jueves, 23 de septiembre de 2021

ALFONSO XIII - Primera parte

No hay un rey que, teniendo fuerza suficiente, no esté siempre dispuesto a convertirse en absoluto.  - Thomas Jefferson. Político  estadounidense -

Aunque en la monarquía parlamentaria el rey reina pero no gobierna, continuó la prepotencia de la Corona. Actualmente bastante queda de ello. Pensemos en el aparato y cuantioso gasto a que sometió al país la boda de morganática del príncipe Felipe (hoy rey) con la señora Ruiz Rocasolano.Sólo los abusos, en términos generales, han sido frenados aun cuando la Carta Magna convierta en tabú al monarca.

Los hijos de Alfonso XIII con la gran actriz Carmen Ruiz Moragas han tenido una suerte diametralmente opuesta a los de Alfonso XII con la cantante Elena Sanz.Pero dejemos a la más conocida amante del padre y paremos mientes en la del hijo.  Había sido discípula la Moragas de la insigne María Guerrero; se casó  con el torero mexicano Rodolfo Gaona , de gran prestigio taurino en aquella época de Gallito, Machaquito y Bombita, pero su matrimonio duró muy poco, y entonces reinició su anterior relación con el Rey, la cual desde el principio conocía la reina Victoria Eugenia, amén de que en seguida alcanzó total notoriedad, por lo que le vejaba más que la habituales y "admitidas" aventuras.  

Con dicha amante oficial tuvo dos hijos: María Teresa, en 1925, y Leandro Alfonso, en 1929, Éste tras venir batallando por y para ser reconocido como hijo natural del Rey, lo consiguió a la edad de setenta y cuatro años, ya que el 21 de mayo de 2003 un Auto judicial le dio paso en el Registro Civil como Leandro Alfonso Luís de Borbón Ruiz Moragas. En 2002  había aparecido su libro El Bastardo Real, prologado por Jaime Peñafiel, editado por José María Solé Mariños, quien en 2003 publicó a través de la editorial 'La Esfera de los Libros. S. L.' su obra Los pícaros Borbones - de Felipe V a Alfonso XIII. Leandro de Borbón Ruiz Moragas publicó un segundo libro titulado De bastardo a infante de España.

No conozco ninguno de estos dos libros del hijo de Alfonso XIII en los que sin duda ha de hablar de su padre con cariño. Solé Mariños cita, describe,las siguientes líneas del libro de memorias citados -El Bastardo Real-: 'Hasta el momento de su muerte estuvo aguardando confiado la comunicación o telegrama de Franco en que le dijera que le esperaba para que volviera otra vez a España para ocupar en Trono. Como todo el mundo sabe, eso nunca llegó y él murió en aquella esperanza. La verdad, y así lo vería su hijo, que motivo no tenía para concebirla, Franco no estuvo nunca dispuesto a dejar de ser el mandatario. 

A pesar del apoyo moral y económico del Rey y de algunos de sus familiares -no entro ahora en ello pero Juan Balansó lo ha detallado muy buen- el general los mantuvo siempre a distancia. En  Los pícaros Borbones podemos ver que Franco se guardaba mucho de hacer promesa alguna en ningún sentido e incluso llegó a escribir a Alfonso XIII haciendo memoria de que, en aquel abril de 1931 la Monarquía se había hundido carente de defensa alguna  y 'entregada por los propios monárquicos'. No dejaba de ser un ultrajante recordatorio para el destronado, al tiempo que daba largas para el futuro de España, al que afirmaba ver "tan lejano aún que no le vislumbramos". Sabido es que la familia del Rey,, incluida su ex esposa que también pensó volver a reinar en España, llegó a odiar a Franco, considerándole brutal, egoísta y ególatra. Victoria Eugenia nunca le llamaba por su nombre, sino "el cerdo". 

Entre los biógrafos de Alfonso XIII, incluido Ricardo de la Cierva de tradición monárquica, cuenta este monarca con antipatía general. En Roma tuvo, no obstante, un espectacular entierro presidido por el rey Victor Manuel y su jefe de Gobierno Mussolini. Cuenta Solé que muy poco antes el dictador había apuntado a un alto gerifalte franquista:'dígale al Generalísimo que no instale la Monarquía, que el rey será siempre su enemigo- A mí me pesa mucho no haberme desprendido de la Casa de Saboya cuando las camisas negras avanzaron sobre Roma..'. 

Alfonso XIII monarca nefasto. 


