jueves, 16 de noviembre de 2017

Una pincelada sobre el entorno familiar de Blanca I de Navara

Entre la inexorable muerte y los enlaces matrimoniales giraba, se desviaba, en un sentido u otro, la marcha de la Historia in illo tempore, en aquel tiempo, sin descartar el golpe de Estado, dado manu militari, por la fuerza de las armas,  que si alguna vez hizo triunfar la razón, otras sirvió para implantar la sinrazón, la ilegalidad. La guerra, siempre mala per se, por sí mismo, llevó múltiples veces inherente la injusticia. 

En mayo de 1410 falleció el rey  de Aragón Martín el Humano. Su hijo Martín el Joven había muerto un año antes ', escribe literalmente Juan Valdeón Baruque, apud 'La dinastía de los Trastámara'. Deseaba el monarca aragonés que le sucediera su nieto Fadrique, hijo bastardo de Martín el Joven. Éste contrajo segundo matrimonio en 1402 con  Blanca de Navarra, hija de Carlos III el Noble y de su esposa Leonor de Trastamara, viudo  de María de Sicilia que falleció en 1401 a los treinta y siete años de edad. 

Martín el Joven fue el primogénito de los cuatro hijos de Martín I de Aragón con su primera mujer María de Luna, los otros son: Jaime, Juan y Margarita. Ninguno sobrevivió a su padre, por lo que éste se volvió a casar ipso fato en busca de un heredero. Lo efectuó con Margarita de Prades, pero inútilmente. Pese a su primer matrimonio con hijos, se le cataloga como impotente sexual; entre siete casos célebres de monarcas citados por el historiador L. Alonso Tejada, figura este primer suegro de Blanca como reina consorte de Sicilia. El autor expone:
En julio de 1409 murió su único hijo, Martín el Joven. El rey se quedó así a sus cincuenta años, viudo y sin heredero. Obsesionado por el problema de la sucesión, Martín I se casó de nuevo, un mes más tarde, con Margarita de Prades, bellísima y noble joven de diecinueve años. Sus esfuerzos para engendrar un heredera fracasaron, a pesar del ahinco de los esposos. El rey demasiado obeso y con un estado de ansiedad aguda, no logró satisfacer a Margarita, que según todos los indicios salió doncella del tálamo real. Se recurrió entonces a estimulantes, ungüentos, fricciones, y otros ingeniosos artificios que tampoco dieron otro resultado que algunas movidas de cama. Consecuencia de la impotencia de Martín el Humano fue otro cambio de dinastía de indudable trascendencia, que sancionaría el Compromiso de Caspe.
De tal problema traté recientemente, cómo originó la implantación de la dinastía Trastamara en Aragón. 

En Martín el Joven se da la casualidad de morir el dia de su trigésimo quinto cumpleaños; nació el 25 de julio de 1374, y falleció en la misma fecha en 1409. Fue rey de Sicilia de 1390 a 1409. Con su primera esposa, a la que había retomado el trono, reinó conjuntamente hasta que ella murió, y fue unos nueve años reina consorte su segunda esposa. Con la primera tuvo a el infante Pedro de Sicilia, que no pudo ser heredero por morir a los seis años (en 1400). Con Blanca tuvo otro hijo, el infante Martín de Aragón (1403-1407). Solo le sobrevivió Fabrique, Tuvo además una hija ilegítima: Violante de Aragón y Pesce, en la noble Agata de Pesce. 

Segundo matrimonio.

Este fue planeado por Fernando I de Aragón. He aquí como "ve" a Blanca I de Navarra la historiadora Eloísa Ramírez Vaquero, biógrafa del Príncipe de Viana. 

