viernes, 6 de diciembre de 2019

Pesimismo, escepticismo, ante la Política y los políticos a que se ha legado.

Ignoro si la política es un arte, una simulación,
una ciencia, una bicoca, una posibilidad o una
mierda. Lo que sé es que la verdadera moción
de censura deberán promoverla los ciudadanos,
asqueados, contra los políticos. Porque todos son
iguales . Porque todos son malos.. Porque, siendo
todos tan pragmáticos, resulta que el gato blanco
y el gato negro tienen, más que nada, una cosa en
común: que ninguno de los dos caza ratones. ¿Por
qué entonces no echarlos de casa?
                           - Antonio Gala -  

Cómo creer en los políticos, ellos son los Reyes Magos de los adultos. Para creer en ellos hay que ser demasiado ignorante, dado el avance en nuestros días de los medios de comunicación. Verdad que algunos de ellos pretenden poner mordaza a la Prensa, consiguientemente, al ciudadano importándoles un bledo saltarse a la torera el texto de la Constitución en varios artículos. Pensarán que por verificarlo en uno más no importa, carece de entidad y consecuencia. Suele haber bastante  diferencia ‘del dicho al hecho’, refrán que Luís Junceda, en su ‘Diccionario de refranes’, nos aclara así: ‘Enseña que entre lo que se dice y lo que se hace, por lo regular media mucha distancia,  que no se debe, pues, confiar en las promesas. Así se lo recomienda don Quijote a Sancho cuando éste decide dedicarse a la ociosidad’. Pero de cuanto la Carta Magna habla a  su cumplimiento la distancia es sideral, y aquí no se trata de promesas, se trata de prescripciones legales en su acepción de preceptuar, ordenar, determinar algo. Sí, y nada menos que el gobierno de la nación.

Otra cosa es lo ofrecido –esto si son promesas- por los políticos en las cuatrienales  Elecciones Generales. En ellas  se da el caso improcedente de que alguno se obliga a hacer lo mandado en el mencionado texto, es decir, lo obligado. Y ello para luego desobedecerlo. Es evidente que el político esta obligado a cumplir la Constitución, que ha de ser para él los cauces a seguir, pero que si quieres, es algo que tristemente no se logra. Está redactara para un país que es un reino por obra y gracia del dictador que tuvo durante casi cuarenta años; ahora bien, en lo que atañe a la justicia social ésta es bastante respetada. No tal por la llamada por Enrique de Diego ‘la inútil casta política’, políticos de la Transición que han gobernado afrontando el fomento de la corrupción. Todo gobierno ha estado rodeado de casos de este vicio moral tratándose del trinque. Ya dijo Juan Balansó que la monarquía de Juan Carlos I pasaría a la Historia como la monarquía de la corrupción. No voy tratar específicamente de la misma, harto comentado lo tengo en otros artículos, si bien una vez más hago hincapié en que ningún político se propuso, drásticamente como correspondía, su eliminación. 
                                                              
El Partido Popular tan participante en la corrupción, ¿cómo había de oponerse a ella? No se lo vamos a preguntar a Aznar ni a su admirado ex ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, también huésped de presidio, ni al político y banquero Rodrigo Rato, ¡Vaya vicepresidente y ministro de Economía que tuvo Aznar! Para preguntárselo corrupto tendríamos que visitarle en la cárcel.

La corrupción se halla diametralmente opuesta a la justicia social, crea en la sociedad enorme distancia económica. No ha de procurar la economía enriquecer más al rico a costa de empobrecer más al pobre o mediano capital, sino el bien para todos. Dice el novelista y economista José Luís Sampedro: ‘Hay dos tipos de economistas. Los que trabajan para hacer más ricos a los ricos y los que trabajamos para hacer menos pobres a los pobres’. La propiedad no es un robo, aunque lo contrario afirme Proudhon, sí que en algunos casos lo es por lo que tiene de mal adquirida. Generalmente proviene de tal o cual especie de robo el reunir muchas propiedades. Las grandes fortunas conllevan delito en su casi totalidad.  No tanto rico tan rico, ni tanto pobre tan pobre; este no es el resultado, ni mucho menos, de una política inteligente y honesta.  

