viernes, 15 de septiembre de 2017

Acerca de los padres de Isabel la Católica

Juan II de Castilla.
                                                                                  
 
Según la descripción que de él hace Fernán Pérez de Guzmán, Crónica del Señor Rey don Juan
Fue este ilustrísimo Rey de grande y hermoso cuerpo, blanco y colorado mesuradamente, de presencia muy real : tenía los cabellos de color de avellana mucho madura: la nariz un poco alta, los ojos entre verde y azules, inclinaba un poco la cabeza, tenía piernas i pies y manos muy gentiles. Era hombre muy trayente , muy franco, é muy gracioso, muy devoto, muy esforzado , dábase mucho a leer libros de Filósofos é Poetas : era buen ecliástico, asaz docto en la lengua latina, mucho honrador de las personas de sciencia: tenía muchas gracias naturales, era gran músico, tañía é cantaba é trovaba, é danzaba muy bien , dábase mucho a la caza, cavalgaba pocas veces en mula, salvo habiendo de caminar: traía siempre un gran bastón en la mano, el qual le parecía muy bien. 
Es inclinado a instruirse, pero no a la polltica y a la guerra -en aquel tiempo la política era pura guerra-, su aptitud y afición se enmarcaba en estudios literarios, y en absoluto a cuestiones de gobierno ; él mismo se conocía y pintó cuando próximo a morir decía a su médico: 'Naciera yo hijo de un mecánico, y hubiera sido fraile del Abrojo y no rey de Castilla'. Fue su mano derecha para gobernar quien desde ñiño había sido su paje -muy estimado, por tanto, por doña Catalina de Lancaster- don Álvaro de Luna, hijo de un magnate del mismo nombre, señor de Cañete, que le había tenido de una mujer de de umilde condición y no de buena fama. 

Descripción que del valido  hace Fernán Pérez de Guzmán:
Fue pequeño de cuerpoe menudo de rostro, pero bien compuestode sus miembros , de buena fuerza e muy buena cabalgadura, asaz diestro en las armas e con los juegos de ellas. Muy avisado en palacio, muy graçioso e buen razonador, como quier que algo dudase en la palabra, muy discreto, gran disimulador, fingido e cabtelosoe que mucho se deleitava en usar de tales artes e cabtalas así que pareçe que lo había natural.
Referente a su etopeya Federico Carlos Sainz de Robles hace este retrato: 
Notable poeta, músico, historiador y prosiuista español. [...] De simpatía arrolladora, de soberano talento, de audacia y de ambición inconmensurable. [...] Sus riquezas y faustos asombraban al mundo. Llegó a tener más de veinte mil vasallos y más de cien mil doblas de oro de renta. Los nobles más poderosos le adularon y le temieron. No nos interesa   aquí insistir en la proyección de su valor histórico enotme. Álvaro de Luna tuvo una gran cultura y protegió las artes y las letras hasta transformar la corte de Juan II en un gran centro cultural. Su nombre consta en el `Catálogo de autoridades ´ del idioma, publicado por la Academia Española. / De don Álvaro de Luna, como poera, se conservan dieciséis composiciones en en `Cancionero de Baena´que fue amigo personal del condestable. Además, dejó una obra en prosa; `Libro de las claras e virtuosas mujeres´, de estilo noble, de construcción correcta. [...]   De esta obra, de tanta erudición como buen gusto, se hizo -1891- una impresión por la "Sociedad de Bibliófilos Españoles", con prólogo de Menéndez Pelayo.  
Su vida amorosa.

Ésta fue en línea con la época, caracterizada sobre todo en las personas relevantes, de hijos naturales y adulterio. Antes de su matrimonio definitivo con Juana Pimentel estuvo casado, y no tuvo hijos, con Elvira de Portocarrero (1420), hija de Martín Fernández Portocarrero, señor de Moguer y III señor de Villanueva de Fresno, y de Leonor de Cabeza de Vaca. Durante el matrimonio tuvo una hija:: la casó con un sobrino suyo. Viudo tuvo otro hijo en Margarita Manuel, viuda de Diego García de Toledo Barroso, e hija de Enrique Manuel de Villena y Beatriz de Sousa. Este Pedro de Luna y Manuel, señor de Fuentidueñas, casó con Mencia de Ayala.   

