sábado, 22 de octubre de 2016

Santa María la Real de Nieva - Carta abierta al cura párroco de esta localidad segoviana

Puerta principal de la iglesia
Vaya por delante, Sr. Agueda Martín, que entiendo están ustedes, los componentes de la confabulación, procediendo de mala fe. Si es capaz de demostrarme lo contrario, demuestremelo. Me resulta abstruso concebir que en usted se dé un intelecto tan ínfimo y una ignorancia supina. 

Precisamente, se me mostro in albis, en blanco, del tema Blanca I de Navarra en lo concerniente al problema que suscitó el hallazgo de unos restos mortales femeninos hallados en la iglesia con motivo de una obra de albañilería en 1994. El hecho de que sea cura párroco en el pueblo desde primero de este siglo no le exime de su ignorancia en tal evento de pocos años antes, tanto menos disponiendo de internet. Yo le he aleccionado al respecto e incluso indicado que acuda a dicho medio para documentarse. 

Ni el acudir a tales páginas, si lo ha hecho, ni el leer mis artículos informativos y de protesta ha surtido en usted efecto alguno en cuanto a rectificar de ser el líder  de la trama de referencia. Despropósito enorme que un sacerdote lidere la mentira. Últimamente volví a escrirle el correo electrónico que a continuación transcribo y que llava por título: "Invitación a entrar  en razón acatando la verdad científicamente probada", 
                                                                             
No sé, Sr. Agueda, si le es conocido que continúan echándome al buzón la hoja parroquial; en todo caso, usted no lo ha suspendido como ha hecho con la correspondencia. En cuanto a ésta parece ser piensa que tiene demasiada bondad para responder a un ser tan malo como yo –con todas mis faltas, yo no miento-, mientras que, por otra parte, no es pequeño el desprecio, desaire, desdén menosprecio –algo que nada tiene de cristiano- que emplea conmigo. Desconozco si ha leído a Federico Niezsche y conoce esta opinión de él: La palabra más soez y la carta más grosera son mejores, son más educadas que el silencio.


Quizá se deba éste al desagrado que le ha producido la lectura de mis dos artículos con que últimamente he aumentado mi blog. Créame que soy el primero en lamentar que de la Iglesia católica se pueda decir lo que Séneca expone en cuanto a los de su oficio: Hay que obedecer lo que predican los filósofos y no seguir lo que hacen. Ello queda clarificado en mi actual escrito que adjunto le envío.


Aquí tiene una evocación, en arquitectura –la fotografía de San Francisco el Grande, de Madrid- del santo de Asís, que V., cita en su hoja parroquial, sobre el que tanto se ha escrito –incluido el ateo Saramago- , pero no crea que los de su Orden, y demás Ordenes, han cumplido, como él, ad pedem literae, los Evangelios. Viví en Madrid y conocí a los frailes (aun desaparecido el convento, viven en la iglesia algunos de ellos, o vivían, ahora no lo sé), que no vivían, ciertamente, en sus dependencias con la pobreza de su fundador. En este templo me casé, asistí a grandes ceremonias litúrgicas y a conciertos.

Sigo lamentando, como asimismo ocurre con el equipo que descubrió la verdad, que los restos del sepulcro de la iglesia parroquial de Santa María la Real de Nieva, NO SON de Blanca I de Navarra e indignado, por ende, de que el pueblo incurra en un hecho que es de vergüenza ajena al negarse a admitir el veredicto de la Ciencia. ¡Qué burrada, qué locura! El ADN mitocondrial está, natural y lógicamente, admitido universalmente.

Un saludo.                 

A esta carta recibo una respuesta extemporánea. He aquí la misma y mi réplica: 
                                                                                                                                                         
Me dice, Sr. Agueda, a mi correo de   lo siguiente: ‘Veo que me tiene mucho miedo o respeto, pero es más tenaz e intransigente que yo. Un saludo’.

Le tengo respeto, sí, en cuanto a estricta cortesía, cortesanía, atención, agrado, comedimiento, urbanidad,  no más. Probablemente sea también benevolente, Ahora bien, le aclaro con Antonio Machado que ‘benevolencia no quiere decir tolerancia de lo ruin, o conformidad con lo inepto, sino voluntad de bien’. En el sentido de miedo al Coco, o al lobo feroz, nequaquam, de ningún modo, pues no es el uno ni el otro, ni siquiera el lobezno del poema ‘Los motivos del lobo’, de Rubén Darío.

Muchas gracias por considerarme tenaz e intransigente, basándose en mi lucha contra la Mentira del sepulcro de Blanca I de Navarra. A mí no se me doblega bajo ningún medio, incluida la intimidación, a admitir la mentira. Sé, dicho sea de paso, de más de uno –como que son dos- a quines han hecho transigir con ella, tuvieron oportunidad de presentar la verdad gráficamente y, no obstante, lo omitieron en sus escritos.

El ser tenaz, en cuanto a ‘firme, porfiado y pertinaz en un propósito’, denota virtud –en su acepción de ‘integridad de ánimo y bondad de vida-, otra cosa es la obstinación en el error. Pudieron errar cuando se suponía que el esqueleto encontrado en la realización de una obra de albañilería era de la referida reina, fallecida e inhumada en este pueblo, pero ya no se trata de un error, sino de mentir deliberadamente  

Muy conocido es este aserto de Cicerón, en ‘las Filípicas’, y no es primera que le expongo: Errar es cosa propia de cualquier hombre, pero perseverar en el error solo es privativo de los necios. Y lo peor no es que perseveren en el error, sino que –insisto- ya no cabe el error, desacierto, equivocación, al haber quedado demostrado por la Ciencia que los restos mortales hallados NO SON de la referida reina.

