domingo, 14 de julio de 2013

La Monarquía en España no tiene futuro

Sumamente difícil que doña Letizia Ortiz, de Borbón, y el príncipe Felipe lleguen a reinar.  
                                                          


Malos tiempos corren, y con progresivo empeoramiento, para la continuidad de la institución,  aunque se diga que el momento de la sucesión puede ser crucial, porque ya ha calado muy hondo 

sus malditos negocios radicalmente prohibidos por los cánones de monarquía constitucional. La Constitución Española, que dicho sea de paso sirvió como puerta de entrada a esta monarquía impuesta por la dictadura como su sucesión, marca en su artículo 62 las funciones del Rey, que paso a transcribir: 
Corresponde al Rey:
a) Sancionar y promulgar leyes.
b) Convocar y disolver la Cortes Generales y convocar elecciones en los términos previstos por la Constitución.
c) Convocar a referéndum en los casos previstos en a Constitución.
d) Proponer el candidato a Presidente de Gobierno y, en su caso, nombrarlo, así como poner fin a su funciones en los términos previstos en la Constitución.
e) Nombrar y separar a los miembros del Gobierno, a propuesta de su Presidente. 
f) Expedir los decretos acordados en el Consejo de Ministros, conferir los empleos civilesy militares y conceder honores y distinciones con arreglo a las leyes.
g) Ser informado de los asuntos de Estado y presidir,a estos efectos, las sesiones del Consejo de Ministros, cuando lo estime oportuno, a petición del Presidente del Gobierno.
h) El mando supremo de las Fuerzas Armadas.
i) Ejercer el derecho de gracia con arreglo a la ley, que no podra autorizar indultos generales.
j) El alto Patronazgo de las Reales Academias.

No es poco lo que se le concedió, y lo que tiene de falta de lógica e irónica la política, no se le concedía tanto, fue ampliado a instancia de un destacado falangista. En el artículo 63 se dice:

1. El Rey acredita a los embajadores y otros representantes diplomáticos. Los representantes extranjeros en España están acreditados ante él.
2. Al Rey corresponde manifestar el consentimiento del Estado para obligarse internacionalmente por medio de tratados, de conformidad con la Constitución y las leyes.
3. Al Rey corresponde, previa autorización de las Cortes Generales, declarar la guerra y hacer la paz.       

En el apartado g hay anfibología, ¿tiene el Rey que presidir las sesiones del Consejo de Ministros cuando lo estime oportuno o es a petición del Presidente del Gobierno. 

España no siente la monarquía, ha sido impuesta y punto. Pudo ser en su momento el mal mejor, pero he aquí al día de hoy lo que ha traído el reinado de Juan Carlos I. Ha gobernado una especie de triunvirato -el rey, el PSOE y el PP- que válgame Dios al extremo que ha llevado a España. Hoy día por más de uno se ha calificado a los políticos desde medios de comunicación de incompetentes y ladrones. Gobernaron ante todo pro domo sua, por su casa, por sus intereses, dando en enorme medida la espalda a la justicia social, incumpliendo lo que de ella marca la Constitución, empezando por la vivienda, cuyo artículo 47 expone que "todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada", derecho que se sacrificó en aras al ladrillo, al enriquecimiento mobiliario, a la burbuja del ladrillo, fue la política de constructoras, banca y Gobierno. La tercera edad quedó tan desvalida en esta necesidad como la madurez y la juventud, sin importar que en cuanto a los mayores podamos leer en dicho texto que "con independencia de las obligaciones familiares promoverán [los poderes públicos] su bienestar mediante un sistema de servicios sociales que atenderán sus problemas específicos de salud, vivienda, cultura y ocio".  



No voy a incidir en comentarios un tanto practicados, aun cuando haya de rozar a veces por su semejanza o conexión, sobre la pésima política, la corrupción de la casi totalidad de los políticos y la transigencia del Gobierno con la misma; mi meta hic et nunc, aquí y ahora, es analizar los muchos -de ellos los más importantes por razón de espacio- inconvenientes que tiene la monarquía para continuar, de cuyo tema he tratado desde varios ángulos y en este escrito quiero centrar en la herencia de la finca llamada monarquía. Los cargos difícilmente son vitalicios ni se heredan. Y en el siglo XXI quieren seguir con esta milonga estando ya tan lejos la Edad Media. Fueron, por ello, desapareciendo en la zona del mundo más civilizado, y de éste alguna nación se vio libre de monarquía. En Europa fueron cayendo como por ensalmo. El rey Juan Carlos I, como todos tenemos visto, fue siempre mas estimador y estimado de reyezuelos o emires árabes que de los monarcas europeos que quedan. Con los africanos y con los asiáticos es con los que se fotografía 
                                                                     
Aquí con su "hermano" Mohamé VI, rey de Marruecos
Pero pese a la "fraternidad", inventada por el español, el moro, hijo de , se encargó siempre de que visitara poco Ceuta y Melilla, pelotera al canto las contadas veces que lo efectuó. Esta otra                                        
Con el emir de Catar
Buena relación con esta monarquía: negocios, familia y cuestiones de Estado. Léase el artículo de Nicolás M. Sarres -09.04.2013-. O esta 

                                                           
Con el emir Sabah Al-Ahmad
de Kuwait, pues no podía dejar de acudir a la celebración del quincuagésimo aniversario de la independecia. Y todo un album de fotos con otros colegas. En fin, ellos disponen de elefantes y de otra fauna para realizar safaris (leones, por ejemplo, pero estos descartados, son mucho más peligrosos que los proboscidios, mejor osos, máxime si previamente se les emborracha).


El oso Mitrofán emborrachado con wodka
Le atrae por demás las excursiones de caza mayor, y no para ver o fotografiar animales salvajes sino para matarlos. Si la caza mayor le seduce más que a "Tartarín de Tarascón", no menos los petrodólares y de aquí, como digo, su afán de relacionarse con emires y jeques y sus inconfesables negocios con ellos. Aunque no sólo los ha hechos con los árabes.Habiéndose dedicado primordialmente a los negocios, camino prohibido -repito- para un rey constitucional, ha cortado el de la sucesión dinástica. Se ha hecho notorio a través de internet que la revista estadounidense Forbes  le calcula una fortuna de 1790 millones de euros; también que el diario The New York habla de 2300 millones de dólares, casi 1.800 millones de euros. También se ha publicado en libros impresos cómo de pobre pasó a tan creso. Ello resulta más peligroso que su donjuanismo. No sólo existe este tipo de ruptura contra los canones monárquicos, también se ha hecho de conocimiento público la gran fortuna que ha procurado tener también con la mujer, y aquí puede decirse que no hay Casanova ni Don Juan Tenorio que se le iguale. Con su palmarés en ambas facetas -repito- se ha cargado la monarquía, encargándose también de ello y por su cuenta y riesgo su prole.    



El esfuerzo de los hijos del rey Juan Carlos para no reinar. 

Puesto que el príncipe, aunque segundogénito, es el heredero de la Corona según la Constitución, debió tenerlo en cuenta, considerarlo; lejos de ello, no lo recapacitó, actuó, como es visible para la persona de menor alcance de intelecto, de manera inconsciente. Él es muy dueño de casarse con una divorciada y con el pasado que tenga, pero no a imponerla como reina. Entre Letizia y reinar, le manifestó a su padre que prefería a ella, y ahora aspira a la sucesión. En cuanto a la princesa consorte ni que decir tiene que vive soñándolo.                                                                                                                   

Las infantas se casaron con "bisutería fina" como Juan Balansó considera en su libro "Los diamantes de la Corona", y califica a Jaime Marichalar y a Iñaki Urdangarín, aterrándole la posibilidad de que Jaime o Iñaki pudiera convertirse en rey consorte de España. De haber conocido a Leticia en la familia real, no digamos a qué límite habría llegado su terror. Por su prematura muerte tampoco llegó a conocer el divorcio Marichalar-Borbón. Si al reinar Felipe de Borbón hay como reina una divorcioda, si reinara su hermana, hija primogénita, se tendría igualmente de reina a una divorciada y el caso sería tanto peor por tratarse de reina propietaria. Tanto reina consorte como reina propietaria, sería en España la primera reina divorciada. Sí, por ejemplo, Isabel II tan pronto se vio destronada y en París mandó a su primo -lo era por vía paterna y materna- y marido, Francisco de Asís de Borbón, a freír espárragos; reinando no podía romper su matrimonio como tampoco lo hacen don Juan Carlos y doña Sofía aun separados de facto desde la niñez de sus vástagos. 

Es de suponer que la segunda hija del rey no quedará útil para ocupar el trono, llegado el caso,  y aunque incólume judicialmente, que no para la sociedad, por ser vos quien sois -lo que puede terminar por conseguir- no la querrían jamás los españoles de reina. En la sucesión puede darse por descartada. Continuando con Urdangarín y sin continuar con él. Ella hasta aquí ha hecho causa común con él; el "poder" de Iñaki ha sido el poder real como han dejado patente en sus declaraciones ante el juez instructor varios de los que engañó el yerno del rey, máxime cuando fueron escenarios de los negocios el palacio de Marivent o el de La Zarzuela. Pese a toda cooperación y sus copropiedades en bienes raices la infanta Cristina no está involucrada en el injustificado enriquecimiento del matrimonio y se ha armado la marimorena al ser imputada y al solicitar el juez sus declaraciones a Hacienda. Monarquía y Gobierno unidos para blindarla contra la Justicia, y como ésta depende, según hemos visto, del jefe del Estado, pues apaga y vámonos. Pero queda indubitable que los tres hijos del rey han puesto, también por su parte, imposible la sucesión.       


Es un absurdo la continuidad de la monarquía en España.  

Lo es en cuanto a institución, como ya he dicho y he especificado en algún artículo, resulta cara y anacrónica, ya no se está dispuesto, en esa especie de masoquismo de antaño, a sacrificarse por una familia proveniente de Dios -según ellos, los reyes, aparte de que todos provenimos de Él-,  ya no cuadra este diálogo entre don Lope de Figueroa y el labrador Pedro Crespo, del "El alcalde de Zalamea", de Pedro Calderón de la Barca: 

Don Lope- ¿Sabéis que estáis obbligado
               a sufrir, por ser quien sois,
                                                                  estas cargas? 
                                                 Crespo - Con mi hacienda;
                                                                 pero con mi fama no.
                                                                 Al rey la hacienda y la vida
                                                                 se ha de dar; pero el honor
                                                                 es patrimonio del alma,
                                                                 y el alma sólo es de Dios. 

No hay por qué dar la hacienda por el rey, por supuesto tampoco la vida, mas aun a la altura en que estamos a alguno le costó su honor, la ruptura de su matrimonio.  Aquí entra en juego el 9.º y 10.º mandamiento de la ley de Dios en cuanto a no desear la mujer y los bienes del prójimo. Los bienes se defienden a veces mejor que la mujer, y si hay un rey por medio, ésta puede darse por perdida. Marta Gayá estaba casada con un conocido ingeniero de Mallorca, y a don Juan Carlos le importó un bledo romper el matrimonio.  Y en esto no hay diferencia de la monarquía absoluta a la constitucional, pues que, como dice el político estadounidense Thomas Jefferson, no hay un rey que, teniendo fuerza suficiente, no esté siempre dispuesto a convertirse en absoluto. 

Esto lo tenemos actualmente a la vista con la Ley de transparencia en elaboración. Por grande que es el descrédito en que ha caído la familia real -alardeó otrara de ser una familia como otra cualquiera, y no es que cualquier familia esté desacreditada-, con los gobiernos que vienen turnándose no pasa de ser un susto el que pueda hacerse transparente su fortuna, empezando, en cuanto al rey, por los    que le atribuye la citada revista   . Se habló de que dicha ley afectaría a la familia real  -sí, es a la primera que debe afectar-, pero del dicho al hecho hay mucho trecho, que dice el refrán; don Juan Carlos lo esquivará en lo que no tiene carácter oficial. En fin, una familia más, pero impregnada de realeza. Está quedando patente lo que de excepcionalidad tiene, también con su hija Cristina. Ahora con el Caso Bárcenas y los políticos a que puede afectar ya veremos el ahinco que se pone para dejatles transparentes, o sea, para descubrir lo que va por otra contabilidad, ese dinero negro que tanto se ha manejado a lo largo de este reinado.
                                                                                                                  

No va a dejar de ser un engañabobos, ya porque no aparece, ya por su limitación, sus excepciones, y entonces hasta el bobo ve el engaño político.
                                                     
 

Que Rajoy facilite el acceso a la información cuando él no quiere informar ni de lo que ha aparecido contra él, es como para renunciar a toda esperanza de que se rompa la opacidad, por causante que ésta sea de tanto robo. La no información ha sido a la corrupción de los políticos, lo que a la monarquía el silencio a la actuación del rey, la mordaza a los medios informativos, y la gente en general, hasta que la hizo caer el ser pillado Urdangarín como presunto delincuente. Con el rey se soportaba, más o menos a regañadientes, pero no con su yerno no, y ya vino todo en cadena, después tampoco se tolera con la esposa de dicho imputado por muy infanta que sea. Cae además moralmente sobre el monarca el apoyo que les preste. La ayuda a su hija plenamente abierta no está atenida, ni mucho menos, a la de rey. ¡Y se molestó cuando su mujer se trasladó a EE. UU. a ver al matrimonio, para terminar él también ayudándoles!  
                                                                   
Ya noy censura que valga al haberse concitado tanto robo al ciudadano -no se le va a prohibir quejarse-, cuando el bipartito tan comprometido se encuentra en escándalos económicos. Y, para remate, se halla el propio Gobierno en una encrucijada con los casos Lapuerta y Bárcenas. Si nubarrones se ciernen sobre la monarquía, no son menos negros los que presenta el horizonte gubernamental. Se hicieron daño mutua y recíprocamente; la monarquía estuvo en terreno de nadie. Hay cariños que matan, que reza el dicho. Se necesitaban también bipartito y monarquía, uno a otra. Y continúan en la misma honda.  


Los españoles no estamos por la institución, tal lujo; lo de al rey se le ha de dar la hacienda pasó a la historia, o quedó en ella, como hemos visto. Por otra parte, la familia real no ha captado simpatía alguna y en la actualidad por su comportamiento contra la Justicia la infanta Cristina es persona non grata, equiparada a su padre y a su marido. ¿Qué muestra ética da? El buen vivir que ha tenido y no admite duda es el material: vivir a cuerpo de rey o de príncipe o como una reina. Notables diferencias entre ellos existen, mas tienen en común una vida muelle.

Rara es la política de España, inicialmente híbrida por cuanto, se dice, que es una democracia y no obstante es un reino. ¿Desde cuándo una monarquía es una democracia? Menos impostura. "El predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado", que así define el DAE la democracia, no se da ni por asomo en este país destrozado por obra y gracia -léase desgracia- de la ineptitud y la avaricia. ¿Quién, pudiendo, ha dejado de atesorar riqueza? Del rey abajo, ninguno, como el título del drama de Francisco de Rojas Zorrilla. Del rey al más modesto político -puede hoy día considerarse como tal el banquero por su poder económico y todo gran poder en este aspecto-se ha enriquecido por medios fáciles, lo que quiere decir abusando de la prepontencia de su cargo o situación, abuso canalizado a beneficiarse económicamente.  El trinque pasó a ser el plato del día, quitando éste y casa al pobre.

Parafraseando al rey Salomón, podemos decir que se ha llegado a la "corrupción de corrupcioes, y todo es corrupción. ¿Es posible en un ámbito de corrupción erradicarla? Ya vemos cuán cuesta arriba ello se hace a los políticos, la defensa pasiva que cada partido presta a los suyos. Y la monarquía lo hace por activa y por pasiva, a Urdangarín debió denunciarle su suegro desde un principio, no colocarle en EE.UU., ni aun temiendo por su hija compañera del marido en todo. La rebelión de la monarquía a ayudar a la Justicia respecto a la imputación de la infanta Cristina deja, repito y nunca se repetirá lo bastante, un sedimento de hostilidad sobre institución y familia, por si ya no pesara sobre la una y la otra suficiente rechazo. Amalgama política y con una Constitución muy desfasada y de cuyo cumplimiento en lo que apunta de justicia social se fue abriendo cada vez mayor brecha. 

La Monarquía española ya es un muñeco roto; repito, en institución y miembros. Antes actuaba tras las bambalinas, y ahora delante, visible, en pleno escenacio, continúa haciendo lo que le da la real gana -la realeza no se atiene a lo que demanda la realidad- por muy en divergencia que sus resoluciones estén con el criterio de la ciudadanía. Empecemos por considerar que, según el artículo 64 de la Carta Magna, los acctos del rey requieren refrendo del Gobierno. Dice así:
1. Los actos del Rey serán refrendados por el Presidente del Gobierno, y, en su caso, por los Ministros competentes. La propuesta y el nombramiento del Presidente del Gobierno, y la disolución prevista en el artículo 99, serán refrendados por el Presidente del Congreso.
2. De los actos del Rey serán responsables las personas que los refrenden.
¿Se verificará así ahora su visita a Mohamed VI? No se puede decir que lo ignora el Gobierno como cuando su viaje a Botsuana de cacería de elefantes, acompañado de Corina Zu-Sayn Wittgenstein. Ahora un viaje oficial -y con repercusión económica y cultural, ¡ahí es nada!-, aceptando invitación -se dice- de Mohamed VI, y se hace acompañar del ministro de Asuntos Exteriores, el de Justicia, Interior, Fomento e Industria. Por si fuera poca compañía, le acompañan también nueve exministros de Asuntos Exteriores. Sí, hay que escatimar gastos debido a la crisis. Para el españolito las tijeras de Rajoy. Se continúa abusando del poder, de favoritismos, y habrá de pagar factura la monarquía y el bipartidismo que la sostiene y mima. Ya han empezado a pagarla, porque los tres están jugando a la baja. 

El apoyo con que la monarquía todavía cuenta no tiene otra base que encontrarla necesaria para la continuidad de nuestro camelo político, ya indicado, y como mal menor al infundir miedo un cambio radical. Pero ya este mal menor resulta insostenible por sus injusticias -empezando por la del robo-, e injusticia implica tiranía. No ya la monarquía española, tanto en España como en el extranjero, ha caído en el descrédito, también el PSOE y el Partido Popular. Este partido se encuentra actualmente en entredicho hasta en su médula gubernativa, hay temor a los indicios que presenta el caso Bárcenas. No deja de ser vergonzoso lo que ocurre entre el presidente del Gobierno y los extesoreros del partido: Álvaro Lapuerta y Luís Bárcenas, y ya no digamos si pasa la Justicia a condenar al designado por Rajoy como íntimos amigos que fueron hasta hace pocos días. Y todo en medio del paro, que en el fondo sigue igual, digan lo que digan, y de Cataluña, región española de la que el príncipe Felipe con gran...  "clarividencia" dijo que no era problema. 

Aparte del muy negativo pasado político de España, que véase a la suma que ha llegado, está el presente de igual nefasta política, asimismo la monarquía, que hoy día tiene como vigencia arrastrar el pesado fardo de la vergüenza del matrimonio Urdangarín-Borbón. De no haber desligado a la sumisa esposa de los presuntos trinques de él, aun cuando con C.B., el final de la monarquía estaba a la vista. Su fecha de caducidad no irá más allá, como mucho, de la vida de Juan Carlos de Borbón Borbón, dependiendo en gran parte de la suerte a corrrer del PP y de este PSOE monárquico. No por convicción, repito que por convenencia. Igualmente el PP.                                                                               

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