sábado, 19 de mayo de 2018

Un libro más comentado que leído, al menos detenidamente, y que ha de digerirse sin tendenciosidad. - Fragmentos claves del mismo. ( I )

'Adiós Princesa' no es ningún libelo, en cuanto a escrito en el que se denigra e infama a alguien o algo. No habla David Rocasolano denigrando a su prima materna, se limita a exponer su etopeya, o sea, a describir el carácter, índole y costumbres de ella. lo que de bueno y de malo tiene como cualquier otra persona del origen y linaje que fuere. Lamenta, esto sí y grandemente, el cambio que experimentó tras el logro de su cuento de hadas. No existe, quiero rematar, un ataque sistemático contra alguien de su familia, sino mención de lo que cada uno, tanto en los Ortiz como en los Rocasolano, tiene de positivo y de negativo en él y en las circunstancias de su vida; en definitiva, no hay panegírico ni libelo. hay ecuanimidad y verdad. Las amargas que afectan a su prima las demuestra documentalmente.  Reafirmado esto, diré de entrada que lamenta el engreimiento y dominio dictatorial a que, referente a la familia ha llegado su pariente, lo que ha causado distanciamientos en el seno de la misma. No soportando él tal dominio autoritario, determinó decirle: 'Adiós Princesa'.

La obra tiene esta dedicatoria: 'Para mis hijos, por si algún día este libro les ayuda a comprender cuánta hipocresía sustentan algunas historias de amor y de Estado. / Para Erika'. 

La institución de la Monarquía. 

La realeza no es más que una enorme ruina
que se derrumbará a la primera tormenta. 
     - archiduque Rodolfo de Habsburgo -  

Además de ruinosa para un país por lo costosa que resulta económicamente -hay que tener a cuerpo de rey no solo a éste sino a toda su familia-, es también quiebra, decadencia, destrucción en otros aspectos y valores. Aunque refractario a la monarquía, no hay nada nuevo en su criterio sobre la misma. 

Con referencia a los monarcas que hemos conocido, y él, natural y lógicamente ha tratado de cerca, habla bastante mejor de su primo político, Felipe VI, que del rey emérito. 
Cuando conoces alguien así, del que has leído cientos en cosas en todo tipo de publicaciones, siempre te pica una cierta curiosidad malsana para confirmar si la prensa especializada en realeza se inventa la mitad de las historias, como pude comprobar, o no. / -- Oye, Felipe. ¿Y tú, de verdad, eres del Atleti?. --Que va. Eso es un sambenito que me han puesto. Pero a mí me da igual. No me  gusta nada el fútbol. [...] Acabé comprobando que es cierto. No conoce el nombre de ningún jugador. Ni creo distinga la liga de la copa.
Expone Rocasolano literalmente: Yo, aparte de  simpatía por él, sentía cierta fascinación por conocer cómo había sido su formación académica, militar, vital. Y lo bombardeaba a pregunta. El dialogo que sigue enaltece al entonces príncipe:
-- Bueno, sí,. Pero no te creas que he hecho tanta cosas. Yo no he hecho la carrera militar, o las demás carreras, como las hace cualquiera.
-- Bueno, pero algo de idea tendrás. Eres licenciado en Derecho y Económicas. 
  -- No, hombre. Pero no es lo mismo que en tu caso, por ejemplo. Yo tenía un tutor para cada cosa. Tampoco haces exactamente la carrera. Te centran en asuntos puntuales que tienes que conocer. Por ejemplo, Derecho Internacional Público... Yo no estaría capacitado para ejercer de abogado ni para dar ninguna clase de economía a nadie. 
A continuación de esta conversación manifiesta su interlocutor que se le puede considerar una persona culta: Aclara: No hablo de cultura libresca, ya que no es nada aficionado a la lectura. dice. Lo basa en sus experiencias, viajes, etcétera. 

En cuanto al noviazgo de su prima con el príncipe Felipe su escepticismo fue insuperable.
Letizia nos empezó a hablar de un misterioso diplomático llamado Juan con el que mantenía una relación. Un tío importante del que no podía desvelar la identidad. A veces nos informaba vagamente de que había pasado el fin de semana con él en Lausana. O en Chipre. O en Nueva York. 
Poco después reveló a su primo y a la pareja de éste la verdad, porque les quería conocer.David no acaba de creerlo y su incredulidad se la expone crudamente a - 'Pues eso. Le va a echar unos polvos y adiós cristiana. Pero no; aparte los anticipos matrimoniales de mayor cuantía, terminó en Palacio, primero en el del príncipe heredero, después ocupando el trono con él. 