 
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Mal político -eso sí, como Borbón gran experto hombre de "negocios. Entusiasta por jugar los soldaditos, militarista y belicista. Según refiere Juan Balansó, en Las perlas de la Corona, y pone en boca de una de sus hijas: - Mi padre nos ponía todos firmes y nos mandaba : 'en su lugar descanso'. Luego al son de 'Los voluntarios' desfilábamos todos, saliendo siempre con el pie izquierdo, y el que se equivocaba se ganaba bronca. Muchas veces mamá salía en aquel momento y decía: ¡Alfonso, por Dios, las chicas desfilando y con fusil! ¡Una cosa tan poco femenina! Incuestionablemente era un tanto infantil. Y encima se sentía tan ... rey. El ser tan rey fue generando que dejara de serlo, pues se fue a su acoso y derribo. 'Acoso y derribo de Alfonso XIII' escribe como título de su biografía sobre este rey el ya citado historiador Ricardo de la Cierva.                                           

Alfonso XIII y Victoria Eugenia

Meses después de su exilio, las Cortes Constituyentes de la República entablaron un proceso en el que fue declarado culpable de alta traición, procediéndose a la incautación de su bienes personales radicados en España. Fue privado de toda seguridad jurídica y se le aseguró la detención caso de que regresase. En tal Acta de actuación contra Alfonso XIII se examinó su intervencionismo político y su responsabilidad en la guerra de Marruecos, en la Dictadura de Miguel Primo de Rivera y de su propia corrupción económica. En el proceso el único que le defendió fue el conde de Romanones, a quien no extrañaría su donjuanismo, puesto que consideraba que 'los reyes atraen como el imán al hierro al elemento femenino, y las mujeres acuden a ellos como las mariposas a las luz. Ya dijo lord Byron que 'a las señoritas se las caza como a las  mariposas: deslumbrándolas'. A las señoritas y a las mujeres en general. Sí, les es fácil ser un donjuán y apenas los hay que desaprovechen "Real" -de realeza y realidad- ventaja.

Amargo pero lujoso exilio.

En el exilio se dedicó preferentemente a viajar. Había colocado en el extranjero un gran capital y ello le permitió  vivir siempre magníficamente. Los problemas que le sobrevinieron no fueron de índole económica sino familiar, incluidos los altibajos del matrimonio. A la hora de su muerte se negó a ver a su esposa. y, por ende, ésta no pudo pasar a su habitación hasta que murió. En vida sí se veían, nunca dejaron de verse, salvo que se hallasen el localidades distintas, se reunían aquí o allí, mas como mujer le interesaban otras más, siguiendo él hasta última hora con sus aventuras Emanuela Dampierre siempre creyó que terminarían viviendo juntos.Y sabido es que de haber vuelto a reinar uno y otro se hallaban dispuestos a ello, la Corona bien valía a reconciliación.

Donjuanismo hasta el final.

Una de sus últimas amantes conocida fue Julia Fons ; no todas habían de ser actrices de la categoría de la Moragas, también le satisfacía el cuplet, sus letras equívocas, las mujeres provocadoras del género ínfimo, y así a la mencionada cupletista oyó cantar en el Teatro Eslava la canción titulada La regadera:

Tengo un jardín en mi casa              


que es la más de rebonito;

pero no hay quien me  lo riegue

y lo tengo muy sequito...

No se asuste si le invito

a que venga a trabajar ;

porque como es tan chiquito

tiene poco que regar.  

El Rey se dedicaba ante todo a regar estos jardines, pero tras el exilio tuvieron que ser otros jardines, se olvidó de favoritas y sicalípticas, adiós a Carmen Ruiz Moragas,y Julia Fons. También ellas fueron ingratas con él. La Moragas  que había instalado en un lujoso chalet de la Avenida del Valle, volvió a los escenarios a la caída de la Monarquía y se declaró ante la prensa fervorosa republicana; ante su postura es de suponer que hubiese sido respetada en Madrid a partir del 18 de julio, pero en ese año de 1936 murió en junio. Julia Fons, a decir de Juan Vallarín, dejó su pasión monárquica, aunque se dedicó a un marqués famoso, para terminar cruzándose de estas aristocracias a la acera de republicanos furibundos. En 1934 declaró que llevaba un amuleto engarzado en brillantes sobre el diseño revolucionario del gorro frigio. Otra mujer de teatro contó en su vida: conforme refiere Juan Eslaba Galán, en su Historia de España contada para para escépticos, "Alfonso XIII se encaprichó también de la conocida vedette Celia Gámez, a la que se beneficio en el propio Palacio Real.

Alfonso XIII, aparte su fea cara -reproche que que le espetó un día su esposa: estoy harta de ver tu fea cara-, sufría una tremenda halitosis que, obviamente, molestaba sobremanera, pero a pesar de todo su lista de mujeres "conocidas" es interminable, asimismo su hijos. Por supuesto que la inmensa mayoría están en el anonimato. Como escribe Balansó, ap. Trío de príncipes, 'siguiendo la tradición de los últimos Borbones, y criado entre el halago y la adulación, Alfonso XIII tuvo todas las mujeres que le vino en gana. Las ninfas de la corte le bailaron el agua [...] Una anciana y desenvuelta duquesa confesó muchos años después con desparpajo: A la mayoría de las mujeres nos resultaba que ir a la cama con Su Majestad era algo interesante. Pero sólo por una vez. 

Fuera de su desmedida afición a los "negocios", a ser empedernido mujeriego y de su militarismo llevado al ridículo, ya visto, no se preocupaba por nada, incluida la cultura como veremos en la continuación de este artículo, por lo que descuidó la de sus hijas. En fin, auténtico ejemplar de rey 

              

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