miércoles, 12 de junio de 2013

SANTA MARÍA LA REAL DE NIEVA (SEGOVIA) SOSTIENE UNA FALSEDAD

El sepulcro de la falsa inscripción.   







                                                                                          
No es moral, no es ético, sino una mala costumbre, mentir -es lo mismo ser encubribidor de la mentira-. Como excepción de la regla, dejemos la mentira piadosa. Pero ya el   mandamiento del Decálogo entregado por Jehová a Moisés prohibe levantar falsos testimonios, mentir. Y si desde el punto de vista estrictamente religioso pasamos al social, véamos, por ejemplo, lo que Severo Catalina  dice al respecto en su libro "La mujer": 
Decía un sabio que la mentira es pecado antisocial; y decía muy bien. Por la mentira se falta a Dios, autor de tda verdad; se falta a la propia dignidad humana; se falta a los semejantes. La mentira, que por sí es un pecado, sirve además de auxiliar a casi todo los pecados.
No hay mentira inocente: la que más inocente parece puede conducir a un abismo; porque allí donde en realidad no hay malicia, la malicia humana se encarga de suponerla.
La verdad ha de ser la mejor amiga del hombre y la amiga más leal de la mujer
El falso testimonio dado en dicha villa segoviana puede ser, y así lo supongo, sin voluntad de mentir, por falta de premeditación, actuar a la ligera, interviniendo en tal proceder el vehemente deseo de que los restos mortales encontrados en la iglesia, con motivo de una obra de albañilería llevada a efecto por el contratista Carlos Santos Moreno, de Cobos de Segovia -otra residencia en la actualidad-  en 1994, pertenecieran infaliblemente a la reina Blanca I de Navarra, fallecida en su visita a Nuestra Señora de la Soterraña, combinada con móvil político -o hay porqué apuntar sólo el religioso- el 1 de abril de 1441, siendo enterrada en la iglesia. ¿Se realizó o no el traslado a Santa María de Ujue, ya que ella así lo tenía dispuesto en su testamento hecho el 17 de febrero de 1439? Sobre ello hace bastantes cábalas y conjeturas Eloísa Ramírez Vaquero en su escrito titulado "Los restos de la reina Blanca de Navarra y sus funerales en Pamplona". Lo único que sabemos es que su tumba es desconocida; sí, como la del clásico soldado ignorado. Tampoco sabemos si se cumplió su disposición de ser amortajada con el traje y ropa de su coronación.


La incógnita no ha sido despejada al día de hoy; probablemente continúan sus despojos en la iglesia santamarieña pero no han sido encontrados todavía, por mucho que lo asegurasen un día este, el otro y el de más allá, incluido el anterior alcalde. Esta es la verdad, muy pura, por muy dura que resulte a los santamarieños, autoctonos o foráneos, tanto más a aquellos que hablaron y/o escribieron equivocadamente, lo que vulgarmente se llama "meter la pata", siendo además inoportuno por lo que de ligereza, irreflexivo o poco meditado, tuvo. Nunca se repetirá lo bastante. Se argumentó visiblemente ad libitum. 

El autor que ha descubierto y demostrado que los restos en cuestión no se corresponden con la inscripción del sepulcro, se llama ADN y su apellido mitocondrial. En tal historiador no cabe simpatías ni antipatías, tendenciosidad, es la Ciencia, y ésta se basa en la demostración, la evidencia. Según los científicos en la materia de referencia, el ADNmt es seguro y se transmite de madres a hijas, o sea por vía materna, per seculam seculorum. 

Existe la relativamente reciente (2011) biografía titulada "Doña Blanca de Navarra reina prudente y peregrina, de una época conflictiva" 
Leo en la prensa que los restos atribuidos  al príncipe de Viana y a su madre, la reina Blanca de Navarra, son falsos. Así lo determinó un estudio genético de ADN presentado en el monasterio de Poblet en septiembre de 2008. Por eso, ni los restos conservados en Santa María a Real de Nieva (Segovia) puede ser atribuidos a doña Blanca ni tampoco los identificados en Poblet pueden ser los del Príncipe de Viana, una vez cotejados estos últimos con los de su sobrina tataranieta la archiduquesa Bárbara de Habsburgo (Diario de Navarra, 17 - II y 10 - IX - 2008). Con ello -salvo error por parte de los investigadores del ADN- corregimos la afirmación del autor de que los restos de la reina Blanca se encuentran en Segovia. Aunque parece cierto que los restos del Príncipe de Viana se hallan en Poblet, todavía se ignoran cuáles son, pues están mezclados con los restos de de más de cien personajes pertenecientes a la Corona de Aragón y a familias que fueron enterradas en la iglesia del monasterio.  
Tal puede leerse en el prólogo del libro de referencia. Ítem. En la Gran Enciclopedia Mundial, prologada por el filósofo Julían Marías y dedicada a la memoria del ilustre hipanista don Ramón Menéndez Pidal bajo cuyos auspicios se inició, en cuanto a Santa María la Real de Nieva da, entre otros datos, que en ella reposaron los restos de doña Blanca de Navarra antes de ser trasladados a Tafalla. Y, conste, no es la única obra de consulta que no admite que los despojos de referencia estén en la iglesia de dicha localidad. Y lo que es incontrovertible es que sean aquellos para los que se hizo el gasto inútil de eregir un sepulcro en el altar mayor.  

