De
entrada he de exponer que si el conde de Cedillo, como corresponde a todo
historiador, trata de ser fiel a la verdad de la Historia, ha
de extrañarme en su descendiente, doña Dominica de Contreras y López de Ayala, marquesa de Lozoya, licenciada en Historia, que no se dé por enterada de que en Santa
María de Nieva ha once años se viene sosteniendo esta falacia:
Reiterativamente
me quejé a la antigua Universidad Popular, hoy Academia de San Quirce, de la
que es miembro doña Dominica Contreras López de Ayala, marquesa de Lozoya, ya
aludida en mi artículo anterior, mediante cuyo centro cultural ha publicado ‘Misterios del acueducto de Segovia – el
problema de datación’. (Que el acueducto me interesa?, pues claro que sí,
en la bibliografía de que dispongo referente a Segovia no me falta ‘El secreto del acueducto’, de Ramón Gómez de
la Serna). No puedo asegurar que dicha
señora conozca mis quejas al secretario y al director de este organismo
cultural que tiene como cometido ocuparse del arte y de la historia de Segovia,
pero sí tengo la certidumbre –inconmensurable necedad sería lo contrario- de
que se halla al tanto de que el 9 de septiembre de 2008 el Equipo Poblet
presentó en tal Monasterio al P. Abad el Estudio genético del Príncipe de
Viana.
ASÍ FIGURA EN WIKIPEDIA |
En el centro la líder del Proyecto con dos de los científicos |
La prensa nacional, que se lee en toda España, así como los canales de TV, publicó la buena nueva para los navarros que ya se retiraron del lite que sostenían con la Autonomía de Castilla y León en reclamación de los restos.
¿Que se dice DESDE LA CASONA sobre Blanca I de
Navarra?
Una memoria conserva el templo de Santa María de Nieva
que es muy para recordada, pues le presta el carácter, aunque pretérito, de
panteón real. La Reina Doña
Blanca de Navarra, hija de Carlos III, mujer, primero, del Rey Don Martín de
Sicilia, y después de Don Juan II de Navarra y Aragón, murió en 1ª de Abril de
1442 en Santa María de Nieva, donde llegara en seguimiento de su inquieto
esposo enredado incesantemente en las revueltas
de Castilla. Celebráronse la exequias en el templo de Santa María la Real, presentes el Rey Don
Juan, su marido, el Rey y la
Reina de Castilla y la Reina de Portugal. Los restos mortales fueron
sepultados en la misma iglesia y allí reposaron hasta que su hija Doña Leonor
mandó trasladarlos al convento de San Francisco, de Tafalla.
Obviamente
he conservado la ortografía de la época; pero he de aclarar que el motivo de que doña Blanca se trasladase a Castilla, en
aquella ocasión, fue el de acompañar a
su hija homónima para contraer matrimonio con el príncipe don Enrique. Y a
Santa María de Nieva fue por apaciguar las discordias familiares que motivaban
con su riqueza en Castilla los infantes de Aragón. La reina María, prima
hermana y esposa, en primeras nupcias, de Juan II de Castilla se inclinaba a
sus hermanos en contra de su marido. Ella arribó a Santa María acompañada de
sus cuñadas, la reina de Castilla, y Leonor, viuda del rey de Portugal, Eduardo
I. No sé por qué apunta como año del óbito el 1442. Hace esta llamada para dar
fuerza a su manifestación:
Esto es lo que me parece cierto, después de leer lo
que escriben varios de nuestros antiguos historiadores, entre los cuales hay
divergencia acerca del particular. Pero los asertos de Zurita, de Garibay y de
Mariana, autores respetables, la tradición constante en el monasterio de Santa
María y los argumentos del P. Yurami, fidedigno tratadista del monasterio, son
bastantes a llevar el ánimo al convencimiento de que la Reina doña Blanca de Navarra
fue sepultada en Santa María de Nieva y no en Tafalla ni en Ujié. El sitio de
la sepultura parece que fue en medio de la capilla mayor, junto a las gradas
del altar mayor y así lo afirma Garibay. En nuestro tiempo D. José Quadrado
escribió que <guardó en depósito los restos> la capilla de costado de la Epístola o sea la de la Consolación. Respecto
de este particular no hay seguridad absoluta.