Nada agradable la vida en Palacio ni 'El Campechano'. :

En más de un lugar del libro comenta la vaciedad de las conversaciones de Palacio. 'Jamás se habla -escribe- de política en Palacio. [...] Sospecho incluso que, en sus conversaciones a solas, Letizia y Felipe jamás se refieren a estos temas.. En primer lugar, porque a Letizia nunca le ha interesado la política.. Ni siquiera creo que la comprenda. Su discurso, en este sentido,, fue desde siempre bastante impropio de una persona que se dedica a la profesión periodística. Se limitaba a generalizar y a decir los tópicos habituales: que todos los políticos, del color que sean, están ahí sencillamente para chupar del bote. Que los Sindicatos viven de la jeta y de la subvención... Y extendía esta idea, cómo no, a los miembros de la Casa Real. Hasta que conoció a Felipe, por supuesto'. 

El rey emérito le resulta menos agradable, declara sin ambages que El rey es un mal educado. El rey pasa de todo.  Escribe seguidamente:  
He leído y escuchado en muchos sitios que Juan Carlos mantiene una relación poco cordial con Letizia. Que se llevan mal, en resumen. Yo no lo percibí nunca así. El trato que el rey le dispensa a Letizia es parecido al que le ofrece a Sofía, a sus hijos o a sus nietos. En las numerosas ocasiones en las que los he observado, jamás he visto de Juan Carlos un gesto de cariño  o afecto hacia su hijo. Ni hacia nadie. Juan Carlos trata a todo el mundo por igual, no debe ser clasista, con una indiferencia y un desdén tan palpables que impresionan Como si estuviera por encima del bien y del mal y de nosotros. Como una deidad a un insecto. Da la impresión de que se ha creído su papel , de que ha interiorizado que que es un ser superior que merece el vasallaje, y va por la vida luciendo una displicencia absoluta, un desinterés indisimulado hacia todo lo que no sea él. Letizia lo asume y le llama majestad. Yo me limitaba a tratarle de usted . Las palabras majestad o alteza me resultan malsonantes. 
Más adelante perfila la pintura con estas líneas:
Pero, evidentemente, Juan Carlos no es una persona brillante. Nunca le he escuchado hablar en profundidad de ningún tema. Su discurso se limita al chascarrillo . A la ocurrencia banal. [...] Jamás he visto al rey, ni a cualquier otro miembro de la familia real, con un libro en la mano. 
El subrayado es mío, bien vale la pena, y en verdad que es de pena, tener que leer esto, que ello sea cierto, ya algún otro ha asegurado que el don Juan Carlos no ha leído un libro en toda su vida. 

¿Es amable, sencillo, llano, cordial, don Juan Carlos? Ya vemos que no, según el autor. No obstante es denominado El Campechano. A tal adjudicación escribe, en  'Pieza 25', Pilar Urbano. .
No es precisamente ese tipo campechano y simpático que la gente creía. ¡Ni hablar!. Las bromas podía gastarlas él, , no tú; y había que andarse con tiento para llevarle la contraria. De puertas adentro, el Rey era un señor geñudo, pagado de sí mismo, egoísta y mandón, un capitán general de ordeno y mando, déspota con el servicio, sin distinguir entre camareros, chóferes, ayudante de cámara, edecanes civiles o ayudantes militares de alta graduación. De humor cambiante, un día eufórico, y otro día irritable. Despectivo y hasta grosero a veces, con la Reina. Y con un ego de rey que ni su hijo Felipe lo aguantaba.       

Tan imparcíal es nuestro autor  que no  vacila en romper un elogio de tinte cortesano a su prima. 
Uno de los mitos más divertidos que ha ideado la prensa lacaya sobre mi prima es el de la voraz lectora. Mi prima no ha leído jamás otra cosa que periódicos, algún best-seler o los libros que le obligaron a leer en el colegio y en la facultad. Durante el tiempo que yo trabajé en una conocida firma editorial, era frecuente que le regalara algún clásico ruso, recuerdo 'Guerra y Paz' o alguna reedición lujosa de literatura americana. Digo lujosa porque yo era consciente de que el libro iba a ir directamente como adorno a una estantería, ya que a Letizia jamás la iba a arrebatar el impulso de leerlo. 
Otro de los mitos, alude, es el de los Ortiz-Solano multiculturales y conocedores de idiomas, y aclara que el elegir Letizia el país de México para hacer un doctorado, que nunca terminó, fue debido al idioma. 

Doña Letizia cuando era la la Sra. Guerrero.

