lunes, 5 de junio de 2017

Un vistazo a LOS AUSTRIAS MENORES (Felipe III - Felipe IV - Carlos II) Tercera parte.

Felipe IV al final de su vida tuvo la zozobra de su sucesión, y viendo el estado de salud de su hijo trató de demorar la salida de su hija Margarita a Viena para casarse con con su tío Leopoldo, porque, de faltar Carlos, habría que romper este compromiso de matrimonio y casarla con un príncipe de posibilidad de residir en España. Estaba en peligro la vida del Rey y del prícipe Carlos; bueno, la de éste siempre lo estuvo, dado su estado valetudinario, y no por achaques de la edad, sino por enfermizo, delicado, de salud quebrada.  Resultaba urgente casar al príncipe de Asturias y que éste tuviera descendencia 

Cuando muere Felipe IV, el príncipe Carlos tiene cuatro año de edad, y se constituye en regente su viuda Mariana de Austria hasta la mayoría de edad del prícipe, fijada a los 14 años. 

C A R L O S  I I el Hechizado -que nunca estuvo hechizado-.

Fue declarado rey el 17 de septiembre de 1675, y cuatro años después contrajo matrimonio con María Luisa de Borbón, hija de Felipe I duque de Orleans - hermano menor de Luís XIV de Francia- y de la princesa Ana de  Inglaterra. Era, como su madre, alta y muy bella, lastimoso cotraste con su esposo. Pobre María Luisa, que hubo de echarle gran espíritu de sacrificio, tanto más al conocer esta noticia que, marqués de Villars, embajador francés, escribía a su corte: El Rey Católico es feo para causar espanto, y de mal semblante. 

                                                                       
  
Se casaron en Quintanilla, aldea a quince kilómetros de Burgoa, donde coincidieron  al salir, muy ilusionado, a su encuentro el rey. Era 18 de noviembre, oficiando el el arzobispo patriarca de la indias. Se dirigieron a Burgos. El 2 de diciembre llegaron a Madrid, al palacio del Buen Retiro. Fue muy bien acogida y de ello era merecedora, pero la anhelada sucesión no se producía. En cierta ocasión le confesó a una dama de compañía que el rey presentaba una eyaculación precoz que le impedía consumar el matrimonio. Ocurrió que ni lo uno ni lo otro tuvo lugar, por muy enamorado  que estaba de ella.  En cierto modo esta situación fue en detrimento de la reina. Véamos al respecto las siguientes líneas del P. Enrique Florez de Setien, en 'Memorias de la Reinas católicas de España': 
En aquel gran cúmulo de prendas que hacían de la reina amable para Dios y para con los hombres, solamente le faltaba los que acaso no consistía en ella. Hallábase el reino sin sucesión, y todos supiraban por que Dios se la concediese. Pasaba un año, y pasaba otro sin lograrla.; y como si esto consistiese en la voluntad de de la reina, se atrevió un poeta a instarla con la copla conservada hasta hoy en la memoria de los que la alcanzaron: 
Parid, bella flor de l
en aflicción tan extraña;
si parís, parís a España;
si no paría, a París. 

El 12 de febrero de 1688 murió de una apendicitis con peritonitis. Tras de tomar la extremaunción , recibió al Rey hablándole con gran ternura: <Muchas mujeres podrá tener Su Majestad, pero -se dice le expuso-, pero ninguna que le quiera más que yo>. -¡Ya es amor! ¿Amor de caridad?-. Su muerte afectó  grandemente al monarca, pero a los diez días del óbito hubo de aceptar la proposición del Consejo de Estado acerca de contraer nuevo matrimonio, enseñarónle las fotografías  de la princesa toscana Ana María de Médici y la de la alemana  Maríana de Neoburgo.. Él, tras fijarse en ellas, respondió: 'La de Toscana es guapa, y la de Neoburg no se puede decir que sea fea'. Volvió la vista hacia el retrato de su recién fallecida esposa y dijo: 'Esta sí que era hermosa'. 

La Neoburgo -hija de Felipe Guillermo del Palatinado, duque de Neoburgo, y de su esposa Isabel Amalia de Hesse-Darmstadt- es sobrina de Luís XIV de Francia e intervino su mujer María Teresa, hermana de Carlos II, por lo que aceptó por dar gusto a su esposa, pero sin que ello implicara la devolución de ningún territorio conquistado a España. Esta segunda esposa también poseía belleza física, pero no otra. Era alta, delgada, bien formada de cuerpo y pelirroja. Era vanidosa, egoísta y altanera. Modesto Lafuente pinta así el parecido existente entre la madre del monarca con su segunda mujer, suegra y nuera:
  
Por si algo faltaba al cuadro lastimoso que presentaba la corte, vino a darle más subido color la reina María Ana de Neuburg, segunda esposa del rey, altanera antojadiza, codiciosa, entremetida en negocio, y enfermiza además. Vióse, pues, el infeliz Carlos colocado entre dos reinas , ambas alemanas, ambas dominantes y soberbias, ambas caprichosas y avaras,dadas las dos a la intriga y al enredo. 
Va de validos.
 