No
la hay, efectivamente, y en cuanto a su traslado a Ujué, en cumpliendo de
cláusula testamentaria, tampoco. En mis bastantes artículos que componen mí
lucha contra la mentira de su sepulcro he tratado ampliamente de cuanto se ha
escrito sobre este particular, llegando a la conclusión de que no se efectuó el
traslado del cadáver de Blanca I de
Navarra, continúa en la iglesia, pero ilocalizable. Se dio por cierto que los
restos encontrados por el albañil contratista Carlos Moreno, de Guarros de
Voltoya con residencia por aquel entonces en Cobos de Segovia –yo estaba en
contacto con él por motivo de una obra que hacía en mi casa de Santa María-
pertenecían a la referida, y ello contra el dictamen dado nada menos que por el
Dr. Reverte Coma. Pero había de prevalecer la voluntad del alcalde del pueblo,
sin que sus superiores en la
Administración le corrigieran. Se erigió un arcosolio para
guardar tales restos mortales y se le dio una inscripción ad libitum, a capricho, a gusto. Y ‘tutti contenti’, pueblo, ciudad y autonomía. Y aquella actuación a
tontas y a locas ha resultado inmutable. ¿Qué ha de hacerse para que resulte
mudable, para que se pueda cambiar? Yo vengo solicitando, a todos los niveles de la Administración, que
se tape la inscripción del sepulcro y se borre de la página web del Ayuntamiento
los renglones de falsa información, pero es la clásica vox clamantis in diserto, la voz del que clama en el desierto, me
convierto en Juan el Bautista, en el que habla sin ser escuchado.
He
manifestado, y vuelvo a exponer, que se esta contradiciendo en acción, que no
de palabra –en este aspecto es imposible- a prestigiosos historiadores,
empezando por la misma líder del Proyecto Poblet, catedrática de Historia
Medieval, en la UAB,
que tuvo como cometido la búsqueda del cadáver idóneo para la realización de
ADN mitocondrial, autora de una magnífica biografía del Príncipe de Viana. Cité
recientemente a otra destacada historiadora, fallecida también recientemente -4
de julio del año en curso-, Balbina Caviró Martínez, especializada en
investigación de arte mudéjar, la cual en un escrito hablando de doña Inés de
Ayala y sus ilustres antepasados, linaje de los Armíldez y Pantoja, los Barroso,
expone que esta importante dama solía
acompañar, con su hija Mencia, a la reina Catalina de Lancaster en sus visitas
a Santa María de Nieva, donde falleció el 3 de junio de 1403 y su cuerpo quedó
en depósito, pero nunca fue trasladada a Toledo, en cumplimiento de su
voluntad, al convento de Santo Domingo el Real donde era priora su hija Teresa.
Apunta esta singular historiadora que ‘como hipótesis cabe pensar que
los restos de mujer
encontrados en Santa María de Nieva no pertenezcan a la reina Blanca de Navarra,
como se sospechó sin fundamento, sino a nuestra Inés de Ayala'
.
No cabe rechazar la infalibilidad de la Ciencia en cuanto al
estudio genético. ¿Por qué no se admite? ‘Averigüelo Vargas>, ‘licenciado
Vargas’, consejero de los Reyes Católicos. Bueno, dejemos en paz a esta familia en Madrid.
Vayamos
a la Virgen de
la Soterraña
a la que pediré el milagro de que en la Autonomía de Castilla y León se conceda credibilidad –los Tribunales de
Justicia sí lo valoran - a la mencionada prueba científica.
¿Cómo presenta el origen del pueblo?
Con
gran lujo de detalles aporta desde su casona, 'gran casa señorial antigua'_-DAE-. Veamos:
Corría el año de gracia 1392 y reinaban en Castilla
Don Enrique III y su mujer Doña Catalina de Alencastre o de Lancaster. En el
pueblecillo de Nieva vivía un humilde mozo huérfano, llamado Pedro Amador,
natural de Pozal de Gallinas, jurisdicción de Medina del Campo, que se había
acomodado como pastor en casa de una vecina pudiente, dicha María Crespo. Diz
que al alborear subía el tal Pedro con el hato de ovejas confiadas a su guarda
a un pizarral en altozano, sito como a kilómetro y medio, en término del mismo
pueblo, y que en él permanecía hasta que a la caída de la tarde tornábase a
Nieva para encerrar las ovejuelas. Y esto lo venía haciendo un día y otro día,
un mes y otro mes, Y aunque aquel suelo era un erial pedregoso y escaso en
hierbas, al mozo le atraía el sitio, donde se entregaba a la plegaria, y sus
ovejas, no obstante el desmedrado pasto, eran las más lucidas de la comarca.
