martes, 30 de julio de 2019

Santa María la Real de Nieva (Segovia) y su pretensión de hacer perenne la mistificación que practica de la Historia. (Primera parte)

La hipocresía exterior, siendo 
pecado en lo moral, es grande
virtud política.
-Francisco de Quevedo –

La Historia no se ha de falsear ad libitum, a gusto, a voluntad, así lo entiende Cervantes al exponer en ‘El Quijote’: ‘Deben ser los historiadores puntuales, verdaderos, y no nada apasionados, y que ni el interés ni el miedo, el rencor o la afición n o les haga torcer el camino de la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de de lo presente, advertencia de lo por venir’. Pero ocurre además que se  la está falseando, adulterando, corrompiendo,  estólida y osadamente. Entonces, evocando también al Príncipe de los Ingenios Españoles, vemos que en su novela inmortal fulmina a tales mistificadores: ‘Los historiadores que de mentira se valen habían de ser quemados, como los que hacen moneda falsa’. Grandemente interesa a Cervantes la verdad en la Historia, que es decir en la Vida. Sí. Veamos como el doctor Marañón las identifica: ‘Vida e Historia, decimos para designar el presente encendido y el pasado muerto. / Pero la vida es Historia, desde antes de nacer. […] La Historia es la misma Vida de hoy y de mañana; acaso, solo, con máscaras distintas’. Cervantes la ensalza de tal manera que llega a decir: ‘La historia es como cosa sagrada, porque ha de ser verdadera, y donde está la verdad está Dios en cuanto a verdad’.

Según la Biblia, en El Eclesiastés, ‘aquellos que defienden la verdad son un pequeño remanente en cualquier parte’ La gente se crea su verdad y en ella se abroquela; como dice Nietzsche, a veces ‘la gente no quiere escuchar la verdad porque no quiere que sus ilusiones se vean destruidas’. Recientemente  que en Segovia se ha conmemorado el 144 aniversario del natalicio de Antonio Machado, podían recordar los segovianos aquella composición de él: ‘¿Tu verdad? No. La verdad, / y ven conmigo a buscarla, / La tuya, guárdatela’. ¿Para qué creó, en su paso por Segovia, la Universidad Popular Segoviana –hoy Real Academia de Historia y Arte de San Quirce-?. No, por supuesto, para que cobijara la mentira en pro de tergiversar la Historia. Este centro cultural se dedica al estudio al estudio de la historia de Segovia y su provincia. Su director, desde 2012, es Rafael Cantalejo San Frutos. Le expuse en caso y me dejó estupefacto al contestar que no tenía noticias del mismo, se informaría para responderme debidamente. A lo que parece, todavía no se ha informado. Yo volví a dirigirme a este señor para documentarle, invitándole a que leyera mis artículos al respecto, pero que si quieres; dio al traste con nuestra correspondencia. Quedó evidente que no quería saber. Me dirigí seguidamente al entonces presidente de la Diputación segoviana y no obtuve respuesta. Ya de Segovia pasé a informar a la Junta de Castilla y León, cuyo delegado territorial –me parece continúa siéndolo D. Francisco Javier López Escolar Anguiano- me contestó delegándolo en un subalterno suyo con el que no pude llegar a un entendimiento, todo fue salir por los cerros de Úbeda. En definitiva, todo fue llamarse andana, en el pueblo, en Segovia, en la Junta.

