sábado, 6 de abril de 2019

Acerca de la Posada de 'El Segoviano' y de la Casa Comidas de 'El Segoviano', en Madrid. (Primera parte)

Empezaré por dilucidar lo de Mesón del Segoviano, y puesto que la palabra mesón tiene dos acepciones: 1. Establecimiento típico, donde se sirve comidas y bebidas. 2. Hospedaje público donde por dinero se daba albergue a viajeros, caballerías y carruajes'. Esta función segunda es la que tenía el Mesón del Segoviano, lo de servir comidas y bebidas era la de la Casa de Comidas era en la Casa Comidas, negocio que Santiago González afrontó años después. Cristina Fernández Charlez, en su blog, artículo 'sobre la Cava Baja y sus posadas, publicado el 6 de septiembre de 2014, señala la confusión a que lleva el cambio de numeración en dicha calle. A ello le he sugerido que no existe He aquí el comentario que le he hecho.

Cierto que la numeración de las casas cambió, pero hay que tener en cuenta que no se trata de una finca urbana sino de dos: Una donde estuvo ubicada la posada; otra que fue 'Casa de Comidas', ambos negocios llevados por Santiago González 'El Segoviano', luego por su hija Petra -habían muerto un hijo y otra hija- hasta que la ancianidad se lo impidió.
El negocio de la Casa de Comidas es en donde se generó el porvenir de Lucio, que nunca tuvo que ver en la posada. Ésta estuvo en el 28 de la calle, luego 30. Lo que pasó a ser 'Casa Lucio' es, últimamente, el número 35, o sea, la posada en los pares y el restaurante en los impares.
En mi blog pasaré próximamente a ampliar datos y clarificar errores vertidos sobre el tema., pues tuve intereses comunes con Petra González Piquero y hubo amistad entre ambas familias. Fuimos también vecinos en la finca de la posada.
Por si quiere contactar conmigo, mi correo electrónico es: - - -.

No solamente no ha contestado, ha obviado que aparezca mi opinión. No así el autor del blog 'Antiguos cafés de Madrid y otras cosas de la villa', aquí sí ha salido mí comentario, así como constituye el venero de mi contacto en toda su extensión con la mejor información existente en la Red en cuanto a lo que constituye el título de su blog. 


Las posadas en Madrid no solo estaban en la calle Cava Baja.

Cuando en la biografía de 'José Echegaray (el madrileño tres veces famoso), de Martínez Olmedilla, en la que estudia la cuarta y última parte del siglo XIX habla de hospedajes, restaurantes y cafés, tras citar algún hostal y finalmente la fonda de 'Los leones de oro', en la calle del Carmen, y la Posada del Peine, en la de Posta. continúa:

Había desaparecido la fonda románica de Genieys (calle de la Reina) y la Española, fundada por Perote y Lopresti, en la calle de la Abada. Lo demás eran mesones, como el del Segoviano y el del Dragón, en la Cava Baja; los de la Acemilería, del Soldado, de la Herradura, de Torrecilla y de Ursola, calle de Toledo; el de los Huevos, en la Concepción Jerónima; el de la Maragatería, calle de Segovia, y el de Cádiz, en la plaza de la Cebada: todos para trajinantes pueblerinos.

Evidentemente no solo había posadas en la Cava Baja, que, no obstante, ha quedado como representativa de esta clase de hospedaje para arrieros, éstos requerían también hospedaje para la caballería, y la Posada de San Pedro disponía de una gran cuadra y de un amplio zaguán y patio.

 

Santiago González Gómez acabó el siglo XIX e inició el XX como arrendatario del pequeño bar situado en el número 2 de Cava Baja esquina a la plaza de Puerta Cerrada, hoy llamado 'La Terraza'. De aquí pasó al número 41 de dicha calle (hoy 35) cogiendo el traspaso del local por cien pesetas. En 1907 lo efectuó de la posada de San Pedro por quinientas pesetas. En una parte del local de la 'Casa de Comidas' puso tienda de compra-venta, prendería, la cual hizo desaparecer su hija al seguir ella los negocios.

Santiago González (a) 'El Segoviano' procedía de Castillejo de Mosleón, correspondiente a la cabeza de partido de Sepúlveda, pueblecito, aquél, dedicado a la lana, al pastoreo, donde había sido pastor. En Madrid antes que tabernero había sido panadero. Su mujer, Petra Piquero, era de Nava de la Asunción (Segovia) y sintiéndose muy atraída por la cocina tuvo en ella una buena colaboradora. En Madrid tuvieron tres hijo: Miguel, que murió muy joven, iba a la Escuela de Comercio y ayudaba a su padre, enfermando, según referencia que tengo, quizá a causa de cobrar las sacas que había en la cuadra para dormir personas muy pobres. Isidra que llegó a casarse, no tuvo hijos en su matrimonio de corta duración por divorcio, y murió después de la guerra civil al poco de su padre. Sobrevivió, pues, Petra, casada y con un hijo de su matrimonio Ella, que no los tres, continuó al frente de la posada y de la casa de comidas. Como expone Lorenzo Díaz, en 'LUCIO - Historia de un tabernero -', poniéndolo en boca de otro chico para todo, Esteban.