La Política debiera ser, como la Medicina, una dedicación muy humanitaria, aparte de que constituya un modus vivendi, modo  de ganarse la vida, según la segunda acepción del DAE, y eminentemente ‘modo de vivir, base o regla de conducta’, conforme la primera acepción. No está el mal peor en vivir de la Política, sino que la meta de ir a ella sea para enriquecerse. Hay quien, muy honestamente, rechaza el dedicarse a la Política, y aquí tenemos que recordar como brillante ejemplo a la hija de Serrano Suñer tenida con su amante la marquesa de Llanzol (consorte), María Sonsoles de Icaza, es decir, a Carmen Díez de Rivera y de Icaza, reconocida, como los apellidos indican, por el marqués como hija. Constituyó con Adolfo Suárez y el Rey el Triángulo de la Transición, llamada <La musa de la Transición>, por alusiones de Francisco Umbral en el diario ‘El País’. De ella hablé detenidamente otrora; lo que ahora quiero significar es que tiene una gran frase de la que se dice debiera estar en la cabecera de los partidos, y que transmitió a su biógrafa Ana Romero. Este aserto es: <La política no puede ser una profesión permanente o una renta vitalicia>.

Conforme ha expuesto Arturo Pérez Reverte, la Historia de España tiene más fallos que aciertos. Es palmario, basta recorrerla. Pero mirando a nuestros días hay que poner en tela de juicio algunos hechos, tal como la creación de la Autonomías, que a Fernando Vizcaíno Casas le llevó a escribir ‘Autonosuyas’; la entrada en el euro, etcétera. El craso error de las Autonomías lo estamos sufriendo hoy grandemente con el recalcitrante independentismo de Cataluña. Los errores se pagan, traen secuelas y a veces gravísimas. Con las Autonomías no se aplacó el furor independentista; por el contrario, se agudizó. Ello aparte de implicar girar hacia una economía no recomendable.  Más políticos para aumentar el gasto del Estado. España es el país de un vergonzante número, como no puede ser por menos con diecisiete "Españitas" y cada una de ellas con su  respectivo gobierno, número de políticos a mansalva. 
                                                                

El expresidente Aznar que dijera un día 'España va bien', afirmó en otra ocasión que España está hipotecada. Esto es notorio.
                                                          
Política y políticos huelen que apesta –admitiendo siempre las excepciones de la regla general-, porque, por supuesto, se ha de  considerar la aspiración del mencionado Antonio Gala: ‘Yo aspiro a una política que no combata más que a un enemigo: el engaño, y no escuche más que a un oráculo: el corazón’. Fuera de su aspiración, la idea que tiene de la  política es nefasta, afirmando rotundamente: <Por muy sucia que se imagine uno la política, siempre lo es mucho más>.  Y claro está que si, como se asegura, el Poder corrompe, ¿Qué decir del que llega a él corrupto ya? Nunca alcanzó el Poder el aterrador número de cacos de nuestra inacabada Transición, nunca tanto político de relieve en la cárcel y otros que con la suerte de esquivarla, pero… muy manchados. Ante el actual panorama de los ricos por la política, resulta increíble el hecho de que antaño hubo quien se arruinó por la política.

La corrupción en que nadamos, de individuos relevantes a irrelevantes, evidencia un descomunal fracaso de la política con inútiles políticos –ya hemos dicho que así lo ve el periodista y escritor de Segovia, Enrique de Diego, Nunca tanta impericia y suciedad juntas, que lógica y naturalmente, ha traído un gran desgobierno, una crisis económica a pasar y suicidios que se ocultaron, que se prohibió a la Prensa revelar. La corrupción  nunca nace del pueblo, pero, visto lo visto, en el, a toda escala social, acabó. Nuestro tan citado autor lo ve así:

Cada día salen nuevos nombres a la concurrida palestra de la corrupción. No sé ni cómo caben. Banqueros, militares, políticos, funcionarios, particulares (ladrones de profesión o de afición): en todas partes cuecen habas, menos en la hoya de los pobres, a los que se condena sin tanto requilorio por hurto famélico.