Blanca resulta ser una soberana más o menos presente en la mente de la mayor parte de la gente y de la que se conocen rasgos más o menos generales: madre del príncipe Carlos de Viana, y relacionada con la raíz de su conflicto sucesorios; interesada por obras constructivas del calibre de la catedral de Pamplona,; residente habitual, como reina, de uno de los palacio más emblemáticos del reino -Olite-; con fama de una religiosidad exaltada, casi mística, que se encarna  en una fuerte tendencia a las perigrinaciones, piadosas y a la atención de los necesitados, etc. En el fondo, sin embargo, estas no son más que pinceladas, más o menos anécdóticas, que han trascendidido a una personalidad y a una trayectoria  vital que, en cambio, permanece frecuentemente en la sombra.
Apunta que se vio eclipsada.
Blanca tuvo a su lado, como reina de Navarra, a la personalidad sin duda más arrolladora del siglo XV peninsular, y una de las más singulares de todo el Occidente europeo. [...] La figura de la reina, por tanto, ha quedado, en buena medida, minimizada, opacada, como en un contraluz, de forma que siempre la vemos por contraposición a don Juan.
Establece comparación entre la prosografía y epopeya de ambos
... es un hombre incombustible, de una vitalidad desbordante y una actividad incesante de punta a punta de la Península, dotado de una mente privilegiada que maneja siempre todos los hilos a su alcance. 
La reina, en cambio, es una mujer muy menuda, de salud muy fragil, de pocos gestos políticos conocidos, a la que hay que intuir en muchas ocasiones, y cuyas acciones tampoco tienen relevancia aparente. [...] Lo único que se suele añadir sobre la reina es que se ocupó tranquilamente del reino mientras su marido atendía sus asuntos particulares en Castilla y en Aragón. Y que, antes de eso, claro, había sido reina de Sicilia, en una especie de paréntesis de su vida, cerrado y olvidado, de donde había vuelto diez años antes de asumir el trono Navarro. 
Como no deja de detallar la citada autora, habiendo perdido Carlos III el Noble a sus hijos varones, le quedan dos hijas, y pues Blanca, viuda y sin hijos, es la designada a sucederle, considera de suma importancia el mejor matrimonio para ella, y elige al infante de Aragón, don Juan, duque de Peñafiel, hijo de Fernando I de Aragón, ya muerto, al que sucedió el hermano de don Juan, Alfonso V. 
                                                                       

Castilla y Aragón emparentadas, y viva la endogamia, que harto tengo explicada. 
                                                                                

Quede claro, para cualquier lector, que son los Trastamara de Castilla, origen de la dinastía: Enrique II, Juan I, Enrique III, Juan II, Enrique IV, Isabel I. Y los de Aragón: Fernando I, Alfonso V, Juan II, Fernando II.  
                                                                               
 

Introducidos los Trastamara en Aragón con Fernando el de Antequera, trató de medrar en política concertando para sus hijos ventajosos matrimonios:  Alfonso, que heredaría su corona, casó con María, hermana de Juan II de Castilla; Juan con la infanta Blanca; Enrique con Catalina, hermana de su sobrino el rey castellano. De sus dos hijas, María contrajo matrimonio con Juan II, y Leonor casó con Duarte, rey de Portugal. Entronizados estaban los Trastamara en Castilla, Aragón y Navarra. Gran riqueza poseían los infantes de Aragón en  Castilla. Digamos referente al predestinado a casarse  con la ex reina de  Nápoles -antes lo estuvo con su hermana la infanta  Isabel- que por el testamento de su padre estaba en posesión de una fabulosa herencia. Era duque de Peñafiel, conde de Montblanc, conde de Mayorga, señor Castrojeriz, Medina del Campo, Cuéllar y Villalón, en Castilla, y Haro, Velorado, Briones y Cerezo, en la Rioja. No es de extrañar llegara a exponer que estimaba su herencia más que el reino de Navarra. Juan II de Castilla con su valido, don Álvaro de Luna, le cortó por algún tiempo las rentas, y a Enrique la vida, tras la primera batalla de Olmedo -19 de mayo de 1445-. batalla que no conoció la reina María, por haber fallecido, en Villacastín, tres meses antes justamente.     