En la historiografía suele juzgarse de más de una forma; el padre Mariana juzga a Álvaro de Luna como un ambicioso favorito, mientras que para otros historiadores fue un fiel servidor de su rey, reforzando la autoridad de la corona. En mi opinión son válidos, y la Historia nos lo presenta, ambos juicios. Por envidia en un caso y en otro brotó y creció contra él el odio de los infantes de Aragón y de los levantiscos nobles -nobles innobles-. Dentro de lo más  negativo se comenta que el valido y el rey eran homosexuales. Ambos, no obstante, contrajeron dos matrimonios respectivamente, Juan II casó en primeras nupcias con su prima María de Aragón, hija de su tío y ex tutor Fernando I de Aragón y de su esposa Leonor de Alburquerque, y tuvieron a Enrique IV, asimismo tres hijas que murieron en la infancia..Su segundo matrimonio fue, con Isabel de Portugal, hija del infante don Juan de Portugal  y de su esposa  doña Isabel de Barcelos, y tuvieron a Isabel (1451-1504) y a Alfonso (1453-1468), el llamado, por poco tiempo, Alfonso XII, ambos desleales a su medio hermano. Éste unido a los nobles prestandose a la farsa de Ávila. A tal "monarca" le llegó la muerte en 1468 a los 15 años de edad. 

Echando un vistazo a la historia de este reinado.

Mucha guerra dieron, hicieron y perdieron los infantes de Aragón a su primo el de Castilla, pese a lo bien que, siendo tutor y después de serlo, se había portado su tío -bien merece los apelativos de Fernando el Justo, o Fernando el Honesto-, fatal fue que muriera a los cuatro años de su reinado. Algo cedió la tensión familiar al verificarse entre el Príncipe de Asturias y la infanta María de Aragón, mas ello no impidió que cuando murió Catalina de Lancaster llegaran a secuestrar al rey y a don Álvaro, entrando una mañana en la cámara el infante Enrique y ordenado a Juan II vestirse rápido; le llevaron a Ávila, juntamente con don Álvaro de Luna, empezando a gobernar en nombre de su primo secuestrado. La reina huyó a Valencia. Lo pasaron, en  fin, muy mal hasta que gracias al infante Juan las aguas volvieron a su cauce. Y entre treguas de paz e invasiones de Castilla por los infantes de Aragón  estuvieron Aragon y Castilla  hasta que estas luchas entre los infantes de Aragón, originarios de Castilla y afincados en ella por razón de su padre, hermano de Enrique III, concluyeron con la: 

Batalla de Olmedo (1445).

El fulminante de la batalla de Olmedo entre Juan II de Castilla y los infantes de Aragón fue que el rey y su valido Álvaro de Luna confiscaron las rentas de Juan de Navarra en Medina del Campo. Entonces éste apoyado por su hermano Alfonso V de Aragón invadió Castilla. De Medina del Campo parte el rey castellano para detenerles, produciéndose el encuentro en Olmedo -extramuros- el 19 de mayo de 1445, siendo rápidamente derrotados los infantes de Aragón y perdiendo con la aplastante derrota el control de Castilla. Por parte de este reino lucharon: Juan II, Íñigo López de Mendoza, Príncipe Enrique, Alvaro de Luna, Gutiérrez de Sotomayor, Juan Pacheco, López Barrientos, Fernández Álvarez de Toledo, Pedro Fernández de Velasco. De lado de Aragón, los infantes Juan de Navarra y Enrque de Trastamara, Fabrique Enriquez. Éste era un noble castellano, hijo de Alfonso Enriquez y, almirante de Castilla, y de Juana de Mendoza. Tuvieron una hija, Juana Enriquez, que contrajo matrimonio con Juan II, viudo de Blanca I de Navarra, y tuvieron a Fernando el Católico. 