Mariana de Austria inició la regencia teniendo por valido a Juan Everondo Nithar, que había sido su confesor, con él vino a España. Había nacido en el Tirol (Austria) en 1607, pertenecia a la Compañía de Jesús, y, de profesor en Gante, pasó a confesor de la duquesa Mariana. En España fue nombrado inquisidor general. Se le expulsó con el cargo de embajador de Roma En 1672 ascendió a cardenal, y murió en 1681. Se ha dicho de él que era de dudoso talento y de gran presunción; como gobernante fue impopular, pero honrado, podía hacer alarde, y no dejaba de hacerle, de haber salido de España tan pobre como entró.

A la privanza del fraile alemán sucedió la de Fernando Valenzuela, un hidalgo que pasó a la corte como paje, captando la confianza de la reina que le fue encumbrando hasta nombrarle ministro, árbitro de todo. No faltó el título nobiliario de marque Mirasierra. Al subir al trono Luís XIV lanzó contra los Países Bajos medio millón de soldados, dirigidos por los generales Turena y Condé que se apoderaron de una importante provincia. Epaña trató de recuperar el Franco Condado uniéndose a Holanda, a la que también hacía la guerra el rey francés. Medió Inglaterra, y entonces, Francia aceptó la paz de Aquisgran, devolviéndonos el Franco Condado. No tardaron mucho los franceses en romper hostilidades y volvieron a apoderarse  del Franco Condado, pasando seguidamente a Cataluña a la vez que sublevaban Sicilia; España tuvo que pedir la paz. En esta paz de Nimega, ya firmada por el nuevo valido Juan de Austria, ha de renunciar definitivamente al Franco Condado. 

Por entonces llegó a la mayoría de edad Carlos II , y la nobleza gestionó con el nueo monarca la destitución del valido y alejar de la corte a la reina madre. Valenzuela fue preso en El Escorial -en él se había ocultado mientras durante la conjuración- y luego desterrado a Flipinas por diez años; acabada la condena, quisó volver a España, fue a parar a Nueva España (México) ,donde murió de una caída de caballo, según unos, de una coz, según otros.  La reina madre desterrada a Toledo, encargándose don Juan José de Austria de gobernar el Estado. 

Sobre él recaía el fracaso de Portugal, pero había puesto fin victoriosamente a la guera de Cataluña. Liredaba la oposición a la Regente, motivó la cada de Valenzuela y se eigió en primer ministro. A pesar del descontento que llegó a causar, y que le hizo perder en gran parte el apoyo popular, se mantuvo en el poder hasta su muerte, acaecida el 17 de septiembre de 1679 a los 50 años de edad. Tuvo varios cargos militares y políticos. La decepción del pueblo estribaba en las malas cosechas, el hambre y brotes de peste. A su muerte estuvo expuesto durante tres días en el Alcázar Real, y el Rey dispuso que se le embalsamase y diera sepultura en el panteón real de El Escorial.                                                                           
                                                                            
La enfermedad y muerte, que lleva inherente la destrucción de los Austrias. 

A los Austrias les destruyó la endogamia, la cual, en cambio, les fue conveniente para la defensa de su imperio. 
                                                                     
El sexo entre primos, tíos, sobrinos... , presentó en ellos taras y desembocó en ese engendro humano que fue Carlos II.  El historiador francés Francisco Augusto  Mignet, el célebre autor de 'La Historia de la Revolución francesa desde 1789 hasta 1814' -editada en 1824 y traducida nada menos que a veinte idiomas-, pasando revista a nuestros reyes austriacos, dice que 'Carlos I fue general y rey, Felipe II solo rey, Felipe III y Felipe IV ya no supieron ser reyes, y Carlos II ni siquiera fue hombre. Con referencia a los retratos que de ellos hay en el Museo del Prado, dice Louis Viardot: 'Contemplando  aquella galería se reconoce En Carlos V la penetración fina, la voluntad obstinada, la fuerza tranquila; en Felipe II la celosa suspicacia; la voluntad poderosa aún, pero astuta y vengativa; en Felipe III el conato de voluntad, pero incierta, insuficiente, el querer sin poder; en Felipe IV la debilidad indolente; y en Carlos II la imbecilidad. Claro está que la opinión de este escritor hispanista puede adolecer de alguna tendenciosidad como francés que también es; lo consigna en su libro 'Los museos de España' -1852-. Se equivoca al atribuir a Carlos III la creación del Museo de pinturas, ya que se debe a Fernando VII y su segunda  esposa Isabel de Braganza -prima también, que la endogamia no la dejaron de la mano los Austrias ni los Boorbnes-,  ella encontró documentos de Carlos III bajo tal idea. No llegó a ver terminada su obra, pues murió en 1818 y la zona inicial del mismo se inauguró el 19 de noviembre de 1819. 

