El hombre encuentra a Dios detrás de cada
puerta que la ciencia le abre.
– Einstein -
A lo que parece dicho
pueblo segoviano se rebela a hallar a Dios de esta manera: cuando la ciencia presenta
la verdad.
Un cura párroco no
puede admitir la mentira científicamente probada que se desliza en en el
recinto de su iglesia parroquial. Primero, como ya vine diciendo por activa y
por pasiva, tenía o afectaba desconocimiento del tema –le documenté con mucho
gusto-, y cuando así no pudo hacerlo y
persistí en que haga cuanto esté a su alcance para erradicar tan vergonzosa
mentira que se desliza en el templo salió por las peteneras a que he hecho
referencia en mi artículo anterior (“Santa María la Real de Nieva y su bochornosa
mentira’), exponiéndome, de paso, que no me dirija a él con tal solicitud sino
a presidente de la Junta.. Tal
proceder que me sugiere está también a su alcance y obviamente, por su cargo, le afecta más que
a mí. Yo puedo alegar, y alego, este verso de Terencio que expresa un
sentimiento de solidaridad humana: Homo sum,
humani nihil a me alenum puto, hombre soy,
nada humano me es ajeno. Pero además que amo la Historia y, por otra
parte, detesto la mentira en la
Vida y en la
Historia, que, como es sabido, el médico e historiador, de
gran relieve en ambos campos, Marañón ve
como dos caras de una misma medalla.
Si constituye gestión
previa para tapar la inscripción de un sepulcro que se exhibe como de Blanca I
de Navarra tras, como digo, haberlo desmentido la ciencia, exponérselo al
presidente de la Junta
de la Comunidad
correspondiente, no sé porqué él se ha cruzado de brazos a lo largo de ocho
años. Él y/o el alcalde. El presidente de la Junta de Castila y León, como cualquier otro
presidente autonómico en el mismo caso, no había de negarles tal petición, no
iba a obligar a ambos, en particular, y al pueblo, en general, a que se
continuara mintiendo y haciendo el ridículo. Si lo uno es malo, lo otro, peor.
Yo no puedo concebir tal proceder en persona que ostente tal cargo., y por
extensión en cualquiera con un mínimo de sentido común, porque ¿a qué se debe
ir contra la ciencia? Evidentemente a
necedad,..no puede ser a quien arda bien de meollo y de nobleza de espíritu, a
quien es honroso, estimable, que no deshonrado, vil. Razón ésta por la que me
resulta sumamente abstruso que se dé este caso en personas como las citadas,
que son dignas y, por otro lado, si no sienten atracción por la Historia, debieran estar
al tanto de las noticias aparecidas en la prensa referente a este hecho.
Como sabe quien conozca mi blog, primero me
dirigí al alcalde, y éste, lejos de aceptar la verdad, me respondió saliéndose
por la tangente alegando que ‘es posible que sea un expolio’ pero a él y a su
corporación les interesa más los asuntos
de vivos y son muchos, de esta clase, los que tienen que atender (sic). Asimismo me expuso que en su día fue una
cuestión batallona, y esto, de cuanto me tiene expuesto, es lo único serio.,
positivo. El alcalde de Santa María –in illo tempore, o sea, el anterior- tuvo un
motivo noticioso más: le fue propuesto el análisis de los restos del sepulcro,
pero la empresa se fue al traste debido a la crisis. Digo yo que algo sabrá de
ello el actual alcalde. Yo también conozco a quién la líder del Proyecto Poblet
–ella me lo refirió- atribuye los restos que con enorme descaro histórico se
exhiben como de Blanca I de Navarra.
Los restos de doña Blanca fueron reclamados por Navarra.
Fue, en efecto, una
cuestión batallona, existió lite entre los navarros y los castellanos, éstos
defendían que los restos mortales quedasen en la iglesia de Santa María la Real de Nieva donde fueron
enterrados –con carácter provisional, esto sí, pero cayeron en el abandono de
no trasladarlos- y aquellos reclamaban
llevárselos, basándose en la disposición testamentaria
de la reina de ser
enterrada en iglesia de Santa María de Ujué. El pleito se truncó con la aparición de la
prueba de ADN mitocondrial. Hasta entonces se mantuvo el equívoco que se inició
con la suposición –que no afirmación- del dictamen dado por los estudios
antropológicos del profesor José Manuel Reverte Coma –dictamen que comento en
otros artículos- y que sirvió como espoleta a la santamarieña Carmen Muñoz
García, por aquel tiempo letrada de las Cortes castellano-leonesas, para
sustentar una tesis tratando de hacer pensar –no existió nunca, no podía existir,
una demostración categórica- de que los restos pertenecían a Blanca I de
Navarra. Cuando regresaron a Santa María, tras el examen, dichos restos, la
referida llevó la voz cantante en la sencilla ceremonia que se hizo, y se
depositaron en el arcosolio.
