viernes, 17 de mayo de 2024

LETIZIA, reina consorte disparatada, inverosímil

Le tuvo más arraigado que al segundo marido

Salió a volar el pasado de Letizia.

Quien no pone freno a su  voluptuosidad, desciende al nivel de los brutos. -Leonardo de Vinci. 

La reina de España -la primera no católica -habrá que interrumpir la relación de 'Las reinas católicas de España', que inicio el P. Enrique Florez de Setien- no tiene en cuenta este aforismo.  

En cuantos libros se están escribiendo sobre esta reina sui generis se hace hincapié en su pasado. Le tiene y de lo peor. No se dejaré de exponer -dicho está, porque ya todo está dicho- lo que en la mujer el pasado tiene de determinante para el presente y futuro.  Según Edmundo González-Bueno, "un hombre es lo que ama, y una mujer lo que ama y lo que amó. Su pasado es parte del presente, y su presente es el material del porvenir. La pureza de una mujer no es la pureza de hoy, sino la pureza anterior". ¿Cuál es la pureza anterior de Letizia Ortiz Rocasolano?  La inexistente, todo promiscuidad, voluptuosidad. Es, a decir de todos los autores de sus biografías, tal la pintan, mujer concupiscente, lujuriosa, lasciva, y, para colmo de ello, padeciendo de ninfomanía.

La buena suerte de la señora Ortiz Rocasolano es infinita, y no sólo porque se casa con un príncipe que llega a ser rey, ante todo por tratarse de que es un hombre moderno -según dicen es tal-, y no hacer asco, sino por el contrario gusta de llevar cuernos. Éstos son los antípodas del varón del Siglo de Oro cuando un vulgar labrador, alcalde Zalamea, decide ahorcar a un capitán por violar a su hija y negarse a casarse con ella. Le expuso a Felipe II: <Al Rey la hacienda y la vida se ha de dar, pero el honor es patrimonio del alma, y el alma sólo es de Dios>. Para Letizia Dios no existe, pero, al parecer, sí para Felipe, ¿por qué, entonces, en tal caso, no se pliega a la moral cristiana y es tan... "moderno", tan consentidor? 

El consentidor no es "moderno", esto de marido complaciente se dio de forma general en civilizaciones antiguas, considerando el marido una atención del invitado que éste practicara el acto sexual con su esposa. Entre las antiguas espartanas -cuenta Augusto Martínez Olmedilla- "era corriente era corriente contestar a quienes las solicitaban:: <¡Traes licencia de mi marido?>. Como muy lector de este autor al que conocí personalmente desde niño, podría referir lo que escribe en este aspecto en determinados pueblos y civilizaciones, mas sería una digresión.     

Aquel sentido del honor y del amor desapareció; como considera Alberto Lista versando sobre Calderón. Pues no digamos las generaciones siguientes. "Guardánlas -añade- no un arcángel con espada de fuego , sino dos monstruos tan aborrecibles como la lubricidad y el interés".. Fue únicamente interés -la lubricidad la tenía alcanzada- el móvil que llevó a Letizia a aceptar a Felipe, y surgió una pareja tan heterogénea en las facetas fundamentales que sólo podía caminar por el paraje que ha caminado y llegar a lo que ha llegado.  La situación, sí, de iniquidad y ridículo. es visible, perceptible, para todo quisque.     

Letizia pudo seducir, cautivar, fascinar, embelesar al principar como lo había hecho con su primer marido y su serie de amantes, pero si físicamente  atrae, moral y espiritualmente es repulsiva, y él no buscaba una amante sino una esposa. Y para mayor aberrante proceder  buscaba una reina. Es tan asombroso como rechazable  su carencia de circunspección y se exceso de indulgencia. Por muy moderno que hoy día se dice que es, el agrado de los cuernos no justifica su casamiento con una mujer satánica.  Y qué decir de casarse por la Iglesia bajo el engaño. Rechazable de plano que el príncipe coadyuvara a esta falacia.  Hoy en día, lógica y naturalmente, el alto clero está contra la reina  mas no puede moralmente excluir al rey.  

La intrincada pertenencia  de las hijas de Felipe VI "con" la reina consorte.

