domingo, 21 de abril de 2019

Acerca de la Posada de 'El Segoviano' y de la Casa Comidas de 'El Segoviano', en Madrid. (Segunda parte)

Esplendor y ocaso de la Posada. 

Indubitadamente dio auge a la Posada del Segoviano que en ella se rindiera el el 8 de junio de 1921 un homenaje a Francisco Montagne Otegui al que asistió la famosa cupletista Raquel Meller, Azorín, Ramón Gómez de la Serna, Ramón Pérez de Ayala... , y en el que Antonio Machado leyó la siguiente composición:

‘’’En la fiesta del gran Montagne’’’

“Leído en el Mesón del Segoviano”

Cuenta la Historia que un día,
buscando mejor España,
Grandmontagne se partía
de una tierra de montaña,
de una tierra
de agria sierra.
¿Cuál? No sé. ¿La serranía
de Burgos ¿ ¿El Pirineo?
¿Urbión donde el Duero nace?
Averiguadlo. Yo creo
un prado en que el negro toro
reposa, y la oveja pace
entre ginestas de oro;
y unos altos, verdes pinos;
más arriba, peña y peña,
y un rubio mozo que sueña
con caminos,
en el aire, de cigüeña,
entre montes de merino,
con rebaños trashumantes
y <vapores> de emigrantes
a pueblos ultramarinos.

II

Grandmontagne saludaba
A los suyos, en la popa
de un barco que se alejaba
del triste rabo de Europa.
Tras de mucho devorar
caminos del mar profundo,
vio las estrellas brillar
sobre la panza del mundo.
Arribando a un ancho estuario,
Dio en la Argentina Babel.
El llevaba un diccionario
Y siempre leía en él:
era su devocionario.
Y en la ciudad –no en el hampa- y en la Pampa
hizo su propia conquista.
El cronista
De dos mundos, bajo el sol,
El duro pan se ganaba
Y, de noche, fabricaba
Su magnífico español.
La faena trabajosa,
Y la mar y la llanura,
Caminata o singladura,
siempre larga,
diéronle, para su prosa,
viento recio, sal amarga
y la amplia línea armoniosa
del horizonte lejano.
Llevó del monte la dureza,
calma le dio el océano
y grandeza;
y de un pueblo americano
donde florece la hombría
nos trae la fe y la alegría
que ha perdido el castellano.

III

En este remolino de España, rompeolas
De las cuarenta y nueve provincias españolas
-Madrid del cucañista, Madrid del pretendiente- ,
y en un mesón antiguo, y entre  la poca gente
-¡tan poca!-  sin librea, que sufre  y que trabaja,
y aun corta solamente su pan con su navaja,
por Grandmontagne alcemos la copa. Al suelo indiano,
ungido de la letras, embajador hispano,
ayant pour tout laquais votre ombre seulement,
os vais, buen caballero… Que Dios os dé su mano,
que el mar y el cielo os sean propicios, capitán.    

Tal hecho literario incrementó su fama, y, como es de suponer, no en el alquiler de habitaciones humildes, en consonancia, 'donde toda incomodidad tiene su asiento', más bien había de repercutir en la Casa de Comidas. En ésta había cocina para pobres y para quien podía permitirse comer el clásico plato de Segovia: cordero o cochinillo asado, cuyas cazuelas de barro con tal guiso se exhibía en el escaparate.
                                                                               
Nunca dispuso de horno asar como su contrincante el Restaurante Botín que le tiene -y de leña, es el adecuado- desde su fundación en 1725. En vida de Santiago González se llevaban las cazuelas con tal guiso  a asar en el horno de una tahona de la calle Almendro. Así también en época de  Petra González; según expone Lucio, en  el libro que le dedicó Lorenzo Díaz:
Cuando tenía que asar cochinillos y corderos, como no teníamos horno en el Mesón del Segoviano, iba a una panadería de la calle del Almendro. Me ponía un gorro y encima una madera y las cazuelas de los cochinillos. Y me comía las sobras, cosa que sigo haciendo ahora.     

Eran padre e hija reacios a  emprender obras de mejoras, y aun de sostenimiento, tanto en la posada como en la casa de comidas, no pasaban de las exigidas oficialmente, en particular  en la posada, cuya pintura de la galería y las habitaciones se limitaban a lo más barato, asimismo la ropa y demás. Verdad también que el precio de las camas fue de dos pesetas hasta muy avanzado el siglo XX. Muy atrás quedaba para dormir aquellos sacos de paja para dormir en el suelo que estaban situados en las cuadras y cuyo precio era un real. Ya dije en la primera parte de este artículo que cobrando a estos saqueros el hijo del Segoviano adquirió unas fiebres de las que murió.  