Y, para más inri, se ha publicado a la rosa de los vientos, por lo que es notorio. Es muy vituperable que no quieran enterarse. Si el error se ha transformado en mentira, no es aplicable esta opinión del psiquiatra Vallejo Nágera, en ‘Perfiles humanos’: La peor ignorancia no es la del que no sabe, sino la de los que son incapaces de percatarse de que están equivocados. Es tremendo el despropósito y falta de honestidad estar propagando tal mentira, cuando lo honesto, razonable y justo es que se rectifique de conducta.

Ya es hora, después de más de ocho años. No se puede dar más la nota con respecto en contra de lo justo y de la rectitud moral. ¿Qué concepto podría tener de usted como persona, ya no digamos como sacerdote, si no aplaudiera mi tenacidad e intransigencia? Ojalá cupiera el elogio por mi parte respecto a usted en que no consintiera la mentira y fuera tenaz, resistente, infatigable en luchar por la verdad, tanto más afectando a un mentira que, visiblemente, raya en lo demencial. Es que yo sin estar en el manicomio no puedo decir que soy Napoleón.

Distinto que el alcalde me expusiera en un correo-e que había hablado con el teniente de la Guardia Civil sobre el atentado a mi propiedad y persona sin ser cierto ni por lo más remoto. En balde mi queja a él, pues continuó la villana acción hasta que yo lo comunique directamente a la Benemérita que puso fin rápidamente. Hubo quien me dijo que en el Ayuntamiento conocían la gentuza que lo perpetraba. Un día me dijo el barrendero que él sabía quienes eran, pero no quiso informarme, entonces se lo comuniqué al Sr. Pérez para que le hiciera delatarlo, pero se llamó andana, lo que coadyuvó a dar crédito a lo que me expusieron. Todo ello se halla reflejado en los correos cruzados con el referido.

De esta hazaña del pueblo que actualmente preside el ex alcalde de la aldea de Villoslada no dudo que estará enterado, habida cuenta de que forma en la cofradía de la Mentira del arcosolio del presbiterio, de sustentarla a troche y moche, disparatada e inconsideradamente. Y ya ve que no por ello dejé de combatirla con mis escritos. He aquí mi miedo a usted y al lucero del alba. Del que usted dista mucho.

Yo no me puedo creer que pinte menos en la iglesia del pueblo que la Tomasa en los títeres, valga la vulgar expresión, según se infiere de que me dijera que si quitaba la placa sería un delincuente. No me refiero a que la arranque, sino, sencillamente, que tape la falsa inscripción –nunca me canse, ni me canso, de repetírselo-, y si tiene que comunicárselo a alguien de rango civil, pues comuníqueselo; si es de buena sindéresis y rectitud moral no se va a oponer, no le va a desautorizar.

¿Qué entiende por delincuente? Es cometer un delito. Delito como quebrantamiento de la ley no es que el párroco de una iglesia quiera quitar, y quite, una Mentira mayúscula que se da pábulo en ella. Tengo la experiencia de que siempre salió por peteneras; por ejemplo, una vez me dijo que estaba blasfemando. Eche mano al diccionario –el que quiera, el de María Moliner, Julio Casares, el citado de la RAE- y vea cómo define blasfemia.

Yo no emito palabras gravemente injuriosas contra lo sagrado ni lo profano, santa sancte tratanda sunt, las cosas santas han de ser tratadas santamente. Y ni pensarlo contra la Divinidad. Así que si se considera –no ha lugar, pero bueno- entroncado con santidad y divinidad no tenga temor alguno. Si quiere ser para el cielo y los altares no se adhiera –y lo hace de una manera empedernida- a la falsedad, infundio, patraña, camelo o noticia falsa, máxime  estando tan vista y comprobada-

Un saludo.  

No hay manera de que proceda debidamente.            

Aún estoy esperando que conteste, pero me ausenté del pueblo el 8 del cursante octubre para regresar el 15 y estando descargando equipaje me abordó para manifestarme que teníamos que hablar pero verbalmente. Ya pudo comprobar por mis respuestas que mi padecimiento de garganta no me permite sostener una controversia fonéticamete. 

Le insistí en que podía polemizar conmigo cuanto quisiera, pero por escrito. Me dejó estupefacto al exponerle que es inaudito que no entre en razón y que el alcalde que dejó esquilmado el Ayuntamiento no le importa que gravite sobre él la fama de presunto corrupto y sí el sostener contra toda cordura que no hay prueba de que los restos no sean de Blanca I de Navarra  -' A mí no me importa que el alcalde fuera o no corrupto, lo que me importa es que el sepulcro es de ella. Se lo puedo probar con unos documentos. Bueno, ante tanta incongruencia, le despedí, faltaba por completo coherencia, lógica. Le dije que continue llevando la contraria a la ciencia, que yo también continuaría vituperandotal hecho. 

Hic et nunc, aquí y ahora, le expongo que me extraña le resulte indiferente la posibilidad de quebrantar el séptimo Mandamiento de la Ley de Dios -'no hurtar'- y también, a lo que parece pues usted incurre en ello, el octavo de dicho Decálogo: 'no levantar falso testimonio ni mentir'. Con tal de mentir no vacila en in contra la ciencia, o con tal de ir contra lka ciencia no vacila en mentir; deterstable es desde los dos puntos de vista. Lo es en cualquier persona, pero en un sacerdote... Como clérigo -no Jesús, sino la Iglesia católica le hizo un asalariado y elegido de Dios- ha de respetar ad pedem literae, al piede la letra, los mandatos divinos.¿Qué pasa con la moral, moral cristiana, y la moral en general? La conducta que está/n siguiendo  non la mayúscula Mentira del sepulcro es moralmente inaceptable. Trató de hacerme ver que de ustad no dependía, y ha terminado mostrándoseme defensor a ultranza. 

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