Esta primera batalla de Olmedo no la conoció dicha reina de Navarra, que falleció en Santa María la Real de Nieva (Segovia) el 1 de abril de 1441, pero tampoco la reina María de Aragón 
La reina doña María no llegó a ver este suceso por haber muerto en Villacastín antes de la batalla como también su hermana, la reina viuda de Portugal doña Leonor, que falleció en Santo Domingo el Real, de Toledo, antes que nuestra reina, en 18 de febrero de de aquel año 1445.  Una y  otra murieron de veneno, según la prontitud y efectos de la muerte, pues doña Leonor acabó de repente, después de recibir un remedio casero; doña María no sintió más enfermedad que dolor de cabeza, y al cuarto día murió. Los cuerpos de las dos se lenaron igualmente de ronchas después de fallecer, y, por tanto, se creyó haber fallecido por veneno; y aun leemos que en el proceso actuado contra don Álvaro de Luna se halló haber influido en dar herbas a las dichas señoras. 
 A consecuecia de una herida en una mano murió en Calatayud el ´ìnfante `sin reino´ Enrique de Aragón. 15 de junio, poco menos de un mes de la batalla. Por parte de Castilla salieron beneficiados, Pacheco recibió el Marquesado de Villena, y su hermano, Pedro Girón, el cargo de maestre de la Orden de Calatrava, Íñigo López de Mendoza recibió el título de Marqués de Santillana, Álvaro de Luna salió muy favorecido, aunque sus enemigos. en la propia Castilla no cejaban -ya he dicho que llevados de la envidiaa- en su animadversión, ojeriza.contra él. Como conmemoración de esta victoria se erigió la ermita de "Sancti Spiritus de Batalla", la cual quizá se refiere al convento ya existente en la ciudad -entoces era ciudad- de Toro desde 1307  perteneciente a la Orden de Predicadores, cuyo edificio está muy relacionado con la batalla de Toro -1 de marzo de 1476- entre el ejército de los Reyes Católicos y el de Alfonso V de Portugal  y del Príncipe Juan, su hijo. 

No tardaría en caer en picado la grandeza, poderio, del Condestable, a lo que coadyuvó decisivamente la nueva reina consorte Ya temía que la futura segunda esposa del rey se inclinara a quienes le combatían. Con esta idea y sentimiento consiguió que Juan II tomase por esposa a la susodicha Isabel de Portugal. Como refiere Alfredo Opisso, en su `Historia de España y de las Repúblicas Latino-Americanas´, mala mano tuvo D. Álvaro de Luna en la elección, en lugar de agradecerle Isabel sus buenos oficios para elevarla al trono de Castilla, la faltó tiempo para declararse en favor de los grandes y mover contra el Condestable el ánimo de su real esposo´. Éste estaba muy enamorado de su joven esposa, que tiene 19 años, y él con 42  la que dobla la edad con creces. El reinado de este matrimonio fue del 17 de agosto de 1447 al 22 de junio de 1454, o sea, solo siete años. Muy joven,, pues, se quedó viuda, siendo muy triste su viudez; apartada en Arévalo (Ávila) durante cuarenta y dos  años, como lo sería la de su nieta  en Torrecillas (Valladolid) durante cuarenta y seis.  

Proceso y muerte de don Álvaro de Luna.

Consintió Juan II la caída y muerte de su valido -paso por alto los tejemanejes políticos-, y el 4 de abril Álvaro de Estúñiga detuvo al Condestable en Burgos, por  orden del rey; y fue trasladado al castillo del Portillo. Entonces su esposa, Juana Pimentel, y su hijo, Juan de Luna, se refugiaron en Escalona (Toledo) , pidiendo ayuda al papa, porque la Orden de Santiago, de la que era Gran Maestre, contaba con la protección papal. Juan II hubo de partir desde el Portillo hasta Fuensalida para sofocar la rebelión de los partidiarios del Condestable. Tras una parodia judicial, que no otra cosa fue el juicio para condenarle, fue decapitado en la plaza Mayor de Valladolid el 2 o 3 de junio de 1453. El citado historiador Opisso recrimina duramente al pusilámine monarca después de consignar que la muerte del valido fue un ejemplo de nobleza y estoicismo, expone: 
Don Juan que tan mal pago había dado a aquel a quien le debía todo, en vez de llorar a su amado favorito, solo se le ocurrió ir a poner sitio a Escalona, para llevarse proso a la viuda y al hijo del Condestable, pero todo se arregló a condición de que habían de entregarle la mitad de los tesoros y bienes de su antiguo ministro. /  Fuese por los remordimientos, fuese por otra causa más prosaica, poco sobrevivió D. Juan II al Condestable, cuya política había sido precisamente librar al Poder Real de la opresión de la nobleza.                               
 Apenas sobrevivió un año Juan II al Condestable; murió también en Valladolid, el 22 de julio de 1454, depositado en la iglesia de San Pablo, de  dicha ciudad, y  trasladado a la Cartuja de Miraflores junto a su segunda esposa y su hijo el infante don Alfonso, es decir, sus padres y hermano. Recordaré aquí que al ser restaurada la Cartuja en 2006 decidió la Dirección General de Patrimonio y Bienes Culturales de la Junta de Castilla y León se efectuara un estudio antropológico de los restos mortales del matrimonio. Éste se realizó por Luís Caro Lobón y María Edén Fernández y Suárez, investigadores del área de Antropología Física de la Universidad de León, encontrando el esqueleto de Juan II casi completo, en tanto del de su segunda esposa solamente quedaban algunos huesos.   
                                                                          