Con una enorme capacidad de trabajo Petra, con ayuda de una mujer, contratada eventualmente, limpiaban las habitaciones y hacían las camas.hasta que pocos años antes de morir no le fue posible tanta intervención material. Siempre escatimaron la dependencia o número de sirvientes. De la época del padre hubo como mozo de la posada un tal Capitán que en la de su hija se suicidó, quiero recordar que en el Manzanares. Antiguo criado era también Carreras (se decía de la familia del actor Emilio Carreras (1858-1916) y por el modesto origen del actor bien podía ser le dedicaban a la posada y a "La reina de los lacones"; él era quien solía llevar tras ser preparados los cochinillos a asar.  
                                                                                                                                 
      
Antiguo criado también anterior a la Guerra Civil fue Dativo, que llegó a ser el alma, el principal, del restaurante, lo que no le salvó de llevar cochinillos a asar. .

Lorenzo Díaz, en 'Lucio - Historia de un Tabernero', capítulo V, coloca este epígrafe:

'COCHINILLO ASADO DEL MESÓN DEL SEGOVIANO
Sopa, cochinilla y postre. Con una buena jarra de vino. Mejor dicho, frasca con vino de Valdepeñas. Era el menú que engullía lo mismo el embajador de la China Nacionalista que que Abbe Lane y Xavier Cugat. O don Santiago Bernabéu y Millán Astray. El cochinillo asado y el cordero dieron fama durante una centuria a más de un bodegón, mesón o posada. Hasta hace poco a mucho turista que llegaba a Madrid se le servía en renegridas cazuelas de barro. Lucio, Botín, la Posada de la Villa acabaron con esos tabernones malolientes que ofertaron asados y modernizaron los establecimientos.' 
Si las posadas eran inhóspitas, no confortables -jamás ninguna tuvo calefacción, ni en lavabos y en ducha agua  caliente-, no era menor la incomodidad de estas tabernas que despectivamente el autor denomina 'tabernones', entrada no registrada en el diccionario de la RAE. Tampoco esta registrada 'tabernuchos', 'La reina de los lacones', lo era también de la pobreza de su menaje de mesa -mantelería, cubiertos, loza- y del mobiliario, con sus banquetas y bancos adosados a la pared. A lo desagradable del local podía adicionarse en invierno el frío de local en todos sus comedores. Conforme cuenta Esteban en la citada obra, 'encendíamos treinta braseros. Lástima que en su declaración continúe hablando entre burla y elogio del encargado del establecimiento a cuyo mandato hubo de estar. 

Retorno a la mano derecha, verdadero auxiliar, colaborador, del Segoviano y su hija. 
En cuanto al citado Dativo dice: 'Nunca olvidaré a dativo, que era un hombre primitivo parecido a un primate, un hombre sensacional. Cuando llegué a Madrid con el ordinario, llamado Lorenzo Ureña, me encontré con Dativo y exclamé ":¡Cielos un mono!" Era un hombre fenomenal y lo tenía doña Petra como de confianza. Y paradojas de la vida, un ciudadano que se había escapado de tres o cuatro guerras murió como consecuencia de un accidente tonto: había salido de paseo, había una excavaciones y se cayó, se rompió unas costillas y murió a consecuencia de ello.
 Dativo era en aquellas tardes de jarana, en su acepción de 'diversión bulliciosa y alborotada', quien preparaba las raciones a servir a la juventud que iba a merendar y cantar. En invierno, de no tener brasero en la pieza que el grupo ocupaba, o haberse apagado, le pedían a voz en grito. Él preparaba las raciones de estas meriendas que solían ser a base de tortilla, jamón queso manchego con el consiguiente buen vino, más a granel que embotellado. Eran los años de apogeo de la casa de comidas, Lorenzo Díaz pone en boca de Esteban la información siguiente. 
Aquello era una rueda sin fin: comida por el mediodía, por la tarde la tuna con la tortilla para estudiantes, y luego "Madrid, la nuit"  con todos los turistas que nos traía Meliá y que Lucio se encargaba de enseñarles los salones del Mesón y por cinco pesetas los paseaba por el local y les servíamos un vaso de vino o de sangría. Además el guapetón de Lucio les colocaba la jarrita y estos le arreaban su buena propina Todavía me suena el sonsonete de Lucio diciendo: "el pabellón de los muñecos, el salón de Primo de Rivera, el comedor de los pellejos, la trastienda...", cada sitio tenía su nombre. [...] ¡Qué talento el de Doña Petra! Empezábamos a las nueve de la mañana y hasta que se acababa. Era un trabajo que no n os agobiaba porque disfrutábamos como cosacos.
Los cosacos disfrutaban bebiendo, fumando, mintiendo y otros vicios, pero no trabajando, preferían guerrear. El talento de Petra era más bien buena suerte, disponer de contactos, por lo general a través de su marido.  