Va para cinco años que es notorio en el pueblo que los restos que el sepulcro contiene no son los de la inscripción que en él se exhibe y que lo pertinente es que ésta se tape. Sumamente reprobable resulta que a ultranza se mantega la mentira, siendo patente que constituye una falta de respeto a todo vecino honesto de tal localidad segoviana y aun de la misma provincia,  en términos generales, Segovia no quiere mentir. Los navarros depusieron su pleito por los restos cuando quedó evidente que éstos no son los de su reina medieval. Surgió el debatir la posesión de la osamenta de Blanca I de Navarra. ¿Estuvo más de cuatro siglos enterrada en dicha provincia y de aquí el aferramiento de ésta a conservarlos en ella? Ignórase en definitiva. Sí hay un indicio, por parte de la líder del equipo de investigación sobre el Príncipe de Viana y, su madre, Blanca I de Navarra, de a qué señora puede pertenece la osamenta encontrada. Pero el entonces alcalde del pueblo no quiso enterarse, los restos eran de la reina navarra y... punto redondo. Lo decía él, el cronista de la villa, que él nombró, y algún vecino más. 

Una vez que a partir del 9 de septiembre de 2008 se presentó la evidencia del error ya no es equivocarse, sino mentir deliberadamente. Me duele por los hombres y mujeres que hay honrados en Santa María la Real de Nieva a cuya dignidad se falta visiblemente. Es incontrovertible que los que sostuvieron el error de modo gráfico, debieron retractarse, también gráficamente, respetando en primer lugar la dignidad de sus convecinos y, asimismo, la de toda persona, consignando que no pretendieron intencionada mentira. Tanto más el nombrado cronista oficial, quien a posteriori de presentarse en el monasterio de Poblet el estudio genetico del Príncipe de Viana publicó su artículo titulado "Los restos de Blanca de Navarra se encuentran en la iglesia parroquial". ¡Ya es desinformación, si no falta de respeto a la Ciencia!

Cuando actualmente tantos políticos mienten -son amigos de la mentira para tapar su corrupción, enriquecimiento ilegal- y lesionan los intereses de la ciudadanía a que sirven -la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado, que dice literalmente la Constitución-, haciéndoles un flaco servicio, tengo la esperanza, y no quiero pecar de ingénuo, de que conseguiré que se borre, de alguna manera, la falsa inscripción del sepulcro del presbiterio de la iglesia de Santa María la Real de Nieva. 

Un alcalde no tiene poder omnímodo.

Ningún alcalde, sea del PSOE o del PP, dispone de carta blanca tras la elección, aunque se da el triste caso de que no ya uno de ciudad, sino los mismos ministros e incluso el presidente pasa a creérselo. Todo indica que es así, y, si no, a la crisis que hemos venido a parar, por política cuajada de errores y de corrupción, me remito. Leo en internet la indignación que ha producido en los vecinos de Santa María la Real de Nieva la deuda que ha dejado el alcalde anterior: 890 mil euros, considerándolo increíble en un pequeño lugar de 1242 habitantes, siendo el sexto pueblo de los Ayuntamientos más adeudados de Segovia. Sí, nefasta gestión, nefasto recuerdo, pues si no deja de ser alcalde alcanza mayor deuda que el de Madrid con su obsesión de obras gigantescas más allá dela posibilidad económica. En ninguna economía de ningún tipo o ámbito se debe gastar más de lo que se percibe. Han de conocer los vecinos del pueblo, empezando por la oposición, las cuentas del Ayuntamiento, sin atender palabras del alcalde y menos permitirle su negativa a informarles-
                                                               
     
Si en Eusebio García González  no hubo transpariencia, como se quejó en su día el Grupo Municipal Socialista, hay que exigírsela al actual, quien por el lío de cuentas dio conmigo un patinazo al reclamarme indebidamente el pago de una autorización de obra. ¡Qué manera de llevar las cuentas! Obviamente lo digo porque lo puedo demostrar; así también invito a Rosa Esther Migueláñez Mateos, portavoz del citado grupo y autora del artículo Vecinos de Santa María la Real de Nieva: Por qué nuestras deudas?, que si ve... "irregularidades" y el alcalde no facilita examinar las cuentas, anteriores y presentes, ha de ser en su continuidad,  proceda/n a la oportuna denuncia a la Fiscalía Anticorrupción. Son muchos los alcaldes de pueblos, aun pequeños, que cayeron en corrupción. Hay que actuar sin miedo, una vez se tenga verdadero conocimiento de causa, se vean pruebas, pues existe la obligación de denunciar el delito. 

Pese al aserto del periodista británico, no puede sonarme veraz la mentira del sepulcro que sendos alcaldes se aferran a sostener, incluso contra la ciencia, ambos con su cronista al frente. Aquí de nada vale el diseño del lenguaje político; entonces lo que conmigo ha empleado el Sr. Pérez Esteban ha sido lo que vulgarmente se llama escurrir el bulto, es decir, eludir o esquivar un trabajo, riesgo o compromiso. (DAE). Evidentemente no tiene porqué sentirse obligado a su correligionario, no existe imposición legal, moral, social, etc., lo que existe, lo que demanda de consuno el sentido común y la honestidad es atender la solicitud de que haga desaparecer el infundio, patraña, noticia falsa, que se exhibe nada menos que en el altar mayor de la iglesia.  

¿Acaso cree que le puede servir de paradigma de alcalde su antecesor? Pues no. Dada la situación económica caótica y perjudicial en que ha dejado el Ayuntamiento -debido en el mejor de los casos a mala administración- me parece lógico que el grupo socialista haya propuesto al entrante que renuncie a su paga. Ésta, por otra parte, es exorbitante para la categoría del Ayuntamiento; él mismo declara que no es rentable. Pero, según ellos, amenazó el tal Sr. Pérez Esteban con dejar la alcaldía si no percibía su  paga y la que se había fijado. Ignoro el inconveniente que ello, una vez elegido, podía generar, lo que sé es que cualquiera podía sustituirle, que no se trata de nombramiento de académico. Podía y debía hacerlo ad honorem, como alcaldes de otrora. 
                    

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