miércoles, 25 de septiembre de 2019

DESDE LA CASONA a Santa María de Nieva (Segovia)

De entrada he de exponer que si el conde de Cedillo, como corresponde a todo historiador, trata de ser fiel a la verdad de la Historia, ha de extrañarme en su descendiente, doña Dominica de Contreras y López de Ayala, marquesa de Lozoya, licenciada en Historia, que no se dé por enterada de que en Santa María de Nieva ha once años se viene sosteniendo esta falacia:
                                                       
ASÍ FIGURA EN WIKIPEDIA
      
Reiterativamente me quejé a la antigua Universidad Popular, hoy Academia de San Quirce, de la que es miembro doña Dominica Contreras López de Ayala, marquesa de Lozoya, ya aludida en mi artículo anterior, mediante cuyo centro cultural ha publicado ‘Misterios del acueducto de Segovia – el problema de datación’. (Que el acueducto me interesa?, pues claro que sí, en la bibliografía de que dispongo referente a Segovia no me falta ‘El secreto del acueducto’, de Ramón Gómez de la Serna). No puedo asegurar que dicha señora conozca mis quejas al secretario y al director de este organismo cultural que tiene como cometido ocuparse del arte y de la historia de Segovia, pero sí tengo la certidumbre –inconmensurable necedad sería lo contrario- de que se halla al tanto de que el 9 de septiembre de 2008 el Equipo Poblet presentó en tal Monasterio al P. Abad el Estudio genético del Príncipe de Viana.
                                                            
En el centro la líder del Proyecto con dos de los científicos


La prensa nacional, que se lee en toda España, así como los canales de TV, publicó la buena nueva para los navarros que ya se retiraron del lite que sostenían con la Autonomía de Castilla y León en reclamación de los restos.


¿Que se dice DESDE LA CASONA sobre Blanca I de Navarra?

Una memoria conserva el templo de Santa María de Nieva que es muy para recordada, pues le presta el carácter, aunque pretérito, de panteón real. La Reina Doña Blanca de Navarra, hija de Carlos III, mujer, primero, del Rey Don Martín de Sicilia, y después de Don Juan II de Navarra y Aragón, murió en 1ª de Abril de 1442 en Santa María de Nieva, donde llegara en seguimiento de su inquieto esposo enredado incesantemente en las revueltas  de Castilla. Celebráronse la exequias en el templo de Santa María la Real, presentes el Rey Don Juan, su marido, el Rey y la Reina de Castilla y la Reina de Portugal. Los restos mortales fueron sepultados en la misma iglesia y allí reposaron hasta que su hija Doña Leonor mandó trasladarlos al convento de San Francisco, de Tafalla.

Obviamente he conservado la ortografía de la época; pero he de aclarar que el motivo de que  doña Blanca se trasladase a Castilla, en aquella ocasión,  fue el de acompañar a su hija homónima para contraer matrimonio con el príncipe don Enrique. Y a Santa María de Nieva fue por apaciguar las discordias familiares que motivaban con su riqueza en Castilla los infantes de Aragón. La reina María, prima hermana y esposa, en primeras nupcias, de Juan II de Castilla se inclinaba a sus hermanos en contra de su marido. Ella arribó a Santa María acompañada de sus cuñadas, la reina de Castilla, y Leonor, viuda del rey de Portugal, Eduardo I. No sé por qué apunta como año del óbito el 1442. Hace esta llamada para dar fuerza a su manifestación:

Esto es lo que me parece cierto, después de leer lo que escriben varios de nuestros antiguos historiadores, entre los cuales hay divergencia acerca del particular. Pero los asertos de Zurita, de Garibay y de Mariana, autores respetables, la tradición constante en el monasterio de Santa María y los argumentos del P. Yurami, fidedigno tratadista del monasterio, son bastantes a llevar el ánimo al convencimiento de que la Reina doña Blanca de Navarra fue sepultada en Santa María de Nieva y no en Tafalla ni en Ujié. El sitio de la sepultura parece que fue en medio de la capilla mayor, junto a las gradas del altar mayor y así lo afirma Garibay. En nuestro tiempo D. José Quadrado escribió que <guardó en depósito los restos> la capilla de costado de la Epístola o sea la de la Consolación. Respecto de este particular no hay seguridad absoluta. 

No la hay, efectivamente, y en cuanto a su traslado a Ujué, en cumpliendo de cláusula testamentaria, tampoco. En mis bastantes artículos que componen mí lucha contra la mentira de su sepulcro he tratado ampliamente de cuanto se ha escrito sobre este particular, llegando a la conclusión de que no se efectuó el traslado del cadáver de  Blanca I de Navarra, continúa en la iglesia, pero ilocalizable. Se dio por cierto que los restos encontrados por el albañil contratista Carlos Moreno, de Guarros de Voltoya con residencia por aquel entonces en Cobos de Segovia –yo estaba en contacto con él por motivo de una obra que hacía en mi casa de Santa María- pertenecían a la referida, y ello contra el dictamen dado nada menos que por el Dr. Reverte Coma. Pero había de prevalecer la voluntad del alcalde del pueblo, sin que sus superiores en la Administración le corrigieran. Se erigió un arcosolio para guardar tales restos mortales y se le dio una inscripción ad libitum, a capricho, a gusto. Y ‘tutti contenti’, pueblo, ciudad y autonomía. Y aquella actuación a tontas y a locas ha resultado inmutable. ¿Qué ha de hacerse para que resulte mudable, para que se pueda cambiar? Yo vengo solicitando, a todos los niveles de la Administración, que se tape la inscripción del sepulcro y se borre de la página web del Ayuntamiento los renglones de falsa información, pero es la clásica vox clamantis in diserto, la voz del que clama en el desierto, me convierto en Juan el Bautista, en el que habla sin ser escuchado.