El 8 de abril de 1995 ‘El
País’ daba así la noticia:
El
próximo miércoles, a las diez y media de la mañana, los hasta ahora pretendidos
restos de Blanca de Navarra volverán al lugar donde han reposado, durante más
de 500 años. El titular de la Dirección
General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, Carlos de la Casa, manifestó en Valladolid
que “los restos arqueológicos encontrados en esta comunidad no saldrán de
Castilla y León”. La petición de traslado de los restos humanos se cursará,
según el consejero de Cultura del Gobierno navarro , Jesús Javier Marcotegui,,
“cortésmente y apelando a la sensibilidad de Castilla y León, pero siempre en base al consenso entre ambos
gobiernos autónomos”.
Esto ya era cortesía.
Consigna la noticia algo archisabido, y es el respeto al testamento de la reina
expresando su voluntad de ser enterrada en la iglesia de Santa María de Ujué,
en Navarra.
Un hecho inaudito.
Simultáneamente a
emitirse el resultado del estudio genético del Príncipe de Viana –y de ello me
he quejado más de una vez porque es algo que clama al cielo- un santamarteño, a
quien el alcalde anterior nombró cronista de la villa, publicó un artículo
titulado: ‘Los restos de Blanca de Navarra descansan en la iglesia parroquial’.
Condenable proceder si era por ignorancia, y aún más execrable si había llegado
al autor de tal engendro la noticia de la presentación en Poblet del referido
estudio que había de dilucidar y dejar
inequívoco si tales restos pertenecían o
no a la madre del Príncipe de Viana. ¡Y
su alcalde Eusebio García González se quedaría tan pancho!
Tampoco parece –y este
podría ser un segundo hecho sorprendente por insólito, escandaloso y
vituperable- haberle afectado gran cosa haber
dejado al Ayuntamiento, tras cuatro legislaturas en el mismo, con las
arcas municipales tan deterioradas que se hizo necesario pedir al Gobierno un
rescate de 450.000 euros. Para mí es algo inexplicable habida cuenta de que el
área urbanística del pueblo creció notablemente en aquellos años, y sabido es
que al pasar un terreno de agro a solar el Ayuntamiento se lleva un pellizco. Incuestionablemente sería cosa de no taparle
si hubo corrupción cual se murmura. Enciso aparte continúo con la mentira que
parte de él y del cura anterior, José María Martínez Nieto, el cual cesó unos
seis años después de la obra de la iglesia –efectuada en junio de 1994- que dio
lugar al encuentro de los restos.
Es cretinismo,
imbecilidad, mostrar que se ignora lo que es archisabido y está demostrado, ya
no digamos llevar la contraria. Yo no me explico, ni se explica nadie de
cuantos conozco, la rebeldía del alcalde, del cura y quienes les siguen a no acatar
el dictamen de la ciencia. Dice Federico
Schiller que ‘contra la estupidez, los
propios dioses luchan en vano’- No puedo calificar, ni califico, de
imbéciles a los referidos, pero si exponer mi sorpresa por el valor que le echan.
Me hace recordar el reproche que en el Tenorio, de Zorrilla, hace a Don Juan el
capitán Centellas cuando invita a cenar en su casa al Comendador: Don Juan, esto no es valor; locura, delirio
es. / Como lo juzguéis mejor; yo cumplo así. (Escena Vl, Don Juan, el
capitán Centellas y Avellaneda, final del acto primero).
El ejemplo que se
está dando con no tapar la falsa inscripción del sepulcro y no eliminar de la
página WEB del Ayuntamiento las líneas que sostienen la autenticidad del mimo,
sí que es locura y delirio. Algo más, y peor, sería sacar a esta mentira
beneficio económico, pues hay quien me asegura que origina turismo. No lo sé de visu; cierto es que la iglesia y el
claustro bien merecen la visita de los estudiosos del Arte. Es lo que queda, y
poco más, del monasterio que fue. Yo hasta aquí he venido luchando en vano para
hacer que Santa María la Real
de Nieva, sus representantes, civil y eclesiástico, acepten la ciencia, que,
obviamente, deja sin valor las disquisiciones, cabalas y conjeturas de Carmen
Muñoz, Felipe Molinero y de cualquier otro., y han de dar su brazo a torcer, o
sea,’rendirse, desistir de su dictamen o propósito’.
Se actuó con ligereza,
irreflexión, primeramente, pero después... Continuaré
echando en cara una conducta indebida –en su acepción de ‘ilícita, injusta y
falta de equidad’- que incurre de plano,
nada más claro y manifiesto, en la obstinación del inicial error, lo que es de vergüenza ajena al no caber la mentira. Tanto más esta conducta,
sumamente vituperable, se consolida, es definitiva y estable, cuanto se hacen vídeos anunciando que el
sepulcro de Blanca I de Navarra se encuentra en la susodicha localidad
segoviana. En ese sepulcro de la mencionada reina medieval no está de ella más
que el nombre. Y lo sabe el cura, el alcalde y el sursuncorda.
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