Estos fueron sus presidentes y en este orden. Si efímero fue tal régimen político, también de corta duración ha de ser la presidencia de ellos cuatro. El barcelonés Estanislao Figueras, abogado, fue presidente del 12 de febrero de 1873 al 11 de junio del mismo año. Francisco Pi y Margall, abogado, filósofo y escritor, también de Barcelo, presidió del 11 de junio al 12 de junio. Nicolás Salmerón, almariense, filósofo, estuvo de presidente mes y medio, dimitiendo antes que acceder a firmar unas condenas de muerte. Emilio Castela y Ripoll, de Cádiz, que estudió Derecho y Filosofía en la Universidad de Madrid, fue presidente desde el 7 de septiembre al 3 de enero de 1874. La República cronológicamente no dio más de sí.
De ellos, y sus vicisitudes en el gobierno, habla el político y biógrafo Álvaro de Figueroa y Torres, conde de Romanones, en su libro "Los cuatro presidentes de la Primera República española". De la mucha bibliografía que hay sobre este calamitoso periodo histórico, elijo la pintura que del mismo hace Juan Eslava Galán en su "texto" de "Historia de España contada para escépticos:
La Primera República fue una ficción que duró medio año. No es que fracasara, es que sólo existió sobre el papel, porque el poder siempre estuvo en manos de generales de uno u otro signo.
Efectivamente aquel siglo es el del mangoneo de los generales, véamos lo que escribe sobre este particular el catedrático de la Universidad Complutense y académico de la Real Academia de la Historia, Jesús Pavón y Suárez de Urbina (1902-1976) en "Narváez y su época", que lleva una introducción de Carlos Seco Serrano.
"El Régimen de los Generales" -si se quiere el reinado de Isabel II- es el periodo menos estudiado -menos seriamente estudiado- de toda nuestra historia contemporánea. La Guerra de la Independencia y la Guerra de los Siete Años -todas las guerras carlistas- contaron siempre con un esfuerzo hitoriográfico que respondía a diversos motivos. La historia del reinado de Fernando VII está siendo, actualmente, sometida a revisión radical por dos escuelas de historiadores. Los hombres de la I República -Pí y Margall, Castelar- cuentan con estudios importantes y recientes. [...] La segunda República, entre las memorias de sus propios personajes y los estudios ajenos, goza hoy de una gran atención. El reinado de Isabel II -"el Régimen de los Generales"- constituye una excepción, pese a los raros y excelentes estudios producidos, que no estorban la afirmación.
Basta abrir un texto de Historia de España, o de tener una base en la misma, para ver, como señala nuestro historiador se caracterizó aquella época "por la abundancia y predominio de los militares en la vida pública.
Retomando a Eslava Galán y en el punto que le dejamos, he aquí la pincelada que da sobre el desarrollo y muerte de la I República.
Cundieron la anarquía y el desorden. Los elementos conservadores y moderados capitalizaron el descontento del ejército, que se sentía agraviado, y lo atrajeron a la oposición. El 3 de enero de 1874, Castelar, presidente del poder ejecutivo, resultó derrotado en las Cortes durante una moción de confianza y dimitió. El impetuoso general Pavía, que le debía el puesto de capitán general de Castilla la Nueva (eran amigos y paisanos y estaban en connivencia), entró en las Cortes, (sin caballo blanco, Sr. Eslava Galán, como difunde falsa anécdota), con numerosos guardias civiles y las disolvió manu militari. Después le entregó el poder al general Serrano para que formase un "gobierno de salvación".
Como refiere Augusto Martínez Olmedilla, autor teatral, novelista y biógrafo, en su biografía "José Echegaray (el madrileño tres veces famoso) en la que estudía el último cuarto deñ siglo XIX:
Las Cortes fueron convocadas para el 2 de enero de 1874. Después de una sesión tan borrascosa como larga, en la que Castelar hubo de oír toda clase de insultos, se procedió a una votación, quedando el Gobierno derrotado. A poco, la fuerza armada penetra en el Congreso. Una descarga de fusilería resuena en el pasillo. Varios soldados irrumpen el salón de sesiones y encañonan a los diputados, que huyen ante la fuerza del razonamiento. La República estaba vencida. Se ha traicionado a Castelar por haber traicionado sus ideas. No hay tal. En más de una ocasión, el gran tribuno dijo: "Soy demócrata, soy republicano; pero antes que nada soy español, y he de anteponer a todo mi amor a España".
Este "cuadro" es similar a este otro:
Predecesor de Castelar.
Se implantó la primer dictadura; la segunda fue la del general Miguel Primo de Rivera, a quien Alfonso XIII llamaba "mí Mussolini", y la tercera la del general Francisco Franco. No dejó de pasarle factura al hijo de Alfonso XII su torpeza y cobardía de admitir una dictadura, se lo profetizó su madre, María Cristina de Habsburgo-Lorena, que, por fallecer en febrero de1929, se libró de ver y sufrir el derrocamiento de la monarquía.
Elegido fue Francisco Serrano y Dominguez, primer amante de Isabel II, llamado el general bonito, duque de la Torre, y conde consorte de San Antonio al casarse con su prima hermana, la bellísima cubana Antonia Domínguez y Borrell. Ella contaba 19 años; él casi cuarentón.