He manifestado, y vuelvo a exponer, que se esta contradiciendo en acción, que no de palabra –en este aspecto es imposible- a prestigiosos historiadores, empezando por la misma líder del Proyecto Poblet, catedrática de Historia Medieval, en la UAB, que tuvo como cometido la búsqueda del cadáver idóneo para la realización de ADN mitocondrial, autora de una magnífica biografía del Príncipe de Viana. Cité recientemente a otra destacada historiadora, fallecida también recientemente -4 de julio del año en curso-, Balbina Caviró Martínez, especializada en investigación de arte mudéjar, la cual en un escrito hablando de doña Inés de Ayala y sus ilustres antepasados, linaje de los Armíldez y Pantoja, los Barroso, expone que esta importante dama  solía acompañar, con su hija Mencia, a la reina Catalina de Lancaster en sus visitas a Santa María de Nieva, donde falleció el 3 de junio de 1403 y su cuerpo quedó en depósito, pero nunca fue trasladada a Toledo, en cumplimiento de su voluntad, al convento de Santo Domingo el Real donde era priora su hija Teresa. Apunta esta singular historiadora que ‘como hipótesis cabe pensar que los restos de mujer encontrados en Santa María de Nieva no pertenezcan a la reina Blanca de Navarra, como se sospechó sin fundamento, sino a nuestra Inés de Ayala'
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No cabe rechazar la infalibilidad de la Ciencia en cuanto al estudio genético. ¿Por qué no se admite? ‘Averigüelo Vargas>, ‘licenciado Vargas’, consejero de los Reyes Católicos.  Bueno, dejemos en paz a esta familia en Madrid.

Vayamos a la Virgen de la Soterraña a la que pediré el milagro de que en la Autonomía de Castilla y León  se conceda credibilidad –los Tribunales de Justicia sí lo valoran - a la mencionada prueba científica.

¿Cómo presenta el origen del pueblo?

Con gran lujo de detalles aporta desde su casona, 'gran casa señorial antigua'_-DAE-. Veamos: 

Corría el año de gracia 1392 y reinaban en Castilla Don Enrique III y su mujer Doña Catalina de Alencastre o de Lancaster. En el pueblecillo de Nieva vivía un humilde mozo huérfano, llamado Pedro Amador, natural de Pozal de Gallinas, jurisdicción de Medina del Campo, que se había acomodado como pastor en casa de una vecina pudiente, dicha María Crespo. Diz que al alborear subía el tal Pedro con el hato de ovejas confiadas a su guarda a un pizarral en altozano, sito como a kilómetro y medio, en término del mismo pueblo, y que en él permanecía hasta que a la caída de la tarde tornábase a Nieva para encerrar las ovejuelas. Y esto lo venía haciendo un día y otro día, un mes y otro mes, Y aunque aquel suelo era un erial pedregoso y escaso en hierbas, al mozo le atraía el sitio, donde se entregaba a la plegaria, y sus ovejas, no obstante el desmedrado pasto, eran las más lucidas de la comarca.

Pues ya había conato, tendencia, al milagro. Y este surge una mañana de septiembre en que mientras pasta el rebaño se halla de hinojos haciendo oración y se le aparece la Virgen María y le dice que una imagen suya esta sepultada en esos peñascales, mandándole ir al obispo de Segovia para que viniera a descubrirla y levantar en su lugar un altar para darle culto. Quedó la Virgen cuidando de las ovejas. Logra ser recibido por el prelado, pero éste le expuso que si nuevamente se le aparecía la Virgen y le enviaba al Obispo le solicitara alguna señal para prueba del hecho. La Virgen le puso en la mano un trozo de pizarra que se adhirió a la misma de tal manera que  solo 

Reacción de la reina doña Catalina y su decisión de ubicar en el lugar de la aparición el templo y el pueblo.

Cuando el obispo fue al Alcázar a dar noticia a la Reina, ésta fue lo antes posible al lugar de la aparición. DESDE LA CASONA, don Jerónimo López de Ayala,  in illo tempore su propietario, lo relata así:

… ve a la Virgen en su provisional altar, y ve también el concurso que allí, hasta de lejanos pueblos acude, y mucha parte del cual allí persevera día y noche, ansioso de obtener los favores de la celestial Señora. La Virgen de Nieva se le entra en el alma. Liberal y magnífica, resuelve Doña Catalina que en el sitio de la aparición se erija a su costa un templo suntuoso; y como la obra ha de ser larga, ordena que luego se alce al lado una ermita dedicada a Santa Ana, madre de la Virgen. Alguna oposición suscitaron estas órdenes regias, pues los segovianos querían que la imagen se llevara a Segovia, y el cura de Nieva que se llevara a la iglesia de su pueblo.

