viernes, 24 de abril de 2020

Sobre la Política de hoy y la de siempre. - Esta crisis sanitaria ha dado a España la puntilla.



El coronavirus ha coronado la muerte al producirse en progresión geométrica; en este aspecto tendrá fin en este año de su aparición, pero ¿cuándo será el de la crisis económica que ha provocado? No seamos ilusos, irá para largo. Si hay inteligencia Política; si no la hay, pues apaga y vámonos. La solución posible se halla enmarcada en gobernar con justicia y moral, asimismo sin vanidad. El gasto que afronta el Estado no deja de ser motivado, entre otra cosas, por esa falta que empieza señalando el libro de la Biblia ‘El Eclesiastés’: ‘Vanitas vanitatum et omnia vanitas’, vanidad de vanidades y todo vanidad, ¡Que daño hace esta vacuidad! Cuando se da este vacío mental el daño es impepinable, y no solo continuaríamos en él sino que precipitaría el declive en el que, contra toda apariencia, se encuentra España.

Se ha de efectuar recortes pero no con tijeras a lo Rajoy, pagando siempre el ciudadano de a pie los vidrios rotos, se han de verificar en amplitud y con profundidad. Han de darse por enterados los políticos de que muchos de ellos están sobrando, ya no digamos sostener un régimen monárquico, el cual desde ha muchos años es tan anacrónico como inútil, mero lujo con toda su parafernalia, cual la guardia real. Y toda una familia cobrando del Estado. Dice Juan Balansó que no hay rey pobre, pero es el caso que tampoco suele haber viviendo de manera menesterosa pariente de rey.

Está destrozado nuestro país por la vanidad, el lujo y, para colmo, la corrupción. Ésta existió en los Gobiernos de los cuatro presidentes, dos del PSOE, Felipe González y José Luís Rodríguez Zapatero, y dos del PP, Aznar y Rajoy. En los periodos de José María Aznar batió el récord sin que su sucesor, por él mismo elegido, se ocupara en absoluto de tal lacra, antes bien hizo lo posible e imposible por taparla, principalmente la de su partido. Fue Rajoy el presidente de mayoría absoluta aplastante, e igualmente de caída vertiginosa, ninguno decepcionó tanto. Fueron los cuatro, en el fondo, tan amigos que no les importó hacer alarde de esta amistad reuniéndose una noche, y el rey con ellos, a cenar en Casa Lucio. 
                                        

Tutti contenti, más que el grueso de los españoles con ellos. ¡Buen quinteto!

Cuando la monarquía zozobraba por lo indiferente que resultó para Juan Carlos I la mala situación económica en que se encontraba España, fue Felipe González quien la salvó consiguiendo de su amigo que abdicara a favor de su hijo contribuyendo a ello el entonces presidente Mariano Rajoy Esta amistad y apoyo a la monarquía es algo que no concebiría su compañero de partido y fundador del mismo Pablo Iglesias senior -1850-1925, no amigo, evidentemente, de Alfonso XIII. La caída física en los días de su zafari en Botsuana, acompañado de su amante y compañera de negocios Corina Larsen, conmemoraba el aniversario de la Segunda República aquel año de 2012  Una vez mejoró de la operación de cadera, pidió perdón a los españoles desde la Clínica: ‘Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir’. 
    
Estábamos destrozados –reitero- por la crisis anterior y no salimos de este túnel, se prolonga. Aquélla fue debida –se ha de insistir- a la mala dirección política, caracterizada por la torpeza y egoísmo personal existente en la esfera política y en la administrativa, lo que antes dije de otra forma. Y estas situaciones malas y difíciles cuando no es de una clase es de otra, aunque no, ciertamente, de crisis ministerial, pues en España no entienden los políticos de dimitir. La crisis sanitaria no la motiva la política, sí el poner los medios con más o menos acierto y sentido de responsabilidad. Y así va el mundo; ya Benjamín Disraeli, primer ministro de la reina Victoria I de Inglaterra pronosticó: 'El mundo está gobernado por personajes que no pueden ni imaginar aquellos cuyos ojos no penetran en bastidores'. Schopenhauer y había manifestado que 'la maldad y la necedad son las que gobiernan'.

La Política no goza de verdadero prestigio, solo tiene de él mera apariencia, incluso sus artífices lo consideran así, recordemos esta frase lapidaria de Indalecio Prieto: 'Hay dos clases de hombres: los buenos y los políticos'. El juego político tiene su anclaje en la mentira, engaño, hipocresía, se pide transparencia como mucho pedir, ilusoriamente, pero la verdad es lo que asegura y he citado alguna que otra ves, Antonio Gala: 'El descrédito se les supone a los políticos como el valor a los soldados'. La Política es un engañabobos aun cuando bobería es también no interesarse por tal juego, dejar vía libre al político profesional. Esto ya lo procura él y en pos de neutralizar la Prensa y, por otra parte, no concede plena independencia al Poder Judicial. Lo pide la sociedad y lo prometen todos los partidos en las Elecciones Generales, pero luego..., 'si te he visto, no me acuerdo' El político además se brinda con el aforamiento: si en nuestro país es una barbaridad el número de políticos, lo es también el de aforados. Increíblemente lo está hasta el político de tercera división. 

De todos estos avatares he hablado largo y tendido en mi blog; en él con más libertad que en la prensa de papel que me ponía cortapisas. Era ésta la de provincias, la cual se encontró siempre bastante mediatizada; de cualquier forma  cuanto se publique sobre este particular es, digamos por enésima vez inútil predicar en desierto. Ya lo hizo el Bautista y, además de serle inútil, originó su decapitación. Ahora con motivo de la angustiosa situación que atravesamos, hay principalmente en la Prensa hablada multitud de comentarios sobre la actuación del nuevo Gobierno, el cual, fuerza es reconocerlo, ha sido brutalmente sorprendido, como lo hubiera sido cualquier otro, por esta pandemia que vivimos. Y demos gracias a Dios los que podemos contarla. Que los gobernantes hayan actuado o no con diligencia, inteligencia y honestidad es otra cosa-
                                       

No es para ensalzarles por su previsión y lucha contra la pandemia

¿Nos hará esta pandemia más humanitarios con la lección de muerte que nos está dando? No lo creo. No mejoró la humanidad tras la peste negra sufrida en el siglo XIV. No, no mejoró la civilización; Voltaire opina al respecto que 'la civilización no suprime la barbarie. la perfecciona'. En la barbarie de delincuencia que venimos soportando desde hace bastantes años hay que incluir la actual eliminación de vidas que hubieran podido reducirse con una dirección política mejor, pues no ha dejado de verse la la mentira, la maldad; en definitiva, la inmoralidad. 

Siempre la corrupción y/o la mentira. [Hoy leemos que Felipe González dice: 'Nunca he creído que Pujol sea un corrupto'; bueno, valga la digresión]. 'El hombre no puede ser separado de Dios, ni la Política de la Moral', y esta afirmación la ha hecho quien por Dios y la Moral se enfrentó a ese fiero y cruel orotómano que fue Enrique VIII de Inglaterra, yerno de nuestros Reyes Católicos, nos referimos a Tomás Moro, elevado a los altares. Bárbaramente, dicho de modo peyorativo, no han ido al unísono la política y la moral, sino todo lo contrario, en abierta discrepancia, sin unanimidad. Y esto protagonizado tanto por corruptos que se creen estar junto a Dios como por los que se consideran separados. Unos tienen una Religión a la carta, son fariseos, hipócritas,  y los otros carecen de ella, son ateos.                    

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