domingo, 15 de noviembre de 2020

¿EN QUÉ MUNDO VIVIMOS Y A CUÁL VAMOS TRAS EL SUEÑO DE LA VIDA? - somera disquisición -

Si la muerte no fuera preludio a otra vida, la vida presente sería una burla cruel.
- Gandhi -

Toda la vida de los filósofos es una meditación sobre la muerte.
-José Ingenieros -


El vocablo mundo tiene diversos significados, pero voy a referirme a la Naturaleza, al mundo mineral, al mundo vegetal y al mundo animal; en especial a “ese animal llamado hombre”, como define Anatole France al género humano. Se dice que tiene alma; ahora bien, lo que la vida nos muestra y demuestra es que, casi en su totalidad, es un desalmado., y así le pintan todos los autores pesimistas, que son casi todos.

Las Religiones hablan de otro mundo. ¿Dónde está? “Si hay un Dios tras de esa altura por donde los astros van”, que dice el poeta, es decir, el universo, nuestra galaxia, el cielo, al que hemos de ir según los Novísimos -¡ay de la Postrimerías!- : muerte, juicio, infiero y Gloria. Es ese Más Allá de que se evade el P. ‘San Manuel Bueno, mártir’ –Unamuno- cuando se le requiere sobre ello.

Según el dogma, es Dios el creador del cielo y de la tierra. Aquí entramos en la teoría del creacionismo –Biblia, Génesis- y del evolucionismo –Ciencia—y en la virtud teologal de la Fe. A ella puede restar eficacia la duda. Pero la Fe es el fuerte antídoto contra los dolores de la vida y tras el miedo de dejar de ser cuando morimos, en este separase el alma del cuerpo, en el que Bécquer se pregunta: <¿ Vuelve el polvo al polvo? / ¿Vuela el alma al cielo? / ¿Todo es vil materia,/ podredumbre y cieno?

¿En qué parte de nuestro cuerpo está el alma? No se sabe, neurólogos y psiquiatras no la han encontrado por nuestro cerebro. La Fe podrá ser cuestionada, mas no dejo de este aserto de Kant: “Tuve que negar el conocimiento con el fin de hacer espacio para la Fe “. Asimismo creó con él que <es absolutamente necesario persuadirse de la existencia de Dios, pero no es necesario demostrar que Dios existe>.

¿Qué nos dice del alma nuestra religión? Como es notorio – o cuasi -, expone es el principio formal de la vida. En las plantas es un principio de vida vegetativa, y en los animales un principio de vida vegetativa y sensitiva. Pero el alma humana es superior, además de vegetativa y sensitiva, emocional, espiritual e inmortal. Sostiene que alma y cuerpo se encuentran tan unidos, formando una naturaleza, que da al cuerpo su humanidad. Esta alma humana es creada por Dios y la infunde en el momento de laconcepción.

Filosofía. Adiós al alma.

No queremos podredumbre, y de ello se libran los que deciden por la cremación, pero no es voluntad de nuestra religión católica, aunque lo haya admitido, pero el entierro toma otra deriva. Opta porque las cenizas no vayan a nichos especiales a tal fin, sino al sepulcro o nicho normales. Leemos en alguna parte que:

La Iglesia católica sigue prefiriendo la inhumación tradicional, o el sepultar el cuerpo, pero la cremación ahora es libremente permitida, en tanto no signifique un rechazo en la creencia a la resurrección del cuerpo.
Bueno, en esto de la resurrección de la carne se cree o no se cree, pero quién rechazaría la resurrección de su cuerpo, tanto más cuanto que hemos de resucitar físicamente perfectos, ya no habrá feos -supongo volverán a existir diferentes fisonomías-, ni viejos, tendremos todos la edad de Cristo. Del ‘Diccionario católico de información bíblica y religiosa’ insertado en ‘La Sagrada Biblia’, de Mons. Juan Straubinger –Chicago- 1970 – transcribo:
Cada alma se reunirá, por el poder de Dios, con el mismo cuerpo en que habitó durante la vida terrenal. El cuerpo resucitado de los buenos no tendrá ningún defecto y estará dotado de cualidades propias de del cuerpo glorificado. Esta doctrina constituye el undécimo artículo del Credo y es uno de los principales de nuestra fe. Los judíos ortodoxos del Antiguo Testamento ya conocían esta consoladora verdad.
Un tanto ilusoriamente, hemos de acudir al Nuevo Testamento. Volviendo a dicho diccionario, vemos la clave de nuestra resurrección:
… fue aún más clara y explícitamente enseñada por Nuestro Señor en varias ocasiones (Mat. 22:23—32); Juan 5:28—29). Ciertamente al resucitar entre los muertos, Cristo no dio una garantía o prenda de nuestra propia resurrección (1.Cor. 15:20-23) ; Test. 4 :13 ); porque a su mandato, en el último día, nuestros cuerpos nos serán devueltos en una condición igual a la de su propio cuerpo glorificado, inmune a la destrucción, al sufrimiento y a la muerte. (1. Cor. 15:42- -44).
¡Entonces sí que tendremos valor y calidad de vida!
Otro día y siempre echándole valor volveré sobre este transcendental y espantoso tema.

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