Eran los padres, en fin, los que maquinaban el matrimonio de sus hijos, y en gran medida ha ocurrido, ocurre y ocurrirá  con los no príncipes o reyes. Fueron, pues los padres de él y de ella los que llevaron a efecto la elección, y por lo que afecta al de ella sacrificando a una hija. También pretendía a Blanca su cuñado, viudo de su hermana, el conde Juan I de Foix. Se llevó la viuda el pariente Trastamara. Se casaron el 10 de julio de 1420 en la catedral de Pamplona. Enseguida hubieron de trasladarse a Castilla por fechoría del belicoso infante Enrique siempre hostigando a su primo hermano el rey Juan II de Castilla

En Peñafiel nació el 29 de mayo de1421 el primer hijo, al que se puso el nombre de su abuelo materno; actuaron de padrinos el rey castellano y el condestable Álvaro de Luna (¡!). Doña Blanca abandona Castilla, se traslada a Navarra. Don Álvaro ya estaba en peligro por sus sempiternos enemigos y la abulia del rey, falta de firmeza de voluntad para defenderle, no pudo contradecir a su nueva y reciente esposa, Isabel de Portugal, que fue convencida por los enemigos del condestable y, lejos de agradecer que era reina consorte de Castilla por elección de él, fue la promotora de su muerte, ya que Juan II, bastante más enamorado de su segunda esposa que de la primera, su prima María de Aragón, no le negaba nada. Ya anidaba en Isabel de Portugal su patología mental, y su remordimiento por tal crimen la incrementó, siendo un año después, viuda y confinada en Arévalo (Ávila),  'la loca de Arévalo'.

En Tudela Carlos III instituyó para su nieto el Principado de Viana -20 de enero de 1423-. Ya en Europpa se concedía al primogénito un título y, acompañándole de renta El heredero de Inglaterra se denominaba 'Príncipe de Gales' -1283-. El heredero de Francia se llamaba 'Delfin' -1346-, y 'Príncipe de Asturias' al heredero de Castiilla -1388-. 

Blanca Evreux Trastamara ocupa el trono de Navarra.

El 8 de septiembre de 1425 muere su padre en el palacio de Olite e inicia su reinado, que sería un dejarse llevar. No puede caber la menor duda de que era una esposa sumisa, obediente, rendida, subyugada al marido. Demostró esto y, por otra parte, poca perspicacia, no gran entendimiento, al no tener calado -en la acepción coloquial de 'conocer las cualidades e intenciones de alguien'- a su cónyuge. La desgracia que provocó a su hijo Carlos e hija Blanca con la torpe cláusula de su testamento es tan grande que llega al extremo de causar, a su vez, la muerte de ambos a los cuarenta años de edad. Asimismo lleva inherente un desvio perjudicial a la historia de su reino.    

Entre las buenas cualidades que unos autores la adjudican y las malas de otros, pare usted de contar. Se dice que se caracterizaba por su abulia (pérdida de iniciativa), esto no lo señala la señora Ramírez Vaquero. Debido a ello, se dejó llevar en la administración de Navarra por su marido; éste en sus peleas con Castilla le hizo perder alguna extensión de su reino. Luego se recuperó al firmarse en Toledo (1436) la paz entre Navarra y Castilla debido a proyectarse el matrimonio de la infanta Blanca con el Príncipe de Asturias.  

Juan desde que fue rey consorte de Navarra se creció para dominar en Castilla. A decir de J. Vicens Vives, en su biografía,
Su hegemonía alcanzó el punto culminante en 1440, en cuyo año se celebró el enlace entre su hija Blanca y el principe de Asturias don Enrique. Alejado de la Corte el poderoso consejero de don Juan II, don Álvaro de Luna, el infante de Aragón se sentía firmemente instalado en el seno de su patria. Pero el retorno del condestable en 1444, despues de la libración del monarca de Castilla, y el desfavorable resultado de la batalla de Olmedo (1445), echaron por tierra su poder y sus riquezas. A los 57 años representaba aquella derrota un revés casi insuperable. en la que perdía, con el infatigable hermano don Enrique, todas sus posesiones y títulos  en Castilla y los maestrazgos de Santiago y Calatrava, los cuales hasta entonces habían recaído en próximos familiares suyos: el citado don Enrique y su hijo natural Alfonso.        
De una torpeza de doña Blanca, dígase lo  que se diga a su favor, así como de la carencia de sentimiento paternal de su segundo marido, nació la desgracia del Príncipe de Viana y de su hermana Blanca, así como, ya lo apunté, el desvío de trayectoria del reino de Navarra. He aquí la deriva que se siguió según dicho historiador. 
Durante la estancia de doña Blanca en Navarra, nació la infanta Blanca, [...] 9 de junio de 1424, en los palacios reales de Olite, en la cámara situada sobre la puerta de dicho palacio, Tan desgraciada, como su hermano Carlos, tampoco esta infanta ocupó el trono de Navarra. Al morir aquel, la infanta se convirtió en Princesa de Viana, pero víctima de la conducta de su padre y del conde Gastón de Foix, casado con Leonor, hermana de aquellos, murió en el castillo de Orthez, en Bearne, el 2 de diciembre de 1464, víctima, al parecer, del veneno que le proporcionó una dama de su hermana. Su cadáver fue enterrado en la catedral de Lescar. La infanta Leonor nació, muerto su abuelo, el día 2 de febrero de 1426; ocupó el trono de Navarra, a la muerte de su padre, siendo jurada y coronada como reina de Navarra en Tudela el 28 de enero de 1479. Su reinado sólo duró 15 días, sucediéndole en el trono su nieto Francisco Febo, porque su padre don Gascón de Foix, casado con Magdalena, hija de Carlos VII de Francia, había muerto en 1459, A Francisco Febo sucedió en el trono su hermana doña Catalina, última reina privativa de Navarra.
Es precisamente Fernando Trastamara Enriquez, hermano de Carlos Trastámara Evreux, y de los demás hermanas de padre, quien mediante el duque de Alba conquista Navarra para Castilla. 

