sábado, 5 de abril de 2014

El afán de continuar instalados en la mentira y en el silencio

 Estamos aviados con los políticos tan dados a fabular, inventar, imaginar tramas o argumentos. No se puede decir que no tengan imaginación, pero no acompañada de inteligencia, y, desde luego, calenturienta. Ahora se está mintiendo, y encima torpemente, respecto al libro "La gran desmemoria - Lo que Suárez olvidó y el Rey prefiere no recordar", de Pilar Urbano. Se alega que es una operación contra las instituciones, pero la sociedad lo rechaza de plano. Citaré, por ejemplo, como muestra, a Jiménez Losantos. 
Una operación de qué, ¿de la Reina? Porque Pilar Urbano es amiga de la Reina, es de las personas que tien entrada en La Zarzuela. ¿Qué desetabilización, de qué instituciones? Yo les voy a decir a estos señores qué desestabiliza las instituciones. Corromper la Justicia para que la hija del Rey no vaya a la cárcel, eso desestabiliza las instituciones. Que Zapatero esté liquidando en régimen de la Transición, pactando con la ETA y con el separatismo catalán, y que el Rey no haga nada.Eso desestabiliza la nación y el  Estado. Y que el Rey ahora, en pleno separatismo catalán, en el m ensaje de Nochebuena sea incapaz de decir unas palabras sobre el reto separatista catalán. [...] ¿Qué ha  desetabilizado la institución? La corrupción. Y creen que con esta notita van a salvar el hon or del Rey. ¿Pero qué honor, el de Corina, el de la Reina, el de Botsuana, el de Arabia Saudí, qué honor, per de qué honor nos hablan?
En cuanto al biografiado sustenta, y en ello también somos de la misma opinión. 
¿Suárez? Pero si Suárez es el que queda bien en el libro, queda como una víctima. Que luego Suárez volvió a ser amigo del Rey, por supuesto, porque a Suárez le convenía y al Rey también. Y Suárez era un político en su cero de la políca, decían. Entonces, claro, el Rey le da una legitimidad que, por otra parte, le venía bien para hacerse perdonar la Operación Armada. 
Después sostiene que no hay en España institución que se encuentre libre de la sospecha de la corrupción. Entra en la salida extemporánea de Marcelino Oreja, la cual ridiculiza por lo que tiene de absurda, solidarizándose, dicho político, con la Casa del Rey. 

Bueno, aun cuando haya transcrito una parte del vídeo, titulado "Zarzuela al frente de la campaña contra Urbano",  le insertaré.
 
  
 Abundando en la osadía que se le está echando al 23-F, la citada figura de LD expone: Si no existe la Operación Armada, ¿tampoco existe Corina? 

Nada nuevo bajo su etiqueta.

Lo que puede contar -aún no he leído el libro- Pilar Urbano no es tema primicia, existe sobre una veintena de ellos comentando. Entre los recientes está "El golpe de Cesid" -2006-, de Jesús Palacios; también del mismo año "Mi 23-F: historia de un maletín", de Gil Sánchez-Valiente Portillo. Aunque queda, como otras publicaciones muy atrás, o sea, proxima al acontecimiento, citaré, por su tenaz lucha contra el rey con varios libros al mismo efecto, al coronel, ex profesor de la Escuela Superior del Ejército, Amadeo Martínez Inglés, que muy bien conoce la trayectoria de don Juan Carlos de Borbón y Borbón. 


 Un libro a considerar también importante es este del ilustre catedrático de Historia, 
                           


Pero ahora salen diciendo en La Zarzuela que el libro de Pilar Urbano "es pura ficción difícil de creer". Ni siquiera se han percatado de que es asunto muy tratado. Esto sí que resulta difícil de creer, que tales señores no hayan tomado conciencia de ello. En fin, como dice el citado Jiménez Losantos, "si no existió la Operación Armada, ¿tampoco existió Corina?"


Subrayo la totalidad de su vídio, así titulado, corroboro las siguientes lías que son de cajón: Todo el mundo sabe que la "operación Armada" existió y que fue el Rey el que la puso en marcha (...), ahora dicen: no existió la "operación Armada". ¿Pero ustedes qué dicen? ¿Cómo que no existió la "operación Armada"? ¿Y Corina tampoco existió? ¿No existe tampoco Urdangarín? ¿No existe la Infanta Cristina? ¿Nadie robó nunca nada? 

La postura, actitud, adoptada por Juan Luís Cebrián, lo de que "hay que acabar con el marasmo de opinión que se tiene en España", es visible estulticia, él, efectivamente, no tiene que marcarnos lo que hemos de pensar respecto al Rey ni a nadie, ni a nada, ¡qué sentido de la democracia! Ésta, obviamente, ha de fallar a cada paso en una monarquía. 

Aunque se trate de reyes no ya de la Edad Media sino aún después -Luís XIV de Francia, el Rey Sol, decía: El Estado soy yo"- llevan en la masa de la sangre el absolutismo; como dice Thomas Jefferson, tercer presidente de los Estados Unidos, "no hay rey que, teniendo fuerza suficiente, no esté siempre dispuesto a convertirse en absoluto".  

Salen diciendo estos negadores que son leales al Rey, y ya hemos oído en el vídeo que Federico les responde: Sean leales a España si tienen decencia. ¿A quienes son leales? ¿A quién? ¿A Putin? ¿A Urdangarín? ¿Al juez Castro? Seguro -pienso yo- que al juez Castro, no. ¿Qué es esto de la lealtad? La lealtad a los Reyes es una cosa de la Edad Media. Aquí la lealtad es la nacion. Por supuesto, y no puede haber lealtad a la nación, al pueblo, búsqueda de justicia social, si esta situación de ruina permanece. Ya se ha dado la fórmula: Autonomías = corrupción + gasto público x 17. Crear políticos y con ellos corrupción, -fundiéndose políticos, empresarios y banqueros, algunos disfrutaron de las tres cosas a la vez- es el distintivo del reinado de Juan Carlos I. Entre tanta basura, incluidos los contratos basura -huelga decir que no son para ningún político ni para la familia real- la triangular política existente desde la transición va de cráneo, ¡y en esta coyuntura de situación muy comprometida, de difícil solución, ha surgido el libro de Pilar Urbano. No es ciertamente para amenizar la espera de la infanta Cristina en cuanto a la decisión del juez Castro respecto a ella. Bueno que, como dice Shakespeare, apub "Hamlet", "las desgracias, nunca vienen solas, sino en batallones". Le va a la familia real española el proverbio español que dice: "Quien bien tiene y mal escoge, del mal que le venga que no se enoje". 
                            

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