miércoles, 17 de abril de 2013

Ante los corruptos de relieve político y los banqueros estamos no poco indefensos

Si la tonadillera Isabel Pantoja expuso en su día que ella era igual que la Infanta, o sea, que no era consciente de lo ocurrido, a excepción de que no tenía propiedad en común y al 50% con Julián Muñoz, se deduce que no le habrá extrañado que la referida haya sido imputada. Lo muy sorprendente para toda persona de buen juicio e imparcialidad es que aún no se hubiera  verificado y que, ahora, al llevarse a efecto, se rechace. Ante un cúmulo de pruebas, ¿qué otra salida en esta disyuntiva podía tener el juez instructor? Hubiera quedado fatal si no la imputa, cual unánimemente era deseado, lo que no es otra cosa que ansiar justicia, algo tan básico como el pan nuestro de cada día, del que también una estadística aterradora de españoles está ansiosa. Cuanto se hable sobre el hambre y la corrupción económica en España es poco, hambre y corrupción se ven por doquier. Y con el drama del hambre, que lleva inherente en muchos pertenecer también a los de sin techo, resulta más monstruoso el quedarse con lo ajeno -según la conocida zarzuela y un rata de la misma decía gustarle lo ajeno más que lo propio-, y considerando además que muchas personas que se hallan en dicha situación dramática, más o menos intensa, es a causa de que fueron directamente robados; pensemos en los preferentes, de Bankia, por ejemplo, sobre lo que se ha terminado haciendo algún caso gracias a las manifestaciones de los perjudicados y la defensa de quienes se la han prestado. ¡Qué razón tiene Ortega y Gasset al escribir que todo lo que no haga el pueblo se quedará sin hacer. 

Por parte de los políticos está el engaño, los paños calientes, el olvido. Esto no es lo que procede, sino que se haga justicia.


Habla razonablemente el ex socio y ex pareja de la Pantoja al exponer que "otros a quienes les han encontrado en paraísos fiscales muchos millones no han ido a la cárcel". Bueno, alguno que otro no se ha escapado todavía de tal probabilidad, y no me refiero sólo a Urdangarín y Bárcenas, que desde luego al primero lo veo sumamente difícil, por no decir imposible, máxime a la vista de lo que está ocurriendo. Sí, como hubo de escuchar el príncipe Felipe en Lérida: ¿Cuánto hay que robar para que te coloquen en Catar? Que hay diferencia de trato, no cabe duda; lo hay también entre estos dos corruptos: ¿Por qué a Bárcenas le ha sido retirado el pasaporte y a Urdangarín, no? Veremos si el seudosindicato Manos Blancas, que actúa como acusación popular, lo consigue y así se da al traste con el empleo tan bien remunerado que se le da en Catar. Esto, claro está, si no le facilitan que se vaya por las buenas aun encontrándose bajo un proceso. También se lamenta Muñoz de que él haya estado en la cárcel y se hallen en libertad Urdangarín y Bárcenas, dice: "Urdangarín y Bárcenas estarían en la cárcel si les hubieran tratado como a mí". Es evidente. Expone también: "Por ser el primer escándalo que no el más grande el trato no ha sido el mismo, ni siquiera parecido". Así es, y no precisamente por ser el primer escándalo. Cierto que fue el primer arranque de ir descubriendo corruptos en dosis masivas. Y -reitero- siempre siendo la decente ciudadanía la promotora, la indignada.

En el caso de Urdangarín -también en el de los altos cargos políticos, como el mismo Bárcenas,  le fue fácil- metió la mano a lo bestia no sólo con toda facilidad, sino también a mansalva, es decir, sin ningún peligro, sobre seguro. ¿Quién como él, que es "realeza"? De aquí cómo se indignó este yerno del rey al ser imputado, y, por otra parte, cómo se ha reaccionado actualmente por quienes creían y abrigaban interés en que Cristina de Borbón, en definitiva, bajo la acción de la Justicia, una ciudadana más, estaba a cubierto de la Ley aun cuando sólo fuera por miedo del juez a imputarla. Hay que respetar a los políticos, y el primer político del país es el jefe del Estado, pensarían.

Pero resulta que sólo éste, y de manera absurda, es tabú. Esto sí, existe un refrendo de los actos del rey. Los actos de Rey -consigna el artículo 64 de la Constitución- serán refrendados por el Presidente del Gobierno. 2. De los actos del Rey serán responsables las personas que los refrenden. (Puede también refrendarlo un ministro). Carta Magna que es, obviamente, despreciada por los políticos, y similares, que la utilizan ad libitum. Si me conviene la cito; si voy contra ella no la cito, ignoro el artículo que contradice lo que digo y/o hago. El rey jamás informó de sus viajes, por ejemplo, y esto y otras cosas le fueron consentidas contra la Constitución. Hubo siempre gran tolerancia del partidismo político al rey, y a la Institución, porque ambos partidos son monárquicos; bueno, la lectura exacta es que les va muy bien teniendo de jefe de Estado a un rey. De aquí que Rajoy le elogie -ya se encargó el director de un programa audiovisual de poner en ridículo a un presidente de tal mentalidad- y Gallardón dé marcha atrás en la ley de transparencia en lo referente a la familia real. 

