijo de la estanquera de Tarancón, al que llenó de honores: duque de Riánsares (un río de Castilla-La Mancha), marqués de San Agustín, Grande de España de Primera Clase, etcétera de honores. Y en lo militar ascendió a teniente general. Hijos, que de momento habían de ser en secreto, tuvieron siete, todos con sus correspondientes títulos nobliliarios:
"Don Agustín María, que fue más tarde duque de Tarancón; doña María del Amparo, condesa de Vista Alegre; doña María de los Milagros,marquesa de Castillejos; doña María Cristina, marquesa de la Isabela; don Fernado María, marqués de San Agustín; don Juan María, conde del Recuerdo; don José María, conde de Gracia. Los títulos nobiliarios, con otros más rimbombantes y numerosos, fueron concedidos a la semiegregia prole después del retorno de María Cristina, a la caída de Espartero".(1).
Prolífica fue en su segundo morganático matrimonio, mientras en el primero, como reina consorte, sólo tuvo a Isabel y a Luisa Fernanda, por lo que, y según leyes sucesorias in illo tempore, surgiría la primera guerra carlista. Pero estos aspectos de la Historia se hallan aquí fuera de contexto, ya que mi proposición es poner de relieve el favoritismo que siempre practicó el poder, y ninguno tan desmesurado como el de los reyes. ¡De qué manera tan cínica arrimaron el ascua a su sardina! Reyes de la corrupción haberlos, haylos, pero a nivel económico no lo fueron tanto como la familia del último Borbón reinante. Sí tanto, o más, en cuanto a concesión de honores. Referente a los políticos, si eran cortesanos, había cierta vista gorda por parte del monarca -celestineo en este aspecto siempre se dio-, y no quiero hablar del que hubo entre don Álvaro de Figueroa y Torres, conde Romanones, y Alfonso XIII, del cual, con vistas a mi libro en preparación sobre los Borbones, releo sus biografías, conociendo además por tradición verbal ciertos hechos económicos imperfectos, de los que no hablaré. No lo hará por dos razones: No poder probarlo, y tener descendencia próxima relativamente.
y suele ser la razón principal de sus desgracias sociales.
(Jorge González Moore -escritor e ingeniero colombiano)
Nihil novum sub sole, nada nuevo bajo el sol. Los Borbones españoles, a excepción de Carlos III, fueron dados al trinque. Unos más que otros, claro está, y alguno fue expulsado de España por su cleptomanía, tal como la sobrina y cuarta esposa de Fernando VII el Felón, la cual contrajo segundo matrimonio -por un tiempo secreto para continuar su regencia-con un individuo de la escolta, el guardia de corps Fernando Muñoz, hijo de la estanquera de Tarancón, al que llenó de honores: duque de Riánsares (un río de Castilla-La Mancha), marqués de San Agustín, Grande de España de Primera Clase, etcétera de honores. Y en lo militar ascendió a teniente general. Hijos, que de momento habían de ser en secreto, tuvieron siete, todos con sus correspondientes títulos nobliliarios:
"Don Agustín María, que fue más tarde duque de Tarancón; doña María del Amparo, condesa de Vista Alegre; doña María de los Milagros,marquesa de Castillejos; doña María Cristina, marquesa de la Isabela; don Fernado María, marqués de San Agustín; don Juan María, conde del Recuerdo; don José María, conde de Gracia. Los títulos nobiliarios, con otros más rimbombantes y numerosos, fueron concedidos a la semiegregia prole después del retorno de María Cristina, a la caída de Espartero".(1).
Prolífica fue en su segundo morganático matrimonio, mientras en el primero, como reina consorte, sólo tuvo a Isabel y a Luisa Fernanda, por lo que, y según leyes sucesorias in illo tempore, surgiría la primera guerra carlista. Pero estos aspectos de la Historia se hallan aquí fuera de contexto, ya que mi proposición es poner de relieve el favoritismo que siempre practicó el poder, y ninguno tan desmesurado como el de los reyes. ¡De qué manera tan cínica arrimaron el ascua a su sardina! Reyes de la corrupción haberlos, haylos, pero a nivel económico no lo fueron tanto como la familia del último Borbón reinante. Sí tanto, o más, en cuanto a concesión de honores. Referente a los políticos, si eran cortesanos, había cierta vista gorda por parte del monarca -celestineo en este aspecto siempre se dio-, y no quiero hablar del que hubo entre don Álvaro de Figueroa y Torres, conde Romanones, y Alfonso XIII, del cual, con vistas a mi libro en preparación sobre los Borbones, releo sus biografías, conociendo además por tradición verbal ciertos hechos económicos imperfectos, de los que no hablaré. No lo hará por dos razones: No poder probarlo, y tener descendencia próxima relativamente.