De toda la familia real y de la ellos plebeyos del que mejor habla es de Alonso Guerrero, primer marido de Leizia, nos informa a la edad de diecisiete a dieciocho años inicio su prima el noviazgo con el él, que tenía unos treinta. Era profesor de Literatura en el instituto Ramiro de Maeztu, de Madrid, y textualmente escribe: 
Y no me extraña que se quedase fascinada por aquel tío, Alonso es un erudito, un letra-herido. Creo que no he conocido jamás a nadie con una cultura tan vasta y de tanta hondura. [...] El único de todos nosotros que podía, y más o menos, mantener una conversación a nivel de Alonso, era el tío Chus. Y aun así, en evidente inferioridad de condiciones. [...] Anticlerical furibundo, no se cómo valorará la conversión al catolicismo más purpurino de su ex mujer Letizia. Presiento que con una ironía distante.[...] Su noviazgo duró casi diez años, pero estuvo jalonado de innumerables rupturas. Vivían juntos, se separaban, se volvían a reconciliar, se daban tiempo...
Ella se fue a México y al volver... Continuemos leyendo.
no tardó mucho en regresar con Alonso. Se compraron un piso en la calle Madrid, continuaron su extraña y desigual relación maestro/alumna y, en el verano de 1998, nos anunciaron su boda. Como todo el mundo sabe, se casaron por lo civil en Almendralejo . Y, como ya he contado antes, ese día algunos miembros de la familia nos enteramos de que Chus había decidido separarse de Paloma. Una boda agridulce. 
A letizia la separación de sus padres la resultó muy dolorosa, lo que no fue óbice para tomar ella la misma iniciativa con Alonso que su padre había tomado contra su madre. David Rocasolano lo refiere así:
Chus presentó demanda de separación, con la aceptación de Paloma, el 16 de febrero de 1999 en el Juzgado de Primera instancia e Instrucción número 2 de Arganda. El mismo Juzgado en el que Letizia y Alonso presentarían la suya el 19 de octubre de del año 2000  
Presenta el libro la mentira que se propagó referente a los documentos de Letizia al exponer:
De aquellos papeles, su sentencia de separación y divorcio, su convenio, su certificado de matrimonio, jamás se entregó copia a nadie, ni se guardaron en una caja fuerte bajo ninguna llave. Ni el CNI, o el CSI, pidió copia alguna,, ni ningún agente 007, al servicio de ce su majestad, intervino para solicitármelos.. Cuánto ridículo debe sentir algún periodista y afamado investigador leyendo estas palabras. Todos aquellos papeles siempre estuvieron custodiados en una caja archivadora de un sótano, protegidos por un candado de cinco euros, muy cercano a la plaza Marqués de Salamanca. De la misma manera que los papeles de muchos de mis clientes.
 Inconvenientes para la segunda boda de su prima. 

Se quebranta en España, que no en algún otro país, los cánones de la monarquía en cuanto a bodas reales. Por ejemplo, en Noruega el actual monarca, Harald V, rompió, siendo príncipe, la proyectada boda con doña Sofía de Grecia para casarse con  Sonia Haraldsen, hallándose dispuesto si no se le permitía esta boda morganática a renunciar al trono,. El hijo de ambos, el príncipe Haakon Magnus se casó también con una chica no de sangre azul  y, lo que es peor en las normas monárquicas, con un turbio pasado. Mette-Marit aportó a su matrimonio con el príncipe un hijo de soltera que tuvo con su primer novio Morten Borg, llamado Marius Borg, y con su marido tiene a Alejandra y a Svene Magnus. (Sobre todos ellos ya he tratado en algún artículo anterior). Veamos lo que ad pedem literae, al pie de la letra, dice Rocasolano.
De todos es sabido que Juan Carlos y Sofía se opusieron frontalmente, desde el principio, a que Felipe se casara con una divorciada. Y solo la amenaza firme de Felipe, dispuesto a renunciar a la sucesión para casarse, logró que Letizia acabara en Palacio O eso es lo que se ha contado. Pero ahora estábamos hablando de un aborto, de la Iglesia, de Rouco Varela. 
Letizia siempre acudía a su primo para asuntos familiares, mas en esta ocasión lo efectuó con ansiedad, y no dejó de ser deus ex machina, Le telefoneó para citarle, porque se trataba de algo -le expuso- muy íntimo, acudió y se encontró con Felipe y ella. Se trataba del aborto voluntario que hacía un año le habían practicado en la clínica Dator, de Madrid,. Ambos le urgieron  a encargarse de hacer desaparecer la documentación referente a tal intervención. Aceptó tratar de hacer el 'milagro' que le pidieron, a pesar de lo que tenía de engorro y arriesgado. Porque a su parecer.
En cierto modo Felipe estaba traicionando al rey y a la reina. Ocultando unos hecho que, si en el futuro salían a la luz, podían complicar la sucesión. Estábamos dando un pequeño golpe de Estado íntimo y muy arriesgado. No, no me sentía nada cómodo. / Don Felipe de Borbón carecía de personas de su total confianza a las que encomendar un asunto así. 
Supone que el padre fue el periodista David Tejera, ex novio de ella, con el que comparte buenas relaciones y piensa que nunca hubiera hecho revelación de ello contra su prima, pero nada le dice. 'Tiempo después -escribe- supe que Letizia había actuado a espaladas de David, a quien nunca confesó su embarazo.  