Dejando al PP y al PSOE que han llegado a infundir en los españoles preocupación de repulsa, la familia real se está autodestruyendo por mucho que el actual presidente de España y el ministro de Justicia traten de protegerla, lo que, a su vez, redunda en el descrédito de ambos partido políticos. El triunvirato ha caído en total descrédito, y ya es el colmo de acción reprobable la manera de actuar del Gobierno y del rey respecto a la imputación de la infanta Cristina. Es indignante que el Fiscal General del Estado manifieste que "no hay ninguna razón para imputar a la infanta". No entiende Federico Jiménez Losantos que no la haya "cuando han estado valiéndose de la Corona del jefe del Estado para saquear fondos públicos, y les han pillado". El dinero público no es de los políticos ni de ningún miembro de la familia real, sino que su destino es el que cualquier ciudadano conoce, a excepción, por lo visto, de algunos políticos y de Urdangarín y su esposa.

Reclama la sociedad una ley de transparencia, imponerla es de absoluta necesidad., ley en la que evidentemente ha de incluirse a la Casa Real, aunque el rey se haya negado a lo largo de su reinado a todo control económico y en general. La confección de la misma va en cámara lenta, precisamente porque el hándicap es la monarquía, la resistencia que continúa oponiendo, y a pesar de encontrarse moralmente ruinosa. Y a esta altura sale Gallardón echando marcha atrás, porque, como afirma Jiménez Losantos, al rey no le gusta que haya tal ley, al rey lo que le gusta es que no haya leyes, y Gallardón pretende darle gusto. Palpable es el consabido contraste de esta monarquía de nuestro país con las demás. ¡Y prometió independizar la Justicia! Las promesas electorales suelen caer en saco roto, pero en la Elecciones últimas el PP no ha cumplido nada de cuanto prometió, ha sido original en mentir totalmente. Como es generalmente sabido, el citado comentarista, hablando del matrimonio Urdangarín-Borbón, piensa que el ministro de Justicia, Gallardón, debería estar imputado por dar a Urdangarín dinero sin excusa alguna. Sí, ocurre lo del dicho: Siempre habla el que más tiene porqué callar. Es el Poder, la osadía que da. Han caído de bruces en la parodia.


¡Pero cómo duele esto! Hay un comentario firmado -Carolina Martínez Pulido- que dice textualmente: No sé si el tema es para hacer bromas, aunque reconozco la gracia de muchas de las imágenes. ¡Da tanta vergüenza todo lo que está saliendo a la luz en este país! Estábamos sobre un fango repugnante de corrupción y cara dura y nos creíamos que España progresaba, que habíamos alcanzado una democracia madura, que el estado de bienestar era una gran conquista... Es más para llorar que para reír. En verdad lloramos, son los políticos los que ríen, el triunvirato que vino trabajando por esta crisis a que nos han traído y que no les aterra, ni siquiera por su responsabilidad, porque materialmente no les afecta a ellos e incluso les puede beneficiar en este terreno. A ver si ante tanta desaprensión, podemos la sociedad ir teniendo voz, que no tienen porqué circunscribirnos al voto cada cuatro años.

Hoy se ha hecho justicia contra el latrocinio de Julián Muñoz, de su exesposa y de su examante, pero los tres han de seguir preguntándose, como se pregunta España entera y el extranjero, porqué no hay justicia con Cristina de Borbón. Lo ha intentado el juez Castro y nos hallamos dentro del asombro que ello ha suscitado en los políticos. Susto y espanto para quienes, como dije antes, van muy a gusto con la monarquía por podrida que esté y día tras día, en la Institución, en políticos, banqueros y otros, aparezca más podredumbre, más corrupción moral y con fatal repercusión en la clase media y en la modesta, que, a lo que parece,  se pretende eliminar  ad majorem gloriam, a mayor gloria -aquí lo glorioso es el oro- de cacos de cuello duro y, sobre todo, cara dura. A veces el caco proviene de clase media o de humilde, que, claro está, se reproducen en todas las capas sociales, incluso en las capas pardas. 

Veamos otra viñeta; en esta al rey con su hija y con su yerno. Buen trío de negociantes, aunque ninguno de los tres debió serlo, prohibido en primer lugar para el monarca. Se propone don Juan Carlos dejar en la impunidad a su hija, piensa en medios drásticos y de esta realización emplear la conocida disculpa de cuando Botsuana, mas ella le responde que la misma sólo es válida con el elefante.


La protección de la Fiscalía le va a ser favorable, le está siendo ya el bloqueo al juez Castro. También a los abogados que le ha asignado su padre, de otro modo podía ir de cráneo el más pintado. También es de una claridad meridiana que este inesperado y enérgico pronunciamiento del Sr. Borbón, en el papel de padre, despreciando el de rey, implica incontrovertible incumplimiento de su papel de monarca. No es un Guzmán el Bueno en el cumplimiento de su obligación, que digamos.

Arrojando su daga en el cerco de Tarifa, de Salvador Martínez Cubells

En este cuadro de lealtad debiera mirarse don Juan Carlos de Borbón y Borbón, siendo impepinable que antes que su hija y el marido de ésta debiera estar para él España y los españoles, a cuyo servicio está. ¿Por qué no se pone de parte de quienes directamente han sido por ellos engañados? Perjudicar en general lo hace todo corrupto, y si el ser acusado de caco es despreciable en cualquiera, lo es tanto más tratándose de políticos y aún más, si cabe, de miembros de la realeza, en el caso de Urdangarín, por lo que no se entiende el trato que se da a éste, pero tampoco que el rey esté tratando a ultranza de impedir que su hija sea imputada. Incluso con ésta su papel es dejar actuar al juez, no interferir la acción de la Justicia. ¿Quién protegió a las víctimas de la crisis para evitar que llegaran a serlo? Nadie absolutamente, y hay un jefe de Estado y un Gobierno. ¡Con que indignación ha de verse la defensa de un corrupto y que se llegue -lo que ocurre de facto- a indultarle! No se ha de quebrantar la justicia, se trate de quien se trate, sino cumplirse el dicho de: el que la haga, que la pague.

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