domingo, 25 de marzo de 2018

ACEPCIONES DEL AMOR ( * )

El amor puede ser, como de la verdad ha dicho un célebre moralista, múltiple en su forma, pero uno en su esencia. Tiene dos formas propias. Ya Platón, en el Banquuetepone en boca de Pausanias <hombre maduro al que la edad y la filosofía han enseñado lo que no saben los jóvenes>, estas palabras: <Hay dos Venus, la una, antigua, hija del cielo, y que no tiene madre, es Venus Urania o celestial, la otra, más joven, hija de Júpiter y de Dione, es la Venus popular Hay, pues, dos amores correspondientes a las dos Venus : el primero sensual, popular, no se dirige más que a los sentidos ; es un amor vergonzoso que es necesario evitar. El otro amor se dirige a la inteligencia, y por esto mismo al sexo que participa de más inteligencia, al sexo masculino.> Veremos luego que se equivoca , que es precisamente en la mujer en la que más numerosamente se da este amor.

El amor que se dirige a la inteligencia, a la idea, se ha dado en llamar platónico , y el que se dirige a los sentidos, aristotélico , según los nombres de los nombres de los sustentadores de las dos teorías, Platón y Aristóteles. Hay amores que pueden catalogarse en uno y otro extremo , pero los más frecuentes son aquellos que participan de ambos, con más o menos dosis de uno o de otro según predomine en sus protagonistas el sentimiento o la sensación. Este será el amor completo.

Para Freud no existe más que la libido dominando nuestra vida psíquica y motivando, por insatisfacciones, extravagancias y neurosis. No hay, para él, más punto de partida que el instinto, que puede, eso sí, espiritualizarse  "fijándose" esta fuerza del instinto sexual , fuerza de lo genital y del y de la esfera física, en obras del espíritu Aparte de los errores de su doctrina, de fondo materialista, aportó luz a la Ciencia, tratando abierta y valerosamente las relaciones de lo sexual con lo psíquico , el acto sexual como algo más que una estricta función fisiológica. Así lo proclama hoy día la Psiquiatría, que ha descubierto que en muchos casos la impotencia masculina viene de un estado psíquico patológico ; lo corrobora el Doctor Marañón al considerar que <si una biografía pretende penetrar en la vida psíquica del héroe, no puede pasar en silencia , como suele ocurrir por discreción o mojigatería , las característica sexuales del biografiado>.. No solo se relaciona la función sexual con el espíritu, también con las distintas vísceras y su fisiología; pero dejemos la Fisiología.

Antes que la Medicina viniera a aclarar estas cuestiones, y desde tiempo inmemorial, se distinguían el apetito sexual y el amor, Pero nadie ha sabido deslindar ambos amores tan exactamente como San Agustín. Su doctrina distingue dos puntos de partida del amor: el cuerpo y el alma; Sexus o instinto sexual, apetito sexual, concupiscencia. Eros o amor puro y espiritual. A la persona se la puede captar fácilmente viendo cual de estos dos amores domina en ella. Ortega también cree que por el amor se puede conocer al amante; ahora bien, no admite pueda conocérsele por el objeto de su amor, como el autor de La ciudad de Dios, el cual estima adquirimos una personalidad de acuerdo con lo amado. <Cada uno es -nos dice- según aquello que ama. ¿Amas la Tierra? Tierra eres. ¿Amas a Dios? ¿Qué diré? Dios eres>  No existe discrepancia en este punto, aunque, a primera vista, al poco enterado de una y otra obra de ambos pensadores puede parecerle. Ortega, al decir objeto de amor, se refiere a la calidad de la persona que haya despertado ese amor, y el obispo de Hipona a la que conmueva nuestro corazón  elevados o bajos ideales.

Las bellas almas no pueden hallar total satisfacción en el Sexus, no podrá llenar el vacío de Eros, vacío que un alma vulgar ni siquiera notará. El auténtico amor humano, como el divino, nace del alma y al alma se dirige, ; "el amante -dice Platón- debe amar el alma, y el alma, la virtud".