Pero… ‘donde hay patrón, no manda marinero’. Doña Catalina mediante una Bula del Papa deja resuelta la construcción del templo y la autonomía del lugar. Por otra parte, la Reina obtiene del Rey la cesión del pizarral de Nieva. Estaba naciendo la  Puebla de Santa María. El 7 de septiembre de 1399 fue traslada, en solemne procesión, la Virgen desde la ermita a la iglesia. Se extendió por toda España y allende nuestras fronteras lo milagrosa que era la Soterraña de Nieva.

En tanto el pastor, que los dominicos destinaron al cuidado del altar de la Virgen, llegó su muerte, sin que se pueda precisar cómo ni cuándo, sí que fue enterrado a los pies de la  Virgen, pero dejó de estarlo cuando se pasó la imagen al actual camarín. Entonces se efectuó un milagro colosal que DESDE LA CASONA se refiere así:

En 1566, reinando Felipe II, diz que, dispuesta a salir del templo una procesión, cuando pasaba por el sitio de la sepultura del pastor, no pudo continuar, como detenida por superior fuerza. Abrióse la sepultura, hallóse incorrupto y fragante el cuerpo de Pedro y la procesión pudo pasar adelante. Con esto se entendió que el bendito cuerpo debía trasladarse más cerca de la imagen, a la capilla mayor, y así se hizo. Y todavía, tiempo adelante, se le acercó más, depositándosele en el mismo camarín de la Virgen, donde continúa, expuesto en una urna de madera y cristales a la piadosa devoción de los fieles.

Ya no fue milagro, desde luego,  el incendio de la iglesia el 8 de junio de 1900, el cual devoró la Virgen hallada en el pizarral. Enseguida se encargó al escultor segoviano don Aniceto Marinas esculpir otra imagen. En su interior se introdujo lo que había quedado de la primitiva.

Es casi exhaustivo el conde de Cedillo hablando de Santa María de Nieva –la de su tierra, a no confundir con la de Almería-, así presenta los privilegios de que el pueblo fue objeto por bastante monarcas españoles a través de los siglos. Y tantas otras noticias y aportación de datos que, como es obvio, rebasan los límites de un artículo. Las bibliografía que cita, en cuya posesión me encuentro, es imprescindible para conocimiento de esta localidad, mas lo por él escrito es también de interés.

Con la simpatía que ya hemos visto le inspiran la Orden dominicana, no deja de consignar que el Colegio de los Padres Dominicos se estableció en 1904 por el obispo de Segovia Sr. Cadena y Eleta, siendo primeramente una fábrica de paños que los frailes ampliaron y convirtieron en centro de internado para Primera y Segunda Enseñanza. Acabado el curso, añado yo, habían de someterse los alumnos para rendir examen al viejo Instituto de Segovia; posteriormente se reintegraban al hogar paterno. 

Seguidamente pasa a tratar de los hijos ilustres de la localidad, pero aquí no voy a parar mientes a falta de extensión y mi voluntad de efectuarlo con algún detenimiento. Sí manifestaré la omisión que hace de quien llevó el agua potable al pueblo -no ciertamente un aguador, sino el único Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos que ha nacido en el pueblo-, estableciéndose entonces dos fuentes, una ubicada en la Plaza Mayor y otra en la zona de la Fuente Santa. Hasta después de la Guerra Civil no hubo agua corriente en las casas, no se pasaría del cántaro al grifo. A pesar de las nevadas,  las mujeres y las mozas del pueblo tenían que acudir a las fuentes para recoger agua en cántaros. De tal Ingeniero, que alcanzó gran importancia en el Escalafón del Cuerpo, que, además de construir algún puerto, fue profesor de la Escuela de Ingenieros, en la asignatura de 'Puertos y Faros', hablé en un artículo publicado en 'El Adelantado de Segovia' el 8 de enero de 1993. Quise conmemorar el 75 aniversario de la traída de agua potable a Santa María de Nieva. La primera captación la conoció el señor de La Casona, pero  ni él ni el Ingeniero y catedrático llegaron en vida a ver el agua en las casas, por fallecer antes de la 'guerra incivil', cual la denominó Unamuno. 

Otra censurable omisión es que no haga la menor referencia a la Plaza de Toros, que es de las más antiguas de España -concretamente data de 1848-, con un aforo de tres mil personas, cincuenta metros de diámetro del ruedo. En su construcción interviene como primer material la pizarra, que por algo está en el pizarral de Nieva. Es criticable, en suma, don Jerónimo López de Ayala  como quisque, cada uno o cada cual; lo es el mismo Lope de Vega, Monstruo de la Naturaleza en cuanto a su producción teatral, y Cervantes, Príncipe de los Ingenios.

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