Aquí Dativo de Andrés al frente del mostrador de la taberna
 
Era Dativo paisano de su jefe, y acaso esto contribuía a la simpatía existente entre ellos y que luego se extendió a la hija; en cuanto a ésta pude percibirlo. Quiero recordar de mi niñez que mi padre, que no era nada tabernario, ni amigo de figones, le apreciaba. Mi padre había nacido imprevisiblemente en Santa María de Nieva por aferrarse mi abuela a asistir a las fiestas a sus fiestas locales, era natural de esta localidad como asimismo mi abuelo. Segoviano, pues, y no madrileño por error de cálculo. Dativo era de Etreros, lugar que no puede ignorar ningún amante de Clío porque en él estuvo confinado el guerrillero don Julián Sánchez, por Fernando VII, el Rey Felón, junto con su segunda esposa, doña Juana Valverde Gandadillas, muriendo dos hijos, y en octubre de 1832 él, tras manifestar su deseo de ser enterrado en la ermita del Cristo de los Afligidos, lo que así se cumplió hasta que, contradiciendo su voluntad, fue exhumado en febrero de 1980 y llevado a Ciudad Rodrigo. A los pocos meses de su muerte, su viuda se trasladó a Cantabria a vivir con su hermana. 

Pero aquí y ahora lo que en primer lugar nos interesa es la muerte del citado torroncho, tal el nombre gentilicio de los nativos de Etreros.. Ya quedó dicho el cómo; en cuando al cuándo, fue el 30 de marzo de 1970. Dejó dos hijos, llamados Teresa y Antonio.               
Dativo es el de la derecha y se encuentra en grupo de familia

 en 1961
Aquí en Etreros con sus hermanos, pero por los años transcurridos... Bien dice el emperador romano, filósofo, Marco Aurelio, '¡Cuántas personas con quienes había entrado en este mundo han desaparecido ya! 
 
'Casa Lucio' redimió la penuria de la Casa de Comidas del Segoviano.

Ya he dicho que Petra no escatimaba trabajo por duro que fuere en defensa de sus negocios, pero invertir dinero en su conservación o mejora es otra cosa; en ello se cerraba en  banda. Según refiere Joaquín Merino.
Doña Petra me recordó en más de una ocasión cómo su madre, en la acera de Cava Baja, hacía cocidos a peseta para los señoritos y a un real para menestrales y cazurros que visitaban la Posada. Claro que eso era al principios de siglo, cuando burros, acémilas y tartanas pululaban por Madrid.
También se evocar a ella en cuanto que no rehuía lavar ropa en un barreño, siguiendo atendiendo la posada, 'que no había sufrido cambio alguno de las del Siglo de Oro que 'recogían a trajinantes, arrieros  y pícaros de menguado zurrón y olla'. 

Se repite la inhibición
Su hijo fue muy ingrato con ella. Nunca lo había mezclado con esta supuesta ordinariez y vivió en una burbuja. Ella era muy expresiva y cada vez que me veía me llamaba "guapo" o "rico" y eso parece que no le gustaba al hijo, que se había criado más en el refinamiento.
No había, evidentemente, voluntad por parte del hijo de que su madre continuara, ya mayor, trabajado en sus  negocios. Y en cuanto a ayudarla, ya dejo dicho que se negaba a ello padre e hijo, ¿pero lo deseaba ella? En cuanto a éste, como vemos manifiesta  x x  que 'nunca lo había mezclado con esta supuesta ordinariez y vivió en una burbuja'.  
Doña Petra sufrió un tirón de bolso y estuvo hospitalizada por las secuelas de la heridas una temporada. [...] El hijo no estaba interesado en esto y creo que vio el cielo abierto cuando Lucio se quedó con el Mesón Lo de doña Petra fue un museo irrepetible, continuación de los madrileños principios de siglo. Absolutamente galdosiano, era como una novela de don Benito: olía a cocido el entorno, los gatos, las mozas mesoneras, rollizas y turgentes.. Había ratas, hacía frío, por eso fue providencial que Lucio tirase de aquello, porque si no se hubiese caído, hubiera desaparecido todo.  
Exacta la comparación, exceptuando las mozas mesoneras, rollizas y turgentes, que siempre faltaron. La falta de atención, acogida, cuidado,  de su hijo en las referidas actividades emanaba, ya lo dije, del padre. En cuanto a la clase social había gran heterogeneidad en el matrimonio, y unidos padre e hijo no podían acomodarse a una actividad que, no dejando de ser digna, carece de relevante cualidad social. No tiene, por supuesto, otro brillo que el de la ganancia material, económica, que proporcione. Ello no quiere decir que no sea loable todo trabajo bien hecho, aunque sea el del barrendero. Disiento de que se pueda  catalogar al arquitecto Juan Fernández del Pino González de ingrato con su madre por no prestarle ayuda en las tareas de la posada y de la casa de comidas en los ratos libres que tuviera. Y en esta línea de criterio no entiendo que Lucio hable de que sus hijos tienen estudios universitarios pero se dedican a trabajar con él . En todo caso cuenta abismal distancia de nacimiento que va de Fernández del Pino Pozueta a Lucio Blázquez. 