Bajo la dictadura republicana del general Serrano hubo de solucionar problemas de separatismo en Cataluña, Málaga, Cádiz, Sevilla, Cartagena, mientras tanto el carlismo triunfaba en el Norte, en Cuba se acentuaba el separatismo. Si la labor política de Serrano fue optima, no lo fue menos la de su ministro de Hacienda: Echegaray, creador del Banco de España, él sacó al país de una crisis económica con algún parecido a la que pademos, "los contribuyentes, esquilmados, no pdían con más carga. El hambre se extendía por doquier. Era España un país en quiebra". Léase al respecto las páginas que a esta crisis, salvada por Echegaray, dedica su mencionado biógrafo. Vale la pena. No me detengo en ello al no incumbir a mi proposición u opinión, que no es otra que la de ser ecuánime, ver con imparcialidad de juicio el régimen republicano.
Desmiramiento y desfiguración de la República.
Es salir por peteneras atribuir a la República, ya a la segunda, ya a la primera, defectos que no tiene, que no le son imputables, sino a la sociedad que encontró y en la que no pudo fructificar. República, es según el DAE, "res-publica, la cosa pública, organización del Estado cuya máxima autoridad es elegida por los ciudadanos o por el Parlamento para un periodo determinado. No hay que aceptar más allá de su sentido irónico la acepción de "lugar donde reina el desorden".
En nuestros días en que hasta la familia real ha caído en la corrupción, es grato recordar que los cuatro presidentes de la primera República fueron de una honradez plena: "Así se dio el caso -apunta, entre otros autores, el citado Martínez Olmedilla- que Castelar, dueño de España durante su prepotencia, tuviera que vivir a punta de pluma hasta el fin de sus días; Salmerón, atenido al sueldo de catedrático; Pi y Margall, con el modesto producto de su bufete. ¿Ha ocurrido esto con los presidentes, ministros, directores generales, e incluso políticos de menor cuantía, en la monarquía que temos? Trinque de algunos aparte, se subieron el sueldo un 27% en plena crisis. De alguna manera -muy mala, por supuesto- no deja de tener explicación que tanto los populares como los del Partido Socialista Obrero Español cierren filas en defensa de la monarquía en que alternativamente gobiernan. Que yo sepa, Pablo Iglesias, su fundador -también de la Unión General de Trabajadores- no era monárquico, más bien marxista.
Se implantó la primer dictadura; la segunda fue la del general Miguel Primo de Rivera, a quien Alfonso XIII llamaba "mí Mussolini", y la tercera la del general Francisco Franco. No dejó de pasarle factura al hijo de Alfonso XII su torpeza y cobardía de admitir una dictadura, se lo profetizó su madre, María Cristina de Habsburgo-Lorena, que, por fallecer en febrero de1929, se libró de ver y sufrir el derrocamiento de la monarquía.
Elegido fue Francisco Serrano y Dominguez, primer amante de Isabel II, llamado el general bonito, duque de la Torre, y conde consorte de San Antonio al casarse con su prima hermana, la bellísima cubana Antonia Domínguez y Borrell. Ella contaba 19 años; él casi cuarentón.
Bajo la dictadura republicana del general Serrano hubo de solucionar problemas de separatismo en Cataluña, Málaga, Cádiz, Sevilla, Cartagena, mientras tanto el carlismo triunfaba en el Norte, en Cuba se acentuaba el separatismo. Si la labor política de Serrano fue optima, no lo fue menos la de su ministro de Hacienda: Echegaray, creador del Banco de España, él sacó al país de una crisis económica con algún parecido a la que pademos, "los contribuyentes, esquilmados, no pdían con más carga. El hambre se extendía por doquier. Era España un país en quiebra". Léase al respecto las páginas que a esta crisis, salvada por Echegaray, dedica su mencionado biógrafo. Vale la pena. No me detengo en ello al no incumbir a mi proposición u opinión, que no es otra que la de ser ecuánime, ver con imparcialidad de juicio el régimen republicano.
Es salir por peteneras atribuir a la República, ya a la segunda, ya a la primera, defectos que no tiene, que no le son imputables, sino a la sociedad que encontró y en la que no pudo fructificar. República, es según el DAE, "res-publica, la cosa pública, organización del Estado cuya máxima autoridad es elegida por los ciudadanos o por el Parlamento para un periodo determinado. No hay que aceptar más allá de su sentido irónico la acepción de "lugar donde reina el desorden".
En nuestros días en que hasta la familia real ha caído en la corrupción, es grato recordar que los cuatro presidentes de la primera República fueron de una honradez plena: "Así se dio el caso -apunta, entre otros autores, el citado Martínez Olmedilla- que Castelar, dueño de España durante su prepotencia, tuviera que vivir a punta de pluma hasta el fin de sus días; Salmerón, atenido al sueldo de catedrático; Pi y Margall, con el modesto producto de su bufete. ¿Ha ocurrido esto con los presidentes, ministros, directores generales, e incluso políticos de menor cuantía, en la monarquía que temos? Trinque de algunos aparte, se subieron el sueldo un 27% en plena crisis. De alguna manera -muy mala, por supuesto- no deja de tener explicación que tanto los populares como los del Partido Socialista Obrero Español cierren filas en defensa de la monarquía en que alternativamente gobiernan. Que yo sepa, Pablo Iglesias, su fundador -también de la Unión General de Trabajadores- no era monárquico, más bien marxista.
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