Pues
ya había conato, tendencia, al milagro. Y este surge una mañana de septiembre
en que mientras pasta el rebaño se halla de hinojos haciendo oración y se le
aparece la Virgen María
y le dice que una imagen suya esta sepultada en esos peñascales, mandándole ir
al obispo de Segovia para que viniera a descubrirla y levantar en su lugar un
altar para darle culto. Quedó la
Virgen cuidando de las ovejas. Logra ser recibido por el
prelado, pero éste le expuso que si nuevamente se le aparecía la Virgen y le enviaba al
Obispo le solicitara alguna señal para prueba del hecho. La Virgen le puso en la mano
un trozo de pizarra que se adhirió a la misma de tal manera que solo
Reacción de la reina doña Catalina y su
decisión de ubicar en el lugar de la aparición el templo y el pueblo.
Cuando
el obispo fue al Alcázar a dar noticia a la Reina, ésta fue lo antes posible al lugar de la
aparición. DESDE LA CASONA,
don Jerónimo López de Ayala, in illo tempore su propietario, lo
relata así:
… ve a la
Virgen en su provisional altar, y ve también el concurso que
allí, hasta de lejanos pueblos acude, y mucha parte del cual allí persevera día
y noche, ansioso de obtener los favores de la celestial Señora. La Virgen de Nieva se le entra
en el alma. Liberal y magnífica, resuelve Doña Catalina que en el sitio de la
aparición se erija a su costa un templo suntuoso; y como la obra ha de ser
larga, ordena que luego se alce al lado una ermita dedicada a Santa Ana, madre
de la Virgen. Alguna
oposición suscitaron estas órdenes regias, pues los segovianos querían que la
imagen se llevara a Segovia, y el cura de Nieva que se llevara a la iglesia de
su pueblo.
Pero…
‘donde hay patrón, no manda marinero’. Doña Catalina mediante una Bula del Papa
deja resuelta la construcción del templo y la autonomía del lugar. Por otra
parte, la Reina
obtiene del Rey la cesión del pizarral de Nieva. Estaba naciendo la
Puebla de Santa María. El 7 de septiembre de 1399 fue
traslada, en solemne procesión, la
Virgen desde la ermita a la iglesia. Se extendió por toda
España y allende nuestras fronteras lo milagrosa que era la Soterraña de Nieva.
En
tanto el pastor, que los dominicos destinaron al cuidado del altar de la Virgen, llegó su muerte,
sin que se pueda precisar cómo ni cuándo, sí que fue enterrado a los pies de la
Virgen, pero dejó de estarlo cuando se pasó la imagen
al actual camarín. Entonces se efectuó un milagro colosal que DESDE LA CASONA se refiere así:
En 1566, reinando Felipe II, diz que, dispuesta a
salir del templo una procesión, cuando pasaba por el sitio de la sepultura del
pastor, no pudo continuar, como detenida por superior fuerza. Abrióse la
sepultura, hallóse incorrupto y fragante el cuerpo de Pedro y la procesión pudo
pasar adelante. Con esto se entendió que el bendito cuerpo debía trasladarse
más cerca de la imagen, a la capilla mayor, y así se hizo. Y todavía, tiempo
adelante, se le acercó más, depositándosele en el mismo camarín de la Virgen, donde continúa, expuesto
en una urna de madera y cristales a la piadosa devoción de los fieles.
Ya
no fue milagro, desde luego, el incendio
de la iglesia el 8 de junio de 1900, el cual devoró la Virgen hallada en el
pizarral. Enseguida se encargó al escultor segoviano don Aniceto Marinas
esculpir otra imagen. En su interior se introdujo lo que había quedado de la
primitiva.
Es
casi exhaustivo el conde de Cedillo hablando de Santa María de Nieva –la de su
tierra, a no confundir con la de Almería-, así presenta los privilegios de que
el pueblo fue objeto por bastante monarcas españoles a través de los siglos. Y
tantas otras noticias y aportación de datos que, como es obvio, rebasan los
límites de un artículo. Las bibliografía que cita, en cuya posesión me
encuentro, es imprescindible para conocimiento de esta localidad, mas lo por él
escrito es también de interés.