Ignorados restos mortales de Blanca I de Navarra, de su hija homónima y del Príncipe de Viana.

El Príncipe de Viana fue a su muerte enterrado en la catedral de Barcelona durante unos cuatro años. Finalmente sus restos fueron trasladados al Monasterio de Poblet, panteón real, en el año 1491, por decisión de Fernando II. Su cuerpo fue depositado bajo el arco de piedra del lado del Evangelio, debajo de la tumba de Pedro III y en medio de los otros sarcófafos reales.  

Debido a las profanaciones de las sepulturas del Monasterio de Pobblet, enterramiento de los monarcas de Aragón, con motivo de diversas guerras, y en lo se refiere al Príncipe de Viana un traslado desde el monasterio y una vuelta a él, ocurre que no han podido encontrase, localizarse, sus restos. Tampoco aparecen los de Blanca de Trastámara y Evreux, su hermana, en la catedral de Lescar. "Yendo" a ésta, desde la página de Wikipedia, he aquí lo que expone
El último aspecto relevante de la catedral es que contiene la tumbas de los últimos reyes de Navarra. Exiliados en Pau, estos reyes dejaron escrito en su testamento que querían reposar en Pamplona junto a sus predecesores pero que, entre tanto, serían enterrados en la catedral de Lescar. Sin embargo no fue hasta 1929 que un sacerdote encontró la tumbas casi justo debajo del altar. En una placa figuran los nombres de los encontrados', empezando Por Francisco Febus (1483) y acabando por Enrique II d´Albret (1555). Su nieto, Enrique II, está enterrado en Saint Denís (París) como Enrique IV, rey de Francia y Navarra. Curiosamente no aparece en la lista Blanca de Navarra, la esposa de Enrique IV de Castilla (hija de la otra Blanca de Navarra, esposa de Juan II de Aragón). Esta desdichada reina, traicionada por todos, renunció a su corona y acabó sus días encerrada en el cercano castillo de Orthez. Dejó escrito que quería que la enterrasen en la catedral de Lescar, pero, hasta hoy, nadie ha encontrado sus restos.
Tratando de esta dinastía que mediante el puñal, el veneno o la guerra usurpaban a su familiar el trono, hablaré no tardando del funesto destino de los restos mortales, su circunstancia de estar ilocalizados, de esta reina y sus dos mejores hijos. Quiero decir volveré a hablar, a ver si de una vez para siempre aceptan enterarse los segovianos de que deben poner fin a la farsa que representan .en la iglesia de Santa María la Real de Nieva. Y no ya dejando patente el estar indocumentados -que no lo están, pues de ello yo mismo harto me ocupé-, sino una inconmensurable osadía que deja estupefacto, atónico, pasmado. Se está siguiendo una conducta disparatada, y ya sabemos cómo la RAE define el 'disparatar': decir o hacer algo fuera de razón o regla. No quieren entrar en razón, tanto es así que para ellos la Ciencia no cuenta, no ha de importar, no se ha de tener en consideración. 
             

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