Este hurto también es delito, pues no deja de ser trinque, tal el que hace una persona explotando a un ciudadano por un alquiler de vivienda –piso o apartamento- que por añadidura fue adquirido con facilidades sociales.

Y abundando en Antonio Gala, veamos su indignación contra los políticos:
                                                                 
¿QUE ES UNA PUTADA? (pregunta que le hicieron en una entrevista, y él contestó esto):
Putada es comparar la jubilación de un diputado o diputada con la de una viuda.

Putada es que un ciudadano tenga que cotizar 35 años para percibir una jubilación y a los diputados les baste sólo con tres o con seis según el caso y que los miembros del gobierno para cobrar la pensión máxima sólo necesiten jurar el cargo.

Putada es que los diputados sean los únicos trabajadores (?) de este país que están exentos de tributar un tercio de su sueldo del ISR.

Putada es colocar en la administración a miles de asesores (léase amigotes con sueldo) que ya desearían para sí los técnicos mejor cualificados.

Putada es el ingente dinero destinado a sostener a los partidos, aprobados por los mismos políticos que viven de ellos.

Putada es que a un político no se le exija superar una mínima prueba de capacidad para ejercer su cargo (y no digamos intelectual o cultural).

Putada es el costo que representa para los ciudadanos, sus comidas, coches oficiales, chóferes, viajes (siempre en gran clase) y tarjetas de crédito por doquier.

Putada es que sus señorías tengan casi cinco meses de vacaciones al año (48 días en Navidad-enero, más 17 en Semana Santa -a pesar de que muchos de ellos se declaran laicos- más 82 días en verano).

Putada es que sus señorías, cuando cesan en el cargo, tengan un colchón del 80% del sueldo durante 18 meses.

Putada es que ex ministros, ex secretarios de estado y altos cargos de la política, cuando cesan, son los únicos ciudadanos de este país que pueden legalmente percibir dos salarios del erario público.

Putada es que se utilice a los medios de comunicación para transmitir a la sociedad que los funcionarios los únicos que representan un costo para el bolsillo de los ciudadanos…

Putada es que nos oculten sus privilegios, mientras vuelven a la sociedad contra quienes de verdad les sirven, hablando de política social y derechos sociales.

¡Qué Putada!…

Firmado Antonio Gala

Se ha negado que lo haya escrito él. Lo haya escrito quien fuere, lo importante es que encierre verdad. Asimismo que en aras de la mentira no se imponga silencio a la verdad.

Ya expuse recientemente del citado Enrique de Diego, ap. ‘El suicidio de España’, lamentos del autor por motivos que están llevando a este suicidio. Estas líneas que transcribo pueden servir de clave, aunque hay otras que igualmente.

La virtud cívica y la honradez resulta risibles en una sociedad que hasta hace dos días ha mirado para otra parte ante la corrupción rampante de su dirigentes.  Ser honrado no solo ha sido una muestra de coherencia heroica, por sus costes, también es tenido como una forma extrema de estupidez. Hay una general degeneración de las mentes. Puesto que la verdad ha sido abolida, también lo ha sido su búsqueda.

¿Surgirá ese deus ex machina, esa persona  que solucione la situación  de tanto abuso e injusticia a que ha llegado España? Decía el político alemán Otto von Bismarck que ‘España es el país más fuerte del mundo, los españoles llevan siglos intentando destruirlo y no lo han conseguido’. Pero si la inmolación de víctimas y más víctimas. Las que vemos en la Historia y las que hemos visto y vemos a lo largo de la vida. Víctimas cruentas y víctimas con sangre del alma: lágrimas. E inmisericorde la nueva casta política continúa endeudando nuestro país. 
                                                     

 Así, no  es que no se pueda cancelar la deuda hasta la generación de nuestros nietos, sino jamás. Nuestros """virtuosos de la Política""" que  nos someten al desgobierno, ignoran, a lo que parece, que aumentar gastos, despilfarrar, no es el modo de ir extinguiendo una deuda. 
                                                                 
Gay de Liébana: 'La deuda española es impagable'. 



Efectivamente no toman otro camino, empezando por corregirse a sí mismos.              
                                                         

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