Con
la simpatía que ya hemos visto le inspiran la Orden dominicana, no deja de consignar
que el Colegio de los Padres Dominicos se estableció en 1904 por el obispo de
Segovia Sr. Cadena y Eleta, siendo primeramente una fábrica de paños que los
frailes ampliaron y convirtieron en centro de internado para Primera y Segunda Enseñanza. Acabado el curso, añado yo, habían de someterse los alumnos para rendir examen al viejo Instituto de Segovia; posteriormente se reintegraban al hogar paterno.
Seguidamente pasa a tratar de los hijos ilustres de la localidad, pero aquí no voy a parar mientes a falta de extensión y mi voluntad de efectuarlo con algún detenimiento. Sí manifestaré la omisión que hace de quien llevó el agua potable al pueblo -no ciertamente un aguador, sino el único Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos que ha nacido en el pueblo-, estableciéndose entonces dos fuentes, una ubicada en la Plaza Mayor y otra en la zona de la Fuente Santa. Hasta después de la Guerra Civil no hubo agua corriente en las casas, no se pasaría del cántaro al grifo. A pesar de las nevadas, las mujeres y las mozas del pueblo tenían que acudir a las fuentes para recoger agua en cántaros. De tal Ingeniero, que alcanzó gran importancia en el Escalafón del Cuerpo, que, además de construir algún puerto, fue profesor de la Escuela de Ingenieros, en la asignatura de 'Puertos y Faros', hablé en un artículo publicado en 'El Adelantado de Segovia' el 8 de enero de 1993. Quise conmemorar el 75 aniversario de la traída de agua potable a Santa María de Nieva. La primera captación la conoció el señor de La Casona, pero ni él ni el Ingeniero y catedrático llegaron en vida a ver el agua en las casas, por fallecer antes de la 'guerra incivil', cual la denominó Unamuno.
Otra censurable omisión es que no haga la menor referencia a la Plaza de Toros, que es de las más antiguas de España -concretamente data de 1848-, con un aforo de tres mil personas, cincuenta metros de diámetro del ruedo. En su construcción interviene como primer material la pizarra, que por algo está en el pizarral de Nieva. Es criticable, en suma, don Jerónimo López de Ayala como quisque, cada uno o cada cual; lo es el mismo Lope de Vega, Monstruo de la Naturaleza en cuanto a su producción teatral, y Cervantes, Príncipe de los Ingenios.
Seguidamente pasa a tratar de los hijos ilustres de la localidad, pero aquí no voy a parar mientes a falta de extensión y mi voluntad de efectuarlo con algún detenimiento. Sí manifestaré la omisión que hace de quien llevó el agua potable al pueblo -no ciertamente un aguador, sino el único Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos que ha nacido en el pueblo-, estableciéndose entonces dos fuentes, una ubicada en la Plaza Mayor y otra en la zona de la Fuente Santa. Hasta después de la Guerra Civil no hubo agua corriente en las casas, no se pasaría del cántaro al grifo. A pesar de las nevadas, las mujeres y las mozas del pueblo tenían que acudir a las fuentes para recoger agua en cántaros. De tal Ingeniero, que alcanzó gran importancia en el Escalafón del Cuerpo, que, además de construir algún puerto, fue profesor de la Escuela de Ingenieros, en la asignatura de 'Puertos y Faros', hablé en un artículo publicado en 'El Adelantado de Segovia' el 8 de enero de 1993. Quise conmemorar el 75 aniversario de la traída de agua potable a Santa María de Nieva. La primera captación la conoció el señor de La Casona, pero ni él ni el Ingeniero y catedrático llegaron en vida a ver el agua en las casas, por fallecer antes de la 'guerra incivil', cual la denominó Unamuno.
Otra censurable omisión es que no haga la menor referencia a la Plaza de Toros, que es de las más antiguas de España -concretamente data de 1848-, con un aforo de tres mil personas, cincuenta metros de diámetro del ruedo. En su construcción interviene como primer material la pizarra, que por algo está en el pizarral de Nieva. Es criticable, en suma, don Jerónimo López de Ayala como quisque, cada uno o cada cual; lo es el mismo Lope de Vega, Monstruo de la Naturaleza en cuanto a su producción teatral, y Cervantes, Príncipe de los Ingenios.
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