El deseo puede existir sin el amor, pero éste no sin deseo, o dicho con palabras de Ortega, "lo que se desea puede alguna vez llegar a amarse; lo que amamos, porque lo amamos, lo deseamos".

Esta supremacía del espíritu sobre la carne no debe significar desprecio para el cuerpo ; <la corporeidad es santa porque tiene una misión trascendente : simboliza el espíritu>. Agustín de Foxá define el cuerpo como el andrajo del alma. ¡Terrible irreverencia a la belleza plástica! Hay cuerpos que efectivamente son el andrajo que cubre un alma bella, mas hay también almas de andrajo revestidas de un cuerpo hermoso; ironías de la anatomía artística, que no le importa que las cabezas no tengan seso para hacerlas hermosas, ni que los corazones están disecados para formar un busto bello . Bueno es también poseer belleza física , y lo ideal, reunir, como Apolo, junto a su belleza corporal, que de él recibió el nombre de apolínea , la del alma. 

El amor aristotélico, de raíz en lo físico, está condenado al fracaso o a la fugacidad, que tantos confunden con la fugacidad del amor. <No se repita, pues, tan tranquilamente, como diciendo cosa clara y sencilla -advierte el autor de Estudios sobre el amor-, que el hombre se enamora de la mujer "físicamente" , o viceversa, y que luego sobreviene el choque con el carácter  de quien amábamos. Lo que sí acontece es que algunas personas de uno y otro sexo se enamoran de un cuerpo como tal; pero esto revela precisamente su modo de ser específico>. Revela, sí, su modo de ser específico, y no que el enamoramiento en el hombre o en la mujer prenda exclusivamente en el lo físico; más fácil es prenda exclusivamente en el alma. <Es el carácter sexual del amante -sigue diciéndonos- quien sugiere esta preferencia. Mas es preciso agregar que esta preferencia se da con mucha menos frecuencia de lo que suele creerse >. De todos modos, "¡Ay infeliz de la que nace hermosa!". ¡Ay infeliz de la que nace fea!, por aquello tan 'verborroteado' de que todas tienen algo, y que sería exacto si dijera casi todas. Seguidamente nos afirma Ortega que <quien haya observado con algún cuidado el alma femenina pondrá en duda, como suceso normal, el entusiasmo erótico de la mujer por la belleza masculina>. Apunta a continuación las clases de mujeres excepción de esta regla, que muestra <es menos frecuente que en el hombre la disociación entre el placer sexual y el afecto o entusiasmo> . Podemos decir que la mujer desea aquello que ama, porque lo ama, y el hombre desea siempre, ame o no ame. El entusiasmo erótico del hombre  por la belleza física de la mujer es visible a todas luces aun por los que menos vean. Se da este entusiasmo en primer lugar en el tipo eminentemente erótico, que puede ser peligroso o inofensivo  según le acompañe o no otros rasgos  del carácter y cualidades espirituales y físicas que facilitan la conquista . Se equivocó, pues, Platón -insisto- al creer que el amor de Venus corresponde principalmente al hombre, por dirigirse a la inteligencia y participar de ella en mayor grado. Sea su capacidad intelectiva menor, igual o superior a la mujer, el hombre es por naturaleza, y en sentido erótico, sensual, independientemente de la calidad de su espíritu que, alcanzando elevado nivel de cultivo , llega a domeñar la naturaleza. 

El amor que cala en el alma no puede morir, en concepto de la mayoría de los autores ; yo no me atrevo a encuadrarme en esta opinión; el amor, el verdadero amor, puede morir. Al afirmarlo no rechazo de plano el concepto orteguiano según el cual >un amor pleno, que haya nacido en la raíz de la persona, no puede verosímilmente morir >. De lo que no cabe duda es que en muchos casos vive enfermo y que su enfermedad más grave es la del monólogo. El amor puede morir por ingratitud del amado, y digo puede, porque hay casos en que sobrevive  a este dolor. Depende la persona; nunca se extinguirá la casta de los héroes.