Sepulcro de los padres de Isabel la Católica
La loca de Arévalo.


La reina viuda sufrió tal impacto con la muerte de su marido que cayó en la enajenación mental, y fue confinada, junto con sus dos hijos y su madre, al castillo de Arévalo, ¡ya de por vida! Sobrevivió, cual ya indiqué, hasta 1496 y fue enterrada en Arévalo hasta su traslado a la 
Cartuja de Miraflores. Los cronistas la representan loca y paseando por los pasillos del castillo atormentada por el recuerdo, gritando: ¡Don Álvaro! ¡Dn Álvaro! Su demencia fue en aumento; ya comenté en otro artículo su negativa a que su hija le viera el rostro, que previamente a su visita se cubría, últimamente, en los cuarenta y dos años que pasó retirada en dicha villa.                                                                              
La demencia de Isabel de Portugal, de Pelegi Clavé 1885 
Parece ser un arcano saber si fue en el castillo o en un palacio ya desaparecido de la villa de referencia donde Isabel de Portugal residió durante su viudez; la mayoría de los autores hablan del castillo, mas en alguno he leído que del castillo pasó al palacio. Su hija Isabel, que, con su hermano Alfonso, pasaron varios años al lado de su madre, tomó cariño a  Arévalo, acudió alguna vez a sus fiesras y la denominaba `mi villa de Arévalo´. Pero, como queda dicho, reunió los restos de sus padres en Burgos en el citado monasterio. Era la casa real que había mandaddo efificar su abuelo, Enrique III, y que su padre concedió a los cartujos en su testamento.


Alcanzada su madre la entonces longeva edad de 68 años, llegó a conocer la terminación de la Reconquista y el descubrimiento de América, asi como las múltiples vicisitudes familiares, en lo que su enfema mente, pudiera captar. Solo la sobrevivió su hija ocho años. De "su" reinado podía recordar la experiencia de que tras ser eliminado el valido, no fueron mejores sus sucesores: el obispo de Cuenca, don Lope  Barrientos, íntimo amigo de don Álvaro de Luna, y el prior de Guadalupe fray Gonzalo de Illescas. ¿Y qué pensaría   de la viuda de quien en su locura llamaba a gritos

Doña Juana de Pimentel ( 1404-1488). 

Al conocer la ejecución de su marido rindió el castillo de Escalona. A partir de este momento ya siempre firmó como <La Triste Condesa>. Los vallisoletanos y algunos nobles le llevaron a enterrar al  convento de San Francisco, conforme en la víspera había dejado dicho a los religiosos que le asistieron. Pasado un tiempo, quien había sido su fiel servidor, Gonzalo Pacheco, se encargó de trasladarle a Toledo a la capilla propiedad del condestable, donde había de ser enterrada su mujer al morir en Guadalajara un 6 de noviembre. En 1453 la capilla aún estaba en obras y que su referida segunda esposa y, después, la hija realizaron su terminación. María de Luna estaba casada con el II duque del Infantado.  
                                                                             