No adelantemos cronología, sigamos en el reinado de Carlos II de España. La causa o motivo genérico de eliminación de esta dinstía en España es, reiteramos, los matrimonios entre familiares. Ello desembocó en el nacimiento de una persona de tan mala anatomía y fisiología como el referido. Leyendo el resultado de su autopsia no se explica que pudiera vivir treinta y nueve años. tanto menos acosándole vejez prematura hacia los treinta.. Su autopsia dice: 
En la autopsia, según escritos que se hicieron. "apareció el corazón muy pequeño, del tamaño de un grano de pimienta, los pulmones corroídos, los intestinos putrefactos y gangrenosos, en el rión tres grandes cálculos, un solo testículo, negro como el carbón y la cabeza llena de agua.  
Para orientarnos acerca de su patología es interesante el escrito de Ángel arcía-Escudero, A. Arruza Echeverría, J. Padilla Nieva y R. Puig Giró, del Servicio de Urología, Hospital Arnau de Vilanova, Lerida, España. 
Deducimos que pudo presentar un hipospadias posterior que junto con la monorquia y testículo atrófico hace pensar que presentó un estado interintesexual con genitales ambiguos. Su fenotipo físico inclina más hacia un hemafroditismo verdadero y sobre todo un varón XX, que hacia un síndrome de Kinefelter que ha sido el más atribuido Es probable su asociación con un síndrome X frágil. Monorreno congénito muy posiblemente, su muerte se debió a una insuficiencia renal crónica, producida por una glomerulopatia  o una nefropatía intersticial a consecuencia de una litiasis tenal más infecciones del tracto urinario que recidivantes. 
Cuán gran servicio haría aquí hoy día someter su restos a la prueba de ADN, que los urólogos no dejan de apuntar, así como que 'fruto de una reiteradda política matrimonial endogámica, feneció en 1700 la dinastía de los Habsburgos en España, encarnada en Carlos II, un monarca pluripatológico. 

Ante la perspectiva de la extinción de la dinastía de los Austrias, surge en 1668 el tratado secreto entre Leopoldo I de Austria y Luís XIV de Francia sobre el reparto de la monarquía hispana en caso de muerte sin herederos de Carlos II. Para evitarlo decidió el Rey dejar por heredero al a un hijo del Elector de Baviera, pero murió este príncipe y entonces se volvió a la dificultad habida. En tal caso, en vez de consultar al país mediante las Cortes, tomó la decisión de solicitar el parecer del Papa -Inocencio XII-, que le dió favorablea la Casa Borbón. El cardenal Portocarrero le acosó en este sentido, y ya hizo segundo testamento dejando todos sus Estados a Felipe de Borbón, duque de Anjou, nieto de Luís XIV. Dejó buena renta a su esposa, mas ésta, claro es hubo de sufrir con Felipe V alejamiento de la Corte; fue enviada a Toledo antes de que él entrada en Madrid, en plena Guerra de Sucesión. Estuvo en el Alcázar, mejorando algo su situación al casarse Felipe V en segundas nupcias con Isabel de Farnesio, que era su sobrina -hija de suhermana Dorotea Sofía, duquesa de Parma. En 1739 regresó a la Corte. Anciana y enferma se trasladó a Guadalajara, Palacio del Infantado, falleciendo el 16 de julio de 1740. Fue llevada a enterar a el Monasterio de El Escorial  

Disculpa del articulista.            

Opino que, salvo laguna de las que soy consciente, y por aquello de que 'quien mucho abarca, poco aprieta' he complido con una panorámica amplia y compleja en movimientos políticos-belícos, que, dicho sea de paso, no hablan muy favorablemente, que digamos, de la humanidad -¡siempre la guerra y el prosperar a costa de destruir al otro!-. En suma, y según indica el título, echar un vistazo.Con todo, este artículo, de ser publicado en papel, tendría que ocupar dos o tres número de un perióco, experiencia que me es bastante conocida, o tratarse de una revista especializada.       

       

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