Dice uno de los ‘Aforismos del solitario’, de José Camón Aznar: ‘Milagro de la política: hace comulgar al pueblo con ruedas de molino’. Y así mi  interlocutor, persona difícil como a la vista está, llegó a manifestarme que el tema por el que me interesaba no afecta a la Administración, es meramente cultural Como corresponde, le pregunté desde cuándo la Cultura es ajena a la Política, pues tenía entendido que es una faceta más de la misma, un Ministerio más. El buen hombre molesto conmigo, que jamás traté de molestarle, me dijo que no podía perder el tiempo, siendo así que era yo, evidentemente, el que lo perdía con él. No era cosa de la Junta –según él-, pero, como es lógico y natural, tomó cartas desde el primer momento del encuentro del esqueleto de mujer por los albañiles que realizaban obra en la iglesia, y el cual fue recogido por el cura párroco José María Martínez Nieto. Finalmente la Junta inauguró el arcosolio erigido, sin ton ni son,  en el presbiterio para depositar tales restos mortales. Digo sin ton y son, es decir, ‘sin motivo, ocasión o causa, o fuera de orden y medida’, DAE. Se ignoraba de quién podía ser tal osamenta, no obstante se levantó el sepulcro para guardarla. Y, ya para colmo, se puso como inscripción el nombre de la reina que murió de visita en la localidad y en ella fue sepultada provisionalmente, incumpliendo su disposición testamentaria de ser enterrada en Ujué. No hubo tal provisionalidad, sino que quedó inamovible en el lugar segoviano. Ello lo ha estudiado a fondo Eloísa Ramírez Vaquero, de la Universidad Pública de Navarra, que en mayo-agosto de 1996, Nº 208, publicó en la revista Príncipe de Viana un artículo que titula ‘Los restos de la reina Blanca de Navarra y sus funerales en Pamplona’.

De un texto sobre el Príncipe de Viana, escrito en colaboración por Mariona Ibar i Puga y Assumpció Malgosa, paso a transcribir la  referencia que hacen  del último viaje de Blanca I de Navarra a Castilla, con la que tuvo conctacto desde su segundo matrimonio, pues su hijo nació en Peñafiel (Valladolid).      

La lamentable situación política de Castilla impidió a la reina Blanca regresar. Desde la misma noche de bodas de su hija, corrió el rumor de que su yerno era impotente, una cuestión que acabaría en pleito histórico, cuando el Príncipe de Asturias, después de trece años de matrimonio, la repudió, devolviéndola virgen a su padre pero sin restituirle la dote. Sin embargo, entonces el rumor quedó en el aire ante el inminente retorno de don Álvaro de Luna a la Corte del rey de Castilla. El mismo Enrique se levantó en armas contra su padre  por la vuelta del privado. Los infantes don Juan y don Enrique se pusieron de parte del hijo, bando en el que también se encontraba su madre, la reina María de Castilla, hermana de los infantes, y otros nobles como el clan de los Enriquez o Juan Pacheco, futuro duque de Villena.

Un primor de familia en medio de su endogamia, envidias y odios, de su afán de dominio. Y esa primera esposa y prima de Juan II de Castilla, María de Aragón, más inclinada a sus hermanos que al marido. Pero sigamos leyendo.

Blanca de Navarra, defensora a ultranza de la legitimidad, tuvo que intervenir para evitar que los reyes no llegasen a las manos, llegando a firmar un manifiesto en el que desaprobaba públicamente la conducta de de los infantes aragoneses, por poner en peligro la seguridad del Estado. Sin embargo, su ya delicado estado de salud no resistió aquella nueva acometida del destino, muriendo ocho meses más tarde en Santa María de Nieva, al regreso de una peregrinación a Guadalupe.

En cierta ocasión me expuso una catedrática de Historia Medieval si había pensado de qué murió. Pudo ser envenenada, ya como costumbre de aquel entonces, ya por conflictividad política como poco después sus cuñadas.    


Lo repelente, repulsivo.

El abuso del poder es una enfermedad,
al parecer, incurable del ser humano,
y claro que produce desorden.
        - Salvador de Madariaga –

Es rechazable, inadmisible, y de una forma categórica desde el 9 de septiembre de 2008, que en la página web del Ayuntamiento se afirme posee en la iglesia el sepulcro de la reina Blanca I de Navarra. Nequaquam, de ninguna manera, de ningún modo. ¿Dónde está la prueba? Lo probado, demostrado, en la fecha dicha, coincidiendo con la de la festividad de Ntra. Sra. de la Soterraña, patrona del pueblo, es precisamente lo contrario. Esto he venido repitiéndolo hasta la saciedad, sin conseguir, como ya queda dicho, que, en tierra de Segovia y comunidad autónoma correspondiente, se den por enterados. Pues sí señores, el 9 de septiembre de 2008 tuvo lugar en el Monasterio de Santa María de Poblet la presentación del ‘Estudio genético del Príncipe de Viana’, cuyo acto académico abrió el P. Abad y fue presentado por el Dr. Miguel C. Botella UG, Profesora Mariona Ibars, Dra. Assumpció Malgosa UAB, quedando indubitado, e irrefutable por tanto, la mentira del sepulcro  de Blanca I de Navarra, mas, no obstante, no existir desde la mencionada fecha posibilidad de mentir, se continúa mintiendo, imponiendo la mentira velis nolis, ‘de buen grado o por la fuerza, guste o no guste’.

