sábado, 11 de enero de 2020

¿EN QUÉ MEDITA EL DONCEL DE SIGÜENZA?

El Doncel está con un libro en la mano, pero no lee, medita.
Martín Vázquez de Arce
Supone Ventila Horiz que medita sobre la Biblia O también que 'lo que medita se transformará dentro de poco en letras de Cervantes, Lope, Calderón y Tirso, en equilibrio teresiano, en versos de San Juan de la Cruz, en colores velazqueños, en plenitud cúbica de Juan de Herrera. La época que se abre, igual que el libro sobre el que medita el doncel, ha de ser fabulosa, nueva etapa en la penosa subida de la humanidad. Y el Doncel nos lo dice desde la lectura de aquel libro en el que sus ojos, ya acostumbrados con la eternidad, veían el futuro".
El Doncel está entregado, esto es lo apodíctico, al estudio y a la meditación, lo que ya per se es grandioso, bello, sublime. ¿Ay del que no lo vea y sienta así!

Creo que el ignorado escultor a la vez que esculpió una escultura funeraria, da una lección de vida, la más hermosa. Proponiéndoselo o sin proponérselo. ¿Existe una vida más valiosa, más importante, que la del espíritu? ¿Hay una manera más eficaz de cultivarle que en lo que André Maurois llama la lectura-estudio? Ha querido el escultor más, y es que tal lección la dé un doncel. Yo no sé si Amado Nervo conoció, 'a lo vivo', la la escultura del Doncel; de haberla conocido, acaso no hubiera emitido este aserto que nunca comprendí: 'La juventud no está hecha para pensar, sino para amar, para emprender, para luchar'. 

¿Qué edad tiene el doncel inmortalizado por el artista? En la catedral de Sigüenza, capilla dedicada a San Juan y Santa Catalina, puede leerse esta inscripción en su mausoleo: <Don Martín Vázquez de Arce Comendador de Santiago, el cual fue muerto por los moros enemigos de nuestra santa fe católica, peleando con ellos en la vega de Granada, miércoles..., año del nacimiento de nuestro Salvador Hin Xpo de Mil e CCCC e LXXX e VI años, fue muerto edad (de) XXV> A los 25 años, y, por supuesto, antes no solo se entregaba a la lectura y meditación, sino que en consonancia con su juventud -sin que deje de estarlo el estudio y la meditación-, había amado, había emprendido o tomado parte en grandes empresas, había luchado y... había muerto.

El amor le quita el título que la historia le otorga gratuitamente, porque el Doncel no era doncel, se sabe que dejó una hija. Pero no vamos a detenernos en el amor. 

La guerra le concede carta de naturaleza entre sus héroes en una época pródiga en ellos; recordemos los nombres de Gonzalo de Córdoba, o sea, el Gran Capitán, Hernán Pérez del Pulgar, llamado "el de las hazañas" -no confundir con Hernando del Pulgar el autor de 'Claros varones de Castilla', y de ''Crónica de los reyes católicos'-, el paje de la reina, Juan de Padilla, a quien ella denominaba "el mi loco", los Mendoza, de Guadalajara, y otros, refiriéndome solamente a cuantos intervinieron en la conquista de Granada, pues en la campaña de Italia tuvieron los Reyes Católicos héroes de la talla de Diego García de Paredes y Pedro Navarro. Aparte del Gran Capitán que también aquí se cubrió de laureles. 

Lástima que el estudioso y meditativo doncel no pudiera tomar parte en la conquista de la ciudad de Granada, haber entrado en ella el 2 de enero de 1492 y, solemnemente, aquel 6 de enero en que parece que los Reyes Magos echaron a España el magnífico regalo del final de la Reconquista. Faltaba a la cita don Martín, porque seis años antes había tenido que presentarse a la de Dios.Dio su vida por la terminación de la Reconquista, ocho siglos atrás emprendida. No cabe muerte que dé más vida, ya que, como dijo Alfonso de Céspedes al morir luchando contra la Rebelión de los Moriscos, 'la muerte es vida cuando ésta se pierde por Dios, por la honra y por la Patria'.  

Frente a este bello mausoleo acaso el cardenal Mendoza, que sobrevivió res años a la guerra de Granada, se formule la misma pregunta. Y su amigo Francisco Jiménez de Cisneros cuando era capellán mayor de la catedral de Sigüenza y desempeñaba el obispado don Pedro. ¿En qué medita don Martín Vázquez de Arce? No doncel. 

La gran figura de aquellos reinados de los Trastámara fue don Pedro González de Mendoza que sirvió a tres monarcas: Juan II de Castilla, Enrique IV y los Reyes Católicos, siendo en esta época el Gran Cardenal de España y de tan influyente que llegó a ser llamado EL Tercer Rey de España. Aquí esta su estatua frente a su palacio en el cual nació en 1428 y murió en 1495, como ya queda anteriormente indicado. Dejó descendencia, los pecadillos del cardenal, según la reina Isabel. 

Ya en otros artículos del blog hablo de él.  
                                                                         
     

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