El esclarecimiento de ello es acuciante en la actualidad, siendo así que contra viento y marea  Felipe de Borbón y Grecia no deja de esforzarse en que Leonor le suceda en el trono. A este respecto el padre al hijo mediante prueba científica de ver si sus hijas  lo son biológicamente : De Letizia ya sabemos que no lo son, publicó Jaime Peñafiel. apud 'Letizia y yo', que Erika Ortiz Rocasolano fue la que facilitó los óvulos, y ya sabemos el drama que el caso implicó. Letizia se caso siendo ya estéril a cauda de los abortos voluntarios a que se sometió. Consecuentemente surgió el fracaso del tratamiento que siguió en la IVI de Valencia. Era una mujer a la que habían quitado el útero, las trompas y los ovarios (histerectomía).

Un príncipe, llamado a ser rey, se casa para tener hijos. ¿Y Felipe qué? Malo si la promiscua Letizia le engañó en esto, y peor si no le engañó. si se casó sabiendo que su elegida no podía tener hijos. Entonces ya echó el resto en esta elección. ¿Qué diría Juan Balansó (1941-2003) de vivir, de haber conocido la elección del Borbón y Grecia? Él que en "Los diamante de la Corona" (noviembre de 1998) ya reprocha las bodas tan desquiciadas que efectuaron las infantas  Elena un Cristina en contra de aquel mentir de la realeza ensalzando a los contrayentes, no sólo plebeyos sino individuos vulgares. En el caso de Letizia se llegó al summum  exponiendo este ridículo comunicado a la sociedad: <La chica es estupenda, muy guapa e inteligente, una compañera respetada, y el hecho de que sea divorciada no tiene la menor importancia. No olvidéis que estáis hablando de la reina de España>. No engañó la realeza, pero lo pretendió. Y siempre así, mediando entre ella y la realidad una distancia abismal. 

Felipe VI empecinado a su real voluntad.                                                   

Bajo la circunstancia a que ha arribado la monarquía, empezando por el ridículo a que ha llevado la reina consorte a su marido, éste se halla emponzoñado en que la princesa  Leonor sea su sucesora -en vez de ocuparse de lo fundamental- reflejando su falta de conciencia, entendimiento, reflexión. Ya le ha reconvenido por escrito Enrique de Diego: Desde aquí le recomiendo que busque a Leonor profesión. Que ya está bien vivir del cuento, que se acabó lo de Borbón. Debiera pensar Felipe de Borbón que si ya es bastante tropezón dar a España una reina consorte atea, le daría bastante mayor  colocando de reina propietaria a otra no creyente.

Contra la voluntad de su adúltera  cónyuge consiguió que la princesa Leonor reciba ese barniz militar que la institución monárquica exige al Príncipe de Asturias, pero nequaquam en cuanto a religión. Se esfuerza, ahora rey, en asistir con ellas a actos religioso ,como procesiones en Semana Santa. Este año de 2024 él fue por segunda vez vez a visitar el primer viernes de marzo a Jesús de Medinaceli, pero no su cónyuge e hijas -éstas de él-.  Insisto en señalar que éstas se hallan situadas al margen de la religión.

Desarmonía familiar.

Si Letizia puede repulsar a su suegro, no digamos Juan Carlos a su nuera. ¿Quién es de mayor voluptuosidad? Juan Carlos de Borbón y Borbón no figura como Rey cornudo, mientras su hijo consta como tal urbi et orbe. ¿Corrupción? Ninguno de nuera y suegro dejó de hacer  """negocios""".  Entre los Ortiz <tanto monta - monta tanto>, a excepción de que los primeros son plebeyos, y los segundos realeza. Pero con la incorporación de "la Ortiz", como es llamaba por sus suegros, o "la Jefa", por los empleados de Zarzuela, la realeza acabó de resultar evidentemente execrable, repugnante, nefanda. Puede decirse -reitero- por este statu quo a que por obra y gracia de Felipe y Letizia ha llegado la monarquía. Ésta de por sí -en los Borbón, y no sólo en éstos- es tal como  la presenta Jaime del Burgo.

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