Hay que atender al ciudadano, por el contrario de ningunearle, ha de entender el político –grande, mediano o  pequeño- el siguiente aserto del presidente y cofundador de Estados, Thomas Jefferson: ‘Cuando alguno ocupe un cargo político debe considerarse a sí mismo como propiedad pública’. Mí solicitud, bien entendida, no era de un favor sino que más bien era yo quien le hacía, y se continúa en la misma línea.


Lo que pudo ser antes de la prueba genética y lo que es después de la misma. 

Ama la verdad pero perdona el error.
          - Voltaire -

Pudo ser un error –no descarto la mala fe de engañar-  al que coadyuvó, de un lado, la insuficiencia de cultura en Historia y, de otro, la ilusión de tener el sepulcro de la referida reina. Pero resulta pésimo –reitero- que tras de quedar comprobado que la osamenta en cuestión no corresponde a la hija de Carlos III el Noble haya quien continúe con su palabra y/o hechos. Ya dice Cicerón, en sus ‘Filípicas,  que ‘errar es cosa propia de cualquier hombre, pero perseverar en el error solo es privativo de los necios’. Yo no me atrevo a llevarle la contraria, si él lo dice… A mí sí me parece que es hacer un ridículo monumental. Del rey abajo, nadie me va a convencer de que la prueba científica de ADN mitocondrial no sea inequívoca. Pero es que tampoco a los Tribunales de Justicia, habida cuente de que se sirven del ADN como prueba infalible.

Por cierto las pruebas de ADN mitocondrial la vio Diana Lucía Gómez-Chacón en el Archivo Central de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León –centro informativo que únicamente puede consultarse con personificación-. En cuanto a los documentos existentes en el archivo del Ayuntamiento –en él ha de estar, por ejemplo, el informe  que dio con fecha 15 de diciembre de 1994 el Dr. Reverte Coma,  tras la realización de un estudio antropológico y paleopatológico, alegando que solo efectuando una prueba de ADN puede saberse si este esqueleto incompleto pertenece o no a la reina. El alcalde siempre fue reacio a facilitar, bien por escrito, bien personalmente, información del archivo municipal. Supongo que Antonio Sánchez Sierra lograría leer el referido documento entregado por dicho ilustre antropólogo, documento del cual cita los puntos 1º y 9º del mismo. Tuvo Sánchez Sierra bastante más suerte con el alcalde que Diana Lucía, pues le publicó su tesis y algo más. Y eso que su compañera de tesis se abstuvo de opinar sobre el sepulcro, y en tiempo que ya estaba vista su falsedad. De ello ya he hecho comentario en algún que otro artículo.

Información y Turismo.

Vengo rebelándome ante la especial mentira de la no menos especial sepultura desde años ha; con este motivo hube de contactar con la Oficina de Información Turística de Segovia, sita en la Plaza Mayor, número 10. También con alguien más de dicha actividad, pero que si quieres, la mentira sigue inmutable. ¿Por qué la denomino de especial? Porque no cabe, carece de toda posibilidad, una vez que ha quedado inequívocamente que carece de toda certidumbre y, sin embargo, continúa su desenvolvimiento. Es demencial, se halla al mismo nivel que la clásica del recluido enfermo mental aferrado a que es Napoleón. Igualmente sumergido en lo patológico se encuentra esto:
                                                             

Que además es por partida doble, habida cuenta de que además de esta placa está la inscripción del falso sepulcro, tema que clama al cielo y del que aún no he acabado de hablar. En orden de trayectoria y características de este evento que bate el récord del asombro en sentido peyorativo.                                                                         

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