Doña Petra no nos dejó pasar hambre y aunque no comíamos lo de los clientes no faltaba la buena manduca: ¡qué ricas estaban las asadurillas y las cabezas de cordero! Para Lucio y para mí esta venerable mujer fue mucho más que una madre. Su hijo estuvo siempre al margen y se inhibió de lo que era negocio. Lo mismo que don Juan, el esposo de doña Petra, comía y cenaba allí pero luego se iba.

El hecho de que su marido no tuviera a bien ponerse la chaquetilla para actuar de camarero, ni realizar en la taberna o en la posada trabajo alguno material no significa que dejara de prestar a su cónyuge ayuda mental, ayudarle administrativamente. Decir que se inhibía es mucho decir. Como Lucio, también Esteban se estableció, 'Casa Esteban' está en el número 36 de la calle.

Residió el matrimonio y el hijo, luego Petra viuda con el hijo hasta que éste se casó, en Cava Baja, 30, primero izquierda -el que suscribe vivía en el segundo derecha- y ella siguió hasta su muerte con este domicilio. Recuerdo que en el pasillo sendas grandes fotografías, de igual tamaño e iguales marcos, de su padre y de su madre. Su marido era un oficinista del Consorcio de la Panadería de Madrid, y el hijo se hizo arquitecto y, aunque no abrió taller para dedicarse a la construcción, ocupó como tal un cargo en el Colegio de Arquitectos, de Madrid. Se casó al poco tiempo de la muerte de su padre a quien no muy mayor sorprendió la grave patología de leucemia.

Esta finca de Cava Baja, 28 | 30 no solamente contaba como local de negocio: la posada, también tenía una tienda de ultramarinos que hasta la guerra tuvo alquilada un tal Paulino Rayo, y tras la misma Daniel Salinero, que arraigaría en la Cava Baja al casarse con la hija de un comerciante en la misma, con tienda de porcelana de Talavera. En el patio de la finca del 30 partían tres escaleras de pisos interiores y había tres locales de tipo almacén, y alquiló Salinero uno de ellos para tostar cacahuetes. Traficando con éstos y dado la beneficiosa época para los tenderos de ultramarinos llegó a ser un parvenu. También se introdujo en la hostelería. No tuvo hijos, se quedó viudo y los beneficiarios serían sus sobrinos.

Mucho ha cambiado la Cava Baja del fin del siglo pasado a lo que va de este; desaparecieron las industrias artesanas de tonelería, colchonería, espartería. Recuerdo también la imprenta comercial que había en el número 27 de larga vida, en generación de padre a hijo, donde se editaba aquella hoja de 'La goleada', los días de fútbol, dando los resultados de los partidos. Esta finca que adquirió en vida del marido Petra González supongo será propiedad de su hijo como, asimismo, adquirió la del el 35 donde tenía la casa de comidas a la que ha sucedido 'Casa Lucio'. Este local de la imprenta comercial se ha transformado en galería de arte contemporáneo figurativo. 'Cava gallery Baja' Ambas fincas será del hijo de Petra caso de vivir, o de sus hijas herederas. Con motivo de vernos obligados a vender nuestra finca de Cava Baja, 30, y otras vicisitudes surgidas -en cuanto a mí- perdí el contacto con él. Y con la Cava Baja, que ya me resultaría agridulce.


La muerte de la hija 'El Segoviano' y de la finca de la Posada de San Pedro.

Como las cosas humanas no sean eternas, yendo siempre
en declinación de sus principios hasta llegar a su último
fin, especialmente la vida de los hombres, y como la de
Don Quijote no tuviese privilegio del Cielo para detener
el curso de la suya, llegó su fin y acabamiento cuando
menos lo pensaba. (Cervantes).


Petra González deja la Casa de Comidas en 1974, mas no la posada, estuvo al frente de este negocio hasta su muerte en 1987. algún año después moriría también la posada y la finca urbana. 'Todo es mortal', según las últimas palabras de Bécquer. Al deshacer su hijo domicilio que tuvieron y en el que finalmente se vio sola su madre, ¿se llevaría las fotografías, ya indicadas, de sus abuelos maternos? Se quedaría con lo que tuviera algún valor material; tengo entendido que hizo una almoneda.

Conozco la sepultura de Santiago González, su mujer e hijos en la Sacramenta de San José y San Lorenzo, y aquí, y en la misma sepultura, quiso siempre Petra (q. e. p. d.) ser enterrada, pero estándolo el marido en el cementerio de la Almudena optó el hijo por inhumarla con él. Relata refero, refiero lo que he oído, lo desconozco de visu, ya que yo hallándome por aquel entonces ausente de Madrid no pude asistir al entierro.


Estuvo la hija de S. González unos cuarenta y cinco años llevando los negocios que dejó su padre, pues éste falleció en 1942. Puede verse en esta fotografía anexo a la posada -tiene también entrada por el zaguán- la portada de un establecimiento en que puede leerse: Mesón del Segoviano - Restaurante Cava Baja 35. Este local que en vida del padre le explotaba como bar fue clausurado enseguida por ella.

Seguiré hablando de las glorias y miserias del 'Mesón del Segoviano' -ya Ramón Gómez de la Serna, ya el mismo Santiago González, le quitó el nombre a (de) San Pedro- y de su 'Casa de Comidas' , que así la llamaron siempre padre e hija.

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