Pero este rey de reyes de la corrupción, que ahora para mayor incremento cuenta por euros, colabora con su familia o ésta con él, colaboración que no ocurrió siempre, y mucho menos con las amigas, y, según notifica la prensa, don Juan Carlos y su amiga Corina han hecho negocios en comandita. Y hasta gestiones políticas, conforme dicha seudo princesa. La unión que tuvo Alfonso XII con Elena Sanz, por ejemplo, fue netamente amorosa, asimismo Alfonso XIII con Carmen Ruiz Moragas. Pero en el bisnieto y nieto, respectivamente, toda la familia se implica en negocios y se enchufan con pagas astronómicas -hay que pagar con largueza el apellido real, entienden las empresas-, no habiendo sido tan lanzada en lo... mercantil la primogénita, quizá influyó la mala suerte que tuvo en su matrimonio pero ni que decir tiene que se ha preparado, sin dejar de hacer uso de su condición de infanta, un buen modus vivendi, independientemente de gozar de su situación regia. Bien que ésta se fue a pique al tomar la marcha familiar mal caríz, al ser descubierta de corrupción ésta en la persona de Urdangarín. Y con él ...; bueno, pues ha llegado a descubrirse que el matrimonio no dejó de tener su adalid en su rey y señor padre.
Si el rey es intocable para la ley, ha hecho que lo sea la esposa de Urdangarín.
En concepto de la generalidad de los españoles se ha producido un palmario desafuero con el auto de la Audiencia de Palma por parte de los dos magistrados que han impugnado la declaración de la infanta Cristina como imputada a petición del juez instructor. Ha herido a la sociedad que, por ello, haya exteriorizado el fiscal general del Estado su satisfacción. Ha tenido que oír el Sr. Torres Dulce críticas como esta:
Y te congratulas de haber hecho el trabajo sucio de Gallardón y de Mariano, que es impedir que la hija del rey sea tan imputada como el marido, mientras el socio de éste y su esposa si son imputados, y el secretario de la infanta también es imputado, pero ella no, porque es la niña del rey no se le puede tocar, porque ella es una Borbón, y para eso estás tú, para utilizar la Fiscalía en contra del Estado de Derecho. Tú has utilizado la Fiscalía de forma torticera.
La descriminación ante la ley -en este caso por motivo de realeza, que ya se lo ponen como profesión, bonito oficio- ha quedado patente. A la Constitución ni caso. El nefasto hecho de haber practicado negocios la familia real no constituye, por supuesto, un ejemplo a seguir y no dejó de coadyuvar en la casta política y sus adláteres -altos empresarios, banqueros- que con la impunidad moral que ello les proporcionaba no vaciló la inmensa mayoría en formar fila en la cofradía de Mercurio, que si es el dios de los comerciantes, es también el de los ladrones. Los Borbones no se distinguieron en observar el sexto y el séptimo Mandamientos de la Ley de Dios, es regla general que sólo tiene una excepción: Carlos III.
Antaño con la monarquía absolutista podía el monarca hacer lo que le diera su real gana, impidiendo que se desmandase el gobierno, mas esto pasó a ha Historia. Desde las monarquías constitucionales el rey no gobierna, es mero jefe de Estado. No se le puede imputar que haya permitido tantos corruptos en los políticos, porque más al alcance del gobierno se encuentra impedir que el monarca hubiera hecho negocios -no está colocado de tal para ello, sino para representar a España- que al jefe del Estado, sin intromisión en la política, contener la corupción de los políticos.
Los políticos nos han hecho un flaco servicio, no cabe peor, no sirvieron a los ciudadanos sino que actuaron sirviéndose de la ciudadanía pro domo sua. En lo sucesivo ha de controlarles la sociedad, ya que, como dice Ludwig von Mises, la corrupción es un mal inherente a todo gobierno que no está controlado por la opinión pública.
(!) "La cuarta esposa de Fernando VII", Augusto Martínez Olmedilla.
Los políticos nos han hecho un flaco servicio, no cabe peor, no sirvieron a los ciudadanos sino que actuaron sirviéndose de la ciudadanía pro domo sua. En lo sucesivo ha de controlarles la sociedad, ya que, como dice Ludwig von Mises, la corrupción es un mal inherente a todo gobierno que no está controlado por la opinión pública.
(!) "La cuarta esposa de Fernando VII", Augusto Martínez Olmedilla.
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