domingo, 16 de junio de 2013

Santa María la Real de Nieva, el pueblo que rechaza gratuitamente la prueba científica de ADN

La suprema injusticia, es no ya falsear, callar la verdad.
                       - Miguel de Unamuno - 

La verdad existente sobre los restos mortales que contiene el arcosolio ubicado en el presbiterio de la iglesia de Santa María la Real de Nieva es que son ignorados, y, por ende, lo pertinente es dar cumplimiento a la petición de la líder del Proyecto Poblet expresada en el articulo de Pilar Encuentra - Tarragona - 10/09/2008 - de esta manera: "Mariona Ibars recomienda que en Segovia, en donde la tumba de la reina se puede visitar, se cambie al menos la placa que la identifica. Respecto al enterramiento del supuesto príncipe, no es accesible por lo que los monjes de Poblet no prevén hacer nada". La fecha de esta publicación corresponde al día siguiente de la presentación del estudio genético del Príncipe de Viana, en el Monasterio de Santa María de Poblet, panteón de los reyes de la antigua corona de Aragón, investigación realizada por el Dr. Miguel C. Botella, del Departamente de Antroología Física de la Universidad de Granada; Asunción Malgosa, del Departamento de Biología Animal, Vegetal y Ecología de la Universidad Autónoma de Barcelona; y la profesora de Historia medieval Mariona Ibars, directora del equipo. 
                                                   

 A partir de tal fecha fue publicado en todo tipo de prensa y en área nacional este evento histórico revelando la inautenticidad  de los supuestos restos de Carlos Évreux y Tratámara, así como los de su madre la reina Blanca I de Navarra.  

Absurdo en todas sus acepciones.

Felipe Molinero Rodríguez, que al parecer nombró el alcalde anterior cronista del pueblo, publico en El Adelantado de Segovia un artículo que incluyo también el la red, titulado La reina Blanca de Navarra descansa en la iglesia parroquial. Lo efectuó días después, y se quedó tan pancho. Malo si fue debido a desconocimiento, en cuyo caso se comenta por sí solo, y peor si pretendió llevar la contraria, lo que a la vista de lo que ocurre cabe esta posibilidad. Ha sido refrendado por sus paisanos, que maldita la atención que han prestado al resultado de la prueba científica; ha seguido primando la opinión sin sólido fundamento, ni mucho menos, del cronista, la del alcalde anterior que la exteriorizó en algún comentario en la red, y de una tercera persona que en ello fue la pionera, a la que he hecho referencia en algún artículo anterior, la cual anunció la buena nueva en su conferencia, pronunciada en el pueblo: "Referencias históricas sobre la sepultura de la reina Blanca de Navarra en Santa María de Nieva y su relación con los restos hallados recientemente en la capilla mayor de la iglesia". 

El texto fue editado en Valladolid donde a la sazón era su autora jefe de servicio de Gestión Parlamentaria y Régimen Interior, cargo que obtuvo por oposición y desempeñó de 1983 a 2003, ocupándole acto seguido a ser alcaldesa de su pueblo natal -el del falso sepulcro-, lo cual fue en la legislatura de 1979 a 1983. A excepción de ellos tres, nadie dio por cierto que los restos pertenecieran a la referida reina, así por ejemplo Aurelio Martín en la noticia que da en El Adelantado de Segovia el 13/04/1995: "Los restos atribuidos a doña Blanca de Navarra regresan a la iglesia de Santa María de Nieva", los menciona, cual vemos, como supuestos. Refiere el recibimiento en el que gran intervención tuvo la citada ex alcaldesa. Comprendo la decepción que recibiría el 9 de septiembre de 2008, precisamente al día siguiente de la festividad de Nuestra Señora de la Soterraña, patrona de la localidad, pero no se rebeló como el cronista. Lo de éste es de antología, digno de ser destacado; eso sí, en sentido peyorativo.    
         