Todos los autores están de acuerdo, en cambio, en la fugacidad del... otro amor, desde Plutarco, a Castelar, pasando por Cervantes, por no citar anteriores y posteriores, . El creador del género biografía se expresa así: <Como si suprimís el amor de la unión de los sexos, ¿en qué se convertirá esta unión? En una necesidad que, como el hambre o la sed, no tendrá otro objeto que hartarse y cuyo resultado nada tendrá de noble. En cambio, mediante el amor, Afrodita quita al placer la hartura , haciendo del acercamiento de los sexos una tierna unión de dos corazones.> Cervantes hace decir a Cardenio, al relatar la historia de su amor por Luscinda, : <el amor en los mozos, por la  mayor parte, no lo es, sino apetito, el cual, como tiene por último fin el deleite, en llegando a alcanzarlo se acaba y ha de volver atrás aquello que parecía amor, porque no puede pasar adelante del término que le puso naturaleza, el cual término no le pone a lo que es verdadero amor>. Y Castelar habla del amor que solamente tiene su sede en los sentidos del siguiente modo: <Nada hay más insaciable que el amor puro. Nada más fácil de ser satisfecho que el amor de los sentidos . Placer, y solo placer placer, es sinónimo de hastío y solo hastío. En el bien y en la pureza está, con la inmensidad del amor verdadero. la seguridad del amor eterno.  El abismo del corazón no se llenará jamás sino con lo infinito. Pero la voracidad del corazón se satisface y se gasta fácilmente>. 

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No quiero acabar este capítulo sin definir el amor, pero... Aquí la conjunción adversativa es por completo adversativa, valga la redundancia. "En el cielo y en la tierra, Horacio, hay más de lo que puede alcanzar nuestra pobre filosofía ", dice Hamlet a su amigo. No podemos explicarnos por qué vemos , qué es, en suma, la vista La Anatomía y Fisiología no dan plena satisfacción, ni ninguna otra ciencia del orden que fuere, . Ya lo dice Jaime Balmes refiriéndose a la imposibilidad de los sabios de descubrirlo todo , por el contrario de lo que creyó en sus primeros años estudiantiles: <La Literatura,-me decía- yo a mí mismo, sus investigaciones sobre lo bello, lo sublime, sobre el buen gusto, sobre las pasión es, le proporcionarían reglas seguras para producir en el ánimo del oyente o del lector el efecto que se quiera. >. Pu´es aún falla más en las estimaciones estampadas a continuación::<"sus estudios sobre la lógica e ideología le darán un claro entendimiento de las operaciones del espíritu y de la manera de combinarlas para alcanzar la verdad de todo linaje de materias>. (¡Nada menos! ¡Quien pudiera!) ... <la psicología les llevará a formarse una completa idea del alma humana, de su naturaleza, de sus relaciones con el cuerpo, del modo de ejercer sobre éste su acción y de recibir de él las varias impresiones>. Pues no. Por mucho que se acuda a la literatura, tejedora de pasiones,, o ésta de literatura,  a la psicología para diseccionar el alma, y demás ciencias en demanda de de luz, moriremos, como Goethe, reclamando más luz.. <Mientras haya un misterio para el hombre, habrá poesía>, dijo, lógicamente, el poeta denominado "Huésped de las Tinieblas"; podemos vagar por ellas, pero no rasgar su velo. 

Es innegable el adelanto de la ciencia, mas quedarán  siempre en pie las palabras las palabras del obispo Duvan: <Acerca de Dios, del espíritu, de la otra vida, ¿qué se sabe? , ¿qué se ha descubierto?, ¿qué dejaremos a los siglos futuros? Nada. Torrentes de luz sobre el estudio de la materia; sombra, abismo de sombra en lo tocante al mundo superior; duras tristezas y amargas desolaciones>. 

Vivir, pasearse por esta exposición de grandezas y miserias, que es la vida, experimentarlas, aporta también conocimientos; es una clase de psicología práctica que también dejará lagunas de ignorancia insuperable. 

En los libros hallaremos frases más o menos ingeniosas acerca del amor, de cuanto en él sucede; muy pocas, y ninguna satisfactoria, sobre el amor en sí considerado; es impenetrable su esencia e indefinible, por consiguiente.

* De mi libro: 'Nuevo tratado de amor'.

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