martes, 10 de septiembre de 2019

La Prensa y sus artículos

¿En qué consiste ser escritor? ¿En contar la vida?
¿En apartarse de ella porque los árboles no dejan
ver el bosque?¿En meterse hasta los dientes dentro
de la vida, dentro de sus batallas, y guerrearlas,  y
solo después mostrar las cicatrices? ¿Es una voca_
ción o un destino? ¿Es una misión generosa o  un    
vicio solitario? ¿O es quizá todo eso a la vez?
                                Antonio Gala - 

La labor del articulista, literariamente considerada, tiene su importancia, y no pequeña Algo significa que haya escritores malos articulistas. Claro es que resulta igualmente válida la premisa contraria: no todo buen articulista es buen escritor en otros géneros, novela, teatro, etcétera.  Mariano José de Larra y Sánchez de Castro debe su renombre de escritor a sus artículos. ¿Quién conoce su teatro? Si su drama <Macias> ha hecho algún impacto se debe a lo relevante de su origen y oportunidad en el Romanticismo. Repite el tema de esta leyenda tan traída y llevada en  nuestra literatura, en su novela <El doncel de don Enrique el Doliente> sin hallar mejor fortuna. Una obra magistral es suficiente para otorgar el pasaporte a la gloria, pasando por la fama, pero en la escasa producción de 'Figaro' -se suicidó a la edad de 28 años- no hay tal obra: es un poeta sin méritos y un mediocre autor teatral y novelista, 'su genio queda adscrito -Sainz de Robles dixit- a la sátira social, al comentario de costumbres, a la alusión polémica'. Ello engrandece sus artículos.El lector medio le conoce por éstos.
 
Monumento a Larra en la calle de Bailen, 3. Madrid

Otro escritor que alcanza relieve como articulista, y únicamente como articulista, es Mariano de Cavia, que estuvo a punto de ingresar en la Real Academia Española, a cuya muerte (1920) fundó el diario ABC el premio anual que lleva su nombre y que está destinado a la mejor crónica publicada en la prensa española. <Platos del día>, <Azotes y galeras>, >De pitón a pitón>y algún otro título suyo son obras que recopilan sus escritos.

Mariano de Cavia en su ciudad natal, Plaza de Aragón, Zaragoza

Citando un tercer articulista notable podemos hacerlo de Miguel Moya.  (suegro del doctor Marañón) tan coetáneo de Cavia que nació un año después (1856) y murió el mismo año. Gran articulista fue también el literato  y académico don Severo Catalina y del Amo de quien la obra (de ensayo) más conocida es <La mujer>. De él dice el citado Federico Carlos Sainz de Robles que 'fue un escritor ameno, muy fino observador, de mucha cultura y extraordinario talento, que mejor reflejan sus numerosos artículos, desperdigados en diversas revistas, que sus libros. 




Podríamos proseguir la relación. No comprendo el desdé de algunas personas, por no decir muchas, hacia el artículo. En principio nada le justifica, pues tan solo es despreciable el insustancial y de nulo valor literario, trivialidad que hemos de achacar a falta de preparación -general o, por lo menos, del tema tratado- y a los pequeños límites de su cualidad para escribir artículos o en general. Un ensayista será siempre un buen articulista.

En periódicos se escribieron -la prensa dejó en gran medida de ser literaria, hoy día es meramente informativa, exceptuando de ello, obviamente, las revistas culturales, 'Historia y Vida', por ejemplo- magníficos tratados didácticos, polémicos, etcétera. Pueden ser también oratorios, poéticos..., según, en fin, sus asuntos y sus formas; en ellos importa lo que se dice y cómo se dice. He aquí la clave: conceptos enjundiosos y elegante fluidez. No se debe desarrollar una idea de una manera baladí, como mero ejercicio de redacción escolar, al margen de su verdadera exposición, de penetración en el tema. Hablar por hablar es fácil, pero es muy arriesgado pensar que no hay lectores con cultura, aparte de que desde los más a los menos  cultos merecen respeto. No otra parece ser la creencia de quienes  escriben un artículo careciendo de documentación sobre el tema, sin precisión y amenidad. expositiva, para decirnos, por ejemplo, si es optimista o pesimista, y acabada la lectura no hemos recogido idea alguna importante sobre el optimismo y el pesimismo. 

Algunos de estos escritores, fuerza es reconocerlo, no desprecian al público, lejos de ello suponen le hacen un buen servicio e incluso la ignorancia e ingenuidad que padecen los lleva a pensar que sientan cátedra de erudición y buen decir. Y si se ven en la prensa  escritos despreciables de escritores y/o periodistas, que decir en los juzgados en cuanto a algunos jueces y abogados. Léase 'El dardo en la palabra', del filológo Fernando Lázaro Carreter.. El artículo no es obra de artesanía, con lo cual ya tendría el mérito del oficio, sino auténtica obra de arte y como tal sus exigencias de entrega: estudio, meditación e inspiración, sobre todo, algo de aquel quid divinum, del genio.

El artículo está en decadencia -reitero-, salvo revistas especializadas, pasó su siglo de oro y todos los demás, hoy la prensa es casi únicamente informativa, lleva la voz cantante el reportaje, o sea, la información periodística sobre una persona o materia determinada, conforme definición de Julio Casares, y ello es así por imperativo de nuestro tiempo de información y publicidad. La información de la actualidad es el obsesionante leitmotiv de las Redacciones periodísticas y, como consecuencia, tiene mejor acogida en artículo con carácter de crónica, es decir, el que comenta literariamente algún tema de actualidad. 
                           

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