Si no se hubiera aplicado la referida prueba, de gran utilidad para la Historia -no sólo para la Vida- no aceptaría a ciencia cierta que los restos sean de Blanca I de Navarra, estando totalmente de acuerdo con lo manifestado por el insigne antropólogo Dr. José Manuel Reverte Coma en su informe, de fecha 15 de diciembre de 1994, cuando asegura que:
La prueba definitiva y segura, sería el estudio del ADN, tanto en este esqueleto como en los restos que puedan existir del padre de doña Blanca, don Carlos, enterrado en la catedral de Pamplona, y del hijo de la Reina, don Carlos, Príncipe de Viana, enterrado en el Monasterio de Poblet. / Si el ADN de estas dos personas, especialmente el del ríncipe de Viana, coinciden con el que pueda hallarse en estos restos esqueléticos, se tendría la seguridad de que se trata de efectivamente de doña Blanca I de Navarra.
Los textos de Historia y demás documentos históricos distan mucho de aportar prueba, lejos de ello, los autores no se ponen de acuerdo en si fue o no traladada a Navarra, menos aún informan unánimemente del lugar preciso donde fue sepultada. Lo único que se sabe es que murió en este lugar de Nieva, pero tampoco qué motivó su muerte. Cabe suponer que fuera envenenada    

Ignoraba el Dr. Reverte Coma la dificultad de acceder a los restos de Carlos III el Noble; la señora Ibars; me dijo textualmnte
Los restos de la catedral de Pamplona están dentro de una cámara tapiada, debajo del presbiterio. Para abrirla habría que levantar media catedral. Y los enterados en la catedral de Lescar, están todos mezclados bajo el altar porque sus tumbas fueron profanadas. [...] Y es muy posible que, entre estos restos, estén también los restos de la princesa Blanca de Navarra.
Sigue la carta. Lo que igualmente el doctor ignoraba es que los restos supuestamente del príncipe de Viana no lo eran. Fácil hubiera sido descubrir los restos del padre de Blanca I de Navarra de haberse hallado en el sepulcro que se encuentra en el centro del segundo tramo de la nave, si hubieran estado en el interior de este lecho nupcial.  
                                                  
 
Carlos III de Navarra y Leonor de Trastára
Ímprobo trabajo le costó a la mencionada líder del proyecto encontrar una ascendiente del mismo ADN; la encontró y se verificó la prueba. Pero el cronista no se dio por enterado tres días después de ser publicada, como hemos visto, y continúa sin darse cuando va a cumplirse el lusto, lo cual no es lustroso, no es, precisamente, un timbre de gloria. Y "Santa María, todos a una" con su cronista. Es inconcebible el empecinamiento en la mentira ante una realidad que la arrancó de cuajo, por ello digo que esta postura es absurda en toda la extensión de la palabra. 


Tácita "unión" en un pueblo pequeño.

Nadie se atreve a exponer su discrepancia, dicernimiento, a otro por necesario que sea, hay una falsa aquiescencia. Empero el reproche por la espalda no falta. Por supuesto que en Santa María están enterados del traspié dado con los restos aparecidos en la iglesia en 1994, y no a todos, ni mucho menos, parecerá que se sigue el camino pertinente tras el resultado del ADN, pero dejan hacer a sus paisanos, a los "dirigentes" de la historia del pueblo. A este dar la nota no puedo permanecer impertérrito y uniéndome por pasivamente que sea, tanto por ética como por mi pasión por la Historia. El loable trabajo que se ha hecho no es para desentonar o actuar de manera discordante con sus autores; éstos, además, no tienen la culpa de que el cronista y no sólo él, se haya equivocado en sus comentarios escritos. Ello por argumentar tendenciosa, precipitadamente, muy a la ligera. 

Soy -pienso, imagino, considero- el único que trata de que se actúe con sindéresis, procediendo a aceptar la verdad que, como vemos, invita al pueblo el equipo que la ha descubierto. La verdad ya no se puede falsear, pero ¿por qué callarla? Huyamos de lo que no siendo justo es además grotesco. Porque ya es el colmo de la ignorancia no dar crédito al ADN. No se trata, claro está de que se quite este arcosolio,
                                                      

originaría una obra de albañilería, y el Ayuntamiento arrastra una importante deuda con relación a sus habitantes; puede quedarse tal como está y albergar los restos que encierra, que sobre la pista estoy a quien pueden pertenecer -hic et nunc, aquí y ahora no hace al caso hablar de ello-, basta borrar la inscripción. Seguidamente la hago legible en el artículo: 
                                                                         
         
Puede decirse que borrarla resultará gratis, y, en cambio, es de alto valor moral para el pueblo, pues se evita la nota que está dando y ya queda expuesto de qué. Me parece muy bien que el alcalde se interese por los vivos, según me contestó, mas algún interés ha de prestar a este caso como se desprende de cuanto llevo dicho en mis anteriores artículos y en este. 

Cosas raras en el pueblo de mis ancestros paternos.

Se ha encontrado el nuevo alcalde con esta MENTIRA que le es fácil subsanar. Y se ha encontrado también, y esto es irreparable -sólo el paso del tiempo lo mejorará, aunque el daño siempre queda- con un endeudamiento municipal sin que ello tenga buena explicación, máxime con lo que se construyó en el pueblo, su notable ampliación, antes de la crisis y que por la misma no ha podido continuar, quedó interrumpido como a la vista está. Sabido es que el alcalde tenía que autorizar el paso de agro a solar.    

Se ha visto obligada Santa María la Real de Nieva, en esta época de recortes y rescates, a solicitar un préstamo al Estado por importe de 450.000 euros al 6% a 10 años, por el que tiene que pagar 27.000 € anuales. En estas circunstancias catastróficas, y puesto que los políticos se autoimponen el sueldo a percibir -lo que da por resultado demencial que uno de una pequeña localidad de sobre mil habitantes perciba como siete catedráticos universitarios- se hizo asignar el de la referida localidad 20.000 € anuales. 
                                                 
Podemos ver que al Sr. Pérez Esteban hay quien le gana, por ejemplo el alcalde de Ulea le fijaron de sueldo el doble. ¡Y pensar que antes eran cargos honorarios, vivían de su trabajo! La oposición ha consignado, en negritas, en una hoja que edita: El Sr. Alcalde amenazó con dimitir si no se aprobaba su sueldo. Claro, ni un céntimo menos, que ya es el salario mínimo interprofesional. Ja, ja, ja. En la publicación leo también: "Seguiremos pidiendo al Sr. Alcalde que renuncie a su sueldo hasta que mejore la situación". 

Lo que yo pido es infinitamente más fácil -el dinero es muy subyugador, corrompe y hace estragos-, y no sé porqué quiere continuar como su antecesor defendiendo a ultranza la MENTIRA ubicada en el presbiterio de la iglesia. Por muy amigos que puedan ser; hecho que nos hace evocar el proverbio latino que dice: Amicus Plato, sed magis amica veritas, amigo de Platón, pero más amigo de la verdad. Se usa para decir que los lazos de amistad no pueden ser un obstáculo para que resplandezca la verdad. 

Parafraseando el epígrafe que encabeza este escrito, si injusto es falsear la verdad. no digamos callarla cuando ha quedado demostrada y, por tanto, destruido el error o la mentira. Si, como considera Unamuno, es una suprema injusticia callar la verdad, evítese anulando la placa del sepulcro. Ésta injusticia, para más escarnio, proclamando la mentira en el recinto del presbiterio de la iglesia parroquial, cuya ubicación nunca me cansaré de repetir porque hiere al católico, tiene cierto aire de profanación. Y después de quitar de en medio la mentira, se ha de pasar a informar de la verdad, cuya información vengo aportando por mi cuenta, como ciudadano libre que soy y amante de la verdad y de la justicia, antípoda de lo arbitrario. Pero al Ayuntamiento corresponde realizarlo oficialmente. Lo menos que se ha de hacer es tapar la inscripción, cuya falsedad lleva científicamente probada casi un quinquenio. 


 

       

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