Sepulcro de Álvaro de Luna y Juana Pimentel en la Catedral de Toledo
Don Álvaro de Luna estaba emparentado a través de su esposa con la alta nobleza. Juana Pimentel era hija de Rodrigo Alonso Pimentel, II conde de Benavente, I señor de Mayorga y de Villalón de Campos, y de Leonor Enriquez de Mendoza, hija de Alfonso Enriquez, Almirante de Castilla, y de Juana de Mendoza "la ricahembra" de Guadalajara. Su hermana, Beatriz Pimentel era esposa de Enrique de Trastamara, infante de Aragón, muerto, como dije, a consecuencia de la batalla de Olmedo. Según la Crónica de Halconero, contrajeron matrimonio en la primitiva iglesia del monasterio de la Consolación de Calabazanos (Palencia) el 27 de enero de 1430. Llevó como dote la villa de Arenas de San Pedro (Ávila). Residieron en el castillo-palacio de Escalona, señorio del condestable, aparte de la vida en general itinerante que imponía la política, por lo que su segundo hijo, María de Luna y Pimentel,  nació en Madrid. Fueron padrinos de ella Juan II y su primera esposa María de Aragón.


 He aquí el castillo  cedido por el rey a su valido, el cual manda construir el alcázar en el interior. A él hace trasladar sus tesoros, hecho que provoca envidia y recelo de múltiples nobles. A raíz de la decapitación del Condestable, su viuda se sublevó en él durante veinte días hasta llegar al acuerdo antes referido.    
                                                                               

Abundando finalmente en la visión de Isabel de Portugal, madre de Isabel la Católica. 
                                                                            

Juan II se enamoró rápidamente de  Isabel, obviamente coadyuvando a ello la diferencia de edad entre ambos. Isabel la Católica trasladó a su madre a l la Cartuja de Miraflores, pero a su muerte -festividad de la Asunción de la Virgen, 15 de agosto- en 1496 fue sepultada en el convento de San Francisco, de Arévalo, donde estuvo se cadáver ocho años y nueve meses (Historiador hay que comete el lapsus de exponer que su hija la traladó al ser reina. En otros errores, igualmente colosales, incurren a veces, tal como en la biografía titulada `Blanca  de Navarra. Reina prudente y peregrina´, de Jesús Tanco Lerga, que publicada en 2011 no respeta el ADN, presentado en 2008, que dio mentís al encuentro de sus restos, a la mentira de su sepulcro, del cual coloca la fotografía en la cubierta. Además de no precisar, puesto que sabido es que hay otras Blancas de Navarra.  Bueno, mil perdones por la digresión, y continuo con esta Isabel de Portugal. Sabido es, igualmente, que en la Historia de España hay alguna reina más así llamada, por consiguiente se debe dar alguna indicación de la referida). 
    
Isabel de Portugal era prima de la segunda esposa de su hijastro Enrique IV, Juana de Portugal. Siendo príncipe, se divorció en 1453 de la princesa Blanca de Navarra, hija de la mencionada y homónima reina, y siendo ya rey vuelve a casarse. Los problemas existentes en ambos matrimonios -el de Blanca y el de su  prima-  natural y lógicamente le eran conocidos, dícese que había oído las trifulcas que don Enrique tuvo con sus dos esposas debido a su imposibilidad de copular con ellas. ¿Solo con ellas? Tema es éste que acaso trate otro día Tuvieron dos Hijos: Isabel, que nació en Madrigal de las Altas Torres (Ávila) el 22 de abril de 1451, y Alfonso, nacido en Tordesillas (Valladolid) el 15 de noviembre de 1453. Criados con su madre en Arévalo hasta que, como refiere Florez Setién, 
don Enrique los recogió a palacio, cuando tuvo la reina, su mujer, el primer parto, Este rey, su entenado, la trató con veneración, poniéndola un capitan con doscientos soldados de a caballo que la sirviesen de guardias y de cuanto fuese de su agrado. La hija doña Isabel la visitaba muchas veces después de ser reina. 
En lo que atañe a la enfermedad mental de la viuda de Juan II de Castilla, se habla si fue debido al impacto de la muerte del rey, pero antes ya había dado muestras de la misma; asimismo que la muerte (¿envenenado?) de su hijo menor, Alfonso el Inocente, a la edad de 15 años, agudizó grandemente su demencia; en fin, flecos quedan en este artículo suficientes para generar otro sobre esta época y personas.    
  

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