No se le puede negar a este serrano de humilde extracción que tras chico para todo se hizo un buen cocinero, un buen tabernera y camarero, como tal su anhelo había de cifrarse en establecerse, tener restaurante y/o taberna. Lo ha conseguido, y a esta satisfacción puede aunar el tener a gala haber transformado radicalmente el establecimiento restaurante de Santiago González 'El Segoviano', luego de su hija  sucesora. Desaparecieron los treinta o cuarenta braseros, se instaló calefacción, se saneo, se reparó y se hizo confortable el local, en el que también había de cambiarse, y se cambió, el  mobiliario, igualmente el servicio de mesa, o sea, cubertería, vajilla y demás. 

Lucio expone de modo tajante, concluyente,  la redención, rescate, salvación, que hizo del local:
Cuando tiré el Mesón del Segoviano mucha gente pensó que era un disparate, pero si no hago la obra se lo comen las ratas. La casa tiene hierro para sostener toda la calle. Pensaba gastarme tres millones y me costó trece.¡Una ruina!
La Posada no tuvo un salvador, sino un demoledor. 

Lorenzo Díaz introduce múltiples opiniones del gourmet,.gastrónomo de paladar exquisito -no sé si gourmand,, o glotón-, cita a Joaquín Merino (1927-2011) opinando sobre doña Petra; paremos mientes en estas líneas:
A veces todo era un disparate. Recuerdo que después de hacerle una entrevista en Radio Nacional de España intentaba darme quinientas pesetas por haberla llevado al programa. En Nochebuena me obsequiaba con una horrorosa tarta de Viena Capellanes, que no había cristiano que le hincara el diente. Y no olvidaré esa escena de Cuentos de Navidad de Dickens, cómo en esas fechas sonaba el timbre y cómo y cómo un hada madrina depositaba en el zaguán de la casa una tarta. Era doña Petra, y eso lo hacía año tras año. 
(Creo yo que si la tarta que le enviaba era de Viena Capellanes no sería tan mala). Se lamenta seguidamente, en contraste humanitario y sentimental, de la desaparición de la posada. Lo expone así 
Y ahora cuando veo el desaguisado que han hecho con esa maravillosa corrala que atesoraba siglos de historia, cuando además pasaba por allí la muralla de Madrid, los maldigo una y otra vez. Creo que en todo ese "fregao" está metido Ramón Tamames, en esa reconversión en pisos de la posada de San Pedro.
Evidentemente es lamentable, deplorable, triste, amargo, penoso, lo que denomina de desaguisado. Es, lo corroboro, disparatado, desatinado, desconcertado, todo sinónimo de ello, pero ya sabemos que 'la política no tiene entrañas', y el negocio tampoco. 