Refiere el autor cómo realizó tan delicada y expuesta gestión y lo pendiente que de la misma estaba Letizia, telefoneándole a diario, Y la última llamada: 
-- Gracias, David, -suspiró aliviada-. No sabes cuánto te lo agradecemos- el plural que utilizó me sonó ya a plural regio: <La Reina y Yo>, <Felipe y Yo> 7 -- No te preocupes, Letizia. No vemos pronto. - lo que desde luego no sabía Letizia  que yo no necesitaba plurales. Lo había hecho por ella. Sin Felipe ni príncipe.
Los amigos del príncipe.

De éstos no habla muy bien, que digamos. Los llama 'Los oligarquitos' (capítulo X) y empieza diciendo: 
Los amigos del príncipe son unos imaginarios y risueños que viven en los Mundos de Yupi. Se les conoce porque siempre están riéndose de alguien no de algo., jamás se les ve con un libro o un disco en la mano. [...] Durante todos los años en que he frecuentado sus ambientes no recuerdo jamás haber    [...] Pero quien se lleva la palma, de todos, es el famoso Coco Gómez Acebo, sobrino del rey. Es un tío esmirriado y enfermizo a causa de un tabaquismo que ya le ha obligado a varias operaciones de pulmón, y absolutamente vacío.
Narra varias de sus hazañas, que no son similares a las del Cid, ciertamente.Veamos lo que dice de la estéril vida de todos ellos.
Cuando los oligarquitas no estaban de viaje o pasando unos días donde fuera, siempre había una fiesta esa noche en casa de alguien. [...] Y tengo que recocer que que, al principio, tampoco a Patricia y a mí nos disgustaba asistir. Todo era nuevo para nosotros. Yo tenía además el aliciente de ir viendo las transformaciones de mí prima Letizia. A Telva todo aquel mundo ficticio la fascinaba. Había entrado a formar parte de él por la puerta grande y no esta dispuesta a regresar. Pero Letizia...
Presenta así el radical contraste.
Los amigos de Felipe representaban todo lo que Letizia detestaba antes. La hipocresía, la falta de compromiso, el ocio como lugar de trabajo, la más absoluta frivolidad, el desdén hacia los que no son de tu clase, el arribismo, la estupidez. Pero su capacidad de adaptación es digna de de estudio científico.
Yo le diría: 'Bueno, David, ya sabes que París bien vale una misa. Enrique IV dejó de ser hugonote y se hizo católico. Este "milagro" también se operó en Letizia al poner, como refieres, la razón de, para no reuniros a comer, que era domingo y ya sabes que a las doce voy a misa. Aquí dice su primo:
Me quedé absolutamente anonadado. "Ya sabes". Lo que yo sabía es que Letizia no había pisado una iglesia desde su bautizo. Ni siquiera el día de su primera boda. 
Lo que toca en lo burlesco es que en estas reuniones, ese día en casa de Jaime del Burgo, cenando, surgió la discusión de si es lícito o no abortar si el feto presenta malformaciones. Leamos al autor.
Preferí no intervenir. ¿Para qué? Entonces Letizia abrió la boca. Letizia habla poco cuando se suelta es un torrente  y todo el mundo se calla para paladear sus opiniones. --Yo creo que un ser, cualquier ser que te mande Dios, debe ser respetado. Si a mí mañana me hacen una amniocentesis y descubren que mí niño esta mal, es que Dios quiere que ese niño venga así al mundo. Yo no lo dudaría. Lo tendría. / Felipe la escuchaba sonriente Letizia buscó la aprobación de todos con una mirada  fugaz que no se detuvo en mí. Yo, que había recuperado los papeles de la clínica Dator, le susurré a Patricia que nos íbamos. Que se nos hacía tarde. 
Por mucho que le extrañara a David Rocasolano la salida u ocurrencia de su prima, se ha de convenir en que como princesa consorte de un Príncipe de Asturias no podía tener emitir otra opinión, 
                                                                                                                         

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