Al insertar Lorenzo Díaz, ap. 'Lucio, historia de un tabernero', lineas de Juan Antonio Cabezas nos hace leer en ellas.
Este Segoviano era hombre que entendía el negocio y prosperó con su posada a la que comunicó su popularidad. Hoy, el Mesón del Segoviano con el curioso restaurante o Las Cuevas del mismo nombre, decorado por un pintor loco hace treinta o cuarenta años, constituye uno de los lugares de Madrid más cargado de folklore turístico. En el zaguán, junto con los letreros característicos de "habitación del mozo", "Cocina del Mesón", "Jaula para fieras" (hasta eso tenía el mesón) y los versos que empiezan: ¡Oh, Mesón del Segoviano, / qué gratos recuerdos guardas!, está colgada una lápida que recuerda aquel acto literario.
Sí, es el que inicia este escrito. ¿Quién el pintor loco a que se hace referencia? Juan Antonio Cabezas le llama 'loco', y Antonio Pasies Monfort y María Rosario Giménez en sus respectivos blogs le reputan como un pintor arbitrario y absurdo, y sin embargo de un raro interés turbador. Fue un soñador, si no para un pueblo, para una posada..Él la adornó pictóricamente y, asimismo, los del local de enfrente. Era Arturo Ortiz Aguacil un bohemio de vida truncada, se consideraba un genio incomprendido y confiaba en que la posteridad le haría justicia. Refería que había viajado por todo el mundo. A pesar de todo ello y de ser discípulo de Antonio Muñoz Degrain y haber estado pensionado en Roma, hubo de anclar en la Posada del Segoviano de 1921 a 1929 en que falleció. Se apunta en el blog que dejó inacabado el cuadro titulado 'La muerte de Buda'. También empezó a pintar Ortiz Aguacil, recuerdo a estos señores del blog, el techo entrevigado, que igualmente fue acabado por otro artista de similar perfil en cuanto tal: Antonio Ayllón, que también realizó varios cuadros. ¿Qué beneficio crematístico percibieron uno y otro artista de Santiago González? Cama y comidas, y pare usted de contar. La posteridad les ha pagado peor, haciendo desaparecer gran parte de esta obra. 

Notorio es que la Política no respeta la Historia y el Arte; Mercurio, dios del comercio -también de los ladrones- tampoco. Y la posada se fue a pique con el derribo de la finca. ¡Como tanta historia de Madrid  se cargó la piqueta! Se borró el camino, se borró la senda. De alguna manera hay que volver al recuerdo de Antonio Machado, concretamente a esta composición incluida en sus 'Proverbios y cantares': 

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más. 
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en el mar.     .                 


A mí copropietaria la parca Atropos le evitó ver este "fregao" -o fregado-, cortó con sus tijeras el hilo de su vida en 1987. Su hijo y yo nos vimos obligados a vender la finca a finales de 1989 a la "Constructora Desarrollo Agrario, Industrial y Urbano, S. A.", relacionada con la empresa PROCYRSA que era propiedad in illo tempore del concejal del Ayuntamiento de Madrid, Ramón Tamames. Al siguiente año declaración en ruina e ipso facto son desalojados los inquilinos. 

Al ser derruida la finca no se hizo a beneficio de los inquilinos, concederles más confortables viviendas, nada de esto, aunque de socialistas se tratase, sino meramente para desmesurado enriquecimiento del nuevo propietario.  Se construyó una nueva finca, y las viviendas del nuevo edificio, como en general las de la Cava Baja -renovada-, se vendían o alquilaban a precios exorbitantes. Se adoptó también la nueva modalidad del apartamento . Piso y/o apartamento amueblado para mayor explotación. Que constituye, dicho sea subrayándolo, verdadero abuso, exageración, extralimitación, engaño, injusticia. Implica esquilmar, empobrecer,  a una inmensa mayoría de ciudadanos   Ya dijo Balzac que 'detrás de cada gran fortuna hay un crimen'. ¿Cómo concebir que en 'la' Cava Baja el precio  mínimo del alquiler de un piso sea de mil y pico euros? 

Epílogo. 

En este artículo bipartito he tratado de reconstruir el Mesón del Segoviano, dicho sea en la segunda acepción de la palabra dada por el DAE: 'Unir, allegar, evocar recuerdos o ideas para completar el conocimiento de un hecho o el concepto de algo'. Ni que decir tiene que el espacio de un artículo, y, por otra parte, el estar adscrito al tema, no me permite efectuarlo exhaustivamente. Flecos quedan; quizá decida en algún momento crear algún artículo, más, deseoso en primer lugar que mí exposición sea del agrado de de estos dos autores a que he hecho alusión tan atraídos y documentados en la historia de la villa de Madrid. M. R. Giménez me comunicó: 'Buen comentario, Manuel, Muchísimas gracias por los interesantes datos aportados./ Me permito recordarle la dirección de mí canal de vídeos. / Un saludo y estaremos en contacto'. 

Mi contestación en su blog fue: 'Celebro su respuesta. Estoy muy atraído por su trabajo en la Red; ya lo comprobará al publicar en mí blog -Manuel López Peralta- mí artículo en torno al tema de su especialidad. Su blog es una fuente súper interesante en cuanto a su temática y con amplia base bibliográfica. Deseo que contemos también por correo electrónico. | Me hallo a su disposición. Reciba un cordial saludo'. 
  

No